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El concho telúrico de acometividad, Héctor Velarde

Dominación y cultura. Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú. (Lima: Mosca Azul, 1980). Extractos seleccionados, págs. 69-73.

El Cholo: cultura de transición

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Aníbal Quijano

Sociólogo sanmarquino. Analista de los problemas políticos, culturales y sociales del Perú actual. Es famoso por su reflexión sobre la cultura del cholo y las clases sociales y el imperialismo.

os estudios sobre la población campesina del Perú y muy especialmente los que se refieren a las “comunidades indígenas”, revelan que gran parte de la población indígena está atravesando un activo y cada vez más acelerado proceso de cambio cultural. La generalidad de los antropólogos enfoca este cambio en términos de “aculturación”, esto es como un proceso de abandono de las instituciones culturales indígenas y la adhesión a las que ofrece la cultura occidental criolla.

Este proceso de cambio cultural afecta, principalmente, a las poblaciones indígenas expuestas a la influencia de la cultura urbana, ya sea a través del transporte, de la migración o de la vecindad a núcleos urbanos o industriales. En relación con estos factores, los límites y los niveles de este proceso de cambio cultural varían de una región a otra, siendo mayor en las zonas más expuestas a la influencia de la cultura urbana y menos pronunciada en las localidades más aisladas de este contacto. Además, ocurre en cierta forma dentro del proceso de “modernización” de la cultura occidental criolla de la sociedad global peruana, y paralelamente a él. Probablemente, en gran parte es una de las consecuencias de esta “modernización”.

El enfoque de este proceso de cambio cultural que afecta a la población indígena, como proceso de “aculturación”, puede ser probablemente apropiado para una parte de la población afectada por el cambio. Sin embargo, si se examina con cuidado el material ofrecido por la literatura antropológica, y se observa sobre el terreno las características de algunas de las capas que se señalan como sujetas al cambio, puede llegarse a la conclusión de que el problema es mucho más complejo que el implicado en un proceso actual de “aculturación”, y que hay un amplio sector para el cual el cambio cultural significa un fenómeno distinto. Algunos antropólogos, aunque de manera no muy clara, parecen haber previsto lo mismo, no solamente por la sustitución de la tradicional denominación de “mestizaje cultural” por el de cholificación para describir el proceso, sino también señalando la resistencia de algunos grupos de cholos a integrarse en los grupos de mestizos “occidentales” o “aculturados”.

Es decir, el proceso de cambio cultural que afecta a la sociedad peruana puede ser visto en términos de tres procesos particulares: a) la “modernización” que afecta a la sociedad global y particularmente a la población que participa en la cultura occidental criolla; b) la “aculturación”, que afecta a una parte de la población indígena, y chola; c) la cholificación que afecta a parte de la población indígena. Los grupos que se señalan en los cambios antropológicos como protago-

nistas del cambio cultural, aparecen normalmente como abandonando progresivamente su herencia cultural indígena y adoptando la que ofrece la cultura occidental criolla, ya sea en su variante urbana o en su variante campesina, aunque la mayor parte de este proceso ocurre bajo la influencia de la variante urbana. Este, que es el que aquí denominamos proceso de aculturación , contiene, según resulta de los estudios de los antropólogos, un factor motivacional sumamente protagonista, por incorporarse a la cultura occidental criolla y ser admitido plenamente por sus participantes. Así, por ejemplo, Galdo Pagaza informa que un sector de los indios que abandonan la cultura indígena y se hacen “mestizos” tratan de incorporarse a las capas occidentalizadas de la población y, en el curso del tiempo, lo consiguen después de una resistencia inicial de los participantes en la cultura occidental criolla.

Pero al mismo tiempo, otros grupos de la población que está afectada por el cambio, no solamente no se esfuerzan por sino rechazan la incorporación a la cultura occidental y su admisión en ella. Estos grupos –como los anteriores- aparecen participando en una esfera cultural integrada al mismo tiempo y en forma combinada, por elementos que provienen de la cultura indígena y por los que pertenecen a la cultura occidental. Esto es, que no se produce el abandono total de la cultura indígena, ni siquiera en el curso del tiempo y de las generaciones, y puede observarse por el contrario un activo esfuerzo por mantener, aunque modificados y adaptados a las circunstancias sociales, los elementos provenientes de la cultura indígena que forman parte de su mundo cultural. La vestimenta, el lenguaje, los patrones de organización familiar y de parentesco, ciertas formas de relación social como el “compadrazgo”, la concepción del mundo y las creencias religiosas, las formas de organización comunal, el arte y las técnicas artesanales, muestran una combinación de elementos de ambas procedencias culturales.

El mundo cultural así constituido, puede no ser coherente, sin duda es inclusive conflictivo en determinados aspectos. No obstante, es un mundo distinto, como conjunto tanto de una como de otra de las culturas originales. En este momento, no es probable que se pueda hablar todavía con una convicción, de que este “mundo cultural” forma una cultura enteramente estructurada en su conjunto. Pero, debe admitirse la existencia de un conjunto de elementos e instituciones culturales que están en proceso de formación y desarrollo y que tienden a su institucionalización global como conjunto, siendo probable la existencia de sectores de elementos ya institucionalizados.

