Qué Pasa Oaxaca Vol. 10

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V O L 10 - G R A T I S / F R E E


Oaxsteady

EL NUEVO ÁLBUM DE LA BYT BAND QUE TE LLEVARÁ POR UN TRANCE “Sesiones al natural”, paisajes sonoros bajo el cielo azul

“Sesiones en vivo”, una experiencia sensorial de arte y música

Entre la espesura de un campo de flores de borla emergen dos trompetistas tocando un ritmo tradicional. Minutos más tarde, la Byt Band da un concierto entre los pasillos tupidos de flores, terciopelo rojo carmín, amarillo, rosa y solferino. Este espectáculo pertenece a una de las “Sesiones al natural”, un proyecto que conjuga locaciones y temas acústicos. En ese paisaje suena el rocksteady, el reggae y el ska. La Byt Band se muestra completamente al natural.

En una casa tradicional de adobe en Santiago Juaxtlahuaca, la Byt Band se reúne con el artista y músico Alejandro Vera. Las máscaras de diablos que él minuciosamente ha elaborado durante años para las danzas y la fiesta de aquella región forman parte de la sesión de música donde la banda y el maestro comparten el arte, la música y la tradición. Ésta es una de las “Sesiones en vivo” que ha dejado su rastro indeleble en el arte del nuevo disco Oaxsteady. En las fotos, los integrantes visten estas máscaras y portan sus instrumentos musicales en forma ritual sobre los paisajes ocres de los valles centrales: bosque, mazorcas, trazos tenues y, al fondo, sembradíos y pueblos.

Estas sesiones enmarcadas en la naturaleza de los Valles Centrales oaxaqueños —Zautla, Huitzo o San Antonino Castillo Velasco— forman parte de una de las iniciativas que la banda lanzó durante la pandemia covid-19 para mantener el vínculo con sus seguidores. Los conciertos realizados completamente al natural, es decir que, sin conectarse a bocinas, con música grabada de manera acústica en una grabadora pequeña y usando celulares generaron dinámicas importantes para continuar tocando y dar a la gente un momento de regocijo con los videos de los conciertos. Cada sesión nos remite al cielo azul limpio, a un trance de metales, cabalgamos hacia el espacio. Te x to : Ju d i th S a nt o p i e t r o Fo to s: G r ego r i o C há v e z

Las “Sesiones en vivo” con artistas y maestros artesanos nace a partir de su idea de vincular la música con figuras como el maestro Alejandro Vera, el maestro Margarito Melchor, de Tilcajete, y el maestro Olegario Hernández, quienes son reconocidos en su círculo, pero poco valorados en otros. En una conversación acerca de los proyectos recientes y su nuevo disco, Zaira Ávalos — batería— y Alejandro Reyes —bajo— consideran que “lo que nos falta como oaxaqueños es empezar a unir esos círculos, si de por sí la música ya vive muy cerca del arte; a nivel de seres humanos no lo hacemos, no tenemos estos vínculos”. En los videos, la música se percibe a través de colores, texturas, del tallado y la pintura, de la arquitectura tradicional, del paisaje sonoro y las sensaciones. En estos conciertos somos invitados a un set con una curaduría espléndida para la ejecución de la música en conjunto con las obras de artistas y artesanos. La Byt Band nos tiene una nueva temporada de estas placenteras sesiones en julio; mientras tanto, nos mantenemos expectantes por saber quiénes serán lxs nuevxs invitadxs.


“Hay temas que son tranquilos como una tarde de lluvia… hay un tema que se llama ‘Armadillo’ que me recuerda a esos viajes que hacíamos con la banda y nos parábamos a comer. ‘Armadillo’ me “Hay temas que sondetranquilos como una tarde lleva al olor del anafre, cuando están haciendo lluvia... hay tema se llama ‘Armadillo’ lasdememelas. Hay un tonos queque siento que son del que me lleva al olor espacio…”, describe Zaira.del anafre, de cuando están

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haciendo las memelas. Hay tonos que siento que son del espacio”, describe Zaira.

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Oaxsteady: un rock muy oaxaqueño A lo largo de estos nueve años, las vivencias sensoriales y acústicas que la Byt Band ha experimentado, la fiesta y la celebración, e incluso un periodo de introspección musical y humana, han derivado en la creación de su cuarto disco Oaxsteady. Zaira y Alejandro nos cuentan que desde su primer disco la gente se preguntaba por el género que tocaban. “Suena como a una banda tradicional oaxaqueña, pero con un ritmo diferente (…) Nos decían que sonaba a rocksteady, pero que no era. Algunos integrantes del grupo Antidoping dijeron que sonaba como reggae, pero oaxaqueño”. Más tarde, mientras festejaban su aniversario con un concierto en el mercado de Tlacolula, un periodista de la Ciudad de México se acercó y les dijo, “es un rocksteady muy oaxaqueño, me atrevería a decir que están haciendo algo muy diferente… Yo lo llamaría Oaxsteady”. Así nace este concepto que da título a su nuevo álbum Oaxsteady, el cual describen como un disco con muchos matices. “Hay temas que son tranquilos como una tarde de lluvia… hay un tema que se llama ‘Armadillo’ que me recuerda a esos viajes que hacíamos con la banda y nos parábamos a comer. ‘Armadillo’ me lleva al olor del anafre, de cuando están haciendo las memelas. Hay tonos que siento que son del espacio…”, describe Zaira. Aunque consideran que no estaban conscientes del sonido que se gestaba al principio, ahora ya lo han encontrado, principalmente el de los metales que vienen de la sierra. Mauro Hernández, trombón, nació en Tlacochahuaya, un lugar donde la música es primordial y donde se encuentra uno de los órganos más importantes de América. Mientras que el trompetista Xaap Nëwex, director de metales, es de Tlahuitoltepec y proviene de una familia que toca música tradicional. Alejandro considera que “el sonido de los metales es el que le da ese sabor más cercano a la música tradicional”, y que el nuevo álbum Oaxsteady “es una fotografía de un Oaxaca contemporáneo. No podríamos generalizar y decir que en Oaxaca se vive mucha cultura reggae, pero es un ritmo tan noble, aparte de que es instrumental, que nos da esa forma de apreciar, de escuchar como un paisaje sonoro lo que es Oaxaca contemporáneo”.

Podemos percibir la madurez musical de cada uno de los seis integrantes, cada quien con su toque especial en el instrumento que ejecutan. Rey Coyote, el integrante más metalero en la guitarra, aporta otras tesituras con ciertas distorsiones en la guitarra. Ha logrado cambiar la energía, le dio otra cara a la Byt Band. “Musicalmente hablando, este disco es más rico, tiene más guiños a ciertas influencias de la música balcánica, la música istmeña, al blues, a la música western, toda la corriente de Ennio Morricone”, dice Alejandro Reyes, integrante de la banda. Gracias al uso de micrófonos hechos a mano y a la producción de Hans Mues, ex guitarrista de Antidoping, lograron captar frecuencias muy particulares en tanto a metales y a la batería, crearon un álbum en una especie de trance comunal. “Se grabó adentro de una cabaña, un estudio de adobe, que es uno de los mejores materiales para grabar acústico —la batería y los instrumentos de viento—. Eso nos ayudó mucho a que la parte sonora, los registros grabados tengan mucha calidez, se escuchen los sonidos tal y como suena el instrumento, en realidad no hay efectos en medio de la batería, por ejemplo, algo que le potencialice; tal como está sonando el baquetazo, así está saliendo en la gráfica del software”, explica Alejandro. Por lo mismo, este nuevo disco nos permite conocer a la Byt Band tal y como toca en un día normal, es decir, al natural. Las presentaciones de Oaxsteady se harán de manera híbrida, con algunos conciertos que ofrezcan una experiencia a la gente, algo agradable después de esta pandemia. El disco ya está disponible desde julio, así como el reestreno de su página, que es una invitación a cabalgar por una experiencia fotográfica fabulosa donde los diablos musicales y la naturaleza hacen sonar los instrumentos. julio, así como el reestreno de su página, que es una ByT Ba n d b ytb a n d Byt Ba n d

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Oaxsteady THE NEW ALBUM FROM BYT BAND WILL PUT YOU IN A TRANCE “Sesiones al natural”, soundscapes under the blue sky From a thicket in a field of cockscomb flowers, two trumpeters emerge playing a traditional rhythm. Minutes later, Byt Band gives a concert among the corridors dense with flowers, velvety carmine red, yellow, pink, and solferino. This performance belongs to one of the “Sesiones al natural”, a project that blends locations and acoustic themes. Rocksteady, reggae and ska sound in the landscape. Byt Band seems completely natural. These sessions, framed in the natural setting of the Oaxacan Central Valleys, Zautla, Huitzo or San Antonino Castillo Velasco, are part of one of the projects that the band launched during the Covid-19 pandemic to maintain its connection with its followers. The concerts are performed completely naturally, without connecting to speakers, with music recorded acoustically on a small recorder, and using cell phones. They generate important dynamics to keep playing and give people a moment to rejoice with the videos of the concerts. Each session refers us to the clean blue sky, to a brass trance we ride into space. “Live Sessions”, a sensory experience of art and music In a traditional adobe house in Santiago Juaxtlahuaca, Byt Band meets with artist and musician Alejandro Vera. The devil masks that he has meticulously created over the years for the dances and festivals of that region form part of the music session where the band and the maestro share art, music and tradition. This is one of the live sessions that has left its indelible mark on the art of the new Oaxsteady album: in the photos, the band members wear the masks and carry their musical instruments in a ritual way over the ochre landscapes of the Central Valleys: forest, corncobs, faint lines and, in the background, villages and sown fields. The live sessions with artists and master craftsmen were born from his idea of linking music with figures such as maestro Alejandro Vera, maestro Margarito Melchor from Tilcajete, and maestro Olegario Hernández, who are each recognised in their circles, but little valued in others. In a conversation about recent projects and their new album, Zaira Ávalos (drums) and Alejandro Reyes (bass) consider that “what we need as Oaxaqueños is to begin to unite those circles - as if music already lives very close to art; at the level of human beings we don’t do it, we don’t have those links.” In the videos, music is perceived through colours, textures, sculpture and painting, through traditional architecture, soundscape and sensations. In these concerts, we are invited to a set with a splendid curatorship for musical performance in conjunction with the works of artists and craftsmen. Byt Band has a new season of these enjoyable sessions in July; in the meantime, we are looking forward to the next guests. T e xt: Judi th S anto pi e tro Pho to s: Gre go ri o C háve z

