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CUADERNOS DE TRABAJO PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE ARQUITECTURA, URBANISMO E INGENIERIA CIVIL
Cuadernos de trabajo Primavera 2019 Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil Universidad Iberoamericana | Ciudad de México
Edición y compilación Jimena de Gortari Ludlow
Apoyo editorial
Carlos Delgado Castillo Mely Adriana Morfín Ramírez
Portadas
Mely Adriana Morfín Ramírez
Contacto
jimena.dgortari@ibero.mx Cuadernos de Trabajo es una publicación no arbitrada del Programa de Investigación del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana.
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Presentación Cuadernos de Trabajo es una plataforma de difusión que el Programa de Investigación pone al servicio de la comunidad del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México Tijuana. Esta publicación digital busca comunicar los resultados del trabajo que se realiza en el Departamento en relación a la generación de conocimiento. Es así que los Cuadernos ofrecen una muestra de la actividad de docencia, de investigación y de trabajo profesional que realizan miembros de la comunidad a través de la recopilación de contribuciones derivadas de investigaciones en curso, trabajos de divulgación, trabajos de cursos académicos y otros que ilustren las respuestas a problemáticas puntuales. El Programa de Investigación y los que contribuyen con el trabajo reunido en este número, creen en la importancia del intercambio de ideas entre pares para el avance de la investigación y de la temática que se expone, buscando despertar en los lectores un interés por los temas presentados e idealmente, una retroalimentación de los proyectos. En esta ocasión se busca difundir algunos de los trabajos de investigación por docentes del departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil. Las opiniones expresadas en estos textos son responsabilidad de los autores.
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CONTENIDO
1. Introducción
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2. Proyectos de Investigación Docente
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El enfoque de Ciclo de Vida en la edificación sustentable: una asignatura pendiente en México.
Victor Alberto Arvizu-Piña José Francisco Armendáriz Cristina Gazulla Santos Juan Pablo Chargoy Roberto Carlos Tinoco
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La formalización del comercio informal durante el Proceso de Modernización de Mercados de la Ciudad de México.
Selene Losano
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Carolina Téllez Alcaráz Lenka Maierová Marcos González Matías
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Marisol Urbán Flores Edgar Alejandro Ramírez Aguilera Julia J. Martínez Fernández Karen Cristina García Villegas
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Iluminación en aulas de educación superior.
Proyecto de intervención urbana en el polígono integrado por las colonias Atlampa y Santa María Insurgentes.
3. Reseña de libro Permanencias y devenires del patrimonio moderno y urbano en México. Usos, transformaciones y reciclajes.
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Gabriela Lee Alardín
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1. Introducción.
Las universidades son unos de los pocos espacios sociales contemporáneos donde puede ejercerse libertad y autonomía a partir del conocimiento. Solo estos espacios son planteados como posibilidad explicita de crear una comunidad unida en la generación, crítica y diversificación del conocimiento, y aunque es parte de la práctica diaria de los cuerpos universitarios poner en movimiento el saber, son específicamente los investigadores quienes toman siempre un papel activo de búsqueda y democratización del conocimiento. A través de la investigación, las universidades pueden crear espacios de presencia que trascienden los muros de un campus, y pueden relacionarse con la comunidad a la que pertenecen. La responsabilidad de aquel que investiga y comparte recae principalmente en el vínculo entre la universidad y la sociedad. En esta ocasión, Cuadernos de Trabajo busca ser una herramienta de comunicación entre investigadores, universidad e individuos externos a los intercambios cotidianos dentro del marco de la Universidad Iberoamericana exponiendo algunos de los trabajos de investigación generados por docentes de la IBERO. Este número, además de compartir trabajos de investigación, busca abrir nuevas posibilidades de pensar los temas expuestos a partir de lecturas, discusiones, e incluso trabajos que encuentren origen en los siguientes textos.
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PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN DOCENTE
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El enfoque de Ciclo de Vida en la edificación sustentable: una asignatura pendiente en México. Victor Alberto Arvizu-Piña , Roberto Carlos Tinoco Guevara José Francisco Armendáriz López , Cristina Gazulla Santos , Juan Pablo Chargoy Amador , . 1
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En este artículo se presenta el proyecto “Diseño de una herramienta de evaluación ambiental de edificios con enfoque de ciclo de vida”, desarrollado por el Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil (DAUIC), de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en colaboración con otras instituciones. Este proyecto ha sido aprobado para su realización a través de la convocatoria de investigación básica por parte de la Dirección de Investigación de la Universidad para el periodo 2019-2021. Después de hacer hincapié en la relevancia ambiental del sector de la edificación, y la importancia de la metodología del Análisis de Ciclo de Vida como un instrumento de evaluación ambiental desde
las primeras etapas del proceso de edificación, se presenta el Estado del Arte sobre la aplicación de esta metodología en México, y el reto que tiene el país considerando el contexto global en materia de evaluación ambiental de edificios. En función de este análisis, se presentan los principales aspectos que dan pie a las preguntas de esta investigación, y finalmente, se hace un resumen de la pertinencia científica y académica del proyecto. Palabras clave: Análisis de Ciclo de Vida, sector de la edificación, impacto ambiental, evaluación ambiental de edificios, Declaraciones Ambientales de Productos.
Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil, Universidad Iberoamericana Ciudad de México Prolongación de Paseo de la Reforma No. 880, Col. Lomas de Santa Fe, Delegación Álvaro Obregón, 01219, Mexico City 2 Escuela de Ciencias de la Ingeniería y Tecnología, Unidad Valle las Palmas, Universidad Autónoma de Baja California. Blvd. Universitario No. 1000, Tijuana, Baja California. 3 Lavola. Rbla. Catalunya, 6, 2da planta. Barcelona, España. 4 Centro de Análisis de Ciclo de Vida y Diseño Sustentable (CADIS). Bosques de Bohemia 2, No. 9, Bosques del Lago, Cuautitlán Izcalli, Estado de México, México. 1
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1. Introducción Actualmente, es frecuente encontrar edificios catalogados como sustentables, ecológicos, verdes o ambientalmente amigables, más aún cuando cuentan con alguna certificación como LEED, (Leadership in Energy & Environmental Design), WELL, Living Building Challenge, o similar. Sin embargo, vale preguntarse ¿hasta qué punto responden realmente estos edificios al Desarrollo Sustentable, al menos desde la perspectiva ambiental? Para responder esta pregunta, sería necesario recordar la definición de este término. Según el reporte de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo elaborado en 1987, también llamado Informe de Brundtland (Brundtland, 1987), se define como el desarrollo de una sociedad que satisface sus necesidades presentes, sin comprometer los recursos de las futuras generaciones, a fin de que puedan satisfacer sus propias necesidades. En este sentido, se tendría que entender qué necesidades tendría que satisfacer la arquitectura, y cómo lo tendría que hacer. Proporcionar y propiciar protección, salud y confort, son sólo algunos de los requerimientos a cumplir, pero ¿de qué manera se cumplen? La arquitectura vernácula es un claro ejemplo de cómo se adapta el ser humano a las distintas condiciones ambientales de una determinada región. Sin embargo, actualmente esta tarea de adaptación al hábitat se ha transformado en una tarea de adaptación del hábitat. Las consecuencias ambientales de este modelo de crecimiento, diseño y construcción saltan a la vista
cuando se observan las cifras de consumo energético e impacto ambiental. A nivel mundial, el sector de los edificios consume el 36% de la energía final, el 52% de la energía eléctrica, y emite el 39% de las emisiones de CO2 (Edenhofer et al., 2014; UN Environment and International Energy Agency, 2017), mientras que en México consume el 17% y el 25% de energía final y energía eléctrica respectivamente, y emite el 20% del CO2 (CCA, 2008). La generación de basura y el consumo de materiales vírgenes, son también categorías en las que este sector tiene una responsabilidad considerable (ver figura 1).
Figura 1. Impacto ambiental del sector de la edificación
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En 2014, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), estableció cuatro escenarios de referencia relacionados con los modelos de producción, los cuales influirían en el aumento de la temperatura global, en mayor o menor medida. En el peor de estos escenarios, si los modelos de producción que se han implementado hasta ahora no cambian y no mejoran, la temperatura de la tierra aumentaría 6.8°C para el año 2050 (escenario tendencial). En el mejor de los escenarios, cambiando los modelos de producción hacia unos más sustentables, la temperatura de la tierra aumentaría 2°C para ese mismo año (Cuchí, Arcas-Abella, Casals-Tres, & Fombella, 2014). Sin embargo, si no se hacen cambios en la manera de diseñar y construir edificios, sólo el sector
de la construcción sería responsable de ese aumento de 2°C en la temperatura a nivel mundial, con todas las implicaciones que eso conlleva en el medio ambiente (Cuchí et al., 2014). Lo anterior hace notar la importancia del sector edilicio dentro del escenario ambiental a nivel mundial. Ante esto, el IPCC plantea dos posibles alternativas para mejorar el desempeño del sector de los edificios: (1) cambiar las fuentes de energía fósiles por renovables, y (2) diseñar y construir edificios más eficientes energéticamente. Haciendo estos cambios, este sector podría limitar sus emisiones a sólo un 23%, respecto a lo que potencialmente aportaría si se siguiera el escenario tendencial (Cuchí et al., 2014) (ver figura 2).
Figura 2 Contribución del sector de la construcción en los escenarios de aumento de temperatura a nivel global.
Surge entonces la pregunta ¿sería suficiente hacer estos cambios para cumplir con el principio del Desarrollo Sustentable? ¿hay algo más que se pueda hacer desde el sector de la edificación? Más aún, ¿qué responsabilidad tienen países como México dentro de este contexto?
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Se espera que para el año 2050, el 50% del crecimiento poblacional ocurra en mayor medida en las ciudades de los países emergentes como México, lo que conllevaría un mayor aumento en la demanda de habitabilidad, y consecuentemente en el parque edificatorio (vivienda y servicios) (Cuchí et al., 2014). Dicho crecimiento repercutiría en un mayor consumo de energía, y consecuentemente, en un mayor impacto ambiental del sector de la edificación (Iwaro & Mwasha, 2010; Cai, Wu, Zhong, & Ren, 2009; Genjo, Tanabe, Matsumoto, Hasegawa, & Yoshino, 2005; Ouyang & Hokao, 2009). En este sentido, se espera un fuerte incremento de materiales de construcción, por lo tanto, de energía y emisiones de CO2 que se producirán en gran parte, durante los respectivos procesos de manufactura. Se espera que para el año 2050, la energía necesaria para construir los nuevos edificios, crecerá 1.49 veces, mientras que las emisiones de CO2 1.4 veces, lo que se traduciría en 0.5 Ton CO2/m2 (Cuchí et al., 2014). Ante este panorama, el impacto ambiental del sector de la edificación plantea un reto de gran magnitud, particularmente la fase de nueva construcción para los países de economías emergentes, por lo que la implementación de políticas de eficiencia energética y evaluación ambiental en estos países es considerada una prioridad (Iwaro & Mwasha, 2010). Lo anterior hace notar la importancia del sector edilicio en el consumo energético de un país, donde su fase de uso sobresale por ser la de mayor relevancia ambiental debido a su larga duración, y a la gran cantidad de consumos y emisiones que se producen durante ella. Sin embargo, según Arena, Basso, & Llano, (2006), y Hollberg & Ruth (2016) para disminuir la energía requerida por los edificios puede ser igual de eficaz el diseño bioclimático (para reducir consumos energéticos durante su uso), como disminuir la energía incorporada de sus materiales. Sin embargo, es común que para lograr aumentar la eficiencia energética durante la etapa de uso, se requiera de una mayor inversión energética en materiales y componentes (Hollberg & Ruth, 2016). En este sentido, en la industria de la construcción es común encontrar materiales “ecológicos” porque minimizan su impacto ambiental en ciertos aspectos
de su producción o de su puesta en obra, sin embargo, cuando se analiza el resto de las etapas de su ciclo de vida, como su utilización, mantenimiento o disposición final, estas soluciones pierden sus ventajas (Benveniste, et al., 2011). Es así, que debido a la cada vez más palpable preocupación que ha surgido en la sociedad respecto a la problemática ambiental, y su consecuente demanda de productos con un menor impacto en este sentido, se ha hecho común la aparición en el mercado de productos “verdes” o “ambientalmente sustentables”, pero que pierden credibilidad debido a lo vago que son, a la falta de transparencia y a la falta de información cuantitativa (TerraChoice, 2007). Por lo anterior, la evaluación del comportamiento ambiental de los edificios ha surgido como una de las estrategias más utilizadas para promover la sustentabilidad de este sector (Cole, 1998; Cooper, 1999; Holmes & Hudson, 2000). En este sentido, el Análisis de Ciclo de Vida (ACV) ha demostrado ser una herramienta de evaluación ambiental ampliamente aceptada a nivel mundial, pues ayuda a obtener un panorama completo sobre las características ambientales de los productos o servicios (Arena Granados, 1997, 1998; Lasvaux et al., 2014; Ortiz, Castells, & Sonnemann, 2009; Passer et al., 2015). En este sentido, los resultados del ACV presentan oportunidades de mejoras en el desempeño ambiental de productos, en al menos las etapas de mayor impacto, además de considerar varias categorías en este sentido, que van desde la escala local, hasta la regional y global. La aplicación de este enfoque evitaría que mediante la aplicación de ciertas estrategias se trasladara el impacto ambiental entre las fases del respectivo ciclo de vida, produciendo la eventual paradoja de empeorar la situación (Gazulla, 2012). El ACV es considerado como una base legítima sobre la que se pueden comparar materiales, componentes y servicios alternativos. Su aplicación más conocida está estructurada a través de las normas ISO 14040 (ISO, 2006b) y 14044 (ISO, 2006c), así como de los lineamientos establecidos por la SETAC (1993).
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2. El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en el sector de la edificación A diferencia de la mayoría de los productos en los que se aplica la metodología del ACV, en los edificios los impactos ambientales se generan durante todas las etapas de su ciclo de vida, y no sólo al final de las mismas. El ciclo de vida de un edificio comienza con la extracción de materias primas, después está su transporte al lugar de procesamiento/transformación, le sigue la fase de producción de materiales, su transporte al sitio de la obra, el proceso de construcción, el uso del edificio (incluyendo su mantenimiento), y finalmente su demolición y disposición final de los desechos generados al final de su vida útil. También se tendría que considerar el proceso de reciclaje y/o reutilización de uno o más de sus componentes, así como del edificio mismo (rehabilitación). Además, todas estas etapas están fuertemente relacionadas entre sí, de modo que los impactos ambientales de una fase, condicionan los de otra (AENOR, 2010; Arena Granados, 1998; Zabalza, Aranda, Scarpellini, & CIRCE, 2012). En la siguiente figura se aprecia un esquema del ciclo de vida de un edificio.
Figura 3. Ciclo de Vida de un edificio
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La aplicación del ACV en el sector de la edificación abre la puerta a innumerables oportunidades para mejorar su desempeño ambiental. De acuerdo con Zabalza et al. (2012), su adecuada y oportuna implementación puede facilitar la toma de decisiones por parte de empresas de construcción, así como organismos gubernamentales y no gubernamentales, con el fin de planificar estrategias de ecoeficiencia con un enfoque holístico para el sector de los edificios.
Además, el ACV permite seleccionar materiales con menor impacto ambiental (con base en análisis comparativos), mejoramiento de los procesos de su producción, así como la de la construcción misma del edificio, aportar inventarios que sirvan de base para la elaboración de nuevos estudios relacionados con la edificación, así como optimizar el uso de recursos adoptando nuevas soluciones proyectuales que optimicen la eficiencia energética del edificio durante su vida útil. De esta manera, el ACV permite tomar decisiones con un enfoque holístico, es decir, considerando la globalidad de los procesos involucrados en la edificación y de sus impactos ambientales. Con esto, se evitan evaluaciones parciales de una sola etapa o un solo impacto ambiental. Ejemplo de esto, son algunas de las certificaciones energéticas, que evalúan sólo el consumo energético del edificio durante su etapa de uso (Zabalza et al., 2012).
De acuerdo con Hollberg & Ruth (2016), para que el ACV de un edificio pueda realmente surtir efectos en la mejora de su desempeño ambiental, se tendría que implementar desde las primeras etapas de su concepción. La primera fase sería la de estudios preliminares, donde se analiza la factibilidad del proyecto y se hacen diferentes propuestas para maximizar su viabilidad. Después se realizan los primeros diseños conceptuales, donde se toman decisiones fundamentales en cuanto a su geometría, orientación, composición espacial, y una primera aproximación hacia la materialidad del edificio. Las decisiones que se toman en estas etapas tienen una gran influencia porque definen parámetros clave para el resto del proceso de la edificación, y consecuentemente, para su desempeño ambiental global. Por lo tanto, poder comparar diferentes opciones en cuanto al desempeño energético y ambiental de los factores que se toman en cuenta en estas fases, resulta fundamental para disminuir el impacto ambiental global del edificio. En este sentido, resulta de gran importancia poder contar con herramientas que proporcionen la información adecuada, y dirigirlas a los actores que intervienen en estas fases del proceso de la edificación.
