Revista Política Salvaje N°9

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ESCRIBEN: ASAMBLEA FEMINISTA FA Ma. GRACIELA LÓPEZ CLAUDIA SANHUEZA JEAN JACQUES PIERRE-PAUL CRISTIÁN CUEVAS

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Marzo 2018


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“Con la idea de política salvaje me propongo pensar un conjunto diverso de prácticas que no se realizan para organizar y reproducir la dominación, sino que más bien se despliegan para cuestionarla, atacarla y desmontarla” Luis Tapia Mealla

Índice Página 3 EDITORIAL Página 4 DERECHOS HUMANOS, ESTADO Y ÉTICA TRANSFORMADORA Por Ma. Graciela López

Página 6 TRINCHERA TRABAJADORA Por Cristián Cuevas Zambrano

Página 7 CONFIGURACIONES PARA SUPERAR EL NEOLIBERALISMO Por Claudia Sanhueza

Página 10 EL TANGO DE LA RESISTENCIA Por Jean Jacques Pierre-Paul

Página 11 LAS MUJERES Y LOS DERECHOS HUMANOS Por Mesa coordinadora de la Asamblea Feminista del FA

Página 13 CARROÑA

Una publicación de Fundación Emerge Septiembre 2018 revistapoliticasalvaje@gmail.com fundacionemerge.cl

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Editorial A propósito de un nuevo 11 de septiembre y de cumplirse 45 años del golpe cívico-militar de 1973, nos parece necesario avanzar hacia la consolidación de un nuevo discurso y práctica sobre derechos humanos, trascendiendo la mirada tecnocrática y de “baja intensidad” sobre esta materia, heredada de la política de los acuerdos de la transición y que ha predominado en el país durante el último cuarto de siglo. Esta mirada ha producido que la defensa de los derechos humanos se enfoque principalmente en la búsqueda de verdad y justicia por los crímenes ocurridos durante la dictadura (grave e indignantemente inconclusa), mientras las demandas de reconocimiento, participación y no discriminación de los distintos actores sociales aparecen desvinculadas de una “agenda de derechos humanos”. La adopción de acuerdos internacionales fortalece pero no agota el carácter de construcción política de los derechos de las personas, si estos no se garantizan ni se ponen en ejercicio. En ese sentido, la democratización de las relaciones humanas, en todos los ámbitos de la vida, requiere asumir que la defensa y el respeto de los derechos humanos es un tema cotidiano, y que la organización y movilización popular son garantías para su logro efectivo. El virtual agotamiento de alineamiento político en torno a los ejes autoritarismodemocracia propio de fines del siglo XX, debe estimularnos a volver a dotar de contenido a la lucha por el goce pleno de los derechos humanos ¿Cómo hacemos carne los derechos humanos y los ponemos en ejercicio en nuestra forma de hacer política? ¿Cómo nos diferenciamos de sectores más a la derecha que buscan disputar el propio significante “derechos humanos” o bien promueven una banalización de los mismos? ¿Es posible que la lucha por los derechos humanos, esta vez de derechos de “alta intensidad” transformadora, vuelva a ser un eje aglutinador para las fuerzas de cambio?

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DERECHOS HUMANOS, ESTADO Y ÉTICA TRANSFORMADORA Por Ma. Graciela López Militante de Nueva Democracia e integrante de Fundación Emerge La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) se ha instalado en el concierto internacional como una aspiración civilizatoria del proyecto de la modernidad. Y si bien, en el momento histórico en que emergen estos derechos, capturan y son funcionales a la instalación de un tipo de Estado liberal, la consecuente apropiación de su espíritu emancipador, por parte de activistas, movimientos sociales y comunidades, desde su promulgación, ha logrado ir resignificando el ancho de sus implicancias y posibilidades a partir de la problematización y superación de sus pecados de origen. Algunos de esos pecados podríamos vincularlos a la pretensión homogeneizadora de la racionalidad occidental que contiene; a la universalización de un sujeto individual y liberal adjudicatario de estos derechos, en contrapunto con la escasa centralidad otorgada a los derechos colectivos -que ponen en mayor tensión la concepción liberal de los derechos humanos-, reconocidos excepcionalmente a los pueblos indígenas y trabajadores/as sindicalizados/as; entre otros. Así, la relevancia de la resignificación histórica y política que los diversos movimientos sociales han logrado ir instalando a través de la exigencia del cumplimiento de esta declaración por

