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Las penurias de la campaña
humanos y económicos del país. Resultó simbólico que este Presidente fuese asesinado momentos después de que había presenciado un gran desfile de movilizables en el hipódromo de Lima.
Es posible que (en el caso de no haber prosperado la fórmula Lester) si hubiesen surgido nuevas operaciones bélicas en mayo y en los meses siguientes de 1933, las fuerzas peruanas habrían obtenido algunos éxitos. Cabe tomar en cuenta, sin embargo, un eventual avance colombiano hacia Puerto Arturo o algún otro lugar. En todo caso, Colombia miraba este litigio como un asunto de honor nacional y, por lo tanto, hubiera llevado a la lucha más hombres, armamento, equipo y dinero. Las perspectivas, si hubiese proseguido la contienda, eran las de una brega larga, costosa y difícil. Podría haber sido algo similar a la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, librada también en el llamado ”infierno verde”. Ella provocó en la República del altiplano no solo un doloroso y largo desangrarse sino también una serie de crisis políticas que condujeron a una honda crisis social. En el Perú, una derrota militar decisiva hubiera podido ser, con consecuencias imprevisibles, un “acelerador” de la revolución, al debilitar o socavar la gran barrera erigida contra ella tradicionalmente, es decir los institutos armados. Por otra parte, la opinión pública internacional hubiera ido, muy probablemente, más bien pronto que tarde, a una fuerte política de sanciones contra el Perú.
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Este país no estaba preparado, sobre todo desde el punto de vista psicológico, para una guerra total. Hallábase profundamente escindido por el faccionalismo político, tal como ocurriera en otros momentos críticos de su historia, En muchos, las pasiones de partido se anteponían, como otrora, a los entusiasmos patrióticos. La alta clase económica de Lima fue hostil, resuelta aunque ocultamente, a la contienda. Dentro de la opinión pública había quienes vacilaban ante las tremendas dificultades que, a veces con sorpresa, veían acumularse ante la tentativa de rectificar el Tratado Salomón-Lozano, el mismo que pocos años antes había sido impuesto por todas las fuerzas y los recursos del país oficial. No faltaban quienes creían que el territorio en disputa no valía la pena de luchar por él. Las campanas de las iglesias de Lima tocaron para celebrar el arreglo cori Colombia;el acuerdo del 25 de mayo de 1933 y el protocolo del 24 de mayo de 1934, de resultas de los cuales Leticia llegó a ser devuelta,fueron celebrados como triunfos diplomáticos, y los artículos del protocolo citado que hablaron de negociaciones con el objeto de lograr justas, permanentes y satisfactorias soluciones a los problemas pendientes entre los dos Estados signatarios y mencionaron a la Corte Permanente de Justica Internacional no fueron invocados por la diplomacia peruana ni en la época de Benavides ni después.
La más importante consecuencia que para Colombia tuvo el conflicto con el Perú fue que sirvió como punto de partida para la formación de un ejército moderno, eficiente y técnico que ese país no tenía antes.
laS peNurIaS de la caMpaÑa.- El general Óscar Torres, que fuera primero adjunto al general Sarmiento y luego a partir de julio de 1935, jefe del Estado Mayor del coronel Ernesto Montagne, ha hecho recuerdo de “Los sacrificios tremendos que los actores de ese drama en la selva (la campaña del Nororiente en 1932 y 1933) tuvieron que sufrir; las penurias que soportaron para actuar y sobrevivir, especialmente por los difíciles y a veces imposibles abastecimientos dados los precarios medios de que se disponía; la lejanía entre los diversos agrupamientos –grandes o pequeños– de tropas; las múltiples enfermedades y dolencias que los aquejaban y, por encima de todas estas dificultades, el valor, la tenacidad, la disciplina y el es fuerzo sin limitaciones y el heroísmo de los actores de ese drama”… “Más de una vez he visto con los ojos llenos de lágrimas que tuve que retener, cuando llegaban a Iquitos las lanchas y albarengas trayendo decenas y aun centenas de enfermos,a quienes la selva estaba devorando; seres esqueléticos y sin fuerzas siquiera para hablar; que no parecían ser aquellos gallardos torreS Y la caMpaÑa del NororIeNte
el general Óscar torres (en la imagen, captada varios años después de los hechos), adjunto del general Fernando Sarmiento, relató las penurias que pasaron los militares de nuestro país durante el conflicto armado con colombia. entre los elementos que aumentaron el padecimiento de los soldados estuvieron el poco abastecimiento y la enorme distancia existente entre los puntos militares. en su testimonio, torres elogió la tenacidad y el valor de sus tropas.”