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Efraín Vásquez Veramendi
Terremoto del '70
Efraín Vásquez Veramendi 46
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Los peruanos y sobre todo los ancashinos, nunca nos olvidaremos de esta fecha...un 31 de mayo de 1970, nuestra amada tierra fue sacudida por un seísmo grado 8 en la escala modificada de Mercalli, aquel apacible y soleado domingo transcurría monótono y cotidiano, salvo las expectativas del equipo peruano de fútbol que acudía al Mundial de México '70, no teníamos mayores inquietudes porque justamente ese día se iniciaba la justa deportiva, con un partido entre el anfitrión y la antigua CCCP, alistábamos las radios con pilas nuevas ya que era el único medio por el cual, nos enterábamos de las noticias y especialmente ahora, que después del mundial en Uruguay en la que fuimos de invitados, no habíamos tenido participación alguna. Perú todavía iniciaría su participación días después, ante el poderoso equipo búlgaro.
En aquella mañana me encontraba sentado en la banca del heladero Garrito, quien preparaba unas chalacas que eran un manjar (raspadillas de hielo natural que traía del nevado "el burro" mezclado y helados de leche pura) en la esquina de la calle Comercio con el jirón Leoncio Prado, a un costado de la casa de la tía Dolorita, junto a Carlos Reyes y Alfonso Aranda entre otros, hacíamos hora con el buen heladero.
- A ver Garrito, preparame una chalaca bien "mercado". - Le pedíamos. - Pagando, pagando primero porque ustedes sin unos pendejos y después de comer, se me escapan. - contestaba en idioma "tarmeño" porque era medio tartamudo en pata.
- ! ¡Prepara no más hombre, acabo de vender un sol de pasto!
46 Efraín Vásquez Veramendi. Ingeniero agrónomo por la Universidad Nacional San Luis
Gonzaga de Ica. Escribe poesía, cuento y relatos de corte festivo, dicharachero, anecdótico y vivencial. Autor de Crónicas chiquianas y Versos Errantes.
1970 La hecatombe de Áncash 316
En el estadio de Jircan, había un encuentro no sé entre qué equipos y, como el ambiente era pelotero, después de almorzar la mayoría del pueblo se dio cita en ese lugar...3: 33 pm cuando la tierra comenzó a temblar, algunos más jóvenes y ágiles saltamos del terraplén que funge de tribuna para concentrarnos en el centro del campo esperando que pase pronto, vana ilusión porque no podíamos mantenernos en pie por la violencia del seísmo, tirados en el piso de tierra éramos zarandeados literalmente por la madre tierra.
- ! ¡¡¡Aplaca tu ira Señor!!!
- ! ¡¡¡Perdón, perdón por nuestros pecados!!!
- ! ¡¡¡Misericordia Señor!!!
Cualquier suplica era tardía; Levanté mi mirada en medio del terror más absoluto que he vivido, lo primero que vi por el lado de Huasta eran hileras de polvo que se iban levantando por el desprendimiento de rocas o el derrumbe de grandes masas de tierra de los cerros circundantes, igual era por Jaracoto, por Capillapunta, pero en menor escala; las paredes circundantes del estadio parecían hojas de un cuaderno que se cerraban y abrían a la vez, en una de esas pude distinguir al abuelito de Hugo Silva que aún pugnaba por bajar de la tribuna, vi el derrumbe de la pared con arcos circulares que había junto al coso, la tierra seguía temblando inmisericordemente, algunos quisieron pararse para escapar a algún sitio, correr, escapar de esta tribulación... Fue eterno, por fin, después de un minuto y 23 segundos, la tierra se aquietó.
De pronto me vi en medio de un río humano que corría en diferentes direcciones, yo iba a casa pero no sabía en dónde estaba, las calles eran un amasijo de tejas rojas en donde todos preguntaban a gritos por sus seres queridos, me paré en un rincón por unos minutos y recién pude ubicarme, estaba por donde hoy es el barrio de "Paramonga"; regresando pasé por la casa de Ancha Nuñez, y enrumbe de frente a la mía, el tercer piso de la casa de Arti Oquendo se había caído, la panadería de Tuntu estaba partida en dos, la casa de mi abuelo Martín de igual manera, ya casi sin aliento llegue a mi casa y encontré solo a mi madre que, arrodillada en una esquina del amplio patio, rezaba en medio de un desgarrador llanto, mi papá había salido a buscarnos; Javier regresaba de la Av. circunvalación y Nando nadie sabía donde
estaba... Me imagino que en todas las casas se vivía similar situación. Fue terrible. - Y tú donde has estado a esa hora...
