SINOPSIS Dentro de una realidad alternativa de la historia, en la que la Alemania Nazi y Japón salieron victoriosos de la Segunda Guerra Mundial, el territorio de Estados Unidos se divide entre ambos imperios. Bajo un gobierno policial, los habitantes viven de forma deprimente, adaptándose a sus nuevas vidas y anhelando un viento de cambio que produzca una revolución. La historia se centra en de dos protagonistas, Joe Blake miembro de la resistencia en New York y Juliana Crane, una mujer audaz dentro de San Francisco. Ambos ven alteradas sus vidas de forma drástica ante la aparición de unas misteriosas filmaciones que muestran una realidad alterna a la que viven, imágenes perturbadoras que podrían dar un giro al rumbo de la historia.
THE MAN IN THE HIGH CASTLE [2015] Fichas de Cine / Especial de Series No.6 Fecha de Estreno: 20 de Noviembre 2015 Duración: 60 minutos Genero: Sci fi / Drama Fotografía: James Hawkinson
Guión: Frank Spotnitz Estudio: Amazon Studios Episodios: 10
The Man in The High Castle / Especial de Series No.6
San Francisco, bajo el gobierno de Japón, pierde su boulevard playero y colorido para convertirse en una ciudad gris y de construcciones densificadas. Su filtro desaturado y ocre, magnifica el estancamiento y la depresión en la que vive la sociedad.
La influencia del pueblo nipón se refleja claramente dentro del panorama urbano, con calles bulliciosas pero bajo un estricto orden. La publicidad adopta la verticalidad asiática, así como colores más sobrios y donde el material es honesto y sin recubrimientos.
La estética de los vestuarios busca denotar la parálisis en que se encuentra la sociedad estadounidense, la cual no atravesó el boom de posguerra. Las ropas lucen viejas y desgastadas, de tonos opacos y cortes conservadores, heredadas, nunca nuevas.
Pese a una existencia pacifica, los japoneses miran con recelo y preocupación la superioridad tecnológica alemana. Su mayor estandarte es el avión supersónico, que desarrollado diez años antes de lo previsto cambia el panorama de los modos de transporte.
E
La novela y su adaptación en serie de televisión giran sobre el mismo concepto principal: que la vida es una falsificación y que la realidad se encuentra en otro lugar. De forma recurrente el tema se repite, ya sea por medio de identidades falsas dentro de una conjura política, la falsificación de objetos históricos, así como por la aparición de extraños rollos de cine en los cuales se proyecta una realidad tan inspiradora como enigmática. En “The Man in the High Castle” los personajes están condenados a vivir dentro de una ilusión sin paredes, delimitada ya sea por la mano despótica de sus captores o por su propia obsesión de un mundo mejor. En ambas versiones se ironiza sobre la lucha humana. Las acciones de los protagonistas resultan insignificantes ante un contexto abrumador e inmutable. La noción del bien y del mal es remplazada por el concepto de un mundo gris uniforme, donde los destellos de humanidad son escasos y provienen de ambas lados antagónicos.
n 1962 Philip K. Dick, escribió la novela “The Man in the High Castle” como una forma de escapismo de su propia realidad. Por entonces aun no era reconocido como un escritor de culto ni mucho menos, atravesando una situación económica precaria y una fuerte depresión creativa ante el poco éxito de sus relatos. Si bien el recibir el Premio Hugo a la mejor novela de ciencia ficción en 1963 no resolvería de golpe sus problemas, este hecho se convertiría en el punto de inflexión más importante de su carrera. “The Man in the High Castle” es una ucronía, que en términos simples, es una versión alternativa de la historia, la cual se desarrolla a partir de un punto en el pasado en que algún hecho histórico sucedió de forma diferente a nuestra realidad. En este caso, por la victoria de las Fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial, que repartiéndose el mundo invaden el territorio de Estados Unidos, sumido en una depresión económica y en donde los civiles se adaptan a un modo de vida fascista con tal de sobrevivir.
The Man in The High Castle / Especial de Series No.6
Las minorías, perseguidas por los gobiernos fascistas huyen hacia territorio neutral en lo profundo de las montañas. Habitan en ciudades pobres y aisladas, de forma marginal y sin ley, un territorio salvaje donde la violencia y el peligro está en todas partes.
Es dentro de este territorio sin ley donde aún se encuentran los restos de la cultura estadounidense, rincones olvidados de una época mejor y más prospera, ecos fantasmales a los que los rebeldes se aferran con la esperanza de un día resurgir de las sombras.
