SINDICATOS Y LA POLÍTICA DESDE LES TRABAJADORES
ESCRIBEN: MAURO DÍAZ CLAUDIA HASBÚN CRISTIÁN CUEVAS CAMILO SANTIBÁÑEZ TAMARA ORTEGA 2
Marzo 2018
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“Con la idea de política salvaje me propongo pensar un conjunto diverso de prácticas que no se realizan para organizar y reproducir la dominación, sino que más bien se despliegan para cuestionarla, atacarla y desmontarla” Luis Tapia Mealla
Índice Página 3 EDITORIAL Página 4 ¿QUÉ HACER ANTE LA INMINENTE DESAPARICIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES? Por Mauro Díaz Pavez
Página 7 DESAFÍOS DEL FA EN EL FRENTE SINDICAL Por Claudia Hasbún Faila
Página 10 TRINCHERA TRABAJADORA Por Cristián Cuevas Zambrano
Página 11 EL MOVIMIENTO SINDICAL, LA POLÍTICA Y LO POLÍTICO Por Camilo Santibáñez Rebolledo
Página 13 ACCIONAR EL FEMINISMO Por Tamara Ortega Uribe
Página 14 CARROÑA
Una publicación de Fundación Emerge Julio 2018 revistapoliticasalvaje@gmail.com fundacionemerge.cl
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Editorial Superar la actual crisis de las organizaciones de trabajadores/as en Chile pasa, de manera importante, por transitar desde un sindicalismo sin proyecto político, a uno que juegue un rol transformador y articulador en la sociedad. Para lo anterior es fundamental que el mundo del trabajo reconozca que, junto a las actuales contradicciones entre capital y trabajo, el despliegue de las fuerzas reproductoras del capitalismo ha hecho evidentes y apremiantes otros conflictos. Los procesos migratorios, las problemáticas de género y sexualidad, la amenaza de un colapso medioambiental provocado por el extractivismo, entre otros, ameritan una reflexión y un trabajo político consistente desde el sindicalismo. No obstante, como sabemos, Chile presenta bajos niveles de sindicalización y una débil y deslegitimada institucionalidad sindical. Y si bien esta situación puede aducirse al efecto directo de la implementación del Plan Laboral de la dictadura hace más de 30 años, en la actualidad ello también responde a problemáticas propias del sindicalismo nacional referidas tanto a su gestión dirigencial como también a una desconexión respecto de la realidad cultural, social, política y productiva de la sociedad chilena. Nuestras organizaciones sindicales están cooptadas por los gobiernos de turno, atrapadas por dirigencias que no se renuevan, sumidas en casos graves de corrupción y falta de transparencia, acostumbradas a procesos eleccionarios poco democráticos, con una afiliación irreal, con baja participación de mujeres y con un actuar político caracterizado por el encapsulamiento en torno a posiciones corporativistas o que actúan sólo en el ámbito de lo meramente reivindicativo, sin asumir una mirada global sobre los conflictos y contradicciones en los que se expresa el capital en la actualidad. En ese escenario, y con un gobierno de derecha que amenaza con seguir profundizando el modelo neoliberal, urge volver a dotar al movimiento sindical de la fuerza aglutinante para la clase trabajadora y disruptiva para con el orden patronal, en defensa de los derechos de quienes producimos la riqueza en este país. ¿Cómo entonces lo fortalecemos para que vuelva a ser la herramienta transformadora de nuestras condiciones?
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¿QUÉ HACER ANTE LA INMINENTE DESAPARICIÓN DE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES? Por Mauro Díaz Pavez Dirigente Sindical AFINJUV – Instituto Nacional de la Juventud Coordinador del Comité de Jóvenes de ANEF Militante Nueva Democracia El sindicalismo actual se encuentra claramente en una crisis, tanto en organización como en representación, pues cada vez ha ido disminuyendo su validez y legitimidad en la ciudadanía debido a las luchas de los distintos partidos políticos por la conducción de las principales agrupaciones de trabajadores y trabajadoras. El Plan Laboral ideado por la dictadura militar limitó mucho la actuación de los sindicatos, estableciendo barreras en su
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constitución, reconduciéndola sólo dentro de la empresa, como también regulando la negociación colectiva, no permitiendo una negociación ramal como ocurre en gran parte de los países del mundo, especialmente en Europa. Estas situaciones no permiten una efectiva defensa de los intereses de la clase trabajadora, siendo difícil aunar criterios de negociación en base a los rubros, y más aún, haciendo imposible el establecimiento de parámetros uniformes, justos y dignos en cuanto a mejoras en las condiciones de trabajo.
