THE HUMAN SCALE
+
THE INHUMAN CITY Especial de Fichas de Cine / The Human Scale Fecha de Estreno: 21 de Febrero 2013 Duración: 83 minutos Genero: Documental Director: Andreas Dalsgaard
Música: Kristian Andersen Eidnes Guión: Andreas Dalsgaard Fotografía: Manuel Alberto Claro, Heikki Farm, Casper Hoyberg, Adam Philp
SINOPSIS La mitad de la población mundial vive en zonas urbanas. Para el año 2050 este porcentaje aumentara hasta el ochenta por ciento. La vida es una mega ciudad es tanto encantador como problemático. Hoy nos enfrentamos a una crisis del petróleo, cambio climático, soledad y graves problemas de salud debido a nuestra forma de vida. ¿Pero por qué? El arquitecto y profesor Jan Gehl ha estudiado el comportamiento humano en las ciudades a lo largo de cuarenta años. Ha documentado como las ciudades modernas repelen la interacción humana y argumenta que podemos construir ciudades de forma que tomen en cuenta las necesidades humanas para la inclusión social y la intimidad. “The Human Scale” reúne los testimonios de arquitectos y urbanistas de todo el mundo. Cuestiona la manera en que asumimos la modernidad, explorando lo que sucede si colocamos a la gente como el centro de nuestra planeación.
“Primero dimos forma a nuestras ciudades Ahora nuestras ciudades nos dan forma a nosotros”
The Human Scale / Especial de Fichas de Cine
Para mantener un crecimiento alto, el gobierno de China construye nuevas avenidas y autopistas por todo su territorio con el afán de promover la compra de más automóviles y propiedades.
El crecimiento desmedido de la ciudad debido a la migración del campo, provoca que las zonas habitacionales se construyan en las afueras, aumentando los tiempos de traslado y horas de espera.
La calidad de vida que prometía el movimiento moderno desaparece cuando nos damos cuenta de que vivimos en el tránsito. Tiempo que podríamos dedicar a nosotros se ve desperdiciado todos los días.
El culto al automóvil genero un abandono e invasión hacia los aspectos de la vida peatonal. El acontecer cotidiano en el barrio se desarticulo provocando una lucha desigual por el uso del espacio.
L
Andreas Dalsgaard, director de inquietudes urbanas, divide su obra en cinco capítulos para abordar el fenómeno de la ciudad moderna desde distintos puntos de vista. Enfoca principalmente la atención sobre el trabajo del arquitecto Jan Gehl, quien de forma personal y a través de sus múltiples colaboradores, habla sobre como el papel del urbanismo ha evolucionado desde su concepción por parte de los modernistas, quienes miraban a la ciudad como una máquina para vivir. Una máquina de concreto armado y carne. Sobre esto, ni el director ni el mismo Jan Gehl rechazan la modernidad de manera tabú. En vez de la simple criminalización, comprenden que durante un largo periodo de tiempo el desarrollo de la ciudad aconteció a ciegas. Fue un salto de fe por parte de una sociedad cuyo conocimiento era limitado y poco práctico. “Una caja de herramientas incompleta” expresa Gehl. Del documental en su conjunto impacta el acercamiento fílmico sobre la situación global de la ciudad. La cámara no solo retrata escenarios, sino los sentimientos que acontecen en la cotidianidad. La frustración y la esperanza de los habitantes cobra forma en tomas que quitan el aliento y que nos hacen sentir un frío muy humano por la espalda.
a vida es un fenómeno complejo y ambivalente. Nuestra naturaleza y modo de supervivencia recae en la capacidad que tenemos para relacionarnos con los demás. De manera histórica hemos creado sistemas artificiales para salvaguardar nuestra especie, desde pequeñas aldeas hasta pueblos de gran tamaño, pero ninguno tan complejo como la ciudad moderna. Depositamos en ella nuestras esperanzas por un modo de vida más fácil, con mayores beneficios, fuentes de empleo y educación. Pero la burbuja esta por reventarse ante su crecimiento insostenible. Estamos despertando. Aquello que alguna vez fue la vanguardia de un futuro prometedor, hoy amenaza con colapsar bajo su propio peso. “The Human Scale” como su nombre lo dice, es un bello documental que más allá de ofrecer respuestas dogmáticas, genera preguntas sobre el camino que el modo de desarrollo actual plantea. ¿Cuál es la medida de la felicidad? ¿Qué es ser moderno? ¿Sobre qué deberíamos priorizar en el crecimiento de nuestras ciudades? El filme acusa motivos pero no señala culpables, por que comprende que el fenómeno es global, que todos hemos sido cómplices de ello y aun así existe esperanza. Estamos por despertar.