Como edificio gubernamental japonés se eligió la Alcaldía de New Westminster en Vancouver. Su estética moderna, simétrica y de materiales sin recubrimiento, coincide con la filosofía oriental, diseñada de modo ceremonial con la naturaleza de su entorno.
El sentido de la realidad se altera por un instante durante la serie, ofreciéndonos una mirada hacia la realidad histórica verdadera, un país que atraviesa una época optimista, dominada por la cultura del consumo, llena de color y la figura dominante del automóvil.
Alemania y Japón, aunque rivales, son los dos lados de un Yin Yang macabro. No solo los colores de sus banderas se complementan dentro de una estética efectiva, sino también sus construcciones, intimidantes, siempre observantes de una población en cautiverio.
The Man in The High Castle / Especial de Series No.6
A diferencia de San Francisco, New York habita bajo un régimen más estricto y policial, donde las minorías son perseguidas a sangre fría y los ojos de la ley están por todas partes. La sociedad actúa y se comporta de manera uniforme bajo la mano dura de su gobernante.
La publicidad característica de Times Square es remplazada por la propaganda Nazi, que bajo letreros de neón y grandes reflectores promueven el valor del trabajo y el deber hacia la población. El adoctrinamiento se convierte en parte de la actividad comercial.
Los cuarteles de la S.S. en New York ocupan el sitio donde debería ubicarse la sede de las Naciones Unidas. Extraído de la ciudad de Vancouver, se trata del edificio de 27 plantas MacMillan Bloedel, diseñado por el arquitecto Arthur Erickson en el año de1965.
Elaborado en concreto armado por dentro y por fuera, está diseñado como un todo continuo, carente de cualquier rasgo histórico. Basado en el concepto japonés de textura urbana, resulta intimidante por sus proporciones que refuerzan el carácter opresivo del estado Nazi.
Bajo el nombre de George Lincoln Rockwell, fundador del partido Nazi en América, el aeropuerto principal de New York se encuentra inspirado por las estructuras modernas de concreto armado típicas de mitad del siglo XX, de aspiración permanente y robusta.
The Man in The High Castle / Especial de Series No.6
Con la victoria Alemana, Berlín se ha convertido en la ciudad más prospera del mundo. Un extenso monorriel eléctrico ofrece a sus ciudadanos un transporte limpio y silencioso, que aun mostrando la más alta tecnología se ciñe a la estética de su sociedad fascista.
Al fondo se puede apreciar el llamado “Volkshalle” o Salón del Pueblo, proyecto monumental que en granito y mármol se convertiría en el emblema de una capital mundial. Diseñado por Albert Speer, resultaba una reminiscencia al Panteón del Emperador Adriano.
Berlín es retratada como Roma contemporánea. Grandes avenidas organizan su mancha urbana, con rotonda donde se conmemora su victoria sobre el resto. Su skyline es contrario al estadounidense, sin rascacielos, construcciones historicistas de un Imperio atemporal.
Con una mentalidad paranoica, Hitler se refugia en lo profundo de las montañas. Bajo la fachada de un castillo medieval se desarrolla una fortaleza militar de concreto armado, un bunker ensombrecido en donde la verdad sobre la realidad se encuentra oculta.
Sincretismo Histórico
enormes carteles de propaganda el valor del trabajo y el deber. En lugar de arrasar y erigir sus propios símbolos, el régimen se adapta a su contexto arraigándose en la cultura popular. Combina, no remplaza. Los escenarios exteriores se modificaron de manera sutil y puntualmente. La ciudad de New York pierde sus magníficos rascacielos de posguerra e hitos urbanos como el edificio de las Naciones Unidas, el cual es remplazado por el cuartel general de las S.S. Alemanas, que de proporciones monumentales resulta un icono tan amenazador como el gobierno de mano de hierro al que pertenece. Es interesante observar la respuesta de la sociedad norteamericana ante esta imposición cultural. Ambos gobiernos resultan administradores eficientes. Los japoneses son herméticos e inmutables hacia sus costumbres, pero respetuosos de sus gobernados. Mientras que los Alemanes exterminan aquellos que resultan indeseables, pero adoptando el estilo de vida americano de la época.