N°7 No obstante, además de las trabas antes comentadas impuestas por el Código del Trabajo, el mismo movimiento sindical se ha autolimitado y auto flagelado en sus manifiestas disputas de liderazgo y cooptación directiva, mostrando desorden, desunión, poca transparencia, falta de democratización en sus actos, abandono de objetivos y por consecuencia, pérdida de representación popular, aletargándose en la comodidad del fuero, el café y las reuniones con galletas. Estas situaciones son percibidas por el adversario ideológico, aprendidas y devueltas en ataques normativos y jurídicos que a la postre han sido indefendibles por la misma incapacidad de articulación que hoy día, tristemente, tiene el movimiento sindical en Chile. Esta última situación queda de manifiesto en las marchas del día del trabajador, donde las bases sindicales participan escasamente a diferencia de los partidos políticos y diversas organizaciones sociales, que no van por ser trabajadores o trabajadoras, sino que concurren debido a su obediencia de militante partidista. En ese mismo orden de ideas, vemos que la situación desventajosa con la que corren hoy las organizaciones sindicales ante la autoridad, no pone en alerta a sus cabezas quienes, disfrutando de la comodidad de la representación nominal en la que se encuentran, permiten cristalizar las ideas neoliberales de las autoridades gubernamentales, permitiendo una agudización del menoscabo de la clase trabajadora, limitando sus derechos, y precarizando y flexibilizando su relación laboral. Esto ha quedado en evidencia con la reforma laboral, y hace unos pocos días, con la aprobación de la Cámara de Diputados del contrato especial para jóvenes
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« La forma que debemos adoptar no es quebrar la lucha, sino más bien formar bases conscientes e informadas de la necesidad del sindicato » estudiantes. Es preocupante el nulo o tardío accionar en cuestiones que deben ser el eje central de toda organización, llegando siempre unos kilómetros más atrás del empresariado, que en los últimos años sigue desarticulando la acción de las y los trabajadores, oprimiéndolos de sobre manera en base a la construcción de una sociedad mercantil que cada día crea necesidades ficticias. Precisada la problemática anterior, debo plantear y aventurarme en una posible solución a la situación actual de los sindicatos, es por ello que creo necesario revitalizar los espacios de representación existentes, pues la desconfianza y menor consideración que tienen en la actualidad para la opinión pública, no viene asociada al nombre de una central, agrupación, confederación, federación o cualquier otra organización sindical, sino que más bien a las dirigencias y cúpulas que hoy las dirigen. Por lo tanto, la forma que debemos adoptar no es quebrar la lucha, sino que más bien formar bases conscientes e informadas de la necesidad del sindicato como medio de equilibrio entre trabajadores y trabajadoras con el empleador. La unidad en la lucha permite la consecución de los fines perseguidos, pues se demuestra un solo objetivo supremo, como lo hace actualmente la clase dominante en Chile, que actúa de manera ordenada y
N°7 concentrada en lo que buscan. Como dijo Álvaro García Linera, “Las clases dominantes están en el poder porque pueden ejercer un mando unificado y articulan en torno a este a las clases subalternas, que por definición son clases fragmentadas. Entonces, una revolución es el momento en el que los subalternos abandonan su subalternidad porque se unifican”. No es sino eso lo que le falta al sindicalismo chileno, generar representación real en base a un objetivo claro, que, por ende, generará la unión deseada para equiparar la lucha. Muchas de las mayores luchas o movimientos sociales se han generado en razón de un fin transversal a la ciudadanía, logrando un impacto tremendo en la opinión pública y en los gobiernos de turno. En el último tiempo han ocurrido casos de esa naturaleza como es el movimiento feminista o la Coordinadora No+AFP, quienes identificando un problema real, pudieron poner la discusión encima y generar conciencia de cambio. Por lo tanto, una de las primeras luchas debe ser identificar y mostrarle a la ciudadanía el perjuicio que existe hoy en su relación laboral, cómo el camino de la derecha está dirigido a la pérdida de derechos históricos y a la profundización del liberalismo económico en la clase trabajadora.
