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30 años del Festival
Por: Flora QuiJano uPegui
“Hubo
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Así, con esta leyenda alegre en la contraportada salió la primera programación de El Gesto Noble, y así como la imagen de una planta obstinada brotando en una grieta del cemento, su sola existencia, desde su nacimiento en aquel noviembre de 1993, fue y sigue siendo un milagro de la Vida. ¿Cuán grande habrá sido el asombro de las personas que vieron salir por primera vez de esa casa de familia en el Barrio Berna al puñado de saltimbanquis y teatreros que conformaron la primera comparsa? Con ese mismo desfile inició la avanzada artística de los jóvenes de Teatro Tespys para tomarse las calles de El Carmen de Viboral en un acto de resistencia jovial, tentando a la muerte y a los peligros naturales que conlleva desafiar la tradición de un pueblo hundido en el silencio sacro.
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El avance de los años, si bien al principio pareció traer sólo dificultades para el festival, entre faltas de financiación y los latigazos constantes del conflicto armado, luego se encargó de recompensar la constancia de sus conspiradores trayendo consigo reconocimiento a nivel regional, departamental, nacional e internacional, y aún más importante, grupos teatrales de lugares diversos y con ellos, grandes amistades que al día de hoy permanecen en el tiempo y han contribuido a que El Gesto Noble mantenga su esencia comunitaria de nacimiento por encima de otros intereses.
Este sueño persistente de los Quijotes y Sanchos de Teatro Tespys reposa en la memoria afectiva de personas locales y externas como una muestra de que es posible salir victoriosos en firme comunión amistosa ante las taras de una sociedad conservadora, ante el olvido de las instituciones públicas y ante la muerte misma.
Y así como el pueblo y sus habitantes han sentido en carne propia el lento desarrollo de esta gesta artística, ¿cómo se han transformado también las vivencias de los artistas, teatreros y teatreras que han puesto pie en el festival? Para responder a esta pregunta acudí a la colaboración de cuatro figuras recurrentes en la historia de El Gesto Noble, cuyas experiencias diversas ayudaron y siguen ayudando a crear nuevas conexiones en el gran entramado polifónico que es la memoria de esta Fiesta.
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El primer entrevistado, Patricio
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Estrella Cahueñas, actor, director y dramaturgo ecuatoriano del grupo Espada de Madera, recuerda sobre su primer acercamiento físico a El Gesto noble: “Recibí una invitación para trabajar en otro festival, en La Fanfarria, precisamente en Medellín y hubo unas extensiones a otros territorios y decían que me presentaba en El Carmen, con una obra que había estrenado, que se llamaba La Maleta de la Abuela Enriqueta. Entonces vi en el mapa […], y estaba buscando, ¿no? en internet, dónde es El Carmen y me mandaba para el norte, a la selva; y es que había un montón de Carmen y dije ´voy a tener que viajar mucho´, […] y, luego fui a El Carmen y era el Carmen de Viboral. Estaba tan cerquita de Medellín y, claro, yo no sabía que este era el festival El Gesto Noble, estaba súper confundido hasta que vi a Kamber y dije ´¡Guau! Por fin vengo a este festival` y, digo, el enamoramiento fue a primera vista […] fue realmente un encuentro amoroso a través del teatro y ese encuentro obviamente se quedó grabado para siempre y las nuevas amistades, conocer el equipo de Tespys que organizaba y sostenía en esa parte tan álgida que hace algunos años era. Entonces dije ´esto es un ejemplo de lucha, de tenacidad, es un ejemplo de seres, hombres, mujeres que sueñan con utopías y que, a través del arte, la cultura y el teatro pueden abrir un espacio en los corazones de los seres humanos´.
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Elkin Argiro Estrada, actor y director en los colectivos carmelitanos Teatro Tespys y Teatro Farzantes, nos cuenta sobre las memorias que conserva de aquella participación suya, en la cual estuvo presente no solo como actor, sino también como miembro del comité logístico: “Bueno, de esa primera participación me queda como la vivencia de que era como una fiesta nueva para mí, para el teatro de El Carmen, de ver obras de otras partes, grupos que no conocía, de ver el teatro como un sueño; y creo que eso es lo que busco cuando veo una obra de teatro, ver como un sueño y en esas obras pues yo lo vivía así porque no desentrañaba todavía la estructura de esos sueños, ahora que tengo un poco más de razón y de experiencia con el teatro y que puedo desestructurar la formación, la hechura de alguna de las obras, pues no son tan soñadas. Pero hay unas que también me siguen deslumbrando igual que la primera vez. Bueno, recuerdo también mucho la gestión, como las buenas nuevas de que nos apoyaban para hacer el festival así fuera con doscientos mil pesos, con cincuenta mil, con veinte mil, entonces era como muy gratificante saber que también había apoyo para ello”.