El 10 de mayo comenzó todo, y el choque fue más sangriento de lo que se esperaba, los búnkers camuflados hacían estragos y la artillería no acertaba en los objetivos. De hecho, los norteamericanos a veces recibían ataques de sus propios helicópteros por la poca visión que se mantenía. Así, los norvietnamitas aguantaban las embestidas en sus túneles excavados bajo tierra en la cima de la colina, mientras tanto a la batalla se unían nuevas unidades estadounidenses y sudvietnamitas. Para el día 19, se habían lanzado 10 ataques sin conseguir tomar la cima y el día 20 de mayo se consiguió finalmente el posicionamiento del espacio de combate.