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Víctor Hugo Alvitez Moncada
Áncash ─ 31. Poesía inmortal
Víctor Hugo Alvitez Moncada 15
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Áncash – 31, es el título del libro antológico de poesía que apareció en 1976, posterior a la catástrofe del Terremoto del 31 de mayo de 1970 de hace exactamente cincuenta años causando grandes estragos en todo el departamento de Ancash, en especial; cuyo prólogo, selección, notas y bibliografía pertenecen al poeta y ensayista de reconocida trayectoria Jesús Cabel; publicado por Librería-editorial Juan Mejía Baca (Lima), en breve formato de 11 x 21 cms., cuya cubierta a tres colores (fondo verde, marco rojo, letras e ilustración negras), encabeza en letras grandes: Áncash – 31, seguido al centro significativa figura en rasgos de un hombre derrotado con brazos levantados hacia el infinito, clamando o tratando levantarse, del artista nacional Francisco Izquierdo López; más relación de antologados cuyos apellidos en letras mayúsculas nos remiten al territorio azul ancashino duramente castigado: Cerna, Colchado, Collas, Dextre, Gómez, Obregón, Ramírez, Hinojosa, Rosario y Torres, a través de la palabra y experiencias en tan rescatable libro que marca un hito impar, recóndito e inolvidable en nuestra literatura e historia regional y que es deber rescatar, promover y sacar a luz luego de aquellas tinieblas de dolor y sufrimiento cual reivindicación, homenaje y memoria a aquellas inocentes víctimas que hoy revivimos y rememoramos con hondo pesar y dolor.
Domingo Jesús Cabel Moscoso, (Lima, 1947), Ingeniero Químico, docente Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica, con maestría y doctorado en Administración, se desempeñó como Decano Facultad de Ingeniería Química y Director General de Investigación; Director del Instituto Nacional de Cultura-Ica (2002-2006), hoy Ministerio de Cultura. Miembro Correspondiente Academia Peruana de la Lengua, presidente Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ), 1987-1988. Publicaciones: metodología de la investigación y en literatura numerosos ensayos, antologías y obras literarias. Ancash
15 Víctor Hugo Alvìtez / “Pisadiablo”.- Natural de San Miguel (Cajamarca). Afincado en
Chimbote, bibliotecario en la Universidad Nacional del Santa. Autor de varios poemarios, crónicas y relatos; dirige el Centro de Información y Documentación Regional “Ancash”.
Administra la página “Bohemia chimbotana: integración & cultura”.
1970 La hecatombe de Áncash 124
le debe, reconoce y agradece por: Literatura del sismo/Reportaje a Ancash (1972); Áncash 31. Poesía (1976), Territorio de la esperanza. Nueva poesía ancashina (1983), Instituto Nacional de Cultura-Huarás (Mimeógrafo), siendo director el inolvidable Francisco “Panchito” Gonzáles; Arte de navegar de Juan Ojeda (Separata Nº 43, Revista literaria Runakay, 1984), Arte de navegar de Juan Ojeda (Serie Mayor/2. Runakay Ediciones, 1986); Territorio de la esperanza. Nueva poesía ancashina (1989) junto a Yehudi Collas. Aparte destacan su colección Biblioteca Peruana de Literatura Infantil: Literatura infantil y juvenil de nuestra América (1984), Literatura Infantil y Juvenil en el Perú (Análisis y crítica, 1984), Literatura Infantil en el Perú (Debate y alternativa, 1988), Poesía infantil peruana del siglo XX (1989), Literatura infantil en el Perú (1989), etc. Mural bibliográfico de la poesía peruana. siglo XX. (2009), entre otros.
