Qué Pasa Oaxaca Vol. 4

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Vol. 4 - Gratis


La vida cotidiana - Chris Tyler

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Sra. María Guadalupe Anaya Ramírez, “Fonda Lupita”, Mercado Sanchez Pascuas

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La vida cotidiana - Chris Tyler

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Sra. Francisca Merino Cecilio, LavanderĂ­a Burbumatic

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La vida cotidiana - Chris Tyler

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¿A dónde vas? Where are you going?

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La vida cotidiana Chris Tyler

Qué Pasa Oaxaca Volumen 004, Enero 2019

La arquitectura que vino de las estrellas María Ítaka

Editora en Jefe: Rebecca Bailey revista@quepasaoaxaca.com Editorial: Isahrai Azaria editorial@quepasaoaxaca.com Diseño: Horse | Design. Illustration. Print youresomehorse.com

La energía precede el sonido Reinaldo Aquino Más grande que la vida Isahrai Azaria

Traducciones María Ítaka. Gabriel Elías. Carmen Rivera.

Innovación para un Oaxaca sustentable Anna Bruce

Impreso en España Digital

Lo original de Oaxaca: La tlayuda Nomad Cook

Arte de portada: Piña Loco, Hierve el Agua, Oaxaca Chris Tyler

Un salto de fé en la Sierra Norte Antonio Recamier

Qué Pasa Oaxaca es una publicación trimestral de arte y cultura.

En conversación con Mercedes López Rafael E. Lozano

El contenido de los artículos es responsabilidad de sus autores y el de la publicidad de los anunciantes.

Contribuyentes Anna Bruce - www.annabruce.photos / @annabruce.photos Cristofer Carranza - fb.com/oppening Lindsey Dalthorp - www.lindseydalthorp.com Luis Hernández - @nomad.cook / YouTube Nomad Cook Oscar Cruz Mora Chris Tyler - @christophermatthewtyler Antonio Recamier - @malintzin_oaxaca

Prohibida la reproducción total o parcial del contenido por cualquier medio sin permiso expreso de los editores. Los derechos de todas las fotografías publicadas están reservados por sus respectivos propietarios. Número de Certificado de Licitud de Título y Contenido: en trámite. Número del certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del título: en trámite.

Visite nuestra página web: www.quepasaoaxaca.com

Carta de la Editora en Jefe / Letter from the Publisher La vida está llena de ciclos y así como iniciamos el nuevo año, junto con este cuarto número, también completamos nuestro primer año de publicación. Un año emocionante, lleno de miedos, bello, estresante y divertido. Neil Gaiman dijo alguna vez: “Espero que este año que viene cometas errores. Si cometes errores, significa que estás haciendo cosas nuevas, intentando nuevas cosas, aprendiendo, viviendo, esforzándote, cambiándote a ti mismo y cambiando tu mundo. Estás haciendo cosas que nunca antes habías hecho, y lo más importante, estás Haciendo Algo”. Así que este año continuaremos creando, explorando, publicando y, por supuesto, cometiendo errores.

Life is filled with cycles and as we begin the new year we are also, with this our fourth issue, completing our first year of publication. An exciting, scary, wonderful, stressful and fun year. Neil Gaiman once said “I hope that in this year to come, you make mistakes. If you are making mistakes, then you are making new things, trying new things, learning, living, pushing yourself, changing yourself, changing your world. You’re doing things you’ve never done before, and more importantly, you’re Doing Something.” So this year we’ll continue creating, exploring, publishing, and of course, making mistakes. Happy new year!

¡Feliz año nuevo!

Rebecca Bailey



LA ARQUITECTURA QUE VINO DE LAS ESTRELLAS Texto: María Ítaka Fotos: Lindsey Dalthorp

Arcos, columnas, pasillos de mármol, texturas de adobe y de cantera; murales que cuentan historias de dioses, ángeles y humanos entre flores, enredaderas y balas. Es fácil dejarse llevar por estos y los muchos otros detalles arquitectónicos y gráficos en los edificios y muros de Oaxaca. Sin embargo, la arquitectura oaxaqueña mesoamericana originaria* parece tan indescifrable, tan lejos de nuestra vida cotidiana, que visitar sus sitios más representativos se ha vuelto una simple parada en la ruta de la selfie.

del sol” que aparece cada año al interior de uno de los edificios de Monte Albán entre el 7 y el 15 de mayo. Esta fuente vertical de luz marca el cénit del sol sobre los valles centrales de Oaxaca. Y aunque desde nuestro enfoque moderno quizá nunca podamos entender el significado real de este efecto, no hace falta decir que para lograrlo se necesitó de una ejecución impecable de conocimientos de ingeniería, astronomía y arquitectura.

En estos sitios, cada ángulo, pintura y sepulcro está determinado por un profundo entendimiento de las estrellas y de su relación con el mundo material y espiritual. Sin contar con las herramientas tecnológicas que tenemos hoy, las culturas oaxaqueñas –zapoteca, mixteca y mixe, por nombrar algunas- y otras civilizaciones mesoamericanas no solo crearon mecanismos y sistemas precisos para predecir el clima o para elaborar calendarios de cultivo, también diseñaron espacios armónicos alineados con los movimientos del sol y de los planetas.

También conocida como Lula’a en zapoteco y Ñundua en mixteco, Oaxaca parece haber sido una ciudad muy diversa desde el inicio. Esto se puede apreciar en los diferentes detalles arquitectónicos de sus ciudades antiguas. Tal es el caso de las ciudades de Mitla, Monte Albán y Atzompa, donde algunos edificios emulan la arquitectura de la mística Teotihuacán, lo que sugiere que la inspiración cósmica que distingue a las construcciones del centro de Mesoamérica llegó hasta estas latitudes.

Un ejemplo de dicha sincronización cósmica se puede ver en el “paso cenital

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Oaxaca Cosmopolita

La historia de la arquitectura y la cultura oaxaqueña es la historia de muchas ciudades, pues es muy difícil encontrar respuestas absolutas sobre cuáles culturas

construyeron qué y cuándo. Todos los edificios antiguos son el resultado de varios éxodos, ideologías, innovaciones tecnológicas e intercambios culturales; son capas de historia grabada en piedra que vale la pena explorar. Muy “mainstream” y no tanto… Aunque casi todas las guías turísticas señalan a Monte Albán y a Mitla como LOS sitios arqueológicos más importantes de Oaxaca, lo cierto es que hay mucho más que eso. Si bien estas dos ciudades son las más estudiadas, visitadas y mejor conservadas de todas las que hay en los valles centrales, esto no quiere decir que sean las únicas ni las más bellas. Si en verdad queremos comprender el nivel de sofisticación que alcanzaron las culturas oaxaqueñas y mesoamericanas, tendremos que ampliar nuestros horizontes y las rutas de nuestros mapas. Además de Mitla y Monte Albán, existen por lo menos cinco ciudades antiguas que te quitarán el aliento. Más allá de sus formas complejas, sus grecas y sus fachadas, estos sitios se encuentran ubicados en puntos donde la energía cósmica se desborda; donde la fuerza del sol y el viento despiertan los sentidos.


La siguiente lista incluye las ciudades antiguas de Oaxaca más mainstream y las no tan populares, ordenadas cronológicamente. Cabe señalar que aunque la cronología que sirvió de referencia no es concluyente, sirve para dar una perspectiva del orden en que estas ciudades se construyeron y estuvieron activas. San José Mogote: Localizada en el valle de Etla, es una de las ciudades más antiguas si no es que “la más”. Los estudios señalan que fue construida por los mismos zapotecas que posteriormente fundaron Monte Albán. Aquí se sembró la semilla. Lambityeco: Un sitio pequeño pero impresionante. Sus edificios cuentan con tumbas y mascarones muy particulares. Algunos estudios sugieren que fue ahí donde se construyó el primer temazcal. También se dice que era un lugar donde se cosechaba y vendía sal, por lo que no es de extrañar que el mercado de Tlacolula se haya ubicado tan cerca. Monte Albán: Espacios abiertos, edificios imponentes, punto desde donde se aprecia el cénit. ¿Qué más se puede decir de esta ciudad que no se haya dicho ya? Metrópolis entre las polis.

Zaachila: Ubicada en el valle de Zaachila, la importancia cultural de esta ciudad fue incluso registrada por los primeros sacerdotes españoles. La nobleza que ahí residía la convirtió en el símbolo de la unión de dos grandes estirpes: la zapoteca y la mixteca. Mitla: Lugar donde descansan los muertos. Sus edificios otrora pintados con grana cochinilla están coronados por grecas místicas, mientras que tumbas cruciformes (no católicas) habitan el subsuelo. Irónicamente, una iglesia barroca se levanta sobre parte de las ruinas de este lugar. Yagul: Gracias a su posición vigilante por naturaleza, este lugar de alturas vertiginosas y miradores inolvidables está rodeado de cuevas y petroglifos. Sin duda se trata de una de las ciudades antiguas más impresionantes de los valles centrales. Respira el aire fresco y disfruta el silencio. Dainzú: Ubicada cerca del valle de Tlacolula, también es una de las ciudades más antiguas. Actualmente se encuentra casi abandonada, y aunque está más o menos cerca de la carretera parece haber sido construida dentro de una burbuja aislada del ruido y la modernidad.

Atzompa: “Nuevecita”, en el sentido que se descubrió recientemente. Sus tres juegos de pelota sugieren que se trataba de un centro ceremonial. La vibra festiva que la rodea es difícil de ignorar. *NOTA: La palabra “prehispánica” se ha omitido intencionalmente en este artículo. Aunque este tema abre toda una discusión que no se tratará aquí, considero que dicho término infiere de manera inconsciente –o quizás también conscientemente- que la invasión española marca el único punto de inicio en la historia de Oaxaca, México y América Latina.