Además de la importancia ambiental que tienen estas primeras fases del proceso de edificación, realizar cualquier cambio al edificio no representaría un gran costo económico (pues aún se está trabajando en el diseño), como sí lo sería una vez comenzada la construcción, o más aún, ya que se estuviera habitando el edificio. Cabe resaltar la intervención de varios actores en el proceso de edificación, pues no son sólo los edificios los que componen este sector, sino también las políticas públicas desarrolladas desde el gobierno, la planeación urbana desarrollada por urbanistas/gobierno, y hasta los materiales de construcción desarrollados por diferentes fabricantes. En la siguiente figura, se aprecia la relevancia que tendría la metodología del ACV a lo largo del proceso de edificación, así como los actores involucrados en cada una de sus etapas.
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Figura 4. Relevancia del ACV y actores involucrados en las diferentes etapas del proceso de edificación
Sin embargo, aplicar la metodología del ACV en el sector de la edificación resulta complicado y requiere de un gran consumo de tiempo (Weißenberger, Jensch, & Lang, 2014; Wittstock, Albrecht, Makishi, & Lindner, 2009; Zabalza Bribián, Aranda Usón, & Scarpellini, 2009). Existen varias razones para esto: por ejemplo, los edificios están compuestos de diferentes componentes, y cada uno de ellos se compone de diferentes materiales, por lo que analizar cada uno de ellos se vuelve un trabajo extremadamente laborioso. La larga vida útil que pueden alcanzar los edificios, y el eventual cambio de uso que se le dé durante este tiempo, proporciona un alto grado de incertidumbre para estimar su consumo energético e impacto ambiental (Hollberg & Ruth, 2016). Además, al ser una metodología que no está destinada específicamente al sector de la edificación, es precisamente la comunicación de los resultados finales la que también puede representar una dificultad en el campo de la arquitectura y la construcción, pues no es un lenguaje propio de estas profesiones. Por lo anterior, es necesario hacer una serie de consideraciones al utilizar esta metodología en este sector, que permitan, no sólo la obtención de resultados con mayor apego a la realidad, sino que establezcan una plataforma en común para un correcto proceso de toma de decisiones (Antón, 2004; Arena Granados, 1998, 2007; Borg, 2001).
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Ante esto, en los últimos años las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP) han surgido como una importante herramienta que permite un adecuado análisis comparativo entre el desempeño ambiental de productos, pues se basa en un marco metodológico fundamentado en la metodología del ACV, de acuerdo a las normas ISO 14040, 14044 y 14025 (AENOR, 2010). Además, están sujetas a las reglas de un Administrador y a una verificación independiente, lo que le da transparencia y certidumbre a la información del desempeño ambiental de los productos analizados. El objetivo de este etiquetado ambiental es procurar la mejora ambiental continua, con base en el aumento de competitividad en el mercado, ayudando a usuarios y compradores en la selección de productos con menor impacto ambiental (Gazulla, 2012; ISO, 2006a). Este ecoetiquetado se ha desarrollado aún más en el sector de la construcción, debido a su cada vez más creciente adopción entre diferentes sistemas de certificación de edificios y a la tendencia que se observa entre la comunidad europea en su obligatoriedad, entre otras cuestiones (Arvizu-Piña, 2018; Arvizu-Piña & Cuchí Burgos, 2017; Minkov, Schneider, Lehmann, & Finkbeiner, 2015; OJEU, 2011; Passer et al., 2015; Schenck, 2010) (ver figura 5).
Figura 5. Evolución de los Programas de Declaraciones Ambientales de Producto en el mundo
3. El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) en México En México se han elaborado algunos estudios de ACV que se han enfocado sobre todo en materiales de construcción (Ochoa, Güereca, & Morillon, 2013). Algunos de estos estudios han contribuido a generar una base de datos nacional para estudios de ACV . Esta base de datos ha sido desarrollada por el Centro de Análisis de Ciclo de Vida y Diseño Sustentable (CADIS); se llama MEXICANIUH, y fue publicada a principios del año 2016. Esta base de datos representa un gran paso para promocionar no sólo los estudios de ACV en México, sino de otros instrumentos como las DAP (González-Colin, Suppen Reynaga, & Felix-Acuña, 2011).
Además de lo anterior, Suppen Reynaga, Aguillón Robles, & Arista González (2013) han compilado una serie de estudios de ACV para el sector de la construcción en México. Estos trabajos se enfocan sobre todo en los materiales de construcción, como los de Escalante García (2013), Gómez-Azpeitia, Arvizu Piña, & Arena Granados (2013), Argüello Méndez, Argüelles León, & Badillo González (2013), y Valdez Medina (2013). Esta compilación también incluye los trabajos de Dominguez Lepe (2013) y Chargoy Amador, Sojo Benitez, Suppen Reynaga, & Reyes Mazzoco (2013), que estudian la vivienda social como elemento, no sólo alguno de sus materiales.
De acuerdo con el trabajo de Ochoa et al. (2013), algunos de los estudios usados para elaborar la base de datos son los desarrollados por Chargoy Amador, Rosas Millán, & Téllez Muradás (2009), Chan Juárez (2009), y Valdez Medina (2010). Todos ellos fueron financiados por la CONAVI. 1.
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A pesar del relativo corto desarrollo del ACV en México, a principios de 2015 se estableció el primer Administrador de DAP con alcance internacional, a nivel latinoamericano: EPD Latin America. Es una plataforma regional tipo Hub que es operada simultáneamente por el grupo ADDERE de Chile, y el CADIS en México, y que está alineada a las reglas del Programa The International EPD System de Suecia. Esta armonización permite un mutuo reconocimiento entre las DAP de ésta plataforma latinoamericana, y otros programas DAP, como el de IBU, en Alemania (CADIS & ADDERE, 2015). En los países de economías emergentes además de que generalmente no cuentan con sistemas de evaluación ambiental propios, son escasas las políticas de eficiencia energética en los edificios, y presentan un considerable retraso respecto a los países desarrollados. Iwaro & Mwasha (2010) establecen que el 42% de los países en desarrollo no cuentan con ninguna clase de regulación energética en los edificios, sin embargo, señalan que regiones de África, América Latina y el Medio Este comienzan a generar este tipo de regulaciones. En México son relativamente nuevas las políticas para fomentar la construcción sostenible, y por lo general se concentran en el sector de la vivienda (CCA, 2008). Sin embargo, estas políticas han ido creciendo en la última década, donde se ha consolidado un esquema legislativo sobre la protección ambiental, y particularmente, sobre el cambio climático (Sunyer & del Valle Isla, 2008), de donde han surgido una serie de instrumentos que fomentan la sostenibilidad del sector de la edificación.
4. El contexto global y el reto de México En México, la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI) reconoce que la sostenibilidad de la vivienda es aquella que es construida tomando en cuenta aspectos como el diseño bioclimático y la eficiencia energética, procurando principalmente ahorros en consumo de energía, pago de servicios y emisiones de CO2 eq (SEMARNAT, SHF, INFONAVIT, & CONAVI, 2011). Para esto, establece que además de la eficiencia energética durante el uso de la vivienda, se debe procurar integrar la cadena productiva asociada a la construcción de vivienda, con lo que se busca sobre todo considerar la huella de carbono de su ciclo de vida. A pesar de esto, y de los esfuerzos que se han hecho por promover la vivienda sustentable en el país, la misma institución federal reconoce que esto no ha sido posible de manera masiva, pues “la mayor parte de los desarrollos habitacionales siguen sin considerar acciones mínimas de sustentabilidad” (SEMARNAT et al., 2011). Hollberg & Ruth (2016) señala que cuanto antes se incorpore el enfoque de ciclo de vida en el proceso de diseño arquitectónico, mayor será la posibilidad de reducir el impacto ambiental del edificio en cuestión (no sólo la vivienda), puesto que se contaría con mayor información
para una mejor toma de decisiones. Por su parte, Oregi Isasi et al., (2016) establece que los profesionales de este sector necesitan además contar con información de referencia de las diferentes etapas del ciclo de vida de los edificios para nutrir ese proceso de toma de decisiones desde la fase de diseño arquitectónico. En los últimos años se ha generado una serie de herramientas e instrumentos dirigidos a los actores del sector de la construcción que incorporan el enfoque de ciclo de vida no sólo para evaluar el desempeño ambiental de un edificio existente, sino también para anticiparlo antes de diseñarlo y construirlo. Algunos de ellos incorporan el uso de las DAP como una importante fuente de información, como ELODIE (Chevalier et al., n.d.), SOFIAS (Lasvaux et al., 2014), EnerBuiLCA (Isasa et al., 2014) y Ecómetro (González, Sánchez, & Domenico, 2014). El objetivo de muchas de estas herramientas apunta a la elaboración de Declaraciones Ambientales de Edificios, donde básicamente existe una sumatoria de DAPs de materiales de construcción. Actualmente Francia trabaja en la elaboración de este nuevo enfoque donde se analiza el edificio como conjunto (Frischknecht, Wyss, Knöpfel, & Stolz, 2015).
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Asimismo, existen otras herramientas informáticas, que, aunque incorporan el enfoque de ciclo de vida, no contemplan todas las fases respectivas. Generalmente suelen omitir la etapa de Mantenimiento (fase B2 de acuerdo a la norma EN 15804:2012). Algunas de estas herramientas son ECOEFFECT, GREENCALC, LEGEP, ENVEST, BEES, ATHENA, EQUER, LT OGIP, y ECOQUANTUM (Oregi Isasi et al., 2016). A pesar de la creciente aceptación de las DAP entre estos sistemas de evaluación, y en algunos casos de certificación ambiental (como el caso de LEED); es importante mencionar que la mayoría de ellos han surgido en los países desarrollados, para su uso local, y generalmente no permiten variaciones nacionales o regionales, es decir, no suelen ser apropiados para su uso en contextos diferentes a aquellos para los que han sido diseñados (Ding, 2008). Son pocos los sistemas de certificación ambiental de edificios creados en países emergentes para su uso local. Al respecto resalta el caso de The Energy Efficiency Seal, en Brasil; y el Colombia Green Building Council, en Colombia (Cesano & Russell, 2013).
Por otro lado, se han desarrollado en México, desde el sector académico, herramientas para evaluar el desempeño energético de los edificios, considerando las características climáticas y los principales sistemas constructivos utilizados en el país. Tal es el caso de EnerHabitat, una herramienta de simulación numérica para comparar el desempeño térmico de diferentes sistemas constructivos de muros y techos, que considera no sólo el efecto de la resistencia térmica de los materiales, sino también el efecto de su masa térmica (Huelsz et al., 2012). Esto resulta de gran utilidad para un país como México, donde la radiación solar es significativa, y la variación de temperatura diaria es también importante (Huelsz, Barrios, Rechtman, & Rojas, 2010). No obstante, esta herramienta se enfoca solamente en la etapa operativa de los edificios.
En México no existe actualmente algún instrumento de este tipo, que evalúe el desempeño ambiental de los edificios incorporando el enfoque de ciclo de vida, así como la respectiva normativa nacional del sector de la construcción, e incorporando el uso de las DAP. En el sector de la vivienda, la herramienta del SISEVIVE-ECOCASA es la única que se ha desarrollado como un sistema de certificación de vivienda en México, que otorga una calificación en función de su eficiencia energética y de consumo de agua, según su diseño y equipamiento. Además, ha sido diseñada como una estrategia transversal que aglutina la implementación de otros instrumentos como Hipoteca Verde, Esta Es Tu Casa, las NAMA y ECOCASA (Arvizu-Piña, 2018; ArvizuPiña & Cuchí Burgos, 2017; Fundación IDEA, 2013). Otro de los instrumentos que cabe destacar, es el Índice de Sustentabilidad de la Vivienda Sustentable (ISV), que es el único que considera el ACV, no sólo para evaluar la vivienda aislada, sino el conjunto habitacional completo. No obstante, debido a que su objetivo es el de impulsar el mejoramiento de materiales y procesos de construcción, su aplicación se limita sólo a vivienda construida, por lo que no es apto para utilizarse desde la fase de diseño arquitectónico (Arvizu-Piña, 2018; Arvizu-Piña & Cuchí Burgos, 2017; CMM, 2012; Fundación IDEA, 2013).
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5. El proyecto del DAUIC Una vez asimilada la importancia del sector de la edificación en el conexto ambiental global, y entendiendo la pertinencia de la aplicación del ACV desde las primeras etapas del proceso de la edificación, así como la falta de una herramienta dirigida a los actores de este sector en México, este proyecto de investigación se plantea con base en los siguientes aspectos: •
El marco legislativo y normativo mexicano que gira en torno a la sostenibilidad del sector de la edificación, principalmente de la vivienda social, establece que se debe incluir el enfoque de ciclo de vida como parte integral de la evaluación para lograr paulatinamente una mejora en su desempeño ambiental. Sin embargo, el marco instrumental que busca implementar esta evaluación no incorpora en ninguna de sus formas dicho enfoque de ciclo de vida.
•
A pesar de las diferencias legislativas, regulatorias, normativas y de mercado que existen entre los países desarrollados (donde se han implementado las DAP), y México; se ha comprobado que es posible y factible la implementación de este ecoetiquetado en el sector de la construcción de este país (Arvizu-Piña & Cuchí Burgos, 2017). Con esto, se estaría cambiando el paradigma de sustentabilidad que hasta ahora se he enfocado en la fase operativa de los edificios.
•
Las herramientas de evaluación y certificación ambiental para edificios que se han desarrollado hasta el momento, que incorporan el enfoque de ciclo de vida; no están adaptadas para su uso en el sector de la edificación en México. La mayoría de estas herramientas se han desarrollado en países europeos. Los procesos de fabricación y puesta en obra de los materiales, el uso de los edificios, y los procesos de disposición final que se realizan en esos países, distan mucho de cómo se realizan en México. Esto impide en gran medida, que las evaluaciones ambientales hechas con estas herramientas para edificios en México, estén apegadas del todo a la realidad local.
•
Las herramientas de evaluación energética y ambiental que se han desarrollado en México para el sector de la edificación, como ENER-HABITAT y SISEVIVE-ECOCASA, se enfocan en la fase operativa de los edificios, y no incorporan el enfoque de ciclo de vida.
Por lo anterior, es que se plantean las siguientes preguntas de investigación: •
¿Hasta qué punto se podría integrar una herramienta de evaluación ambiental de edificios en México, que incorpore el enfoque de ciclo de vida haciendo uso de las DAP, y sea compatible con otros softwares de evaluación energética y bases de datos nacionales sobre materiales, y procesos constructivos y deconstructivos?
•
¿Cómo se podría generar esta evaluación de manera confiable y consistente, al tiempo de comunicar los resultados de forma útil y adecuados para los actores del sector de la edificación en México?
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¿Hasta qué punto esta herramienta se podría ligar con los instrumentos existentes que procuran la sostenibilidad del sector de la vivienda?Las herramientas de evaluación energética y ambiental que se han desarrollado en México para el sector de la edificación, como ENERHABITAT y SISEVIVE-ECOCASA, se enfocan en la fase operativa de los edificios, y no incorporan el enfoque de ciclo de vida.
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6. Pertinencia del proyecto y reflexiones finales La herramienta que se propone en este proyecto contribuiría principalmente a cambiar el paradigma de la sustentabilidad del sector edilicio en el país, que actualmente está centrado en evaluar y mejorar el desempeño energético y ambiental sólo de la fase operativa de los edificios, particularmente de la vivienda. Con esto, se daría una visión completa del desempeño ambiental de un edificio desde la etapa de diseño, con lo que aumentaría el margen de acción para el diseñador, de lograr un edificio con un menor impacto ambiental, a un menor costo (Hollberg & Ruth, 2016). Además, una herramienta de este tipo podría servir para dar cumplimiento a los compromisos internacionales adoptados por el gobierno mexicano respecto a la lucha contra el cambio climático, particularmente sobre la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Al respecto, la Ley General de Cambio Climático ha servido de base para desarrollar diversas herramientas regulatorias en torno a las emisiones de GEI, entre las que se encuentran evaluaciones periódicas, un inventario nacional de emisiones, un registro nacional de emisiones, un sistema voluntario de comercio de bonos de carbono, entre otros (Ley General de Cambio Climático, 2012). México es el primer país emergente con este tipo de legislación, mediante la cual ha adoptado el compromiso de reducir sus emisiones un 50% al 2050, con un escenario tendencial, respecto a las del año 2000. Además, ha desatacado dentro de la COP 21 (Conferencia de las Partes) por ser el primer país en desarrollo que ha presentado su compromiso nacionalmente determinado (iNDC) que establece metas concretas para reducir al 2030 el 22% de sus emisiones de GEI; y en 25% los contaminantes climáticos de vida corta (SLCPs) de manera no condicionada al apoyo internacional (Ortega 2015; SEMARNAT 2015).