Ancash, no es la excepción de la regla, es decir, del desamparo y la voracidad del centralismo. En el panorama descrito la situación se ha agravado por factores de la naturaleza. El sismo ocurrido el 31 de mayo de 1970, no sólo trajo abajo sus paredes y hogares, sus alegrías y esperanzas. En nuestro libro Literatura del sismo/Reportaje a Ancash ya hemos indicado los errores que se cometieron (en parte porque en el país no habíamos tenido experiencias similares y era de esperar que no estemos preparados para afrontar tales problemas) y la discriminación irracional que se hizo contra el campesinado. Postulamos entonces su reconstrucción material y cultural. Han sido años verdaderamente difíciles. La literatura en este tramo ha sufrido un estancamiento similar al que sucedió con la solución de sus problemas sociales. Muchas de sus mejores promesas se han visto obligados a trasladarse a la capital –ese monstruo que todo lo tiene- y han terminado por ser absorbidos por el medio; es decir, la mayoría se ha “limeñisado” y paralelamente han olvidado su realidad unida estrechamente a sus problemas sociales y culturales.
Cuando se realice el balance de la literatura escrita en Ancash, en esta última década, se notará con sorprendente realismo, las deformaciones y ataduras a que fue sometida, el tono desgarrador que adquiere principalmente al acontecer el sismo de mayo de 1970. Tendrá también que considerarse a la nueva generación —menos bulliciosa que la capitalina, pero no por ello menos importante— que, no ajena a los desequilibrios sociales, políticos y culturales del departamento, ha adoptado por caminos más eficaces. Así surgen las
voces desafiantes de Efraín Rosales Alvarado, Yehudi Collas Berrú, Mario Luna, Oscar Colchado Lucio, Abdón Dextre Henostroza, Hugo Ramírez Gamarra, Livio Gómez, Juan Collas Berrú, Arnulfo Moreno Ravelo, Néstor Espinoza, o la de los más jóvenes: Rafael Álvarez y Santiago López Maguiña. Igualmente hemos registrado que en estos últimos diez años han aparecido quince poemarios. Es cierto que se han editado otras obras pero las juzgamos de menor trascendencia como para considerarlas en el contexto de un estudio crítico. Incluso detectamos que muchos —igual sucede en el resto del país— publican sólo con afán de ejercicio publicitario y de posturas de relacionadores públicos. Conviene además señalar que antes del mencionado sismo, se editaban con cierta regularidad las revistas literarias: “Surcos” (dirigida por Efraín Rosales en Carhuaz), “Garúa” que parecía más ambiciosa en proyectos, editada en Huaraz y “Voces”, gestada en la escuela de formación magisterial de Huari, dirigida por Roberto Rosario Vidal. La existencia de grupos como “Farol XX” dedicado preferentemente a actividades teatrales y “Javier Heraud”, contribuían a presentar un cuadro sólido cultural reforzado por el dinamismo de la Casa de la Cultura (con sede en Huaraz) de aquel entonces. Actualmente las cosas son muy diferentes. De Huaraz y Carhuaz las iniciativas se han trasladado a Caraz, donde se editan con regularidad “Comarcas”, “La Toronja Cuadrada” (ahora “Calipuro”) y “Alborada”. Esta última se edita en Chimbote y es la única que ha sobrevivido al sismo, ya que las otras dos aparecieron mucho después de 1970 […]. Finalmente cabe una advertencia: la temática de la antología responde a un imperativo exclusivamente testimonial y de denuncia, lo que no delimita la calidad de los poemas incluidos. Quienes consideran negativo discutir las condiciones que se vivió el 31 de mayo de 1970 y después, se equivocan totalmente; porque para nosotros ha significado el resorte hacia nuevas metas y el enjuiciamiento certero del presente. Nuestro trabajo creador palpita acorde con la época. Cabel.
La antología Ancash – 31, presenta once poetas y cuatro secciones claramente definidas: 1). Poetas ancashinos: Rosa Cerna Guardia, Òscar Colchado Lucio, Yehudi Collas Berrú, Abdón Dextre Henostroza, Livio Gómez, Román Obregón Figueroa y Hugo Ramírez Gamarra. 2). Poetas invitados: Marco Hinojosa Vigo, Roberto Rosario Vidal y Benjamín Torres Salcedo. 3). Apéndice: Jesús Cabel, a recomendación de la editora; y 4). Bibliografía de la poesía ancashina. La nueva generación. En su mayoría poetas seleccionados de aquel
tiempo y algunas provincias –a criterio del autor- que sobrevivieron a la hecatombe, removiendo de escombros su dolor y resurrección para entregarnos su canto a la vida, el amor y la esperanza –cual Ave Fénix.
