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TÍTULO II.- CONCEPTO POLÍTICO Y SUJETO HISTÓRICO

y donde se manifiesta la viabilidad de una ausencia, si esta se mantiene con una presencia sustitutiva en la que la tutela del soberano no desaparece, no para los súbditos” continúa y finaliza el párrafo “En cualquier caso, prima en ellas la preocupación por preservar la idea de un soberano que pese a no convivir con sus súbditos no por eso está ausente”219 .

El problema surge con respecto a los derechos que Cristóbal Colón había adquirido en virtud de las Capitulaciones de Santa Fe, entre los cuales era el de virrey y gobernador de las tierras que descubriera, surgiendo los inconvenientes ya conocidos con los descendientes del almirante genovés. Antecedente que también tiene su correlato en territorios andinos, ya que los primeros peninsulares también se disputaron el poder sobre estas tierras, al punto de rayar con la independencia de la monarquía austriaca, que se ve precisada a intervenir enérgicamente, no sin antes desencadenarse una guerra civil entre ellos mismos: “la corona se hallaba en la tesitura de conquistar las Indias por segunda vez sólo que si antes combatió a los indios ahora se combatiría a los españoles”220. Sin entrar a este tema, lo concreto es que para América del Sur se crearon las cuatro gobernaciones que antes hemos mencionado, sobre cuyas bases nace el Virreinato del Perú.

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Sin embargo, no resultó fácil la identificación y el sentido de pertenencia, ya que el territorio del Virreinato peruano, como todo espacio significativo, en aquel entonces de los más extensos del mundo221, comprendía diversas y varias colectividades con identidad propia, por lo que el camino de una integración recién empezaba a recorrerse, pero el conjunto de ideas antes expresadas, van dando lugar a la formación del concepto Perú.

TÍTULO II.- CONCEPTO POLÍTICO Y SUJETO HISTÓRICO

219Rivero, Manuel, La edad de oro de los virreyes: el virreinato de la Monarquía Hispánica durante los siglos XVI y XVII, 2011, 77,79. 220Cita de Francisco de Cobos que recoge Manuel Rivero Rodríguez. (Rivero, Manuel, La edad de oro de los virreyes, 95). 221 Límites del Virreinato peruano. En 1529 se crearon cuatro gobernaciones en América, la primera gobernaciones para de El Virreinato peruano fue creada por Real Cédula firmada en Barcelona el 20 de noviembre de 1542 en sustitución de la gobernación de Nueva Toledo que otorgaba a Diego de Almagro creada en 1534 que a su vez sustituyó, a las gobernaciones creadas en 1529.

Desde Pizarro hasta finalizado el siglo XVII transcurrieron casi 170 años en que, sin duda alguna, el Virreinato peruano formó parte de la Monarquía católica, que gran parte de la historiografía llama Imperio Español, conformado durante la vigencia de los Austrias222 por un conglomerado de reinos, entre los cuales destacaba, siempre como reino y nunca como colonia, como muy mal hacen en utilizar este vocablo para referirse a este arco histórico, asumiendo las categorías que la historiografía anglosajona y francesa le han atribuido a sus relaciones económicas y políticas con territorios americanos que controlaban, así como conceptos económicos, de fuerte influencia marxista, del siglo XX aplicados a realidades 200, 300 y 400 años atrás223, llegando a desconocer, o en el mejor de los casos, menospreciar la existencia de un poder político nativo expresado en la existencia de los curacas, que se manifestó en todos estos tiempos.

Volviendo al terreno que nos ocupa, no tenemos duda de que el concepto Perú, con la formación del Virreinato que lleva su nombre, cumplió con todos los requisitos para constituir un concepto lingüístico, filosófico histórico y político. Lingüísticamente el vocablo que empezó como referencia vaga, conforme van sucediendo los hechos se constituye en una idea que concibe el entendimiento de tal forma que su sola palabra hace entender su referencia. Filosóficamente, la mención a Perú implica inmediatamente una representación mental de algo objetivo. Como concepto histórico hay un conjunto de experiencias y hechos trascendentales que actúan como agentes de cambio semántico, y finalmente, político porque refleja una forma territorial de gobierno donde se ejerce poder.

