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El cuarto Inka: El Constructor de Puentes

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MAYtA CáPAC El cuarto inka: El Constructor de Puentes

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Ha pasado un tiempo desde que me encontré con el tercer Inka, había algunas discrepancias en lo que leía. Me detuve a estudiar más acerca de nuestro pasado, inclusive a escritores extranjeros que me asombraron con su erudición en un tema tan ajeno a ellos, como William H. Prescott, que casi ciego escribió lo que él podía leer con los ojos de otros. Como si estuviera en trance me sumergía en los empolvados libros de nuestra historia, y escuchaba que mis ancestros me decían: “CunturSoul, tú escribirás de nuestro doloroso pasado, porque has bebido la leche de esta Pachamama y en tu alma llevas los sufrimientos de nuestra gente. No te detengas, que esto sea tu objetivo más importante.”

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Con este propósito continuaré y quizás al final de este viaje lleguemos a la conciencia de nuestros semejantes, para rectificar el estado de opresión en el que los ‘Indios’ se encuentran.

“Hombre del Futuro, todos tenemos ese deseo de oprimir. Los Inkas no éramos diferentes.”

“Mayta Cápac, eres perspicaz en este problema que acecha a la humanidad.” Así fue mi repentino encuentro con este soberano. Por lo que se ha escrito sobre él, asumo que era hiperactivo, una condición que es común en nuestros tiempos.

“¿Cómo puedes diagnosticar una afección después de tantos años de mi muerte?”

“Porque las descripciones de tu niñez podrían dar una clave a tu comportamiento de adulto. Se dice que quebrabas los huesos de tus compañeros de juego, lo que va más allá de esta anomalía de la hiperactividad. Otros dicen que eras precoz y estabas en constante movimiento, que es lo más característico de esta condición. En sí, no constituye un defecto si es encaminado al bien.”

“No estoy al tanto de las fracturas que causé. Pero sí sé que teníamos rivales, a pesar de que ya éramos poderosos. Debido a las enseñanzas pacíficas de mis antepasados, nuestros enemigos pensaban que éramos débiles; especialmente los alcaviczas, que no aceptaban nuestra posición dentro de la comunidad, y usaban cualquier pretexto para deshacerse de nosotros. Yo reconocí sus objetivos, los enfrenté y conseguí la completa toma del Cuzco.”

“Mayta, tú fuiste sincero en anunciar la verdadera agenda de los Inkas, disimulada bajo un manto de benevolencia, y reconociste que ustedes eran los poseedores del valle.”

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“¿Quién eres que vienes a despertarme de mi eterno sueño con estos comentarios?”

“¡Oh, Mayta Cápac, siento que hay una tempestad en el alma de mis antepasados y un huracán en la mente de mis contemporáneos! Porque nosotros, los muertos y los vivos, tenemos una gran misión que cumplir.”

“¿De qué misión hablas? ¿Es que no les dejamos un Imperio para que continúen con nuestro legado, como otras civilizaciones lo han hecho?’’

“Eso no ocurrió. Por eso estoy perturbando tu alma, para que juntos avizoremos nuestro futuro.”

Días después, en el Inticancha, ahora el templo de Santo Domingo, encuentro a Mayta jugando con una bola de caucho con sus tíos Apu Condomayta y Tacachuincay. Momentáneamente, mientras jugaban, Mayta empieza a gritar: “¡Pasen mi macana, que vienen a matarme!”

Como un espectador, observo el desarrollo de los eventos. Diez hombres de atuendos diferentes al de los Inkas entran y tratan de aprehender a Mayta, quien lucha contra ellos, matando a uno e hiriendo gravemente a otro. El polvo nubla el lugar y le escucho decir: “¡Alcos!, ¡alcos! ¡perros!, ¡perros! Los mataré a todos.” Los que querían asesinarlo se escapan. El joven Príncipe se acerca al moribundo y le pregunta: “¿Quién te mandó?’’

