©
Silvia Schujer, 2022
Anita Dominoni, 2022 Quipu, 2022
1ª edición: 2023
Murcia 1558, Buenos Aires
Tel.: +54 (11) 5365-8325 consultas@quipu.com.ar www.quipu.com.ar @quipulibros /QuipuLibros
Dirección Editorial: Macaita
Edición: Andrea Morales
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Libro de edición argentina
Printed in Argentina
Impreso en Argentina con Papel de Fuentes Mixtas y manejo responsable.
Schujer, Silvia
El dragón de la montaña / Silvia Schujer ; ilustrado por Anita Dominoni. - 1a ed. -Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Quipu, 2023.
36 p. : il. ; 22 x 24 cm. - (Lechucitas)
ISBN 978-987-504-493-7
1. Narrativa Infantil y Juvenil Argentina. 2. Cuentos de Aventuras. 3. Cuentos Fantásticos. I. Dominoni, Anita, ilus. II. Título. CDD A863.9282
En Quipu creemos en el trabajo creativo de todos los que participan en la creación de este libro que hoy llega a tus manos. Por eso queremos agradecerte por respetar las leyes de copyright y derechos reservados al no reproducir, escanear, fotocopiar ni distribuir ninguna parte de esta obra por ningún medio sin permiso. Esto nos permite seguir publicando y nos ayuda a respaldar a los autores, ilustradores, editores y a todos los que trabajamos en Quipu para que más lectores puedan descubrir historias maravillosas. ¡Gracias!
Impreso en Latingráfica
Rocamora 4161, CABA, Argentina
En el mes de marzo de 2023
SILVIA SCHUJER
IlustracIones anItaDomInonI
Esto sucedió hace muchísimo tiempo. Cuando los cuentos estaban llenos de bosques y las montañas, de cuentos. El hechicero del pueblo llamó a su hijo y le habló: —Es preciso que caces un oso –le dijo.
—Pero, padre –intentó el joven–, en estas tierras no hay osos.
—Hoy mismo saldrás a buscarlos. Y solo volverás a la aldea cuando lo hagas abrigado con su piel.
La aldea donde vivía el hechicero era de muy pocas casas. Tenía un arroyito, un bosque y un collar de montañas alrededor.
Entre dos de esas montañas hacía más de mil años dormía un dragón. Y por eso, porque estaba quieto y dormido desde siempre, nunca nadie jamás lo había visto.
Un mañana el sol salió con más coraje que de costumbre y puso tanta luz en el pueblo que el monstruo se despertó.
Furioso porque alguien interrumpía sus sueños, levantó la cabeza y trató de pispear. Como el sol le pegaba en los ojos, abrió su bocota y se lo comió.
Satisfecho y a oscuras, volvió a acomodar bien su lomo y se durmió una vez más.
Los habitantes de la aldea fueron sorprendidos por una oscuridad repentina y, sobre todo, por un frío mortal.
Unos y otros corrieron a refugiarse en sus casas y prendieron las chimeneas con la poca leña que les había sobrado del invierno anterior. Y allí se quedaron ese día.
Y el siguiente. Y uno más.
Hasta que –para buscar leña y comida– tuvieronque abrigarse y enfrentar la noche. Capas, sombreros, guantes, botas… los pobladores se cubrieron con todo lo que encontraron y solo entonces se animaron a partir.
Apenas alumbrados por unas pocas estrellas, ni bien llegaron al bosque advirtieron que no solo la tierra y el arroyo eran suelo escarchado sino que los árboles y hasta los pájaros se habían convertido en puro hielo.
Entonces lloraron. Y más de uno vio cómo, en vez de caer, sus lágrimas se suspendían en el aire y también se congelaban. Como ellos mismos que, casi sin darse cuenta, empezaron a endurecerse hasta que se transformaron en estatuas.
El único ser con movimiento que quedaba en la aldea era el hechicero. Se había atrincherado en su vivienda con una llama inapagable que atesoraba en un cofre y así esperaba a su hijo.