Question - Diciembre 2015

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DICIEMBRE DE 2015

DERROTA CULTURAL

Venezuela de cara al 5 de enero (y más allá) EDICIÓN ESPECIAL (con casi todos): Marcos Salgado/ Aram Aharonian/ Maryclén Stelling/ José Vicente Rangel/ Maripili Hernández/ Héctor Navarro/ Juan Carlos Monedero/ Luis Britto García/ Toby Valderrama/Mesa de Unidad Democrática/Hermann Escarrá/ Carlos Carcione/ Marea Socialista/Luis Salas/Temir Porras/Rafael Cuevas Molina/ Silvia Ribeiro/Roberto Savio/Gerardo Honty y Euardo Gudynas/ Manuel Cabieses/ Ernesto Carmona/ Robert Fisk /Margarita López Maya/ Fausto Masó/ Felipe Mujica/Delcy Rodríguez/ Julio Escalona/ Carola Chávez/ Ramón Guillermo Aveledo/Jorge Giordani/ Temir Porras/ Clodosvaldo Hernández/ Eleazar Díaz Rangel/


desde la derecha Fausto Masó

Chávez castró al PSUV, lo dejó sin líderes, nunca deseó que el PSUV fuera un verdadero partido, por tanto cuesta mucho que haya chavismo sin Chávez. (...) Dos años de Nicolás Maduro acabaron con el chavismo, cuyo lenguaje, sus acusaciones contra la “burguesía empresarial y apátrida” el mito de la guerra económica nada significa para los venezolanos. Maduro habla de conquistas populares y al pueblo lo agobia una inflación de 200%.(...) No hay retorno al pasado. La oposición necesita presentarse como una nueva opción para un futuro, no como la vuelta al poder de los antiguos partidos, aunque AD y Copei tengan un lugar en la unidad. Venezuela quiere una renovación.

PCV: Los errores del Gobierno siempre pesan “Los errores del Gobierno siempre pesan y pesan bastante”, al igual que los de las fuerzas afines, porque “nosotros no tuvimos la capacidad, y hay que reconocerlo autocríticamente”, de neutralizar “un conjunto de errores, omisiones y actuaciones que también incidieron en la conducta del electorado”, (Secretario general del PCV y diputado hasta enero próximo, Óscar Figuera)

Delcy Rodríguez: No hagamos un circo "Me llama poderosamente la atención ver compañeros que dicen estar en las filas de la revolución culpando a ministros y líderes del PSUV (…) ¿Por qué no dirigen su energía a explicar al pueblo las agresiones mediáticas, psicológicas, económicas y financieras contra Venezuela? (…) ¿Por qué no desenmascaran a la cúpula opositora y su alianza con las élites político militares de EEUU y su complicidad en la Operación Tenaza?”

Margarita López Maya El revés sufrido por el oficialismo fue durísimo, lo que no significa que comenzó su declive irreversible.(...) La deriva autoritaria, corrupta, nepótica, políticamente primitiva de la cúpula chavista-madurista, junto a su absoluta incapacidad de gestionar con algún grado de eficacia la crisis económica, de carestía e inseguridad, por su total negación de ella como resultado de sus errores, tiene al oficialismo en el fondo de un foso.(...) Si esa cúpula no reacciona, rectifica y reconoce sus errores, el declive continuará y el chavismo no podrá salir de ese hueco. En pocos años se volverá una fuerza política marginal. Sin embargo, es posible que algunos (que ahora cuesta ver quiénes son) tengan algunos dedos de frente y busquen salvar del naufragio la nave de Chávez.

Las denuncias de Maduro sobre el golpe económico 1) Venezuela sufre un bloque financiero internacional, que obstaculiza el avance del sistema económico del país y la lucha contra la guerra emprendida por la derecha venezolana, respaldada por potencias extranjeras, que ha vulnerado la estabilidad del pueblo venezolano. “Venezuela desde hace tres años no puede refinanciar su deuda porque aumentan el riesgo país. Es un bloque indirecto, un boicot interno de distribución, comercialización y precios”, Pese a que pagamos 5.200 millones de deuda nos tienen bloqueados. 2) “Han decidido colapsar el modelo igualitario inclusivo de la Revolución, es una lucha de clases entre la élite burguesa parasitaria contra el pueblo”, agregó. 3) Los precios del petróleo en el mundo. ¿Quién puede gobernar con un petróleo a 30 dólares? 4) Tenemos un ataque a nuestra moneda, y prueba de ello es el ataque diario de la página Dolar Today. Todas estas denuncias las expresó Maduro desde el Poliedro de Caracas, donde se realiza la Tercera Plenaria del Congreso de Delegados del Psuv.


El gobierno de Nicolás Maduro comienza a asimilar un golpe para el cual no estaba preparado. La amplia derrota electoral del 6D lo deja en un aprieto menos institucional que político. Hacia adentro y hacia afuera de sus filas. La respuesta, hasta ahora, deja muchos espacios vacíos. Demasiados ante una oposición que -ahora con poder institucional con el control de la Asamblea Nacionalpuede disponerse a ocuparlos.

Marcos Salgado

Venezuela de cara al 5 de enero (y más allá) C

inco de enero es la fecha. El día que por mandato constitucional debe asumir la nueva Asamblea Nacional en Venezuela, con mayoría calificada de dos tercios para la oposición de derecha. Aunque éste último dato aún está por verse. El Partido Socialista Unido de Venezuela objetó la limpieza de la elección en al menos un circuito del estado Amazonas, y dejó abierta la posibilidad de impugnar esa y otras elecciones (recordemos que los comicios del 6D son en definitiva elecciones separadas, que se resuelven en cada estado y cada circuito electoral). Con que el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia invaliden tan solo una elección y convoquen a volver a votar, y -llegado el caso- el resultado cambie de signo político, alcanzaría para que la oposición no obtenga los 2/3, lo que le haría perder algunas atribuciones importantes (votar y modificar leyes orgánicas, entre otras) aunque seguirían en control del parlamento. De cualquier forma, aunque llegado el caso este escenario agregaría un dato no menor, las cosas en términos políticos generales no cambiarían: el chavismo sufrió su peor derrota electoral desde que comenzó el proceso y de cómo la asimile (y actúe en consecuencia) dependerá una parte importante del devenir de la Revolución Bolivariana en su etapa más difícil. Autocrítica limitada “Lo que haya que corregir, lo vamos a corregir”, repiten altos funcionarios del gobierno en cada aparición pública tras la derrota del 6D, y especialmente en la última semana. En una asamblea popular espontánea frente al Palacio de Miraflores, apenas dos días después de las elecciones, el presidente Maduro fue más allá, dijo que“la burocracia y la corrupción envolvió las políticas revolucionarias”. El Jefe de Estado llamó a “un gran debate nacional con todo

el pueblo” y alertó que “quieren venir por la patria venezolana, para acabar este hermoso ensayo de revolución pacífica, la burguesía no ha respetado nunca las reglas de juego”. Enseguida, ordenó los factores que influyeron en la derrota: “lo primero que tenemos que hacer es denunciar el plan de guerra imperialista económico contra Venezuela”. En la misma línea se pronunció en Twitter la canciller Delcy Rodríguez. “Me llama poderosamente la atención ver compañeros q se dicen estar en las filas de la Revolución culpando a ministros y líderes del PSUV”, escribió, y enseguida agregó: “¿por qué no dirigen su energía a explicar al pueblo las agresiones mediáticas, sicológicas, económicas y financieras en contra de Venezuela?” y luego reclama: “no busquemos las causas del lado de la Revolución. ¡Rectifiquemos al máximo nuestra eficiencia para derrotar a la contrarrevolución!”. En otra asamblea frente a Miraflores, el presidente Maduro desempolvó el concepto de “Las tres R”, acuñado por el comandante Chávez tras la exigua derrota en el plebiscito para la reforma constitucional, en 2007. En aquella oportunidad se habló de “Revisión, Rectificación y Reimpulso”, en 2010, el líder bolivariano las resignificó en “Recuperar, Repolarizar y Repolitizar”. Las mismas líneas que, en diciembre del año pasado, el presidente Maduro indicó que serían centrales en su agenda de gobierno en este 2015. Aún cuando podrían ser estas “tres R” un buen punto de partida para ordenar la autocrítica, el presidente Maduro ha instaurado otras: “Rectificación, Rebelión y Renacimiento Bolivariano”. El jefe de Estado dijo que las claves de la hora son: Las claves son "la rectificación profunda, revolucionaria y constructiva; la rebelión de masas frente a las amenazas de la oligarquía, y el renacimiento de aquí adentro: del bolivarianismo, del chavismo, del patriotismo de esta patria, de este pueblo, de esta historia”.


2,8 millones de chavistas no votaron: ausencia-castigo

El látigo de la contrarrevolución Marcos Salgado

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os números se invirtieron en Venezuela. La oposición batió récords de adhesión y el chavismo tocó fondo en unas elecciones parlamentarias que -más allá de lo que se viene en la nueva Asamblea Nacional (AN) controlada por la derecha- son termómetro del laberinto más difícil para la Revolución Bolivariana. “Nos ganó la guerra económica”, dijo el presidente Nicolás Maduro ya en el lunes 7, inmediatamente después del primer boletín del Consejo Nacional Electoral, que oficializaba la amplia victoria opositora. Maduro es el primer derrotado de la contienda. Aunque en las primeras febriles horas de resaca tras la derrota su think thank con acento francés intentó despegarlo, lo cierto es que desde el momento que decidió recorrer el país encabezando la campaña del oficialismo sobre los propios candidatos y candidatas, el Presidente queda golpeado en el desenlace. Pero los dolientes son más. El Partido

Socialista Unido de Venezuela (PSUV) queda en la Asamblea Nacional con una presencia más formal que efectiva. Y es que la oposición se alzó con la mayoría calificada de dos tercios (112 diputados) al sumar 109 en la cuenta propia más los tres que llegan como representantes indígenas, pero son militantes de partidos de la derecha. La nueva Asamblea Con esa mayoría la oposición puede hacer uso de todas las atribuciones conferidas por la Constitución al Poder Legislativo. Entre las que asoman más peligrosas para el Gobierno figuran las de sancionar o modificar leyes orgánicas que sirven de marco normativo a otras leyes o sientan las bases para organizar los poderes públicos. La derecha empresarial ligada indisolublemente a la victoriosa derecha política ya reclama públicamente la modificación (o la abolición) de las Ley

Orgánica del Trabajo, la de Tierras Urbanas y la que regula el control de precios. Una ley que seguro acometerá la nueva mayoría en la Asamblea es la amnistía para los políticos presos, empezando por Leopoldo López, lo que generará el primer choque entre poderes: el presidente Maduro ya adelantó que no la aceptará y el pleito se saldará en el Tribunal Supremo de Justicia. El Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, advirtió que “la nueva Asamblea Nacional no puede decapitar los demás poderes”. Explicó que si la AN pretende remover al Poder Ciudadano debe hacerlo con aval del TSJ; y al revés, si pretende ir contra el Tribunal, debe contar con una calificación del Poder Ciudadano (el Defensor del Pueblo, la Fiscal General y el Contralor General). Un contrapeso institucional consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que pocos conocen, y que será de aquí en más uno de los ejes de la puja de poderes. “Implicaría pasar una


barrera de desestabilización que el pueblo no quiere”, advirtió Saab. La oposición también podrá dar voto de censura a los ministros del gabinete nacional, luego de interpelarlos y hasta remover al Vicepresidente Ejecutivo (una suerte de supra-ministro designado por el Presidente, no es un cargo de elección popular). Pero para esto también hay un límite a prueba de entusiasmos desmesurados: si la Asamblea censura tres veces al Vicepresidente, el Presidente puede disolver el Parlamento, y llamar a nuevas elecciones. Descartada así una crisis entre poderes, la oposición puede sí obstaculizar la labor de gobierno, a través de las modificaciones a las leyes, y con nuevas leyes que hasta podrían incluir cambios en el estatus de Venezuela en los bloques regionales, especialmente en los aborrecidos por la derecha, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestramérica (ALBA) y Petrocaribe. ¿Caerá la oposición en la tentación de intentar desandar la Revolución Bolivariana desde el Parlamento? A juzgar por su sempiterno y visceral antichavismo, podemos apostar que sí. Pero en rigor sus nuevos votantes quieren soluciones efectivas a la crisis económica, y nada más. Los números duros Por lo pronto, la oposición debería entender que la votación récord de más

de 7 millones 700 mil es apenas 400 mil votos más amplia que la obtenida por Henrique Capriles en las presidenciales de 2013, donde el chavismo en medio de la tristeza infinita por la muerte de su líder y con Nicolás Maduro como candidato, se impuso por una diferencia de poco más de un punto porcentual. Así, el voto castigo contra Maduro y el PSUV por la situación económica proveniente de las filas del chavismo tal vez no fue tan importante como parece a primera vista, y por el contrario, lo que primó en las filas del chavismo fue lo mismo que sucedió en 2013: el ausentismo. Veamos. En la presidencial de 2012, Hugo Chávez obtuvo casi 8 millones 200 mil votos; en 2013, Maduro obtuvo 800 mil votos menos y este 6 D, la suma total aproximada de los votos a los candidatos chavistas se ubicó en 5 millones 600 mil. Casi dos millones y medio de votos menos. Esa es la brecha que el chavismo tiene que desandar. Son los millones a reconquistar. Los que el domingo pasado se quedaron en casa, pero comparten con los que sí se movilizaron a apoyar al PSUV (estos más de 5 millones) una convicción vital: la derecha no resolverá los problemas de la hora de Venezuela. Por eso, apelaciones a la “traición” de sectores del chavismo a la Revolución Bolivariana no ayudan a remontar la cuesta. Vamos a atribuirlas, provisoriamente, a la resaca de la hora.

Pero claro, esa convicción vital puede seguir socavándose como ya comenzó a ocurrir este 6D si el gobierno no encuentra la forma de parar la especulación, la inflación y el desabastecimiento. Fenómenos en los que factores que sueñan con la restauración neoliberal tienen responsabilidad, como también la tiene el Gobierno, que no ha acertado en casi tres años ni una sola medida para atemperar la crisis, mientras parece tolerar en el seno del Estado a corruptos, ineficientes y burócratas por doquier. Por lo pronto, el presidente Maduro le pidió a todos los ministros que pongan la renuncia a la orden, y dejó entrever que pueden esperarse cambios en dos ámbitos: la economía y la comunicación. Sin embargo, en líneas generales los cambios de nombre no han resuelto hasta aquí las taras de fondo. En las bases del chavismo (que se mantienen leales) parece resurgir con más fuerza el reclamo de renovación en serio en los altos cargos de gobierno y hasta flota en el ambiente una predisposición mayor a aceptar la crítica. En su avidez por encontrar caminos nuevos para los viejos problemas, Chávez volvía poco sobre los mismos conceptos, aunque había una idea de Trotsky a la que solía volver periódicamente: “la Revolución necesita para avanzar del látigo de la Contrarrevolución”. La disputa política se reaviva en Venezuela y el final no está escrito.


Maryclen Stelling:

Viaje en el tiempo

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mposible escapar o eludir el tema de los resultados electorales de las legislativas del 6-D. Las reacciones del triunfo y la derrota se debaten entre avalancha de votos y tsunami electoral. La oposición disfruta, celebra resultados y se muestra dispuesta a “cobrar” su triunfo supuestamente “sin atropellar”. Desde su lugar lanza interpretaciones sobre el desempeño “chavista” y lo califica de “rebelión ciudadana 6-D”. Califica la votación de plebiscito que demostró la voluntad de cambio frente a un gobierno que “no tiene la fuerza” y debe abrirse al “cambio”. En cuanto a la interpretación del triunfo, afirman que no ganó la guerra económica, una excusa mediática para eludir responsabilidades, la ganó el pueblo que reclama soluciones. El voto por la oposición más que “un voto castigo” sería un voto para la libertad y una sólida derrota al modelo de país impuesto por la revolución. El Gobierno mantiene reserva en el análisis del revés electoral, tarea que abordará el congreso del Psuv. Maduro invita a un “debate crítico y autocrítico para una renovación profunda de la revolución”, reconoce que la “burocracia y corrupción envolvieron las políticas revolucionarias”. Plantea que se hará un proceso de revisión y reestructuración de todo el Gobierno y solicita a su equipo de ministros poner cargos a la orden. Convoca a un diálogo con el pueblo para “hacer más revolución… para desarrollar una estrategia revolucionaria y convertir esta crisis en una etapa que nos permita un nuevo renacer del poder popular”. El Presidente llama a retomar un nuevo impulso a través de las tres R al cuadrado: repolarización, repolitización y reunificación, para ir a un gran proceso de reconstrucción de la mayoría. Al cuadrado porque dentro de esas tres R hay otras R: Recuperar, Repolarizar, Repolitizar. Suerte de viaje en el tiempo que nos traslada a las 3R al cuadrado de 2010, estrategia que se planteó como una tarea permanente de la revolución y como el método del Psuv para la construcción de la mayoría revolucionaria. Nos reubica en el Golpe de Timón de 2012 que contempla entre sus líneas estratégicas: autocrítica para rectificar, el objetivo es el pueblo, mayor eficiencia para mejores resultados, la democracia socialista del siglo XXI, entre otras.

MAS: Hay que impedir que se impongan radicales del chavismo y la oposición

Vanessa Davies/Correo del Orinoc

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l Movimiento Al Socialismo (MAS) advirtió que el resultado electoral polarizado del 6 de diciembre obliga “a ver qué es lo que viene” y aseveró que el país decidió crear “una nueva situación política”. Felipe Mujica, secretario general de la tolda naranja, detalló que las venezolanas y los venezolanos “hemos creado el cuadro en donde el Parlamento está en manos de un sector opositor y el Ejecutivo está en manos de un sector oficialista”. Si ese hecho no es manejado con amplitud y sabiduría “seguramente nos va a llevar a una situación peor que la que tenemos en este momento en Venezuela”, alertó. El dirigente masista insistió en que los problemas del país no se pueden resolver “con una visión unilateral” y sin tomar en cuenta lo que piense el otro. Criticó las opiniones emitidas por el Presidente y voceros de la MUD y acotó que son puntos de vista impuestos “por los más radicales”. Por ese camino, añadió, “se siguen pareciendo demasiado en relación a la manera en que plantean que deben asumir la solución de los problemas políticos”. A criterio del vocero, los radicales imponen la política “y colocan al país en el punto más peligroso”, porque la historia revela que eso termina “en peores acontecimientos y peores situaciones”. Afirmó que del lado del Gran Polo Patriótico y de la MUD “hay un discurso que está cargado de violencia política”, como hay también voceros moderados que creen que este es el momento del encuentro. El vocero enfatizó que la construcción de una propuesta en la que todos quepan sigue teniendo vigencia. “Hay que impedir que los sectores radicales del oficialismo” y “que los sectores radicales de la MUD se impongan”, y la forma de hacerlo es crear condiciones “para que se pueda dialogar”, exhortó. Hastío Mujica dijo que, el 6 de diciembre, las venezolanas y los venezolanos “dimos nuevamente una respuesta del tamaño” que el momento exigía, ya que más de 70% del electorado participó en las elecciones parlamentarias. A su juicio, lo ocurrido el 6-D es comparable con lo que sucedió en 1998, cuando el país estaba hastiado “del bipartidismo de Acción Democrática y Copei” y se volcó “de manera masiva” y “sin mirar para atrás a votar por Chávez, tratando de buscar en ese resultado electoral la solución de los problemas que el país padecía”, incluida la crisis como consecuencia de los precios del petróleo. “La crisis de finales de 1998” se parece “mucho a la crisis que el país está viviendo en este momento”, estimó. Debido al agotamiento del modelo bipartidista hubo “una masiva votación a favor de Hugo Chávez” en 1998. El 6 de diciembre “algo parecido ocurrió”, ya que “el país estaba agotado de un gobierno desastroso” y tomó la decisión de votar por quien tenía mayor posibilidad de ganar. “Se produjo una votación contra lo que significó el chavismo y terminó ganando una opción como la que expresa la MUD”, que es “un acuerdo de partidos políticos” y que en esta oportunidad “logró recoger, de manera masiva, la votación de los venezolanos”. Mujica señaló que, en un esquema polarizado, “los venezolanos ponen las cosas en blanco y negro” sin caminos intermedios. El MAS, reiteró, dijo que el país necesitaba un equilibrio, un escenario plural.


Peligros y oportunidades Juan Carlos Monedero| Primera reflexión evidente: si Venezuela es una dictadura ¿cómo es posible que haya ganado la oposición? Todos los que han estado cuestionando la democracia venezolana debieran disculparse hoy (es retórica: nunca lo harán. Los que creen que el poder les pertenece por familia y dinero se creen con patente de corso permanente). El Presidente Maduro salió inmediatamente a reconocer el resultado. Como debe ser. La oposición, invariablemente, ha desconocido todos los resultados electorales en donde ha perdido desde 1998, la primera victoria de Hugo Chávez. Unas veces en bloque, otras dividiéndose entre ellos. Los menos leales con la Constitución siempre han sido Leopoldo López y María Corina Machado, cuya actitud no ha sido seguida por Capriles que siempre ha optado por la vía electoral. El PP, con mucha influencia del Opus Dei en sus relaciones con Venezuela -la otra influencia es netamente económica, como cuando Felipe González le regaló Galerías Preciados a Gustavo Cisneros- siempre ha estado más cerca de los golpistas. Nostalgias de los orígenes de la derecha española. Venezuela ha estado a la altura: elecciones limpias y reconocimientos sin duda alguna del resultado. Ojalá fuera igual en México o en Estados Unidos. Es igualmente evidente que la economía ha pasado factura al gobierno de Maduro. Es injusto que una crisis que no ha generado el continente sudamericano -recordemos que nació con la quiebra de Lehamnn Brothers en Estados Unidosla esté pagando como si hubiera sido su responsabilidad. El hundimiento de los precios del petróleo (es como si en España se redujera un 80% el turismo) es un golpe difícil de resistir, aún más cuando la crisis es utilizada por la oposición para golpear al gobierno con formas sofisticadas de “guerra económica” (presiones para romper la OPEP y mantener bajos los precios del petróleo, acaparamiento de bienes, subida intencional de precios, fraude en el cambio del dólar, contrabando, guerra psicológica alimentada por los medios de comunicación, sabotajes). Hay escenarios en la pelea política venezolana que han recordado mucho el escenario previo a septiembre de 1973 que preparaba el golpe contra Salvador Allende. Esperemos que la comunidad internacional esté atenta ante cualquier intento espurio de querer ganar fuera de las urnas lo que sólo debe ganarse en las urnas. Por último, es evidente que el gobierno de Maduro tiene igualmente su responsabilidad. El golpe que supuso la pérdida de Chávez no fue menor. Los equilibrios que había construido Chávez no han sido heredados por Maduro. Reclaman más tiempo. Y la oposición, consciente de esa debilidad, no ha dejado de hostigar en estos últimos tres años. El Presidente Maduro, por un lado, no ha tenido éxito a la hora de hacer valer en la población venezolana los logros de los últimos 17 años.

Pasó en Europa cuando la clase obrera convertida en clase media terminó votando a Margaret Thatcher. Es cierto que incluso la oposición ha reclamado a Chávez como si fuera un valor propio, pero era mera propaganda. No es muy creíble proviniendo de quienes siempre le adversaron. El riesgo de desmantelamiento de la apuesta pública bolivariana por la sanidad, la educación, la vivienda, la alimentación, está servida por la oposición (veamos lo que va a empezar a pasar en Argentina). Si el pueblo no lo ha entendido es responsabilidad del gobierno y de la gente con conciencia. Si la propaganda de la oposición es buena, es la obligación del gobierno desenmascararla. No han sabido hacerlo. Igualmente, el gobierno no exhibe buenos resultados -pese a grandes avances en los últimos meses- en la lucha contra la corrupción, la violencia, el negocio de la importación de alimentos, el control de los fraudes cambiarios, los empleos para las clases medias formadas y la inflación. Aunque todos esos rubros formen parte de la guerra económica, si no triunfas, te han derrotado. Y eso es lo que han expresado las urnas. Ahora es momento de discutir conjuntamente, Gobierno y oposición, las necesidades de Venezuela. De las mayorías. De la gente. Igual que el Presidente Maduro ha aceptado el resultado de las elecciones parlamentarias, la oposición debe asumir que el Presidente constitucional de Venezuela es Maduro, y deben respetar las elecciones presidenciales que le otorgaron el mandato. Desde ese doble reconocimiento debe empezar las negociaciones sobre las soluciones que reclama el país. Sería un error de la oposición repetir lo que se hizo tras el golpe contra Chávez en 2002: empezar a desmantelar la institucionalidad vigente. Algunos análisis este mismo lunes de líderes de la oposición apuntan en esa dirección -cambiar, en caso de que la mayoría parlamentaria lo permitiera, todos los cargos posibles, construyendo un

“dique” opositor al gobierno de Maduro-. Algunos parece que no aprenden nunca. Con urgencia, esas soluciones compartidas pasan por la subida del precio de la gasolina, repensar el gasto público, lucha contra la corrupción, perseguir el acaparamiento y la subida artificial de precios (ahí la oposición puede hablar con los empresarios importadores, principales responsables de este problema), regulación radical del control de cambios (la oposición debe presionar allí donde el gobierno solo no pueda) y establecimiento de una base productiva que se emancipe de la renta petrolera. Sobre esos asuntos gobierno y oposición debieran encontrar acuerdos firmes. Y eso será posible si la oposición escucha las necesidades de Venezuela, no los mandatos de los Estados Unidos ni de las empresas extranjeras que buscan volver a hacer del país caribeño un puerto de las nuevas prácticas piratas. Es un buen momento para ver si, por fin, la derecha venezolana está dispuesta a apostar por su país.