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En virtud de lo anterior, es necesario informar a las bases y sembrar la necesidad de la organización, no obstante, una revitalización de las mismas va de la mano con construir la confianza de sus asociados con sus líderes, y esto únicamente es posible posicionando caras nuevas en la disputa. Existe el deber imperioso de mostrar cambios y estos sólo pueden tener su inicio en potenciar bases y líderes nuevos para proyectar cambios profundos. Esta medida propuesta no apunta a cambios instantáneos, sino a largo plazo, despojándonos del egoísmo y egocentrismo que todos tenemos, y dar paso a la solución de la verdadera disputa. Con el retroceso que hemos sufrido, debemos dar paso necesariamente a una reconstrucción desde los cimientos, pero partiendo de bases sólidas que sean capaces de demostrar que la esencia de estas organizaciones, la defensa de los intereses generales por sobre los particulares, sigue viva y son el bastión de toda lucha. Por tanto, debemos volver a la pulcritud de la organización, creando figuras políticas y morales capaces de identificar elementos problemáticos en la naturaleza de la sociedad, y encender la capacidad motora de articulación de nuestros trabajadores y trabajadoras en beneficio de la sociedad entera. Citando nuevamente a García Linera “La fuerza de lo popular radica en su fuerza moral”, por ende, si logramos la confianza de nuestro actuar por parte de la opinión pública, nuestra lucha será victoriosa. RPS
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DESAFÍOS DEL F.A. EN EL FRENTE SINDICAL Por Claudia Hasbún Faila Directora Nacional de ANEF, en la Secretaria de Jóvenes Militante del Movimiento Autonomista
A lo largo de la historia es posible observar que las mayores transformaciones del mundo y de nuestro país surgen de los movimientos sociales encabezados por mujeres y hombres líderes, siendo muchos/as de ellos/as trabajadores/as, que luchaban desde la conciencia de clase para obtener mejores condiciones o simplemente justicia. Muchos hombres y mujeres dieron su vida buscando lograr estos legítimos anhelos. Cuántas mujeres bajaron de las salitreras acompañando a sus maridos obreros y fueron acribilladas en la trágica masacre de la escuela Santa María de Iquique, por ejemplo. Hasta el gobierno de la Unidad Popular, los trabajadores tuvieron un rol protagónico.
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Es notable como la clase trabajadora se organizaba en torno a ideales colectivos que permitían unir a hombres y mujeres hacia la búsqueda del poder popular y la construcción de una sociedad socialmente justa. Los años negros de la dictadura cívico militar de Pinochet con su política de exterminio y represión, hizo desaparecer todas las estructuras formales que fueran en contra de la imposición de una sociedad mercantilizada y neoliberalizada. Sin embargo, el movimiento sindical a comienzo de los años ´80, con mucho protagonismo, desarrolló acciones políticas para la recuperación de la democracia.
N°7 Desde los ´90 en adelante, al recuperar la democracia, la Concertación luego Nueva Mayoría se tomó los espacios de representación de los trabajadores y las trabajadoras, posicionándolos al servicio de los intereses partidarios y/o de los gobiernos de turno. Esta situación provocó el descrédito de las organizaciones sindicales de nuestro país y el desincentivo a participar de ellas. Hoy es posible observar un movimiento sindical debilitado, donde la CUT y la ANEF se ven alejadas del movimiento social, siendo incapaces de posicionar políticamente las demandas de la clase trabajadora y del contexto social en general, actuando reactivamente a lo que los gobiernos definen. No existe ninguna capacidad que les permita ser actores políticos gravitantes, que arrastren al gobierno y el parlamento a concretar las legítimas demandas. El actual gobierno de Sebastián Piñera está empleando una estrategia político comunicacional que busca naturalizar situaciones y darle un valor positivo, para dejar relegado a un plano menos importante la garantía de derechos fundamentales de las personas y los/as trabajadores/as. Así es como vehementemente ha tratado de aprobar el estatuto laboral juvenil, que tiene como fin instalar la normalización de la contratación de estudiantes de educación superior por medio de la flexibilidad laboral, en pos de otorgar más garantías a los empresarios y precarizar el empleo juvenil. Todo ello por cierto dejando de lado el verdadero cambio estructural para este amplio grupo de personas que sería la total gratuidad educacional. Lo mismo ocurre con el estatuto laboral para el adulto mayor, que establece como apropiado el trabajo de la tercera edad cuando, luego de entregar toda una vida, se esperaría un digno sistema de pensiones
