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Américo Portella Egúsquiza
Cincuentenario de un trágico suceso y otros símiles
Américo Portella Egúsquiza 16
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La proximidad de un percance muy desagradable es necesario, hacer una nota de reflexión y manifestar un sentimiento luego determinar un paralelo con lo que en estos momentos está ocurriendo.
El domingo 31 de mayo del presente año _ que también será domingo en esta oportunidad -se rememora el aniversario 50 del terrible terremoto que afectó gran parte del territorio nacional. De aquello, el departamento de Ancash fue el más castigado. Tragedia, la más mortífera que hemos tenido, cuyo saldo fue la destrucción de pueblos y ciudades y, la desaparición sepultada en lodo, en este caso YUNGAY, y la muerte de miles de peruanos. Triste recuerdo. Este suceso no solo fue eso, también estuvo acompañado de otros reveces como la destrucción de la economía y la tragedia en la parte social y cultural. Tras el terremoto se crearon sucesivamente entidades con la finalidad de poner orden y canalizar la inmensa cantidad de ayuda para los damnificados procedentes del país y sobre todo del extranjero, pero aquellos protagonistas de este accionar, se fueron filtrando, luego ya entronizado en esa entidad iban cambiando de nombre para activar la misma atención, y con excepción de unos cuantos honestos trabajadores, fue para manejar a su regalado gusto. Aparecieron los corruptos y desalmados – que nunca faltan-aprovechando de esa circunstancia lucraron y dilapidaron los fondos públicos y los donativos escandalosamente sin compasión del dolor y necesidades del golpeado poblador verdadero damnificado. Sobre esos
16 Américo Portella Egúsquiza. Natural de Parco, (Mariscal Luzuriaga). Poeta, ensayista, escritor. Cuenta con varias publicaciones sobre temas culturales de su provincia y del departamento de Áncash.
1970 La hecatombe de Áncash 143
actores que cometieron delito no les paso nada y con el transcurrir del tiempo quedó en la impunidad y el olvido.
Sin embargo, ante esa cruda realidad, el peruano y ancashino en especial, superando sus dificultades por encima de todos esos dolores se tuvo que levantar y echarse a andar y retomar sus actividades. Pueblo luchador y aguerrido.
Hoy, después de 50 años de ese fatal suceso, el mundo y el peruano está afrontando un grave problema luchando contra un enemigo invisible y letal llamado coronavirus ocasionando la muerte de muchos miles de personas y creando zozobra a los que todavía estamos padeciendo estragos. Curiosa y lamentable coincidencia. Esta guerra lo están enfrentando los guerreros en primera línea desde el cuerpo médico, enfermeras, policías y militares. ¡Viva para ellos! Son los verdaderos héroes. Que Dios les colme de bendiciones. Pero también, como en el caso anterior, es lamentable que hayan aparecido personas y funcionarios también autoridades, estafadores corruptos e irresponsables que se están aprovechando de esta situación delicada de desconcierto, todos con intereses de lucro burdamente adulterando productos o sobrevaluando materiales e implementos sanitarios. A esto se suma la otra nota emitida por los medios de comunicación alertando corrupción en altos mandos de la PNP que están en este trance y son materia de investigación, no son todos, pero afecta a toda la Institución. Será bueno ubicarlos y que les caiga sanción ejemplar. Hay corrupción en las instituciones, no hay duda, estamos hartos de ello. La corrupción en el Perú no es nueva, está latente y es una de las lacras endémicas, pero ¿alguna vez lograremos erradicar?
Lo sucedido en estos días debe llamar a reflexión y que no debe quedar impune ni en olvido.