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Otras piedras y fragmentos de piedras

Figura 3.44. Piedra junco. Figura 3.45. Piedras cuba.

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La lista de tipos que presentamos aquí no es exhaustiva. Hay, por ejemplo, innumerables piedras conducto y sillares simples desparramados por todo Tiahuanaco. No realizamos un registro sistemático de las piedras conducto ya que el elaborado sistema de canales de Tiahuanaco es tan extenso que demandaría un proyecto de investigación independiente. Más aun, no es posible estudiar este sistema sin realizar excavaciones sistemáticas. Dejamos fuera los sillares simples debido a que no hay mucha información que podamos ganar además de la que conseguimos al estudiarlos en el contexto de los muros y estructuras que todavía están en pie. También registramos una variedad de piedras rotas no terminadas o con formas muy extrañas, cuyo uso o conexión con otras piedras no pudimos identificar, debido a que no nos dan ninguna pista o a que las pistas que nos proveen son insuficientes para llegar a alguna conclusión. Entre estas se encuentran las piedras que apodamos «Piedras Cuba» (figura 3.45). Estas podrían representar piedras de nicho dobles. en construcción; sin embargo, sus dimensiones no corresponden con las piedras nicho terminadas que hemos medido. También dejamos fuera las Piedras Cuba y los fragmentos no distinguibles de piedra. Las piedras de los canales y los sillares simples, sin embargo, recibirán más atención en el capítulo 6 sobre la construcción, como también los harán las piedras tipo «junco» o Tipo 15. Los demás tipos son ilustrados y serán discutidos a continuación.

Otras piedras y fragmentos de piedras

Medimos otras piedras de las que solo existe un ejemplar. No sabemos si son representativas de un tipo que todavía no conocemos; excavaciones futuras podrían arrojar nuevas luces sobre ese tema. Entre las más significativas de estas piedras solitarias se encuentran una puerta ciega monolítica y dos entradas abiertas monolíticas en miniatura: la llamada «Pequeño Pumapunku6» y la que hemos denominado «Entrada A», todas en Pumapunku.

6 Llamada así por Posnansky (1945, vol. 2, p. 138).

Puertas monolíticas en miniatura

Identificamos dos fragmentos que alguna vez formaron una puerta ciega monolítica en miniatura de 48 centímetros de ancho y 95 centímetros de altura (figuras 3.46 y 3.47). Desde el frente, estos fragmentos tienen la apariencia de una puerta colocada dentro de una típica chambrana de escalonado doble. Justo dentro de la entrada se encuentra un espacio superficial de 17.4 centímetros de profundidad, cuyos lados están adornados con una moldura escalonada a cerca de un cuarto de la altura del espacio. Un muro plano de aproximadamente 8 centímetros forma la parte posterior del espacio. Uno podría argumentar que las puertas ciegas no son realmente puertas, sino que más bien representan nichos. Pero los nichos no parecen puertas en su forma más básica. Las secciones transversales en plano y elevación revelan la diferencia: en el caso de los nichos, hay una transición biselada lisa desde la apertura hasta la parte posterior del nicho, mientras que en la puerta ciega hay un techo deliberado con forma de panel rebajado, que da la impresión distintiva de un cuarto hacia el que lleva la apertura, ausente en el nicho.

Otros dos fragmentos forman una entrada pequeña, apodada la «pequeña Puerta del Puma» por Posnansky (1945, vol.2, pp. 137-139) (figura 3.48). Aparentemente tanto Angrand como Stübel encontraron el pequeño Pumapunku todavía intacto y lo midieron y dibujaron. Sus dibujos concuerdan bastante bien, con una excepción: difieren significativamente en la representación de la ventana pequeña sobre la entrada. Angrand dibuja la ventana como si tuviera forma de hongo, al mismo nivel que la parte exterior de la entrada y colocada en un rebajo rectangular en el interior (Prümers, 1993, p. 460). Stübel y Uhle muestran un dibujo de detalle, así como vistas axonométricas del interior y exterior (1892, parte 1, placa 36, dibujo en el texto y figuras 2 y 2a). Cuando intentamos reconstruir la ventana de estos dibujos, no pudimos hacer coincidir los dos lados; la ventana no podía construirse según el dibujo. Posnansky, que tenía ambas piezas niveladas y alineadas, propuso una solución similar a la de Angrand, con la excepción de que el tallo del hongo no es simple, sino escalonado (Posnansky, 1945, vol. 2, p. 138). Los elementos más importantes de la ventana están ausentes, por lo que no podemos reconstruirla con absoluta certeza. Sin embargo, basándonos en las pistas que permanecen, hemos llegado a la misma conclusión que Posnansky (figura 3.49). No hay evidencia alguna de las placas mostradas en el interior por Stübel ni del tímpano en el exterior. Dada la exactitud del trabajo de Stübel, solo podemos asumir que los bosquejos de este detalle particular se confundieron entre su primera visita de campo y la publicación del trabajo 15 años después.

De la otra puerta miniatura, la Entrada A, queda la jamba derecha y un fragmento de la jamba izquierda (figura 3.50). Como demostraremos más adelante, hay una marcada semejanza entre esta puerta y las puertas más grandes de tamaño completo.

Figura 3.46. Fragmento diestro de la Puerta Ciega en miniatura.

Figura 3.47. Puerta Ciega en Miniatura, reconstituida con plano y sección (dibujo por Jean-Pierre Protzen, publicado por primera vez en Journal of the Society of Architectural Historians).

Figura 3.48. Pequeño Pumapunku.

Figura 3.49. Nuestra reconstrucción de la ventana del Pequeño Pumapunku; dibujo por Jean-Pierre Protzen (a), comparado con Stübel (b) y Angrand (c).

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