PECES DE INVISIBLES COLORES
PURA MARÍA GARCÍA
VERSOS A UN HIJO
Para Ian, Laia y los seres que, al nacer, llenaron nuestra casa de peces de invisibles colores
Un día, mi casa empequeñeció, decrecieron los espacios sin levantar sospecha. Hubo sonidos al borde de cada esquina, en los armarios… El agua de los grifos contuvo peces de colores invisibles, visibles al trasluz de las cortinas circulares.
Le crecieron al d铆a pr贸rrogas en prorrogadas horas, alcanzando la noche anochecida entre voces. Vinieron recuerdos mezclados con hip贸tesis.
Quise ser oráculo, imaginar a la vuelta del futuro qué recodos guardarían un nosotros con huellas. Un ser pequeño pronunció mi nombre reducido al espacio de dos sílabas quietas, como un eco, como un sueño, como la palma de una mano abierta.
Su voc谩lica llamada requiso mi sonrisa sin violencia, rapt贸 mi boca en besos ante los que no era necesario pensar, pesar, contraponer ni decidir,
s贸lo desear ser boca en la mejilla de su cara, convertirme en su otra voz, en el ayer de su ma帽ana.