“¡Mayta Cápac, eres valiente, pero nosotros los expulsaremos del Cuzco!” Dicho esto cesó de hablar.

“Mayta, Mayta, ¿qué pasó?”

“Orejones, los alcaviczas vinieron a matarme. Ahora que sabemos de sus intenciones, mi padre no puede seguir tolerando esta situación. Tenemos que dominar a todos

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los curacazgos en el valle del Cuzco, si queremos cumplir con nuestro destino. Sé que vendrán de nuevo. ¡Esto será una guerra!” En la habitación contigua, el anciano Lloque Yupanque escucha y dice:

“Mayta, ¿qué ocurrió aquí? ¿No te llevas bien con los otros ayllus? ¿Cómo nos vamos a unir al Cuzco, si no congenias con los otros curacas? Tus abuelos nos enseñaron a ser benevolentes. Si no lo eres, tú no serás un buen líder.”

“Padre, ellos dicen que yo le quebré la pierna a uno de los alcaviczas y están usando eso como un pretexto para atacarnos. ¡Taita!, yo siempre te protegeré y defenderé nuestra dinastía.” El Inka se retira de la ensangrentada escena molesto con su hijo. En su oscura cámara, los orejones le aconsejan sobre las acciones de su hijo, tratando de hacerle entender que es demasiado viejo para continuar llevando las riendas del naciente Imperio.

“¡Gran Lloque Yupanque, escúchanos! Mayta Cápac acaba de salvarnos. ¿Por qué no le dejas que domine esta ciudad? Él lo hará tarde o temprano. Este es el momento, mientras tiene la ventaja. Nuestros vecinos no se detendrán hasta deshacerse de nosotros.”

“Apu y Taca, permitiré que Mayta haga lo que sea mejor. Los alcaviczas son las últimas facciones a las que necesitamos atraer.”

“Mayta, tu padre finalmente comprende que, a pesar de sobornos y obsequios, los alcaviczas todavía se niegan a unirse con nosotros. Con su abdicación y bajo tu mando podremos dominarlos. Ellos deberían haber estado bajo nuestra confederación hace tiempo.”

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Habiendo sentido la ponzoña del fracaso, los alcaviczas incitaron a las comunidades contiguas a luchar por la completa erradicación de los Inkas. En un momento de descuido, los alcaviczas sucumben. Con la derrota de los últimos habitantes originales del Cuzco los pequeños conflictos habían terminado y esto significaría el apogeo del Imperio. Tal es el destino de la humanidad, que solo a través de la supervivencia del más fuerte miramos con esperanza al futuro.

“CunturSoul, ¿no crees que estás generalizándonos? Con respecto a Mayta, yo traté de enseñarle a vivir en paz. Ahora mis orejones me están pidiendo que le ceda la mascaypacha. A pesar de ser joven, no tengo otra alternativa que acceder. No puedo argumentar contra su victoria.’’

“¿Cómo va a liderar una nación en formación a tan temprana edad?”

“Mayta Cápac estará bajo el tutelaje de mis hermanos, que han visto en él las posibilidades de continuar con el expansionismo después de mis expediciones.”

“Inka, acabas de decir algo que podría aclarar mi confusión. Nuestra historia no precisa cuándo o por quién comenzaron las grandes campañas de unificación.”

“Un Imperio no se forma de la noche a la mañana. La discrepancia era que adquiríamos un lugar, para después solo perderlo. Esto te demuestra que los pueblos eran sumamente independientes.”

“Lloque Yupanque, ¿tratas de insinuar que se les hizo imposible formar una sociedad unida porque somos incapaces de trabajar juntos por el bien común? Tal vez yo también soy un instigador de esa desunión.”

Mapa del Tahuantinsuyo (Imperio de los Inkas).

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“¿Tú, un hombre comprometido con tu gente y tu pasado?’’

“Sí, esos son los demonios con los que lucho dentro de mí y ese deseo de despertar la conciencia en nosotros me ha forzado a tomar este viaje increíble, pero la apatía de mis compatriotas me desconsuela.”