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parte de los Estados, en contextos de conflictos específicos, permite evidenciar el potencial emancipador de este consenso mundial en la búsqueda del “bien común” universal/local como horizonte y como producto de una interpretación historizada y situada de los valores/derechos que promueve: paz, justicia, dignidad y libertad, entre los principales. La interpretación y apropiación colectiva y situada de los derechos humanos es una oportunidad para el despliegue de una ética transformadora que interpele a los Estados a hacer de las garantías de derechos un piso mínimo de su acción, superando la sola sanción y reparación frente a acciones que transgreden o violan sus principios. Si asumimos que el carácter del Estado está dado por la dinámica existente entre estructuras políticas, sociales y culturales, su transformación se debe entender también como respuesta a los cambios existentes en esas estructuras. Así, las luchas y movimientos que se expresan en el campo político-social, deberían tender a reflejarse en eventuales ajustes en el carácter del Estado; y si ellas encuentran como fuente e instrumento los propios derechos humanos, a los que el Estado se obligó, deberían contar -teóricamente- con cierta probabilidad de éxito- al buscar impulsarlo


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« La interpretación y apropiación colectiva y situada de los derechos humanos es una oportunidad para el despliegue de una ética transformadora » a cumplir sus obligaciones en virtud de garantizar el pleno ejercicio de estos. La acción de un Estado, en toda época, determina la reproducción, o bien, transformación de las condiciones de vida material y simbólica de la población en representación de la cual actúa, constituyéndose en un factor constructor de historia. En este punto es que cabe evidenciar la relevancia y urgencia de impulsar una ética proclive al carácter garantista y promotor de derechos de este. La participación social en sus estructuras, o fuera de él, pero en relación con él, es sin duda una de las condiciones clave para que los contenidos de los procesos de transformación social vinculados a los derechos humanos puedan verse reflejados en las lógicas de administración interna y externa del Estado. El derecho a la participación operaría en estos casos como un derecho habilitador, en tanto su cumplimiento permite garantizar el cumplimiento de otros derechos. La fuerza y eficacia de los Derechos Humanos como sustrato de los discursos y estrategias de transformación social orientadas a la socialización del poder y la justicia social, por su parte, radica en que ellos son:

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i. Inherentes a ser humano: nacen con nosotras/os. ii. Irrenunciables: renunciar a ellos.

no

se

puede

iii. Imprescriptibles: no importa dónde estemos ni nuestra edad. No caducan. iv. Universales e inalienables: Todo ser humano posee estos derechos. v. Integrales e indivisibles: ya sean derechos civiles, culturales, económicos, políticos o sociales, cuentan con igual jerarquía y condición. vi. Interdependientes y relacionados entre sí: la realización de un derecho depende, total o parcialmente de la realización de otros derechos. vii. Progresivos: los Estados tienen la obligación avanzar gradual y constantemente hacia la plena realización de tales derechos y de, en ningún caso retroceder en ellos. Un proyecto de izquierda radicalmente trasformador de las relaciones sociales como el que el Frente Amplio busca ofrecer al país como salida al neoliberalismo, debe apropiarse sin titubeos y de manera densa de la doctrina de los derechos humanos como estándar “mínimo” exigible para la acción en las distintas instancias desde las que hoy se proyecta, instalando un diálogo sustantivo a nivel social y político respecto de lo que significa la realización de estos derechos en cada uno de los ámbitos de la vida en


N°9 comunidad en el contexto local, y también, respecto de las mejores estrategias a seguir para empujar por su pleno ejercicio. Esta discusión, si bien se inició incipientemente el 2017 en el Proceso Programático del FA, que derivó en el “Programa de Mucho/as”, encabezado por Beatriz Sánchez, no ha tenido continuidad a nivel territorial, ni de las fuerzas políticas; propiciando que las discusiones en esta materia se extravíen en infértiles calificaciones en torno a la situación de los Derechos Humanos en países vecinos, sin haber definido de manera clara y transparente cuál es nuestra interpretación colectiva e historizada de estos derechos y en qué medida nos apropiaremos de sus posibilidades

emancipatorias para desplegar una ética transformadora que sustente, desde la lucha colaborativa de movimientos, organizaciones sociales y actores políticos, aquel proyecto posneoliberal, radicalmente democrático e igualitario, con el que buscaremos escribir colectivamente la mejor versión de los derechos humanos. La invitación es por tanto a retomar la discusión de fondo y poner en perspectiva las frustraciones y esperanzas intactas de miles y miles que de norte a sur nos manifiestamos disponibles para construir aquel proyecto de país en el que tengamos el poder para definir nuestro futuro en igualdad, libertad y alegría. RPS