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Oaxsteady: Very Oaxacan rock Over the past nine years, the sensory and acoustic experiences that Byt Band has lived, the fiestas and the celebrations, and even a period of musical and human introspection, have led to the creation of their fourth album Oaxsteady. Zaira and Alejandro tell us that ever since their first album, people have asked them what genre they played. “It sounds like a traditional Oaxacan band, but with a different rhythm (…) They told us it sounded like rocksteady, but that it wasn’t. Some members of Antidoping said it sounded like reggae, but Oaxacan. Later, when they were celebrating their anniversary with a concert at the Tlacolula market, a CDMX journalist approached them and said, “It’s a very Oaxacan rocksteady. I would dare to say that you are doing something very different ... I would call it Oaxsteady.” It was this concept that gave their new album the title Oaxsteady, which they describe as an album with many nuances. “There are songs that are calm like a rainy afternoon… there is a song called “Armadillo” that reminds me of those trips we took with the band, and we’d stop to eat. “Armadillo” takes me to the smell of the anafre when they are making the memelas. There are tones that I feel are from space”, Zaira describes. Although in the beginning they weren’t conscious of the sound that was developing, now, they have found it, particularly that of the brass that comes from the Sierra. Mauro Hernández (trombone) was born in Tlacochahuaya, where music is paramount and where one of the most important organs in America is located. Trumpeter Xaap Nëwex, director of brass, is from Tlahuitoltepec and comes from a family that plays traditional music. Alejandro believes that “the sound of the brass is what gives it that taste that is closer to traditional music”, and that the new album Oaxsteady “is a photograph of a contemporary Oaxaca. We couldn’t generalise and say that in Oaxaca there is a lot of reggae culture. Still, it is such a noble rhythm, as well as being instrumental, which gives us that way of appreciating, of listening to contemporary Oaxaca as a soundscape.” We can sense the musical maturity of the six members, each with their own unique touch on the instrument they play. Rey Coyote, the most metalhead member, contributes another tessitura with certain guitar distortions. He has managed to change the energy; he gave Byt Band another face. “Musically speaking, this album is richer; it has more nods to certain influences of Balkan music, Isthmian music, blues, western music - the whole Ennio Morricone trend”, says Alejandro Reyes. Thanks to the use of handmade microphones and production by Hans Mues’ (former Antidoping guitarist), they were able to capture very particular frequencies in both brass and drums, creating an album in a kind of communal trance. “It was recorded inside a cabin, an adobe studio, which is one of the best materials for acoustically recording drums and wind instruments. That helped us a lot so that the recorded sounds have a lot of warmth, and are heard as the instrument sounds in reality, there are no effects in the middle of the drums, for example, nothing that enhances it, it is just like the ramrod is sounding, that’s how it is coming out in the software graphics”, explains Alejandro. Oaxsteady is an album that allows us to get to know Byt Band as they play on a typical day, that is, naturally. The performances of the album will be done in a hybrid way, with some concerts that offer people an experience, something pleasant after this pandemic. The album has been available since July, as has their re-launched website, which is an invitation to ride through a fabulous photographic experience where musical devils and nature make the instruments sound.


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“There are songs that are calm like a rainy afternoon… there is a song called ‘Armadillo’ that reminds me of those trips we made with the band and we’d stop to eat. ‘Armadillo’ takes me to the smell of the anafre when they are making the memelas. There are tones that I feel are from space”, Zaira describes.

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¡Bienvenidos a nuestra décima edición! Imprimimos nuestro primer volumen en la primavera de 2018, después de decidir con optimismo que, a pesar de no tener ninguna experiencia en revistas, no podría ser tan difícil crear una. Me complace decir que nuestro optimismo dio buenos resultados y ahora tenemos diez números increíbles donde compartimos historias sobre la gente, los lugares y las tradiciones de Oaxaca. Un agradecimiento especial a Isahrai Azaria, Gary McGarvey, Judith Santopietro y Angela Tamez por su increíble trabajo editorial y diseño, y a tod@s l@s que han contribuido con sus palabras y fotos. Estoy muy orgullosa de lo que hemos creado. Y por supuesto, gracias a ustedes por leernos y apoyarnos. Esperamos pronto poder celebrar juntos con uno o dos mezcales. Hasta entonces, ¡lean, disfruten y compartan esta edición! Abrazos

Welcome to our tenth issue! We printed our first volume in Spring 2018 after optimistically declaring that, despite not having any experience in magazines, it couldn’t be that hard to create one. I’m happy to say that our optimism paid off, and we now have ten incredible issues sharing stories about Oaxacan people, places and traditions. Special thanks to Isahrai Azaria, Gary McGarvey, Judith Santopietro and Angela Tamez for your amazing editorial and design, and to everyone who has contributed their words and photos — I’m so proud of what we’ve created. And, of course, thanks to you for reading and supporting us. We hope to celebrate with you over a mezcal or two soon. Until then, read, enjoy and share! Abrazos

Celebrando el lanzamiento de nuestra primera edición

Celebrating the launch of our first issue. Foto: Nikhol Esterás Photography

Rebecca Bailey


OUR NEW SCHOOL IN PUERTO ESCONDIDO IS NOW OPEN

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Joyeria en Oaxaca La joyería ha tenido un papel importante en la mayoría de las culturas, ya sea para fines expresivos, de veneración religiosa, protección personal o como símbolo de estatus social. Las perforaciones en las orejas son un rito de paso, mientras que el intercambio de sortijas es señal de compromiso. Sin importar la latitud, estos simbolismos aún prevalecen. Oaxaca no es la excepción y cuenta con una rica tradición de hacer y usar joyería sofisticada que data desde hace cientos de años. El estado de Oaxaca cuenta con depósitos de oro a los que los pueblos originarios ya tenían acceso. Se cree que las habilidades para realizar piezas de orfebrería intrincadas llegaron probablemente a estas tierras desde Sudamérica y Centroamérica a través de las rutas marítimas de comercio. El oro y la plata se usaban en ceremonias religiosas para representar al sol y la luna, respectivamente. Se cuenta que cuando Cortés llegó a Mesoamérica se quedó sorprendido por la abundancia de estas preciosas joyas y de la calidad de los metales que usaban los habitantes. Tras la conquista española, los misioneros católicos se dedicaron a erradicar el arte orfebre de los habitantes indígenas con el fin de evitar la veneración a los dioses “paganos”. La joyería originaria fue derretida y convertida en crucifijos y recubrimientos para los muros de las iglesias; sin embargo, la costumbre de los milagros, que son una especie de talismanes pequeños, es muy popular hasta el día de hoy. A menudo, se han incorporado en joyas más grandes. Desde los tiempos de la conquista hasta la independencia de México en 1810, el uso de la joyería se volvió más ornamental y evolucionó hasta alcanzar un estilo que se definió como barroco colonial. Así como sucedió con muchos de los saberes traídos a México, como es el caso de la destilación en alambiques de cobre utilizados para producir mezcal, el arte de la filigrana provino de la época de la ocupación morisca en España. La filigrana consiste en rellenar con hilos metálicos finísimos formas huecas o figuras ornamentales. En Oaxaca, esta práctica es una de las más respetadas entre los orfebres. La imagen de Frida Kahlo con su huipil bordado y ataviada de pesada joyería de oro se ha convertido en sinónimo de orgullo nacional y empoderamiento femenino. De hecho, su figura está presente incluso en aretes hechos de corcholatas que se venden en diferentes mercados de la ciudad. Cada detalle de su atuendo tenía una razón, incluyendo la joyería, pues le gustaba usar el recargado estilo de la de filigrana tradicional del lugar de origen de su madre: el Istmo de Tehuantepec.

T e xto y f o to s: Anna B ruc e

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Bajo el sello de Stagabe’ñe, Xinaxi López Charis diseña piezas que siguen con esta tradición. Aunque radica en la ciudad de Oaxaca, Charis también proviene de la región del Istmo. Las historias que ha heredado de las mujeres de su familia inspiran sus diseños, los cuales incluyen figuras como camarones, peces y armadillos. “Crecí en un círculo donde se valoraban las tradiciones y costumbres del lugar. Mi madre siempre se ha vestido con ropa típica y usa joyería tradicional todos los días.” Para Charis, la joyería tiene un valor cultural importante, “no se trata de un simple par de aretes, cuentan historias, son parte de nuestra cultura zapoteca”. Aunque Charis no hace las piezas por sí misma, trabaja de cerca con orfebres locales, quienes reproducen sus bocetos en oro y plata. “Es una manera de apoyarlos en esta crisis económica”, agrega. Sin embargo, las importaciones chinas han puesto en jaque a productores y artesanos oaxaqueños. Ante este escenario, resulta crucial explorar la historia de la joyería tradicional y comprar piezas hechas localmente. Charis vende su trabajo en el restaurante de su madre, Casa Juchitán. Por otro lado, destaca el prestigioso colectivo de orfebres que forman parte del negocio familiar conocido como Oro de Monte Albán, y cuyo trabajo gira en torno a diseños inspirados en la tradición. Su nombre refleja la influencia de la orfebrería ancestral encontrada en 1930 durante las excavaciones del famoso sitio arqueológico Monte Albán. En 1942, Rosa Quedado Manzano empezó a trabajar la filigrana y comenzó a compartir sus habilidades con su familia. Para 1985, la familia de Rosa empezó a colaborar con otros orfebres locales y juntos fundaron Oro de Monte Albán. El colectivo recibió el permiso del Museo Nacional de Antropología para reproducir las hermosas piezas encontradas en las tumbas y su trabajo más icónico hace referencia directa a todos estos ornamentos antiguos. Hace poco me invitaron a su taller, donde Luis Morales Luna me guio por las diferentes etapas necesarias para crear estas piezas. El proceso es fascinante y se sirve de técnicas como cera perdida, mosaicos, sellado y cincelado. Cada miembro del colectivo se concentra en su propia área y trabaja íntimamente con los materiales, de manera que se producen objetos de alta calidad. Aún cuando en Oro de Monte Albán tienen una relación intrínseca con el estilo tradicional de la joyería oaxaqueña, han comenzado a explorar nuevas técnicas y a fusionar otras prácticas artesanales con su trabajo de orfebrería de alto nivel. Las innovaciones incluyen referencias al tejido de palma y al fino trabajo de pintura de los alebrijes. De igual manera, estilos de joyería más contemporáneos están empezando a florecer, muchos de ellos hacen referencia al estilo barroco y combinan elementos como cuentas y milagros.