ARCHITECTURE FROM THE STARS Text: María Ítaka Photos: Lindsey Dalthorp

Arches, columns, marble halls, textures of adobe and quarry stone. Murals telling stories of gods, angels, and humans among flowers, vines, and bullets. One can easily get carried away by these and many more architectonic and graphic details of the buildings and walls in Oaxaca. Nevertheless, the original Oaxacan-Mesoamerican* architecture seems so indecipherable, so far removed from our daily experience, that visiting its most representative sites can merely become a stop on the selfie route. In such sites, every angle, painting, and burial was determined by a deep understanding of the stars and its relation with the material and spiritual world. Without the technological tools we have today, Oaxacan cultures — the Zapotec, Mixtec and Mixe, to name a few — as well as other Mesoamerican civilizations, not only created precise mechanisms and systems for weather forecasting or agriculture calendars but also designed harmonious spaces aligned with the movements of the sun, the moon, and the planets. This cosmic synchronization can be seen, for example, in the “zenith tube” that appears in one of Monte Albán’s buildings every year between May 7th and 15th. This vertical beam of sunlight crossing down a

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dark chamber marks the sun’s zenith over Oaxaca’s Central Valleys. And although we might never understand the meaning of this special light effect from our modern point of view, it is needless yet astonishing to say that this could have only been achieved through an accurate execution of engineering, architectonic, and astronomical knowledge.

Oaxaca Cosmopolitan Oaxaca, also known as Lula’a in Zapotec and Ñundua in Mixtec, was quite a diverse city right from the beginning. We can see this in the different architectonic details of its original cities. Several buildings in the cities of Mitla, Monte Albán, and Atzompa echo the architecture of the mystical Teotihuacán, which suggest that the cosmic inspiration that distinguished the architecture of Central Mesoamerica expanded to this latitude. The history of Oaxacan architecture and culture is the tale of many cities, especially as it is difficult to find absolute answers about which cultures built what and when. All of the ancient buildings are the result of multiple exoduses, ideologies, technological innovations, and intercultural exchanges — layers of history carved in stone well worth the exploration.

Mainstream and not so much… While most of the tourist guides will feature Monte Albán and Mitla as THE top archeological sites in Oaxaca, the truth is that there is much more to it. Yes, these two are the most studied, visited, and best preserved ancient cities in the Central Valleys, but this does not mean they are the only ones nor the most beautiful. If we really want to understand the sophistication of the Oaxacan and Mesoamerican cultures, we have to expand our horizons and our maps. Besides Mitla and Monte Albán, there are at least five more ancient cities that will take your breath away, not only because of their intricate shapes, decorative patterns, and facades, but because of their geographical location, places full of cosmic energy where the sun shines bright and the wind’s movement awakens your senses. The following list includes the mainstream and less well-known ancient cities in Oaxaca in chronological order. Although this chronology is not 100% conclusive or agreed upon by historians, they provide a helpful perspective of the order in which they were built and active.


San José Mogote: Located in Etla Valley, this is one the oldest, if not the oldest, of all the ancient cities in Oaxaca. Studies indicate it was built by the Zapotecs who eventually built Monte Albán. This is where the seed was planted.

Zaachila: Located in Zaachila Valley, its cultural importance in the Central Valleys was even recorded by the first Spanish priests. As a residence of royalty, it is the symbol of the union of two cultures: Zapotec and Mixtec.

Dainzu: Located near Tlacolula Valley, it is also one of the oldest cities. Currently almost abandoned, this beautiful site is not far from the highway but, somehow, seems to have been built inside a bubble that modernity and noise can’t trespass.

Mitla: The “Land where the Dead Dwell”, Mitla is filled with stories of death, life, battles lost and won, always sacred. Mystical geometrical patterns crown the buildings painted with fading cochineal. There are underground tombs with the shape of a decidedly uncatholic cross. Ironically, a baroque-style church was built over the ruins of one side of the city.

Monte Albán: Open spaces, impressive buildings, the zenith’s vantage point: what else can we say about this city that has not yet been said? A metropolis among the polis. Atzompa: “Brand new” in the sense that it was recently discovered, the three different ball game courts suggest it was a ceremonial site. It’s undeniable that a festive vibe surrounds the space.

Yagul: Vertiginous heights and unforgettable vantage points provide a natural defensive position. It is surrounded by caves and petroglyphs and it is one of the most impressive sites in the Central Valleys. Breathe the fresh air, close your eyes, and enjoy the silence.

Lambityeco: A small, yet impressive site, its buildings have unique tombs and ceremonial masks. Some studies suggest that the first temazcal was built here and that salt was harvested and sold in the area. It’s no wonder that the Tlacolula market was founded nearby.

*AUTHOR’S NOTE: The word “prehispanic” has been deliberately omitted in this article. I believe this term unconsciously — or perhaps consciously — implies that the Spanish Invasion is the one and only starting point in the history of Oaxaca, Mexico, and Latin America in general.


LA ENERGÍA PRECEDE EL SONIDO:

KAOZ PARTY Texto: Reinaldo Aquino Foto: Oscar Mora

En la película Coffee and Cigarettes de Jim Jarmusch hay un segmento donde el productor y rapero RZA hace una comparación entre sus habilidades como doctor y como músico. “Mis manos son suaves por ser un DJ”, dice, refiriéndose a la posibilidad de curar con ellas. De una manera similar Eduardo Vera está en el café Los Cuiles contándome cómo la banda que él cofundó ocupa el mismo espacio en su mente que su trabajo en el mundo de la cocina (Vera tiene un negocio que se dedica a proveer menús y comidas a un hotel). “Es una empresa”, dice sin tapujos el baterista, al referirse a su banda no sólo como un proyecto artístico, sino como un plan de

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vida. Uno donde la idea no sea sobrevivir como músico, sino armarla en ese oficio. Kaoz Party (“deberías ver nuestros shows en vivo”, dice Eduardo cuando le pregunto sobre el nombre de la banda”) es una banda de rock pop oaxaqueña que usa lo vago de esta generalización para explorar lo que aún puede dar un formato que ha sido explorado casi hasta sus límites: sólidos ritmos en 4/4, bajos ostentando melodías, capas de teclados engordando la mezcla, voces oceánicas. Podemos decir, sabiendo que no quiere decir mucho hoy en día, “rock alternativo”. Podemos decir “rockpop”. Podemos decir “post-new wave” o

“pop-punk”. Lo que queda claro es que la búsqueda de la energía pop destilada es claramente una preocupación de la banda que lleva casi 6 años asegurándose de tomarse el negocio de la música en serio. Quien esto escribe encuentra refrescante que el enfoque de la banda en voz de su baterista y cofundador sea montar una banda pop operativa. “Que haya crecimiento”, dice Eduardo. Lo que nos lleva a la historia de la agrupación, que como la mayoría de las bandas oaxaqueñas de cualquier género está integrada por músicos que se dedican a proyectos variopintos (el guitarrista Eric es


parte de la banda math rock Yo Tricératops, Christian es organista de iglesia). Y dos puntos parecen detonadores en el devenir de Kaoz Party: el momento en que Eduardo audiciona como baterista al iniciar la banda (en broma habla de su influencia “holística”) y cuando el tecladista, apodado “Papi Jason,” los escuchó en vivo en Barracuda y decidió unírseles nutriendo así la fiesta con su entrenamiento clásico. La banda ha pasado ya por el dilema de fingir o ser para decidir ejercer el oficio y han circulado regularmente en festivales, recientemente en el Barro Verde, donde tocaron al lado de algunos de los precursores de lo que se ha llamado vagamente “rock mexicano”. Con todo, entre el exceso que el caos de tener una banda implica (incluso el de trabajo), la banda ha sabido administrar aquello que muchos pares suyos gastan en ocasiones demasiado rápido: su energía. La palabra “energía” sale a colación muchas veces y parece atraer a Vera más allá de la música misma. Hacemos referencia a estados alterados de conciencia mediante sonido: “Todo son frecuencias”, concluye rápidamente. Conforme avanza la conversación queda claro que hay un interés por encima de los contornos de la música pop, aunque siempre manteniendo el deseo de producir música que pueda

venderse bien. Hacer música relevante no implica, me señala, pelearse ni con el mundo de los negocios (el sistema debe cambiarse desde adentro, concuerda con Calle 13), ni con la posibilidad de trascender a otros géneros. Al relatarme cómo ha sucedido que públicos metaleros o skaceros se entregan a bailar con su sonido, Vera confirma una convicción que aparece más tarde: “con todo se puede hacer algo alternativo, algo progresivo”. Siguen también las comparaciones con el arte de hacer comida y cada vez queda más claro no sólo que la operación comida-músicasanación es una concatenación lógica, sino que esta relación es la base sobre la cual se sostiene la habilidad de la música popular de curar. Kaoz Party deja de ser caótica cuando se trata de planear su futuro. Actualmente el Estudio Sierra Leona, en asociación con el estudio de Tito, de Molotov, les ofrece un espacio de grabación al que pretenden entrar en busca de un EP, no sólo con la experiencia ganada últimamente, sino con los oídos abiertos a sugerencias que busquen redondear su sonido. El camino está trazado e incluso ha implicado rechazar la tentación de establecerse en la CDMX (“queremos que vean hacia Oaxaca”). Cuando inquiero sobre los límites que

pondrían en cuanto a dejarse llevar por productores en busca de un sonido apetecible, Vera me recuerda que están donde están porque confían en el proceso de refinación de un producto, en este caso musical. Y haciendo un claro eco de las muy diversas formas de gobierno presentes en este estado, Vera llega siempre a la conclusión con la que empezó: “Siempre he creído en la organización. Y en México te tienes que organizar sino te quedas atrás”.

