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La situación en los estados del centro-sur
Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina
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LAS PRIMERAS RESPUESTAS
Desde las once de "esa luctuosa noche", como se la calificó, hasta la madrugada del día 15, las autoridades estatales y municipales encabezadas por el gobernador, recorrieron a caballo la zona afectada, auxiliando a las víctimas de la inundación y "dando disposiciones para evitar más desgracias". En esta última actividad se contó con el apoyo brindado por el Ing. Antonio Espinosa y Cervantes, Presidente del Ayuntamiento, y por el Ing. Blas Escontria, director del Instituto Científico; fueron ellos quienes dirigieron varias de las obras de desagüe que emprendieron "los gendarmes provistos de instrumentos de zapa [que] rompían diques o los ponían en las calles, según convenía". "Centenares de familias sin abrigo ni hogar" conformaron el saldo final de la inundación, pues los daños materiales ocasionados consistieron básicamente en el deterioro de varias fincas, una de las cuales quedó totalmente destruida, y más de cuatrocientas casas que prácticamente quedaron en ruinas, doscientas de ellas tan sólo en el barrio de Tequisquiapan. Además de la destrucción de inmuebles, la inundación arrojó una decena de cadáveres, más de cien animales ahogados, "diversas pérdidas de muebles y demás objetos" y la incomunicación interna de la ciudad, al quedar bajo el agua las vías del tranvía de mulas, que era el único transporte público existente.(15) Al quedar sin habitación ni pertenencias, oficialmente se dispuso asilar a "todos aquellos seres desgraciados" en los patios y corredores de la casa municipal de matanza, así como "en una gran casa que tiene en construcción el Señor Matías Hernández Soberón y en la matanza de su propiedad, llamada la Purísima". En todos estos sitios también se proporcionó vestido y alimentación a los damnificados durante los meses de julio y agosto. Remediada la apremiante necesidad de alojar a las víctimas de la inundación, la mañana del 16 de junio el gobernador nombró una comisión colectora o junta de beneficencia encargada de reunir donativos "para socorrer a esas familias desoladas". Con la creación de esta Junta, el gobernador desplazó a la institución que jurisdiccionalmente tenía que hacerse cargo del asunto: el Ayuntamiento.(16) No obstante, la Junta quedó integrada por regidores del Ayuntamiento y comerciantes de la ciudad de San Luis de la siguiente manera: Antonio Espinosa y Cervantes, presidente; Alejo Monsiváis, secretario; Matías Hernández Soberón, tesorero; Felipe Muriedas, Juan Bustamante, Blas Escontria, Enrique Schroeder, Teófilo Porras y Luis Aguerre, vocales. A su vez, la Junta nombró comisiones auxiliares que se encargaron de recolectar dinero en diversos lugares y sectores sociales y administrativos del estado. En dichas comisiones participaron tanto los integrantes de la Junta colectora, como algunos miembros de las familias más ricas de la ciudad. Es interesante señalar que los integrantes de dicha Junta pertenecían a las familias oligárquicas potosinas, fuertemente identificadas con el porfirismo. La familia Espinosa tenía grandes intereses en la minería, al igual que la Escontria; la familia Soberón, en la industria y la minería, además de ser comisionistas. Blas Escontria sería gobernador del estado de 1898 a 1904 y uno de los principales accionistas, junto con Diez Gutiérrez y Espinosa, en la fundación de una compañía constructora en 1897. Luis Aguerre era dueño de una de las tres mercerías y ferreterías de la ciudad, a la par que fungía como agente consular de Francia.(17)
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