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Abraham Alzamora Agüero
Reseña sobre el terremoto del 70
Abraham Alzamora Agüero 45
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Yo trabajaba en la oficina de correos y telégrafos en el pueblo de Sanachgan, capital del distrito Fidel Olivas Escudero, hermoso pueblo donde trabajé 20 años cultivando muchas amistades que perduran hasta el día de hoy. Tuve el honor de ser su alcalde elegido en 1983, cargo adonoren que cumplí con mucha honra.
El día domingo 31 de mayo de 1970 a las 3:30 de la tarde me encontraba en mi oficina avanzando algunos documentos de cierre de mes, cuando de un momento a otro sentí el movimiento de la tierra, salí corriendo, desesperado a buscar a mi familia, mi esposa y mis dos hijos Sara de 5 años y David de 2 años, saqué a mi hijo David dormido y lo lleve con mi esposa al centro de la plaza donde había un árbol y me fui corriendo a buscar a mi hija Sara que había ido a jugar con sus amiguitas cerca del río, yo gritaba el nombre de mi hija y a la vez llamaba a los vecinos para que todos salgan a la plaza, encontré a mi hija, la llevé donde estaba su madre, y todavía pude ayudar a salir algunos vecinos ancianos que no podían salir de su casa.
Al día siguiente, lunes me fui de madrugada a Piscobamba ya que no había forma de comunicarse con los familiares y preocupado por mi segundo hijo Fernando de 3 años, él se encontraba con sus abuelos, felizmente lo encontré bien, pero asustado; y cuando salí a la plaza encontré mucha gente llorando y preocupados ya que el terremoto había sido muy fuerte, dos casas y la iglesia fueron muy afectadas en Piscobamba, la casa de mi suegro don Alfonso Manrique de dónde sacaron a mi hijo felizmente ileso y otra casa en el barrio de Convento cerca de la tienda de don Roberto Vidal, una familia de Cabiña distrito de Llama.
45 Abraham Alzamora Agüero. Nació en en Piscobamba. Uno de los fundadores del Club
Mariscal Luzuriaga. Fue alcalde del distrito de Fidel Olivas Escudero. Integra Club
Piscobamba. Publicó el libro “Historia del Club Mariscal Luzuriaga”. Trabajador cesante del servicio de correos y telégrafos, Serpost.
1970 La hecatombe de Áncash 314
Por este terremoto también fue afectado el puente de Shocosh o puente del Río Marañón, fue destruido y una gran parte arraso el río, un puente colgante de 40 metros de largo y 2 metros de ancho, puente que unía al departamento de Ancash con Huánuco que hasta ahora no ha sido reconstruido. Cuando en 1983 fui alcalde del distrito Fidel Olivas Escudero, llevé al río marañón ingenieros y técnicos a realizar estudios para la reconstrucción de este puente y me dijeron que primero se haga la carretera para transportar materiales y después el puente; han pasado cincuenta años, ni carretera ni puente… En Piscobamba, recién el 2 de junio nos enteramos mediante la Radio Unión, la única emisora que funcionaba, que el epicentro había sido en Yungay y en la costa de Ancash, un terremoto de 7.8 grados que duró 45 segundos, fue suficiente para el desprendimiento de bloques de rocas y hielo del nevado Huascarán, cayeron a la laguna de Llanganuco produciéndose el aluvión que arrasó con todo el pueblo de Yungay y el distrito de Ranrahirca… Yungay era un hermoso pueblo con muchas palmeras en su plaza, con cuatro relojes en la catedral, dos campanas en la torre, varias piletas bonitas, hermosas flores de distintos colores y un hotel llamado “Atahualpa” muy conocido por los Conchucanos, quienes se hospedaban cuando llegaban a Yungay, todo fue sepultado por este enorme lodo que salió desde el Llanganuco quedando sólo cuatro palmeras, que hasta ahora se aprecian en el hoy, “Campo Santo de Yungay”. Decían que habían como 50,000 muertos y más de 20,000 desaparecidos, todos los días se observaba en el cielo ancashino aviones y helicópteros trayendo ayuda humanitaria, ropas y víveres caían en paracaídas en las alturas de Piscobamba; algunos logramos recoger ropas y frazadas… fueron días de mucha tristeza, llorábamos por toda esa gente desaparecida como si fuera nuestra familia; ya han pasado 50 años, felizmente no ha habido una tragedia de igual magnitud y ojalá nunca más suceda algo tan terrible como éste. Muchas gracias.