Hace unas semanas asistí a una charla en la que Cristina, la madre de Migue, nos habló de él. Me conmovió su ternura, su sensibilidad y su sinceridad. Escuché y admiré a una madre de un niño autista. Migue estaba allí, en las fotos que mostraba Cristina. Y se quedó en mi corazón, para siempre.
He conocido a Migue. Me mira, desde su foto, con unos ojos tan bonitos como curiosos.
Al verle, me ha dado por pensar que el Sol, que es un astro muy listo, ha elegido su cabello para enredar sus rayos y tejer invisibles hilvanes de color dorado.