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No obstante, hay artesanos que están tomando un camino totalmente diferente, como es el caso de las inusuales piezas hechas en el taller de Gorilla Glass, en Etla, Oaxaca. Aquí, Jason Pfohl trabaja con un equipo que se dedica a hacer piezas de joyería con cristal de diferentes colores, la cual se sale completamente del canon de la orfebrería oaxaqueña. A raíz de mi búsqueda por unos anillos personalzados hallé a Eduardo Jaramillo, un joyero que está introduciendo un estilo muy particular en el mundo de la orfebrería oaxaqueña. Independientemente de sus innovaciones, también podemos encontrar en su trabajo algunos guiños a la tradición, ya que está bastante influenciado por el mundo natural. Así como el trabajo de Charis remite a la fauna de su hogar en el Istmo, Jaramillo explora formas y texturas orgánicas y las reproduce a través de métodos como el sellado y cincelado, al tiempo que se vale de otros elementos (gemas, piedras, etc.) que incorpora por medio del uso de mosaico. En sus palabras, Jaramillo describe su estilo como ecléctico, en donde cada pieza evoluciona gracias a las conversaciones cercanas que tiene con sus clientes. En el mercado Benito Juárez compramos oro y plata para hacer nuestros anillos. Luego, de vuelta en su estudio, escribimos en papel nuestras intenciones y buenos deseos. Con el fin de “cargar” el metal con nuestras palabras, Jaramillo agregó los papeles sobre las monedas de plata a medida que se derretían. La historia física de la herrería es importante en su práctica orfebre; cada paso en la preparación y trabajo del metal se llevan a cabo con solemnidad. “Los materiales tienen un lenguaje y te hablan mientras trabajas con ellos. Uno los va conociendo poco a poco a medida que ellos te hacen cruzar y mover los dedos”. Pasamos el día con Jaramillo mientras él hacía nuestros anillos: una banda de plata que lleva fusionada una pequeña hoja de oro. La técnica busca crear un efecto sutil, como si el oro estuviera pintado dentro de la plata y ambos parecieran ser una sola lamina de metal. Fue una experiencia maravillosa que nos dio una conexión íntima con las piezas que le habíamos encargado y, al mismo tiempo, nos dio la oportunidad de establecer una nueva amistad con su creador. Esto es precisamente lo que esperábamos. Oaxaca está lleno de tesoros, ya sea que busquen textiles, barro, cerámica o joyas preciosas. Conocer las historias de origen de estas prácticas tradicionales, así como la vehemencia con la que los artesanos trabajan para mantenerlas vivas es una de las maravillas de vivir en esta ciudad. Sin embargo, como sucede con cualquier tipo de trabajo creativo, siempre es bueno conocer a personas que están llevando más allá los límites de la tradición y explorando las posibilidades del arte que aman.


Jewellery in Oaxaca J

ewellery is significant in most cultures, whether for religious reverence, personal protection, expression, or social status. Ear piercing is a rite of passage, while exchanging rings is a symbol of commitment that remains prevalent throughout the world. Oaxaca is no exception, with a rich tradition of making and wearing intricate jewellery that dates back hundreds of years.

The image of Frida Kahlo in her embroidered huipil and heavy gold jewellery has become synonymous with national pride and female empowerment. She even appears as a painted motif on bottle-cap earrings in Oaxaca’s markets. Her style was conscientious, extending to her jewellery, wearing the ornate filigree style from her mother’s home of the Isthmus of Tehuantepec, near the coast of Oaxaca.

Oaxaca had gold deposits that were accessible to prehispanic communities. Sophisticated goldsmithing skills were probably acquired from South and Central America, via maritime trade routes. Gold and silver were used in religious ceremonies, with gold representing the sun and silver, the moon. When Cortes arrived, he was astonished by the prevalence of precious jewels and metal worn by the local people.

Xinaxi López Charis designs beautiful pieces in this tradition under the name Stagabe’ ñe. Based in Oaxaca city, Charis also comes from the Isthmus region. Stories passed down from the women in her family inform her designs, which include figurative pieces such as shrimp, fish, and armadillos. “I have grown up in a circle where they value the traditions and customs of the place. My mother has always worn the typical clothing and adorns herself with her jewellery every day.” For Charis, jewellery has an important cultural value, “they are not a simple pair of earrings, they tell stories, they are part of our Zapotec culture”.

Following the Spanish conquest, Catholic missionaries suppressed the jewellery industry of the original inhabitants to prevent the veneration of pagan gods. Jewellery was melted down and turned into crucifixes and church vestments. The practice of milagros, small charms, is still popular today. Often, these are incorporated into larger pieces of jewellery. From conquest to Mexico’s independence in 1810, jewellery became more ornate, evolving into a style known as colonial baroque. As with other skills brought to Mexico with the Spanish, such as copper still distillation used in mezcal production, filigree roots back to the Moorish occupation of Spain. Filigree design comprises a wire frame with finer hand-drawn wires filling in the frame with ornate forms. This practice of jewellery making is still deeply respected in Oaxaca.

T e xt & pho to s: Anna B ruc e

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Although Charis does not make the pieces herself, she works closely with local artisans to reproduce her sketches in gold and silver. “It is a way of helping them with the economic crisis.” Imports from China have put pressure on Oaxacan producers, so it is valuable to explore the precedent of jewellery and buy locally made pieces where possible. Charis sells her pieces from her mothers restaurant, Casa Juchitán. A prestigious collective of jewellery makers, also working in traditional styles, is the family run Oro de Monte Albán. Their name reflects the influence of specific pieces of ancient jewellery found during the excavation of the famous Zapotec site Monte Albán in the 1930s. In 1942, Rosa Quedado Manzano began working with the filigree style and shared these techniques with her family. In 1985 the family collaborated with other local jewellers and founded Oro de Monte Albán. The collective received permission from the Museo de Nacional Antropología to reproduce beautiful pieces found in the tombs, and now some of their iconic work directly references these ancient artefacts. They invited me to their workshop where Luis Morales Luna guided me through the different stages of producing one of these pieces. It is a fascinating process using ancient techniques of lost-wax, mosaic, stamping and chasing. Everyone has their own stage to focus on, working intimately with the materials to produce high-quality items. Although Oro de Monte Albán has an intrinsic relationship with the traditional jewellery-making styles in Oaxaca, they have recently begun exploring new techniques, fusing other artisanal practices with their high-end metalwork. These include references to palm-weaving and finely painted alebrijes. Contemporary jewellery practices are flourishing. Many reference the baroque style, combining elements such as beads and milagros. However, others take a completely different route, such as the unusual pieces made by the Gorilla Glass workshop in Etla, Oaxaca. Here, Jason Pfohl works with a team to make brightly coloured glass jewellery unlike anything available in the canon of Oaxacan jewellery.

On my search for some bespoke rings, I was put in touch with Eduardo Jaramillo, who is bringing his unique voice to metalwork in Oaxaca. There are still echoes of tradition as he finds inspiration in the natural world. As Charis refers to the fauna of her Istmeño home, Jaramillo explores organic forms and textures, reproducing them through methods of stamping and chasing as well as using some found elements directly through mosaic. However, he essentially describes his style as eclectic, each piece evolving through close conversations with his clients. We bought gold and silver at the Benito Juárez market to make our rings. Then, back at his studio, we wrote some positive intentions that he added to the silver coins as he melted them down, charging the metal with our words. The physical history of blacksmithing is important to his practice, and each step of preparing and working the metal is taken with gravitas. “The materials have a language and they talk to you while you work with them; you get to know them along the way as they cross your fingers.” We spent the day with Jaramillo while he made our rings; silver bands with a gold strip pressed with cotton fibre paper to give them a soft texture. It was a wonderful experience that gave us an intimate connection to the pieces we had commissioned, as well as a new friend in Jaramillo. This was exactly what we had hoped for. Oaxaca is full of treasure, whether you are looking for textiles, pottery or precious jewels. Learning about the history of these practices and the passion artisans have to maintain these traditions is one of the joys of living in this city. However, as with any creative work, it is exciting to meet people who are pushing the boundaries of tradition and exploring the possibilities of the medium they love.


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LUGARES PARA IRSE DE PICNIC

en Oaxaca La ciudad de Oaxaca es famosa por la algarabía de sus calles y mercados en donde se pueden encontrar algunos de los mejores platillos e ingredientes del mundo. Sin embargo, más allá de la ciudad también existen otros lugares para comer y disfrutar. Durante estos últimos meses de confinamiento se ha vuelto prioritario encontrar lugares al aire libre donde podamos socializar. A continuación compartimos algunos lugares increíbles para disfrutar un día de campo fuera de la ciudad. Parque Ecoturístico Huayapam y Las Presas de Tlalixtac Estos dos lagos artificiales, perfectos para pasar una tarde del ruido y ajetreo citadino, cuentan con actividades para

o presas, son relajada alejadxs además de que toda la familia.