“Tú te has propuesto llevar a cabo una tarea imposible, presiento que tus palabras van a ser malentendidas y no llegarás a ver realizados tus sueños. Sin embargo, lo que escribes será un testimonio de tus deseos; deja que los libros de nuestra historia solo sean una guía, porque nuestro pasado siempre será distorsionado por los vencedores.”

“Sabio y viejo Inka, lo que dices es cierto. Porque en las tierras del norte de América escribieron una Constitución tan admirable, que solo pudo ser escrita por la mano de Dios. Pero en la plenitud de esa divina inspiración estaban aniquilando a los habitantes originales que les dieron albergue y luego trajeron esclavos de África. Sin embargo, su historia fue escrita de tal manera que esos sucesos fueron y son ignorados por las masas de inmigrantes, que venían y siguen viniendo a nuestro continente. No obstante, esa gran nación americana está corrigiendo las injusticias del pasado, y eso es lo que se puede hacer con la historia si sus ciudadanos son justos.”

“CunturSoul, es tiempo de que retorne a la nada de mi existencia. Espero que nos juntemos al final de tu viaje.”

Mayta Cápac era ahora el señor reinante y tenía cuentas pendientes con muchas comunidades del valle del Cuzco. Para ese efecto, construyó un calabozo lleno de fieros animales en las afueras de la ciudad, el Sancahuasi. Con esta temible cárcel se dio institucionalidad a los Inkas, como los propietarios del Cuzco.

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Los que estaban cerca venían a ofrecerles su lealtad, aquellos que vivían lejos enviaban a sus hijos para que aprendieran de los Inkas. Con el tiempo, y con más partidarios, Mayta Cápac se dirigió al sureste del Cuzco.

Continuaré en este viaje al pasado siguiendo los pasos de Garcilaso, quien escuchó la historia de su pueblo de sus nobles parientes y escribió una extensa narración del Tahuantinsuyo, cuarenta años después de haber dejado su Pachamama. Pues está en la naturaleza humana sentir nostalgia por nuestras raíces, cuando uno se encuentra lejos de su lugar de origen. En nuestros tiempos podemos retornar en pocas horas al lugar en que nacimos. Pero a veces regresar tan rápido hace que nos enfrentemos a las razones por las que dejamos nuestro país, creando sentimientos de ambigüedad, que en mi caso es el alma de mi gente que no ha cambiado en mis cincuenta años de ausencia. Uno puede imaginarse cómo Garcilaso, que nunca volvió al Perú y solo pudo viajar de regreso a su tierra ancestral con su pluma, sentía su aislamiento y solo podía idealizar lo que más adoraba, su historia Inka, que había sido alterada por los cronistas.

En la gran plaza de Aucaypata, Mayta Cápac arengó a sus súbditos:

“Inkas, no tenemos más disputas civiles, el destino es nuestro. Iremos a las tierras a las que mi padre fue, con más aliados que vienen al valle del Cuzco, tenemos que proveerlos y mantenerlos ocupados. Somos una tierra fértil para las rebeliones y la ociosidad trae consigo los vientos del descontento.”

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“Mayta, tu padre fue al oeste del lago Titicaca, me imagino que los chucuitos deben acordarse de los Inkas.”

“Ellos ya no recuerdan quiénes somos y por ello tenemos que empezar como si nunca hubiésemos venido. Esta vez lo haremos como un Cuzco confederado. Iré al otro lado del Titicaca, donde hay unas ruinas.” Mayta Cápac llegó a Yunguyo, lugar donde viví de niño, luego avanzó al sur del lago. El Inka tuvo que vadear a la otra orilla del río Desaguadero, que drena el lago Titicaca. Con los moradores del lugar construyeron unas balsas para que les sirvan como un puente flotante. Una vez en camino, en un paisaje desolado, llegaron a un sitio de imponentes restos megalíticos.

