LA BATALLA DE CANNAS PRAXIS, Consulting consultaspraxis@gmail.com Introducción La batalla de Cannas se desarrolló el 2 de agosto del año 216 A.C., entre el ejército púnico, comandado por Aníbal Barca, y las tropas romanas, dirigidas por Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo, en el marco de la segunda guerra púnica. Dicha batalla se generó en la ciudad de Cannas, en Apulia, al sudeste de Italia, terminado con la victoria del ejército cartaginés, a pesar de la acusada inferioridad numérica de éstos. Aunque esta batalla no supuso la victoria final cartaginesa, se la recuerda como uno de los más grandes eventos de táctica militar en la historia, y la más grande derrota del imperio romano hasta hoy. Dicho evento bélico desde la opinión de (Grill, 2013, pág. 67), fue generada por dos causales: •
La expansión de Cartago por la Península Ibérica.
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El interés que presta Roma, en un momento determinado, a los asuntos de Cartago. En el 226, año que se firma el Tratado del Ebro.
Referente a este evento histórico el investigado e historiador (Sampedro, 2012), expresa: Tras recuperarse de las pérdidas de las anteriores batallas y, en concreto, de la batalla del Trebia (218 a. C.) y la batalla del Lago Trasimeno (217 a. C.), los romanos decidieron enfrentarse a Aníbal en Cannas con aproximadamente 86 000 soldados romanos y aliados. Con su ala derecha desplegada cerca del río Aufidus, los romanos colocaron a su caballería en los flancos y agruparon su infantería pesada en el centro, en una formación con mayor profundidad de lo normal. (Pág. 63)
Para compensar ese plan, Aníbal utilizó una táctica de tenaza: tras colocar a la infantería, en la que tenía menor confianza en el centro, con los flancos compuestos de caballería cartaginesa, sus líneas fueron adoptando una forma de luna creciente, haciendo avanzar a sus tropas veteranas de los laterales y concentrando a los enemigos en el centro.
En el momento álgido de la batalla, las tropas cartaginesas del centro de la formación se retiraron ante el avance de los romanos y, al avanzar éstos, se encontraron sin darse cuenta dentro de un largo arco de enemigos que les rodeaban. Atacados desde todos los flancos y sin vía de escape, el ejército romano fue destruido. Se estima que entre 60 000 y 70 000 romanos murieron o fueron capturados en Cannas. Desarrollo de la batalla La táctica empleada por Aníbal pasó a la historia como modelo militar y es estudiada en las academias militares por su innovación, atrevimiento y resultado. Dentro de lo cual, Roma reunió un ejército de 80000 infantes y 6000 jinetes, compuesto a partes iguales por ciudadanos romanos y aliados itálicos. Comandados por Paulo Emilio y Terencio Varron, que se repartían el mando en días alternos. Este ejército descomunal, se dirigió al encuentro de Aníbal en la llanura de Cannas. Los contendientes tomaron posiciones mientras median sus fuerzas en algunas escaramuzas. Entre los dos cónsules romanos habían surgido diferencias, Paulo Emilio, con mayor experiencia era partidario de evitar una batalla en campo abierto, en la que la caballería cartaginesa tendría una gran ventaja. Pero Varron sabiendo que su infantería duplicaba a la cartaginesa, prefería un ataque frontal y masivo, y al corresponderle el mando el dos de agosto decidió desencadenar la batalla. Mientras, que por su parte los cartagineses contaban con un ejército de 30000 infantes y 10000 jinetes. Varron dispuso a sus tropas a la manera clásica romana, una línea de vélites en vanguardia que precedía a la masa de la infantería pesada, formada en tres líneas consecutivas. La infantería estaba flanqueada por la caballería romana a la derecha y la de los aliados itálicos a la izquierda. Frente al despliegue romano, Aníbal dispuso una línea convexa formada por la parte más débil de su ejército, la infantería ligera ibera y celta. Aníbal, para ese momento conocía que no podrían oponerse a las legiones romanas, pero su idea dentro de la táctica y sorpresa militar era muy diferente. El general cartaginés reforzó los extremos de esta línea con la infantería pesada africana, que impediría cualquier intento romano de envolver la línea cartaginesa. A su izquierda 6000 jinetes celtas e iberos, mandados por Asdrúbal, se enfrentarían a la reducida fuerza de Paulo. Mientras, los 4000 númidas del jefe de la caballería cartaginesa, Maharbal, se medirían con las fuerzas de Varron.