- En Parientana
- Y...
- Cuando quería agarrarme de una planta !no podía! Porque se iba de un lado para otro.
Después de aquello, las réplicas fueron de lo más pavoroso, las primeras noches no se pudo dormir; en la plaza de armas se concentraron la mayoría de la población en rusticas carpas para dormir. La zapatería del Sr Bisetti se había caído y los zapatos estaban a la intemperie, de igual manera, habían muchas casas que estaban en la misma situación, a punto de caerse y estaban inhabitables. A media mañana del segundo día, una espesa nube de polvo nos envolvió por completo, subía por la quebrada de Conay devorándolo todo y oscureciendo el sol aún más que nuestras propias almas, las carreteras habían sido cortadas, no había luz ni telégrafos, por algunas radios que quedaban se comenzaron a escuchar mensajes de Lima, avisando a sus familiares de Chimbote o Huaraz que se encontraban bien y que no se preocupen??? ! ¡Si nosotros éramos los jodidos!... recién al tercer día, se tuvo una idea de la verdadera dimensión de la tragedia, donde había sido el epicentro y las primeras cifras de víctimas se anunciaban; Yungay había sido arrasada por un aluvión traicionero después del terremoto, todo el callejón de Huaylas estaba destruido, Casma y Chimbote contaba sus muertos en medio del llanto general y en Lima, todo no pasó de un han susto. Brigadas de voluntarios comenzaron a organizarse y a pie trataban de llegar a sus pueblos, ¡el ejército mediante helicópteros enviaba ayuda que llegaba desde todos los rincones del mundo, hospitales de campaña se instalaban en ciudades estratégicas...!70 mil peruanos!!! Entre muertos y desaparecidos era el saldo doloroso de aquel desastre y cerca de 150 mil más quedaron heridos o con alguna secuela del seísmo.
- Srta tenemos que suspender las clases por un tiempo...- le dice el Subprefecto a la directora del colegio.
- Imposible Sr Subprefecto, mañana mismo que se reinicien. responde ella.
La responsabilidad de la Directora Maura Rodríguez era tal, que al día siguiente mismo de la tragedia, quería continuar como si nada hubiese pasado; aquella promoción del '70 en el "Coronel Bolognesi" con los profesores Rubén Robles Moreno y Julio Vásquez Sotelo como asesores - tutores, la conformaban los desaparecidos Benjamín Robles Rayo, Carlos Soto, además de Julio Gamarra, Federico Valerio, Abelardo Cerna, Alfonso Fuentes, Mauro Núñez, Adelaido Cerrate, Pando Gamarra y el suscrito, entregó otros entrañables amigos y colegas más, tenía 16 años de vida y, ya habíamos visto a la muerte de tan cerca.
Sin embargo, un puñado de peruanos en México nos tenían reservado una inmensa alegría, el granítico capitán Don Héctor Chumpitaz y una brillante generación de jugadores, salieron al campo de juego con un crespón negro en el brazo en señal de duelo, dolidos aún por las noticias que llegaban desde la patria lejana, perdían 2 a 0 en el primer tiempo ante el team Búlgaro, era el debut de nuestro equipo que por derecho propio asistía a un campeonato mundial tras eliminar a la Argentina nada menos, pero ahora era otra historia y necesitaban escribirla con llanto...cabizbajos y meditando en sus propios sentimientos entraron al camarín en el entretiempo, de pronto, en medio de un silencio sepulcral, entró un dirigente con bolsón de tierra en la mano y, asiendo fuertemente un puñado de suelo blandió su brazo en todo lo alto esparciéndolo por encima de los jugadores y dijo. - ! Muchachos!!! ¿Esta tierra es peruana, es nuestra tierra, la misma que llora hoy a sus muertos...no merecen acaso una alegría?
Con el corazón en la mano y enjugando unas lágrimas, salieron esos 11 peruanos a luchar por su tierra, por los que lloraban a los que habían partido al cielo, por esa patria amada que sufría en la lejanía y, vencimos al poderoso Bulgaria 3 a 2 nosotros en Chiquián escuchando el partido en un viejo transistor, no nos sentimos solos.