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Crecimiento poblacional

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27) El edificio Belén, en la calle Tambo de Belén. 28) El cine «Princesa», en la calle San Antonio. 29) El cine «Arequipa», en la avenida del mismo nombre. 30) El cine «Foulie Rouge», en la avenida de La C o lmena. 31) El cine «Roxi», en la avenida Alfonso Ugarte.

Capítulo III LIMA ENTRE LA REC ESIÓ N M UNDIAL Y LA POSGUERRA

La crisis desencadenada en la bolsa de valores de Wall Street en la ciudad de Nueva York por el famoso «jueves negro» del 24 de octubre de 1929 trajo a Perú, a los pocos meses, de acuerdo con Gian- franco Bardella,

el drama de las caídas verticales —hasta niveles que no cubrían los costos de producción— de las cotizaciones de las materias primas.

Y, en relación a la situación económica, decía la Cámara de C o mercio limeña, en su Boletín de marzo de 1930:

No cabe ya hablar de crisis sino de una verdadera catástrofe.

Este colapso económico, además de la fatiga producida por una dictadura de once años de duración, produjo la revolución del comandante Luis M. Sánchez Cerro b Este militar ocupó la presidencia de una Junta de Gobierno entre el 30 de agosto de 1930 y el 5 de marzo de 1931, fecha en que transfirió el mando a David Samánez Ocampo a fin de participar en las elecciones de ese año, cuyos resultados —que no todos aceptaron— le permitieron asumir el 8 de diciembre de 1931 la presidencia constitucional de la República, que ocuparía hasta el 30 de abril de 1933, día en que fue asesinado. El general Óscar R. Bena- vides asumió entonces la presidencia, que ya había ejercido entre 1914 1

1 P. Macera, Trabajos de historia, 4 t., Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1977.

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y 1916, para ocuparla hasta 1939, en que cedió el mando a Manuel Prado, ganador de las elecciones de ese año. Este último, a su vez, entregó la banda bicolor al ganador de las elecciones de 1945, doctor José Luis Bustamente y Rivera, que no llegó a cumplir su mandato porque, falto de apoyo político, fue derrocado tres años más tarde por un golpe militar encabezado por su ministro de Guerra, el general Manuel A. Odría. Esta etapa histórica, de 18 años de duración, se puede dividir en las siguientes subetapas: la primera (1930-1932), de muy grave crisis, la segunda (1933-1936), de estabilización y adecuación la nueva realidad, la tercera (1937-1940), de regreso a una situación económica similar a 1929, la cuarta (1940-1945), de recesión debido a la Segunda Guerra Mundial, y la última (1945-1948), de caos en lo económico, político y lo social debido al desorden gubernamental2. El desarrollo urbano de Lima siguió las vicisitudes de estas etapas, construyendo mucho en las épocas de auge y paralizándose en los momentos de crisis. La ciudad comenzaba a sentir el impacto de su acelerado crecimiento poblacional, aunque todavía en forma moderada en comparación de los índices actuales. Pero desgraciadamente, esta expansión demográfica, en vez de ser para sus técnicos un indicador del grave problema que se avecinaba, fue más bien considerado, con cierto orgullo, como un elemento necesario para poder equiparar a Lima con otras capitales vecinas de América del Sur.

C r e c i m i e n t o p o b l a c i o n a l

Basándose en el censo levantado el 17 de diciembre de 1920, elaborado por Oscar F. Arrús, de las provincias de Lima y Callao, y en el Censo Nacional de Población de 1940, volumen V, Departamento de Lima y Provincia Constitucional del Callao, levantado por el doctor Alberto Arca Parró, se ha confeccionado el siguiente cuadro, que muestra la velocidad del crecimiento de la población en las distintas localidades ubicadas en los valles del Chillón, Rimac y Lurín, ámbito

2 E. Romero, «El proceso económico en el siglo xx», en Visión del Perú en el siglo xx, Librería Studium, Lima, 1962.

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