A partir de esta legislación, ha surgido la Estrategia General de Cambio Climático (ENCC), como un instrumento rector a nivel nacional, que busca enfrentar los efectos de este fenómeno, y que describe los ejes estratégicos y líneas de acción a seguir en diferentes sectores. En su última edición, sólo una de sus líneas de acción está enfocada a la edificación, la cual busca promover la aplicación de reglamentos, estándares y leyes para impulsar tecnologías de ahorro de agua y energía, así como prácticas de captura de carbono (SEMARNAT, 2013). Sin embargo, a pesar que no hace mención de la consideración del ciclo de vida de las edificaciones, la implementación de una herramienta de evaluación ambiental de edificios con enfoque de ciclo de vida, podría ampliar el campo de acción para detectar puntos de alto impacto ambiental (particularmente de emisión de GEI) dentro de la larga cadena de valor del sector de la construcción. Con esto, se estaría en posibilidades de poder implementar estrategias para reducir estos gases, y cumplir con estos compromisos. Finalmente, dados los compromisos ambientales que ha adoptado México, y dada la importancia del sector de la edificación en este sentido, vale la pena preguntase si vamos por el camino adecuado, no sólo para cumplir estos compromisos, sino para responder al principio del Desarrollo Sustentable, ¿estamos haciendo arquitectura sustentable? El objetivo de esta herramienta no sería decirle al usuario si está haciendo arquitectura sustentable o no, sino darle un instrumento para que él mismo pueda responder a esta pregunta.
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La formalización del comercio informal durante el Proceso de Modernización de Mercados de la Ciudad de México. Selene Losano
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Comercio Informal | Proceso de Modernización de Mercados | Ciudad de México | Morfología Urbana
El Programa de Modernización de Mercados se llevó a cabo en la Ciudad de México desde 1952 a 1964; tenía por objetivo ampliar el sistema de abasto a nivel ciudad a partir de generar nuevos puntos de venta, y de modernizar los mercados existentes. El término elegido por la Regencia para nombrar este Programa da la oportunidad de analizar el concepto de modernidad, de ciudad moderna, de proceso de modernización de la Ciudad de México, y a partir de allí comprenderlo. A raíz de ello podemos analizar que la modernidad hace uso de los recursos racionales para actualizar prácticas sociales, de esta manera se manifiesta a través de dos procedimientos:
modernización referida a la incorporación de avances tecnológicos, y modernismo en relación a manifestaciones culturales. El comercio informal será la principal actividad que se buscará actualizar a través del Programa de Modernización de Mercados ya que, en este proceso, más de 50,000 vendedores en la vía pública ingresarán a una infraestructura formal. Se considera valioso comprender cómo este programa impactó en el territorio de la ciudad, tuvo un abordaje diferente desde la arquitectura y restructuró las funciones urbanas y la vida cotidiana de gran cantidad de colonias de la Ciudad de México.
Profesora de Asignatura del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil IBERO. – Ciclo de Teoría e Historia. Profesora de Asignatura de la Facultad de Arquitectura UNAM – Área de Teoría, Historia e Investigación. Profesora de Asignatura de la Maestría en Ciudad y Maestría en Vivienda CENTRO –Seminario de Investigación y Titulación. 1.
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Concepto de Modernidad “Acaba de empezar una gran época. Existe un espíritu nuevo” (Le Corbusier, 1923, 190) expresaba el conocido arquitecto, en una frase que quizás sea la que mejor sintetiza el concepto de modernidad. Felipe Reyes Miranda (2013) considera que la modernidad se manifiesta en la sociedad a través de tres inclinaciones: el apego a la actualidad, la oposición al pasado y la búsqueda de futuro.
en el continuo histórico. Se podría considerar que la modernidad nace en el Renacimiento, de la mano del pensamiento científico que reaparece luego de ser opacado durante toda la Edad Media y que va paulatinamente atravesando los períodos históricos subsecuentes hasta la actualidad. Sí, podemos afirmar con seguridad, modernidad y movimiento moderno no son lo mismo.
En esta frase, en estas dos oraciones, se sintetiza esta tendencia: ‘acaba de empezar una gran época’ traza la línea que intenta determinar un antes y un después, constituyendo la ruptura con el pasado que los arquitectos modernos buscarán marcar durante toda su trayectoria; a su vez, comunica el interés en construir esta gran época, en ser partícipe de ese presente, acompañado de este ‘espíritu nuevo’ que colaborará en la búsqueda de un futuro.
Entonces ¿por qué Le Corbusier para iniciar este escrito explica que la arquitectura moderna nace como una respuesta a las necesidades del hombre en el “nuevo mundo”? (Norberg-Shulz. 2005, 19). Un nuevo mundo caracterizado por grandes avances científicos y nuevos modos de locomoción -los aviones, los trasatlánticos, los automóviles que tanto enaltece Le Corbusier en su manifiesto- que provocaron una nueva relación entre el hombre y su entorno y, por lo tanto, nuevas estructuras espacio temporales tales como la apertura, la movilidad, la interacción y la simultaneidad de acontecimientos.
Pero antes de seguir desarrollando las manifestaciones de la modernidad es necesario retroceder un paso y definir el concepto de modernidad. El autor la define como “una voluntad de avance y evolución constante, para la consolidación de mejores estadios históricos racionalmente concebidos y fundados en la idea de civilización; es un principio de realización histórica” (Reyes Miranda, 2013, 21-22). De esta manera, la modernidad constituye una actitud, un modo de ver y abordar la realidad, en búsqueda de una superación continua. Debido a esto, es que la modernidad no puede encasillarse en un período en particular, por el contrario, es una actitud que se introduce de manera transversal
Así, con estas nuevas estructuras espacio temporales se establece la ruptura con la arquitectura academicista, arquitectura que ‘no estaba a la altura de las circunstancias’, que ‘no reflejaba este nuevo mundo’, por el contrario “se ahogaba en las costumbres” y era necesario crear algo completamente nuevo, reforzando la búsqueda de un futuro. Esta búsqueda debía hacerse de la mano de la “estética del ingeniero” (Le Corbusier, 1923, 29), ya que, como disciplina, estaba acorde a los nuevos avances científicos. Walter Gropius abonando a esta idea expresaba:
Se ha abierto una brecha con el pasado, que nos permite visualizar un nuevo aspecto de la arquitectura correspondiente a la civilización técnica de la era en que vivimos; la morfología de estilos muertos ha sido destruida; y estamos regresando a la honestidad de pensamiento y sentimiento (1935, 19)
Esto dio como resultado una arquitectura de formas puras, simpleza de ornamentación, con fuerte énfasis en la funcionalidad, construida con materiales industrializados y estandarizados. Incluso consideraban que la repetición de edificios diseñados con estas características “tendrá el mismo efecto de coordinación y sobriedad en el aspecto de las poblaciones que la etiqueta moderna tiene en la sociedad” (Gropius, 1935, 18). La repetición de materiales estandarizados no cohibiría la creatividad individual de los proyectistas ya que, como los hacemos con la vestimenta, las combinaciones (múltiples) serían elegidas libremente para transmitir un concepto o idea.
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Concepto de ciudad moderna Ahora bien, ¿qué efectos tuvo la modernidad en la ciudad? Los avances tecnológicos dieron como resultado una ciudad industrial con fuertes falencias en materia urbana y salubridad, que los arquitectos modernos intentaron paliar a través del modelo de ciudad higienista, cuyo manifiesto se encuentra en la Carta de Atenas, escrita en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna. A través de pensar a la ciudad como la suma de cuatro espacios claramente diferenciados por su función: para habitar, concibiendo a la vivienda como la célula urbana por excelencia; para circular, dotando de una infraestructura que le daba el primer lugar al automóvil; para trabajar, a través de instituciones consideradas como una extensión de la vivienda; y para recrearse, entendiendo el espacio público como una gran superficie verde que funciona como un telón de fondo, donde se apoyan los edificios a través de pilotis y que le otorga el carácter higienista al modelo (proveyendo ventilación e iluminación a los espacios interiores). De esta manera, se considera a la ciudad como una máquina. Una máquina definida a través de un trazado regulador, que constituye un seguro contra la
arbitrariedad (Le Corbusier, 1923, 73). Pero, ¿qué sucede si se pierde la arbitrariedad? Norberg-Shulz (2005, 172) hace una descripción que se considera por demás pertinente: “en la ciudad tradicional estábamos dentro, mientras que en la ciudad moderna siempre estamos fuera (…) Lo que se perdió fue el espacio urbano y con ello la ciudad como lugar de reunión”. En la búsqueda de la ciudad saludable, abierta, higiénica, se perdió el vínculo de los asentamientos con respecto a su territorio, el carácter local e identitario y los espacios de encuentro ciudadano. Para reforzar este concepto, el autor (NorbergShulz, 2005, 172) presenta los planos del centro de Parma y el proyecto de Le Corbusier para Saint-Dié, realizados por Colin Rowe y Fred Koetter en su Ciudad Collage, donde se observa cómo a medida que el espacio urbano se hace más extenso y amorfo, va perdiendo su cualidad de espacio de encuentro. Incluso, si el plano de la ciudad de Parma se hubiese trazado como Nolli traza a Roma en el siglo XVIII, se expresaría aún con mayor énfasis la complejidad del espacio urbano tradicional y su riqueza.
Imagen 1. Planos del centro de Parma y el proyecto de Le Corbusier para Saint-Dié, realizados por Colin Rowe y Fred Koetter en su libro Ciudad Collage
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Imagen 2. Fragmento del plano de Giambattista Nolli
Modernización de la Ciudad de México En el caso de la Ciudad de México, la modernidad se introdujo de la mano de Ernesto Uruchurtu, quien García Ramos define como el responsable de la transformación de la ciudad. En su descripción de las obras llevabas a cabo por el regente, se deja entrever el carácter higienista del modelo de ciudad moderna: ha hecho de México una ciudad limpia, ajardinada, alegre, con sus fuentes puestas a funcionar, activando obras de drenaje, prevención de inundaciones, agua potable, etc. y propugnado por dejar establecido una estructura vial urbana (1963, 19)
Esta estructura vial va a ser la esencia de la nueva y moderna Ciudad del México, que “se presentó al mundo como una superestructura de vías rápidas que ordenan la producción infinita de ciudades radiantes (…) que puso en duda tramas coloniales y todas las extensiones urbanas que configuraban el antiguo laberinto citadino” (Krieger, 2006, 42). De esta manera, estas arterias buscaron conectar las colonias de la ciudad, pero el culto a la velocidad y el automóvil como principal actor de este espacio urbano, generaron fracturas espaciales que provocaron la pérdida de comunicación de distintas áreas urbanas (Krieger, 2006, 37). La calle, ahora concebida como vialidad, va a dejar de ser un espacio de encuentro. Los efectos de la ciudad moderna ya son conocidos. Pensar la ciudad desde una visión parcial, a través de soluciones pragmáticas para problemas complejos y, en el caso de México, traducir la planificación de la ciudad a una sumatoria de medidas y proyectos descontextualizados (Krieger, 2006, 34), provocaron ciertos impactos en el territorio y en la sociedad. Este punto nos permite profundizar en otro aspecto de la modernidad. Felipe Reyes Miranda explica que la misma se manifiesta a través de dos procedimientos: modernización, referida a cuestiones técnicas y modernismo en relación a manifestaciones culturales (2013, 23). Estos procedimientos, más allá que están abocados a diferentes cuestiones, están íntimamente entrelazados ya que están orientados a cumplir un mismo fin: “la modernidad hace uso de los recursos racionales (…) para actualizar las prácticas sociales” (Reyes Miranda, 2013, 23).
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Esto lo podemos observar en las obras más conocidas del proceso de modernización de la Ciudad de México. El entubamiento de ríos y canales, que terminó por desaparecer los últimos rasgos de ciudad lacustre, significó ejercer poder sobre la población y distribuirla en nuevos espacios planeados, provocando cambios sociales (Krieger, 2006, 33). Sin embargo, y abonando a los procesos que explica Reyes Miranda, es curioso que García Ramos, cuando describe estas obras, hable del alto poder de destructividad del mexicano: “el tiradero que han sido siempre nuestras corrientes de agua en su cruce por las ciudades, hasta motivar su entubamiento y desaparición del paisaje urbano” (1963, 15) reflejando la lógica lineal que se enuncia: utilizar los nuevos avances tecnológicos para actualizar prácticas sociales / utilizar soluciones pragmáticas a problemas complejos. Lo mismo sucede con la vivienda, considerada la tipología por excelencia de la arquitectura moderna. Debido a esto, tenía un lugar primordial en las propuestas urbanas, pero formando parte de unidades mayores: los multifamiliares (Norberg-Schulz, 2005, 168). Unidades como Tlatelolco, rompieron con la traza de ciudad tradicional, y convirtieron trozos de ciudad en unidades funcionales, claramente racionalizadas y estandarizadas, que ejecutaron una “limpieza” estructural y social (Krieger, 2006, 50). Sobre la misma unidad, García Ramos escribe, antes que la obra fuese iniciada:
Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco con el cual, según se ha explicado en la tesis de ese proyecto, se inicia una acción de “regeneración en cadena” que abarca en primera instancia una zona que hace años se menciona como la “Herradura de tugurios” y que de llevarse adelante habrá de dejar plantada en nuestra ciudad el sello de nuestro tiempo (1963, 19)
Otra vez, el proceso de modernización de la vivienda lleva implícito un cambio cultural en la población, pretendiendo “hacer de los hombres y mujeres los sujetos como los objetos de la modernización, darles el poder de cambiar el mundo que está cambiándoles” (Berman, 1988, 2). Así se materializan ambos procedimientos, aunque en estos casos, no podemos decir que estén ambos al mismo nivel de posibilidades, sino más bien que el proceso de modernización intenta imponer el proceso de modernismo. Tlatelolco, entre otros multifamiliares, intenta resolver la problemática habitacional que sufría la ciudad, y lo realiza a través de una propuesta de distribución espacial que no responde a las lógicas de vivienda tradicional de clase baja. Se pasa de la vecindad, donde conviven unidades familiares extensas, a la vivienda estandarizada destinada a una unidad familiar base; que impone un nuevo modo de preparar los alimentos, un nuevo modo de recreación familiar, de descansar, de higienizarse. Debido a esto, es que la siguiente imagen se considera de lo más elocuente. El comercio informal en las calles de la Lagunilla, donde a primer plano se ve la bóveda de pañuelo, característica de la obra de Ramírez Vázquez, una ciudad y una arquitectura en proceso de transformación que tiene como telón de fondo las incontables viviendas en bloque, con una repetición infinita de ventanas estandarizadas, que sí, pusieron el sello de su tiempo. La imagen, por otra parte, abre la puerta a la temática central de este escrito. El comercio informal no estará exento de este proceso, por el contrario, será una de las prácticas sociales que con mayor fuerza se intentará actualizar durante la regencia de Uruchurtu, y que tomará forma a través del Proceso de Modernización de los Mercados.
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Imagen 3. Levantamiento Fotográfico. Comercio en la vía pública frente al Mercado Lagunilla. Archivo Pedro Ramírez Vázquez
Programa de modernización de mercados La modernidad tiene dos efectos exteriores: las ideas y las instituciones. Ambas creadas por la sociedad, buscan ordenar el mundo y lo social. “Se manifiesta en la generación de pensamientos, en la construcción de conceptos y en la representación de la realidad” (Reyes Miranda, 2013, 32). La modernización de la Ciudad de México estuvo fuertemente cargada de estas intenciones, en una búsqueda de una ciudad que alojara una sociedad que haya resuelto todas sus falencias, que paulatinamente fuera actualizando sus prácticas sociales. El proceso de Modernización de Mercados inició tras que Ernesto Uruchurtu asume como regente y tenía dos objetivos principales: por un lado, resolver la problemática de abasto a partir de generar nuevos puntos de venta en una mancha urbana que iba extendiéndose y,
por el otro, modernizar – refiriéndonos al procedimiento que menciona Reyes Miranda – los existentes, a través de incorporar nuevos avances tecnológicos como plantas de lavado y desinfección, hasta ese momento inexistentes en los mercados tradicionales (Tena Núñez y Urrieta García, 2009, 101). Mercados tradicionales, espacios urbanos tradicionales, vivienda tradicional, ciudad tradicional. Es interesante observar que todo lo anterior al proceso de modernización de la ciudad se lo denomine con el término “tradicional”. Existen varias definiciones del término, pero el denominador común es la transmisión de conocimiento de generación en generación (Diccionario de la Real Academia Española, 2017), o por decirlo de otra manera, lo que se va construyendo con el tiempo.
