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Samuel Cornelio Abad
Recuerdos imborrables: 31 de Mayo 1970 Provincia de Ocros (Áncash)
Samuel Cornelio Abad 12
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El 31 de mayo de 1970, domingo, a las 3 horas 23 minutos y 28 segundos pasado meridiano se produjo un terremoto en nuestra patria, teniendo como epicentro el departamento de Ancash, frente a Chimbote cuyas ondas superficiales alcanzaron los 7.5 grados en la Escala de Richter, y según las encuestas hubo más de 60,000 muertos. Los 40 segundos de duración del movimiento telúrico provocaron la caída de casas, edificios, que cubrieron las calles de escombros hasta alturas considerables. Se estima que el 80% de las casas fueron destruidas.
Aquella tarde en los diferentes pueblos de Ancash, parte andina, cada quien se dedicaba a sus afanes dominicales, unos al descanso, otros a disfrutar de una placentera siesta, algunos a los trabajos agrícolas. Ciertos jóvenes se aprestaban a disfrutar de un partido de fútbol, unos niños tarareaban alegremente sus canciones tras sus animales, como también otros hacían cola para ir al circo en matiné. Unas madres cocían, otros niños jugaban. Nada hacía presagiar el advenimiento de una enorme tragedia. De pronto se sintió un movimiento fuerte, seguido de un golpe ensordecedor. La faz de la tierra se movía incesantemente, el adobe caía por doquier, la polvareda hacia más penosa la huida, gritos desesperados, ayes de dolor, gemidos y voces espantosas, gestos angustiados, muchos a gritos llamaban por su nombre a sus seres queridos algunos, imploraban de rodillas con las manos cruzadas al Señor, enormes paredes que caían irremediablemente, y el movimiento seguía, parecía que nunca terminaría; por aquí, por allá, niños y jóvenes, viejos, fuertes, débiles, corrían desesperados, ya no sabían donde protegerse. Todo era polvo, mucho polvo que hacía difícil la visión.
12 Samuel Cornelio Abad. Natural de Pimachi, provincia de Ocros. Profesor de Literatura en educación secundaria y universitaria. Autor de muchos libros literatura y cultura regional. Fundador de mas de 20 bibliotecas comunales en las provincias de Ocros, Oyón y Cajatambo.
1970 La hecatombe de Áncash 107
La actual provincia de Ocros que hasta antes del año 1990 perteneció a la provincia de Bolognesi, sufrió también los estragos de la furia de la naturaleza.
En el pueblo de Llipa las casas quedaron destruidas en un 80%, las calles, acequias, caminos y pircas sumamente afectadas. Hubo tres personas muertas y varios heridos. La empresa minera de Chinchis colaboró con carpas que instalaron en el campo deportivo y con alimentos. En ese entonces los pobladores vivían en Llipa Antiguo. El año 2007 se reubicaron a la parte baja, que es el Morro y el paraje de Llipapampa.
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Un profesor mira el colegio en ruinas (Ocros 1970)
La comunidad de Cajamarquilla quedó en ruinas y aislado de los demás pueblos por la interrupción de caminos y carreteras. Ellos estaban trabajando su carretera desde Chinchis. La población diezmaba, pedía ayuda. El presidente de la Comunidad Hilarión Aldave con su par de Canís Nicolás Damaso hicieron lo posible para que llegara a Canis y Cajamarquilla un helicóptero cargado de víveres, medicinas, ropas y herramientas para los damnificados.
Ocros que en 1970 era capital del distrito del mismo nombre al igual que los demás pueblos quedó en ruinas. La mayor parte de las casas en escombros, inclusive los locales públicos. Estuvo aislado por un buen tiempo. El Centro Educativo quedó en escombros y el director en ese entonces el profesor Félix Sumoso, tuvo que bregar duro en la gestión de reconstrucción del local del colegio y mantener la población escolar ya que había un gran desconcierto en la comunidad y se vislumbraba un éxodo.
