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Línea 2. Gobernanza e institucionalidad cultural. Políticas culturales para el desarrollo
El tratamiento y la situación de la cultura en el conjunto de las estructuras de los Estados modernos incide en su presente y condiciona su futuro, pero también en la posibilidad de incorporar la cultura como un potencial para el desarrollo sostenible.
La situación socioeconómica y política, los conflictos internos y la ausencia de estabilidad política pueden generar debilidad en la función del Estado como garante de los derechos culturales, la defensa de sus identidades culturales y en el fomento de un sector cultural moderno.
En un contexto de creciente globalización e interdependencia, la defensa de la idiosincrasia cultural y su capacidad de interlocución con otras culturas adquiere una importancia para la cohesión interna y para mantener el principio de la diversidad cultural como patrimonio de la humanidad. Reforzar las estructuras de la institucionalidad pública de la cultura es un elemento imprescindible de cualquier sociedad para enfrentarse a procesos de desarrollo.
Disponer de marcos normativos y legislativos, establecer diferentes instrumentos de gestión y la correspondiente generación de capacidades institucionales para los diferentes niveles de la administración local, regional y nacional se convierten en apremiantes necesidades para aprovechar los activos y recursos de los que cada sociedad dispone.
En este sentido, los países socios (o contrapartes) de la cooperación internacional pueden identificar que la ayuda a la consolidación de una institucionalidad cultural y sus referentes legislativos son un elemento importante para superar las desventajas y proyectarse al futuro. Reforzar la institucionalidad cultural permite una mayor participación activa en las políticas de desarrollo local, nacional y continental, incorporando la cultura en las necesarias contribuciones de todos los sectores en la lucha contra la pobreza y el desarrollo humano sostenible.
Una institucionalidad democrática permite una mayor participación cultural de la población por medio de canales de incidencia en la toma de decisiones en un proceso de configurar una ciudadanía cultural sobre la base del respeto a los derechos humanos y culturales.
Los agentes culturales, y otros actores sociales, cuentan con más oportunidades y seguridad cuando su entorno dispone de un conjunto de políticas culturales articuladas con herramientas de gobernanza, seguridad jurídica y mecanismos de participación, reforzando el papel de la sociedad civil como motor representativo de la pluralidad cultural.
Las acciones en la cooperación internacional en pro de la gobernanza cultural en los países socios permiten reforzar el papel del Estado en la defensa del interés general, aspectos tan importantes como la memoria colectiva, la conservación de su patrimonio y la tradición cultural. De la misma forma, puede ayudar a las dinámicas más amplias disponer de un sector cultural moderno capaz de incidir en el desarrollo local y proyectar sus formas culturales en el contexto nacional e internacional.
Estas circunstancias inciden directamente en la posibilidad de incorporar la cultura a las políticas públicas de desarrollo y a la salvaguarda de la diversidad cultural a nivel global.
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1. Portada de la guía metodológica del proyecto Incubadora de ideas en cultura de paz con enfoque diferencial, Colombia, 2017. 2. Cartel del proyecto Mujer por derecho: Escuela de formación en herramientas para el empoderamiento político de las mujeres, Colombia, 2018-2019.
Libertad cultural
El desarrollo humano es el proceso por el cual se amplían las opciones de la gente para que esta haga y sea lo que valora en la vida. Los Informes sobre Desarrollo Humano anteriores se han concentrado en la expansión de las oportunidades sociales, políticas y económicas que permiten ampliar estas opciones. Han explorado las formas en que las políticas de crecimiento equitativo, de expansión de las oportunidades sociales y la profundización de la democracia pueden mejorar estas opciones para toda la gente.
Sin embargo, otra dimensión del desarrollo humano, difícil de medir e incluso de definir, también reviste una importancia fundamental: la libertad cultural es clave para que las personas puedan vivir de la manera que desean. El progreso de la libertad cultural debe ser un aspecto primordial del desarrollo humano y esto requiere ir más allá de las oportunidades sociales, políticas y económicas, puesto que estas no garantizan la libertad cultural.