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Esta distinción –entre lo existente antes de proceso de modernización y lo referente al mismo- permite entrever la fuerte y marcada línea que se estableció entre este ‘antes y después’, donde “la arquitectura –y, agregaría la ciudad tenía que empezar de nuevo, como si nada se hubiese hecho anteriormente” (Norberg-Schulz, 2005, 18). Pero investigando un poco más este procedimiento, podemos ver que el mismo no nació de un día para el otro, no se creó de la noche a la mañana y permite remitirnos a un proceso anterior, también de formalización del comercio informal, que tuvo la ciudad a finales de siglo XVIII.
En la imagen que se presenta a continuación, de 1720, se observa el Mercado El Parián ubicado en la Plaza Mayor y una fuerte actividad de comercio informal ubicado alrededor y enfrente del mercado, que se va extendiendo hasta la Plaza del Volador. Quizás, este es uno de los primeros mapeos de comercio informal que existieron de la ciudad, ya que, si se observa a detalle, se puede ver que la única actividad representada es la del comercio informal. Es curioso, la formalidad está representada con arquitectura y la informalidad con personas.
Imagen 4. Mapa de la Plaza Mayor. 1720.
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En este momento, la ciudad contaba con El Parián, el Portal de Mercaderes y el Mercado de Flores, abastecidos por la acequia Real que llegaba de Xochimilco. El Mercado del Volador, inaugurado en 1792, nace para albergar el comercio informal que se ubicaba en la plaza, pero como el espacio no fue suficiente fue necesario construir dos más: estos fueron los mercados Santa Catarina Mártir y Cruz del Factor (Tena Núñez y Urrieta García, 2009, 71-72). El proceso continuó y ya con las Leyes de Reforma “las plazas van desapareciendo una a una para dar paso a los mercados” (García Ramos, 1963, 13). Esta curiosa frase de García Ramos ilustra cómo el proceso de formalización tiene un efecto en la ciudad. A través de transformar plazas en mercados, poco a poco los rasgos de la ciudad mexica, que resolvía la problemática de abasto a través del comercio en la vía pública, van perdiéndose. Durante el Porfiriato, con la expansión de la mancha urbana, la alineación de calles y la aparición de nuevos medios de transporte (el tranvía urbano y el ferrocarril nacional) que le dieron nuevos rasgos a la ciudad, acompañaron la construcción de nuevos mercados. Para el final de gobierno de Porfirio Díaz, la ciudad ya contaba con catorce (Tena Núñez y Urrieta García, 2009, 83). Esto nos permite ver que la formalización del comercio informal es un proceso que ya se venía desarrollando en la ciudad desde la época virreinal. Pero, ¿cómo se pasó de 14 a 174 mercados? Rodrigo Meneses Reyes explica que esto fue posible gracias a un “largo proceso de negociación e institucionalización jurídica de prácticas administrativas y populares” (2011, 115-116), ya que desde 1934 habían comenzado una serie de normativas en relación a la formalización del comercio informal que terminan desencadenando la Ley de Mercados de 1951, utilizada por Uruchurtu para la implementación del Programa. Este reglamento lo presentó Miguel Alemán en 1951 y buscaba concentrar en un solo documento legal todas las actividades comerciales que se llevaban a cabo en las calles de la ciudad. Como explica Meneses, existe un punto clave dentro de este documento y que refleja un cambio en el modo de ver al comercio informal en ese momento: el vendedor de la vía pública ya no fue considerado como una persona en situación vulnerable sino como un actor económico que realiza sus actividades en tiempos y espacios determinados. Este cambio de enfoque va a propiciar que el Reglamento busque “planear la constitución y organización de un espacio enteramente nuevo donde concentrar a los comerciantes callejeros” (2011, 125). El Acuerdo de las Zonas de Mercados de 1934 funcionó como un paso previo en la organización del comercio informal, a través de establecer zonas específicas donde se podían ubicar y cuánto debían pagar por ello. De esa forma, luego es más sencillo con el Reglamento buscar un espacio formal para establecer este comercio, en orden de facilitar su control y cumplimiento de sus obligaciones. Esto se realizó a partir de la definición de dos límites dentro de los mercados: el espacio interior, donde se establece la obligación de “homogeneizar el lugar a través de medidas, materiales y colores definidos” (Meneses Reyes, 2011, 126), a su vez se clasifica a los comerciantes en permanentes y temporales y se organiza los puestos en relación a la mercancía de venta. El espacio exterior tiene límites más difusos. Ya que se permitía el establecimiento de puestos, mientras éstos no estorben el libre tránsito de peatones y vehículos. Para dimensionar el importante impacto que tuvo este Programa, se considera pertinente hacer un abordaje desde el territorio. Para ello se presenta la siguiente imagen que refleja la situación previa a su implementación, es decir con la Ley de Mercados de 1951.
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Imagen 5. Situación previa a la Implementación del Programa. Plano base de la Ciudad de México Guía Roji de 1943.
Se observa una mancha urbana que comienza a extenderse, uniendo Azcapotzalco, la zona del Tepeyac al norte; con la aparición de la Colonia Federal y la Agrícola, que van a establecer la expansión hacia el oriente; la zona de Lomas de Chapultepec ya mucho más insertada dentro de la mancha urbana, que va a definir un crecimiento al poniente y una tímida expansión hacia el sur, con el Pedregal como un límite físico que complejizaba los fraccionamientos en esa zona. El sistema de abasto de la ciudad, con el mercado El Volador ya demolido hacía 26 años, tenía como corazón la zona de La Merced, un mercado tradicional ubicado en la actual plaza Alonso García Bravo proyectado por Antonio Torres Torrija en 1880, y multiplicidad de comercios tanto formales como informales emplazados en la zona. (Tena Núñez y Urrieta García, 2009, 83).
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Además de los mercados del Centro Histórico -como los mercados San Juan, San Lucas, La Viga, Loreto y Abelardo Rodríguez; el 2 de abril y el Martínez de la Torre en la Guerrero; el Santa Ana y el mercado Santa Catarina en La Lagunilla- se encontraban centros de abasto en los fraccionamientos fuera del primer cuadro o en poblados antiguos que la mancha urbana comienza a absorber, llegando a ser 44 en todo el territorio. La simbología utilizada para representar a los mercados hace referencia al Reglamento de 1951 y la delimitación de dos límites: El mercado formal, representado con un circulo negro y la zona de tolerancia (alrededor del mercado, donde se ubicaba el mercado informal) en verde. El mercado de La Merced aparece con otra simbología, ya que cumplía el rol de abastecedor a escala urbana, por lo que, desde su germen, desde su proyecto, se lo concibe de esta manera. La formulación del Reglamento del 1951 que deja establecido la necesidad de nuevos espacios para el abasto, coincide con la aparición de Ernesto Uruchurtu. El Marco Legislativo que se revisó anteriormente permite comprender que la implementación de este ambicioso programa tuvo más que ver con un largo proceso de formalización del comercio informal que ya había empezado desde el acuerdo de las Zonas de Mercados, que con la “mano dura” del regente (Meneses Reyes, 2011, 130). Ahora bien, anteriormente vimos las principales obras urbanas que se llevaron a cabo durante la regencia de Uruchurtu y la modernización de la ciudad. Pero ¿por qué estaba tan interesado en dotar de nueva infraestructura en materia de abasto? Previo a la implementación de este programa y en ánimo de proteger los intereses de la clase media y alta,
el comercio informal era reprimido a partir de métodos bastante brutales. El problema se estableció cuando a partir de estos mecanismos, el carácter popular del partido oficial comienza a ser cuestionado. Es decir, tolerar el comercio informal ponía en cuestionamiento la política que había tenido muchos adeptos de la clase alta y media; pero gobernar en función de las demandas de estas clases ponía en duda el carácter popular del partido (Meneses Reyes, 2011, 133). ¿Qué hacer? “la nueva estrategia consistió en explotar al máximo el Reglamento de Mercados de 1951” (Meneses Reyes, 2011, 134). De esta manera, el Programa estableció un sistema de distribución del comercio informal en los mercados formales: los comerciantes más antiguos y consolidados se ubicaron en los mercados de la zona central y los comerciantes más pequeños en las periferias.
Primera etapa del programa de modernización de mercados Se desarrolló desde 1953 a 1957 y estuvo relacionada con la construcción de grandes conjuntos de mercados a cargo de arquitectos de renombre: Ramírez Vázquez, Enrique del Moral, Alejandro Zohn, entre otros. En la misma se construyen 38 mercados, tales como los del Grupo Lagunilla, Tepito, Sonora, Jamaica, Azcapotzalco, Coyoacán, Juárez y el de La Merced. A su vez, este programa buscó que estos mercados funcionaran como un centro de barrio, que brindaran otros servicios sociales a la comunidad y a los locatarios, como guarderías, pequeños centros de salud, educación, recreación, etc. (Guzmán Urbiola, 2014, 36). Para reflejar el alcance de la Primera etapa del Programa, es necesario hacer un nuevo corte temporal en 1957, acompañado de la siguiente imagen.
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Imagen 7. Primera etapa del Programa. Plano base de la Ciudad de MĂŠxico GuĂa Roji de 1962.
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Se observa un importante crecimiento en materia de abasto en la ciudad. Los grandes conjuntos de mercados de la zona central serán los que tendrán mayor capacidad de alojar el comercio informal. El conjunto en Tepito llegó a alojar a 4,488 comerciantes informales, el mercado Santa Catarina en la Lagunilla fue reemplazado por un conjunto de 4 mercados (Meneses Reyes, 2011, 134-135), el Martínez de la Torre, el San Juan y el San Lucas fueron remodelados y ampliados, de manera simultánea se inaugura el Mercado de Sonora, el Jamaica y el gran conjunto de La Merced. Este último se estableció como el corazón del sistema. Proyectado por Enrique del Moral y apoyado en Félix Candela para la cubierta de la nave mayor, consistió en un conjunto de 7 mercados: nave mayor, nave menor, anexo, flores, mixcalco, refrescos y la viga. El conjunto ocupó una superficie de 500 mil metros cuadrados. (Vázquez Ángeles, 2013, 52). Se construyó en una zona donde tradicionalmente se ubicaba un tianguis los domingos y su escala permitió alojar a los comerciantes formales del antiguo mercado (ubicado en la actual Plaza Alonso García Bravo) y el comercio informal que se había establecido en las calles del barrio, los cuales llegaron a ser 6,727 en su totalidad. (Tena Núñez y Urrieta García, 2009, 101) En las periferias se van a emplazar nuevos mercados, tales como el mercado Hidalgo, el Portales, Gascasonica en Tacuba, Insurgentes en la Juárez, el Chorrito en San Miguel Chapultepec, Panteón Jardín Flores en San Ángel Inn, Balbuena. Y se van a reemplazar mercados tradicionales por modernos, como es el caso de Azcapotzalco, Anáhuac, la Villa, Escandón, San Pedro de los Pinos, Coyoacán. Este proceso hace necesario hacer un cambio en la simbología.
Los mercados proyectados en esta etapa mantienen las capas establecidas anteriormente, ya que, aunque el programa buscaba insertar el comercio informal en el interior de los mercados formales, esto no se logró en totalidad y seguía existiendo una zona de tolerancia. La capa intermedia (en blanco) representa “el proyecto” que estos arquitectos de renombre van a diseñar, en orden de darle forma a lo informal. El Conjunto de La Merced, con sus 7 mercados van a robustecer el corazón del sistema, con un conjunto de gran superficie y con un mercado casi por cada especialidad.
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Los procesos de modernización y modernismo mencionado por Reyes Miranda (2013, 23) van a acompañar continuamente este Programa. Modernización, a través de crear nueva infraestructura (tanto de autor o prototípica) acompañado de nuevos recursos técnicos. Modernismo, a través de un empuje a la actualización de las prácticas sociales. En un fragmento del periódico El Nacional del 24 de septiembre de 1957, día que se inaugura el mercado de La Merced, se observa este procedimiento: De esta manera ha presenciado la metrópoli una transformación rehabilitadora y la erradicación de vicios y lacras que eran motivo de descrédito para la ciudad capital de la República, sede de los Poderes de la Unión. Centenares de calles, plazas y avenidas, monumentos arquitectónicos, etc., etc., han quedado al descubierto ante el asombro de la presente generación metropolitana que los desconocía porque estaban cubiertos por barracas y otros deprimentes obstáculos, en medio de la peor de las promiscuidades y la anti higiene. En los nuevos mercados, dotados con guarderías infantiles y bajo un reglamento disciplinario ejemplar, se desenvolverá la nueva vida comercial de los locatarios, en un ambiente de decencia y cultura, que se impartirá a sus pequeños hijos para que sean los ciudadanos que dignificarán a México en el futuro.
A partir de este escrito, vemos que el Programa se presenta como una “transformación rehabilitadora” de la ciudad, es decir, una restauración de sus características físicas, sus edificios, plazas y calles (con los monumentos al descubierto), pero también como “una gigantesca obra social” que busca establecer un “reglamento disciplinario” que otorgue “decencia y cultura” a los locatarios y sus niños. Y justamente los niños, materializan la inclinación característica de la modernidad: la búsqueda de futuro. Como expresa Peter Krieger, estos mercados van a confirmar “la idea del orden y el progreso civilizadores que pretendió ordenar a los ciudadanos en el microcosmos urbano del poder” (2006, 44).
Segunda etapa del programa de modernización de mercados Se desarrolló entre 1957 y 1964, cierre que coincide con la finalización de la presidencia de Adolfo López Mateos (Uruchurtu va a ser rectificado por Díaz Ordaz, pero en 1966, dos años después, presentará la renuncia). En esta etapa se construyeron 96 mercados, a través del establecimiento de un prototipo (ya no un mercado de autor) que se repitió de manera sistemática en las colonias de clase baja de la ciudad. El tercer corte temporal se realiza en 1964, ya que permite visualizar el alcance de la Segunda Etapa.
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Imagen 9. Segunda etapa del Programa. Plano base de la Ciudad de MĂŠxico GuĂa Roji de 1962.
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Aparecerán una gran cantidad de mercados al norte de la ciudad, en Progreso Nacional, Santa María Ticomán, Zacatenco, Indios Verdes, Atzacolaco, Villa Guadalupe, Aragón; hacia el oriente, bordeando el predio del aeropuerto en Romero Rubio, Aviación Civil, Gómez Farías; ya más hacia el este Agrícola Oriental, un poco más hacia el suroriente en Ramos Millán, Mexicaltongo, Escuadrón 201, Iztapalapa, y en el sur por la extensión de la Calzada de Tlalpan en El Reloj; hacia el norponiente aparecen gran cantidad en Azcapotzalco, Tacuba, Granada; ya hacia el poniente en Lomas de Chapultepec, Tacubaya; y en el surponiente por Altavista. Se emplazarán algunos más en la zona no considerada periferia, como en la Santa María, en la San Rafael, en la Cuauhtémoc, en la Del Valle, en Tlacoquemécatl, Niños Héroes, Independencia. Debido a que esta etapa estuvo caracterizada por una repetición sistemática en las periferias de la ciudad, provoca que se agregue a la simbología anterior 1 signo más:
Estos mercados prototípicos cuentan con las dos capas anteriores (mercado formal en negro, informal en verde) pero separados ahora por el vacío de la capa del «proyecto». Estos 174 mercados funcionarán como puntos que trazarán una compleja y basta red de abasto sobre la ciudad. El Programa en su totalidad fomentó la formalización del comercio informal en cifras desmesuradas. Entre los años 1953 a 1964 más de 50,000 comerciantes informales fueron introducidos de una infraestructura formal (Meneses Reyes, 2011, 134).
¿Pero cómo se realizaba este procedimiento? Meneses explica que el Reglamento de Mercados del 1951 presentó la opción de que los comerciantes informales se organizaran a través de Asociaciones. Si ésta contaba con más de 100 agremiados, era reconocida por las autoridades. De esta manera, los comerciantes fueron paulatinamente constituyendo diferentes comunidades. Con el Programa, las autoridades fueron repartiendo los espacios disponibles a estas asociaciones, a cambio de afiliarse al partido oficial y apoyar actos de campaña (como sucede en la actualidad, pero a cambio de una ocupación ilegal en las calles). Debido a esto, los locales se entregaban en su mayoría, en los últimos dos años de los mandatos presidenciales (2011, 137). El insertarse dentro del comercio formal no fue un proceso sencillo, los comerciantes debieron adaptarse a un modo de vender alejado de las lógicas de la calle, con horarios definidos y lineamientos establecidos bajo un Reglamento. Por otra parte, los comerciantes que antes resolvían su problemática de vivienda de manera conjunta con su puesto de venta, forzosamente se tuvieron que instalar en asentamientos irregulares en la periferia, estableciendo un tiempo de traslado prolongado, antes inexistente. De igual manera, esta situación era preferible a “haber quedado fuera” del Programa, ya que el método para prohibir el comercio en las calles fue fuertemente coercitivo.
