El colapso de la URSS: diferentes visiones Material para Primer Año de Bachillerato – Mariano – Matías Rodríguez Metral Aun en 1985, cuando Gorbachov asumió el poder, prácticamente nadie, ni adentro ni afuera de la URSS, anticipó la rápida desintegración del Estado y el rápido fin del dominio del Partido Comunista, Muchos observadores pronosticaban una larga declinación y un incremento de los problemas, pero se estaba muy lejos de imaginar el inminente derrumbe. Desde otra perspectiva, el colapso se ha analizado como el resultado de una serie de factores coyunturales coincidentes, en el que, lejos de cualquier noción de inevitabilidad, numerosos actores tuvieron ocasión de optar entre diferentes posibilidades, que generaron consecuencias de significación. Quienes sustentan esta línea explicativa llaman la atención sobre un conjunto de procesos que se inician tras la muerte de Stalin (Dallin, 1992): 1) el aflojamiento de los controles, que se manifestó en el fin de la política de terror y en la aparición de fisuras en el sistema de partido único; 2) el incremento de la corrupción, que se extendió hasta abarcar desde las capas privilegiadas hasta los trabajadores más modestos, involucrados en un sistema de “favores” que funcionaba fuera de los canales oficiales; 3) la erosión del “fervor ideológico”, particularmente entre los grupos dirigentes, acompañada de una fascinación creciente respecto de los modelos culturales e ideológicos occidentales; 4) las demandas de una sociedad en rápido cambio, que exigía mayores cotas de libertad individual y de participación; 5) la apertura al mundo occidental, con su retórica defensa de los derechos humanos y la tentación de su prosperidad material, y 6) la visible declinación económica y la brecha tecnológica ampliada respecto de Occidente. Sin embargo, se afirma, la suma de estos factores no alcanza para explicar el acelerado derrumbe; es preciso introducir la idea de que las reformas puestas en marcha por Gorbachov fueron una causa fundamental; en pocas palabras, “no fue la desestabilización la que precipitó los cambios radicales, sino que los cambio radicales precipitaron la desestabilización” (Gooding, 1992). Tomado de ARÓSTEGUI, J., BUCHRUCKER, C., SOBORIDO, J., (Dir.), El mundo contemporáneo: Historia y Problemas, Biblos-Crítica, Barcelona, 2001
La política, tanto la alta como la baja, causaría el colapso eurosoviético de 1989-1991. (…) De donde quiera que viniese la presión para el cambio en la Unión Soviética, no fue del pueblo. (…) De hecho vino, como tenía que venir, de arriba. (…) La Unión Soviética bajo Gorbachov cayó en la sima cada vez más amplia que se abría entre la glasnost y la perestroika. …Lo que condujo a la Unión Soviética con creciente velocidad hacia el abismo fue la combinación de glasnost, que significaba la desintegración de la autoridad, con una perestroika que conllevó la destrucción de los viejos mecanismos que hacían funcionar la economía, sin proporcionar alternativa, y provocó, en consecuencia, el creciente deterioro del nivel de vida de los ciudadanos. El país se movió hacía una política electoral en el mismo instante en que se hundía en la anarquía económica. Por primera vez desde el inicio de la planificación, Rusia no tenía, en 1989, un plan quinquenal. Fue una combinación letal, porque minó los endebles fundamentos de la unidad económica y política de la Unión Soviética. Como la URSS había ido evolucionando progresivamente hacia un a descentralización administrativa (…) sus elementos se mantenían unidos sobre todo por las instituciones a escala de la Unión, como eran el partido, el ejército, las fuerzas de seguridad y el plan central.
…A pesar de lo corrupto, ineficaz y parasitario que había sido el sistema de partido único, seguía siendo esencial en una economía basada en un sistema de órdenes. La alternativa a la autoridad del partido no iba a ser la autoridad constitucional y democrática, sino, a corto plazo, la ausencia de autoridad. …La fractura nacionalista estaba, potencialmente, dentro del sistema, si bien, con excepción de los tres pequeños estado bálticos, el separatismo era algo impensable antes de 1988… La desintegración económica ayudó a acelerar la desintegración política y fue alimentada por ella. Con el fin de la planificación y de las órdenes del partido desde el centro, ya no existía una economía nacional efectiva, sino una carrera de cada comunidad, territorio u otra unidad que pudiera gestionarla, hacia la autoprotección y la autosuficiencia o bien hacia los intercambios bilaterales. Tomado de HOBSBAWM, E., Historia del Siglo XX, Buenos Aires, Crítica, 2005