TODOS LOS DÍAS MOJITOS 2x80 DE 2PM. A 10 PM.

reservaciones: 951 206 42 62


Kaoz Party son Jaime Martínez: guitar-voice, Leonel Díaz: bass, Eduardo Vera: drums, Christian vas Nava: keyboards, Erick Martinez: guitar | facebook.com/kaozpartyoficial

WHEN ENERGY PRECEDES SOUND:

KAOZ PARTY Text: Reinaldo Aquino Photo: Cristofer Carranza

In Jim Jarmusch’s Coffee and Cigarettes, there is a sequence in which producer and rapper RZA makes a comparison between his abilities as a doctor and his skills as a musician: My hands are soft from “being a DJ”, he says, referring to the possibility of healing with them. Similarly, when we meet in Café Los Cuiles, Eduardo Vera tells me how the band he co-founded occupies the same space in his mind as food culture (Vera’s day job is supplying menus and food for hotels). “It’s an enterprise,” the drummer matter-of-factly declares, when he refers to his band not only as an artistic project but as a life mission in which the musician not only survives but manages to “make it.”

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Kaoz Party - “you should see our shows,” Eduardo says when I ask him about the name of the band - is a Oaxacan rock-pop band that takes advantage of this vague categorisation to expand on a format that has been explored, one would think, almost to its limits: solid 4/4 rhythms, leading bass melodies, synth layers thickening the mix, and oceanic choruses. We could say they play “alternative rock”. Or “post new wave”. Or “pop-punk”. But one thing remains clear: the search for distilled pop energies is a serious preoccupation for Kaoz Party, a band that has spent the past six years taking the music business seriously. For this writer, their approach is refreshing as it means setting

up an operative band. “We need to grow,” Eduardo says. This takes us to the story of the band, a band that, following the norm in Oaxaca is comprised of musicians whose backgrounds are truly diverse (guitarist Eric’s other project is math rock group, Yo Triceratops; Christian is a church organist). There seem to be two key moments in the development of Kaoz Party: the first is when Eduardo auditioned as drummer when the band was in its first stage; the other, when keyboardist Christian “Papi Jason” heard them live at Barracuda Bar and decided to join them, expanding the party with his classical training. The


band has already gone through the dilemma of pretending to be a band or actually being one. They have become festival regulars, including the recent Barro Verde Fest where they shared the stage with some of the pioneers of what has come to be known vaguely as “Mexican rock”. In the midst of it all, and considering the chaos having a band implies (even in terms of work), Kaoz Party has managed to save that which most bands tend to spend too fast: energy. The word “energy” comes up many times and seems to attract Vera beyond the music itself. We talk about altered states of consciousness achieved through sound. “Everything is frequencies,” he concludes immediately. As our conversation continues it becomes clear that the band’s interests go beyond the limits of pop music although they still crave for music that sells well. For Vera, making relevant music can also imply a healthy relationship with the business world — “the system must be changed from within,” he agrees with Calle 13 — and there’s always the possibility of transcending genres. Vera then tells the story of metal and ska crowds becoming completely absorbed while dancing to Kaoz’s music and in doing so confirms one of his convictions, “You can make progressive or alternative rock out of anything.” As the interview develops we

continue to compare art with making food and each time it becomes more clear that the reciprocity of food-music-healing is not only completely logical and valid but that this relationship is the basis on which the healing capacity of popular music resides. Kaoz Party stops being chaotic when it comes to planning their future. Recently, Sierra Leona Studios in association with Molotov’s guitarist Tito offered them recording time. They are eager to get into the studio to craft an EP, taking advantage not only of their experience but of musicians and sound professionals around them to both document and elevate their sound. There is a promising path for them and the band seems intent to reject the temptation to relocate to Mexico City. “We want people to see Oaxaca.” When I enquire about the band’s boundaries concerning the influence of producers in search of a palatable sound, Vera reminds me that they’ve reached this stage because they trust the polishing process creating an actual “product” implies. He makes an involuntary comparison between the band’s approach and the many alternative forms of government thriving in Oaxaca and returns to his starting point: “I have always believed in organisation. And, in Mexico, if you’re not organised, you stay behind.”

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MÁS GRANDE QUE LA VIDA Texto y Fotos: Isahrai Azaria

Pepe habla de su trabajo como varios artistas lo hacen: “Yo no escogí a los monos, los monos me escogieron a mí. Las circunstancias nos unieron”. Cualquiera que haya pasado más de 72 horas en Oaxaca los ha visto: los inminentes personajes de papel maché que giran por las calles al frente de las calendas. Estas marionetas gigantes están vestidas para impresionar y amenizar celebraciones, como novios para una boda, en colores festivos para las graduaciones, como quinceañeras, y en días festivos como personajes históricos para el Día de la Independencia, o incluso como figura

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de Medusa, Yalateca, para una procesión religiosa. Cada mañana mientras sus vecinos barren las banquetas y abren sus locales, mientras montan sus puestos de tacos y sirven tazas de atole caliente, Pepe abre su pequeño taller. Uno por uno, saca los gigantes monos y los coloca a lo largo del boulevard. Los monos que hizo el día anterior los coloca al final de la calle en un lugar estratégico para que el sol pueda secar las capas de engrudo. “Lo he intentado con lámparas de calor y ventiladores, pero no funciona. He tenido muchos aprendices pero el sol es mi compañero”.

Pepe saca montones de papel: periódicos, anuncios y directorios telefónicos viejos; también busca en montones de retazos de tela. “Siempre he sido un artista sustentable”. Es una broma que dice con una franca sonrisa, pero que es muy cierta, ya que casi todos los materiales que usa son reciclados. El marco está hecho de tiras de carrizo, los botones son de tapas de botellas, los aretes de pedazos de cartón decorados… con capas de engrudo y papel, pintura y paciencia, Pepe crea y fabrica sus monos. “Yo no sé cuántos he hecho. Cuando eres feliz no llevas la cuenta”.


Antes de que Pepe hiciera monos de calenda, reparaba llantas en el mismo lugar, en Niños Héroes de Chapultepec. Un día, hace más de 30 años, en un desfile, Pepe le pidió a un hombre que llevaba un mono, que lo dejara usarlo y él le respondió: “Ahorita”. Y por supuesto, el “ahorita” nunca llegó. Pepe se ríe mientras recuerda la última canción del desfile. “Estaba frustrado, estaba molesto, así que hice mi propio mono”. Pepe tenía experiencia en el arte de hacer piñatas para su madre durante años para fiestas y eventos sociales. Circunstancias. Con su propio mono, pudo unirse a cualquier calenda que quiso. Luego alguien tomó su mono prestado y nunca lo devolvió. Así que hizo otro, luego un par. Los rentó, vendió otros, regaló unos más y de repente, ya era un monero. “Me encantan los monos porque son para los ricos, los pobres, para todos. Son para la felicidad y la celebración, y eso es algo que todos experimentamos”. Pepe puede contar los años y sus recuerdos como una capa de papel y engrudo a la vez. Inclusive, una de las noches más tristes de su vida, la muerte de su madre, mientras sus amigos se reunían en la casa, él salió para entregar un mono. “Era importante porque era para

una niño con autismo. Tengo un amigo que hace equino-terapia, ¡es sorprendente! ¿La conoces? Bueno, pues yo hago monoterapia”. Pepe tiene tres décadas de historias como éstas. “Había un niño a quien le encantaban los monos, solía venir muy seguido… luego se enfermó. Recibió quimioterapias. Le hice un mono y se lo llevé al hospital, fue un julio. Le dije `Vamos a llevar el mono juntos en diciembre y lo bailamos en la fiesta de la Virgen de Guadalupe´… eso fue hace 21 años. Y ahora a sus hijos les encantan los monos también”. Pepe trabaja afuera, en la calle. Al panadero le grita “¡Ánimo!” y a la tamalera le dice “¡Guárdame uno!“ cada vez que pasan por su puesto, yendo y viniendo. Frecuentemente pasa alguno de sus amigos manejando por su tienda y le toca el claxon. Cada media hora, algún otro amigo pasa por su tienda y se sienta en la banca para platicar un rato. Pepe pone a casi todos sus amigos a trabajar. “¿Puedes poner esta cinta aquí por favor? Dobla esto tres veces. ¿Me pasas las tijeras?”. Para Pepe, unirse a las calendas debajo de un mono es “sudoroso y de lo más feliz. Desde el pequeño hoyo, el ojo umbilical,

podemos ver a todos… están bailando sin artificio. A veces ellos nos ven a nosotros, perciben nuestra mirada, y les da pena. Yo trato de no hacerme notar, pero sí veo a todos. Veo la… ¿cómo se llama? Sí, la autenticidad”. Pepe dice, “hacerse viejo es maravilloso. Te acostumbras a esa autenticidad. Ando en mi motocicleta - Pepe, voy en la calle para comprar un tamal - Pepe, estoy con mis ayudantes - Pepe, con mis hijos - Pepe, debajo de un mono - Pepe”. Conforme ha envejecido, Pepe ha aprendido a apreciar la alegría que su trabajo le da. También está orgulloso de su trabajo y reconocimiento. Nos cuenta que sus monos han sido expuestos en el aeropuerto de San Francisco, la Ciudad de México y museos europeos, y son parte de una exposición permanente en el museo de Santo Domingo en Oaxaca. “He tenido tres amores en mi vida: las montañas, el mar y las calendas. Tengo suerte de tenerlos todos en abundancia”.