“CunturSoul, no sé cómo los antiguos habitantes construyeron estas estructuras pétreas. La entrada de este gran pórtico no conduce a nada, solo los rayos del sol la atraviesan.”

“Mayta, mira esa gran efigie esculpida en piedra; parece portar un atuendo, como los astronautas de nuestros tiempos. Pienso que estamos viendo más vestigios de extraterrestres aquí, los que quizás vinieron y partieron del Tiahuanaco hace miles y miles de años.”

“Hombre del Futuro, por eso creemos que Wiracocha-PachaYachachic construyó este lugar, y luego se fue con sus ayudantes caminando por los grandes océanos. Desgraciadamente, ignoramos cuándo regresarán.”

“¿Fuiste tú quien empezó con el rumor del regreso de los wiracochas?”

“No, eso lo hemos estado escuchando por mucho tiempo. Después de ver estas enormes construcciones, sé que ellos regresarán.’’

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“Inka, siento decirte que algún día ustedes lamentarán el mito del retorno de los wiracochas. Porque los que vendrán son seres humanos del otro lado del mundo.”

“CunturSoul, hemos viajado lejos. Es tiempo de regresar. Veremos cómo construir obras, como las ruinas del Tiahuanaco.”

“Mayta, ¿estás haciendo pronósticos para un Imperio que todavía no lo es o es que has estado consultando a tus brujos sobre el devenir? Pues lo que predices ocurrió. En mis tiempos vienen de todas partes del mundo a ver las colosales estructuras, y dudan que ustedes las construyeron. ¿Podrías haber sido tú quien empezó a construirlas?”

“CunturSoul, yo solo vi la posibilidad de edificar construcciones similares después de visitar estas ruinas. Alguien empezó y otros terminaron lo que predije.”

“Orejones, continuaré al Cuzco. Algunos de ustedes irán a Hatunpuna, ese mortal desierto que mi padre solo pudo ver desde las cordilleras. Es imperativo saber quiénes habitan el Contisuyo.”

“Mayta, iré con ellos, estoy agotado con el aire de los Andes. Las tierras bajas me harán bien.”

“Anda con mis sinches, pero no les hables de tus ideas.”

“Inka, cambiar ideas y pensar diferente es lo que unirá a la humanidad.”

“¡Cuichi, Hualpaya, Allpa y Conti! El Hombre del Futuro irá con ustedes, para que sepa más de su pasado. ¿Por qué? No lo sé. Tal vez ustedes lo entiendan.”

“Sapa Inka, él quiere compartir nuestros tiempos, para ayudar a nuestros descendientes.”

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“Cuichi, ten cuidado de no tomar en serio lo que él diga, especialmente con tus primos, que son jóvenes.”

Al amanecer, Mayta Cápac partió hacia el sur y sus generales se dirigieron al oeste.

“CunturSoul, estás respirando con dificultad.”

“Llévenme en una hamaca, denme coca y así podré continuar.”

“Te estás acostumbrando a la coca.”

“No lo haré, si solo la uso para aliviar mi malestar de la altura.” Conforme descendíamos de las cordilleras escuchaba los pasos acelerados y cortos de mis portadores, que caminaban sin ningún esfuerzo. En mi delirio, causado por la coca y el aire liviano, sentía una sensación de levitación. En ese estado extracorpóreo deliberaba sobre lo vano de mis intenciones. En mis alucinaciones daba discursos sobre cómo recobrar lo que fuimos, y me regocijaba con el tumultuoso gritar de mi sobrenombre.”

“¡CunturSoul!, ¡CunturSoul!, ¡despierta!, estás soñando.”

“¿Cuánto tiempo hemos estado caminando? Ya está atardeciendo.” Atarantado y con un sabor ácido en mi boca, por la coca, salto de mi hamaca.