La libertad cultural implica permitir a las personas la libertad de escoger sus identidades —y de llevar la vida que valoran— sin ser excluidas de otras alternativas que les son importantes (como las correspondientes a la educación, la salud o las oportunidades de empleo). En la práctica, existen dos formas de exclusión cultural. En primer lugar, está la exclusión por el modo de vida, según la cual se niega el reconocimiento y la cabida al estilo de vida escogido por un grupo en particular e insiste en que los individuos de una sociedad deben vivir exactamente como sus demás miembros. Entre los ejemplos, se incluyen la opresión religiosa o la insistencia en que los inmigrantes abandonen sus prácticas culturales y lengua materna. En segundo lugar, se encuentra la exclusión de la participación, cuando las personas son discriminadas o sufren una desventaja en cuanto a oportunidades sociales, políticas y económicas debido a su identidad cultural.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2004). Informe sobre Desarrollo Humano 2004. La libertad cultural en el mundo diverso de hoy. Madrid: Mundi-Prensa.
Tipologías de las intervenciones en esta línea de la Cooperación Española
1. Identificación y asesoramiento para la implementación de una institucionalidad cultural adaptada a la realidad de cada contexto. Realización de estudios y diagnósticos sobre la situación del sector cultural.
2. Apoyo a la configuración de marcos legislativos y normativos en el sector cultural que permita defender y apoyar a la sociedad civil y el sector cultural en la creación, conservación del patrimonio, producción, difusión y proyección exterior.
3. Respaldo al diseño, elaboración o adaptación de las políticas culturales en lo local, regional o nacional para una mayor eficiencia en clave de desarrollo sostenible y en la defensa de los derechos culturales.
4. Facilitación de la presencia de los Gobiernos, y de su sector cultural, en los acuerdos internacionales y las dinámicas multilaterales relacionadas con la cultura.
5. Contribución al fortalecimiento de las organizaciones culturales y a la participación de la ciudadanía en la vida cultural interna y en la cooperación internacional.
6. Estimulación de sistemas específicos de atención a grupos sociales de especial atención o en situación desfavorecida y a la reducción de la brecha social en el acceso a la cultura.
7. Ayuda para el cumplimiento de los compromisos internacionales principalmente en el campo del patrimonio cultural, diversidad
3. Exterior de La Casa Tomada, espacio de creación, producción e investigación impulsado por el Centro Cultural de España en San Salvador en colaboración con colectivos e iniciativas de la sociedad civil salvadoreña. La Casa Tomada estuvo activa entre 2011 y 2019.
4. En 2009 AECID apoyó a la Intendencia Municipal de Montevideo en la rehabilitación del inmueble que acoge la Casa de la Cultura Afrouruguaya.
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cultural, derechos, protección de la creatividad y los derechos de autor.
8. Fomento de la presencia de las diferentes formas culturales del país en la esfera global y en los mercados internacionales de las expresiones culturales locales y nacionales.
Algunos ejemplos significativos de proyectos y actuaciones en esta línea de intervención:
• Acciones de apoyo a la estructuración y mejora de la institucionalidad cultural.
Cuba (Centro de Coordinación para la Colaboración Internacional a la Cultura Cubana (CCCICC)); Ecuador, El Salvador, Perú, Mali, Níger, Mozambique, Namibia (Diseño de políticas públicas culturales y de fortalecimiento institucional de los ministerios de Cultura); Guatemala (Seminario sobre diseño de planes estratégicos en cultura); Níger (Fortalecimiento de las capacidades del Museo Nacional Boubou Hama); Paraguay, Perú (Apoyo en la redacción de legislación cultural); Haití (Proyecto de refuerzo institucional en materia de cultura y conservación del patrimonio para el desarrollo).
• Facilitación de dinámicas multilaterales y acuerdos internacionales relacionadas con la cultura. Apoyo a los Gobiernos de los países socios para la ratificación de diferentes convenciones de la UNESCO; Apoyo al desarrollo de las actividades del Observatorio de Políticas Culturales en África (OCPA); Subvención de Estado a la Unión Africana; Carta Cultural Iberoamericana y Programas Cumbre (SEGIB).
• Fomento de la participación cultural ciudadana.
El Salvador (La Casa Tomada / Rescate de la memoria histórica para la construcción de una cultura de paz en El Salvador); Colombia (Incubadora de ideas en cultura de paz con enfoque diferencial / Mujer por derecho: Escuela de formación en herramientas para el empoderamiento político de las mujeres); Uruguay (Proyecto de la Casa de la Cultura Afrouruguaya).
• Apoyo en la creación de infraestructuras y espacios para la cultura.
Uruguay (Espacio de Arte Contemporáneo); Mozambique (Instituto Superior de Artes e Cultura (ISArC)); Recuperación y adaptación de edificios singulares para usos culturales en diferentes países (ver línea 5).
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5. Museo Nacional Boubou Hama de Níger. En 2009 la Cooperación Española subvencionó un programa para el fortalecimiento de las capacidades del Museo.