222Dinastía Austria y Trastamara. La dinastía de los Habsburgo se instaló en Castilla con Carlos I sucediendo a la Dinastía Trastámara que había gobernado Castilla al fallecimiento de Pedro I en el año1369 y subir al trono Enrique de Trastámara. 223Antonio Domínguez Ortiz en su obra Granada, América. Razones de un protagonismos, en El Reino de

Granada y el Nuevo Mundo, I, Granada, Diputación Provincial, 1994, p. 30, critica fuertemente estos anacronismos: “El reproche fundamental que yo haría a los críticos, a los contestatarios es que confunden el pasado con el presente, la historia con la actualidad, y no sólo porque es inadecuada la aplicación de nuestra ideología y normas de conducta a las de otras épocas, sino porque dan a la historia ese carácter beligerante que tanto perjudica y que la hace aparecer, en el concepto de muchos, como escuela de nacionalismos peligrosos.” (Domínguez, Antonio América y la monarquía española,

Comares, Granada, 2010, 7).

Encontramos que el sentimiento de peruanidad y en general de pertenencia a los dos grandes virreinatos americanos, empieza a tomar sentido nacional a partir de la reacción frente a esta intención de la Monarquía Borbón, que ya había desplazado a los Austrias, de imponer un severo régimen político y económico, ya que legitima la idea de emanciparse del imperio español y constituir una unidad política separada, sea mediante un gobierno monárquico o republicano como fue el dilema peruano, unitario o federal como fue el dilema mexicano, pero en todo caso total y políticamente independiente, Son tiempos en que toman mucha fuerza los conceptos de Nación, Patria y Ciudadanía también con influencia de la llegada de las informaciones, ideas y concepciones liberales de la revolución francesa224 .

El resultado lo conocemos, nació la República del Perú, como unidad política propia. Aquí quiero detenerme para hacer una precisión en cuanto al manejo del concepto Perú que en el tiempo va modificando su ámbito espacial. Al principio vimos que su significado era para comprender a todo el territorio al sur de Centroamérica, por decirlo en términos generales, luego restringido al ámbito del Virreinato del Perú, que comprendía hasta corriendo el siglo XVIII225 , toda Sudamérica, con excepción de una parte del actual Brasil, que fue paulatinamente modificándose corriendo la línea de Tordesillas hacía el occidente hasta la línea marcada por el Tratado de San Ildefonso en 1777, parte de la actual Venezuela y las Guayanas, restringido luego con los desmembramientos que dieron origen a los virreinatos de Nueva Granada y de Río de la Plata, y finalmente restringido al ámbito actual de la República Peruana, pasando por las pérdidas territoriales de los siglos pasados226. Estas alteraciones territoriales son

224 Rosas, Claudia, Del trono a la guillotina. El impacto de la Revolución Francesa en el Perú (1789-1808).

Pontificia Universidad Católica del Perú-Instituto Francés de Estudios Andinos-Embajada de Francia,

Lima, 2006, 227. 225El Virreinato de Nueva Granada fue creado en 1717 por el Rey Felipe V, pero suspendido en el año 1723 y reiniciado en 1739. Estando vigente hasta 1810 en que es disuelto por los patriotas, pero se restituye en 1815 hasta 1819 en que cesa definitivamente. El Virreinato de Río de la Plata ya casi en las postrimerías del virreinato en el año 1777 por Carlos III, aunque un año antes ya existía de manera provisional. En este punto queremos resaltar que estas desmembraciones del territorio peruano virreinal se producen en el caso de Nueva Granada luego de 196 años de creado el Virreinato, y en el otro caso luego de 235 años del mismo hecho. En otras palabras, durante 200 años y más, todo este territorio estuvieron formando el Reino del Perú. Podríamos entonces significar que a todos los nacidos en esos tiempos dentro de este reino se les puede atribuir dentro del concepto El Hombre Peruano. 226Para los detalles de estas pérdidas territoriales y todos los tratados celebrados durante época republicana del Perú puede revisarse Historia de los Límites del Perú de Raúl Porras Barrenechea (Porras

Barrenechea, Raúl, Historia de los límites del Perú. Perú, 2011).

importantes para ir definiendo el ámbito espacial del concepto Perú de nuestros tiempos, sólo en esta dimensión geográfica. Reitero que de manera exprofeso no estoy tocando los procesos interculturales y de adaptación.