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Iluminación en aulas de educación superior Un estudio sobre el efecto de la luz natural en el confort visual de los estudiantes. Carolina Téllez Alcaráz Lenka Maierová M. en C. Marcos González Matías
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aula | luz natural | luz artificial | eficiencia | confort visual
Resumen El uso de la luz natural en los espacios educativos contribuye a mejorar el rendimiento del alumno desde diferentes perspectivas, como la salud y el confort (Plympton, Conway, & Epstein, 2000), También favorece la disminución del consumo de energía y proporciona la luz más adecuada para la visión humana (Inan, 2013); sin embargo, requiere una planificación cuidadosa en su diseño.
M. en C. | ctelleza@ipn.mx ESIA, IPN. CDMX, México Dr. 1 | lenka.maierova@fsv.cvut.cz UCEEB, CVUT. Praga, República Checa 3. M. en C. | es_mathias@hotmail.com ESIA, IPN. CDMX, México
Esta investigación tiene como objetivo identificar las condiciones de iluminación en entornos educativos con un enfoque de confort visual. Se examinaron dos aulas de educación superior (Ciudad de México y Praga), para recopilar información sobre luz natural y artificial con un luxómetro mediante mediciones establecidas en el sitio y el uso del software de simulación de iluminación Dialux y Velux para analizar los resultados de los datos. Finalmente, se realizó una encuesta entre los usuarios para asociar sus percepciones subjetivas a la iluminación.
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1. Introducción La luz del día es un recurso natural ilimitado que los diseñadores siempre deben tener en cuenta al planificar. Esto no es algo nuevo; las casas, los templos y las ciudades fueron diseñados en la antigüedad siguiendo la ruta del sol. Más tarde, cuando se inventó la luz artificial en el siglo XX, estos aspectos fueron descuidados por la mayoría de las culturas; la luz natural ya no era tan importante porque cualquier lugar podía ser iluminado artificialmente. Sin embargo, los profesionales a cargo de la planificación y la construcción han puesto sus ojos recientemente en la luz natural, y la nueva tendencia apunta hacia un uso equilibrado y simultáneo de los dos tipos de iluminación: un diseño del edificio destinado a aprovechar el sol, mediante accesorios que reflejan y distribuyne la luz del día y un sistema artificial sensible que también puede atenuarse. La iluminación dentro de cualquier edificio debe inclinarse hacia la luz natural y oponerse al funcionamiento de la luz eléctrica para lograr la eficiencia, utilizando los menos recursos posibles para lograr los resultados deseados (OECD, 2017). Sin embargo, esto no siempre es así, la mayoría de los edificios educativos tienen poco suministro de luz diurna y dependen principalmente de fuentes eléctricas para proporcionar iluminación. La luz natural como estrategia pasiva y el control de la luz artificial proporcionarán eficiencia de luz en las aulas de educación superior, lo que disminuirá la carga del consumo de electricidad (Nasrollahi, 2016). Para este propósito, es necesario examinar hasta qué punto se puede usar la luz diurna en el espacio arquitectónico del estudio de caso propuesto y la falta de luz para compensar con la luz eléctrica. Los requisitos de luz para este tipo de edificios educativos varían según el tipo de trabajo. 300 lux es principalmente la cantidad mínima de luz para los estudiantes que realizan actividades habituales en un aula. Este valor se ha establecido en ambos casos de estudio; de acuerdo a las regulaciones de México (SEGOB, 2008), Estados Unidos (EU, 2002) y la UE (IES, 2000).
Pregunta A. ¿La calidad de la iluminación permite a los usuarios trabajar en condiciones adecuadas? Si medimos las condiciones de luz actuales en aulas con infraestructura similar pero con latitudes diferentes, ¿serían suficientes para alcanzar niveles de lux estándar según lo que dicen las regulaciones? ¿Hay la misma calidad de luz en ambos lugares? ¿La calidad de esta luz es la mejor para que los usuarios se sientan cómodos en el trabajo? Y, finalmente, ¿esos diseños generan algún ahorro de energía? Hipótesis. La calidad de iluminación en las aulas de educación superior será altamente eficiente dependiendo de la luz natural; y proporcionará confort visual a los usuarios, lo que coadyuvará a mejorar el desempeño académico y ayudará a reducir el consumo de energía. Estrategia. Reconocer los niveles de iluminación dentro de un salón de clases en la Ciudad de México y otro en Praga, durante un período de 3 meses por un día laborable cada 14 días (9 am a 17 pm). Los resultados de ambos casos de estudio se compararán para reconocer si cumplen con los valores mínimos y la calidad de la luz natural que obtienen. Pregunta B. ¿Las condiciones de luz son adecuadas para el confort visual? ¿Todos los estudiantes están de acuerdo en tener luz natural adecuada para actuar en clase? ¿Es esa percepción igual para hombres y mujeres? O tal vez su juicio varía según su género. Hipótesis. Los hombres y las mujeres tienen la misma percepción sobre las condiciones de iluminación en el aula. Estrategia. Realizamos una encuesta para recopilar información sobre la percepción de la iluminación. Nuestro objetivo era comprender si había una diferencia significativa entre hombres y mujeres cuando se les pedía que evaluaran su entorno de trabajo en relación con la luz del día. Los datos obtenidos se compararán entre sí para encontrar similitudes o diferencias.
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2. Metodología Esta metodología tiene un enfoque de conveniencia no probabilística, donde la selección de elementos no depende de la probabilidad sino de las causas relacionadas con las características de la investigación. Para medir la luz del día, se coloca un luxómetro (herramienta de medición) sobre las mesas de trabajo siguiendo una línea de puntos de medición centrados en el aula, que debe tener 1 m de separación en cada punto, con todos los puntos posibles desde la pared, que contiene ventanas para el lado opuesto, y el punto 1 parte desde una separación de 50 cm de la pared para evitar sombras (CIBSE, 2012). Los resultados de la muestra se recogerán en un formato de registro, en hojas separadas de luz natural y artificial. Este proceso se realiza (luz natural) de 9 a 17 h, uno cada 14 días. Cualquier condición no considerada debe declararse en el formato de registro. El mismo procedimiento se lleva a cabo para obtener datos con respecto a la luz artificial. La única diferencia es que el proceso de recolección se ejecuta solo una vez. Además de realizar mediciones de luz, se consideran una serie de simulaciones por computadora con Velux (para la luz del día) y Dialux (para luz artificial) para evaluar los niveles de iluminación. La luz del día también puede causar molestias visuales provocando deslumbramientos (Painter, 2010). Por lo tanto, la percepción de un usuario de las condiciones luminosas a la luz del día se considerará a través de una encuesta.
Esta metodología tiene tres etapas principales:
a) Adquirir datos de las condiciones físicas del aula y su entorno. b) Medición de luz natural / luz artificial y un estudio de deslumbramiento. c) Las simulaciones por computadora en Velux y Dialux llevarán a analizar el comportamiento de la luz dentro de las aulas para determinar similitudes o diferencias entre las dos aulas en diferentes ubicaciones.
3. Casos de estudio Caso 1. El aula 309 ubicada en el 3er piso de la sección de graduados en una universidad pública en la Ciudad de México, en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (IPN). Coordenadas GPS 19 ° 25’48 ”N, 99 ° 13’52.2” W Altitud 2280 m, y su orientación es 350 ° Norte. Caso 2. El aula 471 está ubicada en el cuarto piso del edificio de Ingeniería Civil en la Universidad Técnica Checa de Praga (CVUT), que también es pública. Coordenadas GPS 50 ° 06’13.3 “N 14 ° 23’14.9” E Altitud 219 m, y su orientación es 310 ° Noroeste.
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4. Desarrollo a) Adquirir datos de las condiciones físicas del aula y su entorno. Ciudad de México, Caso 1. Las medidas del salón son de 7.20 x 4.20 x 2.7m (30.24m2) con ventanas que miran hacia la fachada norte, colocadas de lado a lado y de 1,70 m de altura. La superficie acristalada se desplaza hasta 1 m de altura y cubre el 63% de la fachada. Hay 4 luminarias con tipo de tubo fluorescente T8, 36W cada una, 4300 ° K (blanco neutro), sin pantalla difusora. (Ver fotografía 1) Praga, Caso 2. Las medidas del salón son de 5,55 x 5,24 x 3,80 m (29,08 m2) con ventanas que miran a la fachada noroeste, colocadas de lado a lado y de 2,80 m de altura. La superficie acristalada se desplaza hasta 1,10 m de altura y cubre el 72% de la fachada. Hay 8 luminarias con tubos fluorescentes del tipo F36W / 840 cada una, 6000 ° K (blanco frío), con pantalla difusora. (Ver fotografía 1) Ambas aulas tienen un área ajardinada exterior con algunos árboles de 8 a 12 m de altura, aunque esta condición no implica un bloqueo severo de la luz natural en el interior. Tampoco lo son los edificios vecinos, que pueden crear reflejos especulares que se traducen en deslumbramiento. Las características fotométricas se obtuvieron a través de medidas realizadas in situ de acuerdo con el protocolo (Fontoynont, 1999). Para el caso 1, se usó el modelo UNI-T USB UT382 de luxmetre y para el caso 2, el modelo VOLTCRAFT digital de luxmetre MS-1500 Digital.
Fotografía 1. Vista de las aulas: caso 1 a la izquierda, caso 2 a la derecha.
b) Medición de luz natural / luz artificial y un estudio de deslumbramiento. Muestra de luz natural El medidor se coloca sobre las mesas de trabajo con 1 m de separación en cada punto. Se estableció una cuadrícula de acuerdo con el protocolo mencionado anteriormente; los puntos a medir fueron 7 para el caso 1, y 5 puntos para el caso 2. Mientras que en el caso 1, las horas de trabajo van desde las 7am hasta las 22 horas de lunes a viernes, comenzando semestres en enero y agosto, en las clases del caso 2 comienzan a las 8am y terminan a las 20 horas de lunes a viernes. Los semestres de inicio son en octubre y febrero. Los datos fueron recogidos en el caso 1 entre las 9am y 17 hrs. uno cada 14 días durante 6 meses (12 en total). Se eligieron los días viernes para realizar estas mediciones, ya que el aula permaneció vacía casi todo el día. En el caso 2, los datos se recolectaron entre las 9am y las 17 hrs, uno cada 14 días durante 3 meses (6 en total). (Ver ilustración 1)
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Ilustración 1. Vista de las aulas: caso 1 a la izquierda, caso 2 a la derecha.
Muestra de luz artificial. La luz artificial mantiene un valor constante de lux durante todo el día. Para recopilar información después de la puesta del sol se consideró bloquear por completo todas las aberturas donde los restos de luz natural podrían afectar el proceso de medición. Los puntos de medición totales fueron 35 para el caso 1, y 25 para el caso 2. c) Las simulaciones por computadora en Velux y Dialux fueron auxiliaries en el analisis del comportamiento de la luz dentro de las aulas para determinar las condiciones de iluminación entre las dos aulas en diferentes ubicaciones.
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Encuesta Del mismo modo que tener suficiente luz natural en los interiores es importante, no tener resplandor proveniente de la penetración solar también lo es. Por un lado, y de acuerdo con NUTEK , los valores de luminancia deben estar por debajo de 1,000 lux para evitar el deslumbramiento (preferiblemente por debajo de 500 lux); sin embargo, no todos los investigadores piensan lo mismo; (Dubois, 2001) por otro lado, coloca el umbral hasta 2.000 lux y algunos otros suben hasta 6.000 lux considerando que la luz natural es más tolerable que la artificial. La encuesta fue desarrollada para estudios en situaciones reales de trabajo con el fin de conocer la cantidad de deslumbramiento inducido por la luz natural a ciertas horas del día, con las condiciones climáticas actuales. Permitió a los estudiantes evaluar, entre otros, el nivel de incomodidad que experimentaban, mediante el uso de una escala que va desde “imperceptible” a “intolerable”, similar a la descrita por Osterhaus (K. E. Osterhaus, 2005). (Ver tabla 1)
Tabla 1. Estructura del cuestionario.
El cuestionario plantea criterios de ubicación del participante dentro del aula y sobre aspectos de la iluminación al interior de esta, tales como la luz natural adecuada, la oscuridad, las sombras, la intensidad de la luz, el resplandor y la visibilidad. Todo mediante el uso de una escala Likert de entre 1 y 7 puntos. Se proporcionó una línea para comentarios al final. Participantes Estudiantes con edades comprendidas entre 18 y 22 años que son usuarios regulares del aula en el Caso 2; 48% mujeres, 52% hombres (Ver ilustración 2). En total participaron de esta encuesta un total de 3 días, durante tres meses, en tres momentos diferentes, en la misma hora solar (9:30 am y 11:20 pm) bajo diferentes condiciones de cielo.
Ilustración 2. Estadísticas por género.
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Cabe señalar que cada clase tenía un número diferente de estudiantes en el mismo grupo, y su posición en el aula variaba según su preferencia. Hay tres filas principales de asientos con 6 asientos cada una, sin embargo, a veces no son suficientes y los estudiantes se adaptan al final de la fila. (Ver fotografía 2).
Fotografía 2. Participantes en la encuesta del Caso 2
5. Resultados Mediciones de luz natural. Según la teoría del movimiento de rotación (Movements of Earth, 2017), la tierra sigue anualmente alrededor del sol un camino elíptico llamado órbita. Este viaje dura 365 días y 6 horas para completarse. Si comienza el día 1, a la mitad del viaje, será el día 183 y luego comienza su regreso a través de la órbita para completar los 365 días. Entonces, en teoría, cada día del ciclo en la órbita tendría las mismas condiciones que el día opuesto en el otro lado cuando la tierra regrese. Bajo este razonamiento tenemos la siguiente propuesta. El estudio de Caso 1 se realizó dentro del aula 309 (Ciudad de México) de enero a junio de 2017, para fines de comparación, solo se consideran los primeros 4 meses, ya que coinciden con los 4 últimos meses del año medidos en el aula 471 Caso 2 ( Praga), de septiembre
a diciembre. Se recogieron un total de 6 mediciones de luz natural en cada caso. La ilustración 3 muestra los promedios de todos los datos en ambos casos. En una visión general, ambos casos de estudio tienen en promedio valores de iluminación más altos que el mínimo establecido en las regulaciones. Sin embargo, estuvieron expuestos a condiciones climáticas no idénticas que provocaron efectos significativos en las mediciones, mientras que el Caso 1 muestra las mediciones más altas cerca del área de la ventana (P1), el Caso 2 presenta valores un 45% más bajos, pero ambos están por encima del mínimo. El caso 1 siempre tuvo cielos despejados y días relativamente soleados; El caso 2 se presentó en lugar nublado y algunos días con lluvia. (Ver ilustración 3 )
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Una disminución significativa en los dos casos comenzó en el punto 4, lo que significa que la luz natural ya no era suficiente para alcanzar los 300 lux a una distancia de 4.5 m desde la ventana. La latitud parece ser un asunto definitivo en cuanto a cómo la luz natural impacta en edificios con condiciones de infraestructura similares.
Ilustración 3. Valores promedio de iluminación de la luz del día en ambos casos de estudio, comparados con los niveles mínimos requeridos.
Software de (Velux). Las simulaciones de luz natural se crearon a través de un software informático que muestra el comportamiento del sol con la misma configuración de luz diurna. Se muestra una imagen en colores falsos para el equinoccio; Caso 1 el 20 de marzo de 2017 a las 12:00 pm y Caso 2 el 22 de septiembre a las 12:00 pm (Ver ilustración 3 ) Mediciones de luz artificial. Para ambos casos de estudio, la medición se tomó considerando solo la luz artificial en la noche, bloqueando todos los restos de luz del día, en 2 tomas cada uno. Está claro que los niveles de iluminancia en el caso 2 son mucho más altos que los del caso 1; sin embargo, tienen disposiciones muy diferentes de luminarias que producen una distribución inadecuada en el Caso 1, y cierta uniformidad en el Caso 2.
Ilustración 4. Simulaciones de luz natural en colores falsos para el Caso 1 -izquierda-, Caso 2 -derecha-
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Ilustración 5. Promedios en las mediciones de luz artificial en Caso 1 y Caso 2
Software Dialux (GmbH, 2017). Las simulaciones de luz artificial se crearon a través de un software informático que muestra cómo se comporta la luz con las luminarias actuales. Se muestra una imagen en colores falsos para los dos casos de estudio. Ilustra cómo la posición de las luminarias difunde la luz en las habitaciones y qué tan homogénea es. (Ver ilustración 5).
Encuesta El formato de la encuesta fue llenado por los alumnos participantes, durando menos de 5 minutos cada vez. La toma de datos se realizó en 3 fechas. (Ver Tabla 2).