A nuestros perros les encanta nadar, y dado que estos son los cuerpos de agua más cercanos al centro de la ciudad (aproximadamente a unos 20 minutos manejando), solemos ir un par de veces entre semana para aprovechar al máximo estos bellos espacios casi para nosotros solos, ya que los fines de semana ambos suelen tener mucha gente. La atmósfera es animada y placentera gracias al olor de la carne asada y a la música viajando en el aire. Al lado derecho de la carretera se encuentra la presa de Tlalixtac. Ahí encontrarán numerosas palapas con sus respectivos asadores en donde tú y tus amigos podrán pasar un rato agradable. Es un lugar fácil de recorrer, pues se puede caminar sin problema a lo largo de la orilla de la presa. Además, cuenta con una tiendita de abarrotes en su costado más lejano y con algunos restaurantes cerca de la entrada. El acceso a la presa tiene un costo de tres pesos por persona. El parque ecológico al otro lado de la carretera tiene una selección más amplia de actividades que incluyen una tirolesa y una serie de obstáculos y saltos impresionantes para los amantes del ciclismo de montaña. La entrada tiene un costo de diez pesos por persona. Se pueden rentar palapas lo suficientemente alejadas del agua, y también el bosque que conduce al lago cuenta con un espacio ideal para reuniones familiares, así como lugares para acampar y una especie de camino empinado con obstáculos. En ambas presas se puede montar a caballo. Aunque no es posible nadar en los lagos artificiales, el eco-parque de Huayapam cuenta con una alberca que esperamos vuelva a abrir pronto. Texto y fotos: Anna Bruce


La Cumbre Hace poco empezamos a explorar esta hermosa área de Oaxaca que se encuentra aproximadamente a una hora de la ciudad adentrándose en la boscosa Sierra Norte, donde abundan montañas que van de los 500 metros a cumbres de 3,250 metros sobre el nivel del mar. El acceso al lugar es fácil: primero se encuentra la oficina de ecoturismo, en donde se paga una cuota de entrada de 80 pesos por persona. Posteriormente, solo hay que continuar subiendo hasta llegar al parque. El trayecto de 6 km después de la oficina es fascinante. Algunos de los árboles miden hasta 30 metros de alto y se cree que han estado ahí por miles de años. Escondidas y salpicadas entre los árboles que se yerguen sobre el camino, se pueden apreciar cerca de dos mil especies de plantas, por lo que la conservación del área es fundamental. De hecho, nos enamoramos de los agaves gigantescos que parecían sacados de tiempos jurásicos. Alejarse del bochorno citadino y llegar a la sombra de estos imponentes árboles es algo totalmente refrescante. Las áreas individuales para picnics están diseñadas especialmente para este fin y se encuentran en un espacio lleno de pasto con asadores perfectos para barbecue y comida a la parilla. Deja el auto y camina por el bosque o sube hasta uno de los puntos más altos del lugar. Esta área es una de las más grandes y mejor desarrolladas para ciclismo de montaña en Oaxaca, pues se encuentra cerca de cinco grandes rutas ideales para ciclistas o caminantes como Peña Piedra Prieta, Mirador Pelao Chiquito, La Cumbre, La Cascada e Ixtepeji-Las Ánimas. Si no empacaron comida para su picnic, en el lugar hallarán el comedor “El Campamento”, y en caso de que quieran pasar la noche ahí, hay nueve cabañas disponibles para hospedaje. Aunque en el área se aceptan perros, no está permitido que entren a las cabañas.

Dainzú Dainzú es un lugar maravilloso para visitar y se encuentra a tan solo media hora manejando desde la ciudad en dirección a la Ruta del Mezcal. La lateral de la carretera que conduce al lugar está recién pavimentada, por lo que el acceso es mucho más fácil, aunque es posible que tengan que esperar unos minutos a que pase una caravana de ganado y chivos antes de llegar. El precio de entrada es de $40 pesos. Incluso cuando es uno de los sitios arqueológicos menos conocidos en los valles centrales de Oaxaca, se cree que fue construido por los zapotecas aproximadamente en el año 600 a. C. En lengua zapoteca, Dainzú significa “cerro de los órganos”, lo cual tiene sentido pues el área está rodeada de órganos centenarios que están empezando a convertirse en troncos. Se piensa que el lugar fue elegido gracias a su orientación y a su vista privilegiada de los valles, especialmente al atardecer. Cerca de la zona de estacionamiento, bajo la sombra, hay algunas bancas ideales para hacer un picnic, mientras que la parte alta del sitio también es un punto perfecto cuando no le da el sol directamente. Nos encanta visitar Dainzú en la tarde, cuando el sol inunda el valle de luz dorada y los pastizales rosados que crecen por todo el sitio emiten un brillo cristalino. A unos cuantos pasos del sitio encontrarán algunas opciones para senderismo con caminos que serpentean en dirección a las montañas. La ruta está claramente definida y flanqueada por órganos, así que es posible seguirla sin complicaciones un par de horas hasta llegar a una especie de pantano. También hay rutas menos obvias que conducen a los cerros, y aunque son un poco más complicadas para explorar, son igualmente divertidas. Subir por la parte de atrás del cerro sobre el que está construido Dainzú puede ser un reto, pero la vista lo vale. De igual manera, bajar desde la punta del cerro hasta llegar hasta la cima del templo principal es muy gratificante; sin duda el picnic será una gran recompensa después de eso.

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Presa de Matatlán Este espacio para picnics está ubicado sobre una meseta y rodeado de vistas espectaculares de la autoproclamada capital del mezcal: Santiago Matatlán. Las instalaciones incluyen columpios, palapas con asadores y sanitarios (aunque no siempre están abiertos). La ruta es fácil hasta unos metros antes del destino final, ya que el último tramo del camino y el estacionamiento son de terracería. Encontrarán un sendero que conduce hacia dos puntos diferentes: un lago en un extremo y el valle de Matatlán en el otro. Hay muchos rincones empinados que aunque no tienen caminos bien delimitados ofrecen lugares interesantes, como una casa abandonada por cuyas paredes crecen agaves. Ubicada a una hora en auto desde la ciudad de Oaxaca, la presa de Matatlán no cuenta con un precio de entrada, pero es posible que esto cambie a medida que el lugar se desarrolle. En caso de visitarlo en grupos grandes, es necesario informar a las autoridades municipales de cualquier actividad.


Peñitas Para nuestra sorpresa, el Santuario de Peñitas es poco conocido y, al mismo tiempo, famoso por haber sido locación de la película Nacho Libre, de Jack Black. Ubicado a 45 minutos de la ciudad, Peñitas es un lugar hermoso y tranquilo para disfrutar de un día de campo. Sus piedras enormes y planas se convierten en una especie de atrio natural frente a la iglesia, desde donde se pueden admirar grandes extensiones de un paisaje resplandeciente. No hay instalaciones diseñadas para visitantes, pero la iglesia cuenta con servicio de sanitarios. La Mesita La tierra que rodea esta reserva cuidadosamente preservada solía estar erosionada y seca, pero gracias al trabajo y a la dedicación de la comunidad, el lugar ha vuelto a la vida. Actualmente, el área de La Mesita es un espacio maravilloso en donde podrán aprender más sobre conservación y permacultura en Oaxaca, siempre rodeadxs de un paisaje hermoso. La Mesita se encuentra a una hora en auto desde el centro de la Ciudad. Después de haber pasado por el pueblo de San Pablo Etla, podrán notar que no hay tiendas y que el camino se va volviendo más agreste. En nuestro caso viajamos en un jeep, lo cual facilitó todo, pero podría ser más complicado para un vehículo de menor tamaño. Al llegar encontrarán mucha información enfocada particularmente en resaltar los esfuerzos de la comunidad para conservar la biodiversidad de los bosques en la reserva.

Una plataforma en alto se yergue en medio de un jardín escultórico con vistas espectaculares en donde pueden disfrutar de un picnic. Las esculturas están inspiradas en la conservación. En caso de que los visitantes deseen pasar la noche, La Mesita cuenta con cabañas con sanitarios ecológicos. Un especial agradecimiento a Adamá, Hecho, Pleyadiana Kombucha, Cerveza Ammon y Cerveza Muxhe por contribuir con productos que hacen que nuestros picnics sean grandiosos.

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PICNIC SPOTS AROUND

Oaxaca

O axaca City is f a mo u s f o r i t s v i b r a nt s t r e et s a nd m a rkets where y o u c a n t a s t e s o m e o f t h e most delicious food in t h e w o r l d . B u t i t i s no t ju s t in t ow n tha t you ca n fi nd b e a u t i f u l s p o t s t o h a v e a b it e t o ea t. D urin g the l a s t y e a r o f s o c i a l d i s t a nc i ng , f ind ing ways to s ocialise o u t d o o r s h a s b e c o m e a f o c u s. H ere a re a few won de r f u l p l a c e s t o p i c ni c b e y o nd t he cit y.

It is p ossib le t o w alk all t he w ay a rou nd t he edg e of t he p resa d e Tlalix t ac, t he lak e on t he right si de of t he road , a nd you w ill f ind p alap as set u p wi th grills you ca n t ak e over w it h you r f riend s. It i s a n easy w alk , w it h a t iend a on t he f a r sid e a nd a few rest a u ra nt s nea r t he ent ra nce. Ent ry is $ 3 p eso s per p erson.

Pa rq ue Ecot urí st ico Hu aya pa m a n d L a s P re sa s de T l a l i x t a c

The eco- p a rk on t he ot her sid e of t he road has more act ivit ies ava ila ble, inclu d ing a zip - line a n d a n imp ressive set of ju mp s f or mou nt a in bik ers. Entry cost s t en p esos p er p erson. You ca n rent p alap a s set b ack f rom t he w a t er’s ed ge, a nd t he w ood la nd tha t you a rrive a t bef ore t he lak e has a grea t sp ot for la rger f a mily p a rt ies, as w ell as ca mp ing sp ot s a nd a k ind of eleva t ed ob st acle cou rse. It is also p ossi bl e t o rid e horses a t b ot h loca t ions.

T hes e two lakes , o r p r e s a s , a r e p e r f e c t f o r a n easy a ftern oon away f r o m t h e h u s t l e a nd b u s t l e of t he city, with activi t i e s f o r t h e w h o l e f a m i l y . O ur dogs love t o s w i m, a nd a s t h e s e a r e t h e nea rest wa terholes to O a x a c a C e nt r o (a r o u nd a 20- minu t e drive), we go a t l e a s t a c o u p l e o f t i m e s a w e e k , mak ing the m os t of ha v i ng t h e s e g o r g e o u s , g r e e n sp aces alm os t to ours e l v e s . A t t h e w e e k e nd , t h e p a rk s ca n get q uite b us y. T h e r e i s a l i v e l y a t m o s p h e r e , wit h t he s m ell of b a rb ec u e s a nd m u s i c p e r m e a t i ng t he a ir.