Trinchera trabajadora Por Cristián Cuevas Zambrano

¿Cuál es el rol que debemos jugar los/as trabajadores/as ante los dramáticos efectos nocivos de la producción extractivista en nuestras comunidades? En la lucha por un medioambiente sano para vivir, trabajadores y trabajadoras debemos ser la punta de lanza. Para ello, se requiere de sindicatos politizados, con una mirada de país que permita construir un nuevo horizonte. No nos bastan las políticas de mitigación de una institucionalidad que se encuentra subordinada al gran capital y las transnacionales. Como trabajadores/as, tampoco podemos transformarnos en aliados del capital. Exijamos empleos dignos, lo que incluye por cierto una responsabilidad y una garantía de respeto y buena

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una garantía de respeto y buena vecindad con las comunidades en donde viven nuestras familias. El instrumento político de los/as trabajadores/as debe sentarse a conversar de igual a igual con la patronal, lo que implica superar la actual situación de crisis del movimiento sindical. Deben ser nuevos liderazgos, mujeres y hombres dispuestos a conducir la construcción de un nuevo sindicalismo para este tiempo, los que entreguen las respuestas que se requieren a las urgencias que hoy nos obligan a estar a la altura de los desafíos y luchas que se requieren y que vienen.


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CONFIGURACIONES PARA SUPERAR EL NEOLIBERALISMO Por Claudia Sanhueza Militante de Revolución Democrática

El primer paso para superar el neoliberalismo es identificar a dónde queremos llegar. Si no sabemos dónde queremos llegar entonces cualquier camino sirve. Y sabemos que no cualquier camino sirve. No sirvió, por ejemplo, el financiamiento compartido. Una sociedad en donde exista igualdad (igual poder, igual dignidad, igual libertad) en donde haya una verdadera capacidad de todos los ciudadanos de incidir tanto en sus vidas como en las decisiones sociales que se tomen. Una sociedad en donde nadie viva en condiciones indignas. Una sociedad en donde no exista la discriminación o el trato desigual por razones arbitrarias como

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la raza, sexo, u otra razón. Una sociedad en donde el trabajo sea un espacio de desarrollo relevante y con sentido. En donde los trabajos que tienen menos sentido sean distribuidos equitativamente de manera que nadie esté a cargo de ellos por no tener poder. Una sociedad en donde exista la solidaridad y los riesgos de la vida se enfrenten de manera colectiva. Una sociedad que se desarrolla en términos materiales, tecnológicos y científicos para aumentar el bienestar de todos los seres humanos (no de algunos) y en cuidado con el medio ambiente, de manera sustentable, asegurando que las futuras generaciones también accedan.


N°9 Después debemos saber cuán lejos estamos. Esto requiere saber bien donde estamos situados hoy. Chile es uno de los países del mundo más neoliberales. Nada más y nada menos. En Chile se instauraron reformas económicas, políticas y sociales durante una dictadura, que no han podido ser cambiadas porque se heredó un sistema político que sobrerrepresenta a quienes tenían el poder en dictadura. En Chile hay una constitución que determina ciertas reglas del juego. Todo esto exige una tarea inmensa desde la izquierda. Al mismo tiempo que la tarea exige claridad, hay muchos espacios de intervención posibles. Debemos entender la sociedad como un ecosistema, no como un organismo. Si uno cree que es un organismo, uno puede afectar una de las partes, pero el organismo entero no verse afectado. Cuando entendemos el sistema como un ecosistema en donde habitan distintas especies, se puede pensar en introducir una especie externa que cambia el funcionamiento del ecosistema. Las utopías reales detalladas por Erik Olin Wright (2011) están pensadas como en la segunda metáfora. La introducción de cambios que ayudan a cambiar el funcionamiento de todo el ecosistema. Son propuestas de políticas públicas en torno a 7 configuraciones descritas brevemente a continuación que nos permitan gradualmente cambiar el funcionamiento

« La construcción de este poder social necesita de participación, organización, formación, y esos son los desafíos del Frente Amplio ahora» de todo el ecosistema: 1. Socialismo estático. Socialismo tradicional en el cual el poder social controla la actividad económica a través del poder estatal. Ejemplo: nacionalización de los recursos naturales. 2. Socialdemocracia. El poder social regula la economía a través de la mediación del poder económico y el estatal. Ejemplo: alta carga tributaria progresiva (justicia tributaria) para el financiamiento de derechos sociales. Por ejemplo, un impuesto a la riqueza y la existencia de seguridad social en salud y pensiones. 3. Asociatividad democrática. Una variedad de arreglos institucionales en los cuales asociaciones colectivas de la sociedad civil participan directamente en actividades de gobernanza usualmente a través de agencias del Estado. Ejemplo: las propuestas de participación efectiva de las comunidades en las evaluaciones de impacto ambiental de proyectos de inversión. 4. Social capitalismo. Configuración en la cual asociaciones de la sociedad civil directamente afectan la forma en que se usa el poder económico. Ejemplo: la idea de que los trabajadores puedan decidir la manera en que los fondos de pensiones son invertidos o estén representados en los