LARGER THAN LIFE Text and Photos: Isahrai Azaria

Pepe speaks about his work as many artists do: “I didn’t choose the monos, the monos chose me. The circumstances brought us together.” Anyone who has spent more than 72 hours in Oaxaca has seen them: the looming papier-mâché characters who twirl through the streets, leading the calenda parades. These giant puppets are dressed to impress and to inspire merrymaking, as novios in a wedding, in festive colours for graduations, quinceñeras, and holidays, as historical figures for Día de la Independencía, and even as a Medusa figure, Yalateca, for a religious procession. Every morning as his neighbours sweep the sidewalks and open their shops, as they set up their taco stands and ladle out steaming cups of atole, Pepe opens his small workshop. One by one, he pulls out the giant monos

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and positions them along the boulevard. The monos that he made the day before are placed further down the street in a prime spot for the sun to dry their layers of glue. “I’ve tried heat lamps and fans. It just doesn’t work. I have had many apprentices but the sun is my partner.” Pepe pulls out stacks of paper: newspapers, advertisements, discarded phone books. He also sorts through piles of scrap fabrics. “I have always been a sustainable artist.” It’s a joke told with a hearty laugh, but it is also true. Almost all of the materials he uses are recycled. The framework is made from easily replenished bamboo stalks. Buttons are made from bottle caps, earrings from painted cardboard box scraps. With layers of glue and water, paint and patience, Pepe creates his monos. “I don’t know how many I have made. When

you are happy, you aren’t keeping lists.” Before Pepe was a mono-maker, he repaired tyres in the same space on Niños Héroes de Chapultepec. One day, over 30 years ago, he asked a mono-handler to let him take a turn dancing under the mono’s frame in a parade. “Ahorita,” he said. “And of course, ‘ahorita’ never comes.” Pepe laughed when recalling the last song of the parade. “I was frustrated. I was angry. So I made my own mono.” Pepe had experience in the art form from making piñatas for his mother over years of parties and community events. Circumstances. With his own mono, he was able to join any calenda he wanted. Then someone borrowed his mono and never returned it. So he made one more, then he made a pair. He rented the pair, sold another, gifted another. All of the


sudden, he was a monero. “I love monos because they are for the rich, the poor, all the same. They are for happiness and celebration and that is something we all experience.” Pepe can count the years and his memories one layer of paper and glue at a time. Even on one of the saddest nights of his life, his mother’s death, while his friends gathered at the family home, he left to deliver a mono. “It was important because it went to a boy who was autistic. I have a friend who does equine-therapy. It is amazing! Do you know it? Well, I do mono-therapy.” Pepe has three decades of these stories. “One boy just loved the monos. He would come by... Then he was very sick. He received chemotherapy. I made him a mono and took it to the hospital. It was July. I told him, ‘We will take the mono out together in December to dance for the Virgin of Guadalupe.’ … That was 21 years ago. His children love the monos now, too.” Pepe works outside on the street. To the panadero, he shouts “Animo!” and to the tamalera, he says “save me one” every time he passes her stand, coming and going. Every few minutes a friend drives by his shop and honks their horn. Every half hour another friend shows up to sit on the bench and

tierra

chat a while. He puts most of his friends to work. “Will you hold this tape here? Fold this stuffing three times. Can you find the scissors?” For Pepe, joining the parade under a mono is “sweaty and the happiest. From the little hole, the umbilical eye, we can see everyone... They are dancing without artifice. Sometimes they can see us, they can catch our look, and they get shy. I try not to be noticed. But I notice everyone. I notice the... what is the word? Yes, the authenticity.” Pepe continues, “It is wonderful to grow older. You get to settle into that authenticity. I am on my motorcycle - Pepe. I am walking on the street to buy a tamal - Pepe. I am with my helpers - Pepe. I am with children - Pepe. I am under a mono - Pepe.” As Pepe has grown older, he has embraced the joy that his work brings him. He also is proud of his work and its recognition. He is quick to tell me that his monos have been displayed in the San Francisco airport, Mexico City, European museums, and are part of a permanent display in the museum at Santo Domingo in Oaxaca. “I have had three great loves in my life: the mountains, the sea, and the calenda. I am lucky to have them all in abundance.”


INNOVACIÓN PARA UN OAXACA SUSTENTABLE Texto y Fotos: Anna Bruce

Las preocupaciones en torno a la sustentabilidad son más emotivas que nunca. El término sustentabilidad fue definido en 1987 como el ‘desarrollo que une las necesidades presentes sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras de cumplir las suyas’. En un principio los objetivos de la sustentabilidad se enfocaban en el medio ambiente, sin embargo, la justicia social y la lucha contra la pobreza se han identificado como principios claves para el desarrollo sustentable. Después de ‘La Cumbre de la Tierra’ en 1992, los “pilares de las sustentabilidad” fueron promovidos como tres conceptos interdependientes que se refuerzan mutuamente: medio ambiente, economía y sociedad. A pesar de contar con una rica cultura, Oaxaca sigue siendo unos de los estados más marginados económicamente en México. Las cualidades que ayudan a preservar las artesanías que hacen famoso a Oaxaca, son también factores que contribuyen a frenar su crecimiento económico. Estas comunidades artesanales se encuentran aisladas, haciendo de la comunicación y el traslado un reto. Esto también se ve agravado por la falta de comprensión local hacia la sustentabilidad. Es complicado para las organizaciones

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de base en Oaxaca lograr un enfoque puramente sustentable. La saturación local de los mercados, las dificultades de exportación y los altos costos de la energía son verdaderos desafíos. Los artesanos tienden a priorizar la innovación de los productos y no la de los procesos, ya que esto podría requerir habilidades técnicas con las que muchos artesanos no cuentan. Ha habido un valioso apoyo de organizaciones benéficas como como la Fundación Harp Helu, cuya misión es ofrecer educación, recursos y motivación a la gente local para que se vuelvan agentes de cambio en sus comunidades. Por otro lado, S.A.C.R.E.D (Salvando Agave por la Cultura, Recreación, Educación y Desarrollo) ofrece un programa agricultor, enseñando a los niños a volverse agricultores sustentables, o como el fundador Lou Bank lo describe, a hacer uso de “las mejores prácticas”. En la telesecundaria “El Manantial”, en Zaachila, están germinando agave sin químicos. Estos agaves son cultivados para florecer y producir semillas que luego son donadas a productores de mezcal en pequeña escala. A través de este programa, S.A.C.R.E.D. está enseñando a los niños locales un oficio vital, reforestar el agave de Oaxaca, el cual

está siendo sobreexplotando a medida que el mezcal se vuelve más popular. Además de eso, el agave extrae tanto carbono de la atmósfera como un árbol y también puede crecer en climas áridos donde los árboles no pueden, por lo que si se siembra más agave, se neutraliza más carbono. El mezcal es posiblemente la principal exportación de Oaxaca, con un interés y un consumo que crecen rápidamente. Sin embargo, el proceso no puede considerarse sustentable, especialmente cuando se necesita satisfacer una demanda global. Las hojas cortadas de la planta antes de llevarlas al palenque, la materia fibrosa usada después de la producción (begaso) y los desechos químicos conocidos como vinasa, son sólo algunos de los subproductos. Afortunadamente, hay algunos emprendedores que se han interesado en encontrar maneras de utilizar estos productos. Iniciada por los músicos Aaron Thomas Robinson y Brittany Graeff, “Mayahueltec” recibió una subvención para incubación a través de Startup México con el objetivo de buscar una solución a los métodos de fabricación tóxica. Se asociaron con el ingeniero local, Marco Antonio Ramírez Sorroza, para encontrar un método que combine la bio-resina con fibra de agave para crear un material que


ya no sea perjudicial para el fabricante o el medio ambiente. La idea inicial fue la de crear un ukulele con las fibras de agave, y a partir de esa idea desarrollaron un prototipo para el material. Los productos de Mayahueltec son una alternativa ecológica al petróleo y los materiales de construcción dependientes de formaldehído que prevalecen en todo México. Mayahueltec trabaja con los productores de mezcal y otros artesanos oaxaqueños para crear sus productos, incluyendo tejidos de fibra de agave combinada con bio-resina, la cual es creada al vacío y recientemente probada comercialmente para platos de comida. “La respuesta local ha sido genial. Nuestra empresa cruza fronteras, y trabajamos directamente con productores de agave y palenques. La gente está desconcertada, interesada y emocionada por las cosas que podemos hacer a partir de los residuos de agave “. Las propias marcas de mezcal han comenzado a responder a la necesidad de un proceso más sustentable debido al crecimiento de este licor como un producto internacional. Por ejemplo, Mezcal Sombra es parte de la iniciativa ‘1% por el planeta’, y ha tomado el reto de reducir sus desechos.

Al asociarse con Alejandro Montes de COAA, juntos desarrollaron un método para usar el begaso y la vinasa, obtenidos en la producción de mezcal, para la fabricación de ladrillos de adobe, un material de construcción tradicional. Estos han sido donados a la Fundación Harp Helu para reconstruir viviendas destruidas por los recientes terremotos, huracanes y fuertes lluvias que han sacudido a Oaxaca. Una de las empresas más referenciadas en relación con la producción sustentable en Oaxaca es Xaquixe (“en la base de la montaña” en Zapoteco), quienes fabrican piezas de vidrio soplado a mano con materiales reciclados. De hecho, el 95% de la materia prima utilizada en Xaquixe proviene de la basura, incluidos los residuos de aceite de cocina de más de 30 restaurantes en Oaxaca y 15,000 kg de vidrio reciclado. El director artístico Christian Thornton también fundó PPX (Procesos Proambientales Xaquixe) en 2014, asociándose con otros estudios y fábricas. El objetivo es reforzar el desarrollo socioeconómico y la responsabilidad ambiental. A través de su enfoque colaborativo y basado en la educación, él está empoderando las economías locales y difundiendo el conocimiento de la

tecnología sustentable. Para el 2020, Christian planea implementar centros PPX regionales que servirán como lugares de reunión para la tecnología sustentable, el intercambio de metodologías y la colaboración regional. Esta creciente red de pequeños productores puede transformar sus negocios y, a su vez, sus industrias en modelos de crecimiento ético y sustentable. Hasta ahora, las prácticas con PPX se han aplicado al vidrio, la cerámica, los textiles y el mezcal. La educación es clave para un enfoque sustentable, al igual que para los artistas, los innovadores, los empresarios y los consumidores. Las empresas que están realmente avanzando hacia la sustentabilidad en Oaxaca son incluyentes en su proceso, abiertas a nuevas ideas y ansiosas por compartir sus hallazgos, sus éxitos y sus herramientas. Como consumidores, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de educarnos mientras tomamos decisiones sobre las marcas que elegimos. Cuando apoyamos a las empresas que utilizan la innovación para abordar temas de sustentabilidad, estamos financiando su trabajo futuro y consolidando un futuro para todos nosotros.