Luis Britto García

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Maduro y la Revolución en su laberinto Toby Valderrama

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as horas que siguen son fundamentales, lo que aquí se haga decidirá el futuro de todos nosotros, del gobierno y de la sociedad. Es necesario pensar, pasó el tiempo de la improvisación, de la reacción intempestiva, es la hora de la reflexión. Los resultados de las elecciones indican que algo se está haciendo mal, muy mal, es necesario hurgar tras los errores cometidos, para su corrección. Veamos. El gobierno necesita reinventarse, renacer sobre la corrección de errores, esa es la única manera de recuperar la iniciativa estratégica perdida. Fallaron los consejeros. Lo primero que debe hacer un Presidente, y más si es revolucionario, es rodearse de excelentes consejeros, éstos son aquellos cuya existencia no está ligada a su permanencia en el gobierno, gratuitos y revolucionarios, de buena voluntad, que pueden decir, criticar sin correr el riesgo de la proscripción. Sin dudas, de la calidad de los consejeros dependerá la calidad del gobierno. Giordani alertó sobre estos equipos asesores. Entre todos los consejeros posibles hay uno que es el rey, el imprescindible, se trata de la realidad, ésta tiene la última palabr; por sobre los actos, la televisión, las encuestas, ésta es el supremo juez. Un Presidente que consiga leer la realidad sin prejuicios adquiere la estatura de un estadista. Y este es el segundo punto, leer la realidad de las elecciones. Se observa ya en las primeras horas una evasión a la autocrítica, se sigue imputando la falla a una “guerra económica” nunca bien estudiada, nunca bien encarada, sin enemigo visible. El gran culpable, la ideología socialdemócrata que guía las acciones, no se identifica. El “dakazo”, los taxis, las “expo”, los coqueteos con los empresarios, la entrega de la Faja, el regalo grosero de miles de carros no se relacionan con el resultado del 6. Se estudia la realidad con la misma lógica que dio origen al fracaso, la lógica clientelar, la ideología que se impuso en el gobierno, comprar el alma de la masa. Así, se atribuye la derrota a que no se pudo proveer con suficiencia. No se ubica la falla en la ideología mercenaria, no se analiza la conciencia egoísta que el gobierno creó, de esta manera se sigue en el mismo escenario del fracaso. El gobierno lució errático, poco creíble, incoherente, no podía ser de otra manera: un gobierno que debía ser chavista, socialista, revolucionario, se corre hacia el capitalismo en la práctica y pretende quedarse con el mismo discurso revolucionario del pasado; por supuesto que la contradicción salta a la vista en cada momento, el oportunismo, el tecnicismo se come la estrategia, y así el gobierno da tumbos, recordemos que al final de la campaña no se hablaba de Socialismo sino de “democracia participativa”, y hoy después de los resultados se proclama un triunfo de la democracia, de una falsa paz. Y el Socialismo volvió a los sótanos de los archivos muertos. La medida fundamental en esta empresa de repotenciación del gobierno es recuperar la ideología socialista (de verdad, verdad) en la teoría y en la práctica, volver a Chávez, al Plan de la Patria, el original. Tener la seguridad de que sólo así se derrotará a la conciencia egoísta, mercenaria, que produjo la migración de millones de voluntades que alguna vez fueron chavistas. En las próximas horas hay dos peligros que dejarían al gobierno, a la Revolución condenados al laberinto, a la derrota definitiva: la falta de autocrítica y la tentación del pacto con la derecha externa, brazo político de la burguesía. Los dos peligros son consecuencia de la soberbia y el pragmatismo, de querer permanecer a cualquier precio; ya ramos allup amenaza con que el gobierno no llega al final de su mandato, busca llevarlo al terreno de la pequeña política, de la trácala. Reinventarse no es fácil pero es imprescindible, tómese esta derrota como dolores de parto que anuncian un renacer, ya la etapa de la socialdemocracia, de la democracia burguesa se agotó. El gobierno tiene la magnífica oportunidad, es el llamado a conducirnos por el camino del Socialismo, de volver a Chávez. El Presidente, en las últimas horas de la campaña, parece que cayó en cuenta del error, con aquel que le pedía que le equipara la casa que le acababan de regalar. El Presidente sintió el aliento del monstruo que habían creado. Ojalá sigan por el camino de la autocrítica al “pedir, pedir”, y decidan fortalecer la parte más importante de la economía, la conciencia del deber social. La gran tarea del chavismo es dejar atrás las lisonjas, acompañar al gobierno en la difícil tarea de la rectificación; criticar, dejando claro que el gobierno no tiene otro camino que abandonar el campo reformista y avanzar hacia el Socialismo. Si lo hace cuente con todo nuestro apoyo y la voluntad de luchar contra la socialdemocracia esté donde esté.

o hubo derrota popular más dura que el 27 de febrero de 1989. Al rebelarse contra el Paquete Económico del Fondo Monetario Internacional, millares fueron asesinados en las calles, sin que izquierda ni oficialidad patriótica pudieran coordinar esfuerzos para defenderlo. Casi tan grave como la precedente fue la derrota del 4 de febrero de 1992. Ni masas ni izquierda lograron organizar movilizaciones en su apoyo; decenas de militares patrióticos perdieron vidas o carreras; el triunfo de la derecha parecía definitivo. Por ahora. No nos engañemos. En esa lucha la oposición acaba de obtener 112 de 167 escaños en la Asamblea Nacional. Tres de ellos corresponden a representantes indígenas, a quienes el bolivarianismo concedió más derechos que cualquier otro gobierno. Son más de las 2/3 y las 3/5 partes que la Constitución exige para medidas de gravedad extrema. No corresponden a un crecimiento de la derecha, que en la elección presidencial de 2013 obtuvo 7.363.980 sufragios y ahora junta 7.707.322, apenas un 4,22% más. Se trata de una abstención del voto bolivariano ante la inacción del gobierno contra corruptos, acaparadores y especuladores. En Los cuentos del Arañero narra Hugo Rafael Chávez que Fidel le dijo: “Mira, una conclusión que he sacado, tú dijiste en el discurso…”. Y peló por el discurso, el discurso mío lo tenía completico, y un resumen, y analizado por su propia letra, notas y números. Me dijo: “Tú dijiste en tu discurso una frase, una cifra, que hace diez años había en Venezuela seiscientos mil estudiantes universitarios, hoy hay dos millones cuatrocientos mil”. Eso es cierto, un crecimiento de cuatrocientos por ciento. Pero él tenía una lista larga de avances en educación, de salud, todo lo que hemos logrado, los avances sociales en estos diez años. Y me dijo: “He sacado una conclusión, Chávez. Ninguna Revolución que yo conozca, ni la cubana, logró tanto por su pueblo en lo social, sobre todo en tan poco tiempo como la Revolución Bolivariana”. ¿Saben cuál es la segunda? Así me lo dijo: “He concluido que ustedes no quieren sacarle provecho político a estos avances sociales”. Como en tantas otras cosas, Fidel tenía razón. En Venezuela arrastramos una tremenda carencia de formación ideológica. No ha habido experiencias consistentes de escuelas de formación de cuadros. Se ha entregado al pueblo todo: atención médica gratuita, alimentos, medicinas y combustible subsidiados y 900.000 viviendas equipadas en los últimos años, 350.000 pensiones, millares de taxis nuevos, computadoras para los cursantes de educación Primaria y tablets para los estudiantes de Educación Superior, la cual es casi toda gratuita. Por falta de una campaña educativa, una parte del pueblo ha llegado a creer que todo eso cae del cielo, que no presupone un arduo trabajo ni hay que defenderlo, que podrá superarlo el primer demagogo neoliberal que cambie promesas por votos. A la abstención del gobierno de combatir corruptos, especuladores y acaparadores correspondió la abstención del pueblo de votar.


POR AHORA POR

Pero la ultraderecha trabaja incesantemente con sus errores a favor de la izquierda. Falta un año para las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas de los estados. Durante ese año escaso la derecha proseguirá su ininterrumpida acción de 17 años para la destrucción del poder bolivariano. Alegará que la derrota de los bolivarianos es plebiscito que debe obligar a la renuncia del Presidente; convocará contra éste un referendo revocatorio; destituirá vicepresidentes y ministros mediante votos de censura; negará la sanción para la Ley de Presupuesto y créditos adicionales; derogará la Ley habilitante y todas las que consagren beneficios sociales; negará la autorización para celebrar contratos de interés nacional; negará permiso para designar a los jefes de las misiones diplomáticas permanentes. Nombrará nuevos miembros del TSJ, nuevos rectores del CNE y nuevos fiscal general, contralor y defensor del pueblo, en cuanto venza el período de los actuales titulares o éstos sean destituidos con cualquier pretexto. Legislará la restitución a sus cargos con salarios caídos de la Nómina Mayor de PDVSA que intentó destruir la empresa. Dispondrá la reprivatización de todas las empresas estratégicas nacionalizadas. Intentará destituir al Presidente con recursos que no detallamos para no darle ideas. Pero en el año que falta para las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas estadales, la derecha puede ahuyentar todos los votos que ha obtenido con engaño

aplicando de nuevo las medidas neoliberales que le quitaron el poder y que no puede dejar de aplicar. Continuará subiendo los precios hasta hacerlos incosteables, acaparando, desapareciendo bienes, especulando. Oportunas leyes anularán las prestaciones sociales de los trabajadores, consagrarán los despidos a capricho del patrón y restablecerán los créditos indexados, con intereses sobre los intereses. Otras normas liberarán precios, alquileres, y tasas de interés, aniquilarán progresivamente la educación gratuita, eliminaran subsidios, dispondrán el fin de las Misiones y reformularán el Presupuesto para reducir en más de la mitad el 61% del egreso público que hoy se dedica a inversión social. Leyes de amnistía devolverán la libertad a terroristas, corruptos, sicarios, delincuentes bancarios y paramilitares. La parapolítica impune pasará a ocupar un sitio normal en el cuadro institucional, lista para crear el cuadro de confrontación violenta que sirva de pretexto para una intervención foránea. La falta de sanción para corruptos, especuladores y contrabandistas de extracción puede así acarrear la pérdida de Venezuela y la de América Latina ¡Qué cara, qué incomparablemente costosa nos está saliendo la impunidad de esos compañeritos! Antes que preguntarnos qué planea la derecha, resolvamos qué deben hacer las fuerzas progresistas. Primero que todo: ejercer el derecho de veto presidencial contra leyes que

destruyan derechos sociales o instituciones indispensables para la soberanía. Segundo: terminar con la impunidad de corruptos, acaparadores, especuladores y contrabandistas de extracción, sancionándolos en forma ejemplar e implacable, para probar al electorado que se abstuvo, que no hay complicidad entre esos delincuentes y el gobierno. Tercero, reformar el aparato comunicacional que está en su poder para explicar de manera eficaz al pueblo el verdadero sentido y las ventajas del socialismo, y hacerle patente lo que el neoliberalismo le arrebatará. Cuarto, poner en pie de lucha movimientos sociales, sindicatos y otras organizaciones contra la venidera arremetida neoliberal, que se traducirá en despidos masivos, retiro de derechos laborales y de pensiones. Quinto, hacer valer la disposición constitucional que pauta que las conquistas sociales son irreversibles. Sexto, extremar las medidas policiales y de seguridad contra el paramilitarismo, que ya se perfila como el brazo armado del neoliberalismo. Séptimo, iniciar una profunda reestructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela y de otras organizaciones del Polo Patriótico, para corregir fallas, ineficiencias, burocratismos y usos ventajistas del poder. Octavo, desechar radicalmente la idea de pactos o componendas “pragmáticas” con el empresariado y la derecha, en vista de los resultados catastróficos de la convivencia hasta ahora aplicada.


La victoria y la derrota José Vicente Rangel

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.- No puedo analizar lo ocurrido el pasado domingo 6 en las elecciones parlamentarias, lo de fondo, en esta nota. Se trata de un hecho que trasciende el cometido específico de la jornada comicial, y de allí su complejidad. En este primer enfoque plasmaré, por supuesto, mi observación inicial dado el requerimiento de cumplir con el compromiso de escribir esta columna que, por razones obvias, diferí para esta fecha. 2.- Ante todo quiero destacar el comportamiento cívico del pueblo venezolano, su participación masiva y civilizada, especialmente si se toma en cuenta la extrema polarización que existe en el país. Cuando los pronósticos apuntaban a la violencia, la afluencia de los electores fue increíblemente pacífica. Muy pocos fueron los episodios en los que los ánimos se desbordaron. El resultado que arrojaron las urnas electores responde a muchos factores. Ni siquiera los vencedores -la MUD como emblema-, imaginaron una ventaja tan holgada sobre el adversario. Este aspecto obliga a la profundización de los análisis ya que si bien es cierto que influyó en el éxito de la oposición el dato económico, escasez, desabastecimiento, hiperinflación, no es menos cierto que también influyeron otros factores que conviene esclarecer con rigor, ejemplo, corrupción, fallas de los equipos de gobierno, políticas desacertadas y contradictorias, rechazo a consensuar y arrogancia de muchos funcionarios. 3.- Sin duda que la oposición realizó un trabajo inteligente cabalgando sobre problemas concretos que exacerbaban a la colectividad, como las colas y el difícil acceso a productos de primera necesidad. En apariencia estuvo desaparecida del escenario público, lo cual le facilitó el trabajo silencioso que realizaba y fue capaz de construir la unidad exhibiendo tolerancia con los que mantenían posiciones discrepantes internamente. 4.- En el marco de la derrota el chavismo, en circunstancias muy adversas por la insoportable carga de la situación económica, alcanzó un 42% de votos. Un voto duro, blindado, que constituye una reserva importante para asumir la política que se planteará a partir de ahora. El presidente Maduro mostró su calidad de dirigente y de luchador social, al asumir con entereza el resultado adverso. A diferencia de la caricatura que de él hicieron la oposición y los factores que jugaron papel clave en el exterior, en el sentido de que es un dictador y de que no reconocería una derrota, actuó de inmediato, tan pronto el CNE anunció el primer resultado, y llevó la tranquilidad a los venezolanos al aceptar el veredicto de las urnas sin reservas de ningún tipo. Es decir, que actuó con la honradez republicana que nunca mostró la oposición cuando en 19 procesos electorales siempre cantó fraude ante los triunfos del chavismo. 5.-Enconcreto,yporahora,hayquedecirqueseabreunaetapa de relanzamiento de nuevas políticas, de rectificaciones, de profundización de logros, de ejercicio humilde del liderazgo y de apertura de canales para el diálogo. A los que triunfaron el 6D que sepan administrar la victoria, que es la parte más difícil de ésta; y para los derrotados, que en política nunca hay derrotas definitivas y lo que cuenta es la perseverancia.

Hermann Escarrá, "la bicha" y la Asamblea

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urante el foro "Constitución para el futuro", que se llevó a cabo en el Teatro Bolívar de Caracas, con motivo de los 16 años de la aprobación del texto fundamental, aprobado por el pueblo el 15 de diciembre de 1999, el constituyente HermannEscarrá explicó que con una AN con mayoría de derecha "no es verdad que vamos a tener problemas de gobernabilidad, lo que sí es verdad es que llegó le momento de ejercer a plenitud la Constitución de la República". Escarrá explicó que si bien la contrarrevolución cuenta con dos terceras partes de la AN, con 112 diputados frente a los 55 de la Revolución, y pueden proponer o impulsar leyes, existe un sistema que garantiza la constitucionalidad y gobernabilidad del país. En este sentido, indicó que con la mayoría parlamentaria pueden promover el enjuiciamiento político del Presidente, revocar leyes constitucionales, aprobar o no presupuestos, vetar a los ministros o destituirlos, entre otras medidas, pero tales acciones no podrán ejecutarse si no cuentan con la aprobación del Poder Ciudadano, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y la decisión soberana del pueblo mediante el voto. Escarrá comentó que pudiera pensarse que 112 diputados de la derecha podrían hacer trastabillar al proceso revolucionario y sus logros sociales, pero el artículo 7 de la Constitución establece que todas las personas que ejercen el poder público están sujetos a lo que dicta la Carta Magna. "A eso hay que agregar que el presidente Maduro tiene el derecho al veto, él puede vetar cualquier ley", dijo al hacer referencia de la Ley de Amnistía, que ha sido promovida por representantes de la autollamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), con el objetivo de librar de culpa a personas vinculadas a ese grupo que se encuentran privadas de libertad por haber incurrido en delitos tipificados en el sistema judicial venezolano. Señaló que para derrotar las pretensiones de derecha es necesario desarrollar las leyes del poder popular, "pero además aquí está el parlamento comunal, que es una figura bellísima y extraordinaria, pero además está el poder legislador", y agregó que "Chávez dejó varios instrumentos como el parlamentarismo de calle, el pueblo legislador y la comuna o nada". "Ese es el camino a seguir, la revolución es constitucional, la gran admiración hacia la Revolución Bolivariana es que ha sido en el marco pacífico, su primer acto fue convocar a una Asamblea Nacional Constituyente para que el pueblo decidiera qué Constitución quería, cómo la quería y cuál era el rumbo de su destino", dijo. Escarrá subrayó que si la derecha quiere una confrontación se encontrará con la revolución, en el marco de la Constitución y los valores bolivarianos.


La derrota de la soberbia

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enos de tres años fueron suficientes para que los que se consideran herederos del poder político del Comandante Chávez, construido durante más de dos décadas de lucha, lo dilapidaran. Y no es que no haya habido advertencias. Desde distintos espacios del Proceso Bolivariano, de diferente cuño ideológico y político se avisó tempranamente de esta derrota y se hicieron propuestas para evitarla, propuestas y alertas que no fueron escuchadas ni debatidas. Con nombres altisonantes y vacíos, arrancados de los manuales fracasados que se pudren enlos húmedos sótanos de la ex nomenclatura soviética, la cúpula del PSUV pretendió mostrar una “dirección colectiva”allí, donde sólo hay una connivencia de facciones dirigentes organizadas para apropiarse de manera privada de la Renta Petrolera. Los “Altos mandos político - militares”, los “Comandos Supremos de la Revolución” y otros esperpentos oscuros, pretendieron suplantar un liderazgo construido en una comunidad íntima y profunda del Comandante consu pueblo. Un pueblo paciente y leal que soportó todo tipo de maltrato hasta que una parte fundamental de él dijo basta. Los dirigenteslo hicieron de la peor manera. O de la única que saben hacerlo. Mientras mantenían la acumulación mafiosa de capital a expensas de la Renta, llevaron al pueblo que vive de su trabajo a un largo tiempo de penurias que por momentos se vuelven insoportables. Y que continúa y continuará hasta que no se ataquen las causas reales con las medidas apropiadas. Manipularon el enorme sentimiento popular de cariño y confianza hacia el líder muerto. Y lo convirtieron en estatuas, video – clips y cuadros convenientemente colocados al lado de pequeños liderazgos sobrevenidos. En un intento cruel por petrificarlo, espantados por el frio que todavía les causa su recuerdo. Repartieron culpas, algunas reales, la

mayoría imaginarias,en otros, sin asumir nunca sus propias responsabilidades. “Guerra Económica”, por supuesto. Pero al denunciar a los saboteadores dejaron a la vista sus propias limitaciones, su incapacidad para derrotarlos. Su complicidad. Fueron quedando al desnudo como aquel rey del cuento infantil. Los únicos que no se dieron cuenta de lo que venía, fueron ellos y sus cómplices. En su utilización del miedo como arma de dominación política, se excedieron hasta el límite insoportable de pedir “agradecimiento” por la mantención de derechos conquistados a punta de lucha y sacrificiosyamenazar con castigo para los que cuestionan un rumbo a todas luces perverso. ntolerantes, groseros, y amenazantes, mostraron sus privilegios repugnantes, y pretendieron comprar a último momento la conciencia de millones con dádivaso con terror. Como si el cariño, el amor, la voluntad de resistencia se pudiera comprar o arrancar a punta de amenazas, cachivaches y desprecio. La cúpula le sirvió en bandeja de plata la victoria al enemigo. Una victoria que este nunca pudo construir solo. Facilitándole el trabajo al imperialismo y los oligarcas que fracasaron 17 años continuados. Los representantes de la más vieja, rancia y desgastada, de la más reaccionaria, forma de hacer política, acompañados por sus amos imperiales, captaron el voto de una parte del pueblo chavista, asqueado de lo que mostraron sus propios dirigentes, indignados por el maltrato, el desprecio y la sordera. El PSUV y el gobierno, avalados por el silencio de los dirigentes de la MUD que son sus socios en la raspadera de olla más brutal de las últimas décadas, creyeron que se mantendrían impunes por siempre, forzaron una polarización falsa.Intentaron atrapar en una red de clientelismo y miedo a un pueblo al que considera menor de edad. Creyeron que era suficiente con las razias electorales, con la manipulación de las instituciones, con la proscripción de

Carlos Carcione

organizaciones, partidos y liderazgos, con la presión y la violencia contra los que alzaron la voz en el desierto. Pero el pueblo habló y se ha abierto un tiempo nuevo. Un tiempo que, como todo lo nuevo en los procesos sociales y políticos es desconocido. Y está cargado de nubes tormentosas. Pero también de oportunidades. El movimiento tectónico que provocó que casi cuatro millones de chavistas eligieran el camino del voto castigo, el voto nulo o la abstención castigo, es la prueba incontestable del inicio de este tiempo. Luego del primer impacto “autocritico”, la soberbia mal trecha de las cúpulas vuelve a escena. Vuelven las amenazas, la política del miedo y la infamia. Las acusaciones de agentes de la CIA a los críticos que presentan auténticas propuestas de salida a la crisis. Y por si fuera poco, lo más grave, ha dado un salto la violencia hacia los que no tienen bozal de arepa. La irrupción de un grupo de choque en una rueda de prensa de ex ministros de Chávez, es un nuevo síntoma deintolerancia y desesperación. En su caída por el barranco, las cúpulas vuelven a buscar culpables por fuera de ellosmismos y ahora lo hacen de manera mucho más violenta. Por su parte las cúpulas de la MUD, están dedicadas a sus mezquinas batallas de maquinarias. Mostrando, mejor dicho, ratificando, que están muy alejados del sentimiento y necesidades del pueblo que vive de su trabajo. Y desnudan su elitismo. Su soberbia, reaccionaria, racista. Pero lo que sucedió ha sucedido, y como sea que se desarrollen los próximos acontecimientos, emergió un actor político, todavía, borroso, difuso, inorgánico, pero que ha mostrado su decisión de ser protagonista. Si estás cúpulas se vuelven a equivocar, como parece que empieza a suceder, ese actor que ha emergido, volverá a hacer tronar el escarmiento contra los soberbios que pretendan imponer, “como sea”, su miserable cuota de poder.


Aram Aharonian

Lo que más duele no es la derrota electoral sino

la derrota cultural S

eamos claros: no es criticable en sí mismo que los gobiernos tengan relatos. No existen gobiernos sin relatos. Pero un tema opinable, discutible, debatible, son sus contenidos políticos. El problema mayor no surgió ahora, de cara a las elecciones parlamentarias, sino mucho antes, cuando la narrativa sobre los logros se distanció crecientemente de las percepciones sociales. Cuantos más problemas se generaban en la realidad económica, más se concentró el gobierno en narrar lo logrado en los años de la Revolución. Lo publicitó hasta el cansancio y creó –o creyó crearun imaginario no solo nacional, sino latinoamericano, internacional sobre el hecho que esas indudables conquistas cimentaban un camino hacia el éxito electoral. Esa cansina insistencia tenía otra implicancia, la de seguir el libreto del síndrome de “plaza sitiada”. Los asesores (españoles, franceses) del gobierno insistieron en que el mensaje debía ser “defender” lo logrado ante las amenazas de la guerra económica, del “lobo” de la intervención extranjera. Se insistió en que no era momento para nuevos sueños y nuevos logros. Si las grandes mayorías siempre elegirían la realidad actual a los momentos anteriores a la llegada de Hugo Chávez al poder, eso no implica que estuvieran dispuestas a dejar de imaginar mejores futuros. En esta trampa de la guerra mediática, cultural, muchos de quienes trazan y dirigen la comunicación en nuestros países se sienten seducidos por el síndrome de la plaza sitiada –hay que defenderse constantemente de la eventual agresión externa, imperial-, que bien sirvió a la Cuba revolucionaria de los primeros años del bloqueo, es hoy una teoría impensable y por demás incoherente en países con cientos de radios privadas, decenas de televisoras, diarios, medios cibernéticos privados. Y donde las llamadas redes sociales juegan su rolcomo una herramienta más en la transmisión de mensajes e imposición de imaginarios. Los voceros oficiales, pésimos intérpretes del concepto gramsciano de hegemonía, se convierten en expertos en denunciología, olvidando construir una comunicación democrática, donde todos tengan voz e imagen, y donde la ciudadanía participe protagónicamente de los debates sobre la realidad y el futuro del país que se está construyendo. El síndrome de plaza sitiada genera una estrategia reactiva (se responde a

la agenda del enemigo, validándola), y no proactiva, donde se diseñe la agenda informativa, comunicacional y política. No se informa, se reacciona a lo que dice el enemigo, tratando de acertar un golpe cuando ya uno está groggy. Esto genera a su vez una subcultura del no-debate: si hay críticas es de quienes le hacen el trabajo a la derecha nacional e internacional. Si no hay crítica, se eliminan los mecanismos de revisión, rectificación y reimpulso. Es el dilema de las falsas alternativas. Desde la muerte de Chávez, Venezuela no tuvo acceso a la información real: se terminó el Aló Presidente. Nunca hubo una política comunicacional, nunca se elaboró (y cumplió) con una agenda informativa, comunicacional y política. Ese es uno de los grandes y graves déficits de la Revolución Bolivariana. Crear medios no garantizó informar a la ciudadanía ni crear una nueva hegemonía: las cifras de sintonía de los cinco, seis, canales oficiales de televisión, no superaban un dígito. Pocos aguantan horas y horas de consignas, y discursos alejados de la realidad-real que se vive a diario, mientras espera un contenido que lo informe, forme, recree. Por eso a nadie puede extrañar que casi tres millones de chavistas, cansados de esa realidad virtual de la prensa oficial, ni siquiera apelaron al voto-castigo, sino a la ausencia-castigo. Cualquier crítica al gobierno era interpretada como “arma” que el enemigo podía utilizar contra éste. “Ese saltó la talanquera, es un agente de la CIA”, supieron encastrar a muchos militantes

honestos y preocupados por su país y su revolución. Verticalismo, burocratismo, invisibilización de las mayorías, falta de transparencias e insuficiencias en la deseada democracia popular. Y el síndrome emergió una vez más como bandera de los “nuevos” defensores de la Revolución… tan cerca del gobierno y tan lejos del pueblo y de la realidad. El discurso de la derecha Cuando la derecha se apropió de los términos “cambio” y “futuro”, eso ya implicaba una derrota cultural. Los proyectos populares o de izquierda se colocan a la defensiva. Todos defendemos, por ejemplo, la educación pública. Pero no podemos regalarle a la derecha el análisis de los problemas de la educación que el pueblo percibe, ni podemos dejar de tener propuestas transformadores que respondan a las demandas de los sectores más humildes. Cuando el juego político se plantea de ese modo, los proyectos populares deben convocarse a debates que permitan construir una nueva imaginación y nuevas ideas para el futuro Pero eso no sucedió ni sucede, y ni siquiera queda la esperanza de que ya vendrá Chávez para arreglar ese entuerto. Hoy se expande la idea de que esta elección fue resultado del poder de los medios (nacionales, internacionales, cartelizados en sus campañas de terror y desestabilización). Pero los medios tenían el mismo poder cuando se obtuvo tantas veces el triunfo.