Ambientada en una realidad alternativa, la serie concibe un Estados Unidos de posguerra históricamente reconocible, pero que se encuentra alterado por la cultura de sus conquistadores. El territorio se fragmenta y acontece un conflicto social entre las tres poblaciones. Dentro de esta convivencia forzada se produce una nueva tensión urbana que reconfigura todos los elementos que conocemos de nuestra propia realidad. Para ello, el equipo de diseño no quería que las realidades se vieran superpuestas una encima de la otra o simplemente insertar elementos de una cultura dentro de otra, sino en cambio explorar como la realidad histórica se hubiera visto alterada ante los postulados de un gobierno fascista en un nuevo territorio fuera de sus fronteras. Por ejemplo, en lugar de la publicidad comercial dentro de Times Square el gobierno Nazi promueve mediante
The Man in The High Castle / Especial de Series No.6 El panorama general es inquietante. Las personas parecen no solo aceptar la brutalidad que les rodea, sino afiliarse a ella como el mejor medio en que la sociedad puede dirigirse al progreso. Si bien existe una resistencia, incluso armada, la mayoría de la población busca adaptarse a los nuevos valores de sus captores, produciendo un sincretismo cultural. La victoria alemana sobre territorio estadounidense es celebrada en lugar del Día de Acción de Gracias, con la insignia Nazi sobre los tejados de las casas, fuegos artificiales y la cena en familia. Más allá del cliché de representar a los Estados Unidos como las fuerzas del bien en contra de los malvados Nazi, la serie se esfuerza pese a la censura, en retratar un escenario de posguerra lo más real y humano posible. Dentro de nuestra realidad, la victoria de los aliados trajo una época de gran optimismo hacia la democracia y el desarrollo de la industria, pero por debajo existió una gran intolerancia racial y la paranoia de la guerra nuclear. De manera paralela la serie traslada este boom económico hacia Japón y Alemania, quienes a costa de los territorios conquistados se postulan como capitales del mundo, experimentando una guerra fría la cual se muestra como un hecho inevitable de la historia. Estados Unidos como nación derrotada pierde el optimismo y colorido de los años 60's en sus ciudades, filmadas bajo filtros ocres, verdes y desaturados, los cuales enfatizan la depresión que atraviesan sus pobladores, la descomposición de sus valores y la depresión económica ante la falta de su independencia. Sus escenarios desarrollan la trama en interiores sucios y degradados como antiguas fábricas, puertos, bares y sótanos, lejos de cualquier signo de belleza o prosperidad. Todos los objetos de su antiguo mundo quedan son retirados de los civiles y relegados a tiendas o museos como piezas de coleccionista. Dentro del vestuario, la estética busca denotar la parálisis que atraviesa la economía, como si todo el progreso en la moda se hubiera quedado estancado en el periodo justo después de la guerra. Los civiles visten prendas en tonos cafés y grises, telas de pocos patrones, que lucen viejas y desgastadas, como si hubieran sido heredadas. Los hombres continúan usando sombrero y las mujeres especialmente visten de manera conservadora, utilizando pantalón solo aquellas que se atreven a desafiar las reglas. “The Man in the High Castle” como serie televisiva intenta centrar el peso de la trama en historias individuales y sus respectivas tragedias, sin embargo estas resultan ser solo aspectos diminutos de una misma y más grande intriga política. Ambas superpotencias son los dos polos de atención ante los ojos del espectador, mientras que los protagonistas resultan ser solo piezas desechables dentro de un juego macabro. La serie ofrece contextos únicos y atrayentes de los cuales uno quiere saber más, exóticos a la vez que familiares y que exploran las posibilidades de lo que pudo haber sido pero que nunca tuvo lugar. Ra87
Phillip K. Dick Phillip Kindred Dick nació el 16 de diciembre de 1928 en Santa Ana, California dentro de los Estados Unidos y falleció el 2 de marzo de 1982. Fue un prolífico escritor y novelista de ciencia ficción, cuyas obras se han convertido en un factor influyente dentro del género. El reconocimiento a su larga trayectoria que empezó desde muy joven llego en 1963 cuando su obra “El hombre en el castillo” gano el Premio Hugo, el mayor galardón que se les otorga a las novelas literarias de ciencia ficción. En sus historias a menudo sus protagonistas descubren que su realidad no es lo que parece, una ilusión o que ellos mismos no son quienes creían ser. Son realidades donde el poder recae sobre entidades muy poderosas, alejadas del control de sus protagonistas. Sus escritos son incomodos de leer, ya que a diferencia de otros autores del género no ofrece una guía de sus mundos, sino que da la impresión que se trata de una persona perdida dentro de ellos. Poseen cierta ambigüedad de género, tomando elementos de la novela negra y el género noir. Sus protagonistas son víctimas de calamidades: las sociales, de gobiernos tiránicos; y las físicas, de grandes catástrofes o perdidas personales que les atormentan en la vida diaria.