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Las sogas de los dioses

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Bibliografía

Bibliografía

Dioses de Lambayeque en este galponcillo como tengo dicho, sentado en su duo, y una manta muy delgada rala que por ella vía, la cual tenían dos mujeres, una de un cabo y otra delante dél, que le tapaban para que nadie le viese, porque lo tenían por costumbre algunos destos Señores no ser vistos de sus vasallos sino raras veces” (Pizarro, 1944: 38; citado por Iriarte 1993: 78). Podríamos conjeturar respecto de esta “manta muy delgada rala”, diciendo que podría tratarse de una “gasa”, que en realidad es un tejido elaborado en la forma de una muy fina red de hilos muy delgados que justamente permiten ver a través. Algunas de estas gasas están además ornamentadas con ciertos diseños simbólicos, no solo geométricos, sino con figuras de animales totémicos que podrían acompañar este mágico rol protector de las redes. No son pocos los casos en los que el personaje que hemos llamado “diosa polifacética”, tiene como una de sus actitudes, el sostener delante de ella, cubriéndole y cuerpo y parte del rostro, un elemento vertical con diseño de red, que podría una de estas gasas como elemento protector (ML021298, ML021315, ML021300).

No olvidemos que estas ideas pudieron ser compartidas considerando el estrecho contacto entre el área andina y Centroamérica, que implicó además diversas innovaciones en las costumbres y tradiciones de sociedades de la costa norte como la moche y posteriores, especialmente por el extraordinario rol que cumplieron los comerciantes interesados en el intercambio de metales y textiles, por conchas de Spondylus, esmeraldas y otros objetos. Existen ciertas evidencias de este contacto que será necesario considerar en futuras investigaciones (Cordy-Collins, 2003). Las redes comerciales nunca traen o llevan únicamente objetos de comercio, se constituyen en un verdadero crisol de infinidad de historias, leyendas, mitos, tradiciones y costumbres siempre intercambiadas.

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Con respecto a la forma del contenedor de las redes, debe haber alguna explicación acorde con conceptos andinos que establecen diferencias entre todo aquello curvo, redondo, circular, esférico, contrario a todo aquello de lados rectos, incluyendo formas cuadradas, rectangulares o romboidales. Esta diferencia, entendida desde el concepto de dualidad, se expone de modo reiterado en la iconografía moche, en la alternancia de ambas formas en hileras de guerreros que lucen escudos cuadrados o circulares o mensajeros que lucen tocados circulares o rectangulares. Se ha argumentado respecto del rol masculino de las formas circulares que se complementan con el rol femenino de las cuadrangulares (Valcárcel, 1984, Tomo III: 111). Así, iconográficamente, un círculo dentro de un espacio cuadrado, puede referirse a un concepto dual y complementario. Esta aproximación puede servir para ensayar una posibilidad para comprender estas diferencias en el caso de los contenedores de redes, que muestran ambas formas básicas.

Las sogas de los dioses

Tal vez, la imagen por excelencia de una deidad relacionada con una soga, es la que está asociada con el personaje que representa el famoso Lanzón del Templo de Chavín de Huantar en la sierra norte del Perú. Este personaje ha sido interpretado desde diversos puntos de vista, coincidiendo en que representa a una divinidad “mayor”, relacionada con un conjunto de sacrificios de animales y hombres que fueron encontrados arqueológicamente dentro del conjunto de galerías subterráneas que conducen hasta el lugar en donde fue emplazado (Lumbreras, 2007).

Este personaje, tallado en un gran monolito de roca granítica, tiene tres partes bien definidas: la superior tiene la forma de una columna de sección rectangular, decorada con cabezas de serpientes-felino, dos en posición horizontal y una en posición vertical, que remata esta sección superior. En la cara frontal, tiene una ranura a todo lo largo, bien hecha y pulida, que remata en un orificio sobre la cabeza del personaje. La sección media está constituida por el personaje propiamente dicho: tiene rasgos faciales aterradores, con dos enormes colmillos curvados de arriba hacia abajo, ojos con la pupila excéntrica hacia arriba, detalle propio del éxtasis chamánico, con serpientes que brotan de su cabeza como cabello, hacia atrás; de sus ojos: tanto Fig. 258 hacia el costado como hacia abajo. Tiene uñas largas como garras en las manos y comisuras labiales hacia arriba, lo que podría representar a una divinidad sonriente. El personaje tiene además aretes u orejeras suspendidas de las orejas; la mandíbula bien 2