Tabla 2. Participantes de la encuesta
De todos los temas que fueron cuestionados, hay dos principales: luz y resplandor adecuados; los resultados de estos se presentan en la ilustración 7, donde hay una evidente similitud en la percepción entre ambos sexos. En primer lugar, tanto las mujeres como los hombres creen que la luz es lo suficientemente adecuada para trabajar en clase; En una escala de 1 a 5 Likert, 3 puntos son aceptablemente buenos. En segundo lugar, las mujeres reportaron ver poco brillo y puntuaron con 1.4 puntos en promedio su percepción, lo cual es bastante bueno. En cuanto a las preocupaciones de los hombres, tienen un pensamiento similar, excepto el grupo 2 que tuvo una evaluación ligeramente más alta sobre el mismo tema.
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Ilustración 7. Luz adecuada –izquierda- y deslumbramiento –derecha- según la percepción del género.
Una visión general de las otras respuestas de los estudiantes se muestran en la ilustración 8, donde las barras más altas en el cuadro muestran a los estudiantes que proporcionaron mejores calificaciones sobre las condiciones en la sala, y las calificaciones más bajas corresponden a las malas percepciones de las mismas. Solo hubo una excepción a esto en el grupo 2 -11 am- sin responder las 3 últimas preguntas del formulario, que resultó ser el valor más bajo de la muestra. Los dos espacios en blanco en el grupo 2 -9 am- corresponden a sillas vacías, lo que significa que no había nadie en el momento de la encuesta.
Ilustración 8. Estadísticas de la encuesta
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6. Conclusiones Se tuvo una revisión exhaustiva de la luz natural en ambos casos de estudio. Se observaron marcadas diferencias entre los continentes de América del Norte y Europa, en cuanto al comportamiento dentro de la luz natural en ambos espacios arquitectónicos considerando sus características climáticas; los días para mediciones en el primero tenían cielos despejados y soleados en todo momento, mientras que el segundo tenía condiciones climáticas contrastantes en medio de días nublados y lluviosos. A pesar de algunas diferencias en los diseños de edificios escolares a tener en cuenta, como la altura y la forma en las dos aulas; los resultados muestran que la luz del día es suficiente para proporcionar iluminación dentro del aula -Caso 1- durante el tiempo solar en solo un 33%, mientras que en el Caso 2 la luz fue favorable en un 72%, y presentó una distribución excelente dentro del espacio. Sin embargo, su desempeño contrasta con la práctica de la vida real, ya que el Caso 1 utiliza menos luz artificial que el Caso 2. Se cree que este fenómeno ocurre debido a la variación en las condiciones climáticas; sin embargo, existe evidencia no tangible de ello, debido a la falta de registros anuales sobre el consumo de energía y estos supuestos se basan en meras observaciones. Por lo tanto, las fachadas orientadas al norte son apenas adecuadas para que los usuarios tengan luz diurna adecuada fuera del borde de 4,5 m desde la pared de la ventana durante al menos 5 horas en diseños similares al Caso 1 (rectangular con poca altura en las ventanas). Por el contrario, y a pesar de haber sido levemente desviado de la orientación norte hacia el oeste, el Caso 2 tuvo un resultado superior con respecto al uso de la luz del día, debido a un diseño de planta arquitectónica más cuadrado y contar con más altura en el salon y en las ventanas, lo que ayuda a difundir de manera homogénea la luz que entra.
Esto prueba la hipótesis en la pregunta A; resultó ser totalmente negativo para el caso 1 y parcialmente negativo para el caso del estudio 2, debido a la falta de gran calidad de luz durante todo el día en todos los lugares de la sala; por lo tanto, no todos los usuarios obtuvieron las condiciones adecuadas para trabajar. Debe enfatizarse el uso de la luz natural, y los dispositivos de luz artificial controlados pueden instalarse para que funcionen simultáneamente con él, entonces la luz inadecuada tendría una solución eficiente. Incluso aunque no sea tan simple como parece, como se mencionó anteriormente, se requiere una planificación cuidadosa. Beamers, dispositivos de control de sombreado y otros pueden hacer el trabajo, ya sea automático o manual. Con respecto a las evaluaciones subjetivas realizadas por los estudiantes en el Caso 2 a través de una encuesta sobre la luz del día. No ofrecen ninguna tendencia relacionada con el género. Lo que implica que los resultados femeninos fueron muy similares a los masculinos, con menos del 2% de variación. Cabe señalar que una mujer declaró que la luz artificial encendida no permitiría evaluar adecuadamente los efectos de la luz del día. Lo que significa que todos los demás no eran conscientes de estos problemas. Sin embargo, los resultados de sus apreciaciones en este pensamiento se consideran válidos, ya que se toma en cuenta todo tipo de luminancia para lograr el confort visual humano. La hipótesis sugiere que no habría diferencias notables en razón de su género; como no hubo, esta especulación fue cierta. Teniendo en cuenta que la encuesta confort visual para el caso 1 no fue realizada, no puede haber ninguna comparación aún entre los dos casos de estudio.
7. Agradecimientos Este artículo se escribió durante un período de movilidad en el Centro de Investigación (UCEEB) de la Universidad Técnica Checa de Praga, República Checa; y patrocinado por la “Beca Manea” de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Estados Unidos Mexicanos.
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Proyecto de intervención urbana en el polígono integrado por las colonias Atlampa y Santa María Insurgentes. Marisol Urbán Flores Edgar Alejandro Ramírez Aguilera Julia J. Martínez Fernández Karen Cristina García Villegas
Este proyecto se desarrolló por los alumnos del primer semestre durante el ciclo escolar verano-invierno 2018, de la Maestría en Proyectos de Desarrollo Urbano en la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México, bajo la dirección del Mtro. Arq. Juan Felipe Ordóñez, titular del Taller de Diseño Integral I con la colaboración de especialistas en las asignaturas de procesos de; diseño y planeación, introducción a los proyectos de desarrollo urbano, sociología, economía, ecología y marco jurídico. Se definió como caso de estudio el polígono integrado por las colonias Atlampa y Santa María Insurgentes, dentro de la Alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la Ciudad de México; con el objetivo de mejorar la calidad de vida en la zona a través de un proyecto de intervención urbana. El enfoque del proyecto está vinculado por la misión de la Universidad la cual es contribuir al logro de una sociedad libre, solidaria, justa, incluyente, productiva y pacífica, mediante el desarrollo y la difusión del conocimiento y la formación de profesionistas e investigadores de gran calidad humana e intelectual, competentes a nivel internacional, comprometidos en el mayor servicio a los demás, e inspirados por valores auténticamente humanos, sociales y trascendentes.
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La Maestría en Proyectos de Desarrollo Urbano es pionera en el estudio y aplicación de conceptos de desarrollo urbano sustentable, y propone alternativas para abordar los problemas urbanos actuales desde una perspectiva multidisciplinaria, que promueva entornos en los que exista equidad, justicia social, y una relación equilibrada con el entorno natural, conceptualizando proyectos que incluyan su instrumentación social, económica, ambiental y jurídica, para que logren tener un impacto positivo en la calidad de vida de sus habitantes así como el compromiso de mejorar el entorno actual para las futuras generaciones. Al enfocarse en las Colonias Atlampa y Santa María Insurgentes, se encontró que destacan por su problemática social, ambiental, jurídica y de grandes contrastes económicos. El objetivo fue identificar los principales problemas dentro del polígono para proponer soluciones integrales que mejoren la calidad de vida de su población incluidos los asentamientos humanos irregulares que cohabitan en la misma, esto a través de la generación de una propuesta urbana preliminar, con base en los criterios del desarrollo urbano sustentable.
Arquitecta por la UAEMéx especialidad en tecnología UAMéx. Estudiante de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano IBERO. Ingeniero Ambiental egresado del Instituto Politécnico Nacional. Estudiante de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano IBERO. 3. Bióloga, egresada de la UNAM. Coordinadora General de la Unidad Responsable del Proyecto de Eficiencia Energética en Municipios, SENER. 4. Arquitecta por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle. Estudiante de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano IBERO. 1.
2.
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1.1 Introducción El polígono a intervenir se conforma por las colonias Atlampa y Santa María Insurgentes, ubicadas en la Alcaldía Cuauhtémoc, delimitadas por el circuito interior y a menos de 5 km del centro histórico; están rodeadas por ejes viales de gran importancia dentro de la Ciudad de México, que a pesar del contacto directo con la zona, han limitado su conectividad con el entorno y resto de la ciudad por su comunicación inadecuada, sin permitirle a los usuarios del polígono condiciones seguras para el aprovechamiento de la ubicación privilegiada en que se encuentra. La colonia Atlampa nace como una de las primeras zonas industriales dentro de la ciudad manteniendo en ese entonces la economía de gran escala y plusvalía de la zona. Santa María Insurgentes, inicialmente pensada para ser zona habitacional y de uso mixto, comenzó a ser absorbida por Atlampa al construir industria en gran parte de la colonia, mezclándose de manera improvisada con los conjuntos habitacionales. La salida del FFCC también fue factor que contribuyó fuertemente a la caída del polígono generando una zona descuidada, con carencia en servicios que generaron oligopolios al darles oportunidad de definir
sus propios precios y baja calidad en sus productos, además del daño ambiental y la generación de fuertes emisiones al dar bajo o nulo mantenimiento a sus instalaciones. Propietarios de la industria que cuentan con un nivel socioeconómico alto se vieron afectados al reducir sus posibilidades de crecimiento y expansión al situarse en un polígono en decadencia y sin incentivos para su mantenimiento, lo que ocasionó descuido de las industrias, bodegas, terrenos baldíos y en su mayoría subutilizados generando especulación sobre el uso futuro del suelo y demeritando la plusvalía de la zona. La población de la zona habitacional también se vio afectada y con disminución de oportunidades laborales que redujeron sus ingresos generando habitantes con nivel socioeconómico bajo y medio. Esta serie de factores han sido la base para generar externalidades negativas como los conflictos sociales, ambientales y económicos que se viven actualmente en la zona.
1.2 Metodología y desarrollo Para diagnosticar la problemática y las oportunidades del caso y poder elaborar una propuesta, se siguieron los siguientes pasos: 1. Investigación, identificación, documentación y análisis de la historia del lugar, los temas sociales, la situación anterior y actual en cuanto a temas económicos, de marco jurídico así como el estado ambiental de territorios urbanos. Lo anterior se realizó a través de estudios de gabinete. 2. Análisis de las superficies territoriales, población, uso de suelo en la zona y programas legales y reglamentación existente. 3. Conclusiones a través de la síntesis, diagnóstico, ponderación y definición de hipótesis de trabajo. 4. Visita a la zona de estudio, entrevistas a arquetipos, identificación de grupos de poder, confirmación y correcciones en la hipótesis, generación de la propuesta urbana con intervención sistémica y evaluación de la misma. 5. Conceptualización de la propuesta para su posible desarrollo a futuro. Las fuentes de información fueron los estudios y las búsquedas en biblioteca de la universidad, Google Earth, Google maps, internet, páginas electrónicas de la Ciudad de México, Municipio de Cuauhtémoc, INEGI, de la cámaras de diferentes industrias, etc. También se estudiaron diferentes modelos de intervención urbana con problemáticas similares en otras ciudades del mundo, con el fin de aprender de éstos, para la elaboración de la propuesta para el polígono en estudio y la elaboración de una propuesta previa de intervención urbana.
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2. Antecedentes El polígono se conforma por dos de las 33 colonias de la Alcaldía Cuauhtémoc, la cual cuenta con una gran diversidad socio-económico-territorial, habiendo colonias habitadas principalmente por personas favorecidas económicamente como la Condesa al sur-poniente de la Alcaldía o colonias como Morelos conocida por sus altos índices de delincuencia
2.1 Historia Atlampa tiene su origen como un asentamiento prehispánico a las orillas del río, en náhuatl: Atlamaxacpan, atl, amaxactli, pan, ‘agua, división, lugar ’‘Donde tuerce el agua’. Los terrenos que ocupa la actual colonia Atlampa fueron potreros en el siglo XIX. Las primeras casas las establecieron la compañía del Ferrocarril Central Mexicano. La antigua vía ferroviaria México-Cuernavaca, que tenía su origen en la cercana estación Buenavista, produjo el establecimiento de un buen número de fábricas que aprovecharon las vías ferroviarias. Fue fundada como colonia en la década de los treinta. Al poniente del polígono circuló el Río Consulado. El establecimiento oficial de la colonia Santa María Insurgentes se produjo en 1910, pero antes de esto se habían nombrado calles y se habían colocado bloques durante algún tiempo. La tierra aquí pertenecía al Rancho El Chopo antes de que gran parte de ella fuera vendida y finalmente subdividida. La orden del gobierno que establece la colonia exige la conservación del trazado y los nombres de las calles. Sin embargo, la colonia no recibió su nombre hasta 1950, cuando se expandió. El área fue originalmente concebida para ser residencial, pero gran parte de ella se convirtió en industrial. Se trata de la primera zona industrial de la ciudad, fundada por la clase obrera, es una colonia fabril y manufacturera con verdaderos tesoros patrimoniales y 80 hectáreas urbano industriales. Uno de sus más emblemáticos edificios, la fábrica
de textiles estampados La Maravilla, construida en 1905, sigue en pie, se dedica a rentar espacios para almacenar mercancías, como otros espacios en el polígono que se ocupan para almacenaje de archivos de dependencias públicas como el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Secretaría de Hacienda. En su época de apogeo también existieron industrias como la harinera La Castellana, la cervecería Central, el molino de arroz: La Luz y otras que se dedicaban a procesar alimentos, a la metalurgia y a la industria farmacéutica. Actualmente opera una tercera parte de las fábricas de Atlampa, mientras que en las demás naves hay talleres. Uno de los factores que contribuyeron a su decadencia fue la desaparición de la mayoría de los Ferrocarriles Nacionales, que permitían a las fábricas distribuir sus productos a nivel nacional e internacional. No obstante sus dificultades, el polígono persiste en su vocación industrial, y de la edificación de viviendas de bajo costo, llevada a cabo principalmente por la compañía desarrolladora Metropolitana durante los años noventa del siglo pasado. Existen muchas casas antiguas aún en pie, así como la iglesia del Santo Niño Jesús El Limosnerito, de principios del siglo XX, que está a lado de las vías de ferrocarril. Cabe mencionar que existe una referencia cultural a la zona, que es referida en la novela: “José Trigo” de Fernando del Paso, ya que la trama se desarrolla en las vías del tren que atraviesa la Colonia Atlampa desde Nonoalco. (Wikipedia, 2018.)
2.2 Límites El polígono se delimita al norte y oeste por el Circuito Interior Bicentenario (Paseo de las Jacarandas), al sur de la Calzada Nonoalco-Tlatelolco o Avenida Ricardo Flores Magón, y al este por la Avenida de los Insurgentes. (Google Earth, 2018.)
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3. Análisis 3.1 El polígono Superficie total: 169. 27 has = 100.00% Área de lotes: 118.75 has = 70.16% Área de vialidades: 50.52 has = 29.84%
Gráfica 1.Uso de Àreas del Proyecto. Fuente: Elaboración propia con información de Google earth 2018
3.2 Población Población flotante: 9,000 habitantes = 38%; Población fija: 16,000 habitantes = 62%; Total: 25,000 habitantes =100%
Fuente: INEGI 2010
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Gráfica 2 Porcentaje de población en el polígono de estudio. Fuente: INEGI 2010
3.2.1 Niveles de Ingreso Tercer trimestre 2018
Fuente: CDMX Programas-delegacionales, 2018
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3.3 Uso de Suelo Vivienda: 3% son de asentamientos humanos irregulares, 24.13 hectáreas de vivienda, y 97% de vivienda regular. Costo de la vivienda: en promedio $36,000.00 metro cuadrado. Industria: 65.19 hectáreas de uso industrial. Equipamiento: cinco hoteles; cuatro bancos; once escuelas; tres restaurantes; dos farmacias; una fundación; un centro comunitario; cinco tiendas; una gasolinera; siete servicios automotriz; dos iglesias; trece oficinas; una casa de empeño; una estación de policía. Áreas verdes: menos del 1% en Atlampa y hasta 20% en Santa María Insurgentes
Gráfica 3 Uso de suelo del polígono de estudio Fuente : Elaboración propia con información de google earth (2018)
3.4 Movilidad El polígono cuenta con diferentes rutas de transporte público, dos líneas de metrobús, además de un sitio de taxis. La mayoría se concentra en la periferia de la zona y en el eje central. Las mencionadas rutas son las siguientes: Metrobús línea 1, indios verdes; RTP Ruta 18, Metro cuatro caminos; Ruta 59A Metro Rosario; Microbús ruta 1-08 Poli; Microbús Sur 1-66 Norte 172; Microbús ruta 1-67 Manchuria; Microbús Sruta1-168 Peñón RCA Victor; Microbús Sruta 2-07 Gigante Cuitláhuac; Microbús ruta 2-08 Sullivan; Microbús Sruta 2-34 Prohogar ruta 3-01 Metro La Raza; Microbús Sruta 3-43, 3-46, y 3-51 Metro Chapultepec; Microbús Sruta 28 Df Metro 4 Caminos; Microbús Salco; ruta 2-49 Jardín Delegación Azcapotzalco; Microbús Sruta 2-50 Parque Ceylán; Microbús Sruta 1-92 El Chiquihuite; Microbús Sruta1-93 Tlatelolco; Microbús Ruta 108 Parque Ricardo Flores Magón; Microbús 110 Parque Ceylán; Microbús Ruta 102 Panteón San Isidro; Microbús Corredor Nueva Generación, Metro Tacubaya, Metro Juanacatlán; Microbús Ruta 107 Parque Ceylán; Microbús Ceusa Corredor Peñón- Panteón, San Isidro; Microbús Ruta 72 Ticomán; Microbús R12 Observatorio; Microbús R16 Boulevard Puerto Aéreo Metro; Microbús R76 Sullivan; Microbús R81 Metro Chapultepec; Microbús R237 Manchuria; Microbús R403 metro Oceanía; Microbús R 606; Metro san Cosme; Microbús Sruta 28ª Metro 4 Caminos; Microbús Ruta Atlampa-Santa María, Delegación Azcapotzalco.