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INNOVATION FOR A SUSTAINABLE OAXACA Text and Photos: Anna Bruce

Concerns around sustainability are more poignant than ever. The term was defined in 1987 as ‘development that meets the needs of the present without compromising the ability of future generations to meet their own needs.’ At first, sustainability goals focused on the environment. However, social justice and the fight against poverty have been recognised as being key principles for sustainable development. Following the Earth Summit in 1992, the ‘pillars of sustainability’ were promoted as three interdependent and mutually reinforcing concepts: environment, economy, and society. Despite a rich culture, the state of Oaxaca continues to be one of the most economically marginalised in Mexico. Qualities that preserve the artisanal crafts that Oaxaca is famous for are also contributing factors to slowing economic growth. These artisan communities are isolated, making communication and transport challenging. This is also compounded by a lack of local understanding towards sustainability. It is hard for grassroots organisations in Oaxaca to attain a purely sustainable approach. Local saturation of markets,

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exportation difficulties, and higher energy costs are all challenges. Artisans tend to prioritise product innovation over process innovation, as process innovation can require technical skills that many artisans don’t have. There has been valuable support from charitable organisations, such as Fundación Harp Helu. Their mission is to offer education, resources, and motivation for local people to become drivers of change in their communities. S.A.C.R.E.D (Saving Agave for Culture, Recreation, Education and Development) offers a farming programme, teaching children to become farmers sustainably, or as founder Lou Bank describes, using “best practices”. At Telesecundaria El Manantial in Zaachila, they are germinating agave without chemicals. These agave are grown to flower and produce seeds which are then donated to small-scale mezcal producers. Through this programme, S.A.C.R.E.D is teaching local children a vital trade as well as replenishing Oaxaca’s agave, which is being over-harvested as mezcal becomes more popular. On top of that, agave takes as much carbon out of the atmosphere as a tree. Agave

can also grow in arid climates where trees cannot, so as more agave is planted, more carbon is neutralised. Mezcal is arguably Oaxaca’s main export, with interest and consumption growing rapidly. The process, however, is not one that would be considered sustainable, especially when pushed to meet a global demand. Leaves cut from the plant before bringing it to the palenque, the used fibrous matter after production (begaso), and chemical waste known as vinasa are just some of the by-products. Fortunately, there are entrepreneurs who have been inspired to find ways to utilise these waste products. Initiated by musicians Aaron Thomas Robinson and Brittany Graeff, Mayahueltec received an incubation grant through Startup Mexico to research a solution to the toxic fabrication methods. They teamed up with local engineer, Marco Antonio Ramirez Sorroza, to find a method combining bio-resin with agave fibre to create a material that is no longer harmful to the fabricator or the environment. The initial idea was to create a ukulele from agave fibres, and from there they developed


a prototype for the material. Mayahueltec’s products are an ecological alternative to petroleum and formaldehyde dependent building materials which are prevalent across Mexico. Mayahueltec work with mezcal producers and other Oaxacan artisans to make their products, including a woven, agave fibre combined with bio-resin, which has been vacuum-formed and recently test-marketed as dinner plates. “The local response has been great. Our company crosses borders, and we work directly with agave producers and palenques. People are bemused, interested, and excited by things we can make out of agave waste.”

have been donated to Fundación Harp Helu to rebuild homes destroyed by the recent earthquakes, hurricanes, and heavy rains that have shaken Oaxaca.

in turn, their industries into models of ethical and sustainable growth. So far practices with PPX have been applied to glass, ceramics, textiles, and mezcal.

One of the most referenced companies in relation to sustainable production in Oaxaca is Xaquixe (Zapotec for ‘at the base of the mountain’). They make hand-blown glass pieces using recycled materials. In fact, 95% of the raw material used in Xaquixe comes from garbage, including the cooking oil waste from over 30 restaurants in Oaxaca and 15,000 kg of recycled glass.

Education is key to a sustainable approach, for the artists, the innovators, the entrepreneurs, and the consumers. The businesses making a real move towards sustainability in Oaxaca are inclusive in their process, open to new ideas, and eager to share their findings, their successes, and their tools. As consumers, we have an opportunity and a responsibility to educate ourselves as we make choices about the brands we choose. When we support companies using innovation to tackle issues of sustainability, we are funding their future work, and funding a future path for us all.

Mezcal brands themselves are beginning to respond to the need for a more sustainable process if this spirit is going continue growing as an international product. For example, Mezcal Sombra is part of the initiative ‘1% For The Planet’ and have taken up the challenge to reduce their waste.

Artistic director, Christian Thornton, also founded PPX (Procesos Proambientales Xaquixe) in 2014, partnering with other studios and factories. The goal is to bolster socio-economic development and environmental responsibility. Through his collaborative and education-based approach, he is empowering local economies and spreading the knowledge of sustainable technology.

Teaming up with Alejandro Montes of COAA, together they have developed a method to use the begasso and vinasa produced in the production of mezcal. They are using these materials to make adobe bricks, a traditional building material. These

By 2020, Christian is planning to implement regional PPX hubs that will serve as meeting places for sustainable technology, methodology sharing, and regional collaboration. This growing network of small producers can transform their businesses and


LO ORIGINAL DE OAXACA: LA TLAYUDA Texto y Fotos: Nomad Cook

Usualmente el aroma del puesto de tlayudas te llega antes de verlo. La carne chilla en las parrillas al aire libre. Las tlayudas son hábilmente superpuestos con la carne, asiento*, pasta de frijoles, cebollas asadas, verduras frescas y quesillo. Ya depende de ti si te atreves a entrarle a las salsa que ahí ofrecen. ¡Sin timidez! No te sientas tan mal si la primera vez que pruebas los chiles te hacen estornudar o llorar con ese maravilloso picor, sentado en un banco, a menudo de noche, en la banqueta, hombro a hombro con tus amistades y extraños. La primera prueba es nueva y reconfortante al mismo tiempo. La carne y el queso, las salsas ahumadas que hacen llorar los ojos, el aguacate suave, todo ello es una porción de comida enorme envuelta en una tortilla de maíz grande y

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plana que requiere dos manos y una papel grande para manejarla. Al morderla, el crujir único de la gigante tlayuda**, cocinada a fuego lento puede ser sorprendente, bastan solo unas pocas mordidas para darte cuenta que es la base perfecta para esta delicia estilo oaxaqueño.

Desde que somos niñas aprendemos cómo hacerlas y seguimos haciéndolo toda la vida. No importa si trabajamos como secretarias o aquí en la casa, [debemos] saber prepararlas”. - Cándida.

Pero retrocedamos por un momento y hablemos de la nixtamalización, un proceso milenario que hace posible este elemento básico de la cocina mexicana: las tortillas. En el estado de Oaxaca, Tlalixtac, ubicado en los Valles Centrales, a 30 minutos del Centro, es conocido por su tradicional preparación de tortillas.

Cándida y Aurelia han adaptado sus horarios de sueño para tener blanditas listas para vender a las 7 de la mañana. Blandita es el término oaxaqueño para tortillas blandas y representan la mayoría de su producción porque es con lo que la gente del pueblo prefiere acompañar sus comidas diarias. Las tlayudas a menudo se reservan para ocasiones especiales y abundantes o para compartir con la familia.

“Las tortillas son parte de nuestras vidas.

Las familias en los Valles Centrales también


producen el maíz para sus tortillas. Como comunidades tradicionales, estos roles aún están dentro de las líneas de género; con los hombres en el campo y las mujeres en los comales al calor de la leña. Hoy en día, las líneas comienzan a desvanecerse ya que las mujeres a veces cosechan la milpa. Hablando con Aurelia y Cándida, se puede decir que respetan las tradiciones pero también tienen un sentido práctico debido a la carga de trabajo. “Mi mamá me obligó a ir a la escuela, pero como no me gustó, me dijo entonces que tenía que trabajar. Si naciera de nuevo, tampoco iría a la escuela. Hacer tortillas es mi pasión. Incluso mis hijos trataron de poner una tiendita para mí ... pero no lo aguanté, terminé regresando para hacer lo que amo “. - Aurelia La nixtamalización fue inventada por los pueblos indígenas de Mesoamérica, para que su maíz durara más y para aumentar sus valores nutricionales. Una vez que los granos se secan al sol, se calientan en agua con cal durante aproximadamente una hora. Los granos se enriquecen con calcio, aumentan sus aminoácidos y se prolonga su vida útil. Con este proceso, las tlayudas pueden durar hasta un mes si se protegen de la humedad. Gracias a este tratamiento, Aurelia y Cándida

pueden exportar algunas de sus tlayudas a los Estados Unidos. Una vez que el maíz ha absorbido toda esta bondad de la cal, está listo para ser molido y convertirse en masa. Se usa un comal de barro para el último paso de la elaboración de las tlayudas. Esta plancha hecha de barro se calentará con una cantidad grande de leña si queremos cocinar la masa rápidamente para blanditas. Pero si se usa menos leña para un fuego más lento, la tortilla se secará y tendrá la textura crujiente perfecta por la cual las tlayudas son famosas. Hay un problema con este método. La leña usada dentro de la cocina produce humo que permanece dentro de la habitación. Las mujeres que realizan este trabajo día a día, a menudo desarrollan problemas pulmonares. Ha habido iniciativas para agregar chimeneas o incluso un tipo de estufa especializada, pero las tradicionalistas como Aurelia y Cándida prefieren seguir usando los comales sin ninguna modificación, solo para mantener sus producciones en marcha y sin interrupciones. Las órdenes a menudo rondan desde 400 a 1,000 tortillas al día. Mientras estaba platicando con ellas, las vecinas que pasaban a hacer un pedido comenzaban a platicar cuando esperaban; a

hablar sobre la vida en el pueblo o cómo está la familia. Es claro que este intercambio es parte del proceso de venta, como la charla es parte de su vida diaria en este negocio. Las tlayudas son uno de los alimentos “artesanales” originales de Oaxaca y a menudo se disfrutan como una deliciosa cena de última hora en la noche en alguno de los puestos de tlayudas de la ciudad. Es difícil resistirse. ¡Las multitudes que esperan incluso a las 2 de la mañana no pueden estar equivocadas! Elige tasajo*** o cecina**** para asar frente a ti mientras tomas un sorbo de agua de horchata o jamaica. Las personas vegetarianas deben pedir una “tlayuda sencilla” sin asiento. Con verduras o deliciosa carne, con mucha salsa picante o solo un poco de limón, la tlayuda es un plato oaxaqueño delicioso, llenador y parte de una cultura ancestral que se resiste a la globalización. Espero que pienses en Cándida y Aurelia cuando des la primera mordida; ellas saben el valor de este proceso, el trabajo arduo y el sacrificio. Detrás de las tlayudas hay desmañanadas brutales, dedos quemados, largas caminatas al mercado, pero también significan una delicia crujiente, una gran noche con amistades y una tradición que vale la pena saborear.