Y los modos de conducción dificultaron el surgimiento de propuestas y perfiles diferenciados, que pudieran alimentar y fortalecer al gobierno desde cierta diversidad. La paradoja es que la ausencia de esa diversidad interna desdibujó el perfil del Polo Patriótico, a la vez que dejó mucha disconformidad pública en el chavismo. Los niveles de conflictividad –y el descreimiento de las bases- fueron muy agudos antes y después de la proclamación de los candidatos del PSUV a la Asamblea. A veces conviene aceptar que uno no tiene la razón o no tiene toda la razón o que se ha equivocado en las estrategias, en los modos de organización, en renunciar a hablarle a los no convencidos, en no alentar la crítica constructiva y el debate franco, en no dar la batalla cultural, o no entender qué significa, más allá de que es un linda consigna. Fue, a través de esos errores, que fue drenando el capital político hegemónico. El poder fáctico Por otro lado, el poder fáctico – básicamente el económico-financiero anclado en el terrorismo de la prensa hegemónica- ha sido exitoso en el manejo de la desesperanza, la frustración, la guerra económica y la incertidumbre, apostando a la desorientación, el olvido y la pérdida de identidad de los venezolanos. Y el aparato burocrático partidista, el PSUV, no ha logrado generar esperanza presentando un listado de candidatos digitados desde la cúpula, repitiendo nombres resistidos por la militancia, sin permitir disensos ni debates entre las decenas, centenares de agrupaciones que componen el llamado “chavismo”.. El golpe que supuso la pérdida de Hugo Chávez fue y sigue siendo) demasiado grande, máxime cuando en 15 años no se puso énfasis en formar nuevos cuadros políticos, pero también para la gestión administrativa. Chávez construyó una serie de equilibrios que no heredó Maduro, quien no supo hacer valer en la población los logros de la Revolución Bolivariana. Quizá, sin darse cuenta que esos logros son pasado, y lo que el pueblo espera es esperanza, futuro. No nos cabe la menor duda: Nicolás Maduro no es Hugo Chávez, aunque sus asesores socialdemócratas europeos (franceses, españoles) se lo hayan querido hacer creer al pueblo, pajaritos mediante. Pero, a pesar de eso, la oposición venezolana unida logró solo 400 mil votos más que en las presidenciales de 2013, cuando Maduro se impuso por apenas un punto porcentual de diferencia a Henrique Capriles. Dos años después, en 2015 se repitió lo mismo: el ausentismo del chavismo. De los 8,2 millones de votos logrados por Chávez en 2012, el apoyo al gobierno en las elecciones parlamentarias mostró una diferencia de casi 2,5 millones de votos (800 mil sufragios menos que cuando Maduro ganó las presidenciales). Ausenstismo, voto castigo, desilusión. Fueron entre 2,5 y tres millones de chavistas que se quedaron empantuflados en sus casas, los que no creen de ninguna forma de que la derecha pueda o deba gobernar. Obviamente, las apelaciones a la “traición” de sectores del chavismo a la Revolución Bolivariana no ayudan a remontar la cuesta, y la convicción de

que alcanza con tener una maquinaria electoral aceitada se viene cayendo por sí sola desde hace años, cuando enfrente hay un pueblo que, gracias al chavismo, pasó de ser objeto de políticas, a ser sujeto de las mismas, a creer en el protagonismo popular en un nuevo tipo de democracia. En la que no parecen creer los dirigentes de hoy. La campaña opositora contó con el descontento acumulado en la población –desgastada por hacer largas colas para conseguir alimentos y medicinas–, donde destacan la inflación, el desabastecimiento, la escasez y la disparada de precios. Aun cuando la oposición y los oportunistas –entre ellos varios travestidos en neoliberales- acusaron al gobierno de la situación, éste no es el único participante en esta confrontación, aunque sí el responsable de no haber encontrado una solución a ninguno de los problemas. El hundimiento de los precios de los hidrocarburos es un golpe difícil de asimilar en un país monocultivador acostumbrado a vivir de la renta petrolera, aún más cuando la crisis es utilizada por la oposición –interna y externa- para golpear al gobierno con presiones para romper la OPEP y mantener bajos los precios del crudo, con acaparamiento de bienes, con subida intencional de precios, con fraude en el cambio del dólar, con contrabando, con guerra psicológica alimentada por los medios de comunicación, con sabotajes, con… La disputa por el poder político en Venezuela es apenas un medio para el control de la quinta parte de los hidrocarburos del planeta. Hay que reconocer que el gobierno de

Maduro fue –hasta el momento- firme en la defensa de los programas sociales e inversiones estratégicas del chavismo, pero no ha encontrado la forma de parar la especulación, la inflación y el desabastecimiento y en casi tres años ni ha elaborado ni una sola medida para atemperar la crisis, mientras tolera en el seno del Estado a corruptos, ineficientes e ineficaces por doquier, garantizándoles hasta ahora la impunidad, en medio de una guerra económica, ante un escenario de grave restricción externa. La responsabilidad mayor, quizá, sea de los grupos económicos –el poder fáctico-, especialmente el capital financiero y el bancario, que desde 2004 establecieron una estrategia para desmontar el control cambiario y retomar el control de la fijación del tipo de cambio y la privatización de las divisas. Muchos funcionarios, que han tenido total control, desde 2009, del tipo de cambio y de la estrategia especulativa que se fraguó con el dólar paralelo, tienen nombre y apellido y están montados en esta confabulación. Más allá de las consecuencias prácticas que tendrá lo que se viene, la Asamblea Nacional en manos de la derecha, Nicolás Maduro es y seguirá siendo Presidente. Para sacarlo, la oposición debe recoger 4 millones de firmas para que se convoque a un referendum revocatorio. Aún así no tienen la victoria asegurada: el Sí al revocatorio debe obtener más votos que los que consiguió Maduro en 2003. Hoy la oposición está casi en ese caudal electoral. ¿Pero que pasaría en ese caso con los casi tres millones de chavistas que se ausentaron de las urnas de 2012 para acá? ¿Permitirían la caída del chavismo?


La oferta legislativa de la MUD

L

a MUD dio a conocer un documento en el que resume su oferta legislativa. En el texto asegura que estas propuestas permitirán a los venezolanos tener una mejor calidad de vida sin demoras. En el primer punto, que es sobre el abastecimiento, la coalición opositora explica que, entre otras, se propone la Ley de Abastecimiento Pleno, con el objetivo de eliminar trabas y facilitar trámites que obstaculizan la circulación de bienes como guías de movilización. Acerca de la inseguridad, se menciona en el tercer punto la Ley de Coordinación Policial. Su propósito es otorgar fuerza a las policías municipales y estadales para que convivan con la Policía Nacional. “Se trata de volver a descentralizar la seguridad ciudadana, como lo ordena la Constitución, para evitar que esa suerte de nacionalización policial contenida en la Ley de Policía Nacional haga ineficientes y casi inútiles los cuerpos de seguridad más cercanos a los ciudadanos”, agrega. Referente a los presos políticos, la alianza trae a colación la Ley de Amnistía General, que es dirigida a los ciudadanos bajo investigación criminal, administrativa, disciplinaria o policial, y a procedimientos administrativos o penales vinculadas a protestas políticas y posiciones disidentes. “Esta Amnistía supondría también la finalización de las inhabilitaciones políticas y los procedimientos relativos al allanamiento de la inmunidad parlamentaria”, indica el documento. Este documento resume los enunciados y contendidos generales de las principales leyes y actuaciones legislativas que puede ejecutar una nueva Asamblea Nacional con mayoría opositora, para lograr un cambio de rumbo sin demoras hacia una mejor calidad de vida. Actividad normativa Consistiría en debatir y aprobar los siguientes proyectos de ley o reformas a las leyes existentes en área claves: Abastecimiento La finalidad es dictar y/o reformar leyes que faciliten la distribución de productos esenciales y reformar o derogar normas que dificultan la circulación de bienes como La Ley de Seguridad Agroalimentaria y la Ley de Precios Justos. Los instrumentos más relevantes a considerar serían: Ley de Abastecimiento Pleno Su objeto es eliminar trabas y facilitar trámites que obstaculizan la circulación de bienes como guías de movilización, certificados de no producción, renovación de registros y mecanismos de compras restringidas. Igualmente establecer temporalmente incentivos para la importación de rubros como alimentos, medicamentos y productos de aseo personal, tales como la exoneración de aranceles, IVA sobre las importaciones y

la catalogación de rubros prioritarios en la asignación de divisas. Ley Marco para el Incremento de la Productividad Se trata de un instrumento general que brinde a los inversionistas seguridad jurídica para que inviertan con facilidad y rapidez sus capitales en áreas productivas estratégicas. Esta ley ordenaría la tramitación expedita de licencias y permisos, eliminaría o rebajaría sustancialmente las tasas que pechan el aumento de capital de las empresas, así como otros certificados como el Código de Productos Envasados cuya obtención se agilizaría mediante un número provisional. Igualmente derogaría todas aquellas normas que suponen riesgos punitivos con privación de libertad para los administradores de las empresas o límites a la inversión extrajera. Finalmente dejaría sin efecto la declaratoria de utilidad pública que pone en riesgo la propiedad los activos de los empresarios privados y ordenaría la revisión de todas las leyes que establecen competencias discrecionales abiertas para expropiar, intervenir u ocupar empresas. Ley de Reversión Expropiatoria Mediante esta Ley se pretende reversar los procedimientos expropiatorios y establecer condiciones y garantías para que los inversionistas cuyas empresas han sido expropiadas o intervenidas puedan reactivarlas a la brevedad para lo cual se podrían establecer incentivos fiscales y acuerdos indemnizatorios a mediano plazo. La idea es privilegiar la reactivación de empresas en rubros esenciales como alimentos, medicamentos, productos de limpieza del hogar y aseo personal. Protección al Consumidor Al promulgase la primera Ley de Precios Justos, se abandonó el sistema de protección al consumidor que existía en leyes anteriores. Actualmente los derechos del consumidor apenas están listados en la Ley de Precios Justos. Debido a ello es importante dictar una ley autónoma en esta materia, el instrumento sería una: Ley de Protección y Educación al Consumidor Su objeto sería desarrollar los derechos del consumidor en temas que hoy han quedado sin ninguna normativa que los soporte como por ejemplo: Situación de los presupuestos incumplidos; garantías

de buen funcionamiento; devoluciones de productos y reintegro de precios y ofertas engañosas entre otros. Esta ley también podría eliminar las trabas que implican obtener autorizaciones previas para lanzar ofertas y promociones a que al final benefician al consumidor. Seguridad Ciudadana La inseguridad personal es uno de los problemas más graves que enfrenta a diario la ciudadanía en Venezuela, en especial quienes habitan en las zonas más populares. De hecho esta es quizás una de las primeras causas del éxodo de talentos y personas jóvenes de todos los estratos sociales. La solución a este problema es muy compleja y pasa por diversas áreas como prevención, mejoramiento laboral de los cuerpos policiales, e incluso un profunda reforma del sistema judicial. Sin embrago en lo inmediato, sería factible como primera medida dictar una: Ley de Coordinación Policial El objeto de esta ley sería dar fuerza las policías municipales y estadales, para que convivan coordinadamente con la Policía Nacional. Se trata de volver a descentralizar la seguridad ciudadana, como lo ordena la Constitución, para evitar que esa suerte de nacionalización policial contenida en la Ley de Policía Nacional, haga ineficientes y casi inútiles los cuerpos de seguridad más cercanos a los ciudadanos. Esta ley también pretendería el fomento de la dotación policial para darles a las Policías regionales mayor capacidad operativa. Salario Ante una economía altamente inflacionaria, se hace imperioso promulgar un instrumento que permita la adecuación del salario al valor de los bienes y servicios, evitando el empobrecimiento de los asalariados. El instrumento sería el siguiente: Ley de Protección Salarial y Anticipos de Prestaciones Sociales. Para ello debería ampliarse la base de beneficios laborales excluidos del régimen prestacional pretendiendo un acceso más frecuente a mejores ingresos. Incluso reformar el tratamiento de los préstamos laborales, disfrute y pago de vacaciones y prestaciones sociales para que el trabajador pueda acceder a estos ingresos anticipadamente sin agravar aún más la comprometida situación de los


empleadores. Pensiones La situación de las personas de tercera edad es lamentable y en un escenario de economía altamente inflacionaria, se hace necesario proteger a quienes ya no están en edad productiva y requieren ayuda del Estado para su sobrevivencia. La idea es dictar una: Ley de Pensiones Universales No Contributivas Su objeto sería crear un beneficio vitalicio a todas las personas de edad avanzada, incluso a aquéllas que por su ocupación o por cualquier circunstancia no hayan contribuido al seguridad social o lo han hecho parcialmente. Este beneficio debería ser revisado constantemente para homologarlo a las remuneraciones de los trabajadores activos. Servicios Públicos Cada se hace más notaria la precariedad de los servicios públicos, en especial el agua potable, el servicio eléctrico, el transporte público, las telecomunicaciones, así como la infraestructura asociada a todos ellos. Para abordar con urgencia este tema se puede impulsar el siguiente instrumento: Ley de Descentralización y Asociaciones Estratégicas Para la Mejora de los Servicios Públicos Su objeto sería suprimir los monopolios y reservas que el Estado ha asumido en la prestación de servicios públicos en detrimento de los mismos, permitiendo que sean también asumidos por los Estados y Municipios, incluso con asociaciones estrategias con empresas privadas o mixtas mediante el otorgamiento de concesiones. En materia de mejora de la infraestructura, incluyendo obras como vialidad, acueductos, recolección de basura, puertos y aeropuertos, el instrumento normativo que se podría aprobar sería el siguiente: Ley de Asociaciones Público Privadas para el Desarrollo de obras Públicas Mediante esta ley se permitiría y fomentaría que con financiamiento multilateral que se repagaría mediante la explotación de concesiones, empresas privadas asociadas con el Estado, puedan desarrollar obras de gran envergadura y alta inversión indispensables para la mejor prestación de los servicios antes señalados. Esta iniciativa ha sido exitosa en muchos

países del mundo y en especial en América Latina donde no hay suficientes recursos para financiar estas obras de alta monta. Ley de Medios de Comunicación Públicos y Comunales Con el fin de eliminar la hegemonía mediática de cualquier parcialidad política, esta ley creará medios para asegurar el equilibrio informativo y la independencia de los funcionarios a cargo de la administración de los medios de comunicación del Estado y comunitarios. Vivienda Para complementar y la incitativa denominada Misión Vivienda y facilitar a los ciudadanos adquirir plena propiedad sobre viviendas dignas, sería posible promulgar una: Ley de Impulso al Desarrollo de Viviendas Mediante esta ley se aclararía la situación de las viviendas ya adjudicadas y las que en el futuro se adjudiquen a las personas beneficiarias, permitiendo que puedan disponer plenamente de las mismas, previa verificación de la adjudicación y ocupación de la vivienda. Igualmente se institucionalizaría la adjudicación de títulos de propiedad sobre bienhechurías construidas en terrenos municipales. Finalmente en esta ley se incluiría la idea de los hogares semillas que permiten que desde un estructura mínima el beneficiario pueda ir ampliando modularmente su vivienda progresivamente, para ello se contaría con la coparticipación de la empresa privada mediante créditos a la construcción en condiciones favorables, evitando que los recursos que hoy en día facilita por ley la banca privada, terminen en las manos ineficientes del Estado y generen corrupción. Además de lo anterior, se hace indispensable la revisión de la legislación en materia de arrendamientos de viviendas pues se ha pretendido proteger tanto a los inquilinos que ya no existe un oferta suficiente de viviendas en alquiler afectándose así a las familias jóvenes que no pueden adquirir una casa propia. Para ello se puede promulgar una: Ley de Fomento Arrendaticio Su objeto sería establecer parámetros razonables para evitar abusos en el aumento de los cánones de arrendamientos, pero a la vez permitir que los inquilinos morosos o quienes usen indebidamente

los inmuebles alquilados, puedan ser desalojados en beneficio de otras personas que necesiten esa vivienda, para elo se conferiría un plazo máximo al propietario para volver a arrendar el inmueble a un nuevo arrendatario. Corrupción El patrimonio dela República se ha visto severamente afectado por prácticas corruptas que implican la comisión de delitos por parte de funcionario públicos y particulares. Para tratar de reversar ese daño al patrimonio de todos, se dictaría el siguiente instrumento: Ley de Repatriación de Capitales Corruptos Se promulgaría una Ley con impacto en el área de corrupción y en el área económica. Su objeto sería establecer los mecanismos de enlace internacional para obtener información y medidas de cooperación que permitan rastrear los capitales objeto de delitos contra el patrimonio público, a los fines de ejecutar medidas para su incautación y repatriación previa orden de los tribunales venezolanos. Ley de transparencia en los procesos de contrataciones públicas Con la finalidad de incrementar la eficiencia en el sistema de contratación pública en un momento en el que se requiere la recuperación de la infraestructura nacional, la Asamblea Nacional promulgaría una ley que establezca las licitaciones abiertas como regla general de contratación y otros mecanismos solo en casos excepcionales, eliminando la posibilidad de la contratación directa y sustituyéndola con otros mecanismos de mayor transparencia. Igualmente se establecerá el uso de mecanismos de control y administración de los contratos públicos con la finalidad de asegurar el cumplimiento estricto del contrato y el establecimiento de responsabilidades para inspectores de obras públicas. Presos Políticos Es imperioso procurar la liberación de los presos políticos con la finalidad de crear condiciones de paz y entendimiento nacional. Para ello se propone dictar una: Ley de Amnistía General Su objeto sería conferir Amnistía general y plena a favor de todos aquellos ciudadanos bajo investigación criminal, administrativa, disciplinaria o policial, y a procedimientos administrativos o penales con ocasión de protestas políticas y posiciones disidentes. Esta Amnistía supondría también la finalización de las inhabilitaciones políticas y los procedimientos relativos al allanamiento de la inmunidad parlamentaria. Ley de Garantía de la Independencia del Poder Judicial Mediante esta ley la Asamblea diseñará el mecanismo de concurso previsto en la Constitución Nacional para la designación de jueces con la finalidad de eliminar la provisionalidad de los jueces venezolanos y convertir a los profesionales del derecho más aptos para la judicatura en verdaderos jueces dotados de estabilidad por la titularidad del cargo. Esta Ley también establecerá la necesidad de dotar a los funcionarios judiciales de salarios acordes con la importante función de administrar justicia, así como medidas relacionadas con la seguridad social, salud y facilidades para la adquisición de viviendas dignas.


¿Lo peor de la derrota?Ver a los pobres celebrando la victoria de sus enemigos Clodosvaldo Hernández

L

a derrota en sí misma, como un todo, nos deprime y molesta. Se siente uno, parafraseando al escritor John Dos Passos, como un perro apaleado. Pero dentro de la derrota hay aspectos particularmente insidiosos, cantos cortantes, detalles que duelen especialmente, realidades que nos laceran el alma. Por ejemplo, el lunes pasado vi gente pobre (muy pobre, pobrecita… en lo económico, quiero decir) que andaba eufórica con la victoria de la MUD. Eran obreros, trabajadores de oficina, pasajeros de busetas, engullidores de empanadas en el quiosquito… y saltaban en una pata por el éxito electoral de la derecha. Dígame usted si no son, más allá de tener poco dinero, gente realmente pobre. Dígame usted si no duele. Presenciar esa repetitiva imagen fue, quizá, lo peor de la derrota. Es una realidad que nos habla de la pérdida del respaldo de las masas; del divorcio de la Revolución con los sectores más humildes (culpa, sin duda, de una vanguardia que, con sus errores y omisiones, ha hecho que esto ocurra). También son escenas que demuestran cuán frágil es, luego de 17 años, la formación política de gruesos estratos de la población (a pesar del Poder Popular y del masivo acceso la educación que se ha registrado en tiempos revolucionarios). Es una prueba de que, a poco menos de tres años de la muerte del comandante Chávez, su gente se ha vuelto de nuevo fácil de engañar, víctimas de estratagemas de marketing y publicidad política, consumidores irreflexivos de promesas difusas de cambio. ¡Pobres!, esta vez no solo en el sentido económico. Entre los alegres celebrantes de la victoria opositora hay –a simple vista puede apreciarse– personas que bajo el gobierno revolucionario han recibido oportunidades de estudio, empleo y reivindicaciones laborales, acceso a servicios de salud, vivienda y transporte, pensiones y jubilaciones. Y conste que no se trata de reclamarles su ingratitud, pues eso sería la otra cara de la moneda del clientelismo político más burdo. Lo que angustia de esa actitud inconsecuente es que estos compatriotas han llegado a creer que todos esos beneficios son derechos adquiridos y que su perdurabilidad en el tiempo está garantizada, que no dependen de que continúe adelante la Revolución. Están convencidos, inocentemente, que en un eventual gobierno neoliberal, todo eso continuará, solo que con mayor eficiencia. Pobrecitos. Lo más lacerante del asunto es que mientras estos venezolanos y estas venezolanas humildes danzaban felices por la victoria de la coalición de partidos antichavistas, los principales accionistas de la MUD Corporation comenzaban a perpetrar –sin demora alguna– sus planes para el más drástico retroceso que haya experimentado alguna vez Venezuela en el campo de las políticas sociales. Estos sectores, los verdaderos dueños de la alianza política, ni siquiera se ocuparon de festejar. Fueron directamente a lo suyo: anunciaron de inmediato que le pedirán a sus 112 lacayos que anulen las leyes que más les molestan, incluyendo la del Trabajo y la de Precios Justos. Es una amarga ironía: mientras los pobres bailaban emocionados por un triunfo que consideraron suyo, los ricos se apresuraban a mover sus piezas para, a corto plazo, despojar a los jubilosos trabajadores y consumidores de cualquier cosa parecida a un beneficio que hayan podido recibir en estos 17 años. La pregunta que surge es cuánto tiempo tardarán los alborozados pobres en darse cuenta de que les dieron a sus enemigos de clase las armas que necesitaban para que les expriman hasta la última gota de sangre, de sudor y de lágrimas. ¿Qué pasará cuando tomen conciencia de que prácticamente han incurrido en un suicidio colectivo? Creo que cuando vea a algunos de estos ufanos votantes de la MUD en trance de arrepentirse, los individuos como yo nos sentiremos todavía peor que el lunes. En rigor, deberíamos esperar a que eso ocurra para decirles cosas irónicas, como “¿Y tú no eras el que daba saltos de alegría el 7 de diciembre?”, pero temo que lo que nos sobrevendrá será otra gran depresión al ver a estas buenas personas chapuceando en el desengaño. Entonces, tanto ellos como los que no caímos en la treta, nos sentiremos igual de mal: como perros apaleados.

