Martirio
por Eloisa Vaello Marco Nosotros perdonamos a los asesinos desde el primer momento, pero es indispensable que se conozca la verdad para que no se repita. Padre Tojeira
M
artirio, es un homenaje del Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV) a los mártires de la UCA en su 30 aniversario, y también, por extensión, un homenaje a todos los mártires de la Guerra Civil de El Salvador. Un homenaje a tantos muertos en una guerra fratricida; más de 75.000 fallecidos, la mayoría civiles, y más de 9.000 desaparecidos. Los números importan porque detrás de cada uno de ellos, hay personas, hay familias, hay dolor y hay duelo. La masacre perpetrada en la Universidad Simeón Cañas (UCA) en 1989, que acabó con la vida de seis sacerdotes de la Compañía de Jesús y dos empleadas de la universidad, no fue la más importante en número de fallecidos dentro de la guerra salvadoreña, pero sí fue, por el momento en que ocurrió y por su repercusión internacional, la que supuso un punto de inflexión en el devenir de la guerra. De eso fueron responsables los jesuitas asesinados que, hasta el último segundo de su vida, defendieron que la única salida a la guerra devastadora que asolaba el país, era la paz. Esa fue la causa de su muerte. Eso, y una continua labor de la UCA en la denuncia de las injusticias, las desigualdades y la pobreza que eran rasgo intrínseco y estructural de la organización económica y política del país. La repercusión de esta masacre supuso un aumento de foco internacional sobre la guerra de El Salvador y, sobre todo, en los métodos que las Fuerzas Armadas eran capaces de emplear, con el apoyo de la oligarquía local y de Estados Unidos, para mantener sus privilegios los unos y su cruzada «anticomunista» los otros. Escribo estas líneas cuando en España se acaba de condenar al coronel Inocente Montano por los crímenes de la UCA. Y esta noticia ha sido un gran alivio y una gran dosis de esperanza en que es posible hacer justicia. Pero al mismo tiempo, no deja de abonar un poso de tristeza cuando vemos lo que ha costado, en vidas y en años de lucha ante diferentes tribunales, poder sentar a uno de los responsables intelectuales de los asesinatos. Más de 30 años, dos intentos de juicios frustrados en El Salvador, otro intento en Estados Unidos, una 15