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Apéndice 1. Apuntes sobre los nombres de las estructuras de Tiahuanaco

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Epílogo

Epílogo

Los nombres que hoy se atribuyen a las diversas estructuras de Tiahuanaco son casi en su totalidad de acuñación reciente y no implican un significado etimológico profundo ni nos proveen pistas sobre los usos o funciones de las estructuras, sino tan solo una conveniente nomenclatura que nos permite identificar las estructuras. «Kalasasaya» aparece por primera vez en los escritos de Bandelier, que escribió «Kalisasaya» (1911, p. 8). Utilizó el nombre para designar lo que hoy conocemos como el Kantatayita y sostuvo que los indios habían utilizado ese nombre para referirse al sitio. Posnansky introdujo «Kalasasaya» y «Kantatayita» tal y como se usan hoy en la literatura (1945, vol. 1, p. 84 y vol. 2, p. 123). Antes de Posnansky, Kalasasaya solía simplemente ser nombrado como «El Templo»; Akapana, como «Gran Montículo o Fortaleza»; Putuni, como «El Palacio» (Squier); Pumapunku, como la «Sala de la Justicia»; y Kantatayita, como «El Santuario» (Squier). Algún tiempo después de las excavaciones de la Misión Francesa de 1903-1904, «El Palacio» de Squier recibió el nombre de «Palacio del Sarcófago» por Posnansky, antes de que Ponce introdujera el nombre «Putuni». Ponce también es responsable de los nombres «Kerikala», «Lakakollu» y «Chunchukala».

De todos los nombres, solo «Akapana» y «Pumapunku» tienen un significado histórico: ambos fueron reportados por Cobo, por lo que datan por lo menos de 1610. No sabemos por cuánto tiempo precedieron estos nombres a Cobo. El significado de «Pumapunku» no representa mayor dificultad; se traduce literalmente por «Puerta del Puma». La etimología de «Akapana» es un poco más dudosa. De la descripción que Cobo hizo de Tiahuanaco, no queda duda de que Pumapunku es la estructura a la que todavía nos referimos por este nombre hoy en día. No es igualmente obvio qué estructura, si es que era tan solo una, recibía el nombre de «Akapana».

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El texto de Cobo, en este sentido, permite interpretaciones divergentes y solo es claro cuando se refiere a la ubicación general de Akapana:

A la parte oriental deste edificio (Pumapuncu), como cuatrocientos pasos, se ven unas ruinas de otro no menos grande y suntuoso1, no se puede averiguar si era distinto del primero o ambos eran uno, y su fábrica se continúa por alguna parte, de que ya no queda rastro; a lo menos los indios lo llaman con distinto nombre, que es Acapana (1964, vol. 2, p. 196).

El montículo plataforma escalonado que hoy conocemos como Akapana se encuentra aproximadamente a 370 metros al noreste de Pumapunku. La distancia y dirección que plantea Cobo varían ligeramente de las reales, pero aun así corresponden bastante bien con el trazado general del terreno. Akapana está separado de Pumapunku por lo que parece ser un amplio espacio vacío. Este aparente aislamiento de Pumapunku llevó a Cobo a preguntarse si las dos ruinas estaban relacionadas o se trataba en realidad de dos sitios distintos. Al describir Akapana, Cobo escribió: «Este es un terrapleno de cuatro o cinco estados en alto2, que parece collado, fundado sobre grandes cimientos de piedra; su forma es cuadrada y tiene a trechos como traversas o cubos de fortaleza […]» (1964, vol. 2, p. 196).

La primera parte del texto es análoga a la descripción que hace Cieza de León de lo que creemos es Akapana, a pesar de que no lo nombra: «Cerca de los aposentos principales está un collado hecho a mano armado sobre grandes cimientos de piedra» (1986, parte 1, capítulo 105, p. 283).

Ambos pasajes constituyen una descripción bastante acertada del Akapana actual. Es un montículo con muros base hechos de piedras grandes y bien engastadas. Si bien la colina mide casi el doble, no resulta extraño que Cobo haya subestimado su altura, ya que evaluar alturas puede resultar una tarea muy difícil. Algo más dudosa resulta la afirmación de Cobo de que el montículo es cuadrado en su planta, ya que no lo es. Su mención de «traversas o cubos de fortaleza» nos resulta desconcertante. A menos que se refiera a los ortostatos regularmente espaciados de los muros base de Akapana, no sabemos qué es lo que puede haber estado describiendo.

Cobo continúa:

Cincuenta pies al oriente dél ha quedado en pie una portada grande de solas tres piedras bien labradas, a cada lado la suya, y otra encima de ambas. No ha quedado desata fábrica más obra sobre la tierra que el terrapleno y algunas piedras labradas que salen de los cimientos por donde se muestra su forma y planta (1964, vol. 2, p. 196).