The Human Scale / Especial de Fichas de Cine
El paso a la modernidad paso de largo las características positivas de la vida en el barrio chino, como su escala pequeña de calles estrechas, donde el peatón puede desenvolverse sin dificultad.
Nuestra generación compra vehículos ante la posibilidad que le brinda el dinero, pero olvida que la vida existe en el espacio público, donde crecimos y aprendimos sobre el significado de la vida.
El antiguo barrió no solo ofrece un paso seguro, sino espacios de convivencia, áreas sociales donde los vecinos pueden conocerse, lugares de encuentro donde lo cotidiano surge espontáneamente.
¿Qué calidad de vida puede ofrecer la ciudad si excluye a sus individuos de sus espacios? Al desaparecer el espacio público el peatón se vuelve un marginado sin derecho a desarrollarse.
La desaparición del barrio
El crecimiento económico y una mayor capacidad económica lleno de orgullo a la población. Un gran porcentaje de la población salió de la pobreza y provoco ciudades cada vez más grandes ante una mayor migración del campo. Pero a la vez que imitaban los grandes beneficios del mundo occidental, heredaban también sus problemáticas a una escala mucho mayor. Hoy las ciudades de China sufren los atascamientos vehiculares más grandes del planeta, cielos gravemente contaminados, así como un trastorno social el cual podemos verlo reflejado dentro del documental. El hombre moderno desconoce su entorno, sale del hogar hacia el tránsito, regresa del trabajo hacia el tránsito, y cuando llega a casa esta ya muy cansado como para hacer más que descansar. En menos de una generación, la calidez e intimidad que ofrecía el barrio, la sensualidad de los encuentros y la seguridad de un entorno conocido, cambio por un panorama lleno de anonimato y soledad. El individuo pasó a ser un marginado del espacio de la ciudad. Aquella magia y misticismo que hacia tan enigmática a los pueblos chinos, desapareció en un horizonte poblado de rascacielos.
Uno de los principales aciertos del documental es presentar como la modernidad está afectando al tercer mundo, principalmente a los países asiáticos que hasta hace poco se habían mantenido a la raya de su influencia. El caso de China, hoy convertida en la principal economía en crecimiento, nos deja ver que dicha prosperidad ha ido acompañada de profundas consecuencias hacia el modo de vida a la que la gente estaba acostumbrada. Organizados tradicionalmente en pequeños barrios, la vida en China era eminentemente rural. En un mismo barrio, de calles estrechas y patios sociales, habitaban diversas familias emparentadas entre sí. La escala pequeña les mantenía a salvo a la vez que les permitía comerciar entre sí, relacionarse sin la necesidad de desplazarse grandes distancias y criarse con seguridad ante su gran cohesión social y un espacio autocontenido. Todo esto desapareció con la introducción de la modernidad. Los barrios pequeños e irregulares fueron reemplazados por manzanas extensivas y ortogonales, con calles anchas conectadas a carreteras por todo el territorio.
The Human Scale / Especial de Fichas de Cine
A diferencia de China, la entrada de la modernidad en India ha sido impuesta a la fuerza por el gobierno. Su paisaje urbano refleja dicha agresión así como la ruptura con el viejo esquema de ciudad.
La lucha por desplazarse dentro de la ciudad genera caos y rechazo. La antigua costumbre de los “rickshaw” es aplastada por autobuses que solo aportan contaminación para todos los sentidos.
La política de desarrollo actual no contempla las aspiraciones de la gente, cuando mucho la de los ricos y la clase media alta. El resto, superior en número queda fuera, marginada a sitios miserables.
Hoy en día estamos convirtiendo a la actual generación de niños y jóvenes en una población poco preocupada por su entorno. ¿Qué futuro le aguarda a individuos que no aman su ciudad y sus vecinos?
