Campo de estacas Carlos López Degregori Prólogo de Piedad Bonnett
Programa de mano Pablo Montoya Prólogo de Eduardo Chirinos
Ramón Cote Baraibar
OTROS TÍTULOS DE LA COLECCIÓN
RAMÓN COTE BARAIBAR
HÁBITO DEL TIEMPO
la naturaleza es una historia desembarazada de la costumbre cotidiana. El hombre reconoce su propio ser como un extrañamiento que asalta al texto: un atardecer en la playa con su hija, el accidente de su maestro en un lago congelado, el recuerdo de un poeta perdido en un volcán, el encuentro con un cementerio de trenes son los detonantes para la extrañeza. En esas revelaciones Ramón Cote se hunde en el abismo de la naturaleza y del hombre, de la cosa y la palabra. El asombro lo borra todo, lo sumerge en la oscuridad y lo rescata lavado y nítido para ofrecernos una historicidad más alta, cifrada por la más diáfana belleza. Su poesía tiene la suficiente contención expresiva para transparentar la paradójica contención del hombre moderno. Jorge Cadavid n esta poética
HÁBITO DEL TIEMPO
Ramón Cote Baraibar
Coloquio de los animales Eduardo Chirinos
COLECCIÓN POESÍA
Prólogo de Fernando Iwasaki
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Nació en Cúcuta, Colombia, en 1963. Es historiador del arte de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los libros de poesía Poemas para una fosa común (1984), Informe sobre el estado de los trenes en la antigua estación de Delicias (1991), El confuso trazado de las fundaciones (1992), Botella papel (1999), Colección privada (2003), ganador del premio de poesía Casa de América de Madrid, y Los fuegos obligados, ganador del XXIII Premio Unicaja de poesía. Ha publicado recientemente Como quien dice adiós a lo perdido (2013). Además, es autor de Diez de ultramar (1992), antología de la joven poesía latinoamericana; de los libros de cuentos Páginas de enmedio (2002) y Tres pisos más arriba y de la biografía Goya. Viaje al centro de la sombra (2005). En el 2007 se publicó su Antología esencial de la poesía colombiana del siglo XX. Sus poemas, así como sus reseñas y críticas sobre arte y literatura, han aparecido en numerosas revistas nacionales e internacionales.
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HÁBITO DEL TIEMPO Antología
1984-2013
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Facultad de Ciencias Sociales
Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana © Ramón Cote Baraibar Miembros del comité editorial: Giovanni Quessep Ramón Cote Baraibar Federico Díaz-Granados Cristo Rafael Figueroa Sánchez Juan Felipe Robledo Primera edición: diciembre del 2014 Bogotá, D. C. isbn: 978-958-716-735-1 Número de ejemplares: 200 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7ª núm. 37-25, oficina 13-01 Edificio Lutaima Teléfono: 3208320 ext. 4752 www.javeriana.edu.co/editorial
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Cuidado de texto: Óscar Daniel Campo Becerra Diseño de pauta gráfica: Ignacio Martínez-Villalba Diagramación: María Victoria Mora Diseño de carátula: Ignacio Martínez-Villalba Impresión: Javegraf
MIEMBRO DE LA
ASOCIACIÓN DE UNIVERSIDADES CONFIADAS A LA COMPAÑIA DE JESÚS EN AMÉRICA LATINA
RED DE EDITORIALES UNIVERSITARIAS DE AUSJAL www.ausjal.org
Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin la autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana
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CONTENIDO
LA RESONANCIA DE LA MATERIA Por Jorge Cadavid 11
POEMAS PARA UNA FOSA COMÚN Fundación 17 Antiguo retén 18 Antes de llegar al páramo 19 Poema que recuerda a Carl Sandburg 21 La soledad luminosa 22 Retrato de Vallejo, en voz baja, acompañado por la muerte 24 Blake, con bicicletas 25 Cementerio de Suba 26 Carta rota 27
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EL CONFUSO TRAZADO DE LAS FUNDACIONES Primeros poemas a un colegio 31 El fuego de los significados 34 Desaparición de la infancia 35 No hay acueducto solitario 36 El que vuelve a lo perdido 37 Elogio de las puertas 38 Expedición botánica 39 Atribuible a Jacques Prévert 40 Espacios de Bogotá 41 Marpisa 43
INFORME SOBRE EL ESTADO DE LOS TRENES EN LA ANTIGUA ESTACIÓN DE DELICIAS I 49 II 50 IV 51 V 52 VII 53 VIII 54
BOTELLA PAPEL Demoliciones 57 Repartidor de carbón 58 Oración anticipada por la muerte del carbonero 59 Zapatería 60 Oración por el zapatero 62 Fotógrafo de los parques 63 Oración por el fotógrafo de los parques 65 Observación del melancólico 66
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Bicicletas de carnicería 67 Oración por las bicicletas de carnicería 69 Muro de la sesenta y siete 70 Oración por el muro de la sesenta y siete 71 Reservas de visibilidad 72
COLECCIÓN PRIVADA Expulsión del paraíso. Masaccio 75 Ginevra Benci. Leonardo da Vinci 76 Res desollada. Rembrandt 78 Jardín de Villa Medicis. Velázquez 79 Un perro. Goya 81 Katia leyendo. Balthus 83 El mundo de Cristina. Andrew Wyeth 85 Alejandro Obregón 86 Luis Caballero 88
LOS FUEGOS OBLIGADOS Sonata del ángel 91 Luna de septiembre 92 Cerezas & granizo 94 Madrid revisited 96 Un perro se despide 98 Encuentro en octubre 99 Tríptico en playa Marbella 100 Nociva nostalgia 103 Serán tu espejo 105 Nido de las águilas 106 Direcciones opuestas 108 Es un decir 110