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N°9 directorios de empresas estratégicas. 5. Economía de mercado cooperativa. Donde las empresas son de los trabajadores, se cumple principio igualitarista un trabajador un voto, así las relaciones de poder en la empresa están basadas en cooperación voluntaria y persuasión, no en el poder económico relativo. 6. La economía solidaria. Otras formas de empoderamiento social que constituyen nuevas formas de organizar la actividad económica que es diferente de la producción capitalista, producción estatal y producción del hogar. Ejemplo: Wikipedia, bienes comunes, conocimiento abierto. 7. Socialismo participativo. Combina economía solidaria con socialismo estático: el estado y la sociedad civil en conjunto organizan y controlan varios bienes y

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servicios. Por ejemplo, los presupuestos participativos en gobiernos locales. Para llevar a cabo cualquiera de estos cambios se necesita reconstruir el Poder Social. En cualquiera de estas configuraciones lo que se hace, de hecho, es extender el “poder social” de manera de subordinar el “poder económico” y el “poder estatal”, manteniendo una sociedad híbrida en estos aspectos, pero en donde el poder social es de tal magnitud que equilibra el “ecosistema” para llegar a la sociedad que queremos y describimos antes. La construcción de este poder social necesita de participación, organización, formación, y esos son los desafíos del Frente Amplio ahora. Una tarea de gran envergadura, en donde todos quienes empujamos este proyecto tenemos una tremenda responsabilidad. RPS


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El tango de la resistencia Por Jean Jacques Pierre-Paul Bailar este tango con usted señora (El tango de la resistencia) Quiero bailar este tango con usted señora el mundo está lleno de falsos paraísos donde la belleza no significa nada la vida está saturada de combates inútiles no me pregunte mi religión, mi nombre, mi edad ¿qué importa que yo sea árabe caribeño o judío ? el mundo está muriendo, señora quiero bailar con usted mi último tango no me pregunte si tengo pasaporte u otros documentos triviales si hablo el mismo idioma que los condenados o si yo he probado el vino frío de los opresores el único idioma que se entiende fácilmente es el que hablan todos los corazones no me hable de la edad de sus ojos olvídese de las sombras inquietas de su pecho al final, cuando todo sea reducido en polvos y estragos lo único que quedará es este tango que bailo con usted se acabó el tiempo de bailar sola, señora no me tenga miedo la poesía no muerde no es un cuento para conmover a indignados pero despierta cualquier deseo oculto en los vientos sus ojos maduros y el azul de su voz me dicen que todavía queda algo de tiempo para salvar nuestros sueños hambrientos de sueños

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aunque los pacificadores mal pacificados los dioses insalvables y los dioses tristes no entienden nuestra esperanza no nos daremos por vencidos seguiremos bailando hasta despertar nuevas utopías la humanidad está cansada señora no sabemos qué hacer con tantas miradas perdidas y tantos sueños vacíos olvidémonos durante un instante de las lluvias de bombas de los atentados a la vida y del odio vulgarmente globalizado olvidémonos de los creadores de armas tristes y presumidas de la guerra de los bárbaros todas las canículas fueron inventadas con la misma intención hasta bailar este tango con usted señora nunca pensé que la vida podría ser tan bella la tierra no es un lugar para resignados bailaremos hasta volvernos indestructibles bailaremos hasta ser los únicos locos de esta cuidad las palabras se agotan siempre se agotan señora lo que dura realmente es lo que somos nosotros detrás de ellas nada puede detener nuestro baile nadie puede destruir la belleza, señora nada puede vencer el deseo de amar.