Ancash – 31, se terminó de imprimir el 27 de noviembre de 1976 en “Impresiones Generales”, por encargo de la Librería Editorial Juan Mejía Baca y el auspicio de las revistas: “In Terris” (Tacna), “Alborada” (Chimbote), “Comarcas” (Caraz) y “Perú Nuevo: Cultura y Rebelión” (Lima). Coincidentemente, cincuenta años después y entre la angustia por la pandemia del nuevo corona virus Covid-19 que incluso nos ha aislado del resto de nuestras fuentes bibliográficas como Literatura del sismo/Reportaje a Ancash y otras que posteriormente estaremos ampliando el presente estudio; recogemos del libro parte de la información biográfica, así como del trabajo lírico de cada uno de los protagonistas para conocimiento y reflexión de quienes gobiernan y especial, nuevas y futuras generaciones:
1. Rosa Cerna Guardia, o la belleza de la luz. Periodista, Poetisa, Narradora y Maestra. Actividades múltiples que las realiza con pasión y firme vocación literaria. Ha editado los poemarios: Imágenes en el agua (1957), Figuras del tiempo (1958), El mar y las montañas y Desde el alba (1966); y los relatos: Los días de Carbón y El hombre de paja (…). Nació en Huaraz. Sus poemas y narraciones tienen un constante aliento de ternura y belleza, y procuran siempre dejar enseñanzas que lindan con la búsqueda de un humanismo que ella afirma. Ha merecido elogios de plumas como las de Francisco Izquierdo Ríos, Augusto Tamayo Vargas y César Ángeles Caballero (…).
Evocación:
Campesina, cuando tú cantabas yo escuchaba tu canto desde lejos. (…) Pero un día sin querer me palpé los ojos y lloré por tus ojos un llanto desconocido.
Nada de cuanto amábamos ni la calle más antigua, ni la casa más pequeña,
ni la torre más alta ni el puente más angosto.
Todo yacía en una penumbra gigantesca en la multitud de tu tristeza y mi tristeza.
Así tú y yo volvimos a encontrarnos eligiendo bajo una sombra interminable a nuestros muertos más queridos. (…) Ahora sólo nuestras sombras nos sostienen; para en el mismo lugar donde nació la muerte haremos una siembra verdadera; y volverá a nacer el día volverá a salir el sol y a extenderse por todas partes la esperanza.
2. Oscar Colchado Lucio, o el amor sublevado. Militante activo de la poesía. Nació en Huallanca en 1947. Graduado como profesor secundario en 1971, hace ceca de ocho años que viene dirigiendo, editando la revista literaria “Alborada”. Actualmente radica en Chimbote. Su novela La tarde de toros (1974), editada en Lima, nos presenta a una sociedad donde las contradicciones son un obstáculo para una mayor comprensión de Huayllabamba, pueblo de la sierra de Ancash (…). Colchado, es sin duda de esos extraños apasionados que se revelan ante las dificultades y que lucha constantemente por descentralizar la actividad cultural del país; ejemplo valioso y actitud que merecen tener eco en otras ciudades del Perú.
Ese mayo aciago
Teníamos el corazón a la altura de los manzanos y todos los caminos abiertos a la aurora. Sólo a veces cuando estábamos tristes creíamos en la vida lejos del esplendor del día y en la muerte
no como la noche,
como la tarde.
Quién sino el impostor del apocalipsis de ese mayo aciago nos asomaría al punto donde una ola se levanta y un rìo se desangra, donde un pájaro canta y otro se silencia.
Oh, los gritos de los niños dormidos aquí en mi pecho. Oh, las plegarias de los ancianos y mujeres tendidas en mi pena, ya las campanas doblaron en mi garganta y en mis ojos y viajan
y caminan conmigo desde entonces.