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COMO QUIEN DICE ADIÓS A LO PERDIDO Para empezar el año 115 Mis contemporáneos (o crisis de identidad tardía) 116 La ciudad de los puentes amarillos 118 Cuándo decidí que esta fuera mi ciudad 119 Futbolistas en la playa 121 Premonición en San Librario 123 Árbol en cuatro tiempos 125 1. El árbol del deseo 125 2. El árbol musical 125 3. El árbol de la pérdida 126 4. El sueño del árbol 126 (Un milagro menos) 127 Las muertes 128 Los ojos suicidas 130 Palmera Bismarkia 132 Procedencia de los poemas 133
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L A R E S O NA N C I A D E L A M AT E R I A
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ESDE su primer libro, Poemas para una fosa común (1984), escrito cuando apenas el autor contaba veintiún años, la poesía de Ramón Cote ya buscaba precozmente en el lenguaje los sedimentos del ser. Allí se superponían naturaleza e historia, música y pensamiento, como lo hiciera notar en su momento el gran poeta español Claudio Rodríguez. Hasta el día de hoy, cada poema suyo tiende a borrar la historicidad del lenguaje, suspendido en eterno presente, con la intuición del instante, la vertical del tiempo detenido. Sus poemas guían la vista, ordenan la respiración, hacen un mapa táctil del recuerdo, capturan la forma del sonido y, por último, nos ofrecen la palabra como el auténtico residuo del silencio. El propósito de Ramón Cote, en esta particular escritura, consiste en recoger la naturaleza cruda del hombre en su estado más puro, en mostrar su frágil equilibrio y la violencia de sus relaciones. En esta poética la naturaleza es una historia desembarazada de la costumbre cotidiana. El hombre reconoce su propio ser
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como un extrañamiento que asalta al texto: un atardecer en la playa con su hija, el accidente de su maestro en un lago congelado, el recuerdo de un poeta perdido en un volcán, el encuentro con un cementerio de trenes son los detonantes para la extrañeza. En esas revelaciones Ramón Cote se hunde en el abismo de la naturaleza y del hombre, de la cosa y la palabra. El asombro lo borra todo, lo sumerge en la oscuridad y lo rescata lavado y nítido para ofrecernos una historicidad más alta, cifrada por la más diáfana belleza. Su poesía tiene la suficiente contención expresiva para transparentar la paradójica contención del hombre moderno. Poesía del conocimiento, de la experiencia intemporal del ser, poesía narrativa que marca el paso de una visión mitologizante a una mirada más realista. La función de la poesía de Ramón es la indagación: la luz muda sobre el cuadro de un museo, el rumor quieto del granizo sobre las cerezas, el maremágnum de la mente en una antigua ciudad revisitada, la dolorosa amnesia de un cronista de Indias, los ojos de un suicida. La enumeración de lo real en esta poética es un intento por inmortalizar el mundo en sus menudas apariciones. En su primera antología titulada Hábito del tiempo, el poeta de Cúcuta nos ofrece treinta años de una pasión intacta. Este tratado de flores empieza con Poemas para una fosa común (1984), libro fundamental para entender su obra como un continuum. Le sigue El confuso trazado de las fundaciones (1991), en el que se intuye la brevedad metafísica de lo real, libro de enigmas y visiones que lleva su voz hasta la madurez. El poeta rescata del olvido para esta antología algunos textos de su original Informe sobre el estado de los trenes en la antigua Estación de Delicias (1991), libro publicado por la prestigiosa editorial Pequeña Venecia de Caracas que revela el asombro frente a un cementerio de trenes en la tradicional estación madrileña de Atocha. La selección que nos ofrece Ramón Cote continúa con Botella papel (1999), salto formal hacia la sobria belleza del
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poema en prosa que anticipa al futuro narrador de cuentos. El historiador del arte, en la brillantez momentánea del detalle, nos ofrece parte de su Colección privada (2003), libro ganador del Tercer Premio Casa de América en el 2003, con el cual se marca una inflexión en el conjunto de su obra. Es quizá el libro más orgánico, en el que el artista plástico se despliega a fondo en ejercicios de écfrasis que nos llevan por míticas salas de exposiciones, desde los clásicos hasta los pintores modernos, en un sentido tributo a Alicia Baraibar, reconocida galerista y madre del poeta. Para retornar al sentido primero y último de la infancia, Cote incluye Los fuegos obligados (2009), Premio Unicaja de Madrid, textos rescatados de las llamas que modulan cierta predisposición clásica. Clasicismo que quizá contenga los ecos de su padre, el gran poeta de la revista Mito, Eduardo Cote Lamus, en su libro La vida cotidiana (1959). Cierra la antología Como quien dice adiós a lo perdido (2013), libro de madurez que celebra los cincuenta años del poeta con la lucidez, la intuición y la vislumbre