Eleazar Díaz Rangel

Tendencias marcan la disputa

P

ese al silencio de sus detractores internos y del exterior, comenzando por la MUD, la prensa española y colombiana, no pudo ser más limpio, transparente y eficiente el desarrollo del proceso de votación y escrutinio de las elecciones del 6-D. Así ha ocurrido otras veces, pero como la oposición siempre perdía, hasta 18 veces en 17 años, lo que hacían era gritar fraude, desconocer los resultados y estimular a Washington para que hiciera lo mismo, e incitar a sus partidarios a “descargar” su indignación, con el ya conocido saldo de muertos. Ahora callaron. *En las presidenciales, Maduro sacó 7.586.251 votos, y el domingo el GPP obtuvo 5.615.300 (se perdieron 1.970.951), mientras que en 2013 la MUD sacó 7.361.512 y ahora recibió 7.720.576 (subió 368.000). *Los resultados revelan que no todos los que dejaron de votar por el chavismo lo hicieron por la oposición: 1.602.665 se abstuvieron. *Se deduce que fue un voto castigo, que, sin embargo, no se sumó a la MUD. Yo añado que mantener esas interminables colas, sobre las cuales escribí aquí varias veces, sin que el gobierno pudiera atenuarlas, fue el factor que llevó a tantos electores a cambiar sus conductas el 6-D. Yo me equivoqué cuando vi que en el simulacro electoral del Psuv votaron tantos que revelaba que estaban conscientes de los reales orígenes del desabastecimiento, altos precios y las colas; el chavismo duro, sí, pero no los blandos, simpatizantes, clase media. *La ineficiencia, la corrupción y una política comunicacional que no supo explicar ni persuadir hicieron lo suyo. *Interesante la disputa en la MUD sobre la directiva de la Asamblea Nacional, donde tienen mayoría holgada. Lo lógico parece ser que PJ (33 diputados) asuma la presidencia y las dos vices para AD (25) y UNT (21). Siguiendo las normas de la actual AN, no tomarán en cuenta la integración global, pues en tal caso debería presidirla el Psuv, que tiene 52. *Esa disputa refleja tendencias, una más radical que busca la confrontación, donde se alinean Ramos y López, y otra más comedida que encabeza Julio Borges. *No recuerdo otras elecciones donde el Plan República haya recibido tantos elogios y buenas palabras como en estas; no solo de las comisiones e individualidades que vinieron del exterior, sino de los protagonistas venezolanos, que han destacado el comportamiento de la Fanb, al contrario de lo que ocurría antes, cuando alguna crítica hacían. *Este señor Almagro, de la OEA, que le escribió una carta a Tibisay Lucena de ocho páginas contra el sistema electoral venezolano, no escribió ni los 140 caracteres para felicitarla , dijo ni pío. *Quienes vieron la fuerza de las asambleas de trabajadores petroleros el viernes en Anzoátegui, Falcón y Monagas. ¿Y Zulia? Estarán conscientes de que es una ilusión la reincorporación de los 18 mil trabajadores que abandonaron el trabajo en 2002 y se negaron a regresar cuando se les hizo el llamamiento.


¿Cómo salir del laberinto?

Luis Salas Rosdríguez

Promesas desteñidas Carola Chávez

F

D

adas las urgencias planteadas por el tiempo vayamos a lo concreto: Asumido como un hecho el efecto de la guerra económica en la derrota electoral del pasado 6-D, todo lo que vaya a hacerse en política económica de cara a los nuevos escenarios planteados por la mayoría parlamentaria de la derecha en la Asamblea Nacional, debe partir de las siguientes consideraciones. La primera es un diagnóstico correcto de qué fue lo que falló o está fallando en la manera cómo se ha abordado la guerra económica. Y esto no solo partiendo del hecho elemental de que todo lo que uno debe hacer, corregir o reafirmar en política en general y en política económica en particular, debe partir de un diagnóstico correcto, sino que todo pareciera indicar –y el ánimo popular así parece reafirmarlo- que más que la guerra económica en sí misma, lo que termina afectando a la población y por tanto reflejándose en el resultado electoral es la manera de enfrentarla –y en algunos casos de no enfrentarlapor parte del Gobierno Nacional y las filas revolucionarias, incluyendo en el renglón “Gobierno Nacional” no solo al Ejecutivo, sino también y sobre todo al BCV y otras instancias del Estado. Por otra parte, hay que estar claros en las estrategias planteadas por la derecha de cara a los próximos meses. Se ha hablado mucho de la posibilidad de la convocatoria por parte de ésta a un referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro, lo que nos colocaría a las puertas de una nuevas elecciones a mediados de 2016. Sin embargo, no se ha tomado mucho en consideración que, de cara a los verdaderos objetivos de la derecha, esa vía no es necesariamente la más atractiva por una razón muy simple:

pues un hipotético nuevo gobierno de derecha tendría la responsabilidad de tomar las medidas de ajuste macroeconómico de corte neoliberal que exige, altamente impopulares y conflictivas como bien sabemos, lo que le traería serios problemas de gobernabilidad. Así las cosas, a mi modo de ver, y tal de hecho como lo planteó recientemente Luis Vicente León en una entrevista con Vladimir Villegas, la táctica de la derecha empezará de entrada por presionar al gobierno del presidente Nicolás Maduro para que se él quien tome dichas medidas y corra con sus costos sociales y políticos. Lo que para la derecha tendría la ventaja por lo demás de enterrar de una vez y para siempre las banderas sociales y económicas del chavismo. Es decir, el chavismo, que insurgió política, económica, social y culturalmente contra el ajuste neoliberal de los 90, en el caso de terminar haciendo lo mismo por “pragmatismo”, se estaría anulando a sí mismo y confirmándole al país y el mundo que, como decía Margaret Thatcher, “no hay alternativa al capitalismo” y que todo intento de hacer lo contrario termina en un rotundo fracaso o estrepitosamente en el mismo punto de partida. Cómo corregir lo que hay que corregir en los tiempos que tenemos sin caer en las trampas –o en las tentacionesplanteadas por la derecha y por el discurso económico ortodoxo convencional del cual es prisionero también una parte de la izquierda, es, a mi modo de ver, el principal reto que tenemos. Apenas la manito ganó la Asamblea, saltaron sus dueños a cobrar. Borrachos de un poder absoluto que no ostentan -porque hay que recordar que el Poder Legislativo es solo uno de los cinco poderes del Estado-, exigen la derogación de toda ley que regule su insaciable sed de lucro.

ieles a la tradición del Carmonazo, Fedecámaras exige derogar la Lottt, mientras Consecomercio añadía eufórica: “¡Y la ley de precios justos que jamás acatamos!”; Fedenaga, que arremetan contra la Ley de Tierras; y la Cámara Inmobiliaria, que pulvericen la Ley de Arrendamientos. Cavidea, los supermercados que administraron las colas durante estos dos años, exigen 3.500 millones de dólares “para poder producir” (más para sus bolsillos). De ahí para abajo todos piden. Hasta personajitos intrascendentes levantan sus voces, como aquel que transfirió a la Ley Resorte lo que quisiera hacerle al chavismo: “Desmantelarlo, destruirlo y pisotearlo”. Administrando su victoria con mano derrochadora, Ramos Allup juega adelantado con miras a arrebatarle la presidencia de la AN a Julio Borges que, a su vez, juega al comedido con las costuras expuestas. Ramos busca sumarse al sector más histérico de la oposición, el que quiere ver correr la sangre, antes de que a algunos pendejos les de por cumplir la promesa de campaña de liberar a Leopoldo -y a Rosales, y a otros que ya no nombran ni nadie recuerdaRamos no solo le pica adelante a Borges, sino que, en un chillón juego de bandas, le sopla el bistec a Leopoldo López enamorando a sus locos con gritos y gestos destemplados. La promesa de acabar con las colas, su bandera de campaña, la desmienten con desparpajo. Nosotros nunca prometimos eso, dicen, sin tener siquiera la decencia de bajar los pendones de campaña que aseguran lo contrario. La Ley Cero Colas de la MUD quedó colgada para que la destiña el sol. En los supermercados aparecen milagrosamente productos que hace siglos no veíamos: jabón Las Llaves, mayonesa, leche, margarina tapaarterias para tirar pa’l techo; como válvula de escape, como para reforzar la falsa sensación de alivio victorioso que no va a durar, porque la cola los llevó a la AN y ellos todavía quieren más. Por eso la promesa rota, por eso el augurio de Julio Borges que asegura que la escasez se va a agudizar. En fin, el Cambio.


Mayela Armas -cronica.uno

H

éctor Navarro estuvo en el Gobierno desde sus inicios en 1999 como ministro de Educación y de Energía Eléctrica y luego como diputado, sin embargo, en 2014 se aleja tras cuestionar a las autoridades y a la dirigencia del Psuv. Fustiga a Nicolás Maduro y a Diosdado Cabello, cuestiona el rumbo del modelo económico y asegura que "la corrupción carcome a la revolución". Desde su salida del Gobierno pocas han sido sus apariciones hasta que esta semana, junto con Jorge Giordani, ex ministro de Planificación, decidieron salir a la palestra por el revés electoral que tuvo el Psuv el 6 de diciembre. Los dos ex funcionarios manifestaron que era necesario declarar "la emergencia revolucionaria", pero la rueda de prensa que organizaron fue interrumpida por un grupo identificado con la "esquina caliente" que los calificó de traidores. -¿Cómo percibe la agresión del miércoles y la acusación de traidores? -Yo no la entendí al principio. No me imaginaba que algunos fueran tan torpes para hacer lo que hicieron. Salió en todos los medios internacionales. -Durante la rueda de prensa atribuyeron la derrota electoral a los errores de la dirigencia del Psuv, ¿cuáles son esas fallas? -Hay errores políticos y uno es tratar a las instancias del partido como un pelotón. Hay un error en lo político, en la orientación del partido y en el uso de los medios de comunicación, porque los usan para promocionar y no para formar. Tengo excelentes amigos en el partido, pero los tengo una crítica se comportaron como unos alcahuetes. -¿Qué sucede en la estructura interna del Psuv? -Yo creo en la lucha de clases, eso está presente en todas partes. Esos conflictos se eliminan con la discusión, la crítica y la autocrítica. Chávez tenía un carácter fuerte, pero aceptaba la crítica. Chávez

nos instó al desarrollo de las instancias colectivas de toma de decisiones. ¿Qué pasó después que murió Chávez? Desde 2013 la dirección del partido se reunió tres o cuatro veces. –Pero antes de 2013 no existían las fisuras -Había una dinámica propia del partido y Chávez ponía orden. Cuando muere, cambia radicalmente. Siete miembros del partido le mandamos una carta a Diosdado Cabello y su respuesta fue que si no nos gusta el partido que nos fuéramos a otro. Yo decía que en las universidades tenía que existir el partido, pero Maduro planteaba que los estudiantes se registraran en las Ubch, y eso no les interesa a los estudiantes. -¿Las Ubch compiten con el Psuv? -La estructura del partido se distorsionó. Las Ubch no son suficientes para atender la dinámica del partido. No pueden cumplir con el rol que les dieron. Los dólares perdidos Navarro asevera que los errores no son solamente del partido, también los hay en la dirección del Gobierno, y en ese sentido, destaca el escaso control a la asignación de divisas de Cadivi (ahora Cencoex) y asegura que se desconoce el paradero de miles de millones de dólares. –Usted y el ex ministro Giordani cuestionan la dirección de gobierno, ¿puede detallar los problemas? -Hay errores en la dirección de gobierno, Jorge Giordani y Edmée Betancourt fueron sus críticos, ellos dijeron que 22.500 millones de dólares en Cadivi, los sacaron en 2012. El presidente de Cadivi era Manuel Barroso, a quien después de salir del organismo lo ascendieron a general de brigada. Eso tiene que ser denunciado. -¿A Manuel Barroso no lo controlaron los ministros de Finanzas? Cadivi estaba adscrita al despacho -A Jorge Giordani le preocupaba la discrecionalidad de Cadivi y le pidió

varias veces al Presidente Chávez que le entregara Cadivi para supervisarla. -¿Jorge Giordani no fiscalizaba, siendo el ministro? -No. Barroso le entregaba cuentas directamente al Presidente Chávez, igual que (Alejandro) Andrade, el Tesorero Nacional. -¿Por qué no se le permitió al ministerio chequear a Cadivi? -El control de las divisas lo tenía el propio Chávez, porque él quería estar seguro de que había un control. -¿Chávez confiaba en Barroso? -Creo que sí. Y confiaba extremamente en Rafael Isea y Alejandro Andrade. Entre 2003 y 2012 ingresaron al país 1 billón de dólares, unos 600 millardos de dólares fueron a las misiones, a la creación de hospitales, vivienda y otros proyectos, pero hay una cifra de 300 millardos de dólares que no se puede verificar a dónde fue, de los otros hay comprobantes. Esos 300 millardos de dólares no se saben dónde están -¿Quién manejó esos 300 millardos de dólares? -Cadivi de 2003 a 2012. Cuando se ven los informes del Morgan Guaranty Trust y Chase Manhattan, las cuentas de venezolanos en los Estados Unidos se incrementaron en promedio de 20 millardos de dólares por año. 200 millardos de dólares tienen los venezolanos en los Estados Unidos. Esa plata se la apropió quien vendió con sobreprecio carne, bombillos. –Si el ex presidente Chávez controlaba la asignación de divisas, entonces tenía responsabilidad en no haber fiscalizado el desvío de esos 300 millardos de dólares -Tiene responsabilidad porque mantuvo a Barroso. Pero al Presidente Chávez no le temblaba el pulso cuando tenía las pruebas como en el caso de Arné Chacón (ex banquero que fue preso en la crisis


Héctor Navarro:

Ésto no es socialismo ... es vagabundería. Fracasó el capitalismo de Estado y la

corrupción" bancaria de 2009-2010 y es hermano de Jesse Chacón). –Pero con Cadivi era evidente -A lo mejor el Presidente Chávez no tuvo las pruebas. -¿Por qué Giordani no le reclamó el control de Cadivi? -Si lo hizo. Ningún ministro de Finanzas tuvo el control de Cadivi. –Hubo empresas de maletín vinculadas con las industrias del Estado ¿por qué no hubo control? -El Presidente tenía emergencias por todos lados. Y autorizaba a que se usara la vía de emergencia y con la emergencia no vas a licitaciones. Además desde 2010 a 2012 le filtraban al Presidente la información. -¿Quiénes la filtraban? -Los que lo rodeaban -¿Maduro, Cabello, Flores? -Claro, y el Vicepresidente (Jorge Arreaza) –Si ya tenían años sabiendo que habían asignaciones de dólares sin verificación, ¿por qué no las denunciaron en su momento? -Edmée Betancourt destapa la olla en 2012 -¿Quién protege a Manuel Barroso? -Eso es obvio –¿El Presidente de la Asamblea Nacional? -Hay que investigar. Varias personas hemos pedido una auditoría ciudadana de toda la gestión pública. -¿Por qué la administración de las importaciones públicas y las asignaciones de divisas estaban y siguen en manos de militares? -Eso es algo que no comprendo y tampoco comparto. Creo que en el caso de Chávez, él venía del mundo militar y los conocía. Pero no es entendible que para

todo exista un militar. –Usted y el ex ministro Giordani este miércoles cuestionaron el nepotismo, pero eso fue permitido por el ex presidente Chávez en Pdvsa, el Seniat, la Asamblea Nacional, entre otros entes oficiales -Yo se lo discutí al Presidente. En 2011 cuando estaba en la Comisión de Contraloría se elaboró el proyecto de Ley contra la Corrupción y allí se incorporó el concepto de conflicto de intereses que estaba con los contratos y el nepotismo. Se aprobó en primera discusión y cuando estaba en agenda para segunda discusión lo frenan. Lo frenó la fracción parlamentaria, cuya jefa era la primera dama (Cilia Flores). Ella dijo que no le podían amarrar las manos al Presidente, y yo le indiqué que si su familia mete la pata, el Presidente no sabrá qué hacer.

modelo del Presidente Maduro, quien no ha ejecutado acciones para corregir los desequilibrios, aunque considera que los controles se tienen que mantener. -¿Usted cree en la guerra económica? -Por supuesto que la hay. En la guerra hay dos cosas si no haces, te hacen. –La guerra económica no la tiene el Gobierno cuando recorta la entrega de divisas a las empresas y les impide importar la materia prima que necesitan para producir, y además, incrementa los controles -No te suscribo todo eso que dices. Tiene que haber un control de cambio, tiene que haber un control de precios, porque en la lógica del capital se disparan los precios. –Pero con los controles la inflación es 200%. -Hay otros elementos. Creemos que se tienen que centralizar las importaciones, no que el Estado haga todas las importaciones. –La escasez de alimentos y otros productos en gran medida es por el control de precios y la reducción de la entrega de dólares -El Gobierno tiene la guerra económica por la falta de toma de decisiones. La guerra económica existe desde Hugo Chávez, pero el precio del barril era alto. En Venezuela coincidieron la crisis del capitalismo, por lo cual los precios del petróleo están cayendo e hizo aguas el modelo rentista. -El modelo económico de mayor participación del Estado en la economía ¿no se agotó? -Con lo que no estoy de acuerdo es con el capitalismo de Estado. Tiene que haber una estructura de control del Estado, de las comunidades y de los productores. La idea es poner a Agropatria al servicio de la sociedad. El problema es la corrupción

–Usted lo cuestiona, pero insisto el ex presidente avaló el nepotismo -El nepotismo venía de antes, pero no está penalizado. No hay razón jurídica, la que hay es ética. Eso enredaba las cosas, de la confianza se pasaba a la confiancita.

–Pero las empresas nacionalizadas tienen problemas de producción, al igual que las creadas por el Gobierno -En las empresas nacionalizadas el problema es que no se rompió con el modelo capitalista. Sobre las empresas socialistas, no podemos echarle la culpa a Chávez porque él las creó.

-¿La corrupción carcome la revolución? -La corrupción vinculada con el nepotismo carcome a la revolución. La corrupción, el nepotismo y el burocratismo acaban con la revolución. Hay muchos actores dentro de la revolución que sabotean porque tienen intereses.

–La escasez y la inflación evidencian que el modelo económico no funciona -La mayor participación del Estado era una transición hacia la mayor participación de la sociedad. Eso fue lo que no se implementó. Si seguimos con el modelo capitalista hay corrupción.

¿Quién manda en el país, Maduro o Cabello? -No te voy a responder. Solo me hablaste de dos personas

–En este modelo socialista hay corrupción -Aquí no fracasó el modelo socialista, fracasó el capitalismo de Estado. Esto es vagabundería. Hay grupos que hicieron fortuna.

-¿Mandan más cabezas? -Interpreta mi silencio. Más bien hay más de dos personas. No es un colectivo ¿Un gobernador de un estado central? -Él aspira a mandar Mantener los controles Para el ex ministro la crisis responde al

-¿El modelo económico es una vagabundería? -El modelo económico que tenemos es una vagabundería, es una estafa. Ninguna cola es socialista, eso es una ofensa al socialismo, al pueblo. A mí que no me digan que esto es socialismo.


Radicalizar al chavismo Maripili Hernández

H de Venezuela prohíbe cualquier intento de restauración neoliberal, y eso lo defenderemos con toda nuestra energía, porque en esa defensa no cabe duda de que seremos mayoría. Pero para librar esa dura batalla es fundamental que el Presidente de la República entienda claramente su rol. Para mi, que como muchos otros considero que sus esfuerzos por emular el estilo del Comandante Chávez no le han favorecido, resulta fundamental que sí trate de imitarlo en esa capacidad que tenía Chávez de asumir con gravedad su dimensión de Hombre de Estado cuando las circunstancias lo requerían. Es crucial que el Presidente se tome el tiempo, sopese lo que va a decir o hacer, transmita determinación, pero con serenidad y templanza. Estar en contacto con el pueblo no implica necesariamente que se tenga que poner a arengar desprolija e improvisadamente a un grupo de militantes, ni que parezca que asiste a una tertulia amenizada por un simpático trovador, 48 horas después de un revés político que nos ha sumido a todos en estado de conmoción. Hacia adentro, es hora de que escuche mucho más, y mida cuidadosamente sus palabras. Que someta a severo escrutinio su tesis sobre la "Guerra Económica", no porque no haya quien nos quiera destruir económicamente, sino porque la política del gobierno para mitigarla fue ineficiente, e incluso amplificó sus efectos devastadores. Que entienda que debe favorecer la reconstrucción del liderazgo colectivo del chavismo, pero que en ese liderazgo nadie, aparte de él por su condición de Presidente, tiene un puesto reservado. Y que asuma con gravedad su papel de Jefe de Estado, guardián de los cimientos fundamentales de la Revolución que residen en nuestro bloque constitucional. Pero con altura, no volando a ras de piso como un Henry Ramos Allup. En esas condiciones, lo acompañaremos para hacer frente juntos a la tormenta, inevitable, que se nos viene. En esas condiciones, podremos reconciliar a nuestra dirección con la mayoría social que seguimos siendo los chavistas, y volveremos a ser la mayoría política que necesita la Patria.

oy, me siento más Chavista que nunca. Sin ningún tipo de duda, sin el más mínimo titubeo, con el más grande de los orgullos: SOY CHAVISTA. Si quieren me persiguen, me agreden, si quieren se agavillan violentamente en mi contra como lo hicieron un grupito de cobardes que tienen la desvergüenza de autodenominarse “democráticos” mientras iba a ejercer mi derecho al voto. Si quieren me insultan y usan sus páginas como La Patilla, Dólar Today, o sus periódicos como El Tiempo, o sus redes sociales para intentar burlarse, como si atacar a una persona fuera un chiste, o para promover amenazas en mi contra, con el descaro, además, de decir que eso es “libertad de expresión”. Si quieren siguen excretando su odio mientras se hacen llamar “defensores de los derechos humanos”, pero no me van a amedrentar y menos me van a hacer traicionar al más grande de los hombres que ha parido esta Patria después de Bolívar, porque, hoy más que nunca, SIGO SIENDO CHAVISTA. Ahora bien, habiendo dejado muy claro este primer punto, es necesario analizar algunos de los mensajes que nos dejaron los resultados de las pasadas elecciones. Tres mensajes del 6D 1. No ganó la MUD, sino el capitalismo, que es el verdadero enemigo estratégico. La guerra económica no es otra cosa que el mecanismo de los capitalistas para presionar a los pueblos que intentan emanciparse de sus garras de explotación. Se lo hicieron a Allende en el Chile de los 70, también a Cuba con el bloqueo, y a muchas otras naciones en el mundo. Es la misma receta, sólo que nosotros no pudimos resistir con la suficiente fuerza esta embestida, por ahora. Ni un solo diputado de la MUD ganó su curul por sí solo, lo ganó el capitalismo, nacional y trasnacional, que nos aplicó una tenaza de tres patas: el acaparamiento y la especulación de los alimentos, los ataques a nuestra moneda y el desmoronamiento de los precios del petróleo. Para combatir al capitalismo en su propio terreno, hay que aprender mucho de economía, de eso que llaman “la mano invisible del mercado”. Y en realidad, en esa materia todavía tenemos mucho que estudiar. 2. Se puede subsanar el problema material, pero eso no resuelve el problema cerebral. Nunca antes un Gobierno en Venezuela se había preocupado tanto por su pueblo, ni le había garantizado tener acceso a tantas cosas: salud, educación, vivienda, computadoras, carros, artículos del hogar y pare usted de contar. Sin embargo, las cosas no sustituyen, ni nunca podrán sustituir la conciencia. Nos falta formación. Nos falta concientización. Hemos dedicado un gran esfuerzo por conquistar reivindicaciones materiales, pero hemos descuidado lo espiritual, lo que perdura y realmente hace irreversible un proceso. Y eso trae otro problema: la coherencia. No se puede predicar el socialismo y utilizar métodos capitalistas para adelantar los procesos. Entregar cosas no hace más que promover el consumismo. Si los beneficios no son colectivos, si por motivos presupuestarios los reciben solo algunos, dejan de ser logros sociales para convertirse en privilegios y eso confunde a nuestra gente. 3. Se han cometido graves errores, especialmente en el tema económico. No reconocerlo sería suicida. Lamentablemente muchas medidas que debieron tomarse hace al menos un año o más, especialmente en el tema cambiario y en el tema de la gasolina, se postergaron. Ingenuamente se creía que se podía esperar a después de las elecciones, sin entender que el enemigo estratégico no iba a dejar de presionar y que era importante tomar el control. Lo peor no fue que se tomaran malas decisiones, sino que no se tomó ninguna, y la falta de decisiones, en el tema cambiario, por ejemplo, generó un vacío que fue rapazmente aprovechado por entes para-económicos como Dólar Today y los Cambistas colombianos. Además, la falta de acciones contundentes en esta materia, el seguir manteniendo distintos tipos de cambio (cuando, además, ninguno era real), generó una grieta que permitió que un grupo de corruptos, que se enriquecieran groseramente, aprovechando la circunstancia (tanto en el sector público como en el privado) y que, para colmo, usaran ese mismo dinero para ir en contra del propio Gobierno. Volver a la raíz Radicalizar es, en esencia, volver a la raíz. Hoy, más que nunca, debemos volver al Chávez originario. A aquel que nació de las entrañas del pueblo. La única manera de enfrentar este revés es profundizando en los más genuinos valores chavistas: el amor al trabajo, la honestidad, la humildad, la responsabilidad, la opción preferencial por los más necesitados, el compromiso, el amor por la Patria, el estudio y la lectura disciplinada de forma inexcusable, la formación, el testimonio de vida. Solo volviendo a ese Chávez, más aún, solo convirtiéndonos cada uno de nosotros en Chávez de verdad verdad, es que podremos superar una circunstancia como esta, decir “por ahora”, y convertir esta derrota en una palanca que catapulte nuevas victorias para el pueblo.