En Aco, los daños materiales fueron cuantiosos. Los habitantes del lugar escogieron como morada provisional la plaza del pueblo, allí estarían cuando menos por el momento seguros de cualquier peligro, ya que la réplica del movimiento era constante.
En la comunidad de Pimachi; el pueblo quedó convertido en escombros, el 90% de las casas y locales públicos, quedaron destruidos, los daños materiales fueron cuantiosos, la llamarada de polvo cubrió completamente el lugar. Era difícil distinguir los linderos de las casas y las chacras porque las pircas se habían derrumbado. La comunicación de la costa a la sierra quedó interrumpido. Una parte de los damnificados se instaló en forma provisional en Pishti donde armaron sus carpas, otro grupo lo hizo en Naranjapampa (patio de la casa de Dagoberto Loli).
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Niña damnificada contempla asombrada desde el aire las ruinas de su pueblo natal (Huaraz, 1970)
Los pueblos de la actual provincia de Ocros, tales como: Acas, Cochas, Huanchay, Alpas, Espachín, Congas, Miramar, Maravilla, Vista Alegre, Pariacpayán, Oncoy, Gonzales Prada, Bellavista, Laccha, San Cristóbal de Raján, Huanri, Pircas, Copa, Choque, Churlín, Huantar, Julquillas, Santiago de Chilcas, La Merced, sufrieron también en carne propia los golpes de la furia de la naturaleza.
Los muertos, desaparecidos y heridos, se dieron mayormente como consecuencia de las viviendas construidas de adobes que no soportaron el sacudimiento telúrico.
Los daños materiales en estos pueblos fueron cuantiosos y qué decir de vidas humanas. En el sector rural de la zona andina, fueron afectadas 30,000 hectáreas como consecuencia de la falta de riego debido a la destrucción de canales, según el Ing. Luis Gamarra Presidente de la SNA la reducción de las aguas fue el siguiente: Pativilca 50%, Fortaleza 70% y Aynín 60%.
El cuadro estadístico de los muertos, desaparecidos y heridos de los distritos de la actual provincia de Ocros, daban cuenta en el siguiente orden:
Acas Distritos Población antes del sismo Desaparecidos Muertos Heridos 660 8 - 281
Cajamarquilla Carhuapampa Cochas
Congas Llipa Ocros 472 72 - 332
758 - 7 50
1100 18 - 440
1953 55 - 137
578 5 3 224
3151 62 - 327
S. Cristóbal de Raján 876 11 - 286 San Pedro – Copa 1416 - 7 70 Santiago de Chilcas 860 14 - 87
Datos publicados en los tableros de la Junta Nacional de emergencia, en la sala Túpac Amaru, del Palacio de Gobierno (agosto de 1970)
Para atender a los damnificados de los valles de Aynín, Fortaleza y Pativilca se adecuó una emplanada (aeropuerto) cerca a Pativilca. Había carpas instaladas para la atención de los heridos y envío de víveres. En este lugar se coordinaba para la atención de los pueblos de los valles mencionados, comprensión de las provincias de Bolognesi y Cajatambo.
La respuesta del Perú en favor de los damnificados
Todo fue grande en relación con el terremoto del Perú del último día de mayo de 1970: grande el abismo del Océano donde estuvo el epicentro generador del sismo; grande el desastroso derrumbe de las obras que el esfuerzo humano materializó durante siglos; grande el alud del Huascarán que barrió a Yungay; grande e inmensamente dolorosa la cantidad de muertos y desaparecidos; grandes los sufrimientos de innumerables heridos en lugares casi inaccesibles; grandes las necesidades impostergables de los damnificados; grande
fue también la solidaridad manifestada por los peruanos y por otros pueblos de la tierra.
En terremoto sacudió profundamente los sentimientos de fraternidad de todos los pueblos.