*El asiento es manteca de cerdo que sobró después de freír chicharrón. Para las personas vegetarianas estrictas se recomienda pedir queso fresco en lugar de quesillo para evitar el consumo de cuajo. * Asiento is pork lard used for frying pork skin. Strict vegetarians will want to ask for “queso fresco” instead of quesillo to avoid rennet consumption. **La palabra “Tlayuda” se usa para referirse tanto al platillo preparado como a la tortilla usada para en el mismo. ¡No es tan confuso una vez que ordenas una! **“Tlayuda” is used to refer to both the prepared dish and the tortilla used in the dish! It isn’t confusing once you order one! ***El tasajo es carne de res seca con sal. *** Tasajo is beef dried with salt. ****La cecina enchilada es de cerdo y marinada. **** Cecina is marinated pork meat.


OAXACA ORIGINALS: THE TLAYUDA Text and Photos: Nomad Cook

You usually smell the tlayuda stand before you see it. The sizzling meats on the outdoor parilla grill. The meats are expertly and matter-of-factly layered with asiento*, bean paste, grilled onions, fresh vegetables, and quesillo cheese. It’s up to you if you dare dive into the tubs of salsa pushed towards you. Don’t be shy; but don’t feel too badly if the first taste of the chiles makes you sneeze or shudder with that blissful burn. As you sit on a bench, often late at night, often on a street curb, shoulder-to-shoulder with friends and strangers, the first taste is new and comforting at the same time. The meat and cheese, the smoky eye-watering salsas, the smooth avocado. It’s a massive mouthful enveloped in a large flat corn tortilla that

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requires two hands and a large paper wrapper to maneuver it. The unique chew and crunch of the giant slow-cooked tlayuda** can be surprising but just a few bites in and you’ll know it’s the perfect base for this Oaxacanstyle treat. But let’s back up for a moment and talk about nixtamalización, a millenary process that makes possible this basic staple of Mexican cuisine: tortillas. In the state of Oaxaca, Tlalixtac, located in the Central Valley, 30 minutes away from Centro, is known for its traditional preparation of tortillas. “Tortillas are part of our lives. Since we are children, we learn how to make them, and

we keep doing that our whole lives. It doesn’t matter if we work as a secretary or here in the house, we [must] know how to prepare them.” — Candida Candida and Aurelia have adapted their sleeping schedules to have blanditas ready to be sold at 7 each morning. A blandita is the Oaxacan term for soft (blanda) tortillas, Blanditas account for the majority of their production because that’s what people in town prefer to accompany their daily meals. Tlayudas are often reserved for special, hearty meals or to share with the family. Families in the Central Valley also produce the corn for their tortillas. As traditional communities, these roles still fall along


gender lines. with men in the fields and women at the comal wood-burning flat top stoves. Today, the lines are beginning to blur as women sometimes harvest the milpa themselves. Speaking with Aurelia and Candida, you can tell they have a respect for tradition but also a practicality about workload.

goodness, it’s ready to be milled into masa, the dough. A comal de barro is used for the last step of tlayuda-making. This pan made of clay will either sit on a lot of firewood if you want to cook quickly for blanditas. But if you use less wood for a slower cook, you will dry out the tortilla giving you the perfect crunchy texture for which tlayudas are famous.

“My mom made me go to school, but I didn’t like it. She told me then that I should get started working. If I was born again, I wouldn’t have gone to school either. Making tortillas is my passion. Even my children tried to set up a business for me… but I couldn’t stand it, I ended up coming back to do what I love.” - Aurelia.

There’s a caveat to this method. They use firewood inside the kitchen and the smoke that the cook produces stays inside the room. Women doing this work day in and day out often develop lung problems because of it. There have been initiatives to add chimneys or even a type of specialized stove, but traditionalists like Aurelia and Candida prefer to keep using the comales without any modification if only to keep their productions going without interruption. Orders often call for 400 to 1,000 tortillas a day.

Nixtamalización was invented by the indigenous people of Mesoamerica, to make their corn last longer and boost its nutritional values. Once the kernels are dried in the sun, they are warmed in water with limestone for about an hour. The grains are enriched with calcium, its amino acids are increased, and its lifespan gets extended. With this process, the tlayudas can be good for up to a month if protected from humidity. Thanks to this treatment, Aurelia and Candida can export some of their tlayudas to the United States. Once the corn has absorbed all this limestone

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While we were talking, neighbors showed up to place an order. While they were waiting, they started chatting, talking about the family or life in town. It’s clear how much this exchange is part of the sales process, how the small talk is part of their big picture. Tlayudas are one of the original “artesanal” foods of Oaxaca but so often they are taken for granted as they’re enjoyed for a hearty

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late night snack at one of the tlayuda puestos throughout the city. They are hard to resist. The crowds that gather even at 2 in the morning can’t be wrong! Choose some tasajo*** or cecina**** to be grilled up in front of you while you sip an agua de sabor. Vegetarians should request a “tlayuda sencilla” with no asiento. With veggies or savoury meat, a load of spicy salsa or just a squeeze of lime, the tlayuda is a Oaxacan original that is delicious, satisfying, and part of an ancestral culture that resists globalization. I hope you will think about Candida and Aurelia when you take that first bite. They know the value of the process, of the hard work and sacrifice. Tlayudas mean brutally early mornings, burnt finger-tips, long walks to the mercado. They also mean crispy goodness, a great night with friends, a tradition worth savouring.


UN SALTO DE FÉ EN LA SIERRA NORTE Texto: Antonio Recamier Fotos: Rebecca Bailey


Una brisa fresca de montaña adormeció mis huesos mientras apretaba los dientes y subía a la plataforma. ¿Por qué estaba tan nervioso? El arnés estaba sujetado segura y firmemente, el casco se ajustó igual de bien, y ya otros habían pasado por esto antes. No tengo mucho miedo a las alturas, pero este momento fue diferente: fue mi primera experiencia en tirolesa. Y no cualquiera, sino una en la cima de una montaña en la Sierra Norte de Oaxaca y de unos mil metros de largo. Sentí que se hundió mi corazón hasta las rodillas cuando pisé la orilla y despegué hacia lo que parecía un abismo…

recibimos las nuestras, y en respuesta nosotros levantamos las nuestras y sonreímos, aceptando sus caluroso”¡Salud, compañeros!” Cuando fuimos terminando de comer, el primer caballero se deslizó por la banca acercándose y preguntó de qué país estábamos visitando (¿fué tan obvio? ¡Por supuesto que sí!). Su compañero interrumpió añadiendo que ellos eran de un pequeño pueblo en la montaña, aquí nomás, un viaje muy, muy cerca. Describieron las diferentes actividades que su pueblo tenía para ofrecer y nos convencieron: ¡cambio de planes para mañana! ¡Nos vamos a Cuajimoloyas!

Todo comenzó con lo que uno llamaría una visita típica al Día de Plaza en Domingo en Tlacolula. Ya conocen la rutina: un par de amigos visitando Oaxaca, preguntan por recomendaciones para el fin de semana, y sugerimos el Día de Plaza, y al final proponemos: “¡Oye! ¡Vamos todos juntos!”

Tal como lo describieron, el viaje hasta su pueblo fue agradable y no demasiado largo. Aproximadamente a una hora y cuarenta minutos en auto desde Oaxaca, tomamos la carretera que conduce hacia el pueblo de Díaz Ordaz desde Tlacolula, y al llegar a dicho pueblo giramos a la izquierda en el cartel que indica el camino a la sierra. Después de sólo unos pocos minutos de una fuerte subida, nos encontramos con una buena cantidad de curvas cerradas, pero fue genial bajar las ventanas del carro y disfrutar del viento frío de montaña que llegó rápidamente después de alcanzar el sendero de la montaña. Pinos tan altos como torres cubrían los rayos del sol, y en ocasiones pasamos una que otra vaca o borrego pastando, acompañados por su pastor de confianza. Acercándonos a la cima, pudimos sentir el aire fresco y húmedo escalando nuestra piel, anunciando que habíamos llegado a nuestro destino.

