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Heber Ocaña Granados
Durante y después: terremoto del 70 en Huarmey
Heber Ocaña Granados 50
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Huarmey año 70, todavía se notaba ese pueblo pobre y triste como lo describiera a su paso por el lugar el sabio Antonio Raimondi. Sus casas, en un gran porcentaje estaban construidas de adobe y quincha, salvo raras excepciones, el pueblo contaba con casas de material noble; pero lo más notorio, eran sus dos espectaculares cines, que ambos se hacían la competencia los festivos dominicales.
Los domingos, el centro de recreación para niños y jóvenes, eran los dos cines que tenía el pueblo.
Ni el humo del cigarrillo que a veces presagia los malos acontecimientos, se pronunció en las bocanadas de los hombres del pueblo que tenían afición por fumar, pero si, como anunció de aquella inolvidable tragedia, dicen los viejos de hoy, jóvenes en aquellos años, que el pueblo se llenó de vientos fuertes que remecían los árboles y quitaban el sombrero. Por ello, casi hasta el final del siglo XX, un viento fuerte en la hoy ciudad de Huarmey hacía entrar en temor a los vecinos, se había quedado en la mente colectiva como un mal presagio de aquella tarde, minutos antes del desastre natural.
Como es ancho conocido, el 31 de mayo de 1970, fue un día domingo, donde la gente del pueblo salía a recrearse en torno a la plaza llamada ya desde ese entonces, Plaza independencia, otras en sendas celebraciones de amigos y/o familiares, ya que el centro del pueblo no distaba mucho de la zona agrícola, incluso, las casas huertas, existían y eran ahí donde la gente solía pasar sus domingos.
3 y 23 minutos de la tarde, la gente del pueblo empezó a oír un estremecedor “ruido sordo” como ya se le ha señalado históricamente,
50 Heber Ocaña Granados. Natural de Huarmey. Apasionado por la historia y la literatura.
Autor de libros sobre historia y trabajos poéticos. Promotor de bibliotecas populares y actividades culturales diversas Granados.
al inicio de la tragedia sísmica más grande que haya vivido el Perú, cuyo epicentro luego de muchos estudios tuvo como localización en 09.4 grados de latitud sur y 79.3 grados de longitud oeste y el hipocentro (foco) a una profundidad de unos 24 kilómetros y a 50 kilómetros de la costa entre Chimbote y Casma, cuya magnitud fue determinada de 7.5 grados en la Escala de Richter.
Por su ubicación dentro del epicentro, Huarmey, fue uno de los pueblos más azotados y prácticamente derruidos por el movimiento sísmico que recuerde su historia, viejos pobladores cuentan con mucha pena en el corazón, que vieron a su pueblo en un abrir y cerrar de ojos, sucumbido a ras de suelo, destruido segundo a segundo que pasaba, aunque las casas de aquel entonces no suponían mucho peligro, pero aún así permitieron ver la magnitud del desastre, cuando una tremenda polvareda se hizo del pueblo, cual juego de nominó veían caerse sus casas sencillas, tras el estruendoso ruido que procedía de no se sabe dónde.
Era domingo, los cines Grau y Libertad, desarrollaban sus funciones vespertinas, mayormente asistidas por niños y adolescentes del pueblo, los históricos y ya desaparecidos cines, se ubicaban el “Libertad”, en la Av. Cabo Alberto Reyes, donde en una parte de su amplio local, hoy funciona un hotel, y el “Grau” se ubicaba en la hoy llamada Calle Nueva, aunque de ésta última sus infraestructuras todavía persisten, como testigo de aquel suceso que marcó la vida de quienes asistieron a ese cine, ya que era el único cine que sus paredes, estaban construidas de material noble, como se le suele llamar a la mezcla del cemento con el ladrillo y que resistió a la embestida de la naturaleza. Por su parte el cine Libertad, según los adultos mayores de hoy, manifiestan que fue la que se desplomó, pero gracias a sus portentosas vigas de madera que conformaban la resistencia de su infraestructura, pudieron proteger a los adolescentes y niños que asistieron aquella tarde a la función vespertina.
Era mayo, el frío ya se estaba dejando notar en el pueblo, pronto se entraría al invierno y la gente, durante esa temporada de frío, tuvo que dormir en pequeñas carpas armadas con lo poco que le costó rescatar, luego llegarían diversas instituciones a brindar apoyo a la población afectada.
Después del sismo
En los días del mes de junio, luego del cese de las réplicas, el General Juan Velasco Alvarado, empezó a destinar a las Fuerzas Armadas a diferentes lugares que habían sido afectados por el terremoto.
Para Huarmey, fue destinada una Compañía de Infantería del Ejército Peruano, quienes trabajaron en la remoción de los escombros; Chimbote, se había convertido en el puesto de Comando de la Costa, que se comunicaba con la Estación Directora en el Comité Nacional de Emergencia, ubicada en la ciudad de Lima y Huarmey, era una subzona, que le correspondía informar a Chimbote de todos los acontecimientos, necesidades y trabajos que se realizaban. Para ello, se habilitó aeropuertos de tierra en Casma y Chimbote, por parte del Ministerio de Transporte y Comunicaciones.
Por su parte, la Marina de Guerra del Perú, realizó trabajos de distribución de víveres, entre Chimbote, Casma y Huarmey. El Ministerio de Vivienda, también empezó a determinar las cuantiosas pérdidas de viviendas, que sumaban más de cien mil en todas las zonas afectadas, así mismo, realizó trabajos de reparación del equipo de bombeo y restablecimientos de las tuberías que llevaba el agua al único reservorio que tenía el pueblo de Huarmey.
El trabajo desplegado por el alcalde de ese entonces Emiliano Reyes de Paz, era descomunal, aunque también, hay quienes, no lo veían con buenos ojos lo que su voluntad y fuerza de entrega, hacía por su pueblo.
En los libros de historia sobre el terremoto del 70 manifiestan: “En Huarmey, la habilitación del servicio de alumbrado público llegó a un 90% mientras que el rubro doméstico volvía a la normalidad a medida que se rehabilitaban las viviendas afectadas. Huarmey contó para ello, con el trabajo de su Central Termoeléctrica”. La ayuda extranjera no se hizo esperar, Europa se hizo presente en Huarmey a través del país de Alemania, siendo su Fuerza Aérea la que traía las donaciones, entre ellas, equipos para la preparación de agua potable, con una capacidad de 6,000 litros por hora cada uno. Fueron seis equipos, que fueron distribuidos en diferentes lugares de Ancash, uno de ellos, estuvo en Huarmey, hasta que se restableciera el abastecimiento normal de agua en el pueblo.