A lt hou gh t he lak es a ren’t op en f or p eop le t o swi m, t he eco- p a rk d oes have a p ool t ha t w ill hop e ful l y re- op en soon. T e xt and pho to s: Anna B ruc e


La Cumbre We have recently begun exploring this gorgeous part of Oaxaca, about an hour drive into Oaxaca’s densely forested Sierra Norte, climbing mountains from about 500m to peaks of 3250m. It is a smooth ride out there, first passing the ecotourism office where they ask for $80 pesos per person to continue up to the park. The 6km drive beyond the office is fascinating. Some of the trees are 30 metres tall and are thought to be over a thousand years old. As trees stretch up above the road, there are around 2,000 more plant species amongst them; therefore, conservation in the area is paramount. We were enamoured with the epic agave that look like they belong in the Jurassic. From the heat of the city, arriving in the cool shade of towering trees is refreshing. Set around a curated grassy space, the individual picnic areas with grills are perfect for a bbq. Leave your car and take a hike up through the woods or up to one of the high points in the area. It is the largest and best-developed area for downhill mountain biking in Oaxaca. There are five main routes for walking or mountain biking nearby: Peña Piedra Prieta, Mirador Pelao Chiquito, La Cumbre, La Cascada, and Ixtepeji-Las Ánimas. If you didn’t bring a picnic, there is a restaurant called El Campamento on-site and, if you want to stay the night, there are nine cabins available. Although the area is dog-friendly, they are not allowed inside the cabins.

Dainzú Dainzú is a wonderful place to visit, just a half-hour drive from the city, in the direction known as the ‘Ruta de Mezcal’. They recently paved the road from the carretera, making it much more accessible, although you may still have to wait behind a caravan of cattle and goats on the way in. The entry fee is $40. One of Oaxaca’s lesser-known archaeological sites, Dainzú is thought to have been constructed by the Zapotec community in around 600 BC. Dainzú means “Cactus on the Hill”, which makes sense as the area is surrounded by ancient cacti that have begun to form trunks at their base. It is thought that the site was originally chosen for its amazing views of the valley over sunset. There are some benches in a shaded spot to the side of the parking area that make a lovely spot for a picnic, and the top of the site itself is also a great place to stop, although it’s a little exposed during the hottest part of the day. We love to visit in the late afternoon when the sun drenches the valley in golden light and the pink grasses that grow through the site glow like stained glass. Beyond the site is some great hiking, with paths winding their way through the mountains. There is a clear route with ancient cacti on either side, which it is possible to follow for a couple of hours until you reach marshland. Otherwise, there are less obvious routes up the mountains in the area that are more challenging, but fun to explore. Walking up behind the hill that Dainzú is set on is difficult but has incredible views, and it is gratifying to walk back down the front and arrive at the top of the primary temple. You fully earn your picnic after that!

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Las Peñitas The Sanctuario Las Peñitas is surprisingly unknown and best recognised as the location for the Jack Black movie Nacho Libre. Located 45 minutes from the city, It is a beautiful and peaceful spot to post-up for a picnic, with broad, flat rocks making up a plateau in front of the church, overlooking swathes of stunning landscape. There aren’t any specific visitor facilities, but there are bathrooms by the church. La Mesita The land around this carefully curated reserve used to be eroded and barren, but through the hard work and care of local people, they have revived it. Now the area around La Mesita is a stunning place to learn about conservation and permaculture in Oaxaca amidst beautiful scenery. La Mesita is an hour drive from Oaxaca’s city centre. Once you pass the village of San Pablo, there are no more tiendas, and the road becomes quite rough. We drove it in our jeep, which was fine, but it might be challenging in a smaller vehicle. There is extensive information about the reserve as you arrive, focusing primarily on the efforts to conserve the biodiversity of the forests in the area. A raised platform sits amidst a sculpture garden with spectacular views where you can have a picnic. The sculptures reflect themes of conservation. If visitors want to stay, there are cabins available with composting toilets. Presa de Matatlán This picnic spot is on a plateau and has dramatic views over the self-proclaimed capital of mezcal, Santiago Matatlán. There are swing sets, several palapas with grills available and bathrooms (although not always open). The route is easy until the last few hundred metres, where it is a dust track, and there is parking at the top. There is some hiking - down to a lake on one side or down through the valley. In some places, it is quite steep without very obvious paths, but with beautiful points of interest, such as an abandoned cottage with agave growing from the walls. A one-hour drive from Oaxaca City, there is currently no entry fee, although this might change as it becomes more developed. Larger groups are advised to inform the municipality of their activities. Special thanks to Adamá, Hecho, Pleyadiana Kombucha, and Ammon and Muxhe Cerveza for contributing their products to make our picnics great.


¡Aquí, puro diseño oaxaqueño!

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Daniela Ram

EL LENGUAJE DEL GRABADO ES MUY PROFUNDO Mujer grabadora, mujer artista, mujer creadora, Daniela Ram (Oaxaca, 1989) es, además, la fundadora del espacio Hoja Santa, un taller de grabado en la capital oaxaqueña en el que desde hace tres años se difunde, produce y exhibe el trabajo gráfico de mujeres. Desde la universidad tuvo muy claro que quería hacer grabado y dedicarse a lo que más la impactó. “Así que, de alguna manera, desde los 18 años estoy tratando de conocer más la técnica, de desarrollarla, de aprenderla”, cuenta Daniela en su estudio de la colonia Reforma. Admiradora de Remedios Varo y Leonora Carrington, Daniela Ram une en su obra gráfica la naturaleza con el surrealismo, creando animales fantásticos. “La flora y la fauna son lo que me mueve, lo más intenso en la parte creativa”. Esta sensibilidad por la naturaleza le viene de sus abuelos que viven en la Mixteca oaxaqueña y con quienes convivió mucho de niña. “Son campesinos. Es una vida muy diferente. Es un autoconocimiento muy diferente. Tienen un conocimiento heredado de las plantas, los cerros, los caminos. Saben a dónde andar, qué comer, en qué temporadas hay ciertos alimentos. Son independientes”. Todo lo que vivió, jugó, comió, olió, exploró de niña con sus abuelos, todas esas emociones, todos los colores de la infancia quedan reflejados en su obra. “La parte más divertida de mi niñez era ir al campo, al bosque. Ver a los animales, conocer diferentes plantas. Ahora las distingo. Con las lluvias comienzan a brotar hojas y cada hoja tiene un sabor diferente. En temporada de hongos mis abuelos saben qué recolectar. Es muy diferente comer la miel de un panal que la miel de un frasco. Hay cosas que no se pueden comparar. Es algo muy mágico y ahora veo el poder de las plantas. También de ahí sale el nombre de Hoja Santa. Me gustan las plantas que están en mi trabajo gráfico”. Memoria y añoranza Una rápida mirada por el taller de Hoja Santa permite a la visitante darse cuenta de la relación tan especial que tiene la grabadora con los colibrís, esas pequeñas aves tornasoladas de las cuales hay leyendas en cada civilización antigua mesoamericana. A Daniela Ram le parece un ave “muy misteriosa y muy libre y muy fuerte”. Para los mayas, los colibrís son los mensajeros de los muertos, vienen a visitarnos para contarnos que están bien. “Toda esta fuerza y esa energía de los colibrís son, de alguna manera, esas memorias, las memorias de mi niñez”, relata Daniela Ram, describiéndonos así el significado que tienen esas aves para ella. T e xto : Ruth Garc í a-L ago Ve l arde Fo to s: D ani e l a Ram


Las memorias y la añoranza son emociones que mueven a Daniela Ram en la creación y que, de alguna manera, quedan en su obra y atrapan a las personas que la observan. Una experiencia que demuestra que esas emociones habitan su creación fue cuando una señora en su taller quedó encantada con sus colibrís y, de repente, se puso a llorar. “Lloro porque me acuerdo de mi hija. Desde que ella murió me va a visitar un colibrí y es ella la que me va a visitar”, le contó. “Hay ciertos procesos en los que me gusta estar sola porque están todas las emociones. Y hay gente que me dice que no sabé qué tiene mi obra, pero que los atrapó. Y es esta conectividad con las experiencias de más personas que les llega al alma, la emoción impregnada de alguna forma”.

Hoja Santa: un espacio para difundir, producir y exhibir grabados hechos por mujeres Después de pasar por un taller de grabado en el que era la única mujer, Daniela Ram tuvo la necesidad de crear un taller de mujeres. “Ahí estuve tres años y fui ganando experiencia en diferentes áreas, tanto de trabajo creativo como la parte de desarrollar mi seguridad, y también en creer que era posible vivir de mi arte”. Armada de conocimiento y con gran confianza en su trabajo, la grabadora fundó Hoja Santa. El lema de este taller es “mujeres grabando” y su fin es difundir, producir y exhibir el trabajo gráfico de mujeres artistas. A mediados de 2017 lanzó una convocatoria y empezó a buscar a otras grabadoras en Oaxaca. La idea era hacer una exhibición nacional de grabado, por lo que cada artista debía mandar una obra. A cambio recibirían otra de Daniela Ram. Llegaron 30 piezas, que formaron parte de la exposición Mujeres grabando, con la que dio inicio Hoja Santa. Esta muestra se volvió itinerante y aún sigue recorriendo el país. En cada ciudad sede se van sumando más mujeres artistas con sus grabados. Actualmente se exhibe en el Instituto Potosino de Bellas Artes, en San Luis Potosí, y cuenta con más de cincuenta piezas. Esta exposición también ha sido vista en las ciudades de Oaxaca, Querétaro, Ciudad de México y Uruapan (Michoacán). Como colectivo de mujeres grabadoras, Hoja Santa cuenta con cuatro integrantes. Además de Daniela Ram, están Lluvia Agüero, Rosario Hernández y Adriana Pascual. “Estamos haciendo piezas colectivas. Todas dibujamos y todas grabamos, aunque no sea tu parte grabada. Se comparte todo el trabajo. Sobre una misma placa tallamos las cuatro”, describe Daniela el proceso de trabajo colectivo. Además, también tienen otras actividades que llevaban a cabo antes de la pandemia. Dan clases a las chicas que quieren aprender y organizan pláticas informativas de autocuidado y talleres con temas relacionados a la mujer. En estos días, dice Daniela, “sigue creciendo la red de apoyo y comunicación entre mujeres”.

Elixir de amor - Daniela Ram

Puedes agendar visitas al taller Hoja Santa, de martes a domingo de 12 a 19 horas.

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“La parte más divertida de mi niñez era ir al campo, al bosque. Ver a los animales, conocer diferentes plantas”.

