Este es Nico. Es mi amigo y es humano. Lo sé porque tiene una boca pequeña y ningún cuerno en su cabeza.
Lo conocí el día que me escapé de casa y me escondí en el cajón de sus juguetes.
Mi papá me había mandado a asustar a unas señoras para practicar mis aptitudes monstruosas.
Pero a mí los humanos me daban miedo porque eran muy raros y diferentes. Cuando los veía me ponía pálido y me temblaban las piernas.
Al verme paralizado, mi papá me dijo que un buen monstruo no se asustaba ante nada y que tenía que ser más valiente.
Yo no quería asustar a nadie y ser valiente no era tan fácil. Aun así, tomé valor... y me escapé de casa.
Fui a parar a la habitación de Nico y cuando él me encontró escondido, temblé de miedo. ¡Era tan grande y poco peludo! ¿Por qué me miraba así?