Dioses de Lambayeque marcada y una greca en la forma de espirales rectos invertidos y opuestos continuos, que aparece en la forma de un collar hendido. A continuación del collar, más amplio y sobresaliente, luce un pectoral llano, que va por debajo del collar y se prolonga por debajo de las orejeras circulares. Quizás el gesto mítico más sobresaliente de esta divinidad es la posición de las manos: tiene la mano derecha hacia arriba y la izquierda hacia abajo, considerado como una expresión que define su rol dual (Burger y Salazar-Burger, 1993), (Fig. 258, tomado de Campana, 1995, fig. 64).

De la mano derecha hacia arriba, proyectándose hasta el final de la primera sección superior, nace una soga. El cuerpo luce un vestido llano, con un cinturón decorado con cabezas de serpientes de grandes colmillos. El vestido remata en un faldellín sencillo, con flecos anchos y llanos, verticales y continuos. En la parte posterior, el faldellín concluye en una cabeza de serpiente, tanto al lado derecho, como al lado izquierdo. Las piernas son cortas y culminan en pies de forma humana, con cinco dedos y uñas largas en punta curvadas hacia arriba. Las extremidades inferiores están divididas en tres partes, que parecen representar al muslo, pierna y pié. Uno de los aspectos más extraordinarios, para el caso que nos ocupa, es la presencia de sogas que van hacia abajo hasta la base de la sección inferior del monolito, estas brotan y se descuelgan del faldellín en la parte posterior y desde los pies: una en el punto en que los pies se unen en el centro y dos que salen lateralmente desde la planta de cada uno de los pies.

El extremo final del monolito, va terminando en una punta roma que se introduce en la tierra. Los únicos elementos iconográficos que luce aquí son las tres sogas que salen de los pies y una que sale del faldellín en la parte posterior, sobre un fondo llano. En otras palabras, las sogas hacia abajo cubren las cuatro partes del monolito que tiene la forma de un prisma: una soga hacia atrás, dos laterales y una adelante, en el centro, justo en la unión de las dos caras laterales del monolito.

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Este personaje, por sí mismo, puede ser considerado como un axis mundi capaz de establecer una conexión entre el mundo celeste hacia arriba, mediante una soga primordial y otros mundos, hacia abajo, que pueden ser cuatro, ya que se suspenden 4 sogas en cuatro direcciones distintas. Creo que en esta perspectiva de razonamiento, podemos incluir las interpretaciones respecto a las expresiones de dualidad que encierran los rostros chavín, apoyados además por información etnohistórica:

Fig. 259

“En las imágenes del Lanzón y de “Estela”, la cabeza del personaje tiene dos rostros o “caras” lo cual nos recuerda que “En el mismo expediente, Domingo Rimachín, en una confesión posterior (dijo) que el dios Capac Guari tenía por hermano a Ascay Guari (fol., 7 r) y que juntos formaban una guaca de dos caras, una delante y otra hacia atrás” (Rostworowski, 1983:52). Se podría deducir que las dos caras, miran en sentido contrario, Fig. 260 2 tal vez al este y al oeste y que, en esta oposición se inscribía la noción “arriba y abajo”, pues el mar para ellos estaría arriba, y de allí “descendieron” de “su pacarina”. Así mismo, las caras opuestas en la deidad, tanto como los perfiles, plantearían que “Aquella dualidad correspondía a la división por mitades, es decir, de Hanan y Hurin o de Ichoc y allauca” (op cit 28-29 y 182)” (Campana, 1995: 5657).Definitivamente, uno los aspectos que más nos llamó la atención de este personaje, es la representación de una soga que se prolonga hacia el mundo de arriba y otras que se proyectan hacia las cuatro direcciones, en un escenario inferior. Detalle

Fig. 261

2 que no ha sido considerado en los análisis

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