3. Yehudi Collas Berrú, o la pasión del solitario. Miembro del Grupo Cultural “Fogata” que ha organizado con acierto más de tres festivales de Arte y Literatura “31 de Mayo” conjuntamente con los grupos “Hontanal” y “Furmia”. Con estados en la Escuela Normal de Tingua (Ancash) y luego egresado de la Universidad Nacional “Federico Villarreal”. Es abogado de profesión. Difusor permanente de la música ancashina. Su libro Hiperestesia (1972) lo revela como uno de los jóvenes valores atentos a los nuevos aportes poéticos (…). Es huaracino (1947).
Yungay
Ya no ara su descanso ni fatiga su lucha de pueblo a corazón a fuego y llanto; guerrillero hasta su último organismo trastocado, reposa ya como una rambla silenciosa la visión de su torturada sobrevivencia. (…) Nunca se vio así, tal descenso de viacrucis, Huascarán no lo quiso, no ambicionó a abortar tan tamaña idea´ de creación de amaneceres descorazonados. ¡Nunca en la mañana de cantos canoros sucedió tal sepultamiento de deshacidos! (sólo un día que amaneció anochecido ─y he aquí el hombre avezada
al reto inevitable─ hurgó cambien en sus entrañas y se carcomió así misma la rediviva asoladora de los Andes. Y en otra tarde que permaneció de noche, tronó el agua del Ande que se duele y llora, ahogándose en su mismo tiempo, los hombres fueron nada frente a su molécula. (…) Porque no se puede morir en los momentos en que más arrecia esa muerte de tronada en quebrada enhiesta, el hombre, así amputado, comenzó a adobar su teja hasta multiplicar sus miembros vivirles y fecundar el gravitante seno cuarteado de la tierra… Siguió trabajando, impasible a la noche de las estrellas, rencoroso hasta las salivas, cuando le sorprendió otro amanecer del día del sol pisando aún lodo humedecido silvestre. (…) 4. Abdón Dextre Henostroza, o el furor de la esperanza. Antes del sismo del 31 de mayo de 1970 que asolara a los pueblos del Callejón de Huaylas, en Huaraz, se realizaban múltiples actividades culturales. Quien alentaba desde diferentes grupos literarios la intensidad de estas actividades fue Abdón Dextre H. Su obra dispersa en revistas como “Garùa”, “Surcos” y otras, la ha reunido en Desde mi sangre (1973), poemario donde la ternura y nostalgia, lágrimas y llanto, camino y lucha, pueblo y revolución, constituyen las partes medulares de su poética sin caer propiamente en una poesía amorosa (…). Su poesía se funde en el recuerdo y en la conquista del amor como arma para humanizar a los hombres (…).
Tiempos para hacer estallar la esperanza
(…) Mi pueblo tuvo una tarde su tarde gris
¡Tarde! ¡Oh tarde gris! De repente se quebraron como ramos leves por el viento, como secas hojas por el despiadado otoño, los sueños que durante años crecieron con nosotros y súbitamente, empezaron a derrumbarse las casas y los patios las flores y sus rosas los patios y sus visitas las huertas y sus melocotoneros las mujeres y sus ternuras las cancines y sus recuerdos los campos y sus primaveras las plazuelas y sus veranos los encuentros y sus abrazos las inocencias y sus piececitos. Y con ello, todo el amor del mundo.
Se quebraron se derrumbaron rompiéndose en cien u una angustia. (…) 5. Livio Gómez, o el humor del caminante. Su poesía goza de cierta ironía, a veces de un humor decantado. En ningún momento sus versos están recorridos por alardes vanos. Su poesía es sencilla y por eso duradera. Es director de Ediciones “Caplina”, de la revista “In Terris” y asesor de la revista “Cauces” del Instituto Técnico Superior “Escuela de Peritos Agrícolas de Tacna” (…). Con residencia en Tacna, pero nació en Llaclla em 1933. Es licenciado en Educación por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con mención en Lengua y Literatura.
Terremoto y aluvión en Áncash: 4 años después
(junio, 1974).
31 de mayo de 1970. Terremoto y aluvión en Ancash:
50,000 mil muertos o tal vez más 800,000 sobrevivientes o tal vez menos.
