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El teatro comunitario como transformador de realidades

en el preámbulo del inicio de la fiesta escénica se llevó a cabo esta semana el taller Viaje al Corazón de la semilla, que fue orientado por el reconocido dramaturgo mexicano Jaime Chabaud. El énfasis de esta experiencia, si bien continuó por la senda de la creación colectiva, esta vez se marcó desde la construcción dramatúrgica. Chabaud, quien tiene un amplio recorrido y un gran conocimiento del teatro comunitario, propuso a los asistentes el ejercicio creativo donde se movilizan las neuronas como técnica que estruja los cerebros para generar peripecias dentro de la estructura dramática. También planteó el método de la escritura frenética y vertiginosa capaz de generar una situación que hace vibrar al espectador; de esta manera proporcionó a los participantes del taller, herramientas para la formación de una dramaturgia colectiva comunitaria.

Jaime Chabaud se ha adentrado en las historias de comunidades que a través de la pedagogía teatral han superado el silencio y los rezagos de la subalternidad. Es valioso acercarnos a las motivaciones y orígenes del teatro comunitario en el director, dramaturgo y formador Jaime Chabaud, a quien le hemos pedido desde la curiosidad que nos permita saber ¿cómo conoció el teatro comunitario?

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Jaime Chabaud nació en Tucumán provincia de México, y nos cuenta que en 1985 conoció el Laboratorio de Teatro Comunitario Campesino de

Oxolotán Tabasco, que dirigía Alicia Martínez Medrano. “Era un laboratorio con puestas en escena enloquecedoras, unas Bodas de sangre con cincuenta actores en escena, en un escenario que era de cuatro mil metros, con una montaña atrás y caballos”, rememora. Fue ahí donde conoció “una verdad brutal -explica-, no es que no la hubiera visto en el teatro, sino que era otro tipo de verdad, era una cosa tan genuina de los indígenas Chontales de Tabasco, que además mezclaban el español y la lengua chontal; los vi en otro montaje que se llama la tragedia del jaguar, escrita por un indígena, Auldárico Hernández Gerónimo, obra hablada en su mayoría en chontal. Eso me maravilló, vi unas posibilidades de una comunidad transformada por el teatro, porque era una población super pequeñita y una organización en el Laboratorio Comunitario Teatral Indígena que trabajaba con otras comunidades”.

También estaba el Teatro comunitario de los Volcanes en México al que se acercó alguna vez de forme efímera, porque después se dedicó a su vida profesional, a escribir teatro y ser guionista de cine.

Años más tarde conoció a Orlando Cajamarca, director de Esquina Latina, con quien compartió un curso orientado por José Sanchis Sinisterra. “Orlando me invitó en 2001 a Colombia y me enamoré de una colombiana. Conocí el trabajo de Esquina Latina, llegaron a tener en el Valle del Cauca 36 grupos comunitarios de su red. Me sigue pareciendo uno de los teatros comunitarios más ejemplares de América Latina”, reconoce el autor de más de 130 obras dramáticas.

Con Marisol, su compañera, creó la compañía Mulato Teatro. “En 2010 compramos una casa en el municipio de Tlaltizapán Morelos, muy pronto algunas personas se acercaron a nosotros, nos decían que hacían teatro. Iniciamos con ellos un proceso pedagógico y luego realizamos el montaje de Estampas Zapatistas, esa zona fue muy importante para la revolución mexicana y el teatro muy importante para que la comunidad cuente su propia narrativa”, expone. Mientras comparte con el puñado de jóvenes que asisten al taller, le preguntamos por la función del teatro comunitario como transformador de realidades. “Totalmente -dice sin dudarlo-, la transformación comienza con los individuos que se integran al grupo de teatro, por ejemplo, a pesar que llevaban muchos años haciendo teatro sin guía, en este caso de profesionales. Ellos inician con las pastorelas, que son prácticamente la anunciación y natalicio de cristo; también hacen el viacrucis y la pasión y muerte de Jesucristo, después cuando nosotros y ellos nos acercamos, descubrimos con curiosidad y sorpresa que ninguno de ellos, ni mujeres, ni hombres pueden sostener la mirada, la transformación se da desde ahí, desde aprender a conectar con la mirada, y también el tema de la voz, algo que nos sorprendió mucho, es que tienen voces muy chiquitas, hubo que trabajar la voz. Caímos en cuenta de algo: les han quitado la palabra por más de 500 años, les han negado la posibilidad de expresarse, de tener la voz, aunque griten porque también es una comunidad de guerreros. Ha sido un trabajo transformador, que ahora los niños te puedan ver de frente, puedan hablar, que ahora los escuches desde treinta metros porque han trabajado la voz, porque no tenían ningún problema con su aparato fonador, observamos en ellos una transformación vital en la adquisición de seguridad, autonomía un saber ser personas de valía”.

En esta nueva versión del Festival los grupos locales nos traen una interesante mezcla de diversidad y tradición que, seguramente, colmará de sorpresas a los espectadores. Además, se presentarán por primera vez el grupo Corpórea Teatro con su obra Erendira, manifiesto menstruante y la Cantaleta Paisa, con una puesta en escena que revive la tradición oral antioqueña. A continuación, la lista completa de los grupos y obras que harán su arribo a los escenarios.

Teatro Tespys con Lunático

escrita y dirigida por Patricio Estrella, director y dramaturgo del grupo La Espada de Madera de Ecuador. La obra, en palabras de Alejandro, uno de sus actores principales, utiliza como recurso narrativo el mito de la caverna de Platón para develar a cinco personajes esperpénticos intentando detener las goteras que inundan el zarzo donde viven. Al final, la muerte simbólica de uno de ellos pone en evidencia la realidad de un país que se desangra a causa de la locura y el poder.

Podrán verla el sábado 15 de julio, a las 10:00 pm, en Casa de Teatro Tespys.

Corpórea Teatro con Erendira, manifiesto menstruante

una puesta en escena que se propone reivindicar el cuerpo como territorio, a través de la fuerza de la intuición y resiliencia femeninas, para reinventar los imaginarios sociales y generar nuevos lenguajes que permitan desmitificar las creencias en torno al ciclo menstrual. La obra es creada y dirigida por Estefanía Muñoz.

Podrán disfrutar de esta obra el martes 18 de julio, a las 10:30 pm, en Teatro Farzantes.

Teatro Estudio con Cuatro cuentos cortos para tres tristes tigres gracias a la adaptación y dirección de Carlos Soto, cuatro cuentos de la literatura universal y nacional tejen los hilos de esta interesante propuesta, donde la literatura se fusiona con la música hecha en escena, la narración oral y el teatro. Como informa el grupo en su página web, «esta obra es el resultado de un trabajo de casi dos años alrededor de la literatura y las lecturas realizadas por Teatro Estudio en su interés por estudiar el teatro y los lenguajes que lo enriquecen».

Podrán vivir esta propuesta teatral el miércoles 19 de julio, a las 10:00 pm, en Teatro Estudio.

Escuela Ballet House con Cosmética para voyeristas una experiencia estética que explora el erotismo y el apetito de los cuerpos desde el arte de la improvisación y la concepción de la autorreferencialidad como principales motores creativos de la danza contemporánea. La puesta en escena hizo parte del proyecto Cuerpo Sujetado, ganador del Programa Iberescena en la línea de Ayudas a la creación en residencia 2023. La coreografía está a cargo de Alejandro Pérez.

Podrán disfrutar de esta experiencia estética el jueves 20 de julio, a las 10:30 pm, en la Escuela Ballet House.

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