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« Ante un gobierno de derecha, la izquierda debería estar unida. AUNQUE Cabe preguntarse primero quienes hoy son realmente de izquierda y quienes comparten un proyecto político » para la vejez, cuyo corazón sea solidario y no vendido al sistema empresarial por medio de la capitalización individual, como lo es hoy. Ante este escenario, considerando también el corte ideológico de este gobierno, las estructuras sindicales requieren estar muy fortalecidas para afrontar las demandas de su clase, pero también muy relacionadas con el resto de las demandas sociales. Muchos dicen que ante un gobierno de derecha, la izquierda más que nunca debe estar unida. Cabe preguntarse primero quienes hoy son realmente de izquierda y quienes comparten un proyecto político en común. Solo por hacer peso a un gobierno opuesto sin compartir un horizonte común, la unidad es imposible de concretar y si se lograra seria superficial y nunca permitiría llevar a cabo los verdaderos cambios estructurales que se requieren. A finales del año pasado el Frente Amplio fue capaz de dar esperanza a muchas chilenas y chilenos, pudiendo romper con el monopolio de la izquierda corrompida. Hoy somos una alternativa real de izquierda, logramos tener representación significativa en el congreso y estuvimos a poco de pasar a segunda vuelta presidencial.
N°7 Ahora nos compete internalizar que sí se puede, que podemos concretar nuestros ideales, que construimos Frente Amplio, desde lo estudiantil, en el congreso, en los municipios, consejos regionales, juntas de vecinos y también en el frente sindical. Es necesario reconocer a cada trabajadora y trabajador como una valiosa hebra del tejido social que nos llevará a la consolidación de un pueblo rebelde, feminista, socialista y autónomo. En esta lógica nuestro desafío como frenteamplistas es ser líderes en la conformación de un polo potente, cuestionadores de las actuales conducciones, de las tradicionales agrupaciones, confederaciones y centrales, buscado salvaguardar la ética sindical y los ideales de justicia social, todo para recuperar el sindicalismo autónomo que propenda a la consolidación de las necesidades de sus trabajadoras y trabajadores. Esto se puede lograr desde la convergencia de dirigentes de fuerzas de izquierda y del Frente Amplio, para disputar la conducción de esos espacios y recuperarlos. Existe un gran desafío, este es el momento de poder dar esperanza a la clase trabajadora, que en muchos casos es altamente precarizada. Ahora es cuando debemos desplegar la misma fuerza y esperanza que nos permitió
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avanzar a finales del 2017 hacia materializar un proyecto político que busca las mejores condiciones laborales de los trabajadores/as. Y que fuera además crítico de la conducción política del país, buscando transformar a la CUT y la ANEF en actores político sindicales gravitantes en el acontecer nacional. Como Frente Amplio debemos reconocer al espacio sindical como un lugar potente de construcción social y convenir en hacer un mayor esfuerzo al que ya se ha desarrollado, en generar mejores condiciones orgánicas, de recursos y de prioridad política. De lo contrario no podremos ser protagonistas del nuevo tejido social. Todos los frenteamplistas debemos sentirnos llamados a ser actores y actrices protagónicos/as en la tarea de romper la desidia y el individualismo, y atrevernos a ocupar espacios de representación social en sindicatos o asociaciones de funcionarios. Especialmente las compañeras debemos trabajar de manera colectiva para romper las estadísticas, que dicen que a pesar de que la sindicalización en las mujeres ha aumentado, aún no llegamos a ocupar los cargos de primera línea. Atrevámonos a ser protagonistas de los espacios de conducción social, a visualizar la lucha sindical como una oportunidad potente de construcción de poder popular y a potenciarnos entre nosotras para constituirnos en alternativas reales de dirección y liderazgo. RPS
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Trinchera trabajadora Por Cristián Cuevas Zambrano
