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La “plata”, la moneda y la construcción de la nación

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en el reverso la imagen de una mujer que representaba a la patria, rodeada del mensaje “Firme y feliz por la Unión”. Esta moneda de 8 reales se acuñó hasta 1858, y fue conocida como la “Libertad Parada”, debido a la postura de la mujer en el diseño.101 Durante la vigencia de la Confederación Peruano-Boliviana, el Estado Nor Peruano continuó la emisión de esta moneda, mientras el Estado Sud Peruano acuñó un nuevo emblema con el escudo de la confederación. Esta última moneda, acuñada en la ciudad del Cuzco, incluía el mensaje de “Firme por la Unión” y una alegoría solar que reforzó, sin duda, la relación entre la nación y los elementos simbólicos de reminiscencia inca.102

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También se puede notar que las monedas comenzaron a asociarse con los sucesos de la vida política republicana. No solo medallas, como las de la Orden del Sol, serían elaboradas en la Casa de Moneda, pues la población recurría a la Casa para acuñar monedas conmemorativas. Se autorizó a los particulares para que recurran a la Casa de Moneda con el objeto de amonedar sus piezas de oro y plata. Así, en 1834 se dio curso a un oficio dirigido al director de la Casa que señaló que no había inconveniente en acuñar monedas de oro para particulares, siempre que satisficieran todos los costos:

Don Santiago Távara ha hecho presente al Gobierno que desea que en esa casa se acuñen de su cuenta doce monedas de oro de las que se han mandado a fabricar con motivo de la publicación de la constitución. Y no habiendo menor inconveniente para que tenga efecto su pretensión, lo comunico a vuestra de orden del señor S. E., previniéndole que este mismo puede practicarse con cualquier otra persona que lo soliciten, siempre que satisfagan todos los costos que tengan dichas monedas.103

La reforma monetaria de 1863 que eliminó el peso y creó el sol como unidad monetaria selló la unión indisoluble entre la nación peruana y los símbolos de origen incaico. Esta nueva moneda fue bautizada popularmente como la “Libertad Sentada”, dado que a diferencia del anterior diseño la mujer fue representada en esa postura.104

El presidente Nicolás de Piérola, en medio de los vaivenes de la Guerra del Pacífico, intentó una reforma monetaria adoptando el inca de oro como unidad,

101. Banco Central de Reserva, Museo Numismático del Perú (<http://www.bcrp.gob.pe/docs/

Proyeccion-Institucional/Museo/Museo-Numismatico-del-Peru.pdf>, última consulta: 06/09/15). 102. Para una recuento de la influencia solar en los primeros años republicanos, véase Salinas 2013: 1-13. 103. Archivo de la Casa de Moneda, legajo 91. Documento 207, “Oficio dirigido al director de la casa de la moneda sobre que no hay inconveniente en acuñar monedas de oro para particulares, siempre que satisfagan a todos los costos”. Lima, 14 de junio de 1834. 104. Dargent 2013: 233-234.

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pero esta no logró consolidarse. Sin embargo, se acuñaron algunas monedas fraccionarias, conocidas unitariamente como “moñona”, probablemente por el diseño de una mujer luciendo un moño en el reverso. También se emitieron billetes con la denominación de inca, curiosamente con menos referencias a la simbología andina que las propias monedas, tal como puede observarse en el billete de cinco incas. Finalmente, en 1897 el cambio de patrón monetario al oro se expresó en la acuñación de la libra peruana de oro, que incluyó la imagen de Manco Cápac, repitiéndose el diseño en las monedas fraccionarias, cambio vigente hasta la reforma de 1931.