@hoja_santa_taller @danielaram.mx

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Eclipse - Daniela Ram


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Daniela Ram

THE DEEP LANGUAGE OF ENGRAVING A woman engraver, a woman artist, a creative woman, Daniela Ram (Oaxaca, 1989) is also the founder of Hoja Santa, an engraving workshop in the Oaxacan capital where the work of female artists has been disseminated, produced and exhibited for three years. Ever since she was at university, Daniela was very clear that she wanted to do engraving and dedicate herself to what impacted her the most. “In one way or another, since I was 18 years old, I have been trying to understand more about the technique, to develop it, to learn it”, says Daniela in her studio in the Reforma neighbourhood. An admirer of Remedios Varo and Leonora Carrington, Daniela Ram unites nature with surrealism in her graphic work, creating fantastic animals. “The flora and fauna are what moves me most intensely in the creative part.” This sensitivity to nature comes from her grandparents who live in the Mixteca Oaxaqueña and with whom she spent a lot of time as a child. “They are farmers. It is a very different life. It is a very different self-knowledge. They have an inherited knowledge of plants, hills, roads. They know where to go, what to eat, in what seasons there are certain foods. They are independent.” Everything that she lived, played, ate, smelled, and explored as a child with her grandparents, all those emotions, all the colours of childhood, are reflected in her work. “The most enjoyable part of my childhood was going to the field, to the forest. To see the animals, know different plants. Now, I can distinguish them. With the rains, leaves begin to sprout, and each leaf has a different flavour. In mushroom season, my grandparents know what to collect. It is very different to eat honey from a honeycomb than honey from a jar. Some things cannot be compared. It is something very magical, and now I see the power of plants. This is also where the name Hoja Santa comes from. I like the plants that are in my graphic work.”

Memory and longing A quick look around the Hoja Santa workshop allows the visitor to realise the special relationship that the artist has with hummingbirds, those small, shimmering birds which are the subject of legends in every ancient Mesoamerican civilisation. To Daniela Ram, it seems to be a bird that is “very mysterious and very free and very strong.” For the Mayans, hummingbirds are the messengers of the dead; they come to visit us to tell us that they are well. “All the strength and energy of the hummingbirds are, in a way, those memories, the memories of my childhood,” says Daniela Ram, describing the meaning that these birds have for her. Memories and longing are emotions that drive Daniela Ram’s creation and that, somehow, remain in her work and capture the people who observe it. An experience that shows how these emotions inhabit her creation was when a lady visiting her workshop, enchanted by her hummingbirds, suddenly began to cry. “I’m crying because I’m remembering my daughter. Since she died, a hummingbird comes to visit me, and she is the one who visits me,” she told her. “There are certain processes in which I like to be alone because all the emotions are there. And there are people who tell me that they don’t know what it is that my work has, but that it captures them. And it is this connectivity with the experiences of more people that reaches the soul, the emotion is impregnated in some way.” T e xt: Ruth Garc í a-L ago Ve l arde Pho to s: D ani e l a Ram


Luminiscencia - Daniela Ram

Hoja Santa: a space to disseminate, produce and exhibit engravings made by women After attending an engraving workshop in which she was the only woman, Daniela Ram felt the need to create a women’s workshop. “I was there for three years, and I was gaining experience in different areas, both in creative work and in developing my confidence and belief that it was possible to make a living from my art.” Armed with knowledge and with great confidence in her work, the engraver founded Hoja Santa. The motto of this workshop is “women engraving”, and its purpose is to disseminate, produce and exhibit the graphic work of women artists.

As a collective of women artists, Hoja Santa has four members. Besides Daniela Ram, there are Lluvia Agüero, Rosario Hernández and Adriana Pascual. “We are making collective pieces. We all draw, and we all engrave, even if it is not your part being engraved. All the work is shared. On the same plaque we carve all four”, Daniela describes the collective work process.

In addition, they have other activities that they carried out before the pandemic. They give classes to girls who want to learn, organise informative talks on self-care and workshops on topics In mid-2017, Daniela began looking for other female engravers related to women. These days, says Daniela, “the network of in Oaxaca. The idea was to put together a national exhibition of support and communication between women continues to grow.” engraving, so each artist had to send one of their works. In return, they would receive another from Daniela Ram. 30 pieces arrived, which were part of the Mujeres Grabando exhibition, with which You can schedule visits to the Hoja Santa workshop from Tuesday to Sunday, 12-7pm. Hoja Santa began. This exhibition became itinerant and still continues to tour the country. In each host city, more women artists are joining with their engravings. It is currently exhibited at the Instituto Potosino de Bellas Artes in San Luis Potosí and includes more than fifty pieces. This exhibition has also been seen in Oaxaca, Querétaro, Mexico City and Uruapan (Michoacán).

@the_santa_taller @ danielaram.mx

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Chicatanas LAS GEMAS DE LA MADRE TIERRA

C

omer insectos es una costumbre de antaño en este mundo. Durante cientos de miles de años diferentes culturas de todo el mundo incluyeron a los insectos como parte de su dieta. Mientras que en algunos contextos comer insectos fue más que acto de supervivencia que de curiosidad gastronómica, en otros se convirtió en una galaxia más de su universo culinario. Los insectos se suelen encontrar y recolectar directamente del suelo, por lo que resulta natural que su consumo esté profundamente ligado a contextos rurales y latitudes lejanas a la mayoría de las ciudades; aunque hay excepciones afortunadas, como el caso de la ciudad de Oaxaca donde aún es común encontrar insectos comestibles en jardínes y parques. El crecimiento casi incontrolable de las urbes está devorando la naturaleza y está anestesiando nuestros instintos básicos de supervivencia, como el procurar nuestros alimentos con nuestras propias manos y directamente de la fuente. Y aunque actualmente uno de los retos más grandes de la humanidad es revertir esta falsa comodidad urbana de conseguir ingredientes sin importar la temporada o la ubicación geográfica, todavía hay quienes viven bajo las reglas de la naturaleza y consumen lo que ellxs mismxs siembran, crían y recolectan. En el caso de México, particularmente de Oaxaca, los insectos han sido una parte muy importante en el compendio de ingredientes de la cocina local en términos culturales y gastronómicos desde tiempos ancestrales. Entre la gran variedad de insectos comestibles que se consumen en todo el estado de Oaxaca, algunos de los más populares son los chapulines, los cocopaches, los gusanos de maguey, las avispas y las chicatanas. De todos estos, las chicatanas tienen un lugar especial en las mesas oaxaqueñas por dos razones: la complejidad de sus sabores y el corto periodo de tiempo en el que pueden recolectarse, lo que las convierte en un ingrediente altamente demandado y, a decir verdad, en un manjar único. Te x to : M a r í a Í t a k a F o t os: Anna Bruce n

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Terrina de cerdo con risotto de quesillo ahumado y mole de chicatanas - El Tendajón Carlos H @photographyoaxaca


Estas grandes hormigas rojizas que viven en casi todo América central y del norte son conocidas por cortar y recolectar hojas de árboles que usan como alimento, y a su vez les sirven materia prima para cosechar hongos con los que alimentan a sus larvas. Una vez al año, desde inicios hasta mediados de junio (y a veces incluso a principios de julio), las fértiles hembras aladas y los machos salen del hormiguero para reproducirse y crear nuevas colonias. Las chicatanas trabajan y se reproducen a una velocidad tal que una sola colonia podría acabar con todas las hojas de un árbol en un solo día. De hecho, algunos investigadores tienen la teoría de que, desde el inicio de los tiempos, su consumo surgió para evitar que se volvieran una plaga. Sin embargo, debido a la crisis climática actual y a la gran demanda de restaurantes y gourmands, las colonias de estas hormigas están reduciéndose a cifras peligrosamente bajas. Recolectar estas pequeñas gemas de la tierra es un proceso arduo y laborioso, ya que nunca se sabe con exactitud el lugar de donde saldrán, por lo que primero hay que esperar y observar. Después de la primera lluvia de la temporada, cuando la tierra está húmeda, las hormigas arrieras (más pequeñas y cuyo rol es recolectar alimento) salen a cortar hojas de los árboles cercanos, los cuales sirven como punto de referencia para localizar los hormigueros. Explicado a grandes rasgos, una vez que se ha ubicado el nido, la gente sale a los campos en plena madrugada y coloca boca abajo canastas de carrizo sobre los hormigueros antes de que las chicatanas salgan y vuelen. Una vez recolectadas, las hormigas se “ahogan” en agua y se les retiran las alas, la cabeza y las patas para luego asarlas en un comal de barro hasta que estén crujientes. Después de esta preparación básica podemos comer las chicatanas de diferentes maneras, las cuales, dicho sea de paso, son casi idénticas a la forma en que lxs habitantes originales de México acostumbraban a comerlas antes de la llegada de los españoles. En una típica mesa veraniega de antojitos oaxaqueños que incluye mezcal, chapulines, guacamole, pedazos de quesillo, chicharrón, salchicha oaxaqueña, las chicatanas son una opción casi obligada. Estas hormigas se comen solas como botana, en tortillas recién hechas o en taco, acompañadas de queso fresco, aguacate y salsa. Sin embargo, la magia de las chicatanas como ingrediente surge cuando se incorporan a platillos más elaborados: salsas, moles, masa para tortillas e incluso tamales. El sabor de las chicatanas en sí es bastante difícil de explicar independientemente del platillo que sea, ya que remite a una mezcla de avellana, cacahuate, tierra y manteca de cerdo, lo que estimula el paladar con una compleja sinfonía de sabores.