Minoría Política. Mayoría social Temir Porras -

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l resultado electoral del pasado 6 de diciembre constituye una dura sanción contra la política que ha desarrollado el gobierno bolivariano a lo largo de los últimos 2 años, y muy especialmente en materia de política económica. La severa derrota sufrida por las fuerzas de la Revolución en las elecciones legislativas tiene su origen en los estragos causados por la profunda crisis económica que vive el país, a la vez que en la inconformidad con la estrategia (o la ausencia de ella) que utilizó el liderazgo de la Revolución para hacerle frente. Por supuesto que hay otros factores, como la inseguridad o la corrupción en el Estado, que afectan políticamente al chavismo. Pero estos son factores conexos cuyo impacto negativo ha sido potenciado por el problema central de la crisis económica y la incapacidad percibida del gobierno para mitigarla. No insistiré en lo que pienso de la ausencia de estrategia económica, porque ya lo he escrito en repetidas ocasiones. Me conformaré, confesando que esto no me procura absolutamente ningún placer, con citar un texto del 16 de junio de 2014 (hace un año y medio), que fue ampliamente difundido y me atrajo duras críticas tanto del liderazgo de la Revolución como de un sector de la izquierda del chavismo. Ese texto, redactado 9 meses después de mi salida del gobierno en octubre de 2013 (hace más de 2 años), me valió incluso ser "despedido" públicamente de una función ad honorem de Comisionado Presidencial que ya no estaba ejerciendo. Y decía, entre otras cosas, esto: "Hoy, el fantasma de la regresión social nos acecha, y es imperativo exorcizarlo. Y lo peor es que no nos acecha porque el gobierno bolivariano haya renunciado a sus políticas sociales, que siguen plenamente vigentes. Paradójicamente, son los grandes desequilibrios macroeconómicos los que conspiran contra los esfuerzos sociales que hace el gobierno revolucionario, haciéndolo destruir con la mano derecha, por así decirlo, lo que va construyendo con la mano izquierda.

Y a eso me refiero cuando hablo de actuar con pragmatismo, porque no se trata de cambiar grandes orientaciones políticas, sino de tomar las acciones coyunturales apropiadas para alcanzar efectivamente los objetivos planteados políticamente. La Revolución debe buscar por todos los medios generar estabilidad, y tiene que conseguir la ruta más directa para lograrlo, porque el tiempo conspira contra ella. Los desórdenes macroeconómicos a los cuales está sometida la sociedad venezolana tienen efectos rápidos y considerables en las condiciones de vida de los venezolanos. Hacer las cosas más o menos bien, en cantidad insuficiente o un mes tarde, tiene efectos muy importantes. El mejor ejemplo de ello es la inflación, cuyos estragos es imposible desandar. Por más inspecciones y ofensivas económicas que lancemos, si el resultado a fin de mes es 5% de inflación, el pueblo y el gobierno somos quienes perdemos. Porque el pase de factura es inmediato, y porque recuperar nivel de vida es mucho más lento y laborioso que perderlo. En cuestión de meses podemos perder lo que hemos construido en años, y que nos tomará años recuperar una vez que logremos invertir la tendencia. Y se trata exactamente de eso. De invertir la tendencia y rápido." La tendencia, lejos de invertirse, se acentuó, y la sanción política llegó el 6 de diciembre de 2015. Esta sanción es, a la vez, colectiva y personalizada para el liderazgo político de la Revolución. Porque la derrota fue amplia y de dimensión nacional, pero también porque la mayoría de los líderes políticos perdieron personalmente la porción de elección que les correspondía. Por tomar el ejemplo más notorio, el Vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, perdió el voto lista en el estado Monagas contra un ilustre desconocido, y sólo debe su curul en la Asamblea Nacional a las bondades del método D’Hondt de repartición proporcional. Otros, demasiado numerosos para nombrarlos uno por uno, perdieron la elección en sus circuitos y no formarán parte del nuevo Poder Legislativo, siendo el caso de Elías Jaua una honrosa y notable excepción.

Esta derrota política tiene causas y responsables precisos. Asumirla, debe ir más allá de lo obvio, que consiste en reconocer públicamente los resultados, aceptando como consecuencia que el liderazgo político de la Revolución ha quedado colectivamente deslegitimado. Con una excepción notable, tal vez paradójicamente, que es la del Presidente de la República. Porque el Presidente Maduro, independientemente de este resultado en el cual tiene una innegable responsabilidad, es depositario de un mandato constitucional de Jefe de Estado recibido en abril del 2013, siendo además el representante político del chavismo en el poder constituido. Y lo que se abre a partir de ahora es fundamentalmente una prueba de fuego para las instituciones de la Quinta República, para la Constitución de 1999, que representa la piedra angular del proyecto Bolivariano inaugurado por el Comandante Hugo Chávez. El Presidente de la República debe tener conciencia del delicado papel que le corresponde jugar en esta hora difícil para proteger lo fundamental. Si el capital político para emprender una acción de gobierno de avanzada ya fue lamentablemente dilapidado, ahora toca preservar los cimientos de la Revolución: el Estado social de Derecho y de Justicia consagrado por la Constitución. Porque innegablemente la mayoría política cambió de bando, y es nuestra obligación de demócratas aceptarlo. Pero nuestros adversarios deben tener muy claro que la mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional es simplemente el resultado mecánico de nuestro modo de escrutinio (que no tiene nada de anormal, y es similar al que existe en países tan distintos al nuestro como el Reino Unido) y no una fotografía fiel de la opinión pública nacional que sigue siendo polarizada, aunque ahora con ventaja para ellos. Y cada vez que pretendan olvidarlo será nuestra obligación recordárselos con fuerza, como también corresponderá recordarles que sus iniciativas políticas tienen un solo límite, y es el marco político e institucional fijado por nuestra Constitución. Para decirlo clara y tajantemente, la Constitución de la República Bolivariana


Carta a un chavista Ramón Guillermo Aveledo Desde la acera del frente, la misma que defiendo a conciencia, la de una Venezuela plural sin exclusiones, sin divisiones, sin discriminaciones, escribo a mi compatriota que es partidario del proceso, que ha creído sinceramente en el proyecto transformador que le fue propuesto, aún cuando veía contradicciones entre el discurso y la vida real, unas por problemas de factibilidad y otras por incoherencia en los dirigentes. Te escribo sinceramente. Porque creo que una fuerza organizada que represente a una tan significativa proporción de los venezolanos hace falta para la salud democrática. Y también porque la negativa tenaz de tus representantes a reconocernos cuando éramos minoría, aun caudalosa, era una injusticia y un grave error político. Precisamente porque la sociedad es plural y la igualdad entre nosotros no depende de que todos pensemos lo mismo. Te quiero invitar a una reflexión sobre lo ocurrido el 6, algo que era imposible según el dogma del “cambió para siempre”, intento propagandístico de esconder la verdad: los países siempre cambian. No te sientas derrotado, la que perdió fue la mentira. Era mentira la guerra económica. La mayoría se dio cuenta. El pueblo quiere empleo, abastecimiento para escoger el consumo que desee y que el dinero que se gana le alcance para comprar lo necesario y ahorrar para el futuro. Las políticas destructivas de la producción nacional nos hicieron más dependientes de las importaciones sin comprender la globalización. Así se arruinó al Estado, hablando de fortalecerlo, y a la gente, hablando de defenderla, mientras se enriquecía a un grupito de aprovechadores. La gente votó contra eso, porque tiene derecho a vivir mejor. Y lo sabe. También votó contra la impunidad. La arrogancia y el abuso del empeño hegemónico. ¿De qué sirvió desconocer la Constitución cuando convenía al grupito? Los gobiernos paralelos “protectores” de Miranda, Lara y Amazonas y muchos municipios. Demasiada plata del pueblo gastada en salvar a unos cuantos enchufados. Y en Caracas, ni para eso sirvió. El pueblo votó por que la Constitución se cumpla. Ahí quieren burlarla, para lo(s) mismo(s), con una trampa con los magistrados del TSJ. ¡No aprenden! La gente votó, fundamentalmente, por una esperanza. La de vivir y progresar en paz. La de una democracia verdadera. Que le sirva. Tú eres parte de eso. Eres venezolano. No caigas en la trampa de quedarte por fuera. El Psuv también necesita cambio. Ese, depende de ti.

Derrota y amnistía Margarita López Maya

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l 1° de enero de 2008, el presidente Chávez dictó una ley de amnistía e indulto para los convictos por causas relacionadas con el golpe de Estado del 11 de abril, el paro petrolero y otras insurrecciones de aquella época. Esa amnistía fue el resultado directo de la derrota del proyecto de reforma constitucional, que les presentó a los venezolanos en 2007 y que la voluntad general rechazó en referendo popular el 7 de diciembre ese año. La única importante derrota electoral de Chávez. El Consejo Nacional Electoral y los chavistas sabían su descalabro al menos desde las 8 pm ese domingo electoral. Las caras y las declaraciones así lo delataban. Istúriz, en un ataque de sinceridad, declaró en televisión que esperaba órdenes del Presidente. Se le vio un arma al cinto, detalle revelador del talante antidemocrático de él y muchos del aparato chavista. Fue bien pasada la medianoche que el CNE dio los resultados parciales “irreversibles”. Y hasta hoy el CNE ha incumplido en darnos el computo completo de esa derrota chavista. Minutos después de la cadena del CNE, Chávez apareció en cadena nacional y reconoció que su proyecto socialista había perdido. La calle, cuya temperatura venía creciendo minuto a minuto, se apaciguó. Cuando la prensa internacional y los ojos del mundo se retiraron, declaró que era una “derrota de mierda” y decidió continuar con su aspiración de imponer un modelo socialista por otros medios. Sin embargo, ese diciembre dio varias declaraciones reconociendo errores de su gestión y, además de la amnistía, decidió las tres erres como estrategia nueva de sus orientaciones políticas: revisión, rectificación y reimpulso. El presidente Maduro, quien tanto se ufana de copiar hasta los gestos corporales de Chávez, no parece querer seguir el ejemplo de este en lo referente a amnistía. Y eso que esta derrota es, como aquella, la fundición de motores del proyecto socialista. Sin reconocimiento y procesamiento de fracasos, sin búsqueda de alternativas que le devuelvan credibilidad y esperanza a la gente, el proyecto chavista irá agotándose, mientras la parranda nepótica y corrupta de la cúpula en el poder busca verle el hueso al erario nacional. Maduro haría bien en emular a Chávez en esta oportunidad. Presidente, dicte la amnistía.


Chocan los "periodistas" opositores Poleo y Teodoro Petkoff El Nuevo Herald

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a oposición venezolana, que ya en una ocasión boicoteó unos comicios alegando que el presidente Hugo Chávez controla a la autoridad electoral, cuenta en esta ocasión con un equipo de técnicos dedicado a blindar el proceso de cualquier intento de robarle los votos a su candidato presidencial, Henrique Capriles. Pero las dudas persisten entre algunos grupos de la oposición sobre el trabajo realizado hasta ahora por el equipo, señalando que son varios los tramos en el complejo sistema electoral donde el gobierno podría contar con suficiente asidero para revertir fraudulentamente el resultado a su favor, en caso de no contar con los votos suficientes para ganar limpiamente. “Ignorar que el gobierno prepara un fraude es una idiotez”, escribió este fin de semana Poleo en su columna diaria Corto y profundo, publicada en su diario, El Nuevo País. Chávez y Capriles se medirán en las urnas el próximo 7 de octubre en una contienda electoral que los analistas consideran será decisiva para el futuro de la nación petrolera y que, de ser favorable al titular, podría terminar por sellar la revolución bolivariana en el país. Poleo lleva ya varias semanas publicando una serie de artículos describiendo las vulnerabilidades del sistema electoral. Los informes, elaborados por el general Carlos Julio Peñaloza, sostienen que la oposición en realidad no está en capacidad de asegurar que la elección esté libre de fraude. Pero las advertencias alcanzaron un punto de ebullición, luego de que Poleo, en la columna Péndulo publicada en su revista Zeta la semana pasada, dijera que existe una corriente de pasividad dentro de la posición venezolana presidida por Petkoff, y que esa corriente es la que controla el equipo antifraude nombrado por la campaña de Capriles. “El comandante de la OSA [Oposición Sumisa] es Teodoro Petkoff. No conozco sus motivos o razones, pero no puedo

presumir que sean malvados –no actuó por presunciones. Puede que una astucia superior a la suya lo convenciera y así lo manipula. El hecho es que desde hace una década su principal actividad ha sido sembrar en la oposición la idea de que la derrota es inevitable y debemos aceptarla”, escribió Poleo en su editorial. “En la campaña de Capriles, Petkoff tiene más peso del que tuvo en cualquier anterior de la oposición, el cual ya fue considerable, y más que cualquier otra persona incluido el propio Capriles”, sostuvo. Petkoff, dueño del también opositor diario Tal Cual, rechazó enérgicamente las aseveraciones de Poleo. “Es una verdadera irresponsabilidad y una falsedad monumental”, comentó el ex ministro y ex guerrillero en una entrevista antes de salir de viaje. “Supongo que lo dice por lo que es él, un irresponsable y un ‘cazador de guiros’ [un oportunista]. En la práctica, si uno no lo conociera, diría que Chávez le está pagando. Es un personaje que lastimosamente, con una pluma tan buena, se pone al servicio de las causas más necias y contrarias a toda sensatez”, sostuvo Petkoff, quien fue galardonado la semana pasada con el premio María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia. Según Poleo, uno de los principales temas de preocupación es el uso de las máquinas captahuellas, que el gobierno introdujo alegando que son necesarias

para evitar que personas voten más de una vez, pero que la oposición señala que sólo tienen una intención: intimidar al elector opuesto a Chávez. El temor de que las máquinas sean usadas para que el voto ya no sea secreto juega particular peso en un país donde cientos de miles de venezolanos fueron discriminados y castigados, luego de haber hecho uso de su derecho constitucional de solicitar con su firma la realización de un referendo revocatorio para sacar a Chávez del poder en el 2004. Poleo, quien sostiene al igual que Petkoff que hay que salir a votar en octubre, dijo que estos problemas van a costarle a Capriles una proporción significativa de votos, pero que estas aún son corregibles. “La gran manera de conjurar todas estas fallas es que todos salgamos a votar, eso es muy importante, y lo que el militante puede hacer es salir a defender ese voto. Pero lo que el aparato debe hacer es salir a tomar medidas y la principal medida es repudiar el captahuellas. La oposición debe protestar, y allí poner al gobierno en evidencia”, comentó Poleo en una entrevista telefónica. “Pero lo más torpe que se puede hacer es tratar de ocultar eso cuando las encuestas indican que más del 60 por ciento de la gente considera que habrá fraude, en mayor o menor medida, y temen a las captahuellas como un mecanismo para saber por quien votó la gente”, señaló.


Julio Escalona

¿Cómo perder el poder?

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Jorge Giordani: El país entró en terapia intensiva

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orge Giordani, exministro de Planificación y Finanzas en los gobiernos de Hugo Chávez y comienzo del de Nicolás Maduro, plantea que hay una crisis de hegemonía, un proceso que viene, desde hace muchos años, que pasa por el Pacto de Punto Fijo en enero de 1958, al estallido popular de febrero de 1989, las rebeliones militares de 1992 y alguien que surge de las entrañas de la tierra, el comandante Chávez; lo cual es una crisis que se observaba desde los últimos tiempos de Carlos Andrés Pérez y de Rafael Caldera y en la que Chávez permitió que esa crisis de hegemonía que estaba estallando tuviese como una válvula de presión, como él mismo lo acotó "Yo soy una garantía para este pueblo". Luego con la enfermedad de Chávez, desde el 2011 y con su siembra en el 2013, los años 2014 y 2015, se acelera la crisis de hegemonía, que en términos granscianos, significa: no estar con quien te apoya ni detener las fuerzas de los adversarios, dice. Acota Giordani, la falta de dirección política actual, que si la tenía Chávez y que posterior a su desaparición surgen muchos grupos. Nos habla sobre las advertencias de mucha gente, de lo que se veía venir, incluyendo la de él, expresada a través de su famosa carta publicada el 17 de junio del 2014; que lo expone en su libro "Encuentros y desencuentros en una construcción bolivariana". Allí manifiesta, que el país entró en una terapia intensiva que se hizo irreversible y quienes la conducen, desde el Gobierno, el Partido y el Estado, no se han dado cuenta de la gravedad de la catástrofe y por eso es necesario declarar una emergencia revolucionaria. Acerca de las medidas de emergencia que plantearon en la rueda de prensa del pasado miércoles 9, respondió con una especie de metáfora, "refundir", la que explica, que es como una obra de cristal Murano que se rompe en añicos y se desmorona y luego no se puede pegar pedacito a pedacito, sino que hay que fundirlo todo, componer todo, refundir la República, el Partido, el Gobierno, las Fuerzas Armadas del pueblo, estamos en momentos de "Refundición de la República". Explica las razones del electorado: se

abstuvieron por rebeldía, fue una rebelión con lo que estaba ocurriendo, dijeron "¡basta no nos la calamos más!", muchos se abstuvieron y la oposición prácticamente no aumentó el número de votos, la debacle fue de este lado. Cuando esas cosas suceden en la vida política, prosigue, los responsables se tienen que poner de lado, tienen que haber otros elementos que conformen la nueva situación, alega, que pareciera que estuvieran viviendo en el mundo de "Alicia en el país de las maravillas" y que no se puede perder ni un minuto de tiempo en esto, enfatiza, que tiene que surgir una rebelión desde la base, en unión con las Fuerzas Armadas Bolivarianas, que se conforme un gobierno popular y democrático. Advierte que están desesperados, lo más seguro, es que los más irresponsables, los que han acumulado riquezas , se vayan del país. Con respecto a los responsables de esta crisis, les hace un llamado a que renuncien, los del Partido, pero no para una recomposición detrás del palacio, de "tu o yo", enfatiza, que tiene que surgir de la base una rebelión popular que diga, este proceso tiene que continuar porque no se puede echar por la borda y aquí hay responsabilidades. Dice tener la conciencia tranquila, estar sereno, por supuesto con responsabilidades. Hace referencia sobre la interrupción violenta de la rueda de prensa (por un grupo que los acusaba y confundía con Miquelena) de lo que discrepa diciendo, que no es así que se organiza disciplina en un movimiento popular. Giordani señala que los responsables intelectuales de ese hecho están sembrando el fascismo en el interior del proceso revolucionario y eso va a ser un búmeran, agrega,. Recuerda que el presidente Chávez era un permanente cuestionador, que es una dialéctica argumentativa, pero que ellos están ensimismados en esa cúpula que creen que es del poder, no tienen poder porque no tienen autorita y perdieron ahora la legitimidad, porque el pueblo dijo basta y no se han dado cuenta todavía, y es muy peligroso, porque podría venir un Pinochet a nombre de Bolívar.

ay que reconocer, sin excusas ni justificaciones, la derrota. Hay errores, que auperar para retomar un camino victorioso con la primera fuerza política del país al frente: el socialismo. El sectarismo, la prepotencia, la incomprensión de la campaña electoral de la oposición; no combatir firmemente la corrupción; convertir la política social en regalo de objetos materiales, negándola como instrumento de organización y concienciación; la reproducción del modelo petrolero nos condujeron a la derrota. ¿En qué fase de esa guerra estamos? Está en desarrollo el asalto final para destruir el modelo político bolivariano. La táctica viene siendo explotar y exagerar sus debilidades y errores para llevarlo a un descrédito total. Todas las formas de lucha se van a profundizar para tratar de liquidar la utopía y la esperanza. Es imprescindible reforzar la fuerza y autoridad del presidente Maduro. Las peticiones de renuncia son un contrasentido. Hay que prepararse para el referendo revocatorio y ganarlo. Por eso he propuesto que el presidente lo comande, que es una manera de retarlos y quitarles la iniciativa. No se realizará cuando ellos quieran ni por la preparación de guarimbas solicitando la renuncia del presidente. Unir a todo el que sea pueblo, chavista o no chavista, es una tarea irrenunciable: romper con la polarización en nombre de burocracias, que no tienen representación social popular e ir hacia una polarización social en nombre de la consigna: ¡El pueblo unido jamás será vencido! La reconciliación del pueblo es una gran prioridad. La fraternidad vecinal puede ser el inicio de ese camino. El Presidente aparece como el responsable de la crisis. Puede haberse equivocado, pero los responsables son los dueños del capital comercial y financiero, los que se apropiaron de las divisas y las entregaron a los bancos, los que especulan con los alimentos, que inflan los precios y generan pobreza. Se debe subir los impuestos a los bancos, cuyas ganancias baten récords, Hay que bajar el IVA pues en medio de la crisis, el pueblo no debe estar financiando al Estado. En EEUU paradigma de la oposición crece la esclavitud, más de la tercera parte de los niños y jóvenes está debajo de la línea de pobreza, crece la esclavitud, la violación de los derechos sociales y civiles, ¿entonces?


Venezuela requiere solidaridad en lugar de canibalismo

Timoleón Jiménez Secretariado Nacional FARC-EP El resultado electoral del 6 de diciembre en Venezuela, a todas luces desfavorable al PSUV y a la revolución bolivariana, ha dado para que todo el mundo opine acerca de la situación que se presenta en el país hermano. Lo primero que cabría señalar es que a la par del triunfo de la coalición temporal de la derecha, apoyada con todo furor desde Washington, Londres y Madrid, y de manera un tanto disimulada desde Colombia y los países latinoamericanos en que gobierna la reacción continental, también parece haberse producido un triunfo de la ideología neoliberal transnacional. De repente se ha puesto de moda irse lanza en ristre contra la obra de Hugo Chávez Frías, achacar la derrota a los fracasos económicos, sociales y políticos de la revolución, considerar como incapaces, ineptos y corruptos a los dirigentes del proceso renovador venezolano, además de pontificar con suficiencia acerca de la tímida posición adoptada contra el capital por el modelo socialista del país vecino. Es como si de un momento a otro el capitalismo, su voracidad depredadora, el imperialismo y su histórica posición antidemocrática y desestabilizadora se hubieran esfumado del panorama mundial y de la vida de los pueblos de América Latina y el Caribe. Es como si en los últimos diecisiete años y en la hora presente la acción revolucionaria, sus avances y desarrollos no hubiesen encontrado más obstáculos que la negligencia y la descomposición de las vanguardias democráticas. Es como si de un momento a otro se comprendiera que se está cerrando el ciclo durante el cual los revolucionarios lo tuvieron todo fácil sin haberlo aprovechado, y por tanto no cabe más sino reprocharles su incapacidad e incompetencia. Hay que advertirlo a tiempo e imprimir una rectificación clasista al pensamiento. Lo que se está haciendo y diciendo contra la revolución bolivariana desde variados matices de la izquierda, confundidos o enajenados repentinamente por la avalancha propagandista, mediática e ideológica del gran capital transnacional, constituye ni más ni menos que el más irresponsable acto de canibalismo político. Ni este ni ningún otro es momento para emprender en gavilla un ataque demoledor

contra la revolución, amenazada ya seriamente por el imperialismo y la oligarquía venezolana. Eso de caerle al caído para acabar de despedazarlo no tiene nada de revolucionario y por el contrario sirve a los intereses de la derecha internacional. Que los voceros del orden capitalista mundial estén de fiesta y preparando desde ya su embestida final es comprensible. Se trata de la misma clase que no tuvo piedad con los comuneros de París en 1871, ni contra ninguno de los movimientos democráticos y de avanzada organizados por los trabajadores desde entonces en los más diversos países. Pero que los voceros del movimiento democrático y popular, revolucionario, progresista o de avanzada estén dando la espalda al pueblo de Venezuela, alegando los mismos contenidos de la propaganda imperialista, eso sí que resulta equivocado, incomprensible y vergonzoso. Los hijos de Simón Bolívar, los hijos de Chávez, el pueblo que a pie llevó libertad a gran parte de la América del Sur, requiere del apoyo cerrado de todos sus hermanos latinoamericanos y caribeños. No fue sino que Chávez ganara las elecciones en 1998 para que de inmediato se pusiera en movimiento el engranaje para impedirle gobernar, para evitar a toda costa la implementación de las transformaciones que anunciaba. Y son casi dos décadas continuas de sabotaje en todas las formas. Corrupción, cooptación, traición, golpe de Estado, golpe petrolero, ataques a la infraestructura, protestas internas financiadas desde fuera, acciones desestabilizadoras, guerra económica, guerra mediática, guerra ideológica, maniobras electorales. Negar la realidad de esos ataques o desconocer sus efectos corrosivos constituye un acto de imperdonable ceguera. Y lo que es peor, borrar de un plumazo la obra liberadora, las conquistas democráticas alcanzadas, las igualdades étnicas y de género, las innumerables conquistas sociales, la elevación general del nivel de vida de la población más necesitada, el millón de viviendas construidas y entregadas, los visibles desarrollos en salud y educación, la invalorable labor cultural, ideológica y política, la soberanía alcanzada, la

integración continental, la solidaridad y el respeto internacional obtenidos por todos nuestros pueblos, entre otras tantas acciones reales de la revolución bolivariana, para reemplazarlas por palabras fáciles como ineficiencia, corrupción y caos, echadas a rodar de manera masiva por las cadenas y redes internacionales al servicio de la explotación y opresión mundial, constituye la demostración más palpable de cuánto terreno se ha perdido en el campo de la batalla ideológica contra el capital y sus políticas totalitarias. Ninguna obra humana es perfecta ni está completamente terminada. La revolución también es un proceso en construcción, en el que se cometen errores, se producen desviaciones y fallan en consecuencia los resultados esperados. Cuando la intención de la crítica es sana y constructiva, cuando el interés es el de perfeccionar y no destruir, con seguridad que pueden corregirse a tiempo y de manera positiva las deficiencias. Pero otra cosa muy distinta ocurre cuando deliberada o neciamente se engrandecen estas últimas, cuando se las convierte en el todo, cuando se sacan a relucir en los peores momentos sólo para debilitar y echar abajo el sueño de un pueblo. Esta última actitud merece la más abierta condena. Y debe rectificarse con urgencia. Lo que resulta verdaderamente innegable es que hay en curso una arremetida brutal del imperialismo depredadorentodoelplaneta,acompañada de una campaña de dominación ideológica sin antecedentes, y del más espantoso despliegue militar y terrorista. Es esa avalancha que amenaza la humanidad entera y que asesina y somete pueblos inermes del modo más salvaje, la que debe ser blanco de todos los ataques, críticas y denuncias permanentes por parte de los movimientos políticos y sociales de avanzada. Es contra ella que deben movilizarse los pueblos, como lo han hecho valiente y heroicamente los revolucionarios venezolanos durante las dos últimas décadas. Ellos, en su sabiduría democrática, encontrarán el modo de superar sus dificultades actuales, para lo cual requieren de nuestra solidaridad y comprensión. Estamos acompañándolos, hasta la victoria final.


