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Configuración hipotética

Configuración hipotética

Al observar las pistas que tenemos del Escritorio del Inca (figura 3.13), especulamos que las piedras Tipo 1 o con forma de H podrían haber encajado en una composición similar de tamaño completo. Las partes frontales de las piedras-H, con su nicho Tipo 2a sobre un nicho Tipo 1, son similares a la sección central de las piedras Tipo 116 . Más aún, la altura de las jambas de la chambrana en los lados derecho e izquierdo de las piedras Tipo 1.2 coincide con la altura de las jambas correspondientes de los nichos Tipo 2b1 del Esquema 1, con un margen de 1 o 2 milímetros. Lo mismo sucede con algunas de las piedras Tipo 3.4 o con las piedras-cruz con molduras escalonadas.

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Crear una composición de tamaño completo que se asemeje al Escritorio del Inca es posible si se utilizan piedras Tipo 1.2 o tipo H (WR 24 y WR 27)7 con barras cruzadas en la parte posterior y piedras Tipo 3.4 o piedras-jamba con cruces (WR 14) y molduras escalonadas. En lugar de los nichos Tipo 2b de este, esta configuración tiene puertas miniatura abiertas con chambranas en la parte frontal y posterior, que llevan a pequeños cubículos con molduras escalonadas en los lados (figura 4.12). Un pequeño fragmento del dintel (PF 2-C) de una puerta miniatura abierta, una piedra con moldura escalonada (PF 4-D) y una piedra Tipo 6.2 (ER 15) con dos nichos Tipo 2a completan perfectamente la configuración. Muchas otras piedras Tipo 6.1 o piedras-nicho tienen exactamente la misma altura que ER 15 y no podrían ser combinadas para formar una hilera de nichos. Mostramos una de estas (PF 3-D). Las dimensiones de la hipotética cornisa de remate fueron derivadas de la cornisa correspondiente en la Piedra de los Cinco Nichos. Todas las piedras que se utilizaron para reconstruir esta configuración tienen las medidas requeridas y ranuras para grapas con forma de T en los lugares adecuados, lo que apoya la reconstrucción propuesta (figura 4.12). La configuración resuelve ambos lados del ensamble: las piedras utilizadas se alinean perfectamente en los planos tanto del lado anverso como el reverso, y la composición vertical resultante del lado anverso encaja con el Esquema 1 (figura 4.13). Aun así, esta reconstrucción es completamente especulativa, ya que no tenemos mayor evidencia de que dicha configuración haya existido. No sabemos cómo pudo haber continuado o terminado esta configuración en sus extremos izquierdo y derecho. Tampoco sabemos cuán profundos pudieron haber sido los cubículos en el lado reverso, o si es que dichos cubículos existieron, ni si las piedrasjamba con cruces pudieron haber sido combinadas con las piedras con forma de H.

6 Protzen está en deuda con Stephen G. Miller del Departamento de Clásicos que, en un curso que dictaron juntos, remarcó esta similitud. 7 Las etiquetas como WR 24 o la posterior ERxx o PFyy se refieren a nuestro inventario de piedras.

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