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El caso de Luis Milón Duarte

Al alejarse del Perú a mediados de julio de 1881, el diplomático italiano P. Perolari Malmignati, consideró incomprensible la decisión para el Congreso de Chorrillos adoptada de no ir a la paz con cesión te rri to rial. Sin barcos, sin dine ro, ocupada por el enemigo gran par te de las zonas mejores del país, en medio de un empobrecimiento general, creía este testigo que el Perú debía resignarse al sacrificio. A algunos señores oyó decir que no podía admitirse en la joven y republicana América el surgimiento de derecho de conquista. Otros le confesaron su repudio a la posibilidad de una imposición de la voluntad expansionista de Chile, zona secunda ria al lado del Pe rú desde los días de Diego de Alma gro y de Pedro de Valdivia. Y en es tos y en otros argumentos creyó ver renacidas las ilusiones de que el pequeño Huáscar bastaría pa ra detener indefinidamente a la poderosa escuadra chilena o de que sería factible la compra de nuevos acorazados, así como la tenacidad para luchar contra el destino en Tacna y en Arica, en San Juan y en Miraflores. También consideró Perolari Malmignati ingenuas las esperanzas de que Estados Unidos actuaría como un enérgico y justiciero policía internacional. A su juicio, era mejor aceptar la amputación de un miembro para salvar el cuerpo nacional. No exis te, decía, en la historia contemporánea un país donde la guerra hubiera hecho tantos daños como en el Perú ya esquilmado e impotente en 1878.

La fi gu ra repre sen ta ti va del sector pe rua no "no ga mo nal" par ti da rio de la paz viene a ser José Antonio de La va lle, ciu da da no iden ti fi ca do con el piero lis mo que aceptó des li gar se de con sig nas pre de ter mi na das para volver al Perú desde su exilio en Chile. Actor prin ci pal en el frus tra do es fuer zo que Prado hi zo en ma yo de 1879 para evi tar la gue rra, con ven ci do, sin du da, ya des de en ton ces de que el re sul ta do se ría fa tal, aun que sin sos pe char có mo lle gó a ser esa ca tás trofe de abru ma do ra. La va lle volvió del des tie rro sin am bi cio nes ni ilusiones po lí ti cas y creyó cumplir con un terrible deber en 1883 al es tam par vo lun ta ria men te, sin coacción de na die, su firma en el Tra ta do de An cón.

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El ca So DE luIS MI lÓN DuaR tE.- Las investigaciones de Nelson Manrique han arrojado luz sobre el caso de Mi lón Duar te que simboliza a uno de los sec to res de los te rra te nien tes de la región central.

La familia Valladares había llegado a acumular (según Manrique) a los largo de treinta años, la propiedad de, por lo menos, diecinueve haciendas con un territorio que iba, aproximadamente, desde Huanca yo hasta Ce rro de Pasco dentro de una superficie de más de 300 mil hectá reas.

Los Valladares eran tres hermanos: Juan Enrique, Manuel Fernando y Beatriz que casó con Luis Milón Duar te, je fe efecti vo del clan. Se ha relatado en el capítulo sobre las vísperas de la campaña de Lima, cómo Luis Milón Duar te lle vó a la capital unos tres mil reclutas divididos en los batallones Tari ja, Con cep ción, Tar ma y Man co Cá pac. Iniciada la campaña de resistencia en los Andes, los fuertes cupos impuestos por los invasores obligaron a Duarte (dice Manrique) a solicitar préstamos usura rios a un agiotista alemán. Ellos se eleva ron a la cantidad de 28 mil soles bille tes al 1.5% mensual pri meramen te, y luego 42 mil bille tes, o sea, en total, 60 mil soles bille tes a 1.5% mensual. Las garantías exi gi das fue ron los bienes habidos y por haber tan to de patri monio como aquellos adqui ri dos por su casamien to y, además, 800 quintales de lana. Luis Milón Duar te no pudo cancelar la deuda en vein te años. El asun to terminó en un re ma te judicial que hundió a la familia. Hasta aquí los da tos de Nelson Man ri que. Y, de ese modo, el je fe de los batallones Tari ja, Con cep ción, Tar ma y Man co Cápac en la de fensa de Lima re cibió de Iglesias el nombramiento como jefe superior de los departamentos del centro y entre sus decretos estuvo, como se re cuerda en otro capítulo del pre sen te libro, el que otorgó perdón y amnistía general a todos los patriotas, así como una gratificación de dos sueldos a quienes abandonaran a Cáceres.

Además apareció en Lima como fundador del diario pacifista e iglesista El Pue blo jun to con Belisario Barriga y otros. El apoYo DE loS tERRatENIENtES

El hacendado y coronel luis Milón Duarte, a quien vemos en esta fotografía, poseía extensas propiedades en la sierra central, que iban desde Huancayo hasta cerro de pasco. Durante la guerra con chile, como muchos otros terratenientes, aportó hombres y armas para la defensa del país. además, apoyó a cáceres durante la campaña de la Breña. Sin embargo, a consecuencia de las constantes luchas, terminó perdiendo sus propiedades.

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