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JOSE DE LA RIVA-AGÜERO Y OSMA (1885-1944
expresamente a todo el periodo virreinal, como Felipe Barreda, Luis Varela, Hermilio Valdizán y Luis A. Sánchez.
JOSE DE LA RIVA-AGÜERO Y OSMA (1885-1944)
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Muy importante en su tiempo, con una formidable versación en las disciplinas que dominaba, como la filosofía, las letras y el derecho y su vocación por la política y la historia. Produjo La Historia en el Perú, considerada por Porras como “la primera obra de crítica historiográfica escrita en nuestro medio y que significó una revisión completa de la Historia del Perú”441, tesis con la que optó el grado de doctor en 1910, en que toca a dos historiadores mencionados especialmente en el subtítulo anterior, Paz Soldán y Mendiburu. Luego vendría una intensa participación en la política peruana que le costaría hasta prisión y un autoexilio por todo el oncenio del presidente Augusto B. Leguía, que no le permitiría estar presente en el Perú durante las celebraciones del Centenario. Se le atribuye un conservadurismo, pero como fruto de una evolución, ya que en su juventud fue un claro contestatario al orden, y luego de su regreso del autoexilio en Europa, finalizado el leguiísmo, fue notorio este cambio, llegando a ocupar cargos como alcalde de Lima y Ministro de Justicia y Primer Ministro en el gobierno de Oscar R. Benavides.
Entrando en la materia que nos ocupa, además de la obra mencionada, que constituyó un hito importante en la visión lineal de la historia peruana, que consolida al sujeto histórico, abundaría su aporte, que se encuentra recopilado en la colección de Obras Completas, publicadas en Lima por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Para nuestro tema muchas de ellas son relevantes como Escritos Políticos (Vol. 11, 1975), Estudios de historia peruana: la Emancipación y la República (Vol. 7, 1971), Paisajes Peruanos (Vol. 9, 1969), considerado por Gonzalo Portocarrero como su obra de mayor lucidez y “la propuesta de una refundación republicana que acabe con la servidumbre indígena e integre realmente al país” y como “la radicalización del nacionalismo criollo”442, Estudios de historia peruana: la Conquista y el Virreinato (Vol. 6, 1968), Estudio de historia peruana: las civilizaciones primitiva y el imperio incaico
441Porras Barrenechea, Raúl, Mito, Tradición e Historia del Perú, 95. 442 Portocarrero, Gonzalo, La urgencia por decir “nosotros. Los intelectuales y la idea de nación en el
Perú republicano, Fondo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2015, 15.
(Vol. 5, 1966), Estudios de historia peruana: La Historia del Perú (Vol. 4, 1965) , así como Estudios de literatura peruana: carácter de la literatura del Perú Independiente (Lima, PUCP, 1962), cuya publicación apareció en 1904 como tesis de bachiller y considerada por Porras como “la primera historia literaria, completa y cabal, del Perú republicano” 443y La Conquista y el Virreinato444 .
Fácilmente se desprende de sus títulos la denominaciónvirreinato a los tiempos en estudio, que para variar se asocian al criollismo limeño. Pero a la publicación que nos vamos a referir con mayor atención es Afirmación del Perú. Fragmentos de un ideario445publicada por el Instituto que lleva su nombre de la Pontificia Universidad Católica del Perú,446 con selección y prólogo de César Pacheco Vélez, en el marco de la actividad de la Comisión Editora de la Obras Completas de Riva Agüero, que presidía Víctor A. Belaunde Diez Canseco. Este libro recoge pedazos estelares de sus diversas obras, por lo que no se debe entender como un título ideado por Riva Agüero, sino por sus recopiladores, aunque estos manifestaron que no le habría disgustado, incluyendo su estructura, quienes en la persona de Víctor A. Belaunde lo consideran en un “perenne alegato a favor de las esencias cristianas y mestizas que él había descubierto en nuestra nacionalidad”, resaltando además su pluma a la que llama “oratoria escrita” como alma gemela con Marcelino Menéndez y Pelayo447 .
De estos fragmentos tomamos especial interés en aquellos referidos al concepto virreinato que se observa en el lenguaje del ilustre pensador que nos ocupa, y aquellos que consideramos propios de una concepción lineal de la historia peruana. Así tenemos que en el primer título Sobre la patria y el patriotismo, define su concepto de patria y de patria peruana, marcando una distancia y distinción con los demás estados hispanoamericanos, consignándose una frase que lo dice todo: “Si el padre español fue uno, las madres indígenas fueron diferentes, extrañas unas veces y otras enemigas”, y en
443Porras, Barrenechea, Raúl, Mito, Tradición e Historia del Perú1969, 95. 444Lima: PUCP, 1968 445 Riva Agüero, José de la, Afirmación del Perú. Fragmentos de un ideario. PUCP, Lima, 1960. 446Lima, 1960 447 Ibíd., XV.
otra se define como peruano y de manera clara y contundente aprueba “sin reservas” el proceso de independencia448 .
Lo consignado anteriormente resulta una adecuada antesala para el segundo título: Idea de peruanidad y se empieza con un párrafo que denota al sujeto histórico Perú:
“El Perú que debemos estudiar y amar, no es solo el de ahora; muy imperfecto sería nuestro conocimiento y muy tibio nuestro amor sino se dilataran en el ámbito de los tiempos pretéritos (…) porque la nacionalidad tiene orígenes más profundos y remotos que la declaración de la Independencia”449 .
Y luego en su visión del pasado alude al virreinato, atribuyéndole a España haber traído la civilización europea y “modelar el Perú moderno” y retrotraerse aún más, al imperio, que le llama “bárbaro” con relativo adelanto social. Fuera de esta perspectiva en otro párrafo afirma de manera directa que el Perú es obra de los Incas, tanto o más que de los conquistadores;así lo inculcan de manera tácita pero irrefragable, sus tradiciones y sus gentes, sus ruinas y su territorio”450 , Hasta este punto no cabe duda de la idea lineal de la historia del Perú. Ahora bien, para referirse a la época virreinal, Riva Agüero usa la voz colonia de manera reiterada, así tenemos: “La Colonia es también nuestra historia y nuestro patrimonio moral.” “La Colonia (siempre con mayúscula), a pesar de sus abusos, -tan poco remediados aún- no pudo reputarse en países vecinos como servidumbre extranjera”.
No es sólo el uso de la voz, sino el concepto colonia con sus capas semánticas, la palabra Colonia de superioridad e imposición de una superioridad cultural, aunque con una connotación especial para el Perú, pero en el sentido de resistencia: “Aleación trabajosa y lenta, dificultada por la propia perfección relativa del sistema incaico, que se
448 Ibíd., 8,9449 Ibíd., 17. 450 Ibíd., 14.