Imposición de la modernidad
En plena modernización el propio país se pregunta ¿Es este el panorama que queremos alcanzar? ¿Queremos imitar el modelo de vida occidental aun cuando conocemos sus equivocaciones? Pese a que hoy en día reconocemos los grandes fracasos de la ciudad moderna, resulta más importante para las autoridades el beneficio económico que esto pueda traer, aun cuando se esté construyendo una ciudad que es injusta para la mayoría de sus habitantes. La fotografía acerca de la India está llena de soledad y miseria. Las tomas dentro de la ciudad están llenas de un color ocre y un cielo nublado, que hacen juego con el gris del concreto armado y la tierra que ha perdido todo rastro de un entorno natural. Luce justo como narra su director, una ciudad salida de las historias de ciencia ficción, desolada y fría donde no puede existir la felicidad. Y aunque dicho retrato nos pueda lucir lejano, la situación del tercer mundo en Asia se parece mucho a la de américa latina, cuyo proceso de modernización y ruptura de la ciudad histórica sigue latente pero a un nivel de aceleración más pausado. ¿Necesitamos perderlo todo, nuestra historia y dignidad como humanos para corregir el rumbo?
Caso aparte resulta la situación de India. A voz de sus protagonistas, la entrada de la modernidad ha golpeado severamente el modo de vida de su población. Acostumbrados al uso de vehículos no motorizados, la llegada del automóvil termino generando en una lucha encarnizada por el espacio de la ciudad. De mayor tamaño y resistencia el automóvil desplazo a la población de frágil carne y hueso, deteriorando su entorno. Las imágenes aportadas por el director quitan el aliento. Niños jugando entre los escombros de un antiguo parque infantil, una niña saltando la cuerda en medio de las vías del tren, gente caminando por entre los inhumanos camiones de transporte público. Por todos los rincones las ciudades construyen nuevas calles y avenidas. La gente habita entre el polvo y la polución. Surge entonces la pregunta ¿Esto es lo que significa ser moderno? ¿Ser moderno significa subyugarse, rendirse ante la imagen del automóvil? Una ciudad moderna ¿son grandes autopistas que no le sirven a la mayoría de su población? ¿Ser moderno es sinónimo de ser inhumano?
The Human Scale / Especial de Fichas de Cine
El primer mundo ha comenzado a corregir los errores de la modernidad. Ciudades emblema del automóvil como New York están recuperando sus espacios para la vida cotidiana.
La calidad de un espacio público no está dada por la inversión monetaria. A comparación de las grandes autopistas y calles de hormigón, ser amable con la vida cotidiana no cuesta nada.
La calidad de una ciudad se mide por la calidad de su vida pública. A mayores espacios para la gente, existirá más vida pública. Ser urbano implica relacionarnos entre los diferentes modos de vida.
La vida dentro de la ciudad acontece de forma orgánica. Sucede cuando las personas tienen la oportunidad de contribuir en algo. La gente necesita espacios en donde sus deseos cobren forma.
El despertar del primer mundo
Es curioso cómo mientras que el tercer mundo corre apresurado para alcanzar al primero, este último está cambiando de rumbo. Hoy en día somos capaces de entender las muchas problemáticas de nuestra vida moderna, como el calentamiento global, los problemas de salud por una cultura sedentaria, la inexistente cohesión social y sin embargo no somos capaces de cambiar el rumbo de nuestras vidas. Es evidente que el mundo necesita volcarse hacia un punto de vista social y humanitario. Necesitamos cubrir nuestras ciudades no solo con espacios dedicados al transporte, sino espacios que inviten a la convivencia y en donde las personas, aun cuando provengan de clases sociales distintas, puedan comunicarse entre sí en igualdad de condiciones. Hemos urbanizado nuestro hábitat natural, lo hemos dotado de maravillosas instalaciones que han mejorado nuestras vidas, pero no sabemos realmente que es ser urbano. Vivimos dentro de ciudades y como autómatas, las usamos y nos movemos alrededor de ellas. Olvidamos que necesitamos de los demás para desarrollarnos. Nos hemos vuelto seres solitarios rodeados de millones de seres humanos igual de solitarios como nosotros.