El 24 de Julio del año 2015 quedará en la memoria de los/as trabajadores/as contratistas del cobre y del movimiento sindical. Fue la noche de la arremetida final de la patronal y sus aliados de turno para dar un golpe certero a los/as trabajadores/as liderados por la otrora poderosa Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC). Esa noche cae en la lucha el compañero Nelson Quichillao en el centro minero El Salvador. La historia del movimiento obrero se escribe con letras de sangre cuando este se levanta y que quiere avanzar para alcanzar sus legítimos derechos. La furia del poderosos la pagó esta vez nuestro compañero con su vida. Este golpe fue letal no sólo para Nelson, sino que también para el movimiento de trabajadores/as contratistas del cobre, que se fue entregando a los lobbistas impúdicos de los gobiernos de turno. Pasados 3 años del fatídico suceso, podemos decir que el gran perdedor ha sido también el conjunto de trabajadores contratistas, pues sus derechos y beneficios alcanzados en años de lucha han sido mermados y su principal organización, la CTC, ha sido desfondada por una conducción que no estuvo ni ha estado a la altura, y que lamentablemente no ha tenido la
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la decencia ni la dignidad de evaluar autocríticamente su situación pasada y actual. No podemos continuar de esa manera. Es fundamental rectificar el camino, poniendo en el centro del debate la unidad, pero también la restitución de la diversidad, que era justamente la fuerza motriz de la CTC. Estos 3 años que han pasado, han sido también 3 años sin justicia para nuestro compañero Nelson Quichillao. Es indignante ratificar una y otra vez que la justicia está hecha también para los poderosos. Es al mismo tiempo dolorosa la desmemoria hacia un mártir que cayó luchando en el silencio del desierto. Como trabajadores/as tenemos un deber moral y ético de levantarnos una vez más, organizadamente, para construir una épica para este tiempo que nos dé la fuerza para terminar con el abuso, la explotación e incertidumbre que a diario vivimos las grandes mayorías del país. Ese sin duda sería el mejor homenaje que le podríamos rendir al compañero Nelson Quichillao. Nuestro Deber es continuar.
¡¡Arriba los/as que luchan!!
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EL MOVIMIENTO SINDICAL, LA POLÍTICA Y LO POLÍTICO Por Camilo Santibáñez Rebolledo Encargado Nacional del Frente Sindical de Izquierda Libertaria La primera ofensiva legislativa del actual gobierno fue el denominado “estatuto laboral para jóvenes que estudian en la educación superior”. En el momento en que se escribe esta columna el proyecto ha sido aprobado en la Cámara de Diputados y ha arribado al Senado, pero resulta útil dar cuenta de su propósito y tramitación, a efecto de plantear un elemento tan apremiante como relegado en la discusión actual sobre el carácter político del sindicalismo. Concebido para surtir fuerza de trabajo barata a las grandes empresas mediante el arrebato de derechos laborales consagrados, el proyecto que originalmente ingresó el gobierno despojaba a las y los trabajadores jóvenes de indemnizaciones, del principio de continuidad en la relación
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laboral, de fuero, de seguro de cesantía y contra accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, del descanso dominical, de la jornada continua y del bono al subsidio del empleo joven; coronado todo lo anterior, por hacer optativa la cotización de salud. Considerando que la idea de legislar sería aprobada en la Comisión de Trabajo, con o sin los votos del Frente Amplio, nuestra compañera Gael Yeomans se enfocó en impedir la transgresión de derechos laborales básicos mediante la introducción de indicaciones que contrarrestaran el espíritu profundamente precarizante del proyecto. Debido a que algunas de estas indicaciones eran de iniciativa exclusiva del ejecutivo (como la garantía del seguro de cesantía y el seguro contra accidentes de
N°7 trabajo y enfermedades profesionales), el modo de conseguirlas fue condicionando la aprobación de la idea de legislar; sin que esto implicara respaldarlo en la Cámara (tal como se demostró en la votación en sala). Cuestión que convenció a la mayoría de la oposición y la dispuso a presentar de manera conjunta una serie de indicaciones en dicha dirección. Sin embargo, la irresponsabilidad de algunos diputados impidió parte importante de su aprobación. Por ejemplo, la inasistencia de Fernando Meza (PRSD) significó el rechazo de la indicación correspondiente a indemnizaciones y también al fuero. Respecto de la jornada contínua, la DC votó en contra, y la protección del descanso dominical sólo fue votada a favor por las diputadas del FA, resultando aprobadas únicamente las indicaciones relativas a los permisos para rendir exámenes, al paso a jornada completa en vacaciones y al respeto del sueldo mínimo cuando se tratara de jornada completa. Tras esta votación el proyecto fue enviado a Hacienda, donde el gobierno puso suma urgencia a la tramitación, apresurando la votación en sala e