´ FEDERAL DE POLICIA ´ UNION
“Para José Luis Borges existe un orden, el criminal lo altera, aparece el detective y resuelve, y el orden regresa” pre estuvo presente, como ya apunté con Sherlock Holmes. Sin embargo, esto se produjo por varios motivos. Me ceñiré principalmente a dos. El primero había sido el caso de O. J. Simpson, donde al jugador se le declaró no culpable de las muertes de su exmujer y su acompañante en 1994, porque la evidencia basada en el ADN era dudosa. Eso, unido a la desastrosa custodia del escenario del crimen, señalaba la necesidad de cuidar estos extremos. El segundo fue la entrada en escena de un nuevo héroe, el investigador forense, frente al rudo policía. La ciencia como nuevo elemento se unía a la razón y al contacto con la realidad. Un nuevo rol en el que ya no se necesitaba varones que corrieran detrás de los malos, sino hombre y mujeres que combinarán la ciencia con el arte de la investigación racional y lógica.
Situación actual En esto momentos, ninguna de las variantes de los héroes citados ha muerto. Todos conviven
En la imagen, el autor Alejandro M. Gallo en un acto literario
en feliz armonía. Hay autores que continúan cultivando el héroe racional y solitario que resuelve todo desde sus células grises o su intuición, como el comisario Jean Baptiste Adamsberg, de Fred Vargas o, en España, a Eugenio Fuentes y su detective Cupido. Por otra parte, el hard-boiled de entreguerras tiene en James Ellroy y en toda la novela negra escocesa, principalmente en Alan Parks, a sus mejores representantes. El estilo neopolar continúa vivo en los textos de Dominique Manotti, que se inició en 1995, con Sombre Sentier. La cepa mediterránea pisó fuerte con Andrea Camilleri, que creó al comisario Montalbano en La forma del agua, 1994. Al que le siguió Petros Markaris con Noticias de la noche, en 1995, y su comisario Jaritos.
Revista de ciencias policiales de UFP
Héroe colectivo Múltiples series han continuado la estela de Canción triste de Hill Street y del héroe colectivo como verdadero protagonista, donde destaca el escritor, guionista de cine y exsargento del Departamento de Policía de Los Ángeles, Joseph Wambaugh, que su obra Hollywood Station se convirtió en otro ejemplo al dibujar la Policía como un héroe colectivo. También se dan obras en las que se cruzan varios estilos, así tenemos a Patricia Cornwell con su forense femenino Kay Scarpetta. Es, pues, un género vivo, que fagocita al resto y muta dentro de sí mismo, al igual que sus héroes. (*) Alejandro Gallo es doctor en Filosofía, escritor y comisario-jefe de la Policía Local de Gijón
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