El lenguaje totalitario Aram Aharonian Los medios ya no cubren los acontecimientos, sino que generan versiones que intentan transformarlas en verdades e imponer un imaginario colectivo de esas realidades virtuales. Pese a los cambios producidos por los intentos de democratización de la comunicación, el sistema de comunicación sigue siendo en nuestros países extremadamente concentrado y por demás preocupante. En Brasil, por ejemplo, después de 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores y de la implosión de las redes sociales, los medios oligopólicos siguen imponiendo el relato, donde no caben –no tienen voz ni imagen– las mayorías. Pero eso demuestra a su vez que la izquierda no supo evaluar el poder real de los medios concentrados ni realizar un análisis crítico de su potencial en la formación de consensos. Quizás algunos creyeron que los oligopolios se iban a sumar a quien estuviera en el poder, sin tener conciencia de que eran el poder real, fáctico, donde el PT –Lula, Dilma– eran apenas quienes dirigían el gobierno, presas del chantaje permanente en beneficio de sus intereses y los de la burguesía paulista, que gerencia a las grandes empresas transnacionales. Muchos ciudadanos –no sólo en Brasil, claro– no conocen la diferencia entre la realidad virtual y la realidad real, entre verdad y ficción. Los medios de comunicación concentrados no sólo son parte activa en la definición de lo que sucede, sino que lo son también en la creación de ficciones, de versiones de lo que ocurre. El resultado es un enorme vergel de versiones, mentiras, medias verdades, operaciones sicológicas, programadas por una máquina poderosa que tiene una capacidad de movilización de las mentes de las personas, señala el sociólogo brasileño Laymert Garcia dos Santos. Una especie de operación de hechizamiento. Esa máquina tiene el poder de hacer creer que una pequeña manifestación es un movimiento de masas. Una “protesta” de una docena de personas ocupa grandes espacios en los noticieros de televisión, comentarios en las radios, en los diarios, en los portales cibernéticos, nacionales e internacionales, porque los medios hegemónicos imponen imaginarios cartelizadamente, repitiendo las mismas mentiras para convertirlas en verdad. Y es más, apuntando a los sentimientos, a la percepción de la ciudadanía y no a su raciocinio ni razonamiento, con permanentes golpes bajos. Hay toda una cadena de redes de transmisión que hace que los no-acontecimientos se transformen en acontecimientos, con la perspectiva permanente de la desestabilización de gobiernos democráticos, constitucionales, progresistas, que no satisfacen del todo los intereses del poder fáctico de cada uno de nuestros países. Esa realidad virtual desestima cualquier debate, si éste no es un show televisivo, claro. Uno puede demostrar a los convencidos por los medios lo absurdo de sus argumentos, pero no existe capacidad de diálogo ni de discusión, porque inmediatamente surge lo irracional, el odio visceral. Un odio alimentado permanentemente por los medios de comunicación hegemónicos. La acción del lenguaje totalitario es movilizar lo negativo de las personas, dice Laymert. Cualquier similitud de lo que acontece en Brasil con nuestra realidad, ¿será pura coincidencia?

El cambio ya empezó Rafael Cuevas Molina En una sola semana, el mapa continental ha dado un vuelco, y si por las vísperas se saca el día, ojalá no estemos lamentando dentro de poco que otro baluarte del proyecto nacional popular latinoamericano, Brasil, también termine por tierra. La derecha latinoamericana ha utilizado todas las formas posibles a su alcance para volver al poder. Ahora, en Argentina y Venezuela, lograron triunfos significativos por la vía electoral, pero ésta no ha sido sino la culminación, o solamente una faceta, de un largo proceso en el que confluyeron múltiples actores nacionales e internacionales, y diversas estrategias que pusieron bajo asedio a los gobiernos nacionalpopulares. El caso venezolano es de antología, como lo fue el chileno en su momento. Durante todo el proceso previo, que al final desembocó en las elecciones del 6 de diciembre, y ante la guerra económica a la que se sometía al país, no pocos fueron los que vieron en ambos casos grandes similitudes. Y guardando las diferencias, piénsese también en Nicaragua, en su momento asediada por fuerzas armadas irregulares apoyadas por los Estados Unidos y con su principal puerto marítimo minado. Es decir, no ha habido muchas diferencias en la estrategia que se ha utilizado en América Latina en la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. Es un guion que se aplica solo con ciertas variaciones en función de las circunstancias concretas, pero que al final da resultados. Pero no solo las estrategias de los oponentes de la derecha son las que tienen grandes similitudes, sino también muchas de las falencias de las fuerzas progresistas y de izquierda. Una de ellas es el de los grupos de izquierda que se entienden a sí mismos como los más radicales, los más revolucionarios, los más consecuentes, y que con su purismo miope no hacen sino llevar agua al molino de la derecha. En una sola semana, el mapa continental ha dado un vuelco, y si por las vísperas se saca el día, ojalá no estemos lamentando dentro de poco que otro baluarte del proyecto nacional popular latinoamericano, Brasil, también termine por tierra. Lo que sucede es grave y tendrá repercusiones en todos los rincones de América Latina. La derecha vuelve en todos lados por sus fueros envalentonada, buscando profundizar los cambios que o dejaron a medias o les fueron revertidos ahí en donde perdieron el poder. Así como en Europa se desmantela los restos del Estado de Bienestar, aquí se busca limitar o eliminar conquistas de los trabajadores con tal que el capital encuentre las mejores condiciones posibles para expandirse y realizarse. Y si con los gobiernos nacional-populares ya hubo espacios de conflictividad social por la implementación del modelo neo extractivista, ahora las puertas le estarán abiertas al capital que viene a cebarse con las riquezas naturales de nuestro continente, y la resistencia social será aún más criminalizada y reprimida. En estas circunstancias, a pesar de los llamados a la reflexión, el análisis y la reconvención; a pesar de las consignas que voluntaristamente anuncian el pronto retorno al poder y la transitoriedad de la derrota, la tendencia que se advierte que dominara en los próximos años no es favorable para las fuerzas progresistas y de izquierda. Hay que prepararse, en estas circunstancias, a que logros como la ALBA, las posiciones dignas y solidarias en el seno de UNASUR, y otros proyectos que nacieron al calor del ascenso del bolivarianismo, con el empuje de aquella magnífica triada conformada por Chávez, Lula y Kirchner que hizo morder el polvo al proyecto del ALCA hace 15 años en Mar del Plata, sufran paulatinamente cambios hacia posiciones más conservadoras, alejadas de los principios originarios de tener una voz latinoamericanista autónoma frente a los Estados Unidos. Aunque será paulatino, y en cada país las circunstancias concretas irán dictando el enfrentamiento entre las dos grandes posturas en conflicto, el cambio ya empezó.


Silvia Ribeiro

Las metas de la COP21 y la geoingenierìa

U

no de los temas más álgidos en la reunión global de la Convención de Naciones Unidas sobre el cambio climático que finalizó el 12 de diciembre en París (COP 21), fue la definición de una nueva meta de calentamiento global que no se podría sobrepasar. Países insulares y otros del tercer mundo, desde hace años plantean que no sobrevivirán un calentamiento global mayor a 1, 5 oC, ya que su territorio desaparecería por el aumento del nivel del mar y otros desastres. Razones más que atendibles, que se suman a que esos países no son los que han causado el cambio climático. La temperatura global promedio aumentó 0,85oC en el último siglo, la mayor parte en los últimos 40 años, a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de dióxido de carbono (CO2) y otros gases, causadas por el uso de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), mayoritariamente para la producción de energía, sistema alimentario agroindustrial, urbanización y transportes. Si sigue el curso actual, la temperatura aumentará hasta 6 oC a fin del siglo XXI, con impactos tan catastróficos que no es posible predecirlos. En el proceso hacia la COP21 y hasta su inicio, el texto borrador de negociación contemplaba fijar una meta de aumento global de 2oC hasta el año 2100, cifra que de todas maneras era combatida por los principales emisores. Sorpresivamente, países del Norte que son los principales culpables del caos climático, entre ellos Estados Unidos, Canadá y Unión Europea, anunciaron en la primera semana de la COP21 que apoyarían una meta global de máximo 1, 5 o C. Según estimaciones científicas, esto implicaría reducir sus emisiones en más 80 por ciento antes de 2030, a lo cual los gobiernos de los países del Norte se niegan rotundamente. Entonces ¿por qué ahora dicen aceptar una meta de 1,5oC? Como era predecible, sus razones no son limpias y ocultan escenarios que

agravarán aún más el caos climático: se trata de legitimar el apoyo y subsidios públicos de tecnologías de geoingeniería y otras de alto riesgo, como nuclear, así como el aumento del mercado de carbono y otras falsas “soluciones”. Pero cualquiera sea la meta que se fije en el llamado Acuerdo de París, no tendrá costos para los que sigan contaminado. La Convención aceptó desde antes de la COP 21, que los planes de reducción de gases no son vinculantes. Son “contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional”, por lo que cada país declara intenciones, no compromisos obligatorios. La suma de las “contribuciones” que ha declarado cada país hasta octubre 2015, resulta ya en un aumento de la temperatura de 3 a 3.5oC al año 2100. Y esto ni siquiera es lo que realmente harán –que puede ser mucho peor– sino lo que declaran. Por tanto, aunque la meta global sea “baja”, los planes reales están a la vista y la catástrofe sigue en marcha. Sumarse en el discurso a una meta aparentemente baja, no cambia los planes presentados, pero les da a esos gobiernos “razones” para argumentar que deben apoyar técnicas de geoingeniería, como almacenamiento y captura de carbono (CCS por sus siglas en inglés), una técnica que proviene de la industria petrolera y que presentan como capaz de absorber CO2 de la atmósfera y “secuestrarlo” inyectándolo a presión a gran profundidad en fondos geológicos, donde según afirma la industria, quedaría “para siempre”. La tecnología existía bajo el nombre “recuperación mejorada de petróleo” o en inglés, Enhanced Oil Recovery. Se inventó para empujar las reservas profundas de petróleo, pero no la desarrollaran porque no es viable ni económica ni técnicamente. Rebautizada como CCS (captura y almacenamiento de carbono), la misma tecnología se vende ahora como solución al cambio climático. Así, los gobiernos tendrán que subsidiar las

instalaciones (para cumplir las “metas” de la Convención), las empresas podrán extraer y quemar aún más petróleo y encima éstas podrán cobrar créditos de carbono por supuestamente “secuestrar y almacenar” gases de efecto invernadero. CCS no funciona en realidad, sólo hay tres plantas operativas en el mundo, fuertemente subsidiadas con fondos públicos, unas cuantas planeadas y otras cerradas por escapes de gas o fallas. No obstante, gobiernos e industrias que lo promueven aseguran que podrán “compensar” con estas técnicas que ni están probadas, el aumento de sus emisiones, para llegar a “emisiones netas cero” o como le llaman ahora “neutralidad climática”. No es para reducir emisiones, sino para seguir emitiendo y compensarlas con CCS, de esta forma la suma daría cero. Aseguran además que si a esto agregan el desarrollo de bioenergía a gran escala, con inmensos monocultivos de árboles y otras plantas para producir “bioenergía”, y además entierran el carbono producido (lo llaman BECCS, bioenergía con CCS), resultará en “emisiones negativas” con lo cual podrían incluso vender la diferencia a otros países. Un muy lucrativo negocio para que los que provocaron el cambio climático sigan emitiendo gases, con mayores subsidios de dinero público. David Hone, de Shell, argumenta abiertamente en su blog en la COP21, la necesidad de lograr una meta de 1,5 grados, para apoyar el desarrollo de CCS, BECCS y otras técnicas de geoingeniería. ( Como estas tecnologías no funcionarán para bajar las emisiones, sino que aumentarán el cambio climático, en unos años nos propondrán otras tecnologías de geoingeniería aún más riesgosas, como el manejo de la radiación solar. Desde ya, tenemos que desmantelar su discurso. No se trata de reducir, no se trata de metas bajas, no se trata de enfrentar el cambio climático. No son falsas “soluciones”. Son mentiras.


Acuerdo de Paris en cambio climático: aplausos errados Gerardo Honty, Eduardo Gudynas

E

n París se acaba de firmar un acuerdo sobre cambio climático que ha sido recibido con un júbilo y optimismo bastante exagerado. Se tolera disimuladamente que siga aumentando la temperatura global, se repiten unos cuantos acuerdos que ya habían sido alcanzados en previas cumbres, y todo descansa en compromisos voluntarios de los países, sin obligaciones precisas. Eso explica que muy distintos actores, desde los grandes exportadores de petróleo a las corporaciones globales, todos ellos, terminaran aplaudiendo el acuerdo parisino. Si esos actores celebran el convenio, es que sin duda no se están poniendo límites a la civilización petrolera. Tengamos muy presente que el Acuerdo de París es un instrumento dentro de la Convención Marco sobre Cambio Climático, que viene siendo objeto de negociaciones por más de veinte años, con muy pocos resultados concretos. De hecho, desde que se firmó la Convención, en 1992, hasta ahora, las emisiones del mundo han crecido en un 50%, dejando en evidencia la falta de compromiso en esta materia. Como los últimos encuentros fueron muy frustrantes, la principal preocupación de la presidencia del actual encuentro negociador (conocido como COP21), representada en el francés Laurient

Fabius, era no repetir fracasos anteriores (en especial de Copenhague de 2009, que fue incapaz de acordar un texto). En ese sentido el papel de Francia fue exitoso, explicando la satisfacción de algunos líderes gubernamentales. Pero el precio de la eficacia política fue, como era esperable, un acuerdo de poca eficacia climática. Bajo el Acuerdo de París, el aspecto clave de la reducción de las emisiones de gases invernadero, será fijado por cada país (las llamadas contribuciones nacionales). Aunque deben ser informadas periódicamente, no serán obligatorias. Esto hace que en realidad el texto aprobado sea muy débil en lo que hace a su potencial para evitar el cambio climático, ya que descansa en medidas voluntarias. Recordemos que el objetivo de la Convención es estabilizar los gases de efecto invernadero en la atmósfera, y que según la comunidad científica, que asesora a la propia convención, no debería aumentar más de 1,5 º C. Pero el acuerdo parisino nos conduce a un aumento de la temperatura global superior a los 3º C. El acuerdo es lo suficientemente vago como para establecer que el mundo deberá alcanzar el pico de sus emisiones (el máximo antes de comenzar a descender) “tan pronto como sea posible” y alcanzar un balance entre las emisiones y remociones (cero neto) en la “segunda mitad de este siglo”. ¿Qué quiere decir “tan pronto como sea posible”? No es posible responder a

eso, porque las metas quedaron bajo el manto de la vaguedad diplomática. Sin embargo lo que dicen los científicos respaldados por la propia Convención (el Panel Intergubernamental de Cambio Climático), es que el pico de las emisiones debe alcanzarse antes de 2030 y las emisiones netas deben ser cero a más tardar en 2060. Entonces el acuerdo es vinculante pero no del todo, ya que sus medidas más esenciales siguen siendo voluntarias. Por si fuera poco, frente a algunos temas espinosos, el Acuerdo de París terminó repitiendo consensos aprobados en anteriores cumbres. Por ejemplo, en la cuestión del financiamiento, sin duda uno los puntos clave para lograr los objetivos climáticos, sólo se pudo repetir el mismo compromiso que ya había alcanzado cinco años atrás en la COP 16 de México, a saber: 100 mil millones de dólares anuales a ser “movilizados” desde los países desarrollados hacia los países en desarrollo. Otros temas de enorme relevancia están ausentes otra vez. Por ejemplo, la problemática de los pueblos indígenas no es tratada adecuadamente. El problema es que desde su creación la Convención no logra conciliar sus tres principales objetivos: reducir emisiones, hacerlo con equidad y no detener el crecimiento económico. Lo que muestra la historia de las negociaciones es que las tres cosas a la vez no se pueden lograr.


Puede haber crecimiento económico y sostenibilidad ambiental, pero no será con equidad pues el planeta no alcanza para que seamos todos ricos. Puede haber sostenibilidad ambiental y equidad, pero para eso debe detenerse el crecimiento y repartir mejor la riqueza actual. Y finalmente puede haber crecimiento económico y equidad pero eso solo se logrará devastando el planeta. Escuchando los aplausos Cuando se observan las reacciones de distintos actores se hacen muy evidentes los alcances y los límites del Acuerdo de Paris. Por ejemplo, los países que son grandes exportadores de petróleo, como Arabia Saudita, lo consideraron un gran paso, lo que indica que no ven que ese texto les impida seguir vendiendo crudo. Y si ellos venden petróleo, quiere decir que en alguien lo va a quemar en algún sitio y las emisiones seguirán subiendo. Distintos portavoces de los gobiernos de los países industrializados, incluyendo a EE.UU., lo celebraron y consideran que abre oportunidades para nuevos negocios. China, que es el más grande emisor planetario, sigue con sus planes de aumentar todavía más sus emisiones, por lo menos al 2030, y no se ha quejado que en París le impusieran ninguna traba. Es más, como buena parte del acuerdo descansa en las propuestas nacionales voluntarias, se terminarían aceptando planes que en realidad aumentan las emisiones de gases invernadero (como sería el caso de Bolivia según algunos cálculos). Los CEOs de grandes transnacionales “aplaudieron” el acuerdo parisino. Por ejemplo, el presidente de Unilever, Paul Polman, afirmó que ese logro “liberaría billones de dólares y la inmensa creatividad e innovación del sector privado” para enfrentar el cambio climático. Ese era el tono de muchos voceros empresariales, al entender que antes que un obstáculo para una civilización petrolizada, el Acuerdo de

París no cambiaría las reglas del juego y para algunos se abrirían oportunidades de nuevos negocios. También se entusiasmaron mucho las instituciones financieras internacionales. El presidente del Banco Mundial, que fue informado de los acuerdos en París mientras jugaba al golf con el presidente Barack Obama, lanzó un tuiter diciendo que están listos para inmediatamente aportar dineros para el cambio climático. Horas después, el presidente del BID, dijo que su banco también está disponible. Por lo tanto, si todos celebran, gobiernos de cualquier signo político, grandes y pequeños contaminadores, empresarios y otros grupos de poder, si todos ellos se felicitan, ¿se puede creer que ese acuerdo en realidad esté poniendo un límite a la adicción petrolera? Voces preocupadas El mundo de la academia ya está comenzando a lanzar voces de alerta. James Hansen, uno de los científicos pioneros en poner en evidencia el cambio climático, afirmó que las negociaciones en París eran un “fraude”, y que se necesitan “acciones” para cortar las emisiones de carbono al 2020, y no “solamente promesas”. El fraude está, según Hansen, en sostener que se apunta a que la temperatura planetaria no sobrepase los 2º, pero se haga poco o nada cada cinco años. Otros científicos que poco a poco están reaccionando ante el Acuerdo de París apuntan en el mismo sentido: el texto es vago al no especificar acciones concretas para las reducciones de gases emitidos, con indicadores y fechas precisas, y en menores plazos de tiempo. Los gobiernos, en cambio, solo dicen que habrá una balance neutral pero en la segunda mitad del siglo. Si eso ocurriera hacia el final del siglo XXI, las consecuencias serían catastróficas. Muchas de las reacciones entusiastas

son comprensibles. Eran esperables desde los gobiernos, ya que no se podían permitir reconocer que otra vez fracasaron; es entendible que las grandes corporaciones festejen ya que el acuerdo les deja muchas opciones, a unas para seguir dentro de los negocios que contribuyen al cambio climático, y a otras, para buscar nuevos mercados en reducir las emisiones. También era esperable en grandes redes ambientalistas que creen en las soluciones mercantiles o que trabajan codo a codo con las empresas. Pero sorprende un poco que otras redes ambientales estén complacidas con los resultados de Paris. Por un momento suponemos que se han apresurado en los análisis, o no han detectado que una buena parte de esos acuerdos ya se habían aceptado en anteriores COPs. Por otro lado parecería que el miedo ante la inminente catástrofe planetaria hace que se aferren a la esperanza de que, por fin, se iniciaran medidas concretas. O para ellos ya no es soportable caer en el pesimismo de reconocer que el acuerdo es insuficiente, y por lo tanto prefieren hablar de un “vaso medio lleno”. Diga lo que se diga, observando la situación desde los movimientos sociales, especialmente aquellos que serán más afectados por el cambio climático, y considerando lo que sabemos sobre la ecología planetaria, tenemos que ser realistas: el Acuerdo de Paris es totalmente insuficiente para atacar la problemática del cambio climático. Insistir en que es convenio adecuado, o que abre las puertas a abandonar el petróleo, es totalmente prematuro. La sociedad civil no puede quedar adormecida, y debe redoblar sus esfuerzos por ir más allá de este tipo de acuerdos para alcanzar medidas efectivas, reales, concretas, frente al cambio climático. Muchas de ellas serán costosas y dolorosas, pero la tarea es urgente. - Investigadores de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).


Una isla llamada Chile Manuel Cabieses Donoso Director de Punto Final

L

a crisis que afecta a las relaciones entre Chile y Bolivia no es sólo un problema del presente. Se trata de un problema del pasado y del presente, que condiciona nuestro futuro. Carecer de relaciones diplomáticas con un país vecino es una grave anomalía, impensable para un país miembro de la OCDE. Los únicos casos similares en ese marco son Israel, por razones más que obvias, y Turquía, que se ha involucrado en la guerra en Siria y mantiene un conflicto con Armenia. Todos los demás países de la OCDE, que se presuponen desarrollados, integrados, globalizados, mantienen relaciones de primerísimo nivel con sus vecinos inmediatos. La Cancillería chilena es consciente de que esta es la gran debilidad de nuestra política exterior. Bolivia es la falla estructural en nuestra diplomacia, y una grieta por la que se filtra, lenta pero constantemente, una crítica internacional que aisla a nuestro país y le impide actuar con plena legitimidad y capacidad en los escenarios de negociación global. Recientemente esta crítica ha escalado a niveles inesperados. En su reciente visita a Europa el presidente Evo Morales constató que tanto la canciller alemana Angela Merkel como el presidente francés François Hollande abogaron por retomar el diálogo entre La Paz y Santiago. “Estoy pensando, en particular, en esta cuestión que está planteada desde hace muchos años, la cuestión del acceso al mar, la

cuestión fronteriza con Chile, y Francia en este ámbito, como en otros, tiene una sola palabra que es diálogo y más diálogo”, sostuvo el presidente francés. Mientras la canciller Merkel propuso una mediación por la vía de los buenos oficios del Papa Francisco. Chile ha querido resolver por decreto esta disputa lo antes posible, de manera unilateral y prepotente. Por eso ha procedido de manera desprolija, irreflexiva, olvidando que las relaciones bilaterales deben satisfacer intereses de los dos afectados. Recordemos el “incidente de Monterrey”, cuando quedó en evidencia un duro debate entre el ex presidente de Bolivia Carlos Mesa y Ricardo Lagos, de Chile, durante la Cumbre Extraordinaria de las Américas de 2004. En la ocasión Mesa tomó el micrófono para reclamar una solución “definitiva”

a la demanda de La Paz de obtener una salida soberana al Océano Pacífico, emplazando a Chile a reanudar relaciones bilaterales. En respuesta a este emplazamiento Lagos optó por negarse al diálogo de fondo que se ponía sobre la mesa: “Discutamos la agenda del futuro -dijo-, discutamos los temas que nos convocan (durante la Cumbre). Y si de diálogo se trata, ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora”. Es decir, que Bolivia me resuelva el problema de las relaciones diplomáticas, pero de diálogo y reconocimiento de la demanda que motiva su reclamo, nada. La sistemática negación de la cuestión del litoral boliviano ha llevado a nuestro país a un callejón sin salida. Hace poco, luego del fallo de la Corte Internacional de Justicia, el canciller Heraldo Muñoz volvió a repetir el incidente de Monterrey al señalar: “Chile está disponible para restablecer las relaciones diplomáticas con Bolivia de inmediato si hay voluntad política”. Pero ello tiene una condición. Debemos entender que la diplomacia “es la habilidad para lograr acuerdos en cuestiones de toda categoría, mediante el reconocimiento de intereses recíprocos”(1). Nadie puede esperar que Bolivia le resuelva un problema a Chile sin reciprocidad. De allí que resulte incomprensible el giro que ha tomado la posición chilena luego de la derrota en La Haya. En primer lugar la designación de una comisión de “halcones” a cargo de la estrategia comunicacional en esta materia, compuesta por el periodista Ascanio Cavallo del Grupo Copesa, el historiador de la Universidad Católica y columnista de El Mercurio Joaquín Fermandois, y el ex subsecretario de Fuerzas Armadas, Gabriel Gaspar, socialista, en calidad de embajador en misión especial.bolivia_al_mar_1 Si esta troika tuviera como misión argumentar y convencer a los sectores más chovinistas e intransigentes de nuestro país, tal vez sería el grupo indicado. Pero se trata de