otro insecto— era un acto de resistencia por parte de lxs habitantes originales de México en la lucha contra la desaparición de sus culturas. Actualmente, el desarrollo de la ciencia de la nutrición y la expansión de las tendencias gastronómicas de tipo gourmet irónicamente le han dado a las chicatanas un lugar diferente, pues se han convertido en un manjar nutritivo y costoso que cada vez menos personas pueden pagar; excepto por un gran número de familias en los pueblos de Oaxaca, ajenas relativamente a todos estos cambios, al menos hasta hoy. Aunque la aceptación por el consumo de chicatanas puede ser positiva en términos de difusión y preservación de una cultura gastronómica ancestral, los aspectos negativos de su popularidad son considerables. Por un lado, la recolección de chicatanas podría amenazar el equilibrio de su hábitat en lo que respecta a la explotación por parte de proyectos mal planeados de nutrición alternativa, agencias turísticas, el sector hospitalario y la industria alimentaria. Por otro lado, comer chicatanas fuera de su contexto geográfico y cultural original, es decir, en restaurantes y supermercados de las grandes ciudades del mundo, evita que la gente entienda la sutil relación de este ingrediente con las realidades económicas y culturales de lxs consumidorxs locales, desde campesinxs hasta cocinerxs tradicionales, quienes consideran a las chicatanas como regalos que emergen del vientre de la tierra una vez al año y cuya recolección es un ritual. Este ritual donde las chicatanas representan las bendiciones que trae la lluvia y la ofrenda de lxs recolectorxs representa el cuidado diario de la tierra, los cultivos y todo el ecosistema. Con el fin de mantener el balance entre el consumo responsable y la difusión de las tradiciones gastronómicas, varios restaurantes y vendedores de comida en la ciudad de Oaxaca ofrecen platillos con chicatanas en sus menús de temporada. Aventurarse a probarlos puede ser un gran rito de iniciación en la costumbre de comer insectos, pero también una puerta de entrada hacia la gran travesía que significa conocer la cultura oaxaqueña. La línea entre ser un viajero que mira el entorno pasivamente desde las sombras o uno que se involucra se disuelve con frecuencia, así que la mejor manera de quedarse en el lado soleado de la tierra es estableciendo vínculos profundos: visitando los pueblos y campos donde se recolectan las chicatanas, relacionándose directamente con lxs productorxs locales, apoyando a lxs cocinerxs tradicionales y prestando atención al uso de prácticas responsables de manera que las tradiciones vivan protegidas.

En términos culturales, esta tradición culinaria por un lado demuestra el profundo conocimiento que lxs locales y recolectorxs tienen de las estaciones y los tiempos de la tierra y, por otro lado, representa el último bastión en contra de convenciones alimenticias que aún prevalecen, en donde la res, el puerco, el pescado y las aves son las únicas fuentes aceptables de proteína animal. En algún punto de la historia, comer chicatanas revelaba la visión nada ortodoxa del mundo que imperaba en el México antiguo, misma que los españoles trataron de anular en pro del cristianismo y de los hábitos alimenticios convencionales de occidente. En ese sentido, un plato de chicatanas —o, en todo caso, de cualquier

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Chicatanas

THE GEMS OF MOTHER EARTH The habit of eating insects is old in this world. For hundreds of thousands of years, different cultures across the globe have adopted insects as part of their diet. While eating insects was a mere act of survival in some contexts, in others, it became a whole galaxy of their culinary universe. Insects are typically found and collected directly from the ground, so it is natural that their consumption is deeply linked to rural contexts and landscapes away from the cities, except for some fortunate exceptions, such as Oaxaca City, where we can still find edible insects in parks and house gardens. The almost uncontrollable growth of cities is devouring nature and numbing our basic survival instincts, such as procuring our food with our own hands directly from the source. And while reversing the false urban comfort of acquiring any type of ingredient regardless of the season or the latitude is one of humanity’s greatest challenges, there are still people who live by nature’s rules and eat what they grow, raise, and collect. In Mexico, more particularly Oaxaca, insects have been an important part of the compendium of ingredients of the local cuisine gastronomically and culturally speaking since ancestral times. Among the many edible insects consumed throughout the state of Oaxaca, some of the most popular are chapulines, cocopaches, gusanos de maguey, wasps and chicatanas. Out of all these, chicatanas hold a special place on the tables of Oaxaca because of two factors: their complexity of flavours and the short period of time in which they can be collected, thus making them highly demanded and, frankly, a unique delicacy.

New York ahumado con salsa de chicatanas, puré de nabo, bok choy confitado y chicatanas crujientes - Los Danzantes

Chicatanas are big brown-scarlet ants found almost all over North and Central America. They are known for cutting and collecting tree leaves which they use to both feed themselves and to grow fungus from which their larvae feed. Once a year, between early and mid-June (and sometimes even until early July), when the first rains come, the big fertile winged females and males come out of their anthill to reproduce and create more colonies. The chicatanas reproduce and work so fast that one colony on its own can cut the leaves of an entire tree in one day. In fact, some researchers think that since the beginning of time, their consumption was a way to prevent them from becoming a plague. However, under the current climate crisis, and due to the high demand from restaurants and gourmands, colonies of chicatanas are reaching dangerously low numbers. Catching chicatanas is not an easy process since we can never guess precisely where they will come out; the only thing left to do is wait and observe the fields. After the very first rain of the season, once the soil has become humid, smaller “soldier” ants come out and start trimming and cutting the leaves of nearby trees. This often serves as a landmark to locate the anthills. Explained in broad terms, once the nest has been located, people come out to the fields in the middle of the night and place huge reed baskets upside down at the entrance of the anthill to trap the chicatanas before they emerge and fly through the fields. Once collected, they are drowned in water and have their heads, legs and wings removed and are then roasted on a clay comal until crispy. After these basic preparations, the ants can be eaten in different ways, which are almost identical to the methods used by the original inhabitants of Mexico, before the Spanish arrived.


Chicatanas are often enjoyed as part of a typical Oaxacan summer table spread (mezcal, chapulines, guacamole, quesillo bites, chicharrón, Oaxacan sausage), as a plain snack, wrapped in a freshly made tortilla, or in the form of a taco accompanied with cheese, avocado, and salsa. However, the magic of chicatanas as an ingredient is when they are incorporated into more elaborate dishes like salsas, moles or even tamales. Regardless of the dish, the flavour of chicatanas per se is quite difficult to explain. It resembles a mix of hazelnut, peanut, earth, and pork lard, all of which bring a complex array of flavours layered into the palate. The cultural aspect of this culinary tradition not only demonstrates the local knowledge of the seasons and the earth’s cycles, but it also represents the last bastion against food conventions where beef, pork, fish, and poultry are the only acceptable sources of animal protein. At some point in history, eating chicatanas revealed the unorthodox vision of the world that prevailed in ancient Mexico, a vision that Spanish colonisers tried to cancel for the sake of Christianity and more conventional Western nutritional habits. In that sense, a dish of chicatanas - or any other insects for that matter - was an act of resistance by the original inhabitants of Mexico against the dissolution of their cultures. Now, in the 21st century, the development of nutrition science and the expansion of gourmet trends have given chicatanas another dimension. They have become an expensive and nutritious delicacy only some can afford, with the exception of many rural Oaxacan households, who seem relatively unaltered by all this transition, at least for now.

Although the rise of chicatanas can be positive in terms of the diffusion and preservation of an ancestral gastronomic culture, the negative side of their popularity is considerable. On the one hand, collecting chicatanas can threaten the harmony of their habitat due to the exploitation by unplanned alternative nutrition projects, tourism operators, the hospitality sector, and food processing industries. On the other hand, being able to find chicatanas outside of their original geographical and cultural contexts, namely in restaurants and supermarkets in the world’s most cosmopolitan cities, prevents people from understanding the subtle relationship of this ingredient with the economic and cultural realities of local consumers, from farmers to traditional cooks, who consider the chicatanas as gifts that emerge from the earth once a year, and whose collection is a ritual -a ritual where the chicatanas represent the blessings of the rain, and the offering from the collectors is the daily care of the land, the crops and the ecosystem as a whole. To maintain the balance between responsible consumption and the promotion of gastronomic traditions, many restaurants and food vendors across Oaxaca city offer chicatana based dishes on their seasonal menus. Daring to try any one of these dishes can be an excellent initiation in insect-eating, and it also opens a door into the greater journey that Oaxacan culture entails. The line between being a traveller watching passively from the shadows or being the participatory kind is often blurred, and the best way to stay on the bright side of the Earth is by building deeper connections: visiting villages where chicatanas are collected, establishing direct relationships with local producers, supporting traditional cooks, and keeping an eye on responsible practices so traditions can stay alive and protected. T e xt: Marí a Ítaka Pho to s: Anna B ruc e

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Central textil

UN UNIVERSO DE COLORES Y TINTES NATURALES Oaxaca es indudablemente uno de los centros textileros de México. Resulta imposible definir Oaxaca a través de un textil único. Tanto la variedad como la riqueza que tiene este estado hacen que lleguen personas de todos lados a admirar, conocer y comprar. Bordadorxs, tejedorxs, artesanxs, diseñadorxs, artistas, todos quieren llevarse y aprehender un cachito de Oaxaca. El universo textil oaxaqueño comprende un infinito de colores y tintes naturales, texturas y telas, diseños y bordados, hilos y deshilados. Cada pieza hecha artesanalmente cuenta una historia, muchas historias, que se van tejiendo en urdimbres de algodón, en tramas de colores, en hilos cruzados y en nudos escondidos que resultan en un lienzo creado casi sin querer. Tener una pieza textil no solo consiste en pagar y llevársela a casa. También es conocer y admirar el trabajo de tantas personas, tantas horas de labor, de silencios, de horas compartidas, de radios como de música de fondo, de la lluvia en el tejado mientras se mueven los hilos. Ese mundo de la labor textil es lo que las integrantes de Central Textil han querido dar a conocer con su proyecto. Así, Isabel Gijón, Ainsley Warner y Carolina Garza juntaron ideas, conocimientos y sueños para crear un sitio que fomenta la comunidad textil y artística de Oaxaca; uno al que ir a aprender, crear, compartir técnicas, historias y experiencias. Central Textil nació como un lugar de cercanía, de convivencia y de comunidad. El principal interés de las tres socias partió de la idea de tener un espacio textil, así que cada una aportó algo extra, cada una trajo sus experiencias, sueños e intereses, además de una lista enorme de cosas por hacer. En su país natal Australia, Ainsley Warner se desarrollaba como trabajadora social y elaboraba e impartía clases de cestería en espiral hecha con fibras naturales. Después de años colaborando en temas de salud mental y trauma, quería hacer algo más creativo, así que dio un giro a su vida y llegó a Oaxaca para participar en unas residencia y cursos de tintes naturales y bordado. Entonces empezó a teñir las fibras que usa en los aretes, sólo que ahora está más enfocada en la joyería hecha con chaquira. Ella considera muy importante que en Central Textil los artistas encuentren las herramientas textiles que normalmente no hay en Oaxaca; además le interesa que las otras personas conozcan acerca de este oficio, así que está enfocada en organizar exposiciones, talleres y pláticas. Texto: Ruth García-Lago Velarde Fotos: QPO y Central Textil