3.5 Conectividad A pesar de que el polígono está delimitado por avenidas principales de gran importancia, no se crea una verdadera conexión con su entorno y colonias aledañas debido a que se encuentran varios puentes y desniveles que lejos de crear accesibilidad la encapsulan en varios puntos y generan puntos conflictivos o de inseguridad tanto para peatones como para conductores.
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4. Marco Normativo Se tomó en consideración la normativa vigente contemplando específicamente el Programa Delegacional Cuauhtémoc, Programas de Ordenamiento Territorial, Programa Parcial de Desarrollo Urbano Atlampa, Santa María la Ribera y Santa María Insurgentes. Ley General de Asentamientos Humanos y Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, el plan parcial y otras gestiones de proyectos, programas con alcaldías aledañas a la Cuauhtémoc: Azcapotzalco y Miguel Hidalgo.
5. Diagnóstico Con el análisis de la información recopilada se elaboró un árbol de problemas, herramienta que facilitó el diagnóstico inicial. El problema central de dicho árbol fue la ausencia de integración ciudadana social efectiva. En las causas raíz del mismo tenemos: migración y pobreza; obsoleta normatividad y planeación e impunidad, abandono y ausencia de autoridad. Lo anterior conlleva a la insalubridad en asentamientos humanos irregulares; la mayoría de la industria en uso y la abandonada produce contaminación visual y ambiental; gran parte de las vías de ferrocarriles nacionales deterioradas e inservibles; deficiente equipamiento urbano; movilidad ineficiente: conflictos viales, banquetas desagradables y bloqueadas; insuficientes áreas verdes y de esparcimiento. Las causas proximales: Percepción visual del entorno descuidado y avejentado; colonia fragmentada y encerrada por los ejes viales, por el tren suburbano confinado, segundos pisos, bajo puentes y asentamientos urbanos irregulares. Las implicaciones de todo lo anterior son: carencia de empatía vecinal; falta de integración social, descuido en la colonia; insuficiente demanda de áreas de esparcimiento; inseguridad y violencia; economía débil; ausencia de estructura urbana; carencia de imagen urbana; contaminación ambiental y generación con ello de problemas o repercusiones hacia la salud de los usuarios.
6. Prospección 6.1 Caracterización del polígono La distribución de las actividades por colonia da una idea clara de su vocación y potencial económico, en donde el 26% corresponde a la industria; el 37% al comercio; y el 36% a servicios. CDMXProgramasdelegacionales, 2018 El equipamiento en materia de salud, cultura y esparcimiento están cubiertos, principalmente por su localización geográfica vecina al centro histórico. Es el centro físico de la metrópoli de la Ciudad de México. De suma importancia en el polígono resultan las edificaciones patrimoniales, alrededor de 60, algunas se mantienen intactas y otras ya han sido intervenidas parcial ó totalmente. Las visitas guiadas a éstos pudieran resultar de gran interés cultural. Con la información recabada, en el árbol de problemas de la segunda etapa se destaca que la especulación del uso de suelo industrial no lo hace rentable, que los empresarios del polígono no se unen para fortalecer, diversificar la utilización del suelo, y a su vez disminuir la inseguridad pública. La fragmentación de territorio, la contaminación ambiental por industrias de alto impacto y la inadecuada accesibilidad a la zona producen incompatibilidad y riesgo en la relación vivienda-industria además de baja calidad de vida en la mayoría de las personas. Posteriormente se realizaron escenarios de población, de vivienda, de edificaciones; sin intervenciones y con medidas de mejoramiento. También se llevaron a cabo diagnósticos de escenarios de vialidad y de espacio público además de su comparación con la colonia Polanco, actual y a futuro, encontrando como escenario ideal uno con orden y planeación de cruces viales, la longitud cuadra más larga a 120 metros y sin confinamiento de vía.
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6.2 Primeras conclusiones Polígono fragmentado, desintegrado física, social y económicamente, sin espacios públicos que generen movilidad y promuevan la convivencia social vecinal y población con baja calidad de vida.
6.3 Visita de campo Para la visita de campo se realizó un cuestionario para su posterior aplicación a diferentes arquetipos representativos en la zona elegidos por su ocupación (estudiante, comerciante, residente, trabajadores, oficinistas, gerente) y por sus actitudes (comprometido, propositivo, crítico, adaptado, indiferente).
6.4 Aplicación de la encuesta En la encuesta, además de reconocer características de la zona y del tipo de vida; se pusieron a consideración de los arquetipos la futura propuesta, desarrollo y posible implementación de los siguientes proyectos, para su priorización, viabilidad así como probabilidad de aceptación y conservación entre los mismos usuarios. A continuación se mencionan dichos proyectos. Recuperación de vías del tren, estadio de fútbol, parque, centro comercial, centro cultural, centro deportivo, cruce seguro y eficiente del tren suburbano, cruce seguro y eficiente en bajo puentes. Siendo el parque y ambos proyectos de cruces los de mayor aceptación. Se realizaron 16 encuestas a diferentes usuarios del polígono, los entrevistados fueron una secretaria de la iglesia, un globero, varios estudiantes, una maestra, policía industrial, un gerente, habitantes de la tercera edad, jubilados, residentes, entre otros.
6.5 Resultados de la encuesta 1. Mencionaron estar satisfechos de vivir en la colonia por su localización a 5 km del zócalo; por los varios medios de transporte público con los que cuentan, por la posibilidad de caminabilidad, excepto bajo los puentes, por la inseguridad. Las compras las llevan a cabo en colonias aledañas, como Sta. María La Ribera, Wal-Mart, Sam´s Club, principalmente. 2. A los parroquianos, la iglesia de “El limosnerito”, les da cierta identidad el pertenecer a esa comunidad. 3. Los asentamientos humanos irregulares están puerta con puerta a los desarrollos habitacionales de interés social, sin problemas aparentes. 4. La policía no reprime a los delincuentes, siendo esa la mayor preocupación de los habitantes. A partir de cierta hora se sugiere no salir de sus casas. 5. Se detecta falta de espacios públicos para el deporte, la recreación y la integración social. 6. Falta de alumbrado público e inseguridad
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7. Modelos de intervención urbana Se revisaron y analizaron los siguientes modelos de intervención urbana. 1.- 22@ Barcelona “Ciudad del conocimiento” cuyo objetivo fue recuperar la vocación productiva de la zona y crear una polaridad científica, tecnológica así como cultural. 2.- Maastricht-Holanda: “Ciudad de la Renovación” donde se reutilizaron los edificios Patrimoniales para innovar las actividades en la ciudad, algunos se transformaron en hoteles. 3.- Ría Bilbao, España. Se convirtió de un área industrial y de astilleros, obsoleta y contaminante, a una de esparcimiento y de ocio recreativo. Además cuenta con el museo de arte Guggenheim. 4.- 789 Art Zone Beijing, donde una zona de industria militar ya caduca, cercana a Beijing, se convirtió en área cultural, que ahora alberga talleres de artesanos, de otras artes plásticas; restaurantes, tiendas de artículos de lujo, etc. 5.- Neve-Tzedek: “Rescatada de la vorágine citadina”, Tel Aviv. Una área muy antigua que fue renovada para albergar rascacielos, con una serie de conexiones, incluyendo el camino ferroviario propuesto, que rodearía parcialmente la zona.
8. Propuesta Al tomar en cuenta los resultados de la revisión del análisis, se elaboró la propuesta, bajo el esquema rector del Desarrollo urbano sostenible y de mejorar la calidad de vida dentro del polígono Atlampa–Santa María Insurgentes con una proyección hacia el año 2050.
8.1 Visión Visión 2050: Atlampa y Sta. Ma. Insurgentes, son, en la Ciudad de México dos colonias cuna del movimiento urbano sostenible, originado en el 2018, y que hoy en día, en el 2050, siguen siendo el modelo ideal de regeneración urbana. Concebidas como colonias del futuro, resultado de comprometer el espacio urbano en un espacio integrador, independientemente de su propiedad, amables con viviendas compactas, suficientes equipamientos y anteponiendo la apropiación además de la participación social como motor de cambio, bajo una escala humana de comunidad, movilidad y medio ambiente. Zona permanentemente de moda, gracias a su integración tecnológica, innovación, diversidad, cuidado del medio ambiente, siempre en constante cambio para mejorar de la mano de todos los actores.
8.2 Planeación El esquema rector se logra por la fusión de los grupos de poder y usuarios entre los que se encuentran los empresarios, ciudadanos y gobierno, que deciden comprometerse con los objetivos del desarrollo sostenible de la agenda 2030; con el Acuerdo de París de Cambio Climático y con la Nueva Agenda Urbana, de la ONU. Las acciones que se llevan a cabo son encaminadas a la activación económica de la zona como principal factor para la mejora en la calidad de vida, las propuestas son las siguientes:
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a.- Los inmuebles históricos y patrimoniales se restauran para incrementar su valor cultural. El sector privado y el gobierno fomentan la actividad turística en la zona con visitas guiadas a dichos inmuebles y a ciertas industrias emblemáticas de las colonias. b.- Los empresarios de la zona destinan ciertos de sus espacios para la convivencia vecinal y el gobierno les concede subsidios o prestaciones en modificaciones hacia el uso de suelo o hacia sus coeficientes de ocupación. c.- Se recupera rápidamente su vocación productiva, a través de una trasformación y renovación del espacio urbano. d.- Se incorporan empresas tecnológicas y otras no contaminantes, comercios responsables, viviendas compactas verticales, edificaciones de uso mixto, que, a su vez, amplían la gama de aportaciones sociales al entorno. Todas las edificaciones son construidas o en su caso remodeladas, de acuerdo a las normas oficiales de eficiencia energética; con energías renovables; y con captación de agua de lluvia. Calles y fachadas cuentan con iluminación LED eficiente. Lo anterior conlleva grandes ahorros económicos a los usuarios, al gobierno y favorecen al ambiente. e- El mejoramiento ambiental se lleva a cabo a través de: vehículos eléctricos con estaciones de carga y cero emisiones; ciclo pistas; trota pistas y andadores, mejora en las banquetas propiciando caminabilidad; áreas de esparcimiento equipadas, construcción de pasos peatonales anchos, amigables, cómodos, seguros y con diseño. Los espacios públicos con área verde se encuentran en constante mantenimiento. f.- Una intervención innovadora es la inclusión de los corredores comerciales subterráneos, que ofrecen comunicación segura entre las colonias y activan económicamente la zona generando empleos. También, siguiendo el marco jurídico del prototipo de la Colonia Granadas, en concesión se utilizan las antiguas vías del ferrocarril, para desarrollar el parque lineal que genera un eje rector de la ciudad. g.- En uno de los terrenos que estaba subutilizado de Atlampa, se construye el Centro Social, Cultural y Deportivo: “Fernando del Paso”, que ofrece actividades para toda la familia. Al propietario de dicho predio el gobierno le ofreció beneficios en otro lugar de la ciudad para su donación. h.- Movilidad sustentable, de suma importancia fue el adoptar el modelo “Desarrollo Orientado al Transporte Sustentable, DOTS”, que significa el crecimiento de viviendas y edificaciones de uso mixto se lleve a cabo alrededor de paradas o estaciones de transporte público, logrando una zona densa y compacta. Lo anterior fue fácil dado que como ya se mencionó, ambas colonias cuentan con numerosas líneas de transporte público. Este modelo coadyuva a la interacción social, a la activación física, al acceso al transporte público, a empleos y servicios para diversos ingresos, a la equidad social e identidad comunitaria. También por la parte ambiental a la reducción de emisiones contaminantes, para mitigar cambio climático y además mejorar calidad del aire. Se activa la economía local, la plusvalía inmobiliaria y el aumento en productividad económica. ITDP; 2016. WRI 2014. i.- Política de transporte de carga a través de la optimización y orden de procesos logísticos (rutas horarios); vehículos con energías menos contaminantes. j. Se dio prioridad al peatón: “Las ciudades más inteligentes son las ciudades que más caminan” ONU Hábitat. Se siguió el principio de la pirámide de movilidad urbana, donde en orden de importancia se favorece al peatón, después al ciclista, al transporte público, al de carga, y finalmente a los automóviles y motocicletas. Se enfatizaron los grandes beneficios de caminar para la salud y el medio ambiente, entre otros.
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8.3 Conceptualización de las propuestas Generación de espacios públicos, mejoramiento ambiental con especies endémicas y de bajo consumo de agua, generadoras de sombra que conllevan de espacios de descanso y esparcimiento, su mantenimiento es con agua pluvial o de reciclaje, las mismas con capacidad para capturar bióxido de carbono, CO2 y atrapar contaminantes; diseño de banquetas con arbolado, alumbrado, espacios de descanso, sombra y señalización así como creación de zonas de actividad, recreación y/o venta en planta baja con prioridad para los propietarios o industriales de la misma. Caminabilidad y seguridad. Calles peatonales temáticas, iluminación LED, celdas fotovoltaicas en vía pública y en fachadas para la seguridad; zonas 24 horas en puntos estratégicos, seguridad vial orientada al cambio de conductas; conexión bajo tren suburbano que permita la integración de ambas colonias.
8.4 Marco Jurídico Lo anterior se puede lograr con la aplicación del marco jurídico vigente, con un permiso administrativo temporal revocable, que activaría la economía; tendría iluminación adecuada, seguridad, propietarios de industrias con concesión de algunos locales y subsidio en parte del pago de servicios; fábricas con expendios de sus productos; venta de productos elaborados por los habitantes del polígono e industrias con visitas guiadas para visitantes.
8.4.1 Estudio de zonificación Se analizaron 12 terrenos existentes que equivalen al 60% del territorio industrial y que son propiedad de aproximadamente 6 acaudalados personajes.
8.4.2 Proceso Jurídico Se llevó a cabo el estudio de la propiedad pública y privada, ya que la propuesta consideró la construcción de vialidades, uso de las vías del tren en desuso, bajo puentes y parques. Un corredor peatonal, hacia el sur, llegando hasta el Monumento a la Madre, y un deportivo, cultural, y social. Se crea un jardín de arte, insurgentes-Reforma. Se modifica el destino, calles compartidas o completas. Lo anterior bajo el régimen de espacio público, en concesión (pagando renta) y permiso administrativo temporal revocable (pagando renta). Para poder llevar a cabo esta gran intervención urbana, se consideró el Articulo 42 de la Ley de Desarrollo Urbano del DF, trámites para realizar cambios de uso de suelo urbano en predios particulares, localizados en suelo urbano, para destinarlos al comercio y servicios de bajo impacto urbano o para destinarlos a la micro y pequeña industria de bajo impacto urbano. Sistema de actuación privado mecanismos para dialogar con las empresas acerca de la concesión de sus terrenos. Se elaborarían convenios para generar espacios de uso público pero de propiedad privada. a cambio de incentivos en superficie de construcción para propietarios en tiempos determinados. Sistema de actuación con privados: el artículo 149 RLDU y un convenio entre SDU y particulares, más estímulo de emplazamiento comercial. La concesión a consideración de las empresas, más la creación de una bolsa de uso de suelo e intensidad. El Marco Jurídico indica que la densidad media actual 3-5 niveles daría 100 m.d.p. en productividad El desarrollo inmobiliario capacidad 8-10 niveles significaría una derrama económica 1,200 m.d.p. Es importante destacar la re-densificación de vivienda en zonas específicas 115,000 m2 con H3, H5 y H8.
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9. Resultados y conclusiones Gran parte de los usuarios y habitantes en las colonias Atlampa y Santa María Insurgentes no perciben la baja calidad de vida que tienen, por lo que muestran no ser conscientes, ni se definen como afectados por la división física de la colonia, por las carencias en servicios ni por la poca presencia de programas de beneficio e integración social; por lo cual sus requerimientos primordiales son alumbrado y seguridad. Los alumnos de la maestría observan que existen posibilidades de mejorar su entorno, aumentar la integración vecinal y reducir los altos grados de inseguridad actuales, lo cuales ocurren a cualquier hora. El hecho de que los usuarios no perciban que las condiciones en que viven, es el factor que incrementa el compromiso profesional de proveer a los habitantes del polígono de soluciones para conducirlos hacia una mejor calidad de vida.