Manuel Cabieses Donoso Director de Punto Final

L

a crisis que afecta a las relaciones entre Chile y Bolivia no es sólo un problema del presente. Se trata de un problema del pasado y del presente, que condiciona nuestro futuro. Carecer de relaciones diplomáticas con un país vecino es una grave anomalía, impensable para un país miembro de la OCDE. Los únicos casos similares en ese marco son Israel, por razones más que obvias, y Turquía, que se ha involucrado en la guerra en Siria y mantiene un conflicto con Armenia. Todos los demás países de la OCDE, que se presuponen desarrollados, integrados, globalizados, mantienen relaciones de primerísimo nivel con sus vecinos inmediatos. La Cancillería chilena es consciente de que esta es la gran debilidad de nuestra política exterior. Bolivia es la falla estructural en nuestra diplomacia, y una grieta por la que se filtra, lenta pero constantemente, una crítica internacional que aisla a nuestro país y le impide actuar con plena legitimidad y capacidad en los escenarios de negociación global. Recientemente esta crítica ha escalado a niveles inesperados. En su reciente visita a Europa el presidente Evo Morales constató que tanto la canciller alemana Angela Merkel como el presidente francés François Hollande abogaron por retomar el diálogo entre La Paz y Santiago. “Estoy pensando, en particular, en esta cuestión que está planteada desde hace muchos años, la cuestión del acceso al mar, la cuestión fronteriza con Chile, y Francia en este ámbito, como en otros, tiene una sola palabra que es diálogo y más diálogo”, sostuvo el presidente francés. Mientras la canciller Merkel propuso una mediación por la vía de los buenos oficios del Papa Francisco. Chile ha querido resolver por decreto esta disputa lo antes posible, de manera unilateral y prepotente. Por

eso ha procedido de manera desprolija, irreflexiva, olvidando que las relaciones bilaterales deben satisfacer intereses de los dos afectados. Recordemos el “incidente de Monterrey”, cuando quedó en evidencia un duro debate entre el ex presidente de Bolivia Carlos Mesa y Ricardo Lagos, de Chile, durante la Cumbre Extraordinaria de las Américas de 2004. En la ocasión Mesa tomó el micrófono para reclamar una solución “definitiva” a la demanda de La Paz de obtener una salida soberana al Océano Pacífico, emplazando a Chile a reanudar relaciones bilaterales. En respuesta a este emplazamiento Lagos optó por negarse al diálogo de fondo que se ponía sobre la mesa: “Discutamos la agenda del futuro -dijo-, discutamos los temas que nos convocan (durante la Cumbre). Y si de diálogo se trata, ofrezco relaciones diplomáticas aquí y ahora”. Es decir, que Bolivia me resuelva el problema de las relaciones diplomáticas, pero de diálogo y reconocimiento de la demanda que

motiva su reclamo, nada. La sistemática negación de la cuestión del litoral boliviano ha llevado a nuestro país a un callejón sin salida. Hace poco, luego del fallo de la Corte Internacional de Justicia, el canciller Heraldo Muñoz volvió a repetir el incidente de Monterrey al señalar: “Chile está disponible para restablecer las relaciones diplomáticas con Bolivia de inmediato si hay voluntad política”. Pero ello tiene una condición. Debemos entender que la diplomacia “es la habilidad para lograr acuerdos en cuestiones de toda categoría, mediante el reconocimiento de intereses recíprocos”(1). Nadie puede esperar que Bolivia le resuelva un problema a Chile sin reciprocidad. De allí que resulte incomprensible el giro que ha tomado la posición chilena luego de la derrota en La Haya. En primer lugar la designación de una comisión de “halcones” a cargo de la estrategia comunicacional en esta materia, compuesta por el periodista Ascanio Cavallo del Grupo Copesa, el historiador de la Universidad Católica y columnista de El Mercurio Joaquín Fermandois, y el ex subsecretario de Fuerzas Armadas, Gabriel Gaspar, socialista, en calidad de embajador en misión especial.bolivia_al_mar_1 Si esta troika tuviera como misión argumentar y convencer a los sectores más chovinistas e intransigentes de nuestro país, tal vez sería el grupo indicado. Pero se trata de todo lo contrario. Nuestro país debe comunicarse con la ciudadanía de Bolivia. Asimismo, debe hablarle a la audiencia latinoamericana. Y tiene que dialogar con el mundo, que nos observa con desconfianza en este caso y nos exige reconocer la demanda boliviana de forma honesta. La designación de estos “especialistas” constituye una señal nítida de que Chile antepone una visión anquilosada y defensiva a la necesidad de salir al encuentro de un país hermano, que


El Estado Chile intenta revertir bochorno de sentencia de Corte Suprema contra Venezuela

Ernesto Carmona

E

l gobierno de Chile busca ahora lavar el bochorno de su imagen internacional con una acción judicial gubernamental, a través del Consejo de Defensa del Estado (CDE), para revertir el fallo de la Corte Suporema que el 18 de noviembre acogió un recurso de protección en favor de los venezolanos Leopoldo López y Daniel Ceballos, detenidos en los penales de Ramo Verde y Guárico, en el país de Chávez. “Se trata del mismo poder del Estado que ignoró o no prestó oídos a los cientos o miles de recursos de amparo y habeas corpus presentados por los familiares de otros tantos miles de hombres y mujeres que desaparecieron como víctimas de perversos crímenes de lesa humanidad durante los trágicos años de la dictadura”, manifestó Juan Cuevas, activista de la Unión Bicentenaria de los Pueblos (UBP). El CDE, que principalmente defiende los intereses pecuniarios del Estado Chile ante los tribunales y cuya institucionalidad responde al gobierno, por unanimidad de sus 11 consejeros pidió a la Corte Suprema anular el fallo que ordenaba al Gobierno chileno requerir a la OEA por la salud de López y Ceballos. El CDE argumentó que la Corte Suprema carece de jurisdicción y que el dictamen es inejecutable, pues requiere autorización de Venezuela, según informó el senador Alejandro Navarro, quien se encuentra en Venezuela. La intromisión politiquera en los asuntos internos de otro país avergonzó a otros miembros del Poder Judicial e incluso a personajes de la derecha política porque y menoscaba la decaída seriedad con que se mira a Chile en el concierto internacional.

La iniciativa fue impulsada por fuerzas locales e internacionales adscritas a la Organización Demócrata Cristiana Americana (ODCA) y a otras instancias de la internacional de las derechas promovidas por potencias extranjeras para injerir contra sectores contrarios al interés de Estados Unidos y países OTAN, en este caso, en las elecciones venezolanas del 6 de diciembre. En el espectro chileno se trata de los mismos sectores ideológicos demócrata-cristianos y ultra-derechistas de la hoy llamada centro “centro-derecha” que llamaron a los militares para dar el golpe “cívico militar” de 1973, cuyas profundas llagas en la sociedad chilena aún no terminan de cicatrizar. El ministro del interior, Jorge Burgos, demócrata cristiano que subroga como “vicepresidente” a la jefa del Estado en ausencia del país, dijo el 18 de noviembre que el gobierno acataría el fallo: “los fallos de la Corte Suprema, en el caso de nuestro gobierno no hay dos posiciones, se acatan. En consecuencia lo que resolvió hay que implementarlo. Si usted me dice cómo va a reaccionar la OEA respecto de este fallo es una cuestión que no se la puedo señalar”. Al Parecer, en dos semanas cambió de opinión el gobierno que representa Burgos. ch bachelet y jorge burgos El controvertido fallo tuvo opiniones divididas de origen en la Tercera Sala de la Corte Suprema, integrada por los ministros Pedro Pierry, Rosa Egnem, María Eugenia Sandoval, Carlos Aránguiz y Manuel Valderrama. La sala revocó una resolución anterior de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, pero las dos mujeres del alto tribunal, las ministras Egnem y Sandoval, argumentaron en contra del fallo, la primera diciendo que “los tribunales

chilenos carecen de jurisdicción para conocer de la acción intentada, por la vía del presente recurso de protección”, y la segunda, “según sus propios fundamentos, y teniendo a la vista además lo resuelto en sentido contrario a la aplicabilidad de la jurisdicción universal de los derechos humanos, por esta Corte en el recurso de amparo Rol 60-2015”, según la versión oficial de la Corte. Bochorno internacional “La Tercera Sala de la Corte Suprema nos metió en un bochorno internacional”, dijo el senador Navarro, líder del Movimiento Al Socialismo. “Lo dijimos, la resolución de la Corte Suprema que ordenó a la Presidenta oficiar a la OEA para que se constituya en Venezuela, es inconstitucional, rompe con el Estado de derecho; en consecuencia, lo único que cabía era solicitar la nulidad del fallo”. Para el senador Navarro, “la Constitución chilena es clara en señalar que quien lleva las relaciones políticas internacionales, es exclusivamente la Presidenta de la República. Hoy estamos siendo protagonistas de un bochorno internacional, que quedará como un pésimo antecedente histórico, quedando sujetos a la resolución de un poder ajeno a quien tiene que dirigir esas relaciones internacionales”. Agregó que, “este fallo, días antes de las elecciones, fue utilizado por la derecha chilena e internacional, como parte de un diseño que busca deslegitimar las elecciones en Venezuela, cuestionándolas a priori para luego desconocer los resultados de los comicios”. Para Navarro, “la Tercera Sala ha dañado la confiabilidad de la Corte.


Argentina:

Salto al vacío Aram Aharonian

S

igue en Argentina el espectáculo continuado de las consignas: el 17 de diciembre se concretó el “fin del cepo” que, traducido del diccionario Cambiemos, significa bajar la incidencia del salario, tanto en pesos como en dólares, en el costo de las empresas, tanto nacionales como foráneas establecidas en el país. En un lenguaje más heterodoxo, se trata de una fuerte devaluación que significa una fuerte transferencia regresiva de ingresos y de la renta nacional, en un país que debiera tener memoria, y mucha, de las megadevaluaciones. Significa un duro golpe para la ciudadanía, pero lo que busca el gobierno es crear un shock de confianza de los centros financieros en la “seriedad macrista” para cumplir con sus dictados. En los papeles Los gurúes económicos del gobierno parten de varios supuestos con el nuevo dólar: 1) “Los precios internos no se moverán mucho más ya que se adelantaron a la devaluación.” Hay muchísimos precios todavía vinculados al dólar, entre ellos, ni más ni menos, que los alimentos de la canasta familiar, siendo que la Argentina es un país exportador de éstos. 2) “Se logrará un apoyo financiero internacional.” Hasta ahora todo está en el difuso terreno de las promesas y no se consiguió un solo logro real. 3) Apuestan a que la maxidevaluación parará una corrida al dólar con altísimas tasas de interés en pesos, en un principio en torno del 40% para bonos de corto plazo y, por supuesto, mucho más altas para la economía real. 4) Y a que no habrá una fuerte movilización social ante el deterioro inmediato esperable de las condiciones de vida. Siendo la primera prueba, sin duda, la discusión anual de los salarios en las convenciones colectivas de trabajo, podrán negociar con un sector burocrático del sindicalismo a través de prebendas sectoriales e incluso personales. 5) Suponen que la situación internacional no conlleve a la mayor salida de capitales y por lo tanto a la presión compradora de dólares. Hay que tener en cuenta que el anuncio del

gobierno argentino es coincidente con el del aumento de tasas de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que los analistas internacionales anticipan impulsará el movimiento de inversores desde países periféricos – como la Argentina– hacia los Estados Unidos, y a una mayor revaluación del dólar. 6) Consideran que abriendo inmediatamente el comercio exterior (al eliminar las autorizaciones previas) no habrá una fuerte presión importadora, basados en el encarecimiento de las compras externas en moneda nacional y, seguramente, por el conocimiento y certeza de que muchas empresas se sobreestockearon previamente, comprando a menos de 10 pesos por dólar mercaderías que ahora pueden vender un 50% más caro. Todo a costa del Estado, claro. 7) Apuestan a que la devaluación impulsará una mayor producción y exportación de commodities (agropecuarios, mineros) y, por lo tanto, un auge de inversiones. Quizás, en su visión endogámica, no hayan percibido que también otros países están devaluando y por ende no puede esperarse un gran cambio en los precios relativos. 8) Suponen que cubrirán, compensarán, los mayores déficits en la balanza de pagos con créditos externos (es de prever que recurrirán al Fondo Monetario Internacional para que Madame Lagarde no entre en furia), y mayores inversiones privadas. Entre libertad y libertinaje Todo llamado a la cautela que puedan hacer otros economistas –incluso neoliberales– es negado por el optimismo y la improvisación. La preocupación mayor es que empujaron a la economía argentina a una muy fuerte recesión que, significativa y arrogantemente, no prevén, ya que creen que el shock inmediato se estabilizará en el corto plazo y, sobre todo, que la reacción política y social será limitada. El gabinete económico está jugando con fuego y todo hace pensar que no lograrán estabilizar la situación, aunque en un principio puedan prevalecer la confianza de los centros financieros

y el desconcierto de quienes serán inmediatamente damnificados (los trabajadores y la clase media). El eufemismo de la libertad hace sus estragos, porque esta “libertad” está dirigida solo a quienes tengan un grandísimo poder económico, que serán quienes determinen el tipo de cambio. Discursivamente lo que se quiere vender es que ahora todos los argentinos podrán tener acceso libre a los dólares, hasta un “límite” de dos millones al mes por persona. El control de cambios permitó una política de asignación de divisas más efectiva a favor de otro modelo económico inclusivo, que garantizaba los derechos sociales, ser soberano en sectores estratégicos, e impulsor de un camino industrializador de la sustitución de importaciones. Si se permite que las divisas puedan ser retiradas por quien quiera (en realidad quien pueda o quien quiera fugar el dinero del país), cómo quiera, cuándo quiera; o si se establecen medidas a favor de un uso más desarrollista, en favor del futuro del país. Los mismos que salen ganando con la eliminación de la retención del campo (lo que significará la posibilidad de sumar más dólares en su poder) son los que pueden ahora marcar el tipo de cambio; los mismos, los únicos que salen ganando con una devaluación. El gobierno macrista promete que no faltarán dólares en el país. ¿De dónde van a salir si no son por préstamos de la gran banca privada internacional (ya comprometidos –entre otros- por los bancos Deutsche Bank, Citibank, JP Morgan, HSBC, Goldman Sachs) o de los organismos multilaterales de crédito, que impondrán sus condicionamientos de siempre. Esto significa más deuda externa, más dependencia. El gobierno descarta que se produzcan eventos y confrontaciones de magnitud pero, complementariamente, debe tenerse en cuenta que nombraron a dedo a dos miembros de la Corte Suprema y esperan gobernar a través de decretos sin pasar por el Parlamento. Algo muy peligroso para todo el país, y sumamente inestable y desmistificador entre los partidos de la alianza que compraron eso de ser los paladines de la democracia.


Las dos lecciones de París: democracia y clima Roberto Savio

E

n pocos días, París envió al mundo dos lecciones fundamentales sobre la democracia y el clima, que los medios han tratado como temas separados, pese a que en realidad, no podemos seguir ignorando el común denominador que vincula los dos temas: la democracia está en decadencia. Si bien todos los medios de comunicación han informado de la derrota del Frente Nacional (FN) en las elecciones administrativas francesas, pocos han recordado la vieja observación de que ganar una batalla no significa ganar la guerra. No hay duda de que el FN se está convirtiendo en un partido importante. En estas elecciones, el sistema político tradicional, representado por el centroderecha de Nicolas Sarkozy y el socialista, bajo la guía de François Hollande, han unido sus fuerzas de nuevo, dejando fuera a Marine Le Pen.fr marine le pen Sin embargo, llegó el momento de considerar que la derecha en Europa, así como en Estados Unidos, va más allá de ser nostálgica y xenófoba. Su crecimiento en todos los países europeos se debe a un número creciente de ciudadanos descontentos, muchos de los cuales provienen de la clase obrera y de los sectores más pobres de la sociedad. Ciudadanos que antes votaron izquierda y que ahora se confiesan frustrados con la decadencia de las estructuras de bienestar social, por el desempleo de ellos y de sus hijos, por un Estado que se repliega en favor del mercado, con la creciente injusticia social, con la inmigración, que sienten como una amenaza, por la pérdida de su identidad nacional y por una corrupción escandalosa. Esto crea una nueva categoría, que podríamos llamar “economía del nacionalismo”, que quiere retirarse de cualquier intrusión extranjera, ya sea de la Unión Europea, de los inmigrantes, de la OTAN o de las multinacionales. Miran a los partidos tradicionales como un mecanismo auto-referente de las élites, que no rinden cuentas, que están interesadas en perpetuarse en el poder, sin ofrecer a los ciudadanos lo que necesitan. Una mezcla de xenofobia, nacionalismo, nostalgia de un pasado mejor, el llamamiento a una economía para mejorar la nación sin dar espacio a las fuerzas e instituciones extranjeras, es un techo lo suficientemente grande como para dar

cabida a una parte creciente del electorado. Los partidos tradicionales han hecho todo lo posible para hacer posible esos sentimientos. Se basan cada vez más en las figuras y menos en las ideas y en una visión para el futuro. Han perdido la estructura clásica de la afiliación partidaria, para convertirse cada vez más en movimientos de opinión pública, con la campaña más proclive a lanzar imágenes de marca que programas. Mientras escribo, el primer ministro italiano Matteo Renzi estaba diciendo a sus seguidores lo que muchos de la elite política están pensando. Ya no hay una izquierda y una derecha, dijo, explicando que su partido (Partido Demócrata) se convertiría en un partido de la nación, en sustitución del partido de centro-izquierda con el que asumió el cargo en diciembre de 2013. Esta falta de identidad de la izquierda se ha traducido en un éxito de los políticos de derecha, primero en Hungría y después en Polonia, cuyos líderes afirman actuar en nombre de la Nación, e insisten en que no hay más una opción de izquierda. En las próximas elecciones presidenciales francesas de 2017 , no es tan claro que Marine Le Pen será de nuevo puesta fuera por el sistema. Si bien el truco de los dos partidos tradicionales al erigir un dique uniendo fuerzas cumplió su función hasta ahora, pero que puede convencer a mucha gente que el FN es en realidad víctima del sistema. Hollande logró subir en las encuestas gracias a una muy costosa guerra que ha emprendido contra el ISIS. Esto reducirá aún más los recursos financieros necesarios para abordar los problemas, lo que hace que ciudadanos descontentos abandonen el Partido Socialista y apoyen al FN, a lo que hay que añadir los jóvenes árabes excluidos de segunda y tercera generación que se van al ISIS. europa anticlima1No podemos darnos el lujo de ignorar que desde la crisis económica de 2008, la derecha está creciendo en todos los países europeos. La política de la izquierda, de imitar la derecha, afirma una tendencia que de hecho, ha fortalecido la carrera hacia la derecha. Si hoy se celebrasen elecciones para crear la Unión Europea, en gran parte faltaría el amplio consenso que acompañó su fundación. ¿Sería posible hoy en día, adoptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos?

La última Encuesta Mundial de Valores determinó que la democracia como concepto es cada vez frágil. Un número cada vez mayor de ciudadanos estaría dispuesto a aceptar un sistema no democrático, si este fuese más eficiente para satisfacer lo que ellos consideran sus necesidades vitales. Basta pensar que en Estados Unidos, donde en 1956 sólo uno de cada 15 estaba de acuerdo en “tener el imposiciones militares “, ahora se ha elevado a uno de cada seis. Entre los nacidos desde 1980, sólo 30% dio máxima importancia al hecho de vivir en una democracia. Otro tercio de estadounidenses piensa que no viven en un país democrático. Las próximas elecciones en EE.UU tendrán un costo estimado de al menos 4.000 millones de dólares, en comparación con los aproximadamente 468 millones de dólares que se gastaban hasta ahora. Menos de 400 familias han contribuido con cerca de la mitad de ese dinero. Los hermanos Koch, magnates del petróleo, han anunciado que van a donar cerca de 1.000 millones de dólares. No es de extrañar un ciudadano crea que su voto no tiene el mismo peso, mientras que Donald Trump, el tipo que lucha contra el sistema, es visto como una nueva voz que no hace parte de la vieja pandilla política que ha causado la contracción de la clase media. Y esto nos lleva a la Cumbre del Clima. Una de las limitaciones más graves del Pacto Climático es que no es un tratado y por lo tanto no es vinculante. Esto se debe al hecho de que el congreso republicano estadounidense liquidaría de inmediato cualquier tratado sobre el clima. La posición oficial es que el cambio climático no existe, sino que se trata de una conspiración internacional contra el sector energético de Estados Unidos.cop21 final1 Mitch McConnel, el dirigente republicano que ha encabezado la arremetida contra la agenda del cambio climático del presidente Barack Obama, ha declarado: “Antes de que nuestros asociados internacionales destapen el champán, hay que recordar que esta es una oferta inalcanzable en base a un plan nacional de energía probablemente ilegal, que la mitad de los Estados han presentado una demanda para detener y que el Congreso ya ha votado rechazándolo”. Como evidentemente es imposible pensar que los senadores republicanos


desconocen que el 66 por ciento de los estadounidenses apoyan un tratado climático vinculante y el hecho de que la mayor contribución para elegirles viene de Koch, las preferencias de los lagisladores de la camara alta constituyen un claro ejemplo de cómo los políticos pueden aislarse de la realidad si es en su interés. ¿Es aceptable que 54 senadores estadounidenses –la mayoría republicana en la cámara del Senado de 100 escaños– puedan bloquear lo que sea que quieran 7.500 millones de personas que componen la humanidad? Esto significa que el objetivo de que cada país decide por su propia voluntad no tiene aplicación práctica. La primera evaluación de la situación se llevará a cabo en 2018 y una vez más el mundo dependerá de la persona que sea Presidente de Estados Unidos. Cualquier republicano, cambiará completamente la posición de Estados Unidos y varios países estarán felices de secundarles. El hecho es que probablemente ya es demasiado tarde para revertir el desastre que hemos creado. Si hace 20 años, en la primera Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU en Berlín el tema del cambio climático se hubiese tomado en serio, habríamos tenido tiempo para hacerlo. Pero ahora, ya estamos 1 grado centígrado por encima de la temperatura de la revolución industrial. Los compromisos asumidos por los países, conducirán a un aumento de al menos 3,7 grados centígrados. El objetivo era de no ir más allá de los 2 grados. Este objetivo fue ampliamente conocido como un recurso político, para dar cabida a todas las personas a bordo, pero de hecho ya un aumento del 1,5 traería serios problemas. La organización de investigación Centro Climático ha descubierto recientemente que un aumento de 2 grados va a anegar a 280 millones de personas y que con 1,5 grados “sólo” 137 millones serían sumergidas. Pero si ya hemos utilizado 1 de los dos grados centígrados, antes de llegar a un acuerdo, ¿cómo vamos a ser capaces de permanecer dentro de 1,5, si empezamos tan tarde? Lo que es increíble es que el cambio climático se ha tratado básicamente como un asunto técnico con implicaciones políticas. De hecho, el verdadero problema del cambio climático es una cuestión de justicia, como la encíclica Laudato si’ (en dialecto umbro; Loado seas, en español) ha

tratado de afirmar. Los naciones industrializadas se han convertido en ricas por la quema combustibles fósiles durante los últimos 200 años: países que sólo constituyen el 10% de la población mundial son los responsables de alrededor del 60% de los gases de efecto invernadero que ahora está en la atmósfera. Por lo tanto, tienen una “deuda ecológica” con los países que están ahora vías de industrialización. La Agencia Internacional de Energía estima que para colocar el clima bajo control (a los 2 grados), se requerirán 1.000 miles de millones hacia el año 2020. Sin embargo, el Pacto de París se compromete únicamente a movilizar a 100.000 millones de dólares de aquí a 2020, lo que es sólo un décimo de lo que es requiere, sin que exista ningún compromiso para aumentar esta cifra, sino solo una aspiración para revisarla en 2025. Por supuesto que 100.000 millones de dólares es una gran cantidad. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional, que no es un campeón de la justicia social, sino del rigor monetario, acaba de publicar un estudio en el que informa que los subsidios energéticos globales después de impuestos aumentaron 3.000 millones anuales de 2011 a 2015 y se llega a la asombrosa cantidad de 5.3 billones de dólares este año, es decir aproximadamente el 6,5 por ciento del producto interno bruto mundial, lo que, de acuerdo con el FMI, es significativamente más de lo que los países emergentes y de bajos ingresos gastan en salud pública y otras prioridades sociales y económicas básicas. Los países industrializados han gastado 14.000 miles de millones para rescatar a los bancos, más de lo que los países industrializados gastaron en salud y educación desde la crisis de 2008. La cumbre de Paris ha ignorado una serie de cuestiones relevantes: los derechos humanos, los fondos para las personas de los países pobres, las víctimas del cambio climático, ya que la ONU estima que en 2050 podríamos tener más de 250 millones de refugiados climáticos, una categoría simplemente inexistente en el derecho internacional. Y así podríamos seguir mencionando las muchas incongruencias y agujeros en el Pacto. Pero lo que está claro es que no tenemos en absoluto un sistema mínimo de gobernanza global. El cambio climático se sumará a la

sensación de inseguridad que tienen muchos ciudadanos del mundo. Los países pobres, por supuesto, van a sufrir una parte desproporcionada de los desastres. Pero los países industrializados tendrán que cambiar algo en su estilo de vida. Sin eso, tan sólo la acción de los gobiernos será en gran medida incapaz de mantener el planeta, tal como lo conocemos hoy en día. Es interesante observar cómo los actores políticos en París han visto esto. Ellos han hecho varias declaraciones que reconocen que el Pacto Climático no resuelve el problema de la estabilización de nuestro clima. Por supuesto, las declaraciones alegres han hecho que esto sea sólo el comienzo de un proceso y el progreso continuado se hará en el futuro, por lo que debemos ser optimistas. Esto se debe a que están seguros de que los mercados tendrán un papel contundente, mediante la inversión en nuevas tecnologías, que acelerará el proceso. Por supuesto que los mercados no tienen relación alguna con el tema de la justicia. Poco se ha dicho sobre la fuerza real para el cambio: los ciudadanos que en todas partes del mundo, han realizado acciones en el espacio público para exigir que los gobiernos actúen antes de que sea demasiado tarde.Todas estas acciones de los ciudadanos comenzaron con la declaración Límite para el Crecimiento, del Club de Roma, en 1972. Se ha tardado casi 50 años para que los líderes políticos a acepten que el problema existe. En ese entonces teníamos datos innegables de olas récord de calor, derretimiento de glaciares, desiertos en expansión, intensificación de huracanes. Pero eso no fue suficiente para contar con la atención de esos líderes políticos para escuchar a la realidad y a las personas, para así alcanzar un acuerdo. En 2009, esto era todavía objeto de debate en Copenhague. Tuvimos que esperar hasta 2015… París abre ahora un camino para la humanidad. En 2050 podremos saber en cuántos grados habremos sobrepasado nuestro clima normal. Lo que si ya se puede afirmar es que el deterioro creciente del planeta aumentará la sensación de inseguridad en la que ya vivimos: el terrorismo es sólo el último golpe. Mientras los gobiernos sigan esperando que el mercado haga su trabajo, la desafección de los ciudadanos sólo crecerá. El premio Nobel Paul Krugman ha escrito una columna, “Empoderar la fealdad”, donde reflexiona sobre los Trumps y los Le Pen, que están aumentando. “Esta fealdad ha sido posible debido a la clase dirigente tradicional, que ahora reacciona tan horrorizada por la apariencia que están tomando los acontecimientos… ahora se enfrentan al monstruo que ayudaron a crear”. Pero no debemos olvidar que se trata de salir de un proceso similar que los “Hombres de la Providencia” han creado y del que se han hecho cargo los gobiernos democráticos. Hemos vivido durante los últimos 20 años, tras la caída del Muro de Berlín, en una era de codicia descontrolada. Ahora estamos entrando en un período de temor e inseguridad, que en nuestra vida se han añadido a la codicia ya arraigada. Debemos estar de acuerdo en que el miedo y la codicia no son pilares de la democracia…


