Quimera Revista de Literatura | Número 363 | Octubre 2015

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Fernando Clemot. Los fantasmas del Boulevard du Temple

El holandés errante

Los fantasmas del Boulevard du Temple Fernando Clemot

.La fotografía que tomó Louis Daguerre desde la ventana de su estudio en el otoño de 1837 contiene todo lo que un espectador de mediados del siglo XIX podía esperar: es monumental, pictórica, plenamente urbana (tomada en París) y presenta al mundo un avance revolucionario: el retrato no pictórico. Con el último dato ya bastaría para hacerla inmortal, pero como colofón contiene una fuerte impronta de misterio. Para un observador atento es una foto llena de fantasmas. El hecho novedoso que presenta la imagen es la aparición de la figura humana. Hasta entonces, las técnicas fotográficas desarrolladas desde pocos años antes no permitían representar la figura humana, ya que los tiempos de exposición eran larguísimos. Las primeras fotografías —muy primitivas— de las que se tiene constancia son las realizadas por Joseph Nicéphore Niépce entre los años 1825 y 1827, y en ellas se reproducen un bodegón y el tejado de una casa del vecindario de Le Gras, donde residía1. Siempre materias inertes. Los tiempos de exposición oscilaban entre las ocho y las quince horas, por lo que poder representar una figura humana era prácticamente impensable. Con el desarrollo de los trabajos de Niépce (con el que llegó a asociarse y con el que patentó el heliógrafo) y tras la muerte de este en 1833, Daguerre trabajó en un nuevo sistema de exposición y revelado al que se acabaría denominando daguerrotipo. El sistema permitía obtener imágenes con un tiempo de exposición que oscilaba entre los quince y cuarenta minutos únicamente y tuvo un éxito casi inmediato. Tras su presen-

tación en enero de 1839, tuvo un desarrollo febril (también supuso una pensión vitalicia para el inventor) y antes de diez años se podían encontrar aparatos fotográficos en todas las grandes capitales de Europa2 y América. Durante los siguientes años se hicieron decenas de miles de fotografías y el mundo entero quedó a disposición de los lectores de los diarios y publicaciones de la época. Cualquier persona de a pie podía tener una imagen real y concreta de lugares como las Pirámides de Egipto, el Gran Cañón, los templos del Lejano Oriente, la Alhambra o las ciudades perdidas en la selva del Yucatán. Pero la fotografía que tomó Daguerre desde la ventana de su estudio tiene como galardón el ser la primera en que se ven y se intuyen figuras humanas, y con ella nació una historia de misterios y de fantasmas. Todo desde allí, desde una ventana que daba al Boulevard du Temple. El escenario Desde su ventana, Daguerre no sólo retrató una calle, también fotografió su tiempo. El Boulevard du Temple era en 1837 una de las avenidas más bulliciosas del París de la Restauración, el de la explosión de la burguesía. La avenida partía —y lo sigue haciendo en la actualidad— de la plaza de la República y recorría unos quinientos metros en dirección a la plaza de la Bastilla 2. El primer daguerrotipo realizado en España data de noviembre del mismo año 1839, en Barcelona, a cargo de Ramón Alabern. El tiempo de exposición fue entonces de veintidós minutos y plasmó

1. Ver imágenes número dos y tres.

un paisaje urbano de la actual plaza Comercio.

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