Es este proceso particular que, estrictamente, puede ser denominado como cholificación. Implica, en consecuencia, el surgimiento de una nueva vertiente cultural en nuestra sociedad, que crece como tendencia en los últimos años y prefigura un destino peruano, distinto que la mera aculturación total de la población indígena en el marco de la cultura occidental criolla, que ha sido hasta aquí el tono dominante de todos los esfuerzos por integrar al indígena en el seno de la sociedad peruana...

La modificación del contenido del cancionero popular peruano, con sus insistencia en el tema del cholo, en la orgullosa autoidentificación del cholo como tal, frente a los demás grupos, en la crítica social y política cuyo contenido se aparta de la que proviene de la clase media urbana, en la ridiculización de la cultura “criolla” de las ciudades de la costa y del afán imitativo de los “aculturados”, tan contrario de la anterior actitud admirativa de los campesinos serranos, y sobre todo, con el énfasis en el valor de las peculiaridades culturales del Perú y de la defensa del valor vital de los elementos de la cultura indígena, en contra de la concepción de las clases medias y dominantes de la cultura occidental criolla, para las cuales todo ello es folklore y es exótico.

Todo ello no es propio de la personalidad indígena contemporánea ni de la occidental criolla, así como tampoco puede ser el resultado del proceso de aculturación. Y, desde esta perspectiva, sólo puede ser el resultado de la emergencia de una nueva personalidad socio-cultural en la sociedad peruana.

Puede, pues, concluirse sin arriesgar mucho, que el cholo no es solamente un nuevo grupo social de emergencia, sino que fundamentalmente es portador de una cultura de formación, integrándose con elementos que proceden de nuestras dos culturas originales y con otros que son producto de la elaboración del propio grupo. En tanto que esta cultura está aún en proceso de emergencia y formación, no puede esperarse que ella muestre ya una institucionalización, estructurada a nivel global. Eso no obstante, es legítimo enfocarla como una cultura en proceso de formación, es decir una “cultura de transición”, con las mismas connotaciones incorporadas a la noción de “sociedad de transición”.

“Mestizaje, transculturación, heterogeneidad”, En Asedios a la heterogeneidad cultural: Libro de homenaje a Antonio Cornejo Polar, José Antonio Mazzotti y U. Juan Zevallos Aguilar, coordinadores (Lima: Asociación Internacional de Peruanistas, 1996), Págs.54-56.

Mestizaje, transculturación, heterogeneidad

Antonio Cornejo Polar

(Lima 1936-1997)

Estudioso de la literatura y defensor de la heterogeneidad de la cultura peruana. Fue rector de la Universidad de San Marcos y profesor en Berkeley.

odría decirse que la categoría de mestizaje es el más poderoso y extendido recurso conceptual con que la América Latina se interpreta a sí misma, aunque tal vez hoy su capacidad de ofrecer imágenes autoidentificatorias sea menos incisiva que hace algunas décadas y aunque –de otro lado– no puede olvidarse que a lo largo de nuestra historia no dejó de suscitar cuestionamientos distintos pero casi siempre radicales y hasta apocalípticos (desde Guamán Poma hasta algunos positivistas). Me parece claro, sin embargo, que prevaleció y prevalece una ideología salvífica del mestizo y el mestizaje como síntesis conciliante de muchas mezclas que constituyen el cuerpo socio-cultural latinoamericano. Después de todo, no es casual que aquí se pudiera concebir con éxito una imagen mítica, como la de la “raza cósmica”, que es la exacerbación hímnica de la algo así como un súper mestizaje –que sería, además, la razón legitimadora de la condición latinoamericana–.

Es inútil enlistar los innumerables usos de la categoría mestizo (y sus derivaciones) para dar razón de la literatura latinoamericana; inútil porque son de todos conocidos y también (espero no ser injusto u olvidadizo) porque en ningún caso hubo un esfuerzo consciente por definir con una cierta solvencia teórica lo que implica una “literatura mestiza”. Me temo que en gran parte reproduciría una cierta ansiedad por encontrar algo así como un locus amoenus en el que se (re)conciliaban armoniosamente al menos dos de las grandes fuentes de la América moderna : la hispana y la india, aunque en ciertas zonas, como el Caribe, se incluyera por razones obvias la vertiente de origen africano. Naturalmente, este deseo no era ni es gratuito, ni tampoco se enclaustra en el espacio literario: su verdadero ámbito es el de los fatigosos e interminables procesos de formación de naciones internamente quebradas desde la conquista. Asumir que hay un punto de encuentro no conflictivo parece ser la condición necesaria para pensar-imaginar la nación como un todo más o menos armónico y coherente –punto que sigue siendo un curioso a priori para concebir (incluso contra la cruda evidencia de profundas desintegraciones) la posibilidad misma de una verdadera nacionalidad. La “literatura mestiza” no es necesario decirlo está inextricablemente ligada al asunto de la “identidad” regional y/o nacional. La construcción social de la persona y obra del Inca Garcilaso es un ejemplo contundente a este respecto.

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