¿Hay alguna diferencia entre terrorista y simple criminal? Robert Fisk-La Jornada

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olicías y reporteros tenemos mucho en común. Ambos estudiamos las flaquezas humanas. Tenemos una relación osmótica-parasítica. Y supongo que es sólo natural que caigamos en lo esquemático con respecto al crimen. En los años pasados, he descubierto que existe el crimen puro y simple (el crimen gangsteril, el de estudiantes con locura de gatillo o antiabortistas, o escuadrones de la mafia), y el “crimen terrorista”, para el cual las partes deben calificar por tener una rabia política, ser adherentes a una desviación religiosa – inspirados en forma directa o de algún otro modo– y por lo regular miembros malignos, mesiánicos, sádicos, enfermos, medievales de un “culto de muerte”. Entre estos últimos, no hace falta decirlo, están los “radicales cultivados en su patria” que asesinan personas de cualquier religión a causa de las aventuras de Occidente en Medio Oriente. En realidad, esto significa que el crimen “ordinario” –el asesinato en masa de occidentales a manos de occidentales por dinero, codicia, venganza personal o un deseo de matar persona relacionado con las drogas– es tratado como algo normal. Pero el crimen “relacionado con el terrorismo” casi siempre indica que se hace responsables a musulmanes. En otras palabras, los criminales son amigos nuestros, mientras los terroristas son musulmanes de piel oscura que odian nuestros valores, quieren cortarnos la cabeza y obviamente están locos. Vimos la naturaleza insostenible de esta tontería inmediatamente después de la matanza de 14 estadunidenses inocentes en California. Al principio los policías del país dijeron no saber si era un crimen “relacionado con el terrorismo” (sic); lo llamaron tiroteo masivo. En varios canales nos dijeron que los asesinatos eran resultado de una disputa, que supuestamente el hombre

del gatillo estaba furioso por insultos de una de las 14 víctimas. Pero luego resultó que tenía nombre musulmán y que, junto con su esposa, poseía un arsenal en a casa y al parecer había jurado “lealtad” al Isis. Entonces el tiroteo masivo se convirtió en “acto de terror”. Para mayor confusión con la nueva definición, los policías dijeron que no creían que la pareja hubiera tenido contacto directo con el Isis, pese a que el grupo se atribuyó responsabilidad. Luego se supo que la pareja había sido “radicalizada” –algo que la mafia no practica– años antes de la matanza. En el crimen a puñaladas en la estación del metro de Londres, hace una semana, también se confundió la semántica. Al principio al policía “investigaba un acuchillamiento en Leytonstone”, pero después de que el sonido de una grabación en video registró a un hombre que gritaba “esto es por Siria” y un civil que contestaba “tú no eres musulmán”, la policia lo declaró “incidente terrorista”. David Cameron dio mucho peso a lo de “tú no eres musulmán”. De entonces a la fecha se ha acusado a un hombre por intento de homicidio. Todo esto es un tanto extraño. En la década de 1980, cuando el ejército británico y el ERI luchaban a muerte en Irlanda del Norte, el gobierno británico estaba desesperado por poner a los del ERI la etiqueta de criminales: criminales despiadados, desesperados, incluso terroristas, pero más que nada criminales

comunes que debían responder ante la ley y ser sentenciados a muchos años de prisión, cualquiera que fuese la razón de su violenta campaña. Luego los del ERI decidieron que deseaban ser llamados “presos políticos” –la versión cortés de terroristas– porque querían que sus asesinatos, robos e intimidación se viesen como “crímenes políticos”, separados de la ralea de mafiosos, criminales a sueldo, violadores y sádicos que habitan todas las sociedades, incluida la de Irlanda del Norte. Tan entusiasmados estaban en reclamar estatus “político” que se pusieron en huelga de hambre. Diez


América Latina frente a la restauración conservadora

Robert Fisk-La Jornada

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olicías y reporteros tenemos mucho en común. Ambos estudiamos las flaquezas humanas. Tenemos una relación osmótica-parasítica. Y supongo que es sólo natural que caigamos en lo esquemático con respecto al crimen. En los años pasados, he descubierto que existe el crimen puro y simple (el crimen gangsteril, el de estudiantes con locura de gatillo o antiabortistas, o escuadrones de la mafia), y el “crimen terrorista”, para el cual las partes deben calificar por tener una rabia política, ser adherentes a una desviación religiosa – inspirados en forma directa o de algún otro modo– y por lo regular miembros malignos, mesiánicos, sádicos, enfermos, medievales de un “culto de muerte”. Entre estos últimos, no hace falta decirlo, están los “radicales cultivados en su patria” que asesinan personas de cualquier religión a causa de las aventuras de Occidente en Medio Oriente. En realidad, esto significa que el crimen “ordinario” –el asesinato en masa de occidentales a manos de occidentales por dinero, codicia, venganza personal o un deseo de matar persona relacionado con las drogas– es tratado como algo normal. Pero el crimen “relacionado con el terrorismo” casi siempre indica que se hace responsables a musulmanes. En otras palabras, los criminales son amigos nuestros, mientras los terroristas son musulmanes de piel oscura que odian nuestros valores, quieren cortarnos la cabeza y obviamente están locos. Vimos la naturaleza insostenible de esta tontería inmediatamente después de la matanza de 14 estadunidenses inocentes en California. Al principio los policías del país dijeron no saber si era un crimen “relacionado con el terrorismo” (sic); lo llamaron tiroteo masivo. En varios canales nos dijeron que los asesinatos eran resultado de una disputa, que supuestamente el hombre del gatillo estaba furioso por insultos de una de las 14 víctimas. Pero luego resultó que tenía nombre musulmán y que, junto con su esposa, poseía un arsenal en a casa y al parecer había jurado “lealtad” al Isis. Entonces el tiroteo masivo se convirtió en “acto de terror”. Para mayor confusión con la nueva definición, los policías dijeron que no creían que la pareja hubiera tenido contacto directo con el Isis, pese a que el grupo se atribuyó responsabilidad. Luego se supo que la pareja había sido “radicalizada” –algo que

Finalmente sucedió: la derecha regional ganó dos elecciones de forma consecutiva. Ya gobierna en Argentina y conquistó la mayoría de la Asamblea Nacional en Venezuela, mientras avanza en su idea de derrocar “constitucionalmente” a Dilma Rousseff en Brasil, vía impeachment. ¿Hay “fin de ciclo posneoliberal” o más bien se trata de una cristalización de una disputa más nítida entre dos proyectos de país (y de región)? ¿Cuáles fueron las primeras medidas de las derechas de Argentina y Venezuela luego de sus triunfos electorales? ¿Por qué América Latina está ante un nuevo momento regional? Apenas ganó, Macri ideó dos fotos: junto a su gabinete y los gobernadores. ¿El objetivo? La construcción de una imagen de diálogo, a la vez que avanzaba en medidas ejecutivas polémicas. El verde cesped de Olivos junto a la totalidad de los gobernadores del país iba a ser tapa de los principales medios del país, que comenzaban a editorializar sobre los valores republicanos. Luego vendrían los 29 Decretos de Necesidad de Urgencia, violentando legislaciones como la Ley de Medios, y algo (casi) inédito: el nombramiento de dos miembros de la Corte Suprema sin pasar por el Senado, lo que registra un antecedente sólo en el Siglo XIX. Con la mayor parte de los medios de comunicación a favor, Macri pensó que lo primero taparía a lo segundo. Pero esto no sucedió y un coro rutilante de voces (algunas incluso del propio espacio de Cambiemos) se posicionó contras las nuevas medidas. Sin embargo, el nuevo presidente prosiguió con dinámica: al quitar las retenciones al agro, Macri decidió disminuir subsidios a la luz y el gas, lo que se traducirá en subas de tarifas en enero próximo. Y falta la triste frutilla del postre, que impactará al conjunto de los trabajadores: la mega anunciada devaluación, planificada en estos momentos por el economista ortodoxo Alfonso Prat Gay. Cómo se ve, un cúmulo de decisiones orientadas a favorecer al sector más acaudalado de la sociedad. En Venezuela, la derecha recibió el triunfo de la Asamblea Nacional con tres amenazas concretas: el cierre del canal televisivo de ese cuerpo (ANTV) y la derogación de dos importantes legislaciones, como son la Ley Orgánica de Trabajo y la Ley de Precios Justos. La reacción fue tal que los voceros de la MUD tuvieron que relativizar aquellas medidas, aunque sean pedidos concretos de parte de la principal cámara empresarial del país, Fedecamaras, que tuvo participación en el golpe de 2002. Y en Brasil, la poderosísima FIESP (Federación de Industrias del Estado de San Pablo) acaba de anunciar que se suma al pedido de impeachment -derrocamiento “legal”- sobre la presidenta Dilma Rousseff, propiciado por el diputado Cunha como contrapartida a las investigaciones que afronta por supuestas cuentas ilegales en Suiza. Sin embargo, las nuevas movilizaciones contra Dilma fueron notoriamente menores que las de principio de año, y la presidenta acaba de sumar el apoyo de los alcaldes de las principales 16 ciudades del país. El breve recorrido nos muestra una idea lineal: la derecha latinoamericana ha salido con fuerza a intentar retomar el control político en las tres principales economías de la región, pero encuentra fuertes contrapesos de parte de la sociedad civil organizada. En Argentina, donde ya gobierna, y parcialmente en Venezuela, donde ha arribado con fuerza al parlamento, la derecha avanza torpemente en su intento de construir frente a lo ya construido. El traspié de Macri en relación a los nombramientos de jueces de la Corte Suprema sin ir al Senado demuestra además una incongruencia de discurso: la idea matriz de “institucionalidad” quedó allí rezagada, a tal punto de provocar el repentino disgusto de sus “pares republicanos”. Igual consideración amerita la amenaza de la derecha venezolana -quien permanentemente esgrime una supuesta “falta de libertad de expresión- de cerrar un canal de televisión. En definitiva, América Latina vive un nuevo momento, de crecientes disputas. ¿Qué posición tomarán las mayorías populares de Argentina ante este conjunto de baterías “de shock” de la derecha gobernante? ¿Cubrirán los medios masivos de comunicación las pujas crecientes que habrá ante el intento de avanzar sobre legislaciones democráticas? ¿Cómo impactarán estas medidas en otros países, como Bolivia y Ecuador, donde las fuerzas posneoliberales aún siguen gobernando plenamente? Más dudas que certezas asoman sobre el cielo latinoamericano ante el avance de la “restauración conservadora”, tal como la definiera Rafael Correa.


El desarraigo, uno de los mayores dramas que enfrentan los y las

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on motivo del Día Internacional del Migrante, el 18 de diciembre, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, señala en su mensaje oficial varios dramas que han vivido buena parte de los y las 232 millones de migrantes internacionales en el mundo en este año 2005. Ban Ki-moon califica 2015 como el año “que se recordará como un año de sufrimiento humano y tragedias migratorias”. El secretario general de la ONU finaliza su mensaje con esta invitación: “Comprometámonos a dar respuestas coherentes, amplias y basadas en los derechos humanos, guiándonos por la legislación y las normas internacionales y un empeño compartido en no dejar a nadie atrás” (ver http://www.un.org/es/events/migrantsday/2015/ sgmessage.shtml ). Sin embargo, la situación de los migrantes en el mundo exige no sólo respuestas puntuales de Estados y de bloques regionales, como por ejemplo la Unión Europea, sino una revisión profunda de la actual globalización y de la manera cómo se plantea la relación del hecho migratorio en sí con “la consumación de la modernidad de la mano del capitalismo global”, tal como el pensador colombiano Santiago Castro-Gómez define la globalización (Crítica de la razón latinoamericana, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2da Edición, Bogotá, 2011). Mientras que los problemas provocados por la guerra, los “desastres” ambientales, el cambio climático, los impactos del desarrollo son considerados “globales” y, por lo tanto, exigen respuestas “globales” por parte de los Estados y sus respectivas sociedades, sin embargo, las migraciones aún no han recibido el mismo tratamiento a pesar de los esfuerzos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y otros organismos y actores académicos, religiosos y de la sociedad civil a nivel internacional por hacer de ellas “un asunto global”. Es decir, un tema que concierne a toda la humanidad y cuya solución, por lo tanto, debe ser buscada por toda la comunidad humana, más allá de los estrechos límites de la soberanía estatal, la ciudadanía nacional y el propio perímetro identitario-cultural en un mundo cada vez más interconectado.

Ningún Estado quiere abandonar su plena soberanía en cuanto a su decisión de definir las reglas y condiciones del ingreso y la permanencia de los extranjeros (¡peor aún si el extranjero proviene de un país pobre o considerado “indeseable”, “peligroso”!) sobre su territorio, sin tomar en cuenta la fuerte interdependencia que ya existe entre todos los países (al servicio del mercado y el capitalismo “globales”) y el carácter cada vez más común e inextricable del destino de la humanidad. Sin embargo, las migraciones son transversales a los grandes problemas “globales”, como los que mencionamos arriba, en la medida en que ellas son la consecuencia directa de dichos problemas. Cuando se estalla la guerra, las personas mueren o están forzadas a desplazarse lejos de los territorios afectados. No tienen otra alternativa. El caso de Siria es sintomático del “éxodo” forzado de millones de sirios hacia los países limítrofes como Turquía, el Líbano, Jordania e Irak, y hacia los países de la Unión Europea. Los “desastres” ambientales, causados por terremotos, erupciones volcánicas, fenómenos hidrometeorológicos o los impactos del cambio climático, provocan también migraciones masivas de los habitantes que son afectados por esos dramas humanos. El caso de Haití, país que fue duramente golpeado por un terremoto el 12 de enero de 2010, evidencia la vulnerabilidad de los migrantes haitianos que tuvieron que abandonar su país en busca de un futuro menos sombrío. Los migrantes “medioambientales” haitianos que, por ejemplo, optaron por refugiarse en países latinoamericanos han enfrentado serias dificultades: desde el momento en que tuvieron que aceptar la oferta (muchas veces engañosa) de las redes transnacionales de traficantes ilegales de migrantes, pasando por el emprendimiento de un periplo en uno o varios países de la región (Ecuador, Colombia, Chile, Perú, Brasil, etc.) hasta las dificultades para regularizar su situación e integrarse en los países de acogida. Los vacíos de protección jurídica para garantizar los derechos y la dignidad de esta categoría de migrantes (“medioambientales”), la criminalización de su estatus migratorio irregular, la ausencia de políticas públicas y programas sociales para facilitar su integración y el racismo


MIGRANTES

Wooldy Edson Louidor

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on motivo del Día Internacional del Migrante, el 18 de diciembre, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, señala en su mensaje oficial varios dramas que han vivido buena parte de los y las 232 millones de migrantes internacionales en el mundo en este año 2005. Ban Ki-moon califica 2015 como el año “que se recordará como un año de sufrimiento humano y tragedias migratorias”. El secretario general de la ONU finaliza su mensaje con esta invitación: “Comprometámonos a dar respuestas coherentes, amplias y basadas en los derechos humanos, guiándonos por la legislación y las normas internacionales y un empeño compartido en no dejar a nadie atrás” (ver http://www.un.org/es/events/ migrantsday/2015/sgmessage.shtml ). Sin embargo, la situación de los migrantes en el mundo exige no sólo respuestas puntuales de Estados y de bloques regionales, como por ejemplo la Unión Europea, sino una revisión profunda de la actual globalización y de la manera cómo se plantea la relación del hecho migratorio en sí con “la consumación de la modernidad de la mano del capitalismo global”, tal como el pensador colombiano Santiago Castro-Gómez define la globalización (Crítica de la razón latinoamericana, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2da Edición, Bogotá, 2011). Mientras que los problemas provocados por la guerra, los “desastres” ambientales, el cambio climático, los impactos del desarrollo son considerados “globales” y, por lo tanto, exigen respuestas “globales” por parte de los Estados y sus respectivas sociedades, sin embargo, las migraciones aún no han recibido el mismo tratamiento a pesar de los esfuerzos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y otros organismos y actores académicos, religiosos y de la sociedad civil a nivel internacional por hacer de ellas “un asunto global”. Es decir, un tema que concierne a toda la humanidad y cuya solución, por lo tanto, debe ser buscada por toda la comunidad humana, más allá de los estrechos límites de la soberanía estatal, la ciudadanía nacional y el propio perímetro identitario-cultural en un mundo cada vez más interconectado.

Ningún Estado quiere abandonar su plena soberanía en cuanto a su decisión de definir las reglas y condiciones del ingreso y la permanencia de los extranjeros (¡peor aún si el extranjero proviene de un país pobre o considerado “indeseable”, “peligroso”!) sobre su territorio, sin tomar en cuenta la fuerte interdependencia que ya existe entre todos los países (al servicio del mercado y el capitalismo “globales”) y el carácter cada vez más común e inextricable del destino de la humanidad. Sin embargo, las migraciones son transversales a los grandes problemas “globales”, como los que mencionamos arriba, en la medida en que ellas son la consecuencia directa de dichos problemas. Cuando se estalla la guerra, las personas mueren o están forzadas a desplazarse lejos de los territorios afectados. No tienen otra alternativa. El caso de Siria es sintomático del “éxodo” forzado de millones de sirios hacia los países limítrofes como Turquía, el Líbano, Jordania e Irak, y hacia los países de la Unión Europea. Los “desastres” ambientales, causados por terremotos, erupciones volcánicas, fenómenos hidrometeorológicos o los impactos del cambio climático, provocan también migraciones masivas de los habitantes que son afectados por esos dramas humanos. El caso de Haití, país que fue duramente golpeado por un terremoto el 12 de enero de 2010, evidencia la vulnerabilidad de los migrantes haitianos que tuvieron que abandonar su país en busca de un futuro menos sombrío. Los migrantes “medioambientales” haitianos que, por ejemplo, optaron por refugiarse en países latinoamericanos han enfrentado serias dificultades: desde el momento en que tuvieron que aceptar la oferta (muchas veces engañosa) de las redes transnacionales de traficantes ilegales de migrantes, pasando por el emprendimiento de un periplo en uno o varios países de la región (Ecuador, Colombia, Chile, Perú, Brasil, etc.) hasta las dificultades para regularizar su situación e integrarse en los países de acogida. Los vacíos de protección jurídica para garantizar los derechos y la dignidad de esta categoría de migrantes (“medioambientales”), la criminalización de su estatus migratorio irregular, la ausencia de políticas públicas y programas sociales para facilitar su integración y el racismo estructural heredado de la Colonia y la colonización


Dilma y el PT paran de sufrir

En Brasil, la calle salió a respaldar a la Presidenta

E

l Supremo Tribunal Federal (STF) brasileño dictó su fallo el jueves: las escandalosas maniobras llevadas a cabo en la Cámara de Diputados por su presidente, Eduardo Cunha, y aliados, fueron anuladas. Así, el juicio político que pide la destitución de Dilma Rousseff tiene que empezar de cero, desde el Senado –donde el gobierno cuenta con más apoyo– y no desde la Cámara baja, para decidir si se aparta o no la mandataria en el curso del proceso. Los diputados opinan, pero no determinan: lo hacen los senadores, dijo el STF. Inmediatamente, se sintió el alivio en el Palacio del Planalto, donde la presidenta Dilma Rousseff recibió el respaldo de dirigentes de izquierda, organizaciones sociales e intelectuales, encabezados por el líder de los campesinos sin tierra Joao Pedro Stédile y el teólogo Leonardo Boff. "Venimos a hacer público nuestro repudio al intento de golpe impuesto por Eduardo Cunha", señala el documento firmado por el Frente Brasil Popular. "Las calles serán decisivas para parar lo que nosotros llamamos golpe a la democracia", reforzó la presidenta de la Unión Nacional de Estudiantes, Carina Vitral Costa. La disputa por la calle comienza a revertirse: después de tres concentraciones multitudinarias en marzo, abril y agosto las clases medias anti-Partido de los Trabajadores (PT) perdieron credibilidad: la clase jurídica, al igual que la política, no es ajena al comportamiento de la calle. Tal vez haya sido por eso, aunque no sólo por eso, que la mayoría de los 11 jueces del Supremo Tribunal Federal aprobó ayer las tesis

defendidas por el gobierno y los partidos aliados sobre cómo será el "rito" del enjuiciamiento contra Dilma. Asimismo, la decisión sobre los integrantes de la Comisión Especial que decidirá, en la Cámara de Diputados, si se acepta o no tramitar el pedido de juicio, será responsabilidad de los jefes de bancada. La palabra final vendrá del pleno a votación abierta. Como se recordará, Cunha alentó a adversarios y enemigos declarados de Dilma a presentar una lista distinta a la elaborada por los jefes de bloques y bancadas. Sometida a votación secreta, la lista de los defensores del im­peach­­ment obtuvo mayoría. La Constitución determina que las votaciones sean abiertas, en nombre de la transparencia (y evitar traiciones). Caen las máscaras Brasil es víctima de una crisis fabricada por dirigentes que meses atrás lucían rutilantes, pero cuyas máscaras comenzaron a caer. Eso sucede con Eduardo Cunha, actor fundamental del poliedro golpista del que también son parte el vicepresidente Michel Temer del PMDB, los socialdemócratas Fernando Henrique Cardoso y Aécio Neves, y Paulo Skaf, jefe de la Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp). En febrero pasado, Cunha, recién electo presidente de Diputados, fue ascendido al grado de estrella política por el diario O Globo, que junto con los matutinos de San Pablo proyectaron nacionalmente la imagen del parlamentario carioca que en los años ’90 fue tropa del presidente Fernando Collor de Mello, que renunció por corrupción apenas dos años después

de asumir. Con un discurso moralizante, evangélico, Cunha conducía las sesiones del Congreso apoyado en centenas de diputados, mientras los medios lo definían como el "salvador de la patria" ante la "cubanización" conducida por Dilma y el PT. Algunos legisladores con espíritu de cuerpo (mafioso) lo llamaban "el jefe". Diez meses después, Cunha es el personaje más repudiado en las encuestas, con 81% de rechazo. Cunha fue el más político hostilizado en las marchas por la democracia como las del miércoles –de más de 200 mil personas en todo el país–, mientras en los actos golpistas nadie lo reivindica. Existen tantas evidencias sobre el cobro de sobornos y lavado de dinero que la Corte ordenó esta semana el allanamiento de sus residencias, donde estaciona sus tres Porsches. El desgaste del corrupto Cunha es tal, que los socialdemócratas de Cardoso y el ex candidato presidencial Neves ahora aseguran nunca haber sido sus socios. Como corolario, el Supremo Tribunal Federal anunció que en febrero analizará la propuesta de la Procuraduría para que Cunha sea separado de la presidencia de la Cámara y se le quite el fuero. Su pérdida de poder se confirmó en dos editoriales recientes de los diarios O Globo y Folha, que piden su cabeza, para salvar el plan golpista. Ya prácticamente nadie ve al enemigo más duro de Dilma como el "salvador de la patria" y algunos en el Congreso y las marchas comienzan a llamarlo "achacador", cuya adaptación libre al español sería truhán, embaucador, estafador,timador, en fin, corrupto.


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