Isabel Gijón, la única oaxaqueña del equipo, tenía la visión de un lugar con máquinas de coser, tipo escuela, para aquellxs que no tienen acceso a estas herramientas. Ella estudió Artes Plásticas y Visuales en Oaxaca en la Escuela de Bellas Artes y una carrera técnica en Diseño de Modas, así que el proyecto se nutre de su conocimiento en corte y confección. Isabel tiñe y hace aretes con bordado, diseña su propio marca de lencería, imparte clases en Central Textil; aunque también ha trabajado en varias comunidades en El Istmo enseñando costura y elaboración de patrones. Carolina Garza, de Tamaulipas, quería tener una mercería con productos artesanales que son difíciles de encontrar en Oaxaca. Al principio se encargaba más de la administración del espacio, pero también hacía bordado y se dedicaba a los tintes naturales. Ahora, por cuestiones personales, Carolina sale de Central Textil para continuar con otros proyectos relacionados al mundo de los hilos, el bordado, los niños y el tequio. Servicios textiles Desde marzo de 2021, este espacio textil, ubicado en el barrio de Xochimilco de la capital oaxaqueña, ya está abierto al público y ofrece varios servicios para todo el que tenga algo que ver con el mundo textil o, simplemente, para quien quiera conocer y aprender de este oficio. Central Textil va más allá de una tienda tradicional de productos de costura y textiles. Aquí puedes comprar ciertos materiales de mercería que difícilmente hay en otras tiendas comerciales. Por un lado, están los productos vintage, industriales, antiguos pero de gran calidad, la mayoría adquiridos con una señora cuya familia había tenido una mercería en el Centro. Botones, encajes, listones, cierres, chaquiras, flecos metálicos y collares de encaje, pequeños tesoros que limpiaron, contaron y empacaron con su logo para darles una nueva vida. Por otro lado, encontrarás materiales artesanales, fibras naturales que ellas tiñen con tintes orgánicos y técnicas artesanales. Además de comprar productos allí, puedes ir a Central Textil a trabajar. Te rentan (por hora, día, semana o mes) mesas para cualquier proyecto creativo con acceso a máquinas de coser, mesas de corte, planchas y todo lo que necesites. También venden telas de algodón, gabardina y loneta, además de materiales para telares de pedal y lienzos hechos en telar de cintura producido por Textilera de Manantial, una familia de artesanos en Pueblo Nuevo. Como parte de este proyecto colaborativo, les entregan madejas de algodón que tiñen en Central Textil, utilizando blancos y azules degradados con los que tejen lienzos en tonalidades diferentes. El resultado son piezas únicas y exclusivas. Cuando vemos un textil oaxaqueño lo primero que nos llama la atención son los colores. Muchos de ellos, cuando tienen cierta calidad, están hechos con tintes naturales que podemos encontrar en el entorno y muchas veces ni sabemos que cierta planta o determinada flor son el origen de tanta belleza. Por eso, otro de los servicios que encuentras en Central Textil es el de tintorería, de teñido en seis colores, todos ellos naturales: azul (añil), rojo (palo de Brasil), amarillo (pericón), verde (azul y pericón), morado (palo y añil) y naranja (pericón y palo de Brasil). Puedes llevar prendas, hilos, telas, cualquier fibra natural, y el cobro se hace por peso. Este servicio de tintorería nace como una opción de reciclaje, para darle a la ropa un nuevo uso con procesos naturales.

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Talleres Las integrantes de Central Textil ofrecen su espacio para que otras personas puedan dar talleres relacionados con textiles. Ellas hacen la organización, gestión, promoción y difusión. En su cuenta de Instagram anuncian las ventas artesanales y los talleres de tintes naturales, cianotipia textil, que tendrán. Jueves creativos Cada jueves tienen tarde abierta, así la gente puede venir con sus proyectos y crear un poco lo que quieren en una mesa grande, conviviendo todos. Son tardes para platicar, bordar, pintar, tejer en telar de cintura. Para hacer lo que sea, no hay límites, no hace falta que sea algo textil. Incluso, si nada más deseas platicar, podrás encontrarte con gente que se dedica al textil o a técnicas artísticas, creativas. Todos son bienvenidos. Central Textil Dr. Gilberto Bolaños Cacho 101B Xochimilco, Oaxaca de Juárez Lunes a sábado: de 11 a 18 horas Tardes abiertas: jueves de 16 a 19 horas @central.textil.oaxaca

@wildfibres / @nacuanda / @hilos.flojos


Central Textil

A UNIVERSE OF NATURAL COLOURS AND DYES Oaxaca is undoubtedly one of the textile centres of Mexico but it is impossible to define Oaxaca through a single textile. The variety and the richness of this state make people come from all over the world to admire, discover and buy. Embroiderers, weavers, artisans, designers and artists all want to take and understand a little bit of Oaxaca. The universe of Oaxacan textiles includes an infinite number of colours and natural dyes, textures and fabrics, designs and embroidery, threads and yarns. Each handcrafted piece tells a story, many stories, that are woven in cotton warps, in coloured wefts, in crossed threads and in hidden knots that result in a canvas created almost unintentionally. Owning a textile piece from Oaxaca is not just about paying and taking it home. It is also knowing and admiring the work of so many people, so many hours of labour, of silences, of shared hours, of radios and background music, of the rain on the roof while the strings move. This world of textile creation is what the members of Central Textil have wanted to promote with their project. Isabel Gijón, Ainsley Warner and Carolina Garza, brought together ideas, knowledge, and dreams to create a space that fosters Oaxaca’s textile and artistic community, a place where you can go to learn, create, and share techniques, stories, and experiences. Central Textil was born as a place of closeness, coexistence, and community. The main interest of the three members was based on the idea of ​​having a space dedicated to textiles, each one with their own specific dreams, experiences, and interests. Ainsley Warner, originally from Australia, worked as a social worker for 13 years as well as making and teaching basketry with a range of natural fibres. After years of working in mental health and trauma, she decided to move to Oaxaca to focus on the creative side of her life. When she arrived in Oaxaca, Ainsley organised to do a range of residencies and courses in natural dyes, bead looming and different traditional embroidery techniques. She then went on to dye the different natural fibres she used in her basketry. Ainsley still makes some woven jewellery but is now more focused on beaded jewellery. One of Ainsley’s dreams and main objectives in opening a textile space was to provide workshops, talks, events and exhibitions, which is what she focuses on at Central Textil. Isabel Gijón, from Oaxaca, came to the project with the vision of​​ a space that provided sewing machines to those without access, in the form of a sewing school. She studied Fine and Visual Arts in Oaxaca at the Escuela de Bellas Artes and completed a degree in Fashion Design so a big part of the project draws on her knowledge of design and dressmaking. Isabel has worked in a variety of communities in the Istmo teaching sewing and patternmaking and also offers private sewing lessons at Central Textil. Isabel also works with natural dyes and makes embroidered earrings, as well as designing and making her own line of lingerie. Carolina Garza, from Tamaulipas, was a founding member of Central Textil however has recently left to focus on other textile projects. Carolina’s dream was to have a haberdashery with artisanal products and unique tools that couldn’t be found in Oaxaca. She was also dedicated to natural dyes, which she continues to work with. Text: Ruth García-Lago Velarde Photos: QPO & Central Textil

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Textile Services

Workshops

This textile space, located in the Xochimilco neighbourhood of the Oaxacan capital, has been open to the public since March 2021 and offers various services for anyone involved or interested in the textile world or, simply, for those who want to know and learn about it. Central Textil goes beyond a typical sewing and textile store and has a unique range of haberdashery materials not easily found anywhere else. Their stock includes a range of naturally dyed products as well as vintage items from the 1960s and1970s that were sourced from a local woman who was selling her family’s haberdashery collection that spanned generations. Buttons, laces, ribbons, closures, beads, lace collars, metallic fringes and other little treasures were cleaned, counted, and packed with the Central Textil logo to give them a new life. You can also find handmade and naturally dyed products like bobbins and skeins of naturally dyed threads, t-shirts, tote bags, and lengths of fabrics.

The members of Central Textil offer their space so that other people can give workshops related to textiles. They do the organisation, management, promotion and dissemination. Upcoming artisan sales and workshops in natural dyes, textiles, and cyanotype are announced on their Instagram account. Creative Thursdays Every Thursday, they have an open afternoon so people can come with their projects and create what they want at a large table, with everyone working together. They are afternoons for conversation, embroidering, painting, weaving on a backstrap loom, to do anything, there are no limits and it doesn’t have to be something textile related. Even if you just want to talk, you can meet people who are dedicated to textiles or artistic, creative techniques. Everyone is welcome.

They sell cotton fabrics by the metre including muslin, gabardine, canvas and a range of pedal loomed cotton that was produced by Textilera del Manantial, a family of artisans in Pueblo Nuevo. Through this collaboration with Alvaro and Jose Lopez, brothers and owners of Textilera del Manantial, Central Textil also produces unique and one-off textile pieces by weaving their naturally dyed cotton skeins on pedal looms. You can also go to Central Textil to work. They rent tables for anyone working on creative projects, with access to sewing machines, cutting tables, irons and everything you need, by the hour, day, week or month. When we see Oaxacan textiles, the first thing that strikes us is the colours. Many of them, when they have a certain quality, are made with natural dyes that we can find in the environment and often, we do not even know that a particular plant or specific flower is the origin of so much beauty. Therefore, another of the services that you find in Central Textil is the dyeing service. They offer fabric dyeing in six colours, all of them natural: blue (indigo), red (brazilwood), yellow (pericón), green (indigo and pericón), purple (brazilwood and indigo) and orange (pericón and brazilwood). You can take clothing, threads, fabrics, any natural fibre, and they charge by weight. This service was born as a recycling option to give clothes a new use with natural processes.

Central Textil Dr. Gilberto Bolaños Cacho 101B Xochimilco, Oaxaca de Juárez Monday to Saturday: 11am - 6pm Creative Thursdays: 4 - 7pm @central.textil.oaxaca @wildfibres / @nacuanda / @hilos.flojos


Calendario curado con los mejores eventos de Oaxaca

A curated calendar of Oaxaca’s Best events



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