Hacia la reconstrucción
Para planificar debidamente la reconstrucción mediante estudios regionales y urbanísticos especiales, el Consejo de Ministros confió esta tarea a la Comisión de Reconstrucción y de Rehabilitación de la zona afectada (CRYRZA). En un primer momento, el gobierno del Perú destinó la suma de 705’990,121 de soles en favor de las áreas dañadas. Los aportes cordiales y generosos de diversos países después de la tragedia sísmica resultaron de gran aliento para las horas de emergencia y lo fueron para el periodo de la reconstrucción. Por esto el arquitecto Ronald Rivera Suarez de Huaraz, propuso al gobierno que se declare el 31 de mayo como “Día de la Amistad Internacional”. El prefecto del Callao, Héctor Cacho Bernales, sugirió que esa fecha se denomine “Día de la Solidaridad y Confraternidad Humana”. Para los efectos de la reconstrucción en los diferentes pueblos, las autoridades de cada comunidad jugaron un papel importante, coordinaron con los responsables de reconstrucción para la ayuda respectiva, hicieron el llamado a los hijos residentes en la costa y el extranjero y estos respondieron al clamor. Aquellos caminaron de sierra a costa por ayuda.
La migración
A raíz del terremoto, empezó el éxodo de personas afectadas, a lugares de la costa, Barranca, Huacho y preferentemente Lima, en busca de futuro. Las mejoras en los aspectos: económico, social y cultural, motivaron a los hombres y mujeres de estos lares a buscar un nuevo hábitat, entonces surgieron voces de sensibilización por parte de personas e instituciones del medio, para que los ancashinos no abandonen sus fronteras, como la del niño Yuri Enmanuel Machuca Bolarte que a sus 7 años de edad en los canales de televisión de Huaraz y en las emisoras recitaba los versos sentidos y escritos por Manuel Vise Aparicio, titulado “Ancashino, no abandones tus fronteras”, que por su significado transcribimos el texto completo.
¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por tu sangre, por tu tierra, por tu suelo, Por tu aire, por tu cielo, por tu raza, por ti mismo,
¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por los cráneos machacados, por los fémures retorcidos, por la carne sin los huesos, por los huesos sin la carne, por las ayes que poblaron todo el cosmos… ¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por tus dos hermosas joyas sepultadas, bajo nieve, bajo piedra, bajo lodo; que con sus penachos verdes de palmeras, solo cuatro, son un himno de esperanza, espada enhiesta, que hurga el cielo, y que grita hacia el Este y también hacia el Oeste hacia el Norte y hacia el Sur: ¡Son tu alma Ancashino! y por ellas, no abandones… ¡No abandones tus fronteras!
Por tu tierra, Bruna, fértil, Bella madre prodigiosa; Desde Cochas, hasta Quiches, De Huambacho hasta Quillo Y de Uco hasta Pampas… ¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por tus brisas de mañanas y tus vientos de las tardes;
por la inmensa y azul popa de tu claro firmamento; por tus bellos callejones y sus prístinos nevados y tus playas sonrientes, ¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por el “llanque”, y por la choza con las ollas de un fondo interminable, (nunca llenas) por las “llicllas” y “ruripas” y los niños “huactequichos” ¡Ancashino, no abandones tus fronteras!
Por tu raza milenaria, de titánica templanza, pétrea, ígnea, aún más fuerte que la muestra de chavín; sobreponte, mi hermano, mi hermano ancashino, sobreponte, lucha, y triunfa, y no abandones, ¡No abandones tus fronteras!
Cincuenta años después
Los pueblos han sido protagonistas de su desarrollo y artífices de su destino. Con decisión, coraje y responsabilidad compartida emergieron lentamente de sus cenizas cual ave fénix, para transformarse en pueblos mayormente con mejor diseño y estructura acordes con la modernidad y visión de futuro. Las pulsaciones vigorosas de los hombres y mujeres, sus corazones de fuego y sus espíritus ensayados en vencer las alturas y coronar las cumbres, supieron sacar de su dolor y postración a los pueblos para levantarse y marchar por el camino del desarrollo material y espiritual.