Conti y Hualpaya se ríen al verme despertar eufórico, y me dicen: “En el delirio de tus sueños, tu espíritu intranquilo logró conseguir lo que quisieras hacer para nuestra gente. Mira el gran desierto bajo el dorado Inti, que también está en trance después de atravesar los antis, e ir a dormir a su desconocida morada.”

“Cuichi, tan solo por esta magnífica vista valió la pena venir con ustedes.”

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“Hasta este lugar llegó Lloque Yupanque. Mañana bajaremos al gran desierto a cumplir con los deseos de Mayta Cápac.”

“Allpa, es increíble ver tan vasto desierto.”

“CunturSoul, no creo que todo ese territorio sea así. Hemos oído que los habitantes de estos áridos lugares producen lo que quieren. Por eso Mayta Cápac nos envió para ubicarlos y algún día formar una gran nación con ellos.” Al día siguiente, Cuichi, el jefe de la expedición, es el primero en recibir al sol naciente.

“CunturSoul, continuaremos nuestro descenso. Entre más temprano lo hagamos menos problemas tendremos. Los chasquis dicen que hay gente dispersa. Iré a alertar a mis guerreros. Si Conti viene dile que estoy con las tropas.’’

“Conti, qué bien que llegaste. Me sentía solo y meditabundo viendo tan magnífica vista. Dime, tú que ya eres un capitán, ¿estás listo para realizar la tarea encomendada por el Inka?”

“Al igual que cualquier joven noble, yo solo vengo como un aprendiz. Pero me gustaría saber sobre el futuro del que vienes.”

“Joven Inka, no olvides que lo que sé es el resultado de más de medio milenio de diferencia. En mi estado alucinante vengo para entender el porqué de nuestra caída. Aunque hablamos de un Imperio, eso no lo fue.”

“¿Cómo es que tu mundo actual nos acepta como un Imperio y tú, uno de nosotros, no nos aceptas como una civilización avanzada?”

“Yo creo que parte del problema era la ciega obediencia a sus líderes y...”

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“… CunturSoul, no termines lo que estás tratando de decirle.”

“Conti, tú debes estar con tus tropas. CunturSoul habla del futuro. Eso puede traerte problemas.”

“Cuichi, solo le estaba hablando en términos generales y no en contra de Mayta Cápac.”

“Sea lo que digas no discutas con los jóvenes nobles, porque no comprenderán tus motivos. Hazlo con los señores Inkas, que están bajo la tutela de Inti. Nosotros solo nos beneficiamos o sufrimos por las consecuencias de sus actos.”

“Cuichi, me disculpo por crear problemas con tus capitanes. Sigamos cuesta abajo, que ahora puedo hacerlo caminando.” Días después se encontraron con unos guerreros costeños que se internaron en un fuerte sin almacenar suficiente comida ni agua.

“Hualpaya, tú como emisario, ve hacia ellos y diles que venimos en paz.”

“Conti, ven conmigo, para que aprendas el arte de la persuasión.” En las afueras del fuerte, Hualpaya les dice:

“Gente de Cachuna: venimos de esas inhóspitas montañas, donde Inti se levanta. Su hijo, nuestro Sapa Inka, nos ha enviado, para saber de ustedes y algún día unirnos.”

“¡No! Nunca nos uniremos con los serranos.” Oyendo la respuesta negativa, los emisarios regresaron.

“Cuichi, los costeños no se rendirán, porque saben que no nos adaptaremos a este caluroso ambiente.”

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“Los sitiaremos hasta que se rindan o se mueran por su propia voluntad.” Después de un tiempo, los niños salían en busca de hierbas. Los Inkas se compadecieron de ellos y les ofrecieron alimentos. Al ver su generosidad, los costeños abdicaron y les dijeron que al norte habían civilizaciones avanzadas, y que los Inkas no llegarían a ellos por la costa, tendrían que hacerlo descendiendo de las cordilleras.

“CunturSoul, regresemos adonde el aire es liviano y nuestras mentes se acercan a los dioses.”

