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El Pozo de Hunzahúa, antes de Donato

1. EL POZO DE HUNZAHÚA, ANTES DE DONATO

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Al territorio de Tunja se le conoce como la Patria de los Zaques. El fundador de la Tunja prehispánica es Hunzahúa, quien le da el nombre a la ciudad. Para castigar los incestuosos amores del zaque Hunzahúa con su hermana Noncetá, que se dieron cuando fueron juntos a territorio Guane en busca de algodón, materia prima para tejer y pintar las famosas mantas muiscas. La vieja madre, la cacica Faravita, quiso castigar a Noncetá con el palo de madera con que se revolvía la chicha, que a esa hora de la mañana preparaban en una gran múcura de barro, para recibir al Zaque y a su cortejo, que venían de adorar al Sol en los Cojines. Faravita no acierta a dar el golpe a Noncetá y con el palo rompe la olla derramando el precioso líquido, que al regarse da origen al Pozo de Hunzahúa. A grandes voces Faravita acusa a Hunzahúa, quien en compañía de Noncetá tienen que huir de Hunza. Desde la Loma de los Ahorcados, Hunzahúa maldice a la ciudad condenándola al frio y a la esterilidad por siempre. La leyenda nos habla de la prohibición del incesto entre los Muiscas. Los hermanos amantes terminan convertidos en grandes piedras al borde del abismo, por Cuchavira, el terrible Arco Iris de los Muiscas, en el Salto del Tequendama, separados para siempre por la caída de las aguas.

La leyenda de este lugar no se detiene aquí. En 1537, cuando los españoles conquistan a Hunza, el zaque Quemuenchatocha ordena que, en una larga fila, que iba desde su cercado hasta el legendario Pozo, pasaran mano a mano los fabulosos tesoros que guardaba, para que fueran arrojados a las cenagosas profundidades del tunjano pozo, razón por la cual Donato de Rojas intentó desaguarlo infructuosamente en el siglo XVII.

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