Se puede concluir que la moneda contribuyó a difundir los ideales de la patria, tales como la justicia, la unión entre peruanos, etcétera, relacionando estas virtudes con un imaginario que incorporó muy rápidamente la iconografía incaísta reflejada en elementos tales como el sol, la geografía o animales típicos de los Andes. Esta retórica política, conocida a partir de otras fuentes y trabajos especializados,105 incorporó el pasado incaico con el objeto de legitimar la independencia y la construcción de la nación, al mismo tiempo que excluía de la dirigencia a los sectores indígenas, relegándolos, en el mejor de los casos, al papel de votantes, tributarios y soldados del ejército. Es importante hacer notar que su difusión no solo se produjo por medios textuales o visuales clásicos, sino que incorporó una materialidad de uso cotidiano tal como la moneda.

La moneda metálica no fue el único medio de difundir la relación entre la nación y algunos símbolos. Poco tiempo después de su fundación en 1863, el banco La Providencia emitió billetes en soles con su equivalente en pesos. En el registro iconográfico de los billetes no se observan las mismas referencias de las monedas: las imágenes representan “la prudencia, la vida y la salud”.106 Esta tendencia continuó con la emisión de los billetes del año 1863 por un valor de 25, 50, 100 y 500 pesos;107 sus imágenes no muestran una clara referencia a motivos que podríamos considerar “nacionales” hasta el billete de 8 soles de 1869. En este caso se muestra a unos herreros y, más revelador, una planta de algodón, imagen que busca representar a la nación peruana por medio de los intereses de una región y una élite en particular.108 El diseño de los billetes emitidos por otros bancos no ofrece una referencia explícita a lo nacional, salvo obviamente al escudo o símbolos patrios. La referencia más directa viene de la emisión de 1871 del Banco de Arequipa, que muestra a una dama sentada con el volcán

105. Méndez 1993. 106. Corrales 2013: 10. 107. Ibíd., pp. 11-19. 108. Ibíd., p. 29. Una imagen similar en el billete emitido por el Banco de Piura en 1872: véase <http://www.peruvianbanknotes.com/1872bp.html> (última consulta: 11/09/15).

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Misti de fondo.109 Sin embargo, en 1867, luego de paralizar por un tiempo la emisión de billetes por su constante falsificación, el banco La Providencia reanudó la serie con el billete de un sol que en el anverso representa un pastor con llamas en los Andes, diseño que se mantuvo hasta 1877.110

Fue el Banco Nacional del Perú el que se caracterizó por el uso de imágenes claramente referidas a lo nacional en sus billetes. Fundado en septiembre de 1872, contó entre sus accionistas a la Casa Dreyfus, emitiendo billetes de diversas denominaciones, entre ellos, el de 20 soles (véase imagen 2), que muestra una escena de pastores de llamas en los Andes. La relación entre la iconografía y la política de este banco no fue casual. Como sabemos, por voluntad de sus creadores, tuvo la intención de democratizar el accionariado y el crédito, acercándolos a sectores que no eran parte de la élite económica. Señalaron que con esta institución borraban “la línea de demarcación que antes existía entre los grandes y pequeños capitales, confundiendo ya, en materia de bancos, a todas las clases sociales”.111

La referencia a lo nacional en los billetes de este banco era menos retórica; presenta individuos más que símbolos como el sol, la geografía o animales. Un caso que señala esta tendencia son los billetes de un sol y dos soles emitidos entre 1871 y 1873, que muestran claramente a una mujer de rasgos andinos en el diseño. Y, sorprendentemente, en el billete de 5 soles (véase imagen 3) presenta a un afrodescendiente de oficio aguador, posiblemente la primera representación de este tema en un objeto de estas características, inspirado, sin duda, en las acuarelas y fotografías costumbristas que circularon en todo América durante ese tiempo.112

En el caso de las mujeres, el billete de un sol representa con claridad a una mujer de rasgos andinos ataviada con ropa tradicional, imagen también reproducida en el billete de 5 soles emitido en la década de 1870 por la sucursal del banco en Tacna. La emisión de la misma sucursal por valor de 20 soles incluye una mujer andina con un bebé cargado en la espalda, costumbre muy difundida en diversas regiones del país.