Surge entonces la formación de la nación peruana y de allí la necesidad de una historia integral e integradora, que se apropie del pasado, incluso anterior a la aparición del concepto y de la voz que lo distingue, pretérito a su sustantivación en el idioma asumido. Pasando los grandes hitos en la construcción del ámbito geográfico y temporal de la peruanidad que hemos mencionado, se busca lograr el nuevo imaginario basado en los conceptos de patria y nación, sin embargo, construir una nación que identifique a todos quienes pueblan un territorio, es un proceso largo que aún no termina, ni terminará en el corto plazo, pero felizmente avanzando y no retrocediendo, pero sin terminar la obra nueva, y voy a explicar esto. Comienza por esa historia propia distinguible como lo he señalado. La construcción de una historia que ofrezca un pasado común, más aún con poblaciones plurales, a lo que no escapa una conciencia propia pero común, de lo que Manuel Burga nos ilustra:

“Eric J. Hobsbawn, últimamente muy interesado en discutir la historia y el significado de la nación y de los nacionalismos, suele decir que la conciencia nacional –de alguna manera- se elabora desde la historia de una nación, su memoria colectiva, y puesto que los historiadores son sus constructores de oficio, estos – lógicamente- están directamente implicados en los procesos de construcción de las naciones modernas”227 .

Reconocemos como lo señala Heraclio Bonilla que: “La historia de los Andes es un proceso de yuxtaposición de parcelas de realidad cuya racionalidad remite a temporalidades distintas, sin que la matriz histórica que las alberga haya logrado resolver esa heterogeneidad otorgándole un tiempo y una unidad uniforme” 228 . La Nación es un edificio construido con una serie de materiales, tangibles e intangibles, entre estos últimos

227 Burga, Manuel, La historia y los historiadores en el Perú. Lima, Fondo Editorial de la Universidad

Nacional Mayor de San Marcos y de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, 2005, 63. 228 Bonilla, Heraclio, El Futuro del Pasado. Lima: Editorial del Pedagógico San Marcos, 2005, 30.

está la historia nacional que acompaña al proyecto de nación, por tanto son líneas paralelas que se necesitan mutuamente, que en el caso peruano han corrido juntas a partir del cambio de la forma de gobernar el espacio peruano, pasando del régimen monárquico al republicano, de unidades política patrimoniales a unidades políticas nacionales con el traslado de la soberanía del monarca o rey al conjunto de nacionales, sin que neguemos, sino al contrario afirmemos, que está también subyacente el simultáneo cambio en el modelo económico y el ascenso de la burguesía como clase dominante.

Este cambio multifactorial, trae consigo la formación de la nación como una sola luz que ilumina todo. De allí que se hace necesario un solo pasado que permita la identificación del conjunto. Si bien su inoculación es tarea del estado, el producto que se inyecta es fabricado para transmitir el pasado, lo que además se asocia a la necesidad de ofrecer y vender un futuro de realización a través de la nación. Este es el afán y contexto de la historiografía de las primeras décadas, que está por demás detallar.

Hay una primera parte que consideramos inmediata al periodo virreinal fenecido, que denominamos posvirreinal y lo ubicamos cronológicamente en el segundo tercio del siglo, donde tenemos a José María Córdova y Urrutia y a Juan Valdez y Palacios, Juan Basilio Cortegana, Justo Apu Sahuaraura y Bartolomé Herrera, a quienes llamamos los Posvirreinales, quienes desarrollan un proceso historiográfico para consolidar una historia peruana integral e integrada, en una sola línea temporal. No se trata de contenido, donde puede haber, como en efecto hay, una serie de carencias de metodología, científicas y conocimiento del pasado, advertidas con excesiva rigurosidad, sino de visión. Justo de aquella que consolida a Perú, no sólo como concepto político, sino como sujeto histórico, que como tal tiene un ayer que toma todos sus pasados y experiencias, su plano temporal, el mismo que periodiza y segmenta. Y por otro lado recoge los distintos futuros y expectativas que se generaron en esos pasados.

En el plano espacial sucede lo mismo, en el sentido que no es pétreo, ni como concepto ni como sujeto, sufre variaciones en su ámbito geográfico. Y finalmente el ser vivo y sus relaciones tampoco son uniformes, por lo que la periodización es histórica y

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