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LAS MUJERES Y LOS DERECHOS HUMANOS Por Mesa coordinadora de la Asamblea Feminista del Frente Amplio

A 45 años del golpe de estado que quebró nuestra institucionalidad democrática, vemos finalizando el mes de septiembre, donde año a año recordamos el proyecto y las vidas truncadas por este suceso. Hacemos memoria de las mujeres que lucharon en contra de la injusticia y fueron perseguidas, brutalmente torturadas, asesinadas y desaparecidas. Todas las que sufrieron en sus cuerpos la ira del Estado, sus fuerzas armadas y los civiles involucrados. Al reflexionar en torno a esto, insistimos que la violencia sexual fue utilizada como método específico de tortura sobre esos cuerpos femeninos y feminizados. Las lecciones de esta experiencia nos permiten repensar también nuestro presente, donde volvemos a observar cómo en un contexto distinto, la violencia estatal sigue vigente y se readecua. Si bien en tiempos de dictadura las formas de violencia surgieron directamente del Estado, de manera sistemática, mediante dispositivos de control y amedrentamiento, hoy en el modelo neoliberal las formas cómo se produce y reproduce la violencia hacia las mujeres son múltiples, directas y silenciosas. En ambos casos, el sistema sexo/género actúa en igual orden, posicionando a las mujeres en el lugar de la dominación, validando su abuso y

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sometimiento. La violencia en contra de las mujeres por parte del Estado se sigue reproduciendo en países Latinoamericanos a través de amenazas, llamando al “orden” a mujeres que sin temor han puesto su cuerpo como arma de defensa de los territorios y sus comunidades. Prueba de ello son los asesinatos femicidas de las activistas Berta Cáceres (Honduras), Marielle Franco (Brasil) y Macarena Valdés, chilena e integrante de una comunidad mapuche de Panguipulli, quien fue encontrada muerta en su casa el 22 de agosto de 2016, tras defender activamente a su comunidad para evitar la construcción de ocho proyectos de centrales hidroeléctricas. Este último caso nos golpea directamente y nos recuerda que “en Latinoamérica nos están matando, y mientras la justicia no trabaje de manera exhaustiva para aclarar los hechos, la impunidad será una herramienta más para que empresas, coludidas con el Estado, sigan asesinando a mujeres que defienden su tierra”1. Necesariamente esta violencia debe ser interpretada también como parte del sistema patriarcal, donde actualmente también existen fuerzas fundamentalistas que buscan amedrentar los avances del movimiento feminista. Es en este contexto que este año, tres compañeras fueron


N°9 cobardemente acuchilladas en la marcha por el aborto libre. Con esta acción estos grupos fascistas intentaron amedrentarnos y aleccionarnos nuevamente, pero no lo lograron ni lo lograrán. Si bien los casos acá mencionados y los miles de otros casos que no caben en esta columna, se enmarcan en situaciones y contextos distintos, sí es necesario recordar que la violencia hacia las mujeres ejercida en dictadura sigue teniendo elementos en común con nuestra realidad, la que tiene por propósito arrebatarnos el espacio que hemos ganado luchando. Hay un hilo que

une estas historias, que une dolorosamente el pasado con el presente. Como feministas frenteamplistas lo vemos, lo reconocemos y nos hacemos cargo de nuestra memoria histórica, organizándonos, uniéndonos y luchando. Poniendo una vez más nuestro cuerpo como arma de resistencia. RPS NOTA 1. Extracto de la cara elaborada por la familia de Macarena Valdés, en conjunto con organizaciones sociales y políticas, exigiendo justicia. Esta carta fue apoyada por diputados/as frenteamplistas.

TiemPost que corren Por Saguaro

Llama la atención el lavado de imagen que se está haciendo por estos días de aquellos que pactaron el fin de la dictadura cívicomilitar, tanto de la concertación como de la derecha, a propósito de los 30 años del triunfo del “No”. Aparentemente deberíamos sentirnos orgullosos de un proceso ejemplar, que otros países en el mundo debiesen admirar e incluso envidiar. Resulta que ahora todos son grandes estadistas. Y por cierto conductores de un proceso que logró encausarse bajo “parámetros institucionales”. Llega a ser insultante que varios pinochetistas aparezcan ahora como “actores clave” para el retorno a la democracia. Cuando veo y escucho todo eso, pienso que no distingo a muchos (con figuración oooo

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mediática desde este lado de la trinchera y más allá de la política millenial del Twitter), que puedan hacer justicia con la historia, y reivindicar como protagonistas del triunfo del plebiscito a quienes en las poblaciones se organizaron y enfrentaron el miedo, marchando, haciendo propaganda, peleando los votos para que la dictadura se viera obligada a ceder. Por el contrario, veo a varios bien abrazados y cantando la canción del “No” junto a los mismos que luego del plebiscito le dieron la espalda al pueblo organizado y comenzaron a pactar una salida a tono con los poderes fácticos y el imperio, y a darle un barniz democrático a un modelo hecho a la medida de los ricos.


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Carroña

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