La infantería cartaginesa resistió el ataque de las legiones, retrocediendo lentamente hasta convertir el inicial despliegue convexo en una concavidad en la que se iban acumulando cada vez más legionarios, una estrategia mortal que volvía inútil su fuerza. En las alas, la caballería de Asdrúbal derroto con rapidez a la de Paulo, dispersándola, mientras los jinetes de Maharbal acosaban a los de Varron. Los hombres de Asdrúbal atacaron por la retaguardia a la caballería romana, derrotándola. Entonces unidos a los jinetes que comandaba Marhabal, ocuparon la retaguardia de las legiones que, en su ciego impulso hacia delante, habían pasado de largo de la infantería pesada cartaginesa que ahora les atacaba por los flancos. El resultado fue que las legiones romanas tenían a la infantería cartaginesa atenazándoles y atacándoles por los flancos. Completamente rodeadas, el ejército romano fue exterminado a lo largo de toda la jornada. Los cartagineses no pensaron en hacer prisioneros y los romanos no se rindieron en masa. Varron escapo, pero Paulo, 29 tribunos militares y 80 patricios con rango senatorial murieron. El desenlace fue tan grande que la sexta parte del total de los hombres de Roma que aquel día se enfrentaron murieron en dicha batalla. Aníbal no tuvo una batalla contra una indefensa Roma, sino que demostró dentro del antecedente histórico que la táctica y sorpresa puede ser el mejor elemento dentro de una batalla. Así, la batalla de Cannas paso a la historia como modelo de estrategia militar y de cómo un ejército bien dirigido podría derrotar oponentes superiores y más poderosos en número y armamento. Aníbal ha pasado a la historia como uno de los generales más brillantes y su estrategia ha sido imitada a lo largo de la historia, por dar muerte a 60.000 romanos en un solo día. La táctica de Aníbal Aníbal, según (Pierelli, 2010), trazo así la batalla: A su izquierda, junto al río, coloco la caballería ibera y celta, frente a los jinetes romanos; inmediatamente la mitad de la infantería pesada africana y, a continuación de esta, la infantería ibera y celta. A su espalda coloco a la otra mitad de los africanos y, finalmente en el ala derecha formo la caballería númida. Aníbal hizo avanzar el centro ibero-celta hasta formar una media luna, con la intención de emplearlos en lo más duro el choque, manteniendo a los africanos como reserva, estos iban armados como los romanos, pues habían adoptado las armas arrebatadas a los romanos en las batallas de
Tesino, Trebia y Trasimeno. En cambio el escudo de los iberos y de los celtas era muy parecido, no así las espadas, pues las de los iberos podían herir lo mismo de punta que de filo, pero las de los celtas servían únicamente para atacar de tajo y contando con cierta distancia, por eso Aníbal los sitúa de forma alterna para que se complementen. Los celtas combatían desnudos, los iberos cubiertos con túnicas de lino de color púrpura”. (Pág. 163)
Conclusiones claves de la victoria •
El planteamiento de la batalla entre las colinas y el río, forzando, por un lado, un frente estrecho donde los romanos no pudieran hacer valer su gran superioridad numérica y por otro, una táctica en el que el propio empuje de las legiones de Roma provocaron su encerramiento, fueron los elementos claves para ganar dicha batalla.
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El empuje de la caballería pesada de iberos y celtas, mandadas por Asdrúbal, hijo de Lacon. Tras salvar una feroz resistencia, quebraron la resistencia de la caballería romana y la dispersaron; posteriormente se aplicaron sobre la caballería aliada, que formaba el ala izquierda de Roma a la que no habían podido vencer los numidas de Maharbal y la dispersaron, y dentro de una tercera fase de su acción, cargaron sobre la retaguardia de las legiones, causando en ella un resquebrajamiento y la posterior muerte de 60.000 romanos.
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La resistencia presentada por iberos y celtas a las legiones romanas, que les duplicaban en número, no pudieron desplegarse por lo angosto del frente de batalla. La infantería ligera de Aníbal cedió el terreno lentamente, metiendo en una mortífera trampa a los legionarios. Aníbal estimaba que su actuación constituía el centro de su estrategia, tanto que él, personalmente antes del combate se hizo cargo del mando de esas tropas, dirigiendo la batalla en su retaguardia.
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A pesar de la victoria, Aníbal no acabo personalmente con Roma, dado que esperaba que Roma fuera destruida por sus aliados conquistados a la fuerza, y que el imperio romano fuera destruido por los variados enemigos que cosecho durante su desarrollo geopolítico de conquista. Pero, la realidad no fue así dado que Roma mantuvo sus apoyos y pudo rehacerse y acabar con Aníbal.
Mapa de encuadramiento histรณrico
BIBLIOGRAFÍA Grill, A. (2013). Desarrollo de batallas púnicas. Estados Unidos: Power ediciones. Pierelli, M. (2010). Tácticas militares de Aníbal. Dallas - Estados Unidos: Focus ediciones . Sampedro, C. (2012). Historia de las gueraa Púnicas. Italia: Nova ediciones.