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Paisajes de piedra seca
La piedra seca es un tipo de arquitectura tradicional donde la piedra se utiliza en seco, sin material de unión entre las diferentes piedras, es decir, sin ningún tipo de mortero, argamasa, yeso, cal, ni barro. La técnica de construcción consiste en apilar, asentar y equilibrar las piedras de tal manera que se aguanten por su propio peso. La construcción de piedra seca es un método sencillo y económico en cuanto a los materiales empleados, ya que está basada en la utilización de materiales locales, casi siempre piedras extraídas de terrenos próximos al lugar de utilización, y en muchas ocasiones procedentes de las piedras de desecho existentes en los propios campos de cultivo que han surgido al labrarlos. Se realiza fundamentalmente a mano. Esto ha permitido un aprovechamiento racional de los recursos de cada territorio y una gran integración de estas construcciones en el paisaje, llamado paisaje humanizado. La utilización de piedra seca como técnica de construcción y ordenación del territorio se extiende por todas las zonas montañosas del área mediterránea; como en las presentes comarcas del interior de Tarragona, el Alt Empordà y las Islas Baleares, entre otras. La actividad agraria y ganadera en las comarcas pirenaicas también se ha asociado a las construcciones de piedra seca. Son mucho más abundantes cerca de los pueblos y de los caminos principales, donde se encuentran los prados y campos de cultivo de propiedad particular. La mayor parte del territorio del Parque Nacional está constituido por montañas y bosques de aprovechamiento comunal y en estas zonas las construcciones de piedra seca son mucho más escasas y menos representativas. En función de su finalidad, encontramos diferentes tipos de construcciones: Las paredes: construidas debido a la necesidad de organizar campos, prados, caminos y límites territoriales. Se han utilizado para delimitar las propiedades y para evitar que los animales se dispersen, ya que antiguamente no existían ni el alambre ni el pastor eléctrico. Las paredes también se utilizan para realizar corrales o encierros para guardar el ganado durante la noche en la época que pastan por la montaña. Encontramos paredes de piedra seca en los prados particulares de la Ribera de Sant Nicolau y de la Escrita. De las majadas para encerrar el ganado, la de Cabanieres en la montaña de Son sería un caso excepcional por sus grandes dimensiones y de construcción más cuidada. Hay otras que son mucho más pequeñas y de construcción mucho más rústica repartidas por todas las montañas, como las de la Lastra, Barrada, Contraix, etc. Las antiguas herramientas utilizadas para ordeñar el ganado ovino se encuentran principalmente en la montaña de Llessui y Mainera, pero también aparecen en la Ribera d'Aigüestortes. Los muros de contención: sirven para obtener unas superficies horizontales o con poca inclinación aptas para el cultivo, que se denominan bancales. Esto, en una orografía tan accidentada como la nuestra, ha sido determinante para la creación de nuevas tierras aptas para el cultivo. Con los bancales se consigue salvar la dificultad de la orografía, evitar la pérdida de suelo por erosión, y favorecer la infiltra
ción del agua en el terreno. Los caminos: los caminos más importantes, los carreteros, que unían pueblos o que servían para acceder a las tierras de cultivo, prados y montañas, también presentan numerosas estructuras de piedra seca. En ellos se combinan los muros de contención para formar la plataforma del camino, las paredes para separar y delimitar las fincas particulares, y los empedrados para mejorar el terreno de algunos tramos de camino, recubriendo el suelo con piedras. Estos empedrados pueden formar escaleras en los lugares más pendientes, en pasos de agua, etc. La técnica consiste en poner las piedras verticales y muy trabadas las unas con las otras para evitar que el empedrado se deshaga, la colocación final de tierra en los huecos que quedan entre piedra y piedra y la posterior colonización de la vegetación, hace que estas piedras queden aún más firmes. Encontramos una gran infraestructura de piedra seca en los caminos que suben desde Espot al puente de Pallers y el de Boí a Sant Nicolau. También en los caminos más importantes que cruzan los puertos y que comunicaban pueblos de diferentes valles o se utilizaban para acceder a los pastos de montaña, como el Portarró de Espot, el puerto de Caldes, el puerto de Rus, etc. También hay pequeños muros de contención, paredes y empedrados para salvar pasos de difícil acceso. Las cabañas: estas construcciones las encontramos en los prados, en los cultivos y en las montañas. Generalmente en esta zona no aparecen las grandes cabañas que hay en la zona del Priorato o en la Terra Alta. Normalmente se encuentran integradas en las paredes o en los muros de los prados o en los campos con pequeñas aberturas que dejan paso a un reducido receptáculo donde se pueden cobijar un máximo de dos personas en caso de lluvia. En las montañas, donde los pastores pasaban casi seis meses con sus rebaños también existen cabañas de diferentes tipologías. Muchas aprovechan hendiduras que aparecen bajo grandes rocas de granito, donde se han construido rudimentarias paredes de piedra para una mayor protección. En lugares donde no hay estas grandes rocas, aparecen rústicas construcciones de 3 a 5 m 3 con 4 paredes y unas grandes losas que hacen de tejado. En los últimos años las cabañas más útiles se han reformado y adecuado a las necesidades actuales. A muchas otras solo les queda alguna pared o algún pilar de piedras. Casi siempre van asociadas a majadas y ordeñaderos. Los hitos y pilares: los pilares son estructuras de piedra seca de forma tronco-piramidal y que servían para marcar el camino en cuellos de montaña que pasan gran parte del año cubiertas de nieve. Por ejemplo, hay 4 pilares de casi 2 m de altura en el puerto de la Bonaigua y el puerto de Vielha, y hay dos más en la subida del collado del Triador por la zona de Capdella, estos de 1 m de altura. Otros son piedras más o menos grandes clavadas en el suelo. Hornos de cal: consistían en un orificio hecho en un talud, que se revestía con una pared de piedra seca formando un cilindro y se dejaba una abertura lateral y otra cenital. Estos hornos se construían cerca de los lugares donde estaba la piedra caliza necesaria. Se conserva uno en la zona de la Farga en el Valle de Boí. En los últimos 40 años con el abandono de la economía tradicional basada en la agricultura de autoabastecimiento y la ganadería, se han perdido la mayor parte de los cultivos en bancales, muchos de ellos se están utilizando para la ganadería extensiva de rebaños de ovejas y de vacas. Los muros y las paredes de los bancales poco a poco se van derrumbando y se cubren de matorrales y de árboles. También los caminos de a pie estuvieron durante muchos años sin uso y sin mantenimiento. Durante los últimos años las administraciones están haciendo un gran esfuerzo para recuperar gran parte de la red de caminos tradicionales con fines turísticos, y dentro de este mantenimiento de los caminos es de gran importancia la reparación de los muros, paredes y empedradas con piedra seca. Hay que destacar el proyecto conjunto del Ayuntamiento de Sort y la Fundación Parques Nacionales, para la recuperación de antiguos caminos dentro del municipio de Sort, donde se han arreglado numerosas construcciones de piedra seca de los caminos. También es de gran importancia el proyecto Camins Vius del Parque Nacional donde se recuperan caminos tradicionales de los diez municipios de la Zona de influencia del Parque, y las actuaciones de los 3 Consejos Comarcales y el Conselh Generau d'Aran. A partir de estas necesidades han surgido varias empresas en la zona que se han especializado en trabajos con piedra seca. En los últimos años el Parque Nacional ha organizado 4 cursos de Construcción en Piedra Seca, donde se han formado más de 60 trabajadores de espacios naturales protegidos, y otras empresas que desempeñan trabajos en el medio natural.
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Jesús Tartera Orteu