Y desde todos los desparramados rincones de nuestra patria y desde todos los agrupados espacios de la Tierra hasta ti llegó la solidaridad puntual y desbordante.
Pero para canalizar aquella generosidad planetaria y urgentísima, se creó una burocracia especializada en lentitudes, se creó una burocracia especializada en complicaciones de todas las formas y tamaños.
Y en la burocracia aquella se infiltró la voracidad con sus alas de rapiña.
Luego vino la reorganización, y ahora todo parece prontamente distinto para siempre; ahora todo parece conducirte a tu rehabilitación sin sosiego, a tu rehabilitación victoriosa.
6. Román Obregón Figueroa, o el compromiso luminoso. (…) El mérito y la obra son de Obregón y es nuestro ánimo de dejar constancia de su pasión, persistencia y entrega (…). Obregón ha superado los límites del regionalismo. Su verbo logra erigirse sobre lo vacuo y solo rescata lo valioso, transforma lo útil, denuncia las plagas de nuestro sistema. Poeta de quilates que merece mayor audiencia de lectores. ¿Actualmente vive en Caraz donde nació en 193? (…).
El terremoto se va
(…) El terremoto se ha ido
con sus zarpas crueles con su alarido manchado de polvo con sus pezuñas de sal con su martillo subterráneo con sus cómplices cuervos sonrientes chupadores de la sangre vertida.
Otra vez repetimos el idioma del agua enamorada del trigo otra vez nos ponemos el sol en las mejillas.
Salimos a las calles nos vestimos de tierra y acabamos recogiendo piedras para sembrar nuevas casas.
Despuès del desastre´ quedó el grito agazapado rajando las gargantas apuntalando techos y rosas.
El grito colgaba de los árboles caía en la lluvia maduraba en las mazorcas endurecía en los adobes nuevos sin embargo nos faltó aguzarlo como una espada para clavarlo en el pecho de los traficantes.
7. Hugo Ramírez Gamarra, o la voz herida del viento. Su primer libro de poemas Cuando la nostalgia lo ubicó rápidamente entre los primeros de las más recientes generaciones poéticas de Ancash. Nostálgica por excelencia, a veces con cierta decepción resultante de la asfixia que constituye la ciudad. Poesía que no aspira a los juegos celebralistas, sino que se afirma por su esencia de ser, es
la que escribe Ramírez (…). Ancash: vida y pasión (1971), a nuestro juicio es su libro más importante y ambicioso. El paisaje y el hombre se entrelazan a largo del texto para dar vida a los pueblos ancashinos. Un acierto que debe completarse en una nueva edición (…).
Elegía al ausente
Cómo recorres mi sangre, Ancash recorres mi cerebro, mis entrañas, mis pulmones, caminas dolorosamente por mi angustia y asciendes gimiendo hasta mis lacrimales hasta mis ojos absortos… A la hora matinal en que todo parece renovarse emerge blanca, sonriente, tu antigua presencia bondadosamente triste, pero luego me invade tu presencia dolida, tu soledad sin límites, tu dolor, que me llena de vida de canto a canto… (…)
En fin tú caminas en cada uno de mis latidos… Está lloviendo en Áncash. ¡Está nevando el llanto de Dios! al haber permitido… ¡tanto! Cómo hubieras estado ahora en setiembre… Ancash primaverando por todas partes ¡qué lindo! en estos días que se han enlutado tan horriblemente.
