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Benavides y el asesinato de Sánchez Cerro
MAYO 1933
[ alemania ]
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MILLONES DE LIBROS SON QUEMADOS POR MANDATO DEL PARTIDO NAZI. TODAS LAS OBRAS NO ALEMANAS FUERON ENTREGADAS AL FUEGO. LA ACCIÓN INCLUYÓ TAMBIÉN EL ARRESTO DE NUMEROSOS AUTORES CONTRARIOS AL RÉGIMEN NACIONALSOCIALISTA O DE ORIGEN JUDÍO. OTROS, COMO HEINRICH MANN (18711950), BERTOLT BRECHT (1898-1956) Y THOMAS MANN (18751955), OPTARON POR EL EXILIO.
En todo caso, hay una diferencia clara entre el asesinato del 30 de abril y el atentado contra Sánchez Cerro en la iglesia de Miraflores. En este intervinieron de alguna manera, aunque no hubiese habido una directa consigna del alto comando, personas que cabe clasificar dentro de los escalones intermedios del aprismo. Los esfuerzos tenaces para responsabilizar directa o indirectamente, a personajes como Miller y como Heysen en el crimen del hipódromo se quedan dentro de lo no comprobado.
BENAVIDES Y EL ASESINATO DE SÁNCHEZ CERRO.- Haya de la Torre contaba a sus ami-
gos que, en la penitenciaría, estaba en comunicación frecuente con el general Benavides a través del hermano político de este, Augusto Benavides Canseco. Decía que acababa de recibir una misiva del ex Presidente cuando se enteró de que Sánchez Cerro había sido asesinado y de que entonces, por precaución, apresuradamente se dirigió al baño e hizo desaparecer este documento acusador.
Sin entrar a discutir acerca de tan valioso testimonio y sin olvidar que parece difícil en un hombre tan cauto como Benavides arriesgarse a una correspondencia clandestina con un líder tan prominente, no cabe afirmar categóricamente que hubo conjura entre él y el Partido Aprista o Haya de la Torre para asesinar a Sánchez Cerro.
El Partido Aprista no se hallaba en condiciones de proponer a Benavides ”que asumiera el poder pues la elección respectiva fue efectuada por el Congreso Constituyente y en este dominaban los sanchezcerristas. Fue el sanchezcerrismo quien hizo Presidente a Benavides en 1933 y los escasos apristas que aún conservaban sus curules no votaron por él. Dicha elección no fue la de un mandatario provisorio sino, de acuerdo con la Constitución, tuvo originariamente como término el final del período para el cual Sánchez Cerro había sido elegido, es decir el año de 1936. Haya de la Torre no hubiera podido, pues, llegar de inmediato entonces a la primera magistratura de la República. La libertad del jefe del aprismo (ordenada poco después por el nuevo Presidente) no parece haberse producido por el cumplimiento de un pacto nefando, sino de acuerdo con un nuevo e irresistible clima políticogeneral que surgió en el país y quetuvo distintas expresiones.
Luis Antonio Eguiguren en su libro El usurpador (escrito con gran saña contra el gobernante de 1914-1915 y 1933-1939) afirma: ”El general Benavides, jefe de la Defensa Nacional, que presenciara con el Presidente (Sánchez Cerro) el desfile de los movílizables, había desaparecido. En esos momentos angustiosos, cuando todos los hombres del régimen rodeaban a la víctima ¿qué era del jefe de la Defensa Nacional? En el Hospital Italiano, a donde Sánchez Cerro llegó moribundo, corrió un rumor: ‘Benavides está en Palacio’. Adviértase que Eguiguren, a pesar de su encono, no hace un cargo directo, sino se limita a repetir una noticia, como luego recoge chismes. La actitud de Benavides, si existió, como parece, no probaría sino que, como cabeza del ejército, quiso tomar medidas para impedir un trastorno del orden público en los momentos confusos en que el jefe del Estado estaba mortalmente herido.
Algunos partidarios y allegados de Sánchez Cerro que, con el transcurso del tiempo, se convirtieron, más o menos rápidamente, en acérrimos enemigos de Benavides, llegaron a creer en la culpabilidad de este relacionada con el asesinato de su caudillo. Nada induce a suponer que, para arribar a tan espantosa suposición, investigaron por su cuenta el crimen o acumularon sensacionales pruebas. Parece, más bien, que su tesis acogió una versión difundida poco después del asesinato (según dijo Luis A. Flores en el discurso que se cita en seguida) por quienes tenían la verdadera responsabilidad y se inspiró en el distanciamiento personal, fuente de odio como ha ocurrido más de una vez en el Perú. Nadie ha podido aclarar hasta ahora qué contacto pudieron tener Mendoza Leyva y sus amigos con Benavides y con qué objeto útil para ellos; y qué poder logró adquirir este general para hacer, desde lejos, que otros mataran y se dejaran matar en beneficio de él.