ANEXO 18 «TALITA KUM » Resulta sumamente inspirador, como educadores, el trato que Jesús tuvo con una muchacha de unos 12 años, hija única de un jefe de sinagoga llamado Jairo. Este relato se encuentra en Lc. 8, 40-56, y nos regala algunas claves a partir de las cuales podemos encuadrar nuestra pedagogía para que, más allá de nuestro lugar institucional o nuestra forma de concebir lo educativo podamos ser fieles al estilo de relación que el Maestro propone. - Pedir por ellos: Si repasamos el texto, en principio vemos al padre de la niña que se acerca a Jesús y le suplica por su vida. Este es un gesto que nos identifica y nos interpela. Necesitamos acercarnos a Jesús y suplicarle por las vidas de las y los preadolescentes para que encuentren la oportunidad de crecer con entusiasmo y cariño. 152
- Jesús nos da la clave… BASTA QUE TENGAN FE: Jesús dice, en medio del desconsuelo y el desencanto: “no teman, basta que tengan fe”. En nuestra tarea de acompañar en el crecimiento a preadolescentes estamos invitados por Jesús a confiar en el regalo de la fe. - Un trato delicado, respetuoso de la intimidad personal: Jesús no dejó entrar donde estaba la niña más que a unas pocas personas. Este es un gesto delicado, sensible y respetuoso de la intimidad de la niña, y es inspirador del cuidado que debemos tener en nuestra tarea, puesto que ellos están expuestos a la vergüenza, tal vez más que cualquier otra persona que se encuentre en otra etapa de la vida. - Ni deprimidos ni ajenos: Aunque Jesús dijo que sólo estaba dormida, todos estaban seguros de la muerte de la niña, por eso muchos lloraban mientras que otros se reían de la “ingenuidad” de Jesús. Esta actitud nos revela dos actitudes distintas. Por un lado la desconfianza; unos se entristecen por lo que ya no esperan, y otros se burlan de quienes esperan lo que ellos ya han dejado de esperar. En cambio, Jesús confía. Y ese es el camino que nos propone para superar esa trampa que nos puede conducir a la depresión o a la burla indiferente ante el desarrollo de la vida de los demás. - Un ejercicio legítimo, tierno y auténtico de la autoridad: Jesús se acercó a la niña y le tomó la mano. Estableció con ella una relación cercana, íntima… todo eso fue comunicado no verbalmente, sino con actitudes. Al mismo tiempo le dijo “Talitha Qum”, que quiere decir “niña, levántate”. A la niña le volvió el aliento y se levantó. De un modo seguro, tierno y confiado la impulsó a ponerse de pie para integrarse a la corriente de la vida. También nosotros debemos ser para los preadolescentes estos maestros legítimos, serenos, tiernos y auténticos. - Preocupación por lo primordial: Apenas despierta la niña, Jesús se preocupó por su salud física. Pese al asombro de la gente, él invita a que den de comer a la niña. Esta actitud tan atenta nos invita a mirar permanentemente lo primordial, la vida de las y los preadolescentes; y tratar de descubrir sus necesidades reales y concretas.