Un poco te ha matado el destino ha hecho sangrar tus costados… Ancash te ha destruido no sé hasta qué límites…
¡Cómo hemos sufrido, cómo hemos llorado, recordando el paso cristalino de tus mañanas antiguas, y tu llaga horrenda, y tu acabamiento, y tu cielo huraño, y triste, como enlutado…
Pero estás resucitando, Ancash te veo a la distancia estás elevándote otra vez hacia tus eternidades; el misterio me dice, ¡no miente! grande es tu destino más grande aún que tu pasión y me dice que tu estrella está en lo alto, lejana… Elévate, Ancash pon tu mirada en el cielo y elévate ¡elévate! hasta el borde del infinito, encuéntralo a Dios y conversa con Él… Poetas invitados:
8. Marco Hinojosa Vigo, o los años difíciles de lucha. (…) Realizó estudios en la Escuela Normal “Ignacio Amadeo Ramos” (Tingua) y por el sismo de 1970 se vio obligado a recibirse en Lima. Es curioso anotar que Hinojosa, instruido prácticamente en Huaraz, es también un “ancashino por adopción”. Nació en Huacrachuco (Marañón) en 1949 (…). Con Yungay, ciudad del llanto, poemario dedicado a Yungay en particular, pero cuyo tema es siempre el pueblo de Ancash castigado por movimientos telúricos y la tragedia que significa perder materialmente todo y espiritualmente sufrir las consecuencias de un estancamiento que llega al borde de la locura: Hinojosa emprende un ascenso lírico de gran aliento (…), más su poesía no es queja airada sino el reencuentro con el dolor que él anima a vencer.
Estoy cantando al pueblo del hombre
Estoy cantando al pueblo del hombre hecho de unidad de tierra y de canto. Al pueblo del hombre hecho regreso del puño enraizado y del latido fortalecido.
Está en mí como un río que sonríe a la vida, junto a la lluvia y los caminos que se quedan derrotados en silencio por el poema del musgo y la canción de la hierba. Estoy cantando al Ancash Heroico. Al combatiente, que se le resbaló de los labios la sonrisa.
Al combatiente que fusilaron sus àtmos de sangre. Que le robaron sus crepúsculos de fuego y sus tribunas de jilgueros. Al combatiente que le desarmaron de sus jornadas y se quedó rodeado de fuertes vientos. (…) Estoy cantando al pueblo del hombre que crece como un latido puesto de pie y que recata del polvo
a los surcos con el secreto de nuestros sueños y lava el pasado con senderos que nos conducen a una a dimensión exacta que es el nuevo vivir.
9. Roberto Rosario Vidal, o el recuerdo encendido. Nació en la Provincia Constitucional del Callao en 1948, pero realizó estudios en la Escuela Normal de Huari (Ancash) donde obtuvo el Primer Premio en los Juego Florales (1968) que dicho centro de estudios otorgó. De esa época es su poemario Obsesión rebelde y casi inmediatamente Otoño veinte y perfil del llanto. Sendas obras enmarcadas muy bien las características de su preocupación poética, es decir, despojar al lenguaje de todo accesorio inútil.
A la memoria de los cincuenta mil
Lázaro de los Andes, cuando pienso en ti mordido hasta el páncreas, no sé en verdad qué hacer. Salto al abismo del llanto, me ato los pantalones y aprieto las manos, no sé en verdad, qué hacer.
Miro, me estremezco, escribo, corro, sin embargo, en cualquier esquina subterránea de mi viejo Huaraz, crepitan tras de mí, las pisadas taciturnas de (algún caminante ignoto:
están en mí, caminan tan en mí, gritan en mis carnes, vibran en mis huesos.
Humano mortal ¿por qué me transitas con el alma yerta? Gritan, vibran, truenan los cincuenta mil, tiritan trémulos, crujen bajo el pasto verde sus fémures lívidos,
explotan en llanto bajo toneladas de lodo. (…) Empinada estás en mi memoria, de la mano, cogida a Ucchu Pedro contemplando: como silba el viento, como crece la yerba como escriben este poema de granito los Lázaros del Ande.
(…) ¡Ah!, viejo inmortal, golondrina solitaria, sin duda estarás mirando ahora, cómo florecen los cactus en la huera de la abuela, sin duda estarás cantando, en los prados, en las faldas del nevado.
10. Benjamín Torres Salcedo, o la vigencia del silencio. Nació en la Comunidad Campesina de Muquiyauyo (Prov. de Jauja) en 1939. Es otro de los poetas identificado plenamente con el dolor y la esperanza de Ancash. Graduado en Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ex catedrático de las universidades de “San Cristóbal” de Huamanga y de “José Faustino Sánchez Carrión” de Huacho (…).