10. Pasos a seguir Mejorar la propuesta conceptual presentada con la finalidad de diseñar, generar y evaluar la propuesta urbana.
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RESEÑA DE LIBRO
Reseña de libro
Permanencias y devenires del patrimonio moderno y urbano en México. Usos, transformaciones y reciclajes.1
Gabriela Lee Alardín
Universidad Iberoamericana Ciudad de México Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil gabriela.lee@ibero.mx
1.
Iván San Martín / Gabriela Lee (comp.). México: Docomomo México, Universidad Iberoamericana, UANL, UMSNH, 2018. ISBN: 978-607-8059-30-0.
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El Movimiento Moderno, en arquitectura y en urbanismo, se gestó en Europa en las primeras décadas del siglo XX y marcó una ruptura con la forma tradicional de diseñar espacios habitables y ciudades. Aprovechó las posibilidades técnicas y estéticas de los nuevos materiales producidos industrialmente, como el concreto, el acero y el vidrio, y con ello revolucionó la forma de construir. Este movimiento tuvo gran relevancia y difusión después de la segunda guerra mundial en el contexto de la reconstrucción de las ciudades europeas devastadas por el conflicto, y sus principios fueron rápidamente adoptados en todo el mundo, y adaptados en cada país y región, produciendo un amplio abanico de interpretaciones y reinterpretaciones locales de acuerdo a las características geográficas, culturales y socioeconómicas propias de cada contexto particular. Por lo tanto, la mayor parte del entorno construido durante el siglo XX es fruto del legado de la modernidad, o de movimientos emanados de ésta. Los arquitectos de la modernidad incursionaron de manera individual y colectiva en múltiples géneros y tipologías arquitectónicas. Participaron también en la construcción del mundo moderno ingenieros y urbanistas, creando sistemas constructivos, nuevas tecnologías e infraestructuras, y determinando el crecimiento de las ciudades. Permanencias y devenires de la arquitectura moderna en México reúne 29 textos surgidos de las investigaciones de 25 miembros del capítulo mexicano de DOCOMOMO (Documentación y Conservación de edificios, espacios y conjuntos del Movimiento Moderno), el cual a quince años de su fundación cuenta con 36 investigadores adscritos a instituciones de educación superior públicas o privadas en varios estados de la República Mexicana. A través de la documentación y difusión del legado del Movimiento Moderno en México se busca promover su estudio, conservación, e integración al desarrollo futuro de nuestras ciudades. Los textos, organizados en cuatro secciones, incluyen un total de diecisiete artículos que exponen problemáticas o estudios de casos localizados en ciudades del interior del país, lo cual refleja un esfuerzo notable por colmar lagunas de la historiografía de la arquitectura moderna en México, pues la investigación del legado de la modernidad se había concentrado durante largo tiempo en documentar lo producido en la Ciudad de México. El apartado “Territorio, ciudad y arquitectura moderna” contiene cinco artículos que abordan la escala territorial y urbana del contexto espacial en el cual se materializó la arquitectura del Movimiento Moderno en México. Comienza con una revisión por parte de Gabriela Lee Alardín de las definiciones, los
criterios de valoración y la normatividad que rigen la protección del patrimonio arquitectónico y urbano de la modernidad en México y, en particular, en la capital del país. Se proporciona así un marco de referencia para posibilitar la evaluación de las prácticas actuales y el mejoramiento de los instrumentos para la conservación de dicho patrimonio, atendiendo a la necesidad urgente de concebirlo como un eje central para el desarrollo urbano y de promover su apropiación ciudadana. Esta sección del libro incluye dos contribuciones relativas a la incorporación del automóvil al proceso de modernización del país. La primera, escrita por Alejandrina Escudero Morales, analiza las transformaciones y el crecimiento de la estructura vial de la Ciudad de México durante la primera mitad del siglo XX, para adecuarla al transporte motorizado, en un momento en el que el incipiente mercado inmobiliario se volvió indisociable de la construcción de obras de infraestructura, la desecación de canales, el entubamiento de ríos y el trazo de nuevas vialidades. La segunda, de Catherine R. Ettinger Mc Enulty, investiga el género poco estudiado de las tipologías arquitectónicas asociadas al motorismo, de notable influencia estadounidense y ligadas al naciente turismo en automóvil, las cuales surgieron a lo largo de las carreteras del país en las décadas de 1930 y 1940, y contribuyeron a la construcción de nuevos imaginarios en torno a los paisajes y territorios por descubrir. En otro artículo, Elisa Drago Quaglia reseña las propuestas de modificación elaboradas durante el siglo XX para el Zócalo de la Ciudad de México, y da un contexto del polémico anteproyecto arquitectónico y urbano diseñado por Enrique de la Mora y Palomar a partir de 1969 para el corazón político y simbólico del país, atendiendo a las múltiples funciones que alberga, y a la dificultad de relacionar un espacio abierto de tales dimensiones con los edificios que lo circundan. Si bien la propuesta no prosperó, abrió un debate que sigue vigente actualmente sobre el estado de la mayor plaza pública del país. Finalmente, cierra este apartado un análisis de Marco Tulio Peraza Guzmán de los factores urbanizadores que incidieron en la ciudad de Mérida a mediados del siglo XX, en el marco de la transición de una economía agrícola a la consolidación de la ciudad como centro administrativo, comercial y de servicios para toda su región. La creación de infraestructuras y equipamientos públicos fomentó la expansión de la mancha urbana por medio de fraccionamientos, colonias y asentamientos marginales que rebasaron las previsiones de las instituciones a cargo de la planeación urbana, y en este contexto se apuntan aquí algunos logros y desaciertos de la modernidad.
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La segunda parte del libro, titulada “Arquitectos, ingenieros y constructores del Movimiento Moderno”, es la más extensa y reúne once estudios monográficos sobre obras, tipologías y actores poco conocidos del Movimiento Moderno en México, provenientes de diversas profesiones del diseño y la edificación, y de distintas regiones del país. En el primer texto Armando V. Flores Salazar y Anette Arámbula Mercado describen los inicios de la modernidad en Monterrey a partir de la industrialización de los materiales y las técnicas constructivas, y analizan la obra de un puente-mercado en San Luisito sobre el cauce del río Santa Catarina, a cargo del equipo compuesto por el arquitecto Alfred Giles, el ingeniero Jacob Frank Woodyard y el constructor José María Siller; si bien la estructura fue demolida en los años cincuenta del siglo pasado, representó un parteaguas en los métodos constructivos empleados hasta entonces en México. A continuación, María de Lourdes Díaz Hernández presenta un estudio historiográfico sobre Manuel Chacón y su importante labor de difusión de la arquitectura y el urbanismo modernos a través de la sección “Urbanismo y Arquitectura” de la revista mexicana Hoy, publicada durante cinco meses en México entre 1938 y 1939; en ella Chacón valoraba los impactos urbanos de los proyectos de la modernidad en la capital y su influencia en la enseñanza de la arquitectura en México. La colaboración “Los arquitectos de los cines”, de Alejandro Ochoa Vega, indaga sobre las arquitecturas y los autores de las grandes salas de cine características de los años treinta a cincuenta del siglo pasado, entre las cuales se encuentran desde tendencias académicas hasta ejemplos funcionalistas, pasando por el neo-colonial y el Art Déco; se analizan tanto obras de profesionistas destacados como edificios de arquitectos menos conocidos, en un importante trabajo de documentación de una tipología que prácticamente ha desaparecido hoy en día. El siguiente artículo, de la autoría de Louise Noelle, aborda las propuestas de ingeniería de sistemas desarrolladas por Manuel Teja Oliveros y Juan Becerra Vila, ambos arquitectos-ingenieros egresados del Instituto Politécnico Nacional: se trata de soluciones arquitectónicas basadas en el diseño de sistemas estructurales prefabricados aplicados a proyectos de arquitectura social, como, por ejemplo, escuelas elaboradas para el CAPFCE, edificios de departamentos y de oficinas, residencias, y mobiliario. El texto de Hans Kabsch Vela revisa la obra del arquitecto chiapaneco Rolando Gutiérrez Domínguez, quien fuera uno de los primeros promotores de la arquitectura del movimiento moderno en la costa de Chiapas y el Soconusco; combinó su labor como servidor público con el ejercicio profesional
independiente, logrando características singulares en sus obras mediante la adaptación de los principios de diseño de la modernidad al rigor climático y las limitaciones técnicas locales. Los seis artículos siguientes revindican las aportaciones del gremio de los ingenieros civiles a la construcción del México moderno. Su labor ha sido poco estudiada en el contexto de la historiografía escrita por arquitectos o historiadores del arte, y sin embargo este conjunto de obras constituía ya una porción significativa de las ciudades mexicanas a mediados del siglo XX. Así, Manuel Berumen Rocha presenta un inventario de edificios diseñados por una treintena de ingenieros civiles en la colonia Polanco de la Ciudad de México – principalmente edificios de departamentos y oficinas, residencias, cines y pasajes comerciales, templos católicos y sinagogas–, cuya obra resulta significativa no sólo por el número de edificios construidos sino por su calidad arquitectónica, la cual contribuyó a definir el carácter propio de la zona. Otra colaboración, de Mónica del Arenal Pérez, reseña las destacadas aportaciones e innovaciones constructivas del ingeniero Miguel Aldana Mijares a la arquitectura tapatía en proyectos residenciales y comerciales, además de su labor en organizaciones gremiales y su incursión en las artes plásticas. Asimismo, el análisis de Elvia María González Canto sobre los proyectos del ingeniero Fernando Roche Martínez en Mérida muestra cómo su obra osciló entre el neocolonial yucateco de influencia nacionalista, y el funcionalismo con adaptaciones regionales, en función de los encargos de sus clientes y las tipologías de cada proyecto. Por su parte, la destacada participación del ingeniero Luis Álvarez Varela en el programa de obra pública de Oaxaca entre 1947 y 1950 es motivo para que Fabricio Lázaro Villaverde revise las intervenciones modernas y funcionales que realizó en edificios existentes en un contexto histórico. En la investigación sobre el quehacer profesional del ingeniero Ricardo Dantán, en cuya obra se encuentran ejemplos de residencias Art Déco y edificios de departamentos funcionalistas, Iván San Martín Córdova pone de manifiesto cómo algunas de sus obras se atribuyen erróneamente al arquitecto Juan Segura, quien fuera su socio durante un tiempo. Por último, Alejandro Leal Menegus documenta el desarrollo de las tipologías de edificios de departamentos, de gran calidad espacial y constructiva, construidos por el ingeniero Boris Albin en la Ciudad de México entre 1950 y 1980, un género al que aportó ciertas singularidades que marcaron una nueva manera de habitar en viviendas funcionales adecuadas a las demandas del mercado inmobiliario.
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En la sección “Estructuras, sistemas constructivos y materiales en la arquitectura moderna” se presentan cinco temas que profundizan en aspectos técnicos del movimiento moderno. En primer término, Armando V. Flores Salazar analiza la evolución de la modernidad arquitectónica en Monterrey, la cual inició con profesionistas formados en los Estados Unidos y posteriormente continuó con egresados de universidades regiomontanas, quienes fomentaron el uso de materiales de construcción industriales e introdujeron los principios del movimiento moderno en la ciudad. Otra colaboración, de Anette Arámbula Mercado, documenta la participación del coronel Andrew Robertson y del general Bernardo Reyes en el impulso modernizador regiomontano durante el auge industrial porfirista; ambos contribuyeron a la industrialización de la región y por ende su incipiente modernización, la cual ultimadamente se reflejó en la producción arquitectónica de Monterrey. En el tercer texto Lucía Santa-Ana Lozada analiza las tipologías y la tectónica desarrolladas en la arquitectura mexicana a partir de la introducción al mercado nacional de nuevos materiales, como el acero y el concreto armado, y su aplicación al caso de edificios altos de vivienda multifamiliar, particularmente en el Centro Urbano “Presidente Miguel Alemán”, del arquitecto Mario Pani, en el que se logra una ligereza formal que contrasta con el brutalismo de obras similares de Le Corbusier realizadas en concreto armado. A continuación, Josefina del Carmen Campos Gutiérrez y Elvia María González Canto estudian la influencia de los cascarones y paraboloides hiperbólicos del ingeniero Félix Candela en la consolidación de los procesos modernizadores y en la imagen urbana en las ciudades de Mérida y Campeche, en la década de 1960, lo cual aportó recursos tanto para la expresión formal como para la funcionalidad de los sistemas estructurales realizados con esta tecnología. Finalmente, Alejandro Duarte Aguilar vincula la llegada de la modernidad arquitectónica a Hermosillo, entre 1940 y 1970, con el proyecto de la recién fundada Universidad de Sonora, en donde el discurso de la técnica logró anclar la idea de modernidad en el imaginario arquitectónico hermosillense, materializando las aspiraciones de sus promotores. La cuarta parte del libro, titulada “Usos, transformaciones y reciclajes del patrimonio moderno en México” consiste en ocho artículos de revisión crítica de intervenciones en edificios y barrios de la modernidad. Pareciera que en la mayoría de los casos reseñados el valor de uso de los espacios y el valor económico del suelo y de las construcciones primó sobre el valor histórico, documental y estético
de las edificaciones, lo que conllevó a la pérdida de arquitecturas relevantes del Movimiento Moderno. Los autores – Jesús V. Villar Rubio, Carlos Caballero Lazzeri, Elvia María González Canto, Armando V. Flores Salazar, y Marco Tulio Peraza Guzmán – atribuyen estas intervenciones inadecuadas a una falta de valoración del patrimonio moderno, a la asignación de usos incorrectos para los edificios, a presiones de la especulación inmobiliaria, al abandono, y a la falta de formación de especialistas en conservación del patrimonio del siglo XX, en los que se han modificado irreversiblemente el carácter y la imagen original de los inmuebles intervenidos. Por ejemplo, es en el estado de Veracruz donde se han adaptado formas reminiscentes de un paso colonial a estructuras del Movimiento Moderno en entornos históricos, creando la ilusión de una falsa antigüedad; en contraste, en algunos casos de intervenciones en la ciudad de Mérida existe una reglamentación reciente para la protección del patrimonio cultural arquitectónico, que permite incluir el legado de la modernidad, pero se requiere aún formular propuestas con la sensibilidad necesaria para preservar e integrar los elementos valiosos de la modernidad; ahí mismo, en la ciudad de Mérida, fue donde la defensa ciudadana no bastó para impedir la construcción de un paso deprimido, que modificó el valor estético y la memoria asociada al entorno urbano de la glorieta de la colonia México; en cambio, en la Universidad Autónoma de Nuevo León, la torre del edificio de Rectoría fue alterada en sus componentes básicos, a saber, en su estructura, forma, ornamentación, espacio y función, lo que modificó su valor como documento histórico, arquitectónico y cultural. Al final, se presentan tres casos de intervención o de conservación de la arquitectura moderna que aseguran su protección, su integración al tejido urbano y social, y su resignificación por parte de las generaciones presentes. Se trata de la transformación de la antigua Central de Bomberos y Policía de la Ciudad de México en el nuevo Museo de Arte Popular, un proyecto analizado por Yani Herreman, que logró mantener la función icónica del inmueble construido por Vicente Mendiola, si bien se señalan los aciertos y las limitaciones de la intervención; otro caso interesante presentado por Mónica del Arenal Pérez, ha sido la conservación del Teatro Experimental de Jalisco, de Erich Coufal, un edificio que a los 50 años de construido aún conserva su esencia y su función original, con algunos cambios menores; finalmente, Lourdes Cruz González Franco indaga sobre la adaptación de la zona residencial de la Villa Olímpica de 1968 al sur de la Ciudad de México en un conjunto
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habitacional emblemático, que sigue siendo valorado, cuidado y codiciado debido, en gran parte, a su calidad arquitectónica y al diseño de sus espacios abiertos. Esta compilación refleja no solo el esfuerzo intelectual de cada uno de los autores sino también el interés de sus instituciones académicas de adscripción por sumarse al esfuerzo por documentar y poner en valor el legado de la modernidad en nuestro país. Se trata de un patrimonio construido por demás vulnerable y en gran medida desprotegido por ser de creación relativamente reciente, por el cambio de sus funciones originales, o porque sus innovaciones tecnológicas envejecieron de mala manera y los edificios sufrieron un gran deterioro. La arquitectura y el urbanismo de la modernidad no gozan del reconocimiento que merecen por parte de ciudadanos y autoridades, todos ellos actores a menudo más preocupados por las bondades económicas y políticas del devenir, que por la memoria cultural que depara la permanencia.
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