“Cuichi, eso de que nos acerquemos a los dioses en las alturas no lo creo. Solo sé que muchos no pueden soportar este ambiente falto de oxígeno. Una hazaña fisiológica que les hizo posible adaptar frutos para alimentar no solamente a los Inkas de entonces, sino también al Viejo Mundo, y a pesar de eso no nos reconocen por estos aportes.”

“CunturSoul, fuimos conquistados y los conquistadores no deben nada a los vencidos. No te olvides que nosotros también estábamos yendo a otras tierras para unirlos. Pero a diferencia de nuestros conquistadores, nunca a esclavizarlos.”

“Ustedes no los esclavizaban corporalmente, lo hacían espiritualmente al no promover la individualidad, para que cada uno forjara su propio destino por el bien de todos.”

“¿Qué quieres decir con que cada uno siga su propio destino? Un solo individuo no podría hacer producir la tierra, ni siquiera para sobrevivir y mucho menos para el bien de una nación.”

“Quizas por eso los Inkas crearon un Imperio de ciudadanos sin libre voluntad.”

“¿Eso es lo que tratabas de enseñarle al joven Conti?”

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“Cuichi, ese incidente con Conti te da un ejemplo de cómo sojuzgaban sus mentes. Yo no hago distinción entre el Sapa Inka y sus súbditos para expresar y compartir mis ideas. Somos diferentes en cuanto a las habilidades que tenemos y por eso debemos ser respetados. Pero más aún, por las ideas que cada uno tiene.”

“Hombre del Futuro, nuestros pensamientos difieren en siglos. Regresemos al Cuzco.”

“CunturSoul, ¿cómo se portaron mis sinches?”

“Gran Mayta Cápac, tus capitanes son leales y capaces, pero tienen miedo de expresar lo que piensan. Recuerda que el ejército es el pueblo. Lo que se haga con ellos será para el bien o el mal de la nación.”

“¿Es que no formamos una gran sociedad?”

“Quizás lo lograron, pero sin darse cuenta formaron un Imperio imposible de sostenerse por sí mismo.”

“Sea lo que pienses, el Sapa Inka es el único que puede filtrar las ideas, después de recibir la orientación de Inti.”

“Mayta, ese fue nuestro pasado con tus ídolos, este es nuestro presente con un Dios extranjero y mira lo que somos.”

“Si nosotros fuimos conquistados por una civilización superior, nuestros descendientes deberían superar el legado que les dejamos. ¿Por qué no lo han hecho?”

“Inka, por las mismas razones que acabas de dar: la filtración de nuestros pensamientos por otros seres humanos, y la aceptación de un Dios ideado por otros.”

Meses después, el Inka quería explorar más allá del río Apurímac.

“Hombre del Futuro, ese río no solo es el Gran Hablador, sus elevados arrecifes nos han dado la seguridad y también nos

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han mantenido aislados. Por años he estado haciendo modelos de un puente y sé que lo construiré con la ayuda de mis amautas, que cada día son más ingeniosos a medida que nuestra nación se prepara para las expediciones a esas regiones del Contisuyo. Como lo has dicho: las guerras son los catalizadores para el progreso de una civilización. Nosotros también estábamos empezando a comprometernos con ese primordial deseo de imponerse a otros.” Con legiones de constructores, Mayta fue en dirección al gran río. Al acercarse se escuchaba el caudaloso ruido de ese viejo narrador, que por miles de años ha estado tratando de decirnos algo.

“Mayta, ¿de dónde conseguiste tanta gente y a ambos lados del río: hombres, mujeres, viejos, jóvenes y hasta niños?”

“Supongo que esto es lo que tú quieres decir: trabajar juntos por el bien de todos. Como ves, estamos en los portales de nuestro destino.”

“Cómo quisiera que el Tahuantinsuyo que nos dejaste tuviera líderes que guíen al país a cohesionarse por el bien de la ciudadanía, aunque ninguna grandeza fuese lograda. Porque la gloria es fugaz y las trompetas del triunfo tarde o temprano se silencian, pero la unión siempre persistirá.”