Como es de esperarse, ¡el mercado estaba a reventar! Vendedores instalando sus verduras; mujeres acomodando sus chiles con rebozos envueltos en su cabeza y portando delantal; un hombre empujando un carrito cargado de artículos gritando ¡Viene, viene!; un pasillo humano de mujeres vendiendo tortillas preguntando “¿Blaaaandaaaa? ¿Tlayuuuudaaaaa?”; una mujer y sus cinco niños corriendo para alcanzar la celebración de misa a las once de la mañana… todo esto entre una cortina de humo proveniente del pollo rostizado al carbón y los anafres calentando los tamales. Nos acomodamos para almorzar en uno de los puestos de barbacoa dentro del mercado principal para disfrutar de un maravilloso caldo y tacos de chivo, la comida estrella de Tlacolula. Nos sentamos uno frente al otro sobre bancas de fierro a lo largo de una mesa estilo picnic, compartida con otros comensales. Recuerdo bien lo que pedí: la porción grande de caldo de barbacoa, acompañado con un montón de tortillas hechas a mano y servido con carne de masisa, por favor. ¿Y por qué no un par de cervezas para celebrar la salida? Dos hombres al otro lado de la mesa levantaron sus cervezas e inclinaron sus cabezas ligeramente hacia abajo cuando

Condujimos hasta la cabaña principal encontrando un centro de información para las actividades de ecoturismo en Cuajimoloyas. Fuimos recibidos por nuestros dos compañeros de barbacoa, quienes pasaron a formar parte de la comisión de ecoturismo del pueblo. Se dispusieron alegremente a mostrarnos sus numerosas actividades de montaña: una agradable caminata por el bosque, paseos a caballo y lo que nos pareció una muy atractiva tirolesa. Con una extensión de casi un kilómetro, la increíble tirolesa lleva a los visitantes de un extremo a otro del pueblo. Tendríamos que caminar hasta la plataforma, ya que sus motocicletas todoterreno de cuatro ruedas estaban fuera de

servicio, pero el clima era lo suficientemente agradable como para decidir que valía la pena caminar. Nunca antes había subido a una tirolesa, y mis expectativas estaban un poco alteradas, ya que nunca había sido tan intrépido para este tipo de cosas. Pero por el bien de la visita de nuestros amigos, todos acordamos intentarlo juntos y disfrutar el momento. ¡La caminata por la colina fue un gran ejercicio! Necesitamos un momento para recuperar el aliento antes de pasar a la plataforma de despegue. Apenas cuando mi corazón estaba alcanzando su ritmo normal, los guías ya nos habían equipado con un arnés y un casco, y de nuevo comenzó a latir con fuerza en mi pecho. Observé nerviosamente mientras mis compañeros “tiroleses” despegaban, deslizándose a carcajadas a lo largo del camino a través del valle. Tragué saliva ya que sabía que era mi turno. Al subir a la plataforma, el instructor conectó mi arnés a la tirolesa y al clip de seguridad. De repente, una suave brisa sopló sobre la montaña, despejando el camino para mi salto de fe hacia el vacío. Agarrándome fuertemente de la cuerda, salté hacia adelante y sentí un hueco en el estómago cuando la tirolesa avanzó. Pero en lo que pareció ser una fracción de segundo, mi alma regresó a mi cuerpo, percibiendo una linda sensación de calma a mi alrededor. La tirolesa fue, de hecho, muy agradable; su velocidad no tan rápida como esperaba. Miré las casas y las parcelas del pueblo y admiré los colores y las texturas desde arriba. Era una excelente manera de ver todo el pueblo, y en unos minutos, estaba aterrizando suavemente en una pendiente al otro lado del valle. Después de la tirolesa y una caminata en el bosque, disfrutamos de una excelente comida en el comedor de la comunidad, que consistía en una deliciosa sopa de verduras y quesadillas, asadas en un comal sobre un fuego de leña. La visita a Cuajimoloyas fue una gran experiencia, tranquila y estimulante. Los bosques de la Sierra Norte nos conquistaron con todo su encanto; su gente es tan acogedora, seguramente te sentirás tan enamorado si alguna vez te atreves a darle la oportunidad de sorprenderte.


A LEAP OF FAITH IN THE SIERRA NORTE Text: Antonio Recamier Photos: Rebecca Bailey

A cool mountain breeze chilled my bones as I gritted my teeth and stepped up to the platform. What was I so nervous about? The harness was strapped on tightly and securely, the helmet fit just as well, and others have gone through this before. I’m not particularly scared of heights, but this moment was different: it was my first zipline experience. And not just any zipline, but one at the top of a mountain on the northern Sierra of Oaxaca, and about a thousand meters long. I felt my heart sink to my knees as I stepped over the ledge and lifted off towards what felt like an abyss...

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It all started with what you could call a typical visit to the Sunday market in Tlacolula. You know the drill: a couple of friends visiting Oaxaca, they ask for recommendations for the weekend, we suggest the “Día de Plaza”, and figure “Hey! Let’s all go together!” As expected, the market was bustling! Vendors installing their produce, headscarved women with embroidered aprons arranging their chiles, a man pushing a cart loaded with goods yelling “Viene! Viene!”, the human corridor of women selling tortillas shouting “Blaaaandaaaa!?

Tlayuuuudaaaaa!?”, a woman and five children hurrying to reach the 11 o’clock mass — and all amidst a curtain of smoke from the roasted chicken and steamed tamales. We settled to have lunch at one of the barbacoa stalls inside the main market to enjoy a wonderful goat stew broth and tacos, the star meal at Tlacolula. We sat on iron benches opposite each other along a shared picnic-style table. We ordered the large portion of barbacoa broth, accompanied with a stack of hand-made tortillas and served with only masisa meat,


por favor. And why not a couple of beers to celebrate the outing? Two men across the table lifted their beers and tilted their heads down slightly as we received ours, and we lifted ours and smiled, accepting their embracing “Cheers, compañeros!” As we were finishing our meal, the first señor scooted closer and asked from which country we were visiting. (Was it that obvious? Of course, it was!). His companion bumped in and added that they were from a small village up the mountain here, a very, very close drive. They described the different activities their small town had to offer and we were sold; change of plans for tomorrow! We were off to Cuajimoloyas! As described, the journey up was pleasant and not too long. About an hour and 40 minutes drive by car from Oaxaca, we took the road that leads from Tlacolula towards the village of Diaz Ordaz, and when reaching said village took a left turn at the sign that led up the mountain. After only a few minutes of a steep climb, we encountered a fair share of sharp turns, but it was great to pull down the car windows and enjoy the cool mountain breeze which came quickly after joining the mountain trail. Towering pines blocked the sun’s rays, and on occasion we waved past grazing cattle and sheep, accompanied by their watchful shepherd. Closing in on the summit, we

could feel the cool damp air creeping up our skin, announcing that we had reached our destination. We drove up to the main cabin indicating an information centre for the ecotourism activities at Cuajimoloyas. We were greeted by our two barbacoa companions, who just happened to be a part of the village ecotour commission. They happily set out to show us their numerous mountain activities: a nice hike around the forest, horseback riding, and what we thought was a very attractive zipline. Stretching almost one kilometre, the amazing tirolesa takes visitors from one end of the village to the other! We would have to hike up to the platform, as their ATV four-wheelers were out of order, but the weather was pleasant enough to decide it was worth the walk. I had never been on a zipline before, and my expectations were a bit shaken, as I’ve never been very intrepid for this kind of thing. But for the sake of our friends’ visit, we all agreed to try it together and enjoy the moment. The hike up the hill was a great workout! We needed a moment to catch our breath before stepping up to the zipline platform. By the time my heart was reaching its normal rhythm, we were suited up with a harness and helmet, and it once again began to pound heavily in my chest. I watched nervously as my zippy companions took off, laughing along

the way across the valley. I gulped as I knew it was my turn. Stepping up to the platform, the instructor hooked up my harness to the zipline and safety clip. Suddenly, a soft breeze blew over the mountain, clearing the path for my leap of faith into the thin air. Holding on tightly to the rope, I jumped forward and felt an emptiness in my stomach as the zipline moved forward. But in what seemed to be a split second, my soul came back to my body, as I experienced a sense of calmness all around. The slide down was, in fact, very pleasant, not at all fast as I had expected. I looked down at the houses and farmed plots and admired the colors and textures from above. It was a great way to view the whole village, and in a few minutes, I was landing softly on a slope on the other side of the valley. The visit to Cuajimoloyas was a great experience, both tranquil and exhilarating. After the zipline and a hike in the woods, we stopped at the village comedor and enjoyed a great meal of warm vegetable soup and quesadillas, roasted on a comal over a wood fire. The woods of the Sierra Norte won us over us with such charm, its people so welcoming, and you will surely feel just as enamoured if you ever dare give it a chance to surprise you.


EN CONVERSACIÓN CON MERCEDES LÓPEZ Texto y Foto: Rafael E. Lozano


Mercedes López es originaria del Estado de Oaxaca, y aquí encontró en el dibujo un vehículo para expresar sus inquietudes sobre la muerte y la vida desde pequeña. Ella ha sido una de las mujeres que ha abierto brecha en un campo ciertamente prolífico, pero que hasta hace poco era completamente dominado por hombres: las artes gráficas. Sin embargo, hoy es una artista reconocida con una trayectoria sólida y en constante evolución, que además de sus labores de producción y exposición de obra gráfica, escultórica y pictórica, dedica gran parte de su tiempo a esparcir sus conocimientos en cursos y talleres dentro y fuera del Estado. Es en el Taller Producción Zanate donde Mercedes nos comparte en conversación con Qué Pasa Oaxaca algunas de sus motivaciones y retos por los que ha pasado a lo largo de los años. Ubicado en el barrio de Jalatlaco, el amplio y luminoso taller en el que vienen a trabajar decenas de artistas locales y foráneos hospeda hoy parte de la obra más reciente de Mercedes: grabados al agua fuerte y al aguatinta (dos de sus técnicas favoritas), acuarelas y dibujos, son algunas de las piezas que Mercedes nos muestra mientras afirma con emoción que ha contado con el apoyo de mucha gente y en especial de grandes maestras y maestros como Akiko Miyashita, Shinzaburo Takeda, o Daniel Flores (entre otros). Éste último fue su profesor en el Taller Rufino Tamayo, y es actualmente director del Taller Producción Zanate en el que conversamos. “Mi formación primera fue en Casa de la Cultura y Taller Rufino Tamayo que creo son las opciones primeras que tenemos en Oaxaca para acercarnos a las artes” asegura Mercedes “y hacen muy bien su labor porque desde niña o adolescente uno puede acercarse a estos espacios en Oaxaca y siempre encontrar sus puertas abiertas”. Si bien su primera carrera fue comunicación, reconoce que su inclinación por las artes visuales se manifestó desde que era muy joven: recuerda vívidamente a su padre y a su abuelo dibujar, sobre todo, caricatura política; y siente que a partir de entonces heredó y encontró su gusto por el potencial comunicativo que las artes visuales ofrecen. Hubo un tiempo en que representar imágenes de periódicos cautivó el interés de Mercedes, y la reproducción de dichas imágenes en grabado o dibujo se volvieron un quehacer constantemente catártico: “sobre todo estaba muy enfocada en la cuestión de la violencia desatada en el país a partir de los dosmiles. El inicio de mi trabajo fue retomar estas imágenes de nota roja y transformarlas, trabajarlas, y expresar de esa manera esta preocupación