1 Un paso equivale a tres pies (Covarrubias, 1943) o aproximadamente 0.92 metros. 2 Un estado corresponde a 1.67 metros.

En esta parte de la cita parece haber poca duda de que «al oriente dél» se refiere al este de «un terraplena de cuatro o cinco estados» de la primera parte de la cita. ¿A qué se refiere Cobo con «desta fábrica»? Si se refiere a la estructura a la que pertenecía la puerta, podría haber estado hablando de lo que hoy conocemos como el Kantatayita. De este, ciertamente, no queda nada más que «algunas piedras trabajadas que resaltan de los cimientos». Pero el Kantatayita está ubicado aproximadamente a 160 metros de Akapana y no a 50 pies. Nos parece más probable, sin embargo, que «desta fábrica» se refiera al terrapleno al comienzo de la cita. Pero eso resulta confuso, ya que no parece congruente con la primera parte de la cita. Si no queda nada de la estructura aparte del terrapleno y algunas pocas piedras trabajadas, ¿dónde están los grandes cimientos de piedra y los trabajos cruzados o torres? Según nos parece, la descripción de Cobo hasta este punto podría fácilmente referirse al Kalasasaya actual. En imágenes del siglo XVIII, Kalasasaya también aparece como un terrapleno o una colina; su forma cuadrada podía inferirse de los múltiples ortostatos que sobresalían del suelo, mientras que las piedras podrían ser los «trabajos cruzados o torres de una fortaleza» a los que se refiere Cobo.

A continuación, Cobo escribió:

Cerca deste terrapleno está otro tambien cuadrado; divídelos una calle de cinquenta pies de ancho, y así parece ser ambos una misma obra. Las paredes desde último edificio eran admirables, dado que ya está por tierra. De un pedazo de muralla que todavía se conserva en pie… se puede sacar su labor y traza. Es, pues, esta muralla de piedras cuadradas sin mezcla y tan ajustadas unas con otras, como ajustan dos maderos acepillados. Las piedras son de mediana grandeza y puestas a trechos otras muy grandes a modo de rafas; de suerte, que como en nuestros edificios de tapias o adobes se suelen entremeter rafas de ladrillios de alto a bajo, así esta pared y muralla tiene a trechos, en lugar de rafas, unas piedras a manera de columnas cuadradas de tan excesiva grandeza, que sube cada una del cimiento hasta lo alto y remate de la pared, que es de tres o cuatro estado […] (1964, vol. 2, p. 196).

Kalasasaya y Akapana están de hecho separados por un espacio de aproximadamente 15.24 metros (50 pies) de ancho, por lo que queda poca duda de que los dos terraplenos de Cobo, el primero y el que se encuentra a su lado, se refieran a estas dos estructuras. Cuál es cuál, sin embargo, continúa siendo una pregunta abierta. La descripción de Cobo de la parte del muro que veía como el segundo terrapleno concuerda bastante bien con los muros de contención de Akapana: sillares bellamente engastados entre ortostatos cuadrangulares de gran tamaño. Una porción de aquel muro todavía era visible a mediados del siglo XIX, como se puede ver en los bosquejos de Angrand. Lo único que no concuerda es la altura del muro, ya que los muros

de Akapana tienen un máximo de 2 metros de altura, y no los 5 a 7 metros que Cobo estimó. Si este cálculo era correcto, sospechamos que el pedazo del muro conservado que vio constituía una sección del muro oeste, la denominada «Pared Balconera», del Kalasasaya actual. Este muro, de hecho, habría tenido cerca de 5 metros de altura y, a juzgar por lo que todavía puede observarse de su construcción original, había sillares engastados con cuidado entre ortostatos muy grandes, similares a columnas. Este párrafo de Cobo podría de hecho confirmar nuestra interpretación: «Por los rastros, que desta muralla se descubren, se echa de ver que era una gran cerca que, saliendo deste edificio último, corría hacia el oriente y ocupaba un grande espacio» (1964, vol. 2, p. 196).

Si «deste edificio último» se refiere al pedazo del muro preservado, entonces el segundo terraplén de Cobo describe bien al Kalasasaya, ya que, como hemos visto, se trata de un gran recinto y se extiende hacia el este de la Pared Balconera. El primer terraplén, entonces, debería ser Akapana. Las incertidumbres que experimentamos en nuestra interpretación del texto de Cobo se reflejan en los escritos de autores posteriores. Stübel y Uhle atribuyeron el nombre «Ak-kapana» al Kalasasaya actual, y se refieren a Akapana como «der Berg» (la Montaña) (1892, parte1, placa 2). Middendorf, por su parte, llamó «Acapana» a un grupo de ruinas que consistían en dos secciones, un patio y una colina, que son Kalasasaya y Akapana, respectivamente (1895, p. 381). En su plano del sitio, Courty se refiere al Kalasasaya como «La Grande Enceinte d’Ak-kapana» (El Gran Recinto de Ak-kapana»); al Templete Semisubterráneo, como «La Petite Enceinte d’Ak-kapana» (El Pequeño Recinto de Ak-kapana); y la Akapana de hoy en día es «Cerro Ak-kapana» (Créqui-Montfort, 1906, p. 535, fig. 1). Por ello, no resulta imposible que «Akapana» se refiriera a un área y no a una estructura, como ocurre en la actualidad. Como afirmó Cobo, las dos estructuras que hoy reciben los nombres de Kalasasaya y Akapana están tan cerca una de la otra que parecen ser una sola.

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