“Hombre del Futuro, no entiendo tus comentarios sobre cómo formamos un Imperio, estás insinuando que oprimíamos para lograr ese objetivo; tú sabes que parte de la libertad debe sacrificarse, para formar una gran nación. Quizás lo que quieres decir es, ¿cómo formamos una sociedad utópica? Nosotros estuvimos a punto de hacerlo, pero los conquistadores nos truncaron.”

“Mayta, es posible que los Inkas llegaran a tener una sociedad cercana a ese concepto, porque no había hambre o falta de trabajo.

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Sin embargo, al final ustedes crearon un Imperio de súbditos incapaces de actuar o pensar por sí mismos. Como ves, nadie sabe qué problemas podría traernos esa utopía. En el proceso nos estamos aniquilando para conseguirlo. Quién sabe si eso es lo que el Creador quiere de nosotros, para que lleguemos a ser perfectos.”

“CunturSoul, por eso creemos en Inti.”

Usando el ichu y la cabuya, fibra de cactus, se construyó un puente colgante, que podía soportar el peso de los guerreros Inkas. Con el tiempo construirían puentes que soportarían el galope de los conquistadores en sus apocalípticos caballos. Comentar más sobre este puente sería conjeturar de mi parte. Como Garcilaso escribió: Después de que el puente sobre el Apurímac fue construido, grandes ejércitos de los Inkas cruzaron hacia el Oeste. Sobre esa versión mi mente se despliega a ese puente colgante, que al cruzarlo parecía hundirse en las estruendosas aguas bajo los amenazadores escollos de donde las gigantescas sogas estaban sujetas. Mayta Cápac sería el primer Inka que cruzó el río hacia el Contisuyo y avistó un nevado majestuoso, al que nombró Coropuna, “maravilloso”. Continuando por el agreste terreno, el Inka llegó al gran volcán Misti, en medio de un valle verde, donde él fundó la ciudad de Arequipa. Saber que ahora nos enorgullecemos de que los españoles fundaron esta ciudad es una aberración de la historia. Porque fue Mayta Cápac quien dijo arequepay, y ‘Arequipa’ es atribuida a la palabra quechua que quiere decir ‘me quedaré aquí’. Luego de esta expedición, el Inka retornó al Cuzco a pasar sus últimos días.

“Gran Mayta Cápac, ¿qué tienes que decirnos antes de ir a unirte con Inti?”

Mi mente se despliega a ese puente colgante sobre el río Apurímac, que al cruzarlo parecía hundirse en las estruendosas aguas bajo los amenazadores escollos de donde las gigantescas sogas estaban sujetas.

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“CunturSoul, gran amigo de las épocas, he estado en la oscuridad por tanto tiempo, que mi tumba es como los desiertos que cruzamos. Al escucharte en este viaje, siento que hemos fracasado por no dar libertad a la gente. Tú trataste de fomentar ese concepto en nuestros jóvenes, pero no te dejamos hacerlo. Continúa con los otros Inkas, y al final de este encuentro, quizás enmendaremos nuestro pasado en el futuro.”

Por lo tanto, les digo a mis descendientes:

“La saga de nuestra raza no fue y no es perfecta. Pero sé que con el tiempo nuestro destino cambiará. Recuerden que solo ustedes crearán sus volcanes de la desesperación, y solo ustedes derramarán las lágrimas de la esperanza, porque nadie llorará por ustedes.”

Con mis ojos humedecidos me despedí de otro más de mis antepasados, a pesar de sus imperfecciones ellos eran también mis ancestros, para sufrir sus fallas o enaltecer sus logros. Eso es el engrandecimiento del alma. Recordemos que los mejores árboles crecen en las lavas de los estruendosos volcanes.

El Inka llegó al gran volcán Misti, en medio de un valle verde, donde fundó la ciudad de Arequipa. Foto de Aníbal Pepper.

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