109. Corrales 2015. 110. Corrales 2013: 33. En 1866, el público comenzó a rechazar los billetes por causa de la falsificación, causando un primer episodio de pánico en nuestra historia. Salinas 2011b: 332. 111. Camprubí 1957: 92. 112. Véase <http://www.peruvianbanknotes.com/1872bndp.html> (última consulta: 11/09/2015).

José Cotrina, experto coleccionista de billetes, me indicó que la compañía American

Banknotes, empresa que imprimía los billetes en Estados Unidos, era la que usualmente ofrecía las imágenes a los clientes. Esto supone que los responsables del banco decidieron escoger imágenes que fueran fácilmente relacionables con el Perú. Tal decisión no parece muy frecuente ni compartida por otros bancos.

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Billete de 1 sol del Banco de la Providencia. Corrales 2013: 33.

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Billete de 20 soles del Banco Nacional del Perú. Colección de José Cotrina.

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Billete de 5 soles del Banco Nacional del Perú (1873). Colección de José Cotrina.

La imagen del aguador (véase imagen 4) podría estar inspirada en una foto del siglo XIX del archivo Courret o en las acuarelas de Francisco Pancho Fierro o en la obra de A. A. Bonaffe, quien en 1857 pintó una serie de personajes populares.

Aguador, archivo Courret Hermanos, colección de Paul Frecker y versión de Francisco Pancho Fierro, Aguador, en Pinacoteca Municipal Pancho Fierro (<http://bit.ly/1H515Q7>, última consulta: 12/09/05).

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Billete de 1 sol del Banco Nacional del Perú (1870). Colección de José Cotrina.

Billete de 5 soles del Banco Nacional del Perú (1870). Boletín Numismático Digital, n.° 13: 135, 2014, preparado por José Arcelio Gómez Prada, p. 15.

Billete de 20 soles del Banco Nacional del Perú (1870). Colección de José Cotrina.

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Billete de 100 soles del Banco Nacional del Perú. Colección de José Cotrina.

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Billete de 5 soles del Banco de Tacna. Colección de José Cotrina.

Billete de 10 centavos de la Empresa de Transways de Lima. Colección de José Cotrina.

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Una pieza particularmente valiosa es la emisión del mismo banco del billete de 100 soles, a poco de iniciado el conflicto con Chile,113 y de una de las denominaciones más altas, que incluye una reproducción del célebre cuadro de Luis Montero, Los funerales de Atahualpa, pintado en la ciudad de Florencia (Italia) entre 1865 y 1867, y exhibido con notable éxito en Río de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. Finalmente, el cuadro fue presentado por el autor en Lima en 1868, poco antes de morir en 1869, víctima de la fiebre amarilla. El cuadro lo convirtió rápidamente en un pintor célebre, mientras la pintura era presentada en el exterior e iniciaba su viaje a la capital:

Los diarios peruanos iban anunciando su llegada y creando expectativa entre la población. Cuando se exhibió finalmente en Lima en 1868, un periódico local calculaba que lo habían visto unas quince mil personas. Reproducida en postales, billetes, estampillas y libros escolares, Los Funerales de Atahualpa de Montero se convirtió tempranamente en una pieza central de la imagen oficial del país.114

Como se puede notar, los directivos de este banco decidieron incorporar imágenes que aludían a lo nacional desde varias dimensiones. Por un lado, los tipos populares típicos, proceso paralelo a la construcción de una literatura nacional representada por las tradiciones de Ricardo Palma o de la música nacional con las recopilaciones de la zamacueca elaboradas por el músico de origen italiano Claudio Rebagliati en 1868. Al mismo tiempo, incluyen elementos históricos que se habían popularizado rápidamente, como el cuadro de Montero, incorporado como imagen oficial de la nación. Es interesante hacer notar que lo mismo pasa con la música, pues así como Rebagliati recopila música popular y la arregla para el gusto académico, él mismo elabora el arreglo oficial del Himno Nacional que entonamos hasta el día de hoy.115

Los demás billetes bancarios emitidos por los bancos en diversos lugares del territorio nacional ofrecen frecuentemente imágenes asociadas con el desarrollo económico: ferrocarriles, barcos, puertos, etcétera.116 Una excepción es el billete de 5 soles del Banco de Tacna de 1872, el cual muestra una escena de pastores al pie de un volcán, con una variante especial en la década de 1870 que añade una mujer claramente ataviada con ropas tradicionales.