Satán truena sus tambores a todo dar desde el nervio de las montañas
Tiempo, tiempo, tiempo el tiempo se ha detenido en una pequeña esquina del universo y el hombre ha renacido como la hierba la palma de los Andes
WAS KA RAN
WAS KA ─ Aleluya
RAN
─ Padre Nuestro
Los niños son hormigas blancas Las madres son hormigas rojas Los ancianos son hormigas negras Los hombres son color hormiga con el espanta clavado a martillazos en el rostro (WAS KA RAN…) Atusparia recorre el camino de batalla pidiendo tregua a la guerra a muerte de los elementos Atusparia vomita sangre en el pecho de los árboles heridos mientras las pampas se sacuden en celo (WAS KA RAN …) Una frazada de lodo cubre interminable los cielos el maizal y los goznes de los huesos que se clavan en las vísceras del planeta Sòlo una gota se rebela contra el tiempo y la apocalíptica ira (WAS KA RAN …) El Santa derrama lágrimas bermejas La pena se ha trepado hasta la última cúpula de la sangre (WAS KA RAN …) Un millón de niños con la risa triturada El siglo XX se ha puesto de rodillas ¡ W A S K A R A N !
Apéndice:
11. Jesús cabel. “Deentreescombros”. Nota del editor: En los originales de la presente antología, no figuraba el poema “Deentrescombros” de Jesús Cabel. Su inclusión era necesario. Por eso, a manera de apéndice presentamos uno de los poemas más trascendentes y conmovedores que se haya escrito en el panorama de la poesía peruana a causa del sismo de mayo de 1970.
“Deentrescombros” fue escrito entre los meses de mayo y diciembre de 1970 y publicado por primera y única vez en la revista “Gantu Huayta” (diciembre 1974, Nº 4, pp. 49-50) que dirige el esforzado profesor Alfredo Ramos Espejo. Pertenece al libro inédito Duro oficio (traducido al francés por Marcel Hennart). La versión en quechua corresponde a la poetisa Lily Flores.
Deentrescombros
(…) Aún las puertas se amurallan en la salida jadeante a despaso pues ignoran del silencio que juguetea que danza omnipotente en su armisticio como una llaga mineral obtusa en su aleteo erizada de óvulos abiertos para el orbe que a pedazos también cae que voces desangre gritos de sangre llanto de sangre atraviesan de canto a canto la pétrea oscura soledad vertical cresta donde nos hiciste adoloridos como el dolor
de saberse extraño minúsculo olvidado sopesados al tacto de los que ayer perdimos a brote de colapso en movimiento a vómitos de ira despiadada (…) Esqueleto de luz inútil sucesión de días y equinoccios siglos rumbo al vuelco y la deriva porque mañana he de dudar de los treinta´ de los uno de los treintaiuno de los mayo del setenta (…) Para la Librería-Editorial Juan Mejía Baca:
Áncash 31 es seguramente la antología más seria y exigente publicada hasta ahora de los poetas ancashinos. Cabel, parte del sismo del 31 de mayo de 1970 y elige a sus principales representantes, asimismo analiza los elementos de nuestra Política Cultural y discrepa en el sentido de encontrar vías positivas de solución a tan controvertido problema.
No es sOlo el fenómeno literario de estos últimos años, el que atrae a la polémica al autor de “Palabra de Guerrillero/Javier Heraud: pequeña antología y homenaje” (Ewagsa, 1970) sino el marco social e ideológico en el que éste se desarrolla. Así, Áncash 31, además de ser una contribución imprescindible para la comprensión de la poesía escrita en Ancash, es un reclamo definitivo y documentado de la urgente necesidad de una Universidad para el pujante departamento.
Esta es, una antología indiscutiblemente de provocación a todo aquello que signifique burocratismo cultural con membrete de Revolución. Su autor, obtuvo el Premio Nacional “El Poeta Joven del Perú”, 1975”, ha sido traducido a varios idiomas y es también, uno de los periodistas más destacados del país.