que yo traía”, nos cuenta mientras barajea sus carpetas sobre la mesa de trabajo, “pero con el tiempo se fue volviendo cada vez más difícil para mí, muy doloroso volver a plasmar la misma violencia que estás viendo todos los días”. Mercedes también estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), donde cursó la Licenciatura en Artes Plásticas y Visuales y se especializó en la disciplina de Grabado; y en 2012 realizó una residencia de producción gráfica en el Pratt Fine Arts Center de Seattle, en Washington. No esconde que fue de la mano del dibujo que ella pudo ir mutando sus inquietudes y su expresión artística. “La base de mi trabajo realmente es el dibujo. El esqueleto de casi toda mi obra es el dibujo, está presente inclusive en mis acuarelas” Afirma sin titubeos. Fue así que poco a poco pasó de representar fotografías con alto contenido violento, a reflexionar sobre las posibilidades estéticas del bulto funerario, y esto, aunado al pulular que la ha llevado a vivir en ciudades que han sido asolados por la violencia extrema, como Monterrey, Hidalgo o Cuernavacala llevaron a problematizar el concepto de dualidad entre la vida y la muerte: “¿Cuál es el sentido del cuerpo muerto? ¿Puede ser el de renacer? (…) El cuerpo atado, que a veces es abandonado (como pasa muchas veces en México), se convierte poco a poco, en las representaciones de mi trabajo, en el bulto funerario, que a su vez se vuelve una semilla. Es una metamorfosis, y la intento expresar no solo en las imágenes sino también en los conceptos de mi trabajo. Por eso se volvió tan importante para mí la consigna que grita: “Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semilla”. De ahí su tan sentido impulso por comenzar a representar la vida. Esto la llevó a estudiar la Maestría en Producción Artística en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), donde realizó una estancia de investigación en el Centro de Investigaciones Biológicas de dicha universidad para analizar la relación ArteNaturaleza, uno de los temas centrales de su trabajo visual. “Yo siempre he visto al arte como un proceso de investigación,” nos dice al tiempo que sabemos que actualmente realiza la Especialidad en Historia del Arte en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, sede Oaxaca. Mercedes López concluye reconociendo que el circuito de las artes gráficas en Oaxaca ha sido históricamente masculino, y que es gracias al esfuerzo de las mujeres que han picado piedra (literal y metafóricamente)

para abrirse camino, que los espacios se han vuelto más incluyentes. “Por fortuna hay más apertura, hay más participación de las compañeras. Si soy sincera, al principio fue difícil para mí, pues el grabado era considerado un oficio para hombres… Se argumentaba que las técnicas tradicionales en madera y metal eran trabajos pesados, pues había que usar la prensa, entre otras herramientas; entonces había ese estigma contra las mujeres haciendo grabado. (…) Ya cuando una comienza a trabajar se da cuenta que no es tan difícil usar las máquinas. (…) Por eso creo firmemente que enseñarnos entre nosotras es una acción muy poderosa para ir reduciendo esas brechas”. Con el entusiasmo que ha caracterizado toda la charla, Mercedes anuncia sus próximas actividades: “En febrero voy a participar en una exposición colectiva en el marco del 1er aniversario del Taller Hoja Santa cuya dirección la llevan puras mujeres. En marzo tenemos la segunda edición de Mujeres en la Gráfica Oaxaqueña, que es una exposición que arrancó el año pasado en el marco del día de la mujer, y que reúne a la mayoría de las mujeres que estamos haciendo grabado en Oaxaca. Esto será en la galería de la Escuela de Bellas Artes. Luego en abril voy a tener una exposición individual de gráfica y pintura en la Galería Tëmenk, y también en abril tenemos otra exposición en el Museo de los Pintores (MUPO) en donde vamos a participar 30 artistas para conmemorar los 17 años de la Revista Mujeres”. La lista de exposiciones realizadas y por realizar se vuelve interminable, como interminable parece su pasión por crear y acercar la gráfica a quien tenga la sensibilidad, el compromiso y la curiosidad necesarias para dicho arte. Para contactar a Mercedes López: Correo: mercedesoax@gmail.com Instagram: @mercedeslopez_oax

Imagen: Un detalle de Tus secretos Aguafuerte y agustina 45 x 45 cm 2016

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IN CONVERSATION WITH MERCEDES LÓPEZ Text and Photo: Rafael E. Lozano


A native of Oaxaca, it is here that Mercedes López found drawing to be a vehicle for expressing her reflections on life and death from an early age. Today, she is a well-known artist with an impressive and constantly evolving career and she has been a driving force for creating more space for women in Oaxaca’s visual arts community. Apart from her work as an artist, producing and exhibiting her own graphic art, sculptures, and paintings, she also dedicates her time to the dissemination of her knowledge through workshops and courses, within and outside of Oaxaca.

“My formative years were spent in Casa de la Cultura and in Taller Rufino Tamayo, which are obvious options here in Oaxaca if you want to approach arts, and they do a great job because any child or adolescent can approach these spaces in Oaxaca and find their doors open.” Even though her first career was in communications, her inclination for visual arts was there from childhood. She can perfectly recall her father and grandfather drawing, mostly political satire. From these memories, she is sure that she inherited a taste for the communicative potential of visual arts.

It is in the Taller Producción Zanate workshop that Mercedes shares with QPO her motivations and challenges. This spacious and bright space in Jalatlaco attracts dozens of local, national and international artists. It’s also the place she creates and exhibits some of her recent work: cold needle etchings and aquatints, two of her preferred techniques. Mercedes shows us this work, along with her watercolours and drawings. She notes how lucky she is to have had the support of many people, especially of great teachers such as Akiko Miyashita, Shinzaburo Takeda, and Daniel Flores, the latter her former teacher at Taller Rufino Tamayo and the current director of Taller Producción Zanate.

For a period, stark images found in newspapers attracted the artist’s interest and the reproduction of these images by means of engraving and drawing became a cathartic endeavour for her. “Above all, I focused on the issue of violence unleashed in Mexico from the 2000s. My work was to appropriate these images related to crime and transform them, thus expressing my preoccupations in those days. But each day it became more and more difficult, increasingly more painful to depict this violence you see every day.”

In this way, Mercedes went from depicting extreme violence in her work to reflect on the aesthetics of the constant consumption of funerals. Her background living in cities constantly besieged by extreme violence like Monterrey, Hidalgo or Cuernavaca has also led her to question the life/death duality: “What is the meaning of a dead body? Could it be reborn? […] In my work, the tied-up corpse, the abandoned body (a common sight in Mexico) slowly becomes the “funeral fodder”, which in turn becomes a seed. I intend to express this metamorphosis, not only in terms of image but also in terms of the concepts I work with. For this reason, the political slogan ‘They wanted to bury us, but they didn’t know we were seeds’ became so important to me.”

Mercedes entered the Fine Arts School at Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO) where she studied visual arts and specialized in engraving. In

This was also the context in which her strong impulse for representing life was born, leading her to study for her master’s degree in artistic production at the Arts Faculty

GALERÍA QUETZALLI Constitución 104-1. Centro, Oaxaca www.galeríaquetzalli.com FB: Galería Quetzalli TW: @quetzallig Tel. (951)51 42 606

2012, she completed a residency in graphic production at Pratt Fine Arts Center in Seattle. Through drawing, she was able to focus on her preoccupations and on her artistic expression: “The foundation of my work is drawing. The underlying structure of all my work is drawing; it is even there in my watercolour work.”


of the Universidad Autónoma de Morelos (UAEM). There she undertook a research residency at the Centro de Investigaciones Biológicas in order to analyze the relationship between art and nature, a central topic in her visual work. “I have always considered art as an investigative process,” she reveals. She continues this process to this day as she is currently specialising in art history at the Instituto de Investigaciones Estéticas which is part of Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) here on the Oaxaca campus. Mercedes acknowledges that the visual arts circuit in Oaxaca has been historically male-dominated and that it’s thanks to the effort of women who have (literally and metaphorically) broken rock that art spaces have become more inclusive. “Fortunately, there’s more openness, and there are more women involved. To tell you the truth, the beginning was difficult for me, since engraving was considered a men’s craft. They

used to argue that traditional techniques like wood and metal were hard work because you had to be able to operate mechanical tools. There was a stigma for women doing engraving. But when you begin working with these machines you realize it’s not that hard. This is why I think self-education among women is a powerful action if we are meant to bridge the gaps.” Throughout our conversation, Mercedes has maintained her characteristic enthusiasm and she is excited to announce her forthcoming activities: “Next February, I’m doing a collective exhibition celebrating the first anniversary of Hoja Santa workshop which is led only by women. In March, it’s the second edition of Mújeres en la Gráfica Oaxaqueña, the first edition of which was organized last year in the context of International Women’s Day. It will feature most of the women currently working with engraving here in Oaxaca. This time, the gallery of the fine arts school will host the event. Also, next April,

I’ll be part of a collective exhibition at the Museo de los Pintores Oaxaqueños (MUPO) to celebrate the 17th anniversary of Mujeres magazine.” The list of her expositions seems as endless as her passion to create and to draw art closer to those who share her sensitivity, commitment, and curiosity.

Imagen: Criatura del Jardín Aguafuerte y aguatinta 45 x 40 cm 2016


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