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1. Concepto, importancia y función de las elecciones

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Aristocrática

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Institucionalismo contextualizado y sistemas electorales

Para nuestro marco teórico vamos a seguir, como ya lo hemos mencionado y anticipado en la Introducción del presente trabajo, el institucionalismo contextualizado de Dieter Nohlen. Su sistematización y presentación de los conceptos, fundamentos, elementos y criterios para comprender, describir, explicar y evaluar a los sistemas electorales de las democracias modernas será el principal insumo teórico del presente trabajo. Desarrollaremos a continuación, pues, un marco teórico que nos permita establecer conceptos y criterios clave.

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1. Concepto, importancia y función de las elecciones

Podemos empezar partiendo del factum de las elecciones en las democracias liberales modernas actuales y constatar que quizá sea lo común que tienen dichos Estados, aunque con diferencias importantes. El hecho básico que se comparte es que se tienen procedimientos para elegir representantes, aunque dichos procedimientos no

sean exactamente iguales en todos los casos. Estos procedimientos son, pues, el método democrático cuasi por antonomasia, en la medida en que es uno de los pocos momentos donde los ciudadanos de las sociedades modernas tiene cierto control sobre los representantes y gobernantes, en la medida en que son estos mismos ciudadanos quienes los eligen por un periodo determinado de tiempo.

Ahora, no debemos perder de vista que las elecciones son una técnica para elegir representantes y que por sí solas no garantizan democracia. De ahí que pueda haber elecciones en países no democráticos, sobre todo hoy, donde existen regímenes autoritarios con elecciones (Levitsky y Way 2010). Se trata, pues, de una condición necesaria (todas las democracias liberales tienen elecciones), pero no de una condición suficiente (no todo régimen político que tenga elecciones puede ser considerado, sin más, como un régimen político democrático).

Las tres condiciones fundamentales que poseen los procesos electorales en los países democráticos son (1) la libre elección de los ciudadanos, es decir, que el voto de los ciudadanos sea libre1;(2) el hecho de que no exista únicamente un partido; y (3) que cualquier partido tenga la posibilidad de ganar (que exista verdadera incertidumbre). Tener opciones y capacidad de elegir entre ellas son pues, requisitos de las elecciones democráticas. Cuando la ley ampara a estas condiciones estamos ante elecciones competitivas (sistemas democráticos). En caso de que esto no sea del todo así, se tendrá como resultado la realización de elecciones no competitivas (sistemas políticos totalitarios) y elecciones semi-

1 Que el voto sea libre implica que no exista coerción sobre el elector para determinar su preferencia. Esto no debe confundirse con el hecho de que es posible que el voto sea obligatorio o facultativo. La libertad radica en poder elegir el candidato de la preferencia de uno y no en si es que uno está obligado a votar en general. Actualmente en nuestro país el voto es obligatorio y libre y ello no constituye ninguna contradicción para los principios democráticos.

competitivas (políticos autoritarios). Este último tipo, regímenes políticos con elecciones competitivas e injustas (el régimen es autoritario y usa su poder y recursos para impedir una competencia libre y justa) ha sido recientemente tipificado como “autoritarismo competitivo” (Levitsky y Way 2010).

En todo caso, los principios que Nohlen deriva de la idea regulativa de elecciones competitivas para hacer de criterio evaluador de la realidad empírica son los siguientes:

1. Propuesta electoral libre.

2. Competencia entre candidatos (posiciones y programas polí ticos).

3. Igualdad de oportunidades para los candidatos.

4. Libertad de ele

cción (voto secreto).

5. El sistema electoral no debe provocar resultados no-democrá ticos.

Las elecciones competitivas, como ya hemos visto, son un elemento central de los sistemas políticos democrático-liberales, al punto de ser una condición necesaria (pero no suficiente) de estos sistemas. Sin elecciones no hay democracia, aunque las elecciones por sí mismas no la garanticen. En cambio, en los países del llamado socialismo real, las elecciones son no competitivas ya que dicho procedimiento está enteramente subordinado al hecho de que es un único partido el que legítimamente dispone del poder, por la “misión histórica” que supuestamente posee. Finalmente, las elecciones semi-competitivas son compatibles con la articulación de

una oposición, pero que no tiene una efectiva posibilidad de quitarle la hegemonía a quien detenta el poder autoritariamente (el ejemplo de Nohlen es el PRI de México hasta la década de 1980).

Las funciones de las elecciones competitivas serían, además, en lo esencial:

• El poder expresar la confianza del electorado en los candidatos electos.

• El poder constituir cuerpos representativos funcionales.

• Poder controlar al gobierno o rendición de cuentas política (Peruzzotti 2002)

Sin embargo, aquí debemos resaltar la importancia sobre el contexto que venimos mencionando desde el inicio del trabajo y que Nohlen especifica de la siguiente manera: “Las funciones específicas de las elecciones dependen de las circunstancias sociales, institucionales y políticas. En países socialmente fragmentados, las elecciones pueden tener la función de posibilitar la representación justa de los diferentes grupos socioculturales o de superar políticamente las divisiones formando mayorías parlamentarias (...)” (Nohlen 2004: 17).

Aquí es donde debemos señalar tres factores estructurales importantes en la determinación de las funciones que adquieren las elecciones:

• La estructura del sistema social: clases sociales, grupos, antagonismos, minorías, etc.

• La estructura del sistema político: si es presidencialista, parlamentario, etc.

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