intactas. Ramón Cote sabe que la poesía nace cuando algo en nuestro interior se rompe. Esta fractura en el poeta se presenta como un tono desgarrado. De esta manera el poema se revela no como una forma de facilidad del lenguaje, sino como un testimonio de su dificultad. De allí el cuidado formal en cada verso, la celosa disposición espacial de un dístico, la particular elección de un versículo. Urdir palabras es la tarea del poeta, alienarse en la materia, ser uno mismo con la materia que se enuncia en los poemas es restituirse a la confiabilidad del verbo. Cote tiene una profunda fe en las inconfortables y necias palabras. Un poema espléndido para el poeta se engasta de un brillo real. Lo nítido no es la transparencia sino la fijeza de un rayo vivo de sol que simultáneamente hace que las cosas sean pero, como en la luz incandescente, desaparezcan en la nitidez de la imagen. Los versos del poeta nortesantandereano dicen y ocultan, aparecen y desaparecen en los ojos del lector. Son
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visiones diluidas de las cosas que sustituyen a las cosas mismas, imágenes visionarias con delirio pictórico, imágenes que asoman y luego se esfuman. Allí está lo oscuro real del origen, lo inefable real del presente, lo real sin figuración del futuro. Las cicatrices que dejó lo real en el tiempo, parecen ser el tema de sus poemas. Allí habita la presencia, la pasión nominalista. Atisbamos los rumores de la poesía en los ecos de unos signos transparentes. JORGE CADAVID
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POEMAS PARA UNA FOSA COMÚN (MADRID, EDITORIAL ARNAO, 1984)
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FUNDACIÓN
Bajo la sombra de una ceiba el hombre construyó su casa –madera cortada por el rumor del río, frescura del aserrín– la tabla se dobló con el paso, la pulsación exacta en el escalón, el aire pasó hecho pájaro entre las jambas, el mar se hizo mujer y fue navegable, una caléndula un cántaro la historia obtuvo una ciudad.
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PROCEDENCIA DE LOS POEMAS
Poemas para una fosa común. (Madrid, Editorial Arnao, 1984). El confuso trazado de las fundaciones. (Bogotá, El Áncora Editores, 1991). Informe sobre el estado de los trenes en la antigua Estación de Delicias. (Caracas, Editorial Pequeña Venecia, 1991). Botella papel. (Bogotá, Editorial Norma, 1992). Colección privada. (Madrid, Editorial Visor, 2003). Los fuegos obligados. (Madrid, Editorial Visor, 2009). Como quien dice adiós a lo perdido. (Bogotá, Colección Los Torreones, 2013).
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HĂĄbito del tiempo se compuso con tipografĂa de la fuente Granjon. Se terminĂł de imprimir en los talleres de Javegraf en el mes de diciembre del 2014.
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Campo de estacas Carlos López Degregori Prólogo de Piedad Bonnett
Programa de mano Pablo Montoya Prólogo de Eduardo Chirinos
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RAMÓN COTE BARAIBAR
HÁBITO DEL TIEMPO
la naturaleza es una historia desembarazada de la costumbre cotidiana. El hombre reconoce su propio ser como un extrañamiento que asalta al texto: un atardecer en la playa con su hija, el accidente de su maestro en un lago congelado, el recuerdo de un poeta perdido en un volcán, el encuentro con un cementerio de trenes son los detonantes para la extrañeza. En esas revelaciones Ramón Cote se hunde en el abismo de la naturaleza y del hombre, de la cosa y la palabra. El asombro lo borra todo, lo sumerge en la oscuridad y lo rescata lavado y nítido para ofrecernos una historicidad más alta, cifrada por la más diáfana belleza. Su poesía tiene la suficiente contención expresiva para transparentar la paradójica contención del hombre moderno. Jorge Cadavid n esta poética
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Coloquio de los animales Eduardo Chirinos
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Prólogo de Fernando Iwasaki
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Nació en Cúcuta, Colombia, en 1963. Es historiador del arte de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado los libros de poesía Poemas para una fosa común (1984), Informe sobre el estado de los trenes en la antigua estación de Delicias (1991), El confuso trazado de las fundaciones (1992), Botella papel (1999), Colección privada (2003), ganador del premio de poesía Casa de América de Madrid, y Los fuegos obligados, ganador del XXIII Premio Unicaja de poesía. Ha publicado recientemente Como quien dice adiós a lo perdido (2013). Además, es autor de Diez de ultramar (1992), antología de la joven poesía latinoamericana; de los libros de cuentos Páginas de enmedio (2002) y Tres pisos más arriba y de la biografía Goya. Viaje al centro de la sombra (2005). En el 2007 se publicó su Antología esencial de la poesía colombiana del siglo XX. Sus poemas, así como sus reseñas y críticas sobre arte y literatura, han aparecido en numerosas revistas nacionales e internacionales.
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