boletín del parque nacional de aigüestortes i estany de sant maurici
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entrevista
el mas, una fonda como las de antaño! Vilaller es la capital del valle de Barravés, una de las riberas más transitadas –pasa la nacional 230 en dirección a la Val d’Aran y Francia– pero a la vez menos conocidas de la Alta Ribagorça. Un pueblo, Vilaller, que ya aparece documentado en el siglo XII y que conserva una de las ferias ganaderas más antiguas de Cataluña. Una puerta de entrada a uno de los rincones más imponentes de los Pirineos: el valle de Besiberri. Montañas que superan los tres mil metros, una veintena de lagos de origen glaciar y bosques majestuosos como los hayedos que encontramos cerca de la Noguera Ribagorçana convierten este valle en una magnífica representación de la biodiversidad pirenaica. Unos paisajes que, para ir o venir de Francia, había que pisarlos, comer o dormir en ellos. Uno de estos lugares de acogida, de “parada y fonda”, en Vilaller, ha sido desde hace muchas décadas la Fonda del Mas... ¿Cómo empieza la historia de Ca del Mas? Según el escudo que se puede ver bien grande en la fachada norte de la Fonda, la historia se remonta al 1676, ¿no? Decía mi padre, en paz descanse, que esto era una masía apartada del pueblo de Vilaller y aquí donde ahora pasa la carretera era la casa del Mas y que lo de “Mas” venía de masía. El dueño de aquí, el bisabuelo de mi padre, dicen que se marchaba de casa y podía ir a caballo durante media hora o una hora sin salir de su terreno. Más tarde, mi padre y mi abuelo hicieron todo esto, ya que antes era una casa solariega. Se ve que en los años 40 del siglo pasado vino un ingeniero y le dijo a mi madre: “Mira, ¡vamos a echar la casa abajo para hacer pasar la carretera!” Y mi madre le dijo “oye, ¡esto no puede ser!”. Y el ingeniero: “¡es que ahora usted sólo ve pasar vacas, burros y otros
animales, pero por aquí van a pasar también coches!”. Y mi madre: “¿coches?, ¡Usted está loco!”. ¡Claro, mi madre no había visto nunca un coche! ¿Cómo acabó la cosa? Total que al final se debieron entender, hicieron pasar la carretera tirando la fachada delantera de la casa, pero dejando una parte, que es lo que existe hoy en día, reformado, claro. Se ve que la casa original tenía una entrada tan grande que cabían 14 o 15 mulos, que traían el aceite o el vino de Barcelona, de Lleida o de donde fuera... Harina y patatas ya teníamos, pero el resto se traía de fuera. El material tenía que llegar con vehículos grandes a la Pobla de Segur y hasta aquí con mulos. Para ir a la feria de Salàs iban también con los machos, por el camino real, y se estaban allí 8 días. La Fonda la hemos reformado muchas veces, para irla modernizando: el comedor, los baños, las habitaciones... Pero hicimos más dinero cuando no teníamos ni calefacción ni cuartos de baño que ahora. Era la época de los obreros y teníamos mucha gente. Por los días de la Feria, había habitaciones dobles en las que dormían 4 o 5 personas, o en camas de dos dormían tres. Al principio de todo la Fonda era muy diferente, había una sala y dos alcobas. En la sala había una cama grande o dos y en las alcobas dos camas grandes, que en los días de Feria quizá dormían 7 u 8 hombres, ¡con un lavabo de estos de jarra! ¿Los antepasados eran de aquí o venían de algún otro pueblo? ¿Cuál es el origen de la familia? No, mi padre, José, y mi madre, Emilia, eran de aquí de Vilaller: mi padre de casa del Mas y mi madre de casa Calvera. La madre de mi padre, mi abuela, viene de la Val d’Aran, de apellido Moga, creo que de Gausac; y la madre
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