4 minute read

Batalla de Tarapacá

ANDRÉS AVELINO CÁCERES (1836-1923)

Conocido como el "Brujo de los Andes", el militar ayacuchano se unió al ejército en 1854. En 1879, al frente del batallón Zepita, luchó en las batallas de San Francisco y Tarapacá. Luego fue trasladado a Tacna, donde reorganizó el ejército del sur y luchó en el Alto de la Alianza. De vuelta en Lima fue nombrado comandante general de la V División del Ejército del Centro, y luchó en San Juan y Miraflores. Tras la ocupación chilena de la capital, se trasladó a Jauja, donde inició la resistencia peruana (1881-1883). Fue presidente de la República en dos períodos: 1886-1890 y 1894-1895. ejército de Tarapacá al que llevó municiones que harto necesitaba. Este, en su marcha de 30 millas por la pampa, había te nido que dejar tras de sí los cañones que se atasca ron en la arena. Tampoco contaba con caballería. Sus fuerzas eran, pues, de infantería, generalmente de raza indígena, hombres oriundos, por lo tan to, de clima muy distin to; pe ro a pesar de to do, capaces de estólida resistencia frente al hambre, la fatiga y la sed. En el improvisado campamento de Tarapacá, las municiones escaseaban tanto como los víveres. Había allí 4.270 hombres.

Advertisement

La aldea de Tarapacá estaba situada al pie de la cordillera, en el fondo de una quebrada de 300 a 400 metros de ancho, dominada por elevados ce rros cortados casi a pique y cu yos descensos hasta los más accesibles podían ser ventajosamente defendidos por quienes dominaran las alturas. Los bolivianos la habían saqueado en su retirada y las casas estaban desiertas.

BA TA LLA DE TA RA PA CÁ.- La vanguardia al mando del coronel Justo Pastor Dávila y la primera división con el coronel Alejandro Herrera (formada por los batallones Cazadores del Cuzco y Cazado res de la Guardia) marcharon el 26 de noviembre de Tarapacá al punto llamado Pachica distante 3 leguas, en vista de las estre checes encontradas en la aldea. Queda ron allí la división mandada por Andrés A. Cáceres compuesta de dos batallones llamados Dos de Ma yo y Zepita, cuya tro pa era oriunda del Cuzco y Ayacucho; la división de Francisco Bolognesi con los batallones Guardias de Arequipa y 4° de Ayacucho, los res tos de la división de Explorado res y la división llegada de Iquique de la que formaba par te la columna Loa compuesta por obre ros bolivianos de las salitre ras, más lo que quedaba de los astilleros con su comandante general, coronel Emilio Castañón, desprovistos de sus armas.

El general Escala, después de vacilar durante algunos días, despachó fuerzas cuidadosamente seleccionadas contra el enemigo en retirada, con el propósito de interceptarlo y dispersarlo. Las mandaba el general Luis Arteaga a quien acompañaba el teniente coronel José Francisco Vergara. Eran más de 2.500 hombres de infan te ría seleccionados, 150 de caballe ría y 150 de artille ría con diez cañones de campaña de largo alcance entre los que había seis piezas Krupp de montaña. La infantería estaba bajo las órdenes del comandante Eleuterio Ramírez. Los soldados llevaban sus mo rrales re ple tos de municiones y tan to en ellos como en sus je fes bullía un ánimo ansioso y ale gre como si se di ri gieran a una fiesta.

Situado en las alturas que dominaban el pueblo, el ejército chileno intentó copar y exterminar a los peruanos allí reunidos. Contaba no solo con su propia fuerza sino, además con la sorpre sa de su embestida, con los efec tos de la batalla de San Francisco sobre los peruanos y con la desfavorable situación de ellos, sumidos como estaban en un "ataúd de piedra".

Para atacar se agrupó en tres divisiones. A la de re cha, a cargo de Eleu te rio Ramí rez, co rrespondió atacar de frente; la izquierda, teniendo como jefe al teniente coronel Ricardo Santa Cruz, debía cortar la retirada; al centro, cuya responsabilidad asumió el mismo Arteaga, se le encomendó la misión de descender sobre Tarapacá y atacar de flanco. Un espía, antiguo minero, había dado informes detallados sobre la situación del adversario.

A eso de las ocho de la mañana del 27 de noviembre llegó al campamen to peruano la noticia del avance de los chilenos en considerable número. Se tocó llamada y aún no esta ba formada la tropa cuando aparecieron por las alturas algunos jinetes haciendo señas para que fueran a su encuentro.

El Ze pi ta y el Dos de Ma yo, bajo las órdenes de Cá ce res, comenza ron a las ocho y media de la mañana a trepar en di rección a la cumbre de la quebrada y se enfrenta ron a la división de Santa Cruz. Otra división, encomendada a Francisco Bolognesi, fue destinada a proteger al lado contrario. Buendía y Suárez quedaron para resistir el ataque sobre la aldea de Tarapacá. Los cuzqueños y ayacuchanos del Ze pi ta y del Dos de Ma yo llega ron a la cumbre en media hora y allí prosiguieron la lucha en la que murieron el teniente coronel Juan Bautista Zubiaga, pariente de

This article is from: