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Donald Jaimes Zubieta
Imagen de la angustia
Donald Jaimes Zubieta 76
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No es posible olvidar la imagen del corazón cuando el instante se tornó al instante en la sombra repentina de la muerte todo se lo llevó todo lo arrastró a su paso para dejarnos geométricas memorias dolorosas y demasiado silencio para explicar las cosas.
Bastó una tarde aciaga de domingo cuando la mirada se hizo inmenso polvo la tierra se tiñó de sangre, las montañas entonaron una rara sinfonía en do mayor. Y se perdieron para siempre los caminos las plantas se doblaron a punta de llanto y las aves asustadas alzaron el vuelo para nunca más volver a su mismo nido.
Ese día conocimos la soledad de la vida los pasos ausentes el amor sin filius ese día nos quedamos solos con la sombra amarillos de pena a fuerza de buscarnos todos aprendimos a mirar la nieve con ojos distintos con himnos sentidos es difícil olvidar cosechas perdidas, ubres secas amores rotos, niños extintos sin haber nacido.
Mayo treintaiuno de mil novecientos setenta aún nos duele tu presencia es una sombra azul con otro reflejo te miramos desde aquí las montañas todavía no dejan de bramar y surgen las antiguas moradas las amorosas plazas como si un relámpago veloz las encendiera en las hermosas ruinas de nuestra memoria. Eres la imagen indestructible de la angustia.
76 Donald Jaimes Zubieta.- Natural de Chiquián, provincia de Bolognesi. Doctor en Educación, ex Decano y ex Virrector de la universidad Peruana Unión. Poeta, ensayista, escritor y editor de estilo. Tiene publicaciones sobre educación y literatura.
1970 La hecatombe de Áncash 484
Amor antes del terremoto
Es un tiempo que se resiste a pasar tiene aroma de besos, maíz y leche de vaca. Una muchacha que venía a mi pueblo desde su pueblo ubicado en la lejanía al pie del yerupajá coronada de nieve.
La recuerdo con su palabra en la boca, el río de luz brillante en sus miradas Aún sigue sonando en mis músicas. no se puede echar tanto amor al olvido, porque es un tiempo hermoso que revive en cada mujer la mujer amada.
Ella era hermosa luna en la noche, alumbraba mi vida a punta de ternuras Como llovizna sobre la hierba caía en mi corazón. era bella yo podía mirar sus sueños cuando en mis brazos se quedaba dormida.
Pero un día nos sorprendió el terremoto y nuestra dulce morada se hizo tragedia y supimos de la fragilidad de la vida que apenas éramos polvo en el camino y nuestras vidas, hierba del campo. y que solo el amor –nuestro amor- era eterno.
Quién me volviera
Quién me volviera a los años pasados a los años en que elena me amaba cuando hacía estallar en mi cabeza su amor cuando aún estaba conmigo el velo de la vida cuando mi raíz estaba abierta junto a la ternura cuando mis ramas guardaban el color del viento cuando lavaba mis pasos en lágrimas limpias cuando caminaba en las hierbas de la juventud cuando bebía el agua de la lluvia en mis manos y las piedras me derramaban sus ríos de esperanza.
¡Oh, quién me volviera a los años que han pasado! a los días cuando abrigaba mi vida con las neblinas blancas de mi tierra cuando miraba adelante buscando ver el futuro. quién me volviera a las bufandas de la noche a las serenatas bajo la luz de las estrellas y los silbos que hacían asomar el rostro de las muchachas más hermosas de mi pueblo.