Europa y América del Norte, lugares donde la ciudad moderna se encuentra plenamente establecida, contrario a lo que pudiera parecer huyen de ella. Tras su consolidación, es evidente que el esquema moderno ha quedado anticuado para una sociedad cuyo propósito y verdadero valor estaba en la convivencia. Mientras que Estados Unidos luce ciudades que buscan escapar del tránsito, las de Europa son paisajes despoblados y carentes de vitalidad. Ambas adolecen de una escala que no fue pensada para sus ciudadanos sino para los vehículos en los que se transportaban. Es curioso como aquellas imágenes icónicas de New York dominadas por vehículos que transitaban de día y de noche sin descanso hoy están siendo reemplazadas por áreas cada vez más despejadas de los mismos. Incluso en la cinematografía la imagen del automóvil es reemplazada por una ciudad cada vez más enfocada al peatón, por paisajes al interior que funcionan como escenografías de la vida diaria. Es como si la propia ciudad remendara los espacios que el movimiento moderno quebró con su establecimiento.
The Human Scale / Especial de Fichas de Cine Dentro de este despertar social en la búsqueda de un nuevo sentido como seres urbanos, los profesionistas dedicados a la planificación de la ciudad, así como el ramo de la arquitectura y el urbanismo debemos ser conscientes no solo de un cambio de enfoque, sino también de actitud. Largo tiempo la imagen de quien planifica la ciudad es la de un experto que abalizando mapas y planos, trazando líneas y calculando datos pretende solucionar todo mediante un plan maestro. Hoy en día sabemos que la ciudad está ahí afuera, donde ocurre lo cotidiano, lo espontaneo, lo humano y la experiencia sensorial. Nuestra labor, si queremos ayudar, no es la de imponer una conducta, obligar a los ciudadanos a utilizar un espacio que no desean o que encuentran poco atractivo. Todo lo que podemos hacer, como señala el arquitecto David Sim, es invitar a la gente a salir, a recrearse, a interactuar unos con otros mediante espacios atractivos y dinámicos. Hoy el profesionista dedicado a la ciudad debe integrarse a esta, ser un activista social cuyo propósito sea crear el dialogo mediante la revitalización del espacio público. Si bien con este documental el director Andreas Dalsgaard no ofrece una solución definitiva a los problemas de la modernidad, deja claro que el espíritu humano, más allá de cualquier mecanización teórica como la hecha por los modernistas, es un ser cuya naturaleza social busca salir adelante. Aun cuando vivimos en espacios que invitan a lo privado, buscamos con desesperación el reconocimiento de nuestros iguales. ¿Por qué entonces no optar por una ciudad cada vez menos mecanizada y cada vez más social? Nadie sabe cuál puede ser la receta para la felicidad, sin embargo creo que como protagonistas de la ciudad podemos mejorar las condiciones en que la gente ve hoy en día. Las pistas están ahí fuera, en la sociedad, en sus exigencias y en sus expectativas sobre la felicidad. Hoy la ciudad está dejando de ser el escenario de nuestros momentos gratos, de nuestras experiencias como personas sensibles. No tiene memoria como la ciudad en la que crecieron nuestros padres y menos nuestros abuelos. Hoy lo menos que podemos hacer es ser humildes y regresar aquella dimensión donde la magia acontece, la escala humana. Ra87
El problema comenzó al crecer. Desafortunadamente si no incluyes a todo el mundo en la planificación y concepción de la ciudad...te diriges a un caos creado por ti mismo.
Perfil del Director Andreas M. Dalsgaard, de origen danés, se gradúo de la National Film School of Denmark en 2009. Posee un grado académico en antropología visual de la Universidad Denis Diderot en Paris y una licenciatura en Antropología de la Universidad de Aarhus en 2003. Su filme debut como director de documentales fue “Afghan Muscles” en 2007, el cual narra el renacimiento del fisiculturismo en Afganistán tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2001. Le seguiría “Cities on Speed Bogotá Change” en 2009, en la cual inicia su enfoque crítico hacia el desarrollo urbano, narrando la historia de cómo la ciudad de Bogotá paso de ser una de las capitales más violentas a un modelo basado en el cuidado de sus ciudadanos. En el año de 2012 dirigiría su documental más celebre hasta la fecha “The Human Scale” el cual con un enfoque antropológico y de la mano de renombrados arquitectos, urbanistas y autoridades especializadas en el tema, hace una feroz crítica hacia las nefastas consecuencias que a nivel global ha provocado el modelo actual de desarrollo, cuyo eje rector es el automóvil como medida de crecimiento.