113. Leonardini 2009: 1262. 114. Véase <http://bit.ly/20XvE0q> (última consulta: 12/09/15). 115. Este proceso continuará en el siglo XX, tal como se puede notar con las estampillas conmemorativas de la independencia del Perú, en las que se incluyó el cuadro del mismo tema de

Juan Lepiani. Leonardini 2009: 1264. 116. Véase la colección en <http://www.peruvianbanknotes.com> (última consulta: 11/09/15).

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Otra excepción es la emisión de 10 centavos de la Empresa de Tranvías de Lima que muestra el edificio de la Municipalidad de Lima en 1877, y lo mismo con un billete del Banco de Lima que muestra una imagen de indígenas señalando la ciudad.117

Como se puede observar, la historia de la moneda metálica y de los billetes excede por mucho la historia económica o monetaria. En primer lugar, el uso de las unidades monetarias no estuvo al margen de los problemas políticos y la inestabilidad de los gobiernos peruanos a lo largo del siglo XIX. Las tensiones de la guerra, los intereses de los grupos económicos y el destino de la administración estatal influyeron decisivamente no solo en el valor de los medios de intercambio, también afectaron su aceptación y uso. El constante rechazo del billete fue, sin duda, acicateado por su debacle administrativa y las decisiones que cargaron su depreciación en las espaldas de las mayorías más pobres urbanas y, especialmente, rurales. Pasarían muchas décadas más para que esta experiencia sea olvidada y retorne el uso del papel moneda. En segundo lugar, la iconografía de las monedas y billetes contribuyó a difundir un imaginario que relacionó símbolos andinos con la nación, incluyendo a personajes populares de origen indígena y afrodescendiente. En un país con una escasa tasa de alfabetización es posible que estos medios materiales, comprensibles para un público mucho mayor, ejercieran un poderoso influjo en la construcción simbólica de la nación.

117. Corrales 2015: 17.

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Capítulo 8

De la libra de oro al nuevo sol: la turbulenta historia de la moneda en el Perú del siglo xx

Carlos Contreras Carranza1

No se necesita riqueza metálica, como es el patrón oro, sino medio circulante barato que facilite los cambios y desarrolle las industrias nacionales. El papel moneda no es la ruina de los pueblos, sino el elemento tonificante de las naciones en las horas de enervamiento económico. Es el recurso extremo del déficit fiscal y el auxiliar de la industria en las horas de tribulación, cuando disminuyen los rendimientos del capital, cuando viene la insuficiencia de la producción.2

Aunque en principio la moneda pareciera cumplir una función meramente instrumental en la historia económica —servir de medio de pago, forma de acumulación y unidad de cuenta de las transacciones—, sabemos que tiene algo de aprendiz de brujo, en el sentido de que no se trata de un instrumento neutral que cumpla sus funciones, por así decirlo, imparcialmente. Está sujeta a vaivenes en su valor, y cuando se aprecia, o lo contrario, cuando escasea o abunda, cuando se fragmenta en diversas clases, termina favoreciendo a unos grupos sociales y desfavoreciendo a otros. Apercibidos de ello, los grupos pugnan por manipular la moneda en su favor. Por eso es siempre tan interesante examinar la historia monetaria de las sociedades.3

Este capítulo se propone dar cuenta de la evolución de la moneda en el Perú del siglo XX. Se trata de una historia turbulenta debido a las fuertes

1. Agradezco la eficiente asistencia de Gloria Centeno en la investigación documental y de fuentes. 2. Maúrtua 1915: 8. 3. Véase en esta línea Bloch 1978, Vilar 1974, Kindleberger 1988 y Eichengreen 2000.

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