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Máximo Augusto Egúsquiza Cueva

Desafío y promesa

Máximo Augusto Egúsquiza Cueva 17

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Tal vez no se pueda dar una amplia información sobre el terremoto de 1970 en la región de los Konchucos. Una zona ubicada en salientes que caen sobre abismos sin fondo que contrastan por el otro lado. El callejón de Huaylas, que aparte del imponente Huascarán y demás nevados, es un panorama verde, de sembríos y plantas, donde las aguas heladas riegan todas las parcelas y nuestra región relativamente improductivo espera ligeramente el empuje para convertir en realidad los costosos proyectos viales, forestales y otros.

El hombre desafía a la tierra firme y vive en ella construyendo edificios, y toda clase de comodidades. Sin embargo, el terremoto del 70 es un hecho doloroso que nos prueba que no hay tierra firme ni segura, porque puede abrirse, desquiciar montañas, cambiar el curso de ríos y producir una terrible mortalidad en la gente.

En medio de altos y elevados cerros, se encuentran la mayoría de las provincias de esta parte del departamento de Áncash, Antonio Raimondi (Llamellín), Huari, Fitzcarrald (San Luis), Asunción (Chacas), Mariscal Luzuriaga (Piscobamba), Pomabamba, Sihuas y Corongo, cuando el sol se hunde por detrás de aquellas montañas resplandeciente, se veía al cóndor volar y pasearse sobre grandes piedras como gratitud a la grandeza del firmamento y a una magnifica naturaleza.

Uno de los peores flagelos de la naturaleza, ocurrió justamente el 31 de mayo de 1970. Sabemos que el temblor de tierra no es otra cosa que un movimiento ondulatorio de la corteza terrestre, se produce cuando una repentina fractura (falla) puede deslizarse en un sentido y se expande un epicentro, la mayor parte de los daños se producen como es natural en los pueblos más cercanos al epicentro.

17 Máximo Augusto Egúsquiza Cueva. Natural de Pomabamba. Radica en Piscobamba desde hace más de 40 años. Autor de varios libros. Docente cesante.

La naturaleza produjo un sismo que, en menos de un solo minuto, destruyó y dejó en ruinas a las ciudades de la costa y a los bellos e impresionantes pueblos del callejón de Huaylas, el desprendimiento de rocas y nieve del majestuoso Huascarán al rodar formó un aluvión que arrasó Yungay y Ranrahirca, los sepultó con la totalidad de sus habitantes. En la región de Konchucos la intensidad del terremoto fue un poco menos y sus consecuencias causaron menos desastre.

En los pueblos de Konchucos existe similitud el fenómeno del terremoto del 70 porque desde Corongo hasta Llamellin, las distancias entre los cerros y montañas son muy distantes, los pueblos y caseríos alejados y muy solitarios, el cielo parece una sola masa azul, el sol totalmente blanqueado, es la única mancha de cielo, la tierra se quiebra, se rompe, entre abismos y hondonadas, los cerros todavía son en el mes de mayo, algo lluvioso, verdes, amarillos, rojos y violetas, algo oscuro a la distancia, los caminos son como esculpidos que se detienen en recodos como si descansaran entre trigo recién sembrada que le daba un final rotundo. Una última choza, un último camino, un pueblito, hasta un solitario árbol y cerro tienen nombre… Las travesías por caminos con cerco de piedras y pencas, arbustos y matorrales, por acequias de agua blanca y de arrullo virginal como un friso de bailarines que se dejan besar en la frente como el Huáncash, por una nube blanca es inverosímil.

El terremoto causó daños mayormente en las iglesias que tenían las torres más altas y de abobe, por primera vez nuestros pueblos conocieron la destrucción arrasada en las iglesias; de la Virgen Purísima de Llamellín, la iglesia mayor de la Virgen del Rosario de Huari, en calles angostas, las casas antiguas se cayeron y muchos quedaron de pie, pero rajadas desde el cimiento. La iglesia de la Virgen de la Merced de San Luis quedó destrozado casi en su totalidad, en Piscobamba, se cayó la torre de la Iglesia de San Francisco, pero la mayoría de las casas quedaron de pie a pesar de estar construidas a base de tapia y adobe, se dijo que una anciana habría muerto por la caída de una muralla, en Sihuas, la iglesia de Chasqui, sufrió la caída de algunos adornos, como el de San Pedro de Corongo: Se salvaron los libros, ornamentos y reliquias y los santos. Mientras se rezaba y se sufría, hubo muchas réplicas, la gente se volcó a las plazas y chacras, desgraciadamente con pellejos, hule, frazadas y realizar carpas para pasar la primera noche, y se apilaba alguna clase de alimento sobre el suelo removido e improvisado.

A la última hora de la tarde de aquel fatídico domingo, se continuaba rezando, durante la noche, seguía las réplicas nadie daba auxilio, la mala suerte aislaba a todos y le ponía a su propia necesidad. Al amanecer, se pudo realizar un análisis de todo, un avión de reconocimiento voló por el cielo de los pueblos y poco después caían paracaídas con alimentos y ropas, del cual se aprovecharon personas inhumanas. Todas las instalaciones y alojamientos precarios se encontraban en las plazas o alrededor de las casas que tenían patios o chacras.

Las horas pasadas constituyeron el ejemplo más cabal de solidaridad y apoyo entre los pobladores y vecinos. Es la historia más sangrienta de nuestro departamento, ocurrió en toda nuestra región, se produjo pérdida de víctimas humanas y la pérdida de innumerables bienes materiales y destrucción de nuestra geografía, aún hay personas que todavía viven las secuelas del tremendo terremoto.

En resumen, Konchucos sufrió el efecto de perder infraestructuras de viviendas, locales públicos, caminos, puentes y carreteras; alguna iglesia como el de Chacas fue destruida casi en su totalidad quedo en pie el milagroso retablo, declarado monumento histórico nacional. Tal vez en las zonas rurales se dieron victimas mortales ya que fueron sepultadas por avalanchas, cuando se realizaba labores agrícolas, tal vez hubo también heridos que por el bloqueo de caminos y carreteras no se tuvo las informaciones. Helicópteros brasileros fueron los primeros en sobrevolar algunos lugares, desde el aeropuerto de Anta.

El desastre sísmico acaecido en nuestro departamento de Áncash demostró la vulnerabilidad en toda la zona en general, pero también fue útil en la medida que la reconstrucción fue satisfactoria, es necesario hoy, que los gobiernos locales consideren en sus programas o planes de desarrollo medidas apropiadas para prevenir la ocurrencia de desastres y mitigar sus efectos.

Surgió la ayuda internacional, pero 25 años después, se efectuó un simulacro nacional de sismo, fue el más grande de los simulacros, ejercicio de prevención contra los desastres naturales realizado en el Perú. Surgió así, el uso común de palabras: peligro, vulnerabilidad, riesgo, prevención, preparación, peligro, mitigación, etc. Recordaremos siempre que a las 15 horas y 23 minutos del 31 de mayo de 1970, un fuerte terremoto seguido por un aluvión de rocas, lodo y nieve, sepultaron dos ciudades y causaron la muerte a más de 67 mil personas, 150 mil heridos y un millón de damnificados.

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