impidiendo que el proyecto volviera a la Comisión con nuevas indicaciones, restringiendo la votación en particular únicamente de aquellas rechazadas en la Comisión. Situación de la que resultó un proyecto despachado a sala con los siguientes puntos críticos: Un derecho a indemnización y un fuero a medias, basados en la causa legal especial del cumplimiento de 29 años o la pérdida de condición de estudiante, la permanencia de la jornada discontinua, la renuncia al descanso dominical y la cotización opcional en salud. En estas condiciones, la derecha, la DC y el PRSD aprobaron el proyecto en general con 83 votos, versus 51 del FA, el PC, el PS, el PPD y regionalistas. En la discusión particular –donde, como dije, únicamente
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podían ingresarse indicaciones que habían sido rechazadas en la Comisión y no indicaciones nuevas-, nuestra compañera diputada repuso y logró la aprobación de la indicación correspondiente a la indemnización por despido y solicitó la votación por separado del artículo referido al fuero presentado por el gobierno, consiguiendo su rechazo y supresión, y por tanto su garantía en todas sus dimensiones. No obstante, el proyecto salió desde la Cámara con la posibilidad de pactar la jornada discontinua, el descanso dominical y la cotización en salud, con la renuncia al pago de licencias médicas que esto implica. El mismo día, aunque con inexactitudes importantes sobre el contenido aprobado, las redes sociales fueron inundadas de una frustración genuina, sobre la que me parece importante hacer una constatación crítica y plantear una pregunta. Con la excepción de algunas declaraciones y puntos de prensa, la movilización sindical contra la ofensiva legislativa fue prácticamente nula. Esta constatación constituye el aspecto más omitido en las expresiones de frustración mencionadas. Un segundo aspecto relevante y ensombrecido es la capacidad de nuestra compañera diputada para revertir aspectos
« Urge preguntar si en adelante el movimiento sindical será capaz de definir y ejercer su lugar político en la oposición a las arremetidas de la derecha »
N°7 graves del proyecto original absoluta condición de minoría.
desde
la
En contraste, un aspecto menos silenciado, aunque atribuido a la inexperiencia de las diputadas frenteamplistas en la Comisión, fue una suerte de pasada de cuenta, basada en su aprobación a la idea de legislar. Es decir, cuestionando el pragmatismo en el que habría incurrido al avalar un proyecto que igualmente resultaría aprobado, en vez de haberlo votado en contra, testimonialmente y renunciando con ello a la presentación de las indicaciones arriba detalladas. Considerado en conjunto, esto resulta sumamente preocupante para el movimiento sindical, porque lo devela tratando de ocultar las severas carencias propias, al mismo tiempo que desestimando los esfuerzos parlamentarios para contener los embates que por sí mismo no es capaz de evitar. A este respecto cabe y urge preguntar si en adelante el movimiento sindical será capaz de definir y ejercer su lugar político en la oposición a las arremetidas de la derecha, o va a condenarse a sí mismo a la frustración y a la crítica testimonial, condenando consigo al conjunto de las y los trabajadores. Pues las condiciones políticas actuales propician ambas cosas, aunque por costumbre lo segundo resulte más sencillo que lo primero. RPS
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Accionar el feminismo Por Tamara Ortega
Es urgente anclar la lucha feminista en el sentido común, dejar de naturalizar miradas elitistas y poco clasistas que observan a las mujeres como el principal "sujeto" (y por tanto transversal) de cambio. Ello implica superar la persistente necesidad de legitimar el feminismo dentro de las banderas de la izquierda y el socialismo. En vez de preguntar por qué la izquierda o el socialismo deben ser feministas, pensemos y activemos transformaciones concretas en nuestro entorno social, personal y político, teniendo al feminismo como lectura, estrategia y práctica política de izquierda. Lo anterior implica también dejar de situar al feminismo exclusivamente como una demanda de cambio cultural. El feminismo debe ser principalmente una lucha política, y por supuesto económica, una que no pierda de vista las causas estructurales que la determinan, quienes las ejecutan y el papel que asumen hoy las mujeres organizadas. Así, el feminismo nos permite pensar y vivir la política de manera distinta, en su práctica y contenido, sin